09/07/15

11:42 p.m.

Por: . | Fuente: patria-nazarena.blogspot.com

Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de España, Beatos Jaime Puig Mirosa y 18 compañeros de la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, además de Sebastián Lorens Telarroja, laico, asesinados por odio a la fe. ( 1936-1937)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Era hijo de Juan y de Mercedes, nació en Vic el 1 de mayo de 1888 y fue bautizado el día siguiente en la parroquia catedral donde se le impusieron los nombres de Segismundo Ramón y Pedro. Tenía cuatro hermanos. Su padre falleció el 16 de marzo de 1896. Luego su madre mercedes solicito el ingreso de Segismundo en el colegio de huérfanos pobres de Sant Julià. Y teniendo una certificación del párroco de la catedral de Vic fue aceptado e ingreso al colegio el 16 de julio de 1898. Luego murió su madre el 7 de febrero de 1899.

Luego de cinco años de permanecer en el colegio y sintiéndose movido por el ejemplo de los superiores y profesores sintió la llamada de Dios a ser religioso y solicito el ser admitido al colegio nazareno de Blanes, hacia donde se dirigió el 7 de diciembre de 1903 como aspirante coadjutor. Allí completo su formación humanística, y religiosa, vistió el hábito religioso del instituto e inicio el año de noviciado el 3 de mayo de 1908. Hizo su primera profesión religiosa el 3 de mayo de 1909.

El hermano Segismundo era alto, imponente, fuerte y de muy buena índole, era muy disciplinado y paciente, de carácter alegre y optimista. Y aunque tenía cáncer en el cuello siempre permanecía con el mismo comportamiento. Era un buen religioso. Seguía con fidelidad los actos de comunidad y en la oración constante encontraba las fuerzas para superar el mal que le aquejaba. Tuvo siempre a su cuidado una clase de párvulos, era un maestro ideal para los pequeños. Las familias querían que sus hijos fueran a la clase del hermano Sagalés.

En 1936 el hacia parte de la comunidad del colegio Jesús, María y José de Sant Andreu, y como todos los de la comunidad tuvo que ponerse a salvo de la persecución. En esa situación en la familia donde estaba refugiado también se les dio a guardar los restos mortales del Padre Manyanet, y ante la preocupación de que los restos cayeran en poder de los perseguidores, el hermano Sagalés, con mucha responsabilidad, procedió entonces con la ayuda de la familia a la incineración de los restos del siervo de Dios.

Después de la incineración de los restos, para no poner en riesgo las familias ni las cenizas del padre Manyanet, salió de esta familia, y acompañado por una de las señoras de la familia se fue hacia Vic, pero después de un registro que les hicieron sin piedad, se dieron cuenta de que algunos espías los estaban siguiendo, pero de todas formas tomaron el tren y siguieron su camino.

Una vez estando en Vic el hermano Sagalés se quedó en casa de unos sobrinos y después de unos días paso a la casa de una sobrina. Allí fue detenido el 8 de septiembre de 1936, junto con el señor Marcos Terradellas, organista de la iglesia de la soledad de igualada, fueron así conducidos hacia la carretera de Vic ha Manresa, y allí los asesinaron en el lugar llamado Matavacas ese mismo día. Contaba 48 años de edad, 27 de profesión religiosa.

Integran el grupo:
(Nombre, Lugar y fecha del martirio)


01.- Jaime (Jaume) Puig Mirosa, Sacerdote- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
02.- Sebastián Llorens Telarroja, Apóstol Laico- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
03.- Narciso Sitjà Basté, Sacerdote- Barcelona el 9 VIII 1936;
04.- Juan Cuscó Oliver, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
05.- Pedro Sadurní Raventós, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
06.- Fermín Martorell Víes, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
07.- Francisco Llach Candell, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
08.- Eduardo Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
09.- Ramón Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
10.- Juan Franquesa Costa, Sacerdote- Cerveza, Lleida, 2 IX 1936;
11.- Segismundo Sagalés Vilà, Religioso Coadjutor- Múnter, Barcelona, 8 IX 1936;
12.- José Vila Barri, Sacerdote- Gurb de la Plana, Barcelona, 21 IX 1936;
13.- Pedro Verdaguer Saurina, Sacerdote- Barcelona, 15 X 1936;
14.- Roberto Montserrat Beliart, Sacerdote- Barcelona, 13 XI 1936;
15.- Antonio Mascaró Colomina, Religioso Escolar- Barcelona, 27 I 1937;
16.- Pedro Ruiz Ortega, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
17.- Pedro Roca Toscas, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
18.- Ramón Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
19.- Jaime Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
20.- Ramón Oromí Sullà, Sacerdote- Barcelona, 26 IV 1937.

11:42 p.m.

Obispo

Martirologio Romano: En Valencia, de España, santo Tomás de Villanueva, obispo, que, siendo religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, aceptó por obediencia el episcopado, sobresaliendo, entre otras virtudes pastorales, por un encendido amor hacia los pobres hasta entregarles todos los bienes, incluida la propia cama (1555).

Tomás García Martínez, más conocido como Santo Tomás de Villanueva (* Fuenllana, Ciudad Real, 1488 - † Valencia, 9 de septiembre de 1555), predicador, escritor ascético y religioso agustino español.

Nació en Fuenllana,se educó y creció en Villanueva de los Infantes, provincia de Ciudad Real, donde sus padres poseían una rica hacienda, pese a lo cual muchas veces el muchacho andaba desnudo porque había dado sus vestidos a los pobres. Queda en pie parte de la casa original, con un escudo en la esquina, al lado de un oratorio de la familia.

Aunque hizo estudios de Artes y Teología en la Universidad de Alcalá de Henares, ingresó en la Orden de los Agustinos de Salamanca (1516) y en 1518 fue ordenado sacerdote; en la orden ocupó los cargos de prior conventual, visitador géneral y prior provincial de Andalucía y Castilla. También fue profesor de la universidad y consejero y confesor de Carlos I de España.

Gozó de fama por su gran austeridad personal (llegó a vender el jergón donde dormía para dar el dinero a los pobres) y por su ejercicio continuo e infatigable de la caridad, especialmente con los huérfanos, con las doncellas pobres y sin dote y con los enfermos. Poseía, sin embargo, una concepción inteligente de la piedad, de forma que aunque era muy limosnero procuraba solucionar definitiva y estructuralmente la pobreza mediante la redención activa de la misma, dando trabajo a los pobres, y así hacía fructificar sus limosnas: «La limosna no sólo es dar, sino sacar de la necesidad al que la padece y librarla de ella cuando fuere posible.», escribió.

En 1533 envió como Provincial a los primeros padres agustinos que llegaron a México. Empezó a tener éxtasis místicos en misa o cuando rezaba los salmos.

Carlos I le había ofrecido el cargo de arzobispo de Granada pero él nunca lo había aceptado; se cuenta que llegó a arzobispo de Valencia el 10 de octubre de 1544 por error de un escribano, pero siguió negándose hasta que se lo ordenó su superior en la orden. Allí, ayudado por su obispo auxiliar Juan Segriá, puso orden en una diócesis que hacía un siglo que no tenía gobierno pastoral directo. Organizó un colegio especial para los moriscos conversos y organizó en especial un plan eficaz de asistencia y auxilio social y de caridad.

Compuso bellos sermones, entre los que destaca Sermón del amor de Dios, una de las grandes manifestaciones de la oratoria sagrada del XVI. Tuvo, en efecto, una gran fama de predicador, en un estilo sobrio y sencillo. Carlos I, al oírle predicar, exclamó: «Este Monseñor conmueve hasta las piedras», y provocaba sonoras conversiones. Algunos de sus sermones arremeten contra la crueldad de la fiesta de los toros. Tuvo asimismo una gran devoción por la Virgen María, cuyo corazón comparó a la zarza ardiente, que nunca se consumía. Es autor de varios Opúsculos, dentro de los que se incluye el Soliloquio entre Dios y el alma, en torno a la comunión.

En 1547 ordenó sacerdote al futuro San Luis Beltrán [1]. Falleció por una angina de pecho en 1555 a los sesenta y seis años. Fue canonizado por el papa Alejandro VII el 1 de noviembre de 1658.

Francisco de Quevedo escribió una biografía suya. Sus obras completas fueron editadas en Manila en 1881, Opera omnia, seis vols.

Es el Santo Patrón de la prestigiosa Universidad de Villanova, Pennsylvania, Estados Unidos de América establecida por los Agustinos en 1842, y de la Universidad de Santo Tomas de Villanueva en La Habana, Cuba. Esta fue cerrada por el gobierno Cubano en 1961, tras la expulsion de los Agustinos, considerados enemigos de la Revolucion por sus quejas frequentes contra el gobierno. Los Agustinos exiliados establecerion University of St. Thomas en Miami Gardens, Florida en 1961.

11:42 p.m.

Nuestra Señora de la Salud. Vailankanni, India.

Desde el siglo XVI hasta nuestros días, y con progresivo entusiasmo, los católicos de la India viene invocando a la que ellos denominan "Vailankánni Arókia Matha"; denominación que, traducida, significa "Madre de la Salud Vailankanni".

Todo comenzó, como en tantas otras ocasiones, con la sencillez ingenua de dos pastorcitos que decían haber visto a la Madre de Jesús. El primer pastorcito contaba a los vecinos de la aldea cómo una hermosa Señora, con un Niño en los brazos, le había pedido un poco de agua fresca de la que él llevaba en un cántaro y cómo, al llegar a su casa, se había llevado la gran sorpresa de ver que el agua se había transtormado en jugosa leche fresca... El otro niño pastor había sido curado milagrosamente por esa misma Señora así lo afirmaba él, y la Senora le había pedido que para agradecerle la recuperación de la salud, consiguiera levantar una capilla en aquel lugar adonde las gentes acudirían y Ella les mostraría de continuo su maternal benevolencia. Un señor rico de Nagapathnam, con la ayuda de todo el vecindario, había respondido puntualmente a la reiterada petición del niño pastor y la capilla alzaba al poco sus muros en la cima del altozano. Al pie de la montaña de la Virgen, como comenzaba ya a designar las buenas gentes de aquel lugar, la ancha bahía del mar de Bengala, escenario de los afanes de los pobres pescadores de la aldea de Vailankánni y sorpresa, admirable por su belleza, para las carabelas lusas que lo surcaban con impulsos de descubrimientos, ideales de evangelización y avaricias incontenibles de oro, rubíes y especias...

Y ocurrió lo que tenía que ocurrir. Una mala noche las aguas del mar de Bengala se encresparon porque los monzones estaban a punto de irrumpir con sus diluvios y los navegantes portugueses, aunque avezados a las muchas tormentas, vieron en peligro sus vidas. Una resplandeciente luz, en la altura de un altozano vecino, les infundía esperanza, sin que supieran a ciencia cierta el porqué de ese sentimiento de esperanza y, sobre todo, el porqué de aquella insólita claridad... Uno de los marineros recordó de repente que, en una travesía anterior, habia divisado los muros de una capilla y toda la tripulación, sin más argumentos, se puso acto seguido a invocar la protección de Nuestra Señora.

Por lo que en consideración de este favor que devolvía a la vida desde una inminente muerte a unos marineros. Y en atención a los otros dos anteriores del agua convertida en leche fresca y del pastorcito curado de sus enfermedades, las gentes del lugar comenzaron a invocar a la Virgen de la ermita como "Santa María, Madre de la Salud".

De aquella primitiva construcción nada queda al presente, salvo que la curiosidad de los arqueólogos se concentre algún día en forzar excavaciones de viejas cimentaciones. La piedad de los católicos de la India construyó un templo mayor y luego otro aún más espacioso, éste superpuesto al primero. Los arquitectos quisieron imitar un tanto al Santuario de Lourdes, y trazaron una amplia escalinata de dos brazos, erigieron las catorce cruces del Viacrucis, hicieron saltar el agua de unas rocas vecinas... Juan XXIII, a instancias del episcopado indio, elevó el templo a la categoría de basílica menor y todos comenzaron a calificar al santuario de la "Madre de la Salud de Vailankanni" como "el Lourdes de la India".

La festividad de la "Madre de la Salud" se celebra el 8 de septiembre de cada año. Más de 1,000,000 de peregrinos se concentra en la jornada para honrar la natividad de Nuestra Señora. Llegan al Estado de Támil Nádu, a la diócesis de Thanjavur y a esta aldea de 5,000 habitantes, desde todas partes del inmenso país. Llegan los que son y se profesan católicos, indios lógicamente; pero llegan también y esto es novedoso miles y miles que se confiesan musulmanes, hindúes, jainistas, shiks, parsis. Las concentraciones masivas no se hacen solo el día 8 de septiembre. Durante todo el año y particularmente en Pascua, en mayo, en agosto..., las multitudes se apiñan en el santuario. La Iglesia de India, que cuenta con muchos otros templos dedicados a la Virgen, no ha procedido por el momento, al menos a declarar al de la "Madre de la Salud" como el Santuario Mariano nacional, pero pocas dudas caben de que éste de la aldea de Vailankanni sea el principal y tal vez el más antiguo de todos los santuarios marianos de la India, seguido muy de cerca también es verdad por el de la "Virgen de las Gracias", en Sardana, diócesis de Meerut en el Norte del país, y por el de la "Virgen del Monte", en Bandra, archidiócesis de Bombay.

Resultaba lógico que el Santuario de la "Madre de la Salud" expresara el amor maternal de Nuestra Señora en instituciones de asistencia y de beneficencia para los más desvalidos: los niños y los ancianos. Y así se ha hecho, en efecto. A la sombra del Santuario se han construido dos orfanatos. Uno para niños, y otro para niñas.

Funcionan también aquí mismo un asilo para ancianos y ancianas y un dispensario para urgencias que no cierra sus puertas ni de día ni de noche por la extraordinaria afluencia de peregrinos que de día y de noche suben hasta la colina.

Los orfanatos del Santuario, como los otros 800 que la Iglesia tiene en India para bien de los niños huérfanos y abandonados, están financiados, al menos parcialmente por la obra de la Infancia Misionera.


11:42 p.m.

Por: . | Fuente: Franciscanos.org

Martirologio Romano: En Villarreal de los Infantes, en la provincia de Castellón, en España, beato Pascual Fortuño Almela, presbítero de la Orden de Hermanos Menores y mártir, que fue coronado de gloria por su testimonio de Cristo (1936).

Fecha de beatificación: El 11 de marzo del año 2001, el papa Juan Pablo II beatificó a 233 mártires de la persecución religiosa en España (1936-39), uno de ellos es el Beato Pascual.

Nació el 3 de marzo de 1886 en Villarreal o Vila-Real, próspera ciudad de La Plana, provincia de Castellón y diócesis entonces de Tortosa y ahora de Segorbe-Castellón. Fue bautizado al día siguiente con el nombre de Pascual. Su infancia transcurrió en el sano ambiente de una familia piadosa y acomodada que cultivaba sus propios campos; allí aprendió las virtudes cristianas y la laboriosidad. Estudió las primeras letras en el colegio de los franciscanos de Vila-Real.

A la edad de doce años ingresó en el seminario menor franciscano de Balaguer (Lérida), perteneciente a la Provincia franciscana de Cataluña, donde comenzó el estudio de las humanidades, que terminó en el seminario menor de Benissa (Alicante), perteneciente a la Provincia franciscana de Valencia, al que se había pasado. Vistió el hábito franciscano en la casa noviciado de Santo Espíritu del Monte (Gilet-Valencia) el 18 de enero de 1905, y allí mismo hizo la profesión religiosa el 21 de enero de 1906. Cursados los estudios de filosofía y teología en el Estudiantado franciscano de Onteniente (Valencia), recibió la ordenación sacerdotal el 15 de agosto de 1913 en Teruel.

Tras su ordenación, los superiores lo destinaron al seminario menor de Benissa como educador de los benjamines de la Provincia, por quienes se desveló y de quienes se ganó el aprecio y la confianza por su entrega y sus cualidades pedagógicas. Cuatro años estuvo dedicado a este ministerio, pues en 1917 fue destinado al servicio de la Custodia de San Antonio, en Argentina, dependiente entonces de la Provincia franciscana de Valencia; durante cinco años estuvo ejerciendo con ejemplaridad el ministerio sacerdotal en la casa de Azul y en otras a las que lo destinaron los superiores.

De regreso en su patria, se dedicó de nuevo a la formación de los alumnos del seminario de Benissa. Estuvo luego en el convento de Pego y durante algún tiempo fue morador del convento de Segorbe. Ya establecida la II República en España, en 1931 fue nombrado vicario del convento-noviciado de Santo Espíritu del Monte, donde lo sorprendió la persecución religiosa de 1936.

Estimado de todos, era un franciscano ejemplar, fiel a sus deberes religiosos, y un pedagogo modelo que vivía lo que enseñaba a los otros. No obstante su carácter sanguíneo, sabía dominarse y siempre se manifestaba amable y acogedor. En los años de ejercicio del ministerio sacerdotal fue asiduo al confesonario y prudente director de almas. Como predicador de la palabra de Dios, se preparaba con esmero y tesón. Fue también director de ejercicios espirituales, y muy solicitado por las religiosas para pláticas espirituales de formación. Quienes convivieron con él destacan las virtudes morales y religiosas de que estaba adornado, así como su devoción al Santísimo Sacramento, a la Virgen María, a la práctica del vía crucis, su vida de oración, etc. Recalcan su sólida formación, su delicada conciencia y su profunda vivencia religiosa, a la vez que su afán de inculcar estas virtudes y devociones a sus alumnos con el tacto de un buen pedagogo. Según el parecer de no pocos testigos, aunque no hubiera sido mártir, debería haberse incoado su proceso de beatificación.

El 18 de julio de 1936, desencadenada en España la persecución religiosa, tuvo que dejar el monasterio de Santo Espíritu, como sus hermanos de hábito, y refugiarse en Vila-Real. Pasados los primeros días en casa de sus padres, para mayor seguridad se trasladó con su familia a una masía o casa de campo, donde permanecieron algo más de un mes. Ante la inseguridad con que incluso allí vivían, se refugió de nuevo en el pueblo, en casa de su hermana Rosario, donde más tarde fue detenido. Según refieren los testigos, era admirable la predisposición y preparación del P. Pascual para el martirio. Solía repetir, con paz y confianza: «Sea lo que Dios quiera». «Que se cumpla la voluntad de Dios». «Estemos preparados para lo que el Señor quiera de nosotros. Esto es lo único que nos interesa en la vida». Es singularmente elocuente el diálogo que mantuvo con su madre, según cuenta una sobrina del mártir: «Cuando salió del "maset" para esconderse en casa de su hermana Rosario, su anciana madre, que le quería mucho, le dice llorando: "Adiós, adiós, hijo mío, ya no te volveré a ver". A lo que el P. Pascual contesta: "No llores, madre, pues, cuando me maten, tendrás un hijo en el cielo. Tú me preguntas que a dónde voy; me voy al cielo"».

En Vila-Real, como por todas partes, irrumpió con violencia la persecución religiosa: fueron asesinados muchos sacerdotes y religiosos, quemados los templos, entre ellos el de San Pascual, y los restos del Santo, que se conservaban con gran veneración del pueblo. Según declaran los testigos, en este ambiente de odio y persecución religiosa, el P. Pascual fue detenido en casa de su hermana el día 7 de septiembre de 1936, y encarcelado en el cuartel de la Guardia Civil. Aquel mismo día, por la noche, fueron a llevarle la cena y un colchón sus hermanos Joaquín y Rosario y la sirvienta de la familia Dña. Trinidad Manzanet, últimos familiares que le vieron y pudieron hablar brevemente con él, guardando un grato recuerdo de su confianza en Dios y de su disposición para aceptar su santa voluntad. Testigo de excepción del tiempo que estuvo en la cárcel el P. Pascual y de los malos tratos que allí recibió es don Julio Pascual, que se encontraba en la misma cárcel cuando ingresó en ella nuestro mártir, y a quien el Beato hizo estas premoniciones: «A usted no le pasará nada. Yo sé positivamente a dónde voy: estoy destinado al martirio; diga a mis hermanos que voy conformado al martirio; que recen mucho por estos pobres hombres». Don Julio recordó toda su vida estas palabras y las repitió con devoción, pues se cumplió lo que el padre Pascual le había dicho. También él fue llevado al patíbulo de la muerte, del que pudo escapar y sobrevivir.

El P. Pascual Fortuño fue asesinado la madrugada del día 8 de septiembre de 1936, en la carretera entre Castellón y Benicásim. Había sido detenido la víspera. Tenía entonces 50 años de edad, 31 de hábito franciscano y 23 de sacerdocio. Refieren los testigos que, una vez conducido al lugar de su fusilamiento y cuando trataban de ejecutarlo, las balas rebotaban sobre su pecho y caían a tierra. Ante este hecho, el mártir dijo a quienes disparaban contra él: «Es inútil que disparéis; si queréis matarme, tiene que ser con un arma blanca». Por eso, le hundieron una bayoneta o machete en el pecho. Sus ejecutores quedaron muy impresionados y asustados: «Hemos hecho mal en matarlo -decían-; era un santo. Si es verdad que hay santos, éste es uno de ellos».

Su cadáver fue trasladado al cementerio de Castellón y enterrado en el suelo, en fosa individual. Ese mismo día, hechas las oportunas averiguaciones, algunos familiares del mártir y doña Trinidad Manzanet se personaron en el cementerio de Castellón, donde el enterrador les indicó el lugar en que lo había enterrado hacía poco, y les mostró sus ropas, que ellos reconocieron.

El 3 de noviembre de 1938, liberada ya Vila-Real por el ejército del general Franco, fueron exhumados y reconocidos los restos del P. Pascual y trasladados al cementerio de su pueblo natal, que les dispensó un fervoroso y popular recibimiento, siendo depositados en el panteón de los franciscanos. En agosto de 1967, introducida su causa de beatificación, los restos del mártir fueron trasladados a la iglesia de los franciscanos de la misma ciudad.

El P. Llorens, cronista de la Provincia franciscana de Valencia, dice de nuestro Beato: «Esta vida, más angélica que humana, tuvo en el martirio su coronación más completa. Fue como broche de oro que el seráfico Padre quiso poner a aquella existencia que mereció ver los días de Rivotorto y la Porciúncula, en los que el Santo Padre y Fundador amaestraba a sus hijos en la práctica de la humildad, sencillez, abnegación y amor de Dios».

11:42 p.m.

Por: . | Fuente: ArchiValencia.org

Padre de Familia y Mártir

Martirologio Romano: En Alcoy, cerca de Alicante, en España, beato Marino Blanes Giner, mártir, que, siendo padre de familia, recibió de Dios la vida eterna después de sufrir la muerte a manos de hombres, en días de persecución religiosa durante la guerra civil española (1936).

Fecha de beatificación: El 11 de marzo del año 2001, el papa Juan Pablo II beatificó a 233 mártires de la persecución religiosa en España (1936-39), entre ellos consta el Beato Marino Blanes

El Beato Marino Blanes Giner nació el 17 septiembre de 1888 en la ciudad de Alcoy, provincia de Alicante, diócesis de Valencia. Fue bautizado en la Iglesia parroquial de Santa María de la ciudad de Alcoy, el 19 septiembre del mismo año. Sus padres Jaime Blanes Reig y Josefa Giner Botella educaron a su hijo "en un ambiente muy católico de una gran raigambre religiosa". El 8 de agosto de 1902, de manos del Excmo. y Revdmo. Sr. D. Juan Benlloch, recibió el sacramento de la confirmación en la parroquia de Santa María de la ciudad de Alcoy. El 26 septiembre 1913 en la Iglesia de San Mauro y San Francisco de Alcoy, a la edad de veinticinco años, contrajo matrimonio canónico con Julia Jordá Lloret, que tenía veintidós años. Formaron un hogar cristiano bendecido por Dios con 9 retoños, 4 de los cuales, cuando se instruyó el proceso de beatificación de Marino Blanes Giner, sobrevivían Julia Isabel, María de los Desamparados, María del Milagro y Marino Francisco. Pertenecía a la Asociación de la Doctrina Cristiana.

Vivió auténticamente su vocación laical, tratando de impregnar de espíritu evangélico la realidad temporal en la cual la Providencia divina lo llevó a ejercer su trabajo cotidiano al servicio y en la construcción de la sociedad civil valenciana como empleado del Banco Español de Crédito y como concejal del Ayuntamiento de Alcoy.

Hombre profundamente religioso, movido por del Espíritu Santo se dedicó al apostolado organizado siendo miembro de varias asociaciones laicales, fue Terciario de San Francisco, miembro del Santísimo Viático, de San Jorge, del Niño de Jesús del Milagro, de San Juan de Dios y presidente de la Adoración nocturna. Fue también miembro de las Conferencias de San Vicente de Paúl, de la Escuela de Cristo, de San Mauro, de Santísima Trinidad, de San Antonio, del Apostolado de la oración, de la Virgen del Carmen, de la Virgen de los Desamparados y de otras. Además fue fundador del Centro Instructivo Católico.

Colaboró en estrecha relación con el párroco en la catequesis; solía ir los domingos a las masías ya que pertenecía a la "Asociación San Ignacio" que tenía como misión enseñar el catecismo en las aldeas circundantes a Alcoy, como son Paly, Mariola, Barchell, Batoy y Carabenchell.

Apóstol social ejercía la caridad hasta donde le permitía su posición económica. Su ayuda a los necesitados llegó al extremo de la quiebra, así nos lo narra el sobrino del Beato: "Su madre Josefa Giner, le montó un negocio de curtidos de cuero... negocio que fue a la quiebra porque muchos zapateros acudían a él en demanda de género, aludiendo que ya le pagarían luego, pues estaban necesitados de género y precisaban las materias para salir adelante, y el todo corazón les servía, produciéndose lo inevitable: el cierre. En el mismo local, su madre le volvió a montar un comercio de comestibles y nuevamente se vio abocado a la quiebra".

Los domingos ayudaba a las hermanas que prestaban asistencia en el Hospital Oliver para el aseo personal de los enfermos. Por la intensa actividad apostólica que realizaba y por haber impedido la quema de la iglesia de San Mauro era considerado por los enemigos de la Iglesia como un católico ferviente, por ello lo arrestaron y asesinaron.

El Beato, durante la República, de 1931 a 1936, y en los días previos a la revolución era consciente de la situación que estaba para afrontar: persecución religiosa y probable martirio; así lo manifiesta un testigo y compañero de trabajo: "Durante la República del 31 al 36 mantuvo su postura de católico convencido a pesar de los peligros que le pudieron sobrevenir". Confirmado por un vecino de la casa del Beato: "Al iniciarse la República notamos cierta hostilidad en el ambiente de nuestro apostolado, pero él mantuvo sus actividades catequistas".

En el mismo modo declara la hija del Beato: "Mi padre cuando vino la República y la persecución religiosa permaneció firme en sus convicciones hasta el punto que cuando el peligro iba creciendo se consideraba no buen cristiano sino era perseguido". Durante los años de la República se dedicó a velar por la seguridad de las iglesias: Así lo afirma un testigo que tuvo al Beato como catequista: "Cuando vino la República del 31 al 36 conservó su temple apostólico, llegando a quedarse en el interior tanto del Patronato como de la Iglesia de San Francisco y de San Mauro para defenderlas de posibles ataques". Confirmado por la deposición de su hija: "Tuvo gran interés en cuidar por la seguridad de las iglesias". Del mismo modo declara un testigo de oficio, y compañero de apostolado del Beato: "Durante la República continuó sus actividades apostólicas conservando su ánimo decidido en la defensa de lo cristiano".

Animado por este celo eclesial en una ocasión impidió la quema de la iglesia de San Mauro y San Francisco: "Cuando regresaba a su casa después de echar una carta al correo encontró en la puerta de San Francisco 12 botellas de gasolina y otra para hacer de mecha, alarmado llamó al vigilante e intervino la policía con lo que se frustró la perversa tentativa. Al día siguiente un periódico anticlerical publicaba un cuentecito diciendo: ‘¿Marino, no dice Ud. que el salir de noche es pecaminoso?’".

La persecución religiosa en Alcoy se agudizó el 18 de julio de 1936 con el incendio de las iglesias, la quema de imágenes y objetos religiosos y el encarcelamiento de muchos católicos. Al precipitarse la revolución Marino Blanes reaccionó como un hombre de fe profunda, poniendo toda su confianza en la Providencia divina. Así lo refiere su esposa, testigo calificada por su cercanía con el Beato: "Al estallar la revolución de 1936 insistían en que se escondiese, pero él repetía: ‘nunca hice mal, sino bien, luego no tengo motivos para esconderme’".

DETENCIÓN, ENCARCELAMIENTO Y MARTIRIO

El 21 de julio de 1936 fue detenido por unos milicianos en su casa, hacia las 13:30 hs.: La hija del Beato, depone: "Hacia la una y media (mediodía) del 21 de julio se presentaron dos milicianos a la casita de Batoy con el pretexto de que le tenían que hacer unas preguntas. También fue detenido un vecino llamado Juan Torregrosa. De allí fueron conducidos al Ayuntamiento. Al verle entrar el cabo de la guardia municipal dijo ‘ya está aquí el de la gasolina’. Entonces mi padre le dijo a Juan ‘Ya no me salvo’. Este Juan aquella misma noche subió a su casa y nos contó lo sucedido. Del Ayuntamiento fue trasladado a la cárcel municipal donde estuvo siete semanas".

La esposa del Beato, en su deposición explica: "Juntamente con mi marido se llevaron a mi cuñado Román Rodes, difunto, quien regresó a casa esa misma noche mientras mi marido se lo llevaron a la cárcel donde estuvo alrededor de dos meses para ser trasladado a la prisión de las Esclavas, dos días antes de su muerte. A su entrada al Ayuntamiento - me contó mi cuñado - un cabo de guardia municipal, dijo: ‘ya está aquí el de la gasolina, el que buscábamos’ - refiriéndose al hecho de impedir con su intervención la quema de S. Mauro pues los sacerdotes así lo reconocían". Depone un testigo: "Al Ayuntamiento donde estuve dos o tres horas y en aquellos momentos pude hablar con el Beato quien me dijo: ‘Ah, D. Guillermo, usted lo contará, pero yo no’ previendo su próximo martirio".

La muerte del Beato está probada mediante el certificado de defunción y por la documentación que se encuentra en la Sección "Causa General" del Archivo Histórico Nacional de Madrid.

La noche del 7 al 8 de septiembre de 1936 lo sacaron de su prisión, y lo asesinaron. Así lo testimonia la hija del Beato: "En la noche del 7 al 8 de septiembre de 1936 nos despertamos todos mis hermanos a las tres como si presintiéramos alguna cosa desagradable y nos pusimos a rezar, y al día siguiente cuando mi hermano Marino fue a llevarle el desayuno a las 9 de la mañana, le dijeron que el Gobernador de Alicante lo había reclamado y después fuimos a buscarlo a la misma cárcel y nos dijeron: anoche le dimos libertad". La esposa del Beato Marino Blanes Giner, declara: "Mi hijo fue un día a llevarle la comida y le dijeron que lo habían llevado a Alicante y ya no supimos nada más de él". Su cuerpo nunca fue encontrado.

11:42 p.m.

Por: . | Fuente: LaSalle.org

Religiosos Mártires

Martirologio Romano: En Almería, en España, beatos José Cecilio (Bonifacio) Rodríguez González, Teodomiro Joaquín (Adriano) Sainz Sainz y Evencio Ricardo (Eusebio Alfonso) Uyarra, mártires, hermanos de las Escuelas Cristianas, todos los cuales alcanzaron la palma del martirio en la persecución religiosa durante la guerra (1936).

Fecha de beatificación: Beatificados el 10 de octubre de 1993 por S.S. Juan Pabo II.

Lista del grupo de mártires: Hermano Edmigio (Isidoro Primo Rodríguez), Hermano Amalio (Justo Zariquiegui Mendoza), Hermano Valerio Bernardo (Marciano Herrero Martínez), Hermano Teodomiro Joaquín (Adrián Sáiz Sáiz), Hermano Evencio Ricardo (Eusebio Alonso Uyarra), Hermano Aurelio María (Bienvenido Villalón Acebrón), Hermano José Cecilio (Bonifacio Rodríguez González), todos ellos hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle.
La lista es completada por Mons. Diego Ventaja Milán, obispo de Almería, y Mons. Manuel Medina Olmos, obispo de Gaudix.

Poco tiempo después del comienzo de la guerra civil en España, en 1936, el Frente Popular en la Provincia de Almería dio orden de arrestar a todos los enemigos de la revolución, en particular los sacerdotes y los religiosos. Cinco de los Hermanos fueron detenidos en su escuela, y los otros dos en la calle cuando iban a echar al correo cartas para su familia. Con muchos otros, estos prisioneros fueron encerrados en prisiones improvisadas, donde fueron sometidos a privaciones, malos tratos y burlas. La noche del 29 de agosto, dos obispos y otras 15 personas fueron llevadas a un lugar aislado, donde los pusieron en fila y los fusilaron. La noche siguiente, 30 de agosto, los Hermanos Hedmigio, Amalio y Valerio fueron transportados a los alrededores de Tabernas donde fueron asesinados de un balazo en la cabeza y sus cuerpos fueron arrojados en un pozo profundo. El 8 de septiembre, los Hermanos Evencio y Teodomiro fueron fusilados cerca de la carretera y sus cuerpos quedaron abandonados allí mismo. Los Hermanos Aurelio y José corrieron la misma suerte el 12 de septiembre; sus cuerpos fueron también echados a un pozo. Los obispos y los Hermanos fueron condenados a muerte sin juicio, por el crimen de haber profesado y enseñado la fe católica.

Hermano José Cecilio (Bonifacio Rodríguez González)
Nacido en La Molina de Ubierna, España, el 14 de mayo de 1885
Entrado en el Noviciado el 21 de noviembre de 1901

Hermano Teodomiro Joaquín (Adrián Sáiz Sáiz)
Nacido en Puentedey, España, el 8 de septiembre de 1907
Entrado en el Noviciado el 15 de agosto de 1923

Hermano Evencio Ricardo (Eusebio Alonso Uyarra)
Nacido en Viloria, España, el 5 de marzo de 1907
Entrado en el Noviciado el 2 de febrero de 1923


Hermanos Franciscanos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.