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Por: Charles E. O´Neil | Fuente: Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En la ciudad de Sendai, en Japón, beato Diego Carvalho, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, después de soportar injurias, cárceles y caminatas realizadas en pleno invierno, con fe intrépida confesó a Cristo, junto con sus compañeros, en el suplicio del agua helada (1624).

Fecha de beatificación: 7 de mayo de 1867 por el Papa Pío IX.

Breve Biografía

Nació alrededor del año 1578 en Coimbra, Portugal, no se conocen datos fidedignos de su vida anteriores a su ingreso en la orden jesuita el 14 de noviembre de 1594.

Estudiaba filosofía cuando fue enviado a la misión en Oriente. Zarpo de Lisboa con otros diecinueve jesuitas. Tras unos meses en Goa (India), seguramente acabando el segundo año de filosofía, fue enviado, en 1601, a Macao, donde cursó el tercer año y los tres te teología. Luego fue maestro de latín y se dedicó a la predicación durante unos seis meses.

El 29 de junio de 1609 llegó a Japón, participó en un curso de japonés durante dos años, tiempo en el que también colaboró como misionero en Amakusa. En 1612 fue trasladado a la zona de Miyaco (Kyŏto), donde siguió su labor misionera hasta inicios de 1614 cuando la persecución de Tokugawa Ieyaso buscaba la expulsión de los misioneros y a la erradicación del catolicismo del Japón. Atendió en Nagasaki y sus alrededores a las comunidades cristianas hasta noviembre, mes en el que la mayoría de los misioneros fueron expulsados a Macao y Manila.

El 6 de enero de 1615 partió de Macao con destino a Conchinchina (Vietnam) y luego a Turan (hoy Da Nang) con el fin de empezar una misión entre los residentes y emigrados japoneses en aquellas zonas. Para la fiesta de la Resurrección tenían ya edificada una capilla y celebraron los primeros bautizos.

En 1616 regresó a Macao, y luego pasó de nuevo a Japón, a donde ingresó disfrazado. Cuidó un año de los cristianos perseguidos en la región de Õmura y luego partió a Dewa, Õshū e Iwashiro, recorriendo una extensa parte de la región septentrional de la isla mayor, donde el único jesuita, Girolomo De Angelis, era un misionero itinerante. Recorrió sin cesar esas regiones, teniendo como centro de operaciones a las comunidades cristianas en Akita (fundadas por él) y Sendai. Visitó tres veces a los cristianos desterrados en Tsugaru.

En 1620 pasó a la isla de Exo (Hokkaidō) donde, el 5 de agosto, celebró la primera Misa en la historia de esa isla. Las cartas que el enviaba a Europa, describiendo sus visitas a los nativos ainu, detallaban tan bien la geografía que ayudaron a perfeccionar la cartografía del Oriente que se hacía en el continente europeo.

Al menos desde 1623 fue el superior de la misión en el Japón septentrional. El 8 de febrero de 1624 lo apresaron en Oroshie, no lejos de Mizusawa; debían llevarlo a Sendai, partieron el 10 y llegaron el 17, pese a que en condiciones normales ese camino se lo hacía en tan sólo tres días; el 18 sufrió por primera vez el tormento: lo sumergían en las heladas aguas del río Hirose, al pie de la fortaleza del daimyō Date Masamune. Este tormento lo repitieron el 22, desde las 10 de la mañana hasta casi el medio día, esta vez lo sacaron del río ya muerto.

fuente: Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús
Tomo I: AA – Costa Rica
Autor: Charles E. O’Neill
Universidad Pontifica Comillas – MADRID
ISBN 84-8468-037-1


Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato Diego, escriba a:
Catholic Bishops’ Conference of Japan
2-10-10 Shiomi Koto-ku
Tokyo 135-8585, JAPÓN

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Por: . | Fuente: Churchforum.org.mx

La mujer escandalosa que llegó a ser de muy buen ejemplo.

Martirologio Romano: En Cortona, de la Toscana, santa Margarita, que profundamente conmovida por la muerte de su amante, borró los pecados de su juventud con una penitencia saludable, pues recibida en la Tercera Orden de San Francisco, se entregó a la contemplación de Dios y fue favorecida por especiales carismas (1297).

Etimológicamente: Margarita = Aquella de belleza poco común, es de origen latino.

Fecha de canonización: 16 de mayo de 1728 por el Papa Benedicto XIII.

Margarita nació en Italia en 1247. Hija de una familia de agricultores, los primeros años los pasa alegremente junto a su madre que es muy piadosa y que le enseña a ofrecer por la salvación y por la conversión de los pecadores todo lo que hace y lo que reza.

Pero a los 7 años queda huérfana de madre, y entonces su padre se casa con una mujer dominante y agresiva que se dedica a hacerle la vida imposible a la joven Margarita, la cual empieza a volverse triste y desconfiada y a buscar fuera del hogar las alegrías que en su casa no logra hallar.

A los 17 años ya es una joven muy hermosa pero no puede encontrar cariño en su hogar. Es entonces cuando se deja engañar por un terrateniente, un rico agricultor que prometiéndole que se casará con ella, logra obtener que se fuera de su casa y se vaya con él. Ella al principio opone resistencia porque sabe que lo que le ofrece es la deshonra y una vida de pecado, pero los regalos espléndidos y las promesas mentirosas de aquel engañador la logran convencer, y una noche sale huyendo y se va con él.

Viajan aquella noche por un río en una balsa. Chocan y la balsa se hunde. Ella corre gravísimo peligro de ahogarse, pero su prometido logra salvarla nadando ágilmente. La joven considera esto como una llamada de Dios, pero en aquella hora pueden más las promesas del pecado que los avisos de Dios, y sigue con aquel hombre.

Son ocho años de pecado, de lujos, de fiestas y placeres, pero su alma no es feliz. Desea fuertemente volver a los tiempos antiguos cuando aunque no tenía lujos ni fiestas, ni honores, sin embargo tenía el alma limpia de pecado y tranquila su conciencia. Tiene un hijo (que más tarde será franciscano) pero en su alma se libra cada día una violenta batalla entre su deseo de vivir en gracia y amistad con Dios y los deseos pasionales de su naturaleza humana. La gente la ve atravesar plazas y calles, elegantísima, en lujosas cabalgaduras, pero no imaginan que su alma agoniza de angustia.

Para calmar un poco los remordimientos de su conciencia se dedica a repartir limosnas entre los pobres. A una viejita agradecida que le dice: "Gracias señora, Ud. si es buena persona". Le responde: ¡Por favor: no diga eso, que yo sólo soy una miserable pecadora!

A ratos se retira a las soledades del bosque a llorar. Y allí exclama: "Oh Dios: que bueno es poder hablarte, aunque el alma se siente tan débil y pecadora. Te repito las palabras del hijo pródigo: He pecado contra el cielo y contra Ti".

Le ruega a su compañero que contraigan matrimonio porque su alma no puede vivir tranquila en esa vida de ilegitimidad, pero él le responde que prefiere vivir en unión libre todavía por muchos años. Entonces ella ruega a Dios que le proporcione alguna solución. Y no se cansa de pedirle, con lágrimas, penitencias y mucha fe.

Una mañana su compañero se va al campo a visitar sus fincas. Por el camino unos sicarios guerilleros lo atacan, y lo matan a puñaladas, y esconden su cadáver entre unas matas, el hombre no vuelve esa tarde a casa, pero su fiel perro llega al día siguiente dando aullidos muy lastimeros y tira insistentemente de la falda de Margarita como diciéndole: "Por favor, sígame". Ella lo sigue llena de afán y de temor de que algo grave le haya sucedido a su compañero. En el bosque, junto a un gran árbol hay un montón de ramas y hasta allí la lleva el perro fiel. Margarita mueve ramas y encuentra el cadáver de su amante, destrozado con horrorosas heridas y empezando a descomponerse.

Margarita siente en aquel momento como un relámpago la llamada del cielo a volver a vivir en gracia y en amistad con Dios. Estalla en llanto por la tristeza de ver muerto a aquel hombre y por los terribles remordimientos que atormentan su propia conciencia. Pero recuerda que el Padre Celestial tiene siempre abiertos sus brazos bondadosos para recibir a todos los hijos pródigos que quieren volver a su divina amistad, y que Jesucristo nunca rechaza a las Magdalenas que quieran arrepentirse y cambiar de comportamiento, y con todas las energías de su alma se propone darle un vuelco total a su vida. Bien sabe que mientras vivamos en esta tierra nunca es tarde para convertirse y lograr salvarse.

Margarita no es mujer de medias tintas. Cuando se decide por algo lo hace con todas sus fuerzas. Así que lo primero que hace al volver del funeral de su amante es devolverles a los familiares de él todas las fincas que el hombre tenía. Vende luego las joyas y los lujos, y el dinero obtenido lo reparte a los pobres y ella se dispone a seguir viviendo en total pobreza.

Se va con su hijito a casa de su padre, pero la madrastra no permite que sea recibida allí, pues la considera una mujer escandalosa, y no cree en su arrepentimiento. Entonces sentada bajo un árbol se pone a llorar y a pensar. Los enemigos de la salvación le dicen: "Eres hermosa, tienes apenas 25 años, lánzate a la vida, que amadores no te van a faltar". Pero mientras reza siente que el Espíritu Santo le inspira esta idea: ¿Por qué no ir a la ciudad de Cortona donde están los Padres Franciscanos que son tan amigos de los pobres, y pedirles que me ayuden? Y hacia esa ciudad dirige sus pasos.

Al llegar a Cortona, en la entrada de la ciudad se encuentra con dos buenas señoras que se conmueven al verla en tan impresionante estado de pobreza y se ofrecen a ayudarla. La llevan a su casa; se encargan de la educación del niño y ellas mismas van donde los Padres Franciscanos a recomendarla.

Una gran bendición para Margarita fue encontrar entre los Padres Franciscanos dos santos y sabios sacerdotes que le supieron dar una excelente dirección espiritual. Por tres años largos tiene todavía que luchar esta joven contra las terribles tentaciones de su carne, pero estos prudentes directores la ayudan muchísimo animándola cuando está decaída y deprimida y guiándola con prudencia cuando ella se quiere dejar llevar por desmedidos entusiasmos. Deseaba hacer excesivas penitencias, porque decía que co nlas pasiones de su cuerpo nunca podía hacer las paces y que tenía que dominar a la fuerza ese cuerpo que tanto le había hecho ofender a Dios. Pero los Padres Franciscanos la moderaban y le insistían en que para la sociedad puede ser más útil un burro vivo que un cadáver.

Margarita fue al pueblo y a los campos donde había dado malos ejemplos viviendo en concubinato, y fue a vestida de penitencia y pidiendo perdón a los vecinos por todos los escándalos que les había dado con su vida pecaminosa de otros tiempos.

Luego por inspiración de Dios dejó de pensar tanto en sus antiguos pecados, y se dedicó más bien a pensar en el amor que Dios nos ha tenido, y esto la hizo crecer mucho en santidad. Entonces empezó a tener éxtasis (se llaman éxtasis a ciertos estados de contemplación y de meditación profunda cuyo resultado es la suspensión temporal de la actividad normal de los sentidos y cierta unión mística con Dios, acompañada de visiones sobrenaturales).

Sus directores, los dos Padres Franciscanos, fueron escribiendo todos los datos que lograron saber y redactaron la vida de la santa y muchas de sus visiones.

Fue admitida como Terciaria Franciscana, o sea como religiosa seglar, que viviendo en el mundo, se dedica a llevar una vida de mucha oración y de intenso apostolado.

Con la ayuda de otras jóvenes terciarais franciscanas, y pidiendo limosnas y ayudas de todas partes, Margarita funda un hospital en Cortona y allí se dedica con sus compañeras a atender gratuitamente a muchos enfermos.

Nuestro Señor empieza a hablarle en visiones, y así esta santa llega a ser una de las precursoras de la devoción al Sagrado Corazón. Recordemos algunos de los mensajes que Jesús le dio:

"Quiero que tu conversión sea un ejemplo para muchos pecadores, para que se sientan animados también a dejar la vida de pecado que han llevado, y a emprender desde ahora en adelante una vida llena de buenas obras. Deseo que todos los pecadores de todos los siglos recuerden que estoy dispuesto a recibirlos con los brazos abiertos como el padre recibió al hijo pródigo".

Cuando le asaltan las angustias al pensar si Jesucristo le habrá perdonado todas sus maldades, oye la voz de Nuestro Señor que le dice: "Porque he muerto en la cruz por salvarte, por eso te perdono todas tus culpas, sin dejar ninguna que no quede perdonada".

Otro día le dice Nuestro Señor: "Glorifícame, y Yo te glorificaré. Ámame, ámame y Yo te amaré. Dedícate a buscar lo que más te convenga para tu salvación".

En sus últimos años Margarita recibió de Dios el don de obrar milagros. Y se dedica a continuas penitencias. Ayuna; duerme sobre el duro suelo; pasa horas y horas rezando. Atiende con exquisito cuidado a toda clase de enfermos, especialmente a los más repugnantes. Ayuda a las mujeres pobres que van a tener hijos y que no tienen quién las atienda. Y sobre todo soporta con gran paciencia la increíble cantidad de cuentos y calumnias que las gentes malas le inventan contra su buena fama. Hasta los Padres Franciscanos dejan de atenderla porque las malas lenguas dicen que es una mujer indigna. Se retira a pasar sus últimos días en un rancho miserable y abandonado, para hacer penitencia de sus pecados.

Muere el 22 de febrero de 1297, a los 50 años. La mitad de la vida la pasó en pecado y la otra mitad haciendo penitencia y obras buenas. Lo último que dijo al morir fue: "Dios mío: yo te amo". El Papa Benedicto XIII, al declararla santa en 1728, dijo que Margarita es la mujer que más parecido tiene con María Magdalena.

Santa Margarita, la convertida: pídele a Dios, que nosotros también logremos convertirnos.

Nuestro sacrificio más agradable para Dios será el arrepentirnos y convertirnos de nuestros pecados.

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Fundadora

Martirologio Romano: En Florencia, de la Toscana, beata María de Jesús (Emilia) d’Outremont, la cual, nacida en Bélgica y madre de cuatro hijos, al quedar viuda, sin descuidar sus deberes maternos fundó y rigió la Sociedad de Hermanas de María Reparadora, confiando en el auxilio divino, y superando no pocas enfermedades, cuando regresaba a su patria terminó su terrena peregrinación, descansando en el Señor (1878).

Fecha de beatificación: 12 de octubre de 1997 por el Papa Juan Pablo II.

Breve Biografía


La Beata María de Jesús (en el siglo: Émilia D´Oultremont D´ Hoogvorst) nace en Wégimont, Bélgica, el 18 de Octubre de 1818. Dotada de una rica personalidad, tiene encanto y voluntad. Su padre es embajador de Bélgica ante la Santa Sede, y Emilia le acompaña en sus viajes a través de Europa. Muy joven, se siente atraída fuertemente por Dios como el absoluto y descubre la persona y la espiritualidad de Ignacio de Loyola.

En ella crece el deseo de la vida religiosa. Pero a los 18 años, siguiendo la costumbre de la época, sus padres le hablan de matrimonio. Después de un tiempo de vacilación, el 19 de Octubre de 1837, contrae matrimonio con Víctor d’Hooghvorst. Es un matrimonio concertado que se va a transformar en un matrimonio de amor y que será bendecido con el nacimiento de cuatro hijos, dos niños y dos niñas.

La vida de Emilia se reparte entre su familia, el servicio a los pobres y sus compromisos sociales. Un día en Roma, en medio de una gran baile, Dios se le revela como el Único. Esto hace brotar en ella la respuesta: “¡Maestro, Tú solo en mi vida!” “A partir de este momento, comprendí que entre El y yo existía una unión que nadie podría romper”.

La felicidad de Emilia y de Víctor será de corta duración: Víctor contrae una grave enfermedad y muere prematuramente en 1847.

A los 29 años, Emilia se encuentra viuda y con cuatro niños, entre los 2 y los 9 años, que ella educa con amor. Pero el deseo de pertenecer totalmente a Jesús se apodera más y más de su corazón. En los cuatro años siguientes a la muerte de su marido, fallecen también sus padres. En este momento decide poner a sus hijos en un colegio en Francia y ella con sus hijas hace las gestiones necesarias para establecerse en París; en 1854 sale definitivamente de Bélgica, distanciándose así de su familia. Pero antes de su marcha, una de sus tías le invita a su castillo de Bauffe. Allí le esperaba Dios.

¿Qué experiencia de Dios ha vivido?

El 8 de Diciembre de 1854, en el preciso momento en el que el Dogma de la Inmaculada Concepción se proclama en Roma, Emilia se encuentra en oración en la capilla de Bauffe. Allí vive una fuerte experiencia espiritual que va a iluminar y a transformar su vida para siempre.

Emilia relata esta experiencia como un encuentro con María. Esta le confía el deseo secreto de su corazón maternal. María le llama a amar a Jesús y a los miembros de su Cuerpo, “con la delicadeza del amor que se encuentra en el corazón de una madre” y ser así “María para Jesús”. Es una invitación a colaborar en la misión de redención y de reparación de Cristo.
Emilia responde sin reserva:

“Prometí todo a María”.

Emilia se siente impulsada a una vida de “reparación”, según una corriente espiritual del siglo XIX y en una época muy sensible a las profanaciones de la Eucaristía; valora el peso de la ternura de Dios por el mundo y toma conciencia de la urgencia de responder con el don de su vida.

Para Emilia, reparar es querer estar vuelta a Cristo sin cesar, desear servirle y darle a conocer, aceptar seguirle hasta su pasión, viviendo la solidaridad efectiva con la humanidad que sufre la prueba, ofrecer gestos de comunión y ser artífices de la paz.

“Al lado de María y por medio de su Corazón,
todo en nuestra vida será
para Dios, su gloria y la Reparación".


¿Cómo serán los comienzos?

Desde el principio, Emilia, rodeada de jóvenes de distintas nacionalidades y ayudada por varios Jesuitas comienza una experiencia de vida religiosa, fundó la Congregación de las Hermanas de María Reparadora.

La primera comunidad oficial se abre en Estrasburgo el 1 de Mayo de 1857. Emilia toma el nombre de “María de Jesús”. Paralelamente a esta fundación, continúa ocupándose del cuidado y la educación de sus hijos e hijas.

Desde los orígenes, la unidad del grupo se hace en torno a la Eucaristía, vivida en su doble dimensión de adoración y anuncio de la Palabra cuidando un equilibrio entre oración y actividad apostólica.

Murió en olor de santidad el día 22 de febrero del año de 1878 en Florencia, en Italia, a la edad de cincuenta y nueve años.

Su Santidad el pontífice Juan Pablo II aprobó la heroicidad de sus virtudes y la declaró "Venerable" el día 23 de diciembre del año de 1993, finalmente, aprobó el milagro atribuido por su intercesión y la declaró beata el día 12 de octubre del año de 1997.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata María de Jesús, escriba a:
Suore di Maria Riparatrice
Via dei Lucchesi, 3
00187 Roma, ITALIA.

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LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO





PALABRA DE DIOS DIARIA

Fiesta de la cátedra de san Pedro, apóstol, al que el Señor dijo: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. En el día en que los romanos acostumbraban a recordar a sus difuntos, se celebra la sede de aquel apóstol, cuyo sepulcro de conserva en el campo Vaticano y ha sido llamado a presidir en la caridad a toda la Iglesia.

Hoy se celebra la festividad de la Cátedra de San Pedro, una ocasión solemne que se remonta al cuarto siglo y con la que se rinde homenaje y se celebra el primado y la autoridad de San Pedro. 

La palabra "cátedra" significa asiento o trono y es la raíz de la palabra catedral, la iglesia donde un obispo tiene el trono desde el que predica. Sinónimo de cátedra es también "sede" (asiento o sitial): la "sede" es el lugar desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la Santa Sede es la sede del obispo de Roma, el Papa. 

Hace no muchos años, antes de rezar el Ángelus en este día, el Papa Juan Pablo II recordó que "la festividad litúrgica de la Cátedra de San Pedro subraya el singular ministerio que el Señor confió al jefe de los apóstoles, de confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la fe. En esto consiste el ´ministerium petrinum´, ese servicio peculiar que el obispo de Roma está llamado a rendir a todo el pueblo cristiano. Misión indispensable, que no se basa en prerrogativas humanas, sino en Cristo mismo como piedra angular de la comunidad eclesial". "Recemos -dijo- para que la Iglesia, en la variedad de culturas, lenguas y tradiciones, sea unánime en creer y profesar las verdades de fe y de moral transmitidas por los apóstoles". 

La cátedra es en realidad el trono que Carlos el Calvo regaló al papa Juan VIII y en el que fue coronado emperador el día de Navidad del año 875. Carlos el Calvo era nieto de Carlomagno. Durante muchos años la silla fue utilizada por el papa y sus sucesores durante las ceremonias litúrgicas, hasta que fue incorporada al Altar de la Cátedra de Bernini en 1666. 

Tradiciones, leyendas y creencias afirmaron durante muchos años que la silla era doble y que algunas partes se remontaban a los primeros días de la era cristiana e incluso que la utilizó San Pedro en persona. La silla ha sido objeto de numerosos estudios a lo largo de los siglos y la última vez que fue extraída del nicho que ocupa en el altar de Bernini fue durante un período de seis años, entre 1968 y 1974. Los análisis efectuados en aquella ocasión apuntaban a que se trataba de una sola silla cuyas partes mas antiguas eran del siglo VI. Lo que se había tomado por una segunda silla era en realidad una cubierta que servía tanto para proteger el trono como para llevarlo en procesión. 


Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado todo el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la misa del Capítulo de San Pedro. 

Hermanos Franciscanos

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