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Martirologio Romano: En Tarragona, ciudad de Hispania, hoy España, san Hermenegildo, mártir, que, siendo hijo de Leovigildo, rey arriano de los visigodos, se convirtió a la fe católica por mediación de san Leandro, obispo de Sevilla. Recluido en la cárcel por disposición del rey, al haberse negado a recibir la comunión de manos de un obispo arriano, el día de la fiesta de Pascua fue degollado por mandato de su propio padre. ( 586)

Fecha de canonización: En 1585 por el Papa Sixto V.



Primogénito del rey visigodo Leovigildo, profesa la religión de sus padres —el arrianismo— hasta que, bajo la influencia de su esposa y de San Leandro, Obispo de Sevilla, se convierte al catolicismo. Ante la persecución desencadenada por su padre contra los católicos, le declara la guerra en el año 582. Vencido y hecho prisionero por Leovigildo, muere mártir de su fe en 585. — Fiesta: 13 de abril.

El reino visigodo alcanza su apogeo con Leovigildo, que asocia al gobierno a sus dos hijos, Hermenegildo y Recaredo, con el fin de asegurar la continuidad de la monarquía en su propia familia. Quizá ello fue causa de muchas conjuraciones surgidas durante su reinado, en el seno de la nobleza, las cuales fueron reprimidas con mano firme. Recuérdese que la monarquía visigoda era electiva teóricamente, siguiendo un principio germánico.


Leovigildo era un guerrero afortunado y un hábil político, y no cejó en su empeño.


La aspiración fundamental del gran rey visigodo era la unidad política, y creía que la sola base sólida de ésta estaba en la unidad religiosa.


No andaba equivocado en tal visión; pero sí lo anduvo en el enfoque de la unidad religiosa a base del arrianismo.


Los visigodos vinieron a España arrianos. Ésta fue la gran tragedia de su monarquía y la gran tragedia de España.


La diferencia de religión ahondó y exacerbó la que había entre dominadores y dominados, desde el punto de vista étnico. Los primeros, germánicos; los segundos, hispano-romanos en su inmensa mayoría.


La diferencia de religión impidió la fusión espiritual de los dos pueblos, y aun su simple soldadura.


De haber venido los invasores católicos o paganos, el hermanamiento perfecto se hubiese realizado pronto y fácilmente. Recuérdese la conversión masiva de los franceses en los tempranos días de Clodoveo...


La tragedia se proyectó ampliamente sobre nuestra Historia, la cual hubiese sido muy otra con la unidad católica del reino visigodo, realizada a tiempo, y no con una tardanza y una premiosidad que no permitieron solidificarla y convertirla en muro infranqueable a la invasión musulmana, fruto directo de la fragilidad de la política y de las rencillas intestinas de los godos.


Repitámoslo: Leovigildo —que había dado unos pasos hacia la unidad política sometiendo a los vascones y a los suevos, y estructurando una admirable obra legislativa— se equivocó al querer unificar a la nación en el arrianismo... Perdió miserablemente un tiempo precioso.


En la misma Casa real había una católica: Ingunda, hermana del rey de Austrasia, Childeberto II, que en el año 579 se había casado con Hermenegildo.


En cambio, su abuela Godsuinta, casada en segundas nupcias con Leovigildo, intentó por todos los medios que abrazara el arrianismo, sin éxito alguno.


Para terminar con aquel malestar doméstico, Leovigildo decide que el matrimonio Hermenegildo-Ingunda se traslade a Sevilla, donde el monarca necesita un representante de toda confianza.


Allí los dos vivirán en paz, y quizá ella ceda algún día.


Lo que sucedió fue que Hermenegildo, en la paz familiar y rodeado de una corte adicta, fue penetrando en la auténtica doctrina cristiana.


Su corazón de esposo amante acepta las insinuaciones de Ingunda, que le llevan a tratar frecuentemente con el entonces Obispo de Sevilla, San Leandro. A través de este trato llega al conocimiento de la falsedad del arrianismo, que niega dogmas tan fundamentales como la divinidad de Jesucristo, y la naturaleza de la Santísima Trinidad, viendo cómo la verdad está en toda su plenitud en el catolicismo.


Es entonces cuando abjura el arrianismo para abrazar la fe católica, tomando en su bautismo el nombre de Juan. Mientras tanto, Leovigildo había intensificado sus esfuerzos para conseguir a toda costa la unidad religiosa en el arrianismo. Para ello reúne un Concilio de obispos arrianos en Toledo, que facilita —con el reconocimiento de la validez del bautismo católico— la apostasía, exigiendo sólo la confesión de una fórmula trinitaria herética. Mas como esto no basta para atraer a los católicos, una tenaz persecución se desencadena contra ellos.


En este estado de cosas, la noticia de la conversión de Hermenegildo llega a Toledo, consiguiendo exasperar a su padre que, instigado por Godsuinta, intensifica sus iras para contrarrestar el movimiento hacia el catolicismo que podía seguirse de aquel hecho. Mas todo fue inútil. En la provincia Bética todos los ciudadanos, compactamente, se agrupan en torno a Hermenegildo, en quien ven al defensor de sus ideales religiosos y políticos.


La postura de aquellos católicos se hace belicosa, imponente. El príncipe —aunque seguramente no sin tortura interior— se lanza a la guerra contra su padre. Es la libertad de los católicos en la profesión de sus creencias la que está en juego, muchas ciudades y castillos se han declarado en favor de Hermenegildo, a la vez que sus embajadores buscan la ayuda de los suevos, de los francos y bizantinos, todos ellos pueblos católicos.


Pero Leovigildo no está dispuesto a tolerar la rebelión de su hijo, e inicia una afortunada campaña, conquistando Cáceres y Mérida; y cortando el paso a los suevos y sobornando al general bizantino, deja a Hermenegildo sin una preciosa ayuda, del todo necesaria para sus planes bélicos.


El príncipe se prepara para la defensa; pone a salvo a su mujer y a su hijo en territorio bizantino, y al frente de los suyos resiste heroicamente en Sevilla hasta que, caída la ciudad, escapa a Córdoba, donde se acoge al asilo de un templo.


Parece que aquí es donde interviene su hermano Recaredo, que le ofrece, en nombre de su padre, la conservación de la vida, si se entrega.


Acepta Hermenegildo quien, convertido en prisionero, va a parar a Tarragona, en cuya cárcel es coaccionado para que abrace nuevamente el arrianismo. No cede la firmeza del príncipe, que se mantiene fiel a su fe, muriendo asesinado, en el mismo calabozo, al negarse a recibir la comunión de manos de un obispo arriano.


Sucedía esto en el año 585, y no se hizo esperar el fruto de aquella sangre vertida en defensa de la fe católica. Antes de un año, en el 586, fallecía Leovigildo recomendando a su hijo Recaredo que se convirtiese al catolicismo, cosa que hizo inmediatamente.


Y a los cuatro años del martirio de Hermenegildo, todo el pueblo visigodo abjuraba solemnemente el arrianismo, con lo que se conseguía aquella unidad que Leovigildo tanto deseara.



2:33 a.m.
Martirologio Romano: En Chiuso, Lecco (Italia), Beato Serafino Morazzone, sacerdote de la arquidiócesis de Milán. ( 1822)

Fecha de beatificación: 26 de junio de 2011, bajo el pontificado de S.S. Benedicto XVI



El Padre Serafino Morazzone fue beatificado casi dos siglos después de su muerte. Es otro "Cura de Ars", se dijo a él, con la diferencia de que este es muy italiano y menos conocido que el otro, aunque entre los dos hay una extraordinaria armonía humana y espiritual.

De origen humilde, ya que su familia es pobre y numerosa. Su padre tiene un pequeño negocio revendiendo cereales y vive en un modesto apartamento en Milán, en el distrito de Brera, allí es donde el 1 de febrero de 1747 nace Serafino. Dado que desea ser sacerdote pero carece del dinero para pagar los estudios, los jesuitas lo acogen gratuitamente en el colegio de Brera.


Aceleradamente, como se acostumbraba entonces, este chico humilde, sencillo y fiel a sus compromisos va realizando las distintas etapas de su formación sacerdotal: a los 13 años recibe la sotana, a los 14 la tonsura, a los 16 las dos primeras órdenes menores. A los 18 años, para pagar sus estudios, trabaja de acólito en la Catedral: por diez libras al mes, por la mañana presta servicio al altar y por la tarde estudia teología. Así por casi ocho años, siempre fiel, puntual, cortés y sonriente.


A los 24 años recibió las restantes órdenes menores y dos años más tarde, una sorpresa, le hacen concursar por Chiuso, en Lecco, una pequeña parroquia que en esos tiempos tenía 185 habitantes y a la que nadie aspira. Ganó el concurso, pero aun no es sacerdote, por lo que en un mes recibió el subdiaconado, el diaconado y la ordenación sacerdotal y al día siguiente ya está establecido en Chiuso, donde permanecerá por 49 años, es decir, hasta su muerte.


Fue su deseo permanecer allí, ya que cuando le ofrecen parroquias más importantes o cargos más honorables, él siempre indicaba que prefería seguir siendo tan sólo "el buen cura de Chiuso", parroquia de la que no se apartará jamás. Testigos presenciales certificaron las largas horas que permanecía de rodillas en la iglesia parroquial y las interminables que permanecía en el confesionario para recibir a los penitentes. Obviamente no sólo los suyos, sino también los que acudían de todo Lecco y zonas vecinas.


En Chiuso –como ocurría también en Ars- se hacen largas colas para confesarse con el "beato Serafino", como le llamaban sus contemporáneos, Morazzone tan sólo se considera un pobre pecador, infinitamente necesitado de la misericordia de Dios y las oraciones de los demás. Sus oraciones obtienen milagros, pero él no se da cuenta, pero él no se da cuenta, ocupado tratando de no descuidar a ni uno solo de sus feligreses. Si alguien está enfermo lo va a visitar en la tarde o por la noche, si no podía hacerlo de día, y así todos los días, hasta cuando se curan o cierran para siempre los ojos. Sus visitas no tan sólo eran para llevarles el consuelo de la religión sino que incluso los mejores alimentos y todo aquello que le es regalado lo reparte entre los pobres y enfermos, incluso llega a regalar su colchón, comodidad de la que prescindió durante mucho tiempo porque nadie se dio cuenta de aquel gesto de caridad.


A los más pequeños, además del catecismo, les enseña a leer y contar, en una especie de escuela que abrió en la casa parroquial, tal vez por recordar lo que él mismo tuvo que luchar cuando de niño quería estudiar.


Murió el 13 de abril de 1822.



2:33 a.m.
Joven cristiano, Juan Bernardo Rousseau hace el catecismo en su pueblo natal de Borgoña, Francia, cuando le presentan a los Hermanos que acaban de abrir una escuela en una ciudad vecina. Entra en el Noviciado de París en 1822.

Después de diez años de enseñanza en las escuelas elementales, en Francia, el Hermano Scubilion se va de Francia en 1833 para consagrar los treinta y cuatro años de vida que le quedan a los esclavos de la isla de la Reunión, en el Océano Índico.


Le llaman el "Catequista de los esclavos"; inaugura clases de noche para ellos y son numerosos los que vienen, aún después de una dura jornada de trabajo.


Inventa programas y técnicas especialmente adaptadas a sus necesidades y a sus capacidades, para poder enseñarles lo esencial de la doctrina y de la moral cristianas y prepararles a recibir los sacramentos.


Gana su amistad con sus actitudes cordiales y llenas de respeto hacia ellos. Después de la emancipación de los esclavos en 1848, continúa ocupándose de ellos y les ayuda a adaptarse a su nueva vida de libertad y de responsabilidad.


Durante los últimos años de su vida, a pesar de su salud delicada, colabora con el clero local cuando va a visitar a los enfermos, granjeándose el corazón de los pecadores, animando las vocaciones y hasta haciendo lo que parece curaciones milagrosas.


Cuando fallece se le venera en toda la isla como a un santo.

Nacido en Annay la-Côte, Francia, el 21 de marzo de 1797

Entrado en el Noviciado el 24 de diciembre de 1822

Fallecido en la isla de la Reunión, el 13 de abril de 1867

Beatificado el 2 de mayo de 1989



2:33 a.m.
Martirologio Romano: En la aldea de Totoclán, en la región de Guadalajara, en México, san Saba Reyes Salazar, presbítero y mártir, que fue ejecutado durante la persecución mexicana por su fe en Cristo Sacerdote y Rey del Universo. ( 1927)

Fecha de canonización: 21 de mayo de 2000 por el Papa Juan Pablo II, junto a otros mártires méxicanos.



Nació en Cocula, Jalisco (Arquidiócesis de Guadalajara), el 5 de diciembre de 1883.

Vicario de Tototlán, Jal. (Diócesis de San Juan de los Lagos). Sencillo y fervoroso, tenía especial devoción a la Santísima Trinidad.


También invocaba frecuentemente a las ánimas del purgatorio.


Procuró mucho la formación de los niños jóvenes, tanto en la catequesis como en la enseñanza de ciencias, oficios y artes, especialmente en la música.


Cumplido y abnegado en su ministerio. Exigía mucho respeto en todo lo referente al culto y le gustaba que con prontitud se cumpliera cualquier deber.


Cuando, por el peligro que había para los sacerdotes, le aconsejaban que saliera de Tototlán, él replicaba: «A mí aquí me dejaron y aquí espero, a ver qué dispone Dios».


En la Semana Santa de 1927 llegaron las tropas federales y los agraristas buscando al Sr. Cura Francisco Vizcarra y a sus ministros.


Sólo encontraron al padre Reyes y en él concentraron todo su odio. Lo tomaron preso, lo ataron fuertemente a una columna del templo parroquial, lo torturaron tres días por medio del hambre y la sed y con sadismo incalificable, le quemaron las manos porque estaban consagradas.


El 13 de abril de 1927, Miércoles Santo, fue conducido al cementerio. Lo remataron a balazos, pero antes de morir, más con el alma que con la voz, pudo gritar el sacerdote mártir: «¡Viva Cristo Rey!».


Los 25 santos canonizados el 21 de mayo del 2000 fueron:


Cristobal Magallanes Jara, Sacerdote

Roman Adame Rosales, Sacerdote

Rodrigo Aguilar Aleman, Sacerdote

Julio Alvarez Mendoza, Sacerdote

Luis Batis Sainz, Sacerdote

Agustin Caloca Cortés, Sacerdote

Mateo Correa Magallanes, Sacerdote

Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote

Miguel De La Mora De La Mora, Sacerdote

Pedro Esqueda Ramirez, Sacerdote

Margarito Flores Garcia, Sacerdote

Jose Isabel Flores Varela, Sacerdote

David Galvan Bermudez, Sacerdote

Salvador Lara Puente, Laico

Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote

Jesus Mendez Montoya, Sacerdote

Manuel Morales, Laico

Justino Orona Madrigal, Sacerdote

Sabas Reyes Salazar, Sacerdote

Jose Maria Robles Hurtado, Sacerdote

David Roldan Lara, Laico

Toribio Romo Gonzalez, Sacerdote

Jenaro Sanchez Delgadillo

David Uribe Velasco, Sacerdote

Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote


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Reproducido con autorización de Vatican.va



11:38 p.m.
Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Calepodio, en el tercer miliario de la vía Aurelia, sepultura del papa san Julio I, quien, frente a los ataques de los arrianos, custodió valientemente la fe del Concilio de Nicea, defendió a san Atanasio, perseguido y exiliado, y reunió el Concilio de Sárdica. ( 352)

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma: el Papa.



Se conocen pocos datos de su vida anterior a la elección para Sumo Pontífice el 6 de febrero del 337, muerto el papa Marcos y después de ocho meses de sede vacante. El Liber Pontificalis nos dice que era romano y que su padre se llamaba Rústico.

La primera de las actuaciones que deberá realizar -que le seguirá luego por toda su vida- está directamente relacionada con la lucha contra el arrianismo. Había sido condenada la herejía en el Concilio universal de Nicea, en el 325; pero una definición dogmática no liquida de modo automático un problema, cuando las personas implicadas están vivas, se aferran a sus esquemas y están preñadas de otros intereses menos confesables.


A la muerte del emperador Constantino, por decreto, pueden regresar a sus respectivas diócesis los obispos que estaban en el destierro. Es el caso de Atanasio que vuelve a su legítima sede de Alejandría con el gozo de los eclesiásticos y del pueblo. Pero los arrianos habían elegido para obispo de esa sede a Pisto y comienzan las intrigas y el conflicto. El Papa Julio recibe la información de las dos partes y decide el fin del pleito a favor de Atanasio.


Eusebio de Nicomedia, Patriarca proarriano con sede en Constantinopla, envía una embajada a Roma solicitando del papa la convocatoria de un sínodo. Por su parte, Atanasio -recuperadas ya sus facultades de gobierno- ha reunido un importante sínodo y manda al papa las actas que condenan decididamente el arrianismo y una más explícita profesión de fe católica.


Julio I, informado por ambas partes, convoca el sínodo pedido por los arrianos. Pero estos no envían representantes y siguen cometiendo tropelías.


Muere Eusebio y le sucede Acacio en la línea del arrianismo. Otro sínodo arriano vuelve a deponer a Atanasio y nombra a Gregorio de Capadocia para Alejandría.


El papa recoge en Roma a los nuevamente perseguidos y depuestos obispos con Atanasio a la cabeza. Como los representantes arrianos siguen sin comparecer, Julio I envía pacientemente a los presbíteros Elpidio y Filoxeno con un resultado nulo en la gestión porque los arrianos siguen rechazando la cita que pidieron.


En el año 341 se lleva a cabo la convocatoria del sínodo al que no quieren asistir los arrianos por más que fueron ellos los que lo solicitaron; ahora son considerados por el papa como rebeldes. En esta reunión de obispos se declara solemnemente la inocencia de Atanasio; el papa manda una encíclica a los obispos de Oriente comunicando el resultado y añade paternalmente algunas amonestaciones, al tiempo que mantiene con claridad la primacía y autoridad de la Sede Romana.


Los arrianos se muestran rebeldes y revueltos; en el mismo año 341 reúnen otro sínodo en Antioquía que reitera la condenar a Atanasio y en el que se manifiestan antinicenos.


Estando así las cosas, el papa Julio I decide convocar un concilio más universal. En este momento se da la posibilidad de contar con la ayuda de Constancio y Constante -hijos de Constantino y ahora emperadores- que se muestran propicios a apoyar las decisiones del encuentro de obispos arrianos y católicos. El lugar designado es Sárdica; el año, el 343; el presidente, el español -consejero del emperador- Osio, obispo de Córdoba. El papa envía también por su parte legados que le representen.


Pero se complican las cosas. Los obispos orientales arrianos llegan antes y comienzan por su cuenta renovando la exclusión de Atanasio y demás obispos orientales católicos. Luego, cuando llegan los legados que dan legitimidad al congreso, se niegan a tomar parte en ninguna deliberación, apartándose del Concilio de Sárdica, reuniendo otro sínodo en Philipópolis, haciendo allí otra nueva profesión de fe y renovando la condenación de Atanasio. El bloque compacto de obispos occidentales sigue reunido con Osio y los legados.


Celebran el verdadero Concilio que declara la inocencia de Atanasio, lo repone en su cargo, hace profesión de fe católica y excomulga a los intrusos rebeldes arrianos. Como conclusión, se ha mantenido la firmeza de la fe de Nicea, reforzándose así la ortodoxia católica.


Aún pudo Julio I recibir una vez más en Roma al tan perseguido campeón de la fe y ortodoxia católica que fue Atanasio, cuando va a agradecer al primero de todos los obispos del orbe su apoyo en la verdad, antes de volver a Alejandría.


Julio I escribirá otra carta más a los obispos orientales y de Egipto.


En los 15 años de papado, sobresale su gobierno leal no exento de muchas preocupaciones y desvelos por defender la verdad católica. La lealtad a la fe y la búsqueda de la justicia en el esclarecimiento de los hechos fueron sus ejes en toda la controversia posnicena contra el arrianismo. Su paciente gobierno contribuyó a la clarificación de la ortodoxia fortaleciendo la primacía y autoridad de la Sede Romana.



11:38 p.m.
Martirologio Romano: En la ciudad de Los Andes, en Chile, santa Teresa de Jesús de los Andes, virgen, que, siendo novicia en la Orden de Carmelitas Descalzas, consagró, como ella misma decía, su vida a Dios por el mundo pecador, muriendo de tifus a los veinte años de edad (1920).

También conocida como Santa Teresa de los Andes.

También conocida como Santa Teresa Fernándes Solar.


Etimológicamente: Teresa = Aquella que es experta en la caza, es de origen griego.


Fecha de canonización: 21 de marzo de 1993 por el Papa Juan Pablo II.





Teresa de Jesús de Los Andes (Juanita Fernández Solar) es la primera chilena y la primera carmelita americana que ha alcanzado el honor de los altares. Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900, en el seno de una familia acomodada, muy cristiana.

Desde los 6 años asistía con su madre casi a diario a la santa misa y suspiraba por la comunión, que recibió por primera vez el 1 de septiembre de 1910. Desde entonces procuraba comulgar diariamente y pasar largo rato en diálogo amistoso con Jesús.

También desde su niñez vivió una intensa vida mariana, que fue uno de los grandes cimientos de su vida espiritual. El conocimiento y amor de la Madre de Dios vivificó y sostuvo todos los momentos de su camino en el seguimiento de Cristo.


Hizo sus estudios en el colegio del Sagrado Corazón. Profundamente afectiva, se creía incapaz de vivir separada de los suyos. Sin embargo, asumió generosamente la prueba de estudiar en régimen de internado los tres últimos cursos, como entrenamiento para la separación definitiva, que se consumaría el 7 de mayo de 1919, ingresando en las Carmelitas Descalzas de Los Andes.


Se había sentido llamada al Carmelo a los 14 años. Y, mediante la lectura de los santos carmelitas y la frecuente correspondencia con la priora de Los Andes, fue preparándose, de suerte que es admirable la clarividencia con que, desde sus 17 años, expone el ideal de la carmelita y el ardor con que defiende su vida contemplativa. Ella la abrazó ilusionada por verdadero amor al mundo; para serle más útil como testigo de la dimensión espiritual del hombre, y para contribuir con su sacrificio a que la sangre de Cristo se derrame sobre la humanidad y la purifique.


No alcanzando a vivir ni un año entero en el convento, murió el 12 de abril de 1920. Las religiosas aseguraban que al entrar ya era santa. De modo que, en tan corto tiempo, pudo consumar la carrera a la santidad que había iniciado muy en serio mucho antes de su primera comunión: “Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca”, decía.


Estaba siempre dispuesta a servir y a sacrificarse por los demás, sobre todo para que reinaran la alegría y la felicidad, para hacer amable y atractiva la virtud. Su vida fue enteramente normal y equilibrada.


Alcanzó una envidiable madurez integrando en la más armoniosa síntesis lo divino y lo humano: oración, estudios, deberes hogareños... y deporte -al que era muy aficionada- destacando en natación y equitación.


Su santuario, visitado por más de cien mil peregrinos cada mes, se ha convertido en uno de los centros espirituales más concurridos de Chile.


Fue beatificada por el Papa Juan Pablo 11 en Santiago de Chile el 3 de abril de 1987, y canonizada en la basílica de San Pedro el domingo 21 de marzo de 1993.


Nota: El calendario carmelita la festeja el 13 de julio, el Martirologio Romano la recuerda el 12 de abril día de su ingreso a la Casa del Padre.



11:38 p.m.
Martirologio Romano: En Verona, en el territorio de Venecia, Italia, san Zenón, obispo, que con su trabajo y predicación condujo a la ciudad al bautismo de Cristo. ( c.372)

Etimológicamente: Zenón = Aquel supeditado al dios Zeus, es de origen griego.



San Ambrosio habla de él como un santo en sus memorias, y San Gregorio relata un milagro en la Iglesia de San Zenón en Verona. Mabillon publica un poema anónimo "De landibus Veronae", tomado de los escritos de Ratherius, Obispo de Verona (de fecha 974) el que fue encontrado en la abadía en Lobbes en Bélgica. Este ultimo escrito contiene una lista de los obispos de Verona y establece que Zenón fue número ocho.

En el Monasterio de Classe en Ravena, fue encontrada una casulla del Siglo VIII, con los nombres y figures de los treinta y cinco obispos de Verona, tanto en su parte de adelante como de atrás. Entre ellos estaba Zenón. Esta lista fue admitida por Gams en su “Series episcoporum”.


Zenón no había sido reconocido como escritor antes de 1508, cuando dos dominicos, Alberto Castellano y Jacobo de Leuco, editaron en Venecia 105 tractatus o sermons encontrados en la biblioteca Episcopal de Verona, cincuenta años antes.


En 1739 los hermanos Ballerini publicaron “S. Zenonis episcopi Veronae sermons”, con un elaborado prolegómeno. Con base en este escrito, se evidencia que Zenón fue un nativo de África, octavo obispo de Verona (362-80) un hábil conferencista y un indiscutido campeón de la cristiandad contra los arianos. Mucha controversia se suscitó a raíz de atribuir a uno o dos obispos de Verona de nombre Zenón, la autoría de los sermones.


Varias opiniones fueron sostenidas por Sixto de Siena, Baronius, Ughelli, Dupin, Tillemont, Fabricius, y otros. De los 105 sermones, 12 han sido rechazados como pertenecientes a otros autores. Del remanente, 16 son extensos sermones, los otros solamente borradores o fragmentos.


Ellos contienen valioso material sobre la doctrina católica, prácticas y liturgia; tratan respecto a Dios, la creación, la Santísima Virgen, las Santas Escrituras, la Iglesia, los sacramentos, etc., y advierte contra los vicios de hoy en día.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



11:38 p.m.
Una carta sobre su martirio escrita muy poco después de su muerte fecha con notable exactitud los sucesos, que debieron de tener por escenario las tierras del norte del Danubio, posiblemente Tirgoviste, en la actual Rumania.

Sabas, al parecer lector en la iglesia, no debía de ser considerado como una lumbrera, y es significativo que de él se nos diga que «no era elocuente en las palabras»; cantaba y decía los oficios del culto divino, pero su elocuencia para incitar a todos a vivir bien residía mucho más en el ejemplo que en la voz.


En el curso de una persecución fue prendido y soltado al poco tiempo por juzgársele persona insignificante; no valía la pena ensañarse con un infeliz como él, quizá de cortas luces o de muy escasa instrucción, en cualquier caso un don nadie en la comunidad cristiana de aquella turbulenta Gotlandia.


Prendido por segunda vez, «le llevaron desnudo por lugares ásperos y espinosos, dándole muchos palos y azotes», y al ver que su actitud era de mansedumbre y de alegría, una fe tan elocuente exasperó a sus verdugos, que le torturaron hasta dejarle por muerto. Una piadosa mujer le desató de noche y le llevó a su casa, pero volvió a caer en manos de sus perseguidores.


Entonces se le exigió que comiese manjares sacrificados a los ídolos, dando así un testimonio público de apostasía. Es improbable, como sugiere algún hagiógrafo, que en esta ocasión se le desatara la lengua, no era hombre de grandes discursos. Tal vez sólo dijo no o hizo un gesto negativo con la cabeza, aceptando el martirio. Se le ató a un tronco y murió ahogado en el río Buzau.


Nota: No se nos ha escapado, al leer el texto antes de publicarlo, que existe una incompatibilidad entre lo expuesto en el elogio del Martirologio Romano, que habla de Capadocia como lugar del martirio, y lo escrito en la breve biografía, que habla de Tirgoviste, en la actual Rumania.


No hemos encontrado el porqué de esta diferencia, pero hemos preferido presentarlos tal como las encontramos, antes de alterar los textos poniéndonos a favor de una u otra versión.



11:37 p.m.
Martirologio Romano: En la aldea de San José, del territorio Chilpancingo, en México, san David Uribe Velasco, presbítero y mártir, que en tiempo de persecución contra la Iglesia padeció el martirio por confesar a Cristo Rey. ( 1927)

Fecha de canonización: 21 de mayo de 2000 por el Papa Juan Pablo II, junto a otros 24 mártires méxicanos.



Nació en Buenavista de Cuéllar, Gro. (Diócesis de Chilapa), el 29 de diciembre de 1889.

Párroco de Iguala, Gro. (Diócesis de Chilapa). Ejerció ejemplarmente su ministerio en una región atacada por la masonería, el protestantismo y un grupo de cismáticos.


El militar que le apresó le propuso toda clase de garantías y libertad si aceptaba las leyes y el ser obispo de la Iglesia cismática creada por el Gobierno de la República, pero el Padre David reafirmó lo que había escrito un mes antes, y que revela toda la fuerza de su fe y de su fidelidad: «Si fui ungido con el óleo santo que me hace ministro del Altísimo, ¿por qué no ser ungido con mi sangre en defensa de las almas redimidas con la sangre de Cristo? !Qué felicidad morir en defensa de los derechos de Dios! ¡Morir antes que desconocer al Vicario de Cristo!»


Ya en la prisión escribió sus últimas palabras: «Declaro que soy inocente de los delitos que se me acusa. Estoy en las manos de Dios y de la Virgen de Guadalupe. Pido perdón a Dios y perdono a mis enemigos; pido perdón a los que haya ofendido».


Llegado a un lugar cercano a la estación de San José Vistahermosa, Mor. (Diócesis de Cuernavaca). Apenas hubo pisado tierra, se puso de rodillas y desde lo más profundo de su alma imploró de Dios el perdón de sus pecados y la salvación de México y de su Iglesia.Se levantó tranquilo y dirigiéndose a los soldados con paternal acento, les dijo: «Hermanos, hínquense que les voy a dar la bendición. De corazón les perdono y solo les suplico que pidan a Dios por mi alma. Yo, en cambio, no los olvidaré delante de El».


Levantó firme su diestra y trazó en el aire el signo luminoso de la Cruz; después repartió entre los mismos su reloj, su rosario, un crucifijo y otros objetos.


Fue sacrificado con un tiro en la nuca el 12 de abril de 1927.


Sus restos descansan en la en el iglésia de San Antonio de Padua en su pueblo natal de Buenavista de Cuéllar.


Los 25 santos mártires canonizados el 21 de mayo del 2000 fueron:


Cristobal Magallanes Jara, Sacerdote

Roman Adame Rosales, Sacerdote

Rodrigo Aguilar Aleman, Sacerdote

Julio Alvarez Mendoza, Sacerdote

Luis Batis Sainz, Sacerdote

Agustin Caloca Cortés, Sacerdote

Mateo Correa Magallanes, Sacerdote

Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote

Miguel De La Mora De La Mora, Sacerdote

Pedro Esqueda Ramirez, Sacerdote

Margarito Flores Garcia, Sacerdote

Jose Isabel Flores Varela, Sacerdote

David Galvan Bermudez, Sacerdote

Salvador Lara Puente, Laico

Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote

Jesus Mendez Montoya, Sacerdote

Manuel Morales, Laico

Justino Orona Madrigal, Sacerdote

Sabas Reyes Salazar, Sacerdote

Jose Maria Robles Hurtado, Sacerdote

David Roldan Lara, Laico

Toribio Romo Gonzalez, Sacerdote

Jenaro Sanchez Delgadillo

David Uribe Velasco, Sacerdote

Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote


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4:34 a.m.
Martirologio Romano: En Lucca, Italia, beata Elena Guerra, virgen, que instituyó la Congregación de Oblatas del Espíritu Santo, para la enseñanza de las niñas, e instruyó admirablemente a los cristianos acerca de la cooperación del Espíritu Santo en la economía de la Salvación. ( 1914)

Fecha de beatificación: 26 de abril de 1959 por el Papa Juan XXIII



Elena nació el 23 de junio de 1835.

Una fecha marcaría su vida: el 5 de junio de 1845, fecha de su Confirmación. La preparación para este sacramento y la vivencia de la presencia del Espíritu significaron, para aquella niña de diez años, un paso decisivo en su espiritualidad, que jamás olvidaría.


Y, para conocer más y mejor al Espíritu Santo, comenzó a leer asiduamente la Sagrada Escritura y los Santos Padres, en la lengua en que por entonces podían leerse: el latín.


En 1872, después de una enfermedad, que la retuvo en casa durante años, y de una peregrinación a Roma, fundó la «Congregación de Santa Zita», sin un proyecto claro de vida comunitaria, para la formación de niñas y jóvenes.


La alumna más famosa del colegio de las ««zitinas» de Luca fue Gema Galgani. Más tarde cuando se decidieron a la vida en común, vistieron el hábito religioso y redactaron las Constituciones, recibieron la aprobación del obispo diocesano, monseñor Ghilardi.


Así nació la Congregación de las Oblatas del Espíritu Santo. Elena descubrió la importancia de la «buena prensa», y a escribir folletos y hojas sueltas dedicó todo el tiempo que le dejaba el gobierno de su congregación, y todo el dinero que pudo conseguir de su familia.


Sus escritos tenían un destinatario casi fijo: la mujer en sus distintos estados de vida. Los temas eran varios, aunque poco a poco fue decantándose por lo que constituiría el principal objetivo de su vida y de su apostolado: el Espíritu Santo.


A iniciativa de la Beata Elena Guerra a finales del siglo diecinueve, el Papa León XIII pidió a todos los fieles que celebraran una novena solemne (9 días de oración) perpetuamente entre la Ascensión y Pentecostés por la unidad de la cristiandad.


Murió rechazada, calumniada e incomprendida el 11 de abril de 1914.


El 26 de abril de 1959 Juan XXIII la proclamó beata y apóstol del Espíritu Santo.



4:33 a.m.
Martirologio Romano: En Cúneo, del Piamonte, beato Ángel (Antonio) Carletti de Chivasso, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, insigne en la doctrina, la prudencia y la caridad. ( 1495)

Fecha de beatificación: 25 de abril de 1753



Angel Carletti, bautizado con el nombre de Antonio, nació en 1411 en Chiavasso, en el Piamonte. Estudió en su ciudad natal y luego en Bolonia, donde obtuvo la láurea en derecho canónico y civil. Culto, brillante, docto, tenía por delante una brillante carrera, y su madre ya le había escogido mujer de acuerdo con su condición. Pero el joven secretamente ya había decidido desposarse con la pobreza evangélica, la dama de san Francisco y sus frailes.

Dio este paso cuando tenía 33 años, después de la muerte de su madre. Sus bienes los dividió por mitades entre su hermano y los pobres. La Orden de los Hermanos Menores, que poco antes había perdido a San Bernardino de Siena, lo recibió con su ingenio, su fe, su espíritu de renuncia. Con tales dotes, Fray Angel de Chiavasso fue predicador, estudioso y teólogo, polemista y maestro de almas.


Se confiaron a su dirección personajes como el duque de Savoya Carlos I, y la Beata Paula Gambara Costa, condesa de Binasco y Santa Catalina de Génova. Y precisamente para ayudar a los directores de almas compuso su «Suma de los casos de conciencia», tratados con delicadeza verdaderamente angelical.


Por encargo de Sixto IV predicó la cruzada contra los turcos que ocupaban a Otranto, en 1480. Fue apóstol en los valles alpinos contra los herejes, obteniendo espectaculares y conmovedoras conversiones. Pobrísimo por renuncia voluntaria, fue gran benefactor de los pobres, a quienes defendió de los prepotentes y de los usureros.


Los breves papales no lograron alejarlo de las responsabilidades importantes de la Orden, entre ellas la de Vicario General de la Orden. Después de la edad de ochenta años finalmente pudo volver a ser el humilde hermano en el convento de Cuneo, donde murió en 1495, y donde todavía hoy se venera su cuerpo incorrupto.


El 10 de diciembre de 1520, en Wittemberg, el monje rebelde Martín Lutero, arrojó a las llamas no sólo la bula papal de excomunión, sino también el «Código de derecho canónico», la «Suma de los casos», del beato Carletti, llamada comúnmente «Suma angélica», y que el reformador alemán definía como «más que diabólica». Angel Carletti había muerto un cuarto de siglo antes, en 1495 y es cierto que si todos los religiosos de la época hubieran sido como él, la polémica de los reformadores habría perdido mucho de su atractivo.



4:33 a.m.
Martirologio Romano: En Coimbra, ciudad de Portugal, beata Sancha, virgen, hija del rey Sancho 1, que fundó el monasterio de Cellis de monjas cistercienses, y en él abrazó la vida regular. ( 1229).

Fecha de beatificación: Junto a su hermana Teresa, el 13 de diciembre de 1705 por el Papa Clemente XI.



Fue la segunda hija de Sancho I el Poblador y de Dª Dulce de Barcelona, hermana de las beatas Mafalda y Teresa.

A la muerte de Sancho I, Sancha debía recibir, sigiendo las disposiciones testamentárias de su padre, el Castillo de Alenquer, como el resto del terrritorio, y todos los rendimientos allí producidos, podiendo usar el título de reina en cuanto señora de ese mismo castillo.


Esto genero una lucha con su hermano Alfonso II, que deseando centralizar el poder, obstruyo la prosecución del testamento de su padre, impidiendo a la infanta-reina recibir los títulos y los réditos a que tenia de derecho y de facto. Alfonso II temía que esta pudiese pasar a eventuales herederos el vasto património que el testamento le legaba, creando así un problema a la soberanía del rey de Portugal y dividiendo al país al medio.


El testamento proveía también tierras y castillos para sus hermanas Teresa e Mafalda, formadandose un partido de nobres afectos a las infantas, liderado por el infante Pedro (que se exilió en León bajo la protección de Teresa, a la sazón reina consorte de León, y tomó algunas plazas transmontanas), que acabó por ser derrotado. Con la muerte de Alfonso II, y la subida de su hijo Sancho II el Capelo resolvió el problema, concediendo los impuestos de los castillos a sus tias, nombrando a sus alcaides de entre los nombres que estas propusieron, pidiendoles apenas que renunciasen al título de reinas (1223).


Sancha renunció al matrimonio e ingresa al monasterio cistercienses de Cellas, es el monasterio que ella misma había contribuido a fundar en 1216, allí tomó el hábito regular y transcurrió el resto de sus años.


Murió el 13 de marzo de 1229; posteriormente sus restos fueron trasladados a Lorvao.





Las Beatas Mafalda, Teresa y Sancha de Portugal

Pintura barroca conservada en el Monasterio de Lorvao


2:03 a.m.
El santo de hoy pertenece al siglo V. Fue obispo y confesor de Amida, Irak.

No le quedó más remedio que vivir el instante. No pensaba en el pasado nunca.


En el año 419, el emperador Teodosio II le envió como embajador al rey de los Persas. Misión nada fácil. El asunto era el siguiente: ver la manera de convocar un concilio de las iglesia persas. Lo promovía un nestoriano.


A los dos años estalló una guerra entre los dos imperios. Los Bizantinos hicieron 7000 prisioneros.


Tan malos eran que querían dejarlos morir en las cárceles de hambre porque – según comentaban los altos jefes – eran muchos para darles cada día de comer.


Ante esta realidad concreta, el obispo Acacio actuó al instante. Vendió los vasos sagrados de su iglesia para pagar sus rescate y liberarlos. Muchos, en agradecimiento al obispo, se hicieron cristianos.


Al enterarse el rey Persa Bahram V de lo que había hecho Acacio, dejó de perseguir a los cristianos nestorianos de su imperio. Le dieron una nueva misión diplomática para que negociase la paz en el año 422.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!


Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com



2:03 a.m.
Martirologio Romano: En Bricherasio, cerca de Pinerolo, en el Piamonte, Italia, beato Antonio Pavoni, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que fue apuñalado al salir de la iglesia, después de predicar contra la herejía ( 1374).

Etimológicamente: Antonio = Aquel que es digno de estima, es de origen latino.


Fecha de beatificación: 4 de diciembre de 1856 por el Papa Pío IX.



Nacido en Savigliano, provincia de Cuneo, Italia en el año 1326.

Joven inteligente y pío, fue monje con apenas 15 años, y sacerdote a los 25.


En 1360, el Papa Urbano V lo nombró Inquisidor General para luchar contra las herejías en Lombardy y Genoa, siendo uno de los más jóvenes en ocupar ese cargo. Un trabajo duro y difícil, y casi una sentencia de muerte al tener que enfrentar a los herejes.


Su apostolado duró 14 años.


En 1368 fue elegido prior de Savigliano, construyó la nueva abadía, misma que fue hecha sin ningún lujo, mientras, los herejes esperaban cualquier oportunidad para atacar y usar cualquier obstentación como arma para desacreditarlo.


Antonio era amigo de la pobreza, llevaba una vida simple y sencilla, lo que encolerizaba a los herejes por no poder desacreditarlo, entonces deciden matarlo.


El Domingo de Pascua, después de que él predicara contra la herejía en Brichera, siete herejes lo apuñalaron. Era el 9 de abril de 1374.


Fue enterrado en Savigliano, lugar que se convirtió en sitio de peregrinasiones hasta 1827, año en que los restos fueron trasladados a la iglesia dominica de Racconigi.



2:03 a.m.
Martirologio Romano: Cerca de Sirmio, en Panonia, san Demetrio, mártir, muy venerado en todo el Oriente y, de modo especial, en la ciudad de Tesalónica ( s.III/IV).

Etimológicamente: Demetrio = Aquel que se dedica a la agricultura o la Tierra, es de origen griego.



Nació en la ciudad de Solún, Grecia.

Sus padres, quienes practicaban el Cristianismo en secreto, lo bautizaron y le enseñaron la religión.


Su padre, procónsul romano, falleció cuando Demetrio era mayor de edad.


El emperador Maximiano (s. IV) nombró a Demetrio gobernador y militar de toda Tesalónica. La principal función de San Demetrio era defender la provincia de los enemigos, obligándolo el emperador a que exterminara también a los cristianos.


Demetrio en lugar de esto comenzó a eliminar las costumbres paganas y a los paganos los convertía a la fe cristiana.


Pronto llegó a oídos del emperador que el procónsul Demetrio era cristiano; y sabiéndolo Demetrio, se preparó para la muerte, repartió sus pertenencias a los pobres, haciendo una vida de ayuno y penitencia.


El emperador recluyó al procónsul y comenzó a distraerse con escenas de gladiadores y circos, donde llevaba a la arena a los cristianos.


El conocido gladiador Liaco fácilmente dominaba a los sumisos cristianos en las luchas y ante la exaltada multitud los arrojaba sobre las lanzas de los guerreros.


El joven cristiano San Néstor, visitó a San Demetrio en el cautiverio y San Demetrio lo bendijo para un combate cuerpo a cuerpo con Liaco. Reforzado por Dios, San Néstor venció al orgulloso gladiador.


En cuanto Maximiano conoció la razón por la que Néstor había ganado, ordenó que San Demetrio fuera traspasado con las lanzas de sus celadores, y que San Néstor fuera decapitado con su propia espada.


El cuerpo del mártir San Demetrio fue arrojado como alimento para las bestias, pero los pobladores lo sepultaron en secreto.


Durante el gobierno del emperador Constantino el Grande (324-337) ante la tumba del mártir San Demetrio fundaron un templo y a los 100 años fueron encontradas sus santas reliquias.


La biografía de san Demetrio dice que liberaba reclusos de las manos de los contrarios y les ayudaba a llegar hasta Solún.


Desde el siglo VII junto a sus reliquias comenzó a fluir una aromática y milagrosa mirra, lo cual se divulgó en esa época. "por su composición no es agua, es más espesa y eso no se parece a ninguna sustancia conocida por nosotros... Es sumamente aromática no solo de lo que conocemos como artificial sino en relación a todo lo creado por Dios."



2:34 a.m.
Martirologio Romano: Conmemoración de san Dionisio, obispo de Corinto, el cual, dotado de admirable conocimiento de la palabra de Dios, no sólo enseñó con la predicación a los fieles de su ciudad y de su provincia, sino también a los obispos de otras ciudades y provincias mediante sus cartas ( 180).

Etimológicamente: Dionisio = Aquel que mantiene la fe en Dios, es de origen griego.



Los menologios griegos dan noticia de su condición episcopal cuando lo incluyen en las listas de obispos, mencionando su óbito alrededor del año 180. También Eusebio de Cesarea nos relata algo de su actividad al recogerlo en la Historia Eclesiástica como uno de los grandes hombres que contribuyeron a extender por el mundo el Evangelio.

Pertenece a las primeras generaciones de cristianos. Es uno de los primitivos eslabones de la larga cadena que sólo tendrá fin cuando acabe el tiempo. Por el momento en que vivió, resulta que con él entramos en contacto con la antiquísima etapa en que la Iglesia está aún, como aprendiendo a andar, dando sus primeros pasos; su expresión en palabras sólo se siente en la tierra como un balbuceo y la gente que conoce y sigue a Cristo son poco más que un puñado de hombres y mujeres echados al mundo, como a voleo, por la mano del sembrador y desparramados por el orbe.


Dionisio fue un obispo que destaca por su celo apostólico y se aprecia en él la preocupación ordinaria de un hombre de gobierno. Rebasa los límites geográficos del terruño en donde viven sus fieles y se vuelca allá donde hay una necesidad que él puede aliviar o encauzar. En su vida resuena el eco paulino de sentir la preocupación por todas las iglesias. Aún la organización eclesiástica -distinta de la de hoy- no entiende de intromisiones; la acción pastoral es aceptada como buena en cualquier terreno en donde hay cristianos.


Posiblemente el obispo Dionisio pensaba que si se puede hacer el bien, es pecado no hacerlo. Todas las energías se aprovechan, porque son pocos los brazos, es extenso el campo de labranza... y corto el tiempo. Siendo la labor tan amplia, el estilo que impera es prestar atención espiritual a los fieles cristianos donde quiera que se encuentren sin sentirse coartado por el espacio; la jurisdicción territorial vino después. Él se siente responsable de todos porque todos sirven al mismo Señor y tienen el mismo Dueño.


Los discípulos -pocos para lo que es el mundo- se tratan mucho entre ellos, todo lo que pueden; traen y llevan noticias de unos y de otros; todos se encuentran inquietos, ocupados por la suerte del "misterio" y dispuestos siempre a darlo a conocer. Las dificultades para el contacto son muchas, lentas y hasta peligrosas algunas veces, pero por las vías van los carros y por los mares los veleros; lo que sirve a los hombres para la guerra, las conquistas, la cultura o el dinero, el cristiano lo usa —como uno más— para extender también el Reino. Se saben familia numerosa esparcida por el universo; tienen intereses, dificultades, proyectos y anhelos comunes ¡lógico que se sientan unidos en un entorno adverso en tantas ocasiones!


Y en este sentido tuvo mucho que ver Corinto, —junto al istmo y al golfo del mismo nombre— que en este tiempo es la ciudad más rica y próspera de Grecia, aunque no llega al prestigio intelectual de Atenas. Corinto es la sede de Dionisio; fue, no hace mucho, aquella iglesia que fundó Pablo con la predicación de los primeros tiempos y que luego atendió, vigiló sus pasos, guió su vida y alentó su caminar. Tiene una situación privilegiada: es una ciudad con dos puertos, un importante nudo de comunicaciones en donde se mezcla el sabio griego con el comerciante latino y el rico oriental; allí viven hermanadas la grandeza y el vicio, la avaricia, la trampa, la insidia y el desconcierto; todas las razas tienen sitio y también los colores y los esclavos y los dueños. El barullo de los mercados es trajín en los puertos. Hay intercambio de culturas, de pensamiento.


Entre los miles que van vienen, de vez en cuando un cristiano se acerca, contacta, trae noticias y lleva nuevas a otro sitio del Imperio. ¡Cómo aprovechó Dionisio sus posibilidades! Porque resalta su condición de escritor. Que se tengan noticias, mandó cartas a los cristianos Lacedemonios, instruyéndoles en la fe y exhortándoles a la concordia y la paz; a los Atenienses, estimulándoles para que no decaiga su fe; a los cristianos de Nicomedia para impugnar muy eruditamente la herejía de Marción; a la iglesia de Creta a la que da pistas para que sus cristianos aprendan a descubrir la estrategia que emplean los herejes cuando difunden el error. En la carta que mandó al Ponto expone a los bautizados enseñanzas sobre las Sagradas Escrituras, les aclara la doctrina sobre la castidad y la grandeza del matrimonio; también los anima para que sean generosos con aquellos pecadores que, arrepentidos, quieran volver desde el pecado. Igualmente escribió carta a los fieles de Roma en tiempos del papa Sotero; en ella, elogia los notables gestos de caridad que tienen los romanos con los pobres y testifica su personal veneración a los Vicarios de Cristo.


La vida de este obispo griego —incansable articulista— terminó en el último tercio del siglo II.


Sin moverse de Corinto, ejerció un fecundo apostolado epistolar que no conoció fronteras; el papel, la pluma y el mar Mediterráneo fueron sus cómplices generosos en la difusión de la fe.



2:34 a.m.
Martirologio Romano: En Namur, junto al Mosa, en Brabante, hoy en Bélgica, santa Julia Billiart, virgen, que, para asegurar la educación de las jóvenes, fundó el Instituto de Santa María y propagó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús ( 1816).

Fecha de canonización: 22 de julio de 1969 por el Papa Pablo VI.



María Rosa Julia Billiart nació el 12 de julio de 1752 en Cuvilly (Bélgica), en el seno de una familia de agricultores acomodados propietarios también un pequeño comercio. Habiendo aprendido el catecismo de memoria, el párroco le permitió hacer la primera comunión a los nueve años.

Aunque Julia tenía que trabajar, pues entonces en la familia había necesidades económicas, siempre buscaba tiempo para visitar a los enfermos, ayudar a los demás y hacer oración. Un día en que se hallaba sentada junto a su padre, alguien disparó una pistola contra éste; el atentado la impresionó tanto que perdió el movimiento de las piernas. Con frecuencia la gente la oía decir: ¡Qué bueno es Dios!


En 1790, durante la revolución francesa y la época napoleónica, tuvo que huir a Compregne, perseguida por las autoridades, debiendo cambiar de residencia constantemente. Las penalidades agravaron de tal suerte su enfermedad que perdió el habla durante varios meses. Al fin del tiempo del Terror se trasladó a Amiens a la casa del vizconde Blin de Borbón. Ahí recobró el habla y conoció a Francisca Blin de Borbón, mujer inteligente y culta, vizcondesa de Gézaincourt, que sería su amiga íntima y colaboradora. La persecución estalló nuevamente y Julia debió refugiarse en casa de la familia Doria, en Bettencourt, donde conoció al padre José Varin.


En Amiens, Julia y Francisca fundaron el Instituto de Nuestra Señora con apoyo del padre Varin. El fin del instituto era el cuidado espiritual de los niños y la formación de catequistas. Fue la primera congregación religiosa moderna sin distinciones entre las religiosas. Pronto ingresaron al instituto algunas candidatas, se abrió un orfanato y se inauguraron clases nocturnas de catecismo. Julia decía: “Pensad cuán pocos sacerdotes hay actualmente y cuántos niños necesitados se debaten en la ignorancia. Tenemos que luchar para ganarlos para Cristo”.


En 1804, al final de una misión popular, sucedió un hecho extraordinario. El padre Enfantin pidió a la madre Julia se uniera a él en una novena por una intención particular. Al quinto día de la novena, que era día del Sagrado Corazón, el padre se acercó a la madre, que llevaba veintidós años paralítica, y le dijo: “Madre, si tiene fe, dé un paso en honor al Sagrado Corazón de Jesús”. La madre se levantó y comenzó a caminar.


La salud le permitió consolidar y extender su obra: se inauguraron los conventos de Namur, Gante y Tournai. El padre Varin fue sustituido por otro sacerdote. El nuevo confesor sembró la discordia y logró alejar de la madre Julia a muchas personas que hasta entonces habían visto con buenos ojos la fundación. El obispo de Amiens exigió que la madre saliera de su diócesis y se retiró con las religiosas al convento de Namur donde el obispo las recibió cordialmente.


La madre Julia pasó los siete últimos años de su vida formando a las religiosas y fundando nuevas casas. Inicios Desde 1816 la salud de la madre decayó rápidamente. Murió el 8 de abril de ese mismo año mientras recitaba el Magnificat; el cardenal Sterckx calificó la obra de la madre como explosión del espíritu apostólico en el corazón de una mujer que supo creer y amar. Fue beatificada por san Pío X en 1906. Pablo VI la canonizó el 22 de julio de 1969.



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