10/16/16

11:20 p.m.

Por: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid

Ermitaño

Martirologio Romano: En Licópolis, de Egipto, san Juan, eremita, que entre sus muchas virtudes se distinguió por su espíritu profético (s. IV).

Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.

Nació en Licópolis, hoy Asiut, en los comienzos del siglo IV y pasó la mayor parte de su vida en la Tebaida, dedicado a la oración y a la penitencia. Parece ser que nació en el seno de una familia pobre y que tuvo en la juventud la profesión de carpintero.

Muy joven marcha a buscar la soledad del desierto; se pone bajo el amparo de santo monje que le orienta en las difíciles sendas de la imitación de Jesucristo, siguiéndole en la soledad. El maestro pone a prueba su disposición mandándole, de modo insólito, que riegue una rama de árbol seca y podrida que ha plantado en la tierra. El joven aprendiz de anacoreta no se complica la vida con disquisiciones por muy razonadas que parezcan; va y viene dos veces al día a por el agua escasa que tiene a distancia y moja y riega su pobre leño. No sabemos cuál fue el resultado de su prueba, pero a él -entonces inexperto- le sirvió para mortificarse y enraizar la obediencia.

Come hierbas y raíces; bebe agua abundante; es de poco dormir, hace mucha oración y extremada penitencia. Las pocas gentes que conoce lo ven lleno de buen humor, servicial, parco en las palabras, acertado en las sentencias que salen de su boca siempre dispuesta a enseñar a Cristo; lo describen barbudo con figura alargada y seca. No daba para otra apariencia aquella vida de ayuno con sol y aire abundante.

Con el paso del tiempo, se aproxima a él gente más apartada. Al correrse las voces sobre la santidad de Juan, el solitario anacoreta, vienen desde lejos a rezar y aprender cosas de Dios. Algunos consultan problemas personales, mientras que otros buscan arreglos de asuntos enconados y con poca solución entre clanes y familias. Algún militar se acerca a exponer sus temores ante los bárbaros que se acercan. Profetiza victorias que se cumplen. Hasta en mismo emperador Teodosio manda embajada de consultas sobre acciones políticas y militares que está a punto de comenzar y requieren prudencia. Nunca permite que una mujer mire ni se acerque a su celda.

En la pobreza del desierto, aunque no dispone de espacio digno donde recibir visitas ilustres, van a verle también monjes como Evagrio del Ponto y su discípulo Paladio del monasterio que está en el desierto de Nitria; en esa ocasión, profetiza a Paladio su futura elección de obispo y las cruces que va a llevar anejas. ¡Y uno de sus visitantes es también Alipio, gobernador de Tebaida!

Juan vivió hasta el año 394, habiendo pasado 75 en el desierto.

Que se sepa, Juan no escribió cosa alguna. Pero quienes le conocieron quedaron tan impresionados de su vida y tan vivamente conmovidos por sus palabras que sí aumentaron su fama. Dicen de él que le oyeron hablar de algún solitario que conoció un fantasma de mujer que le llevó al abandono del desierto -la imaginación descontrolada siempre fue mala consejera-; comentan que hablaba de otros que se dejaron seducir por la sensualidad, se enterraron en la impureza, y arruinaron la vida de entrega en el desierto; y también narran que hablaba de otros a los que el buen Dios les concedió la vuelta por el arrepentimiento. Quizá los testigos y biógrafos querían contar con esto que su larga vida en años fue también larga en experiencia.

La escena del fresco que está en el camposanto de Pisa, pintada por el sienés Pietro Lorenzetti, mostrando a una mujer de extraña hermosura que clava su glacial mirada en el monje barbudo que aprieta su mano, bien pudiera ser un eco artístico de las tentaciones que, como cualquier mortal, hubieron de superar los ermitaños; así, abajados del pedestal de gloria que envuelve sus repetidas historias de santidad, nos los aproxima a la cotidiana vulgaridad de los pecadores mostrándonos el camino tan frecuentado del arrepentimiento.

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Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En Ciudad Real, en España, beato Fidel Fuidio Rodríguez, religioso de la Sociedad de María y mártir, que durante la persecución religiosa descansó en el Señor al ser fusilado (1936).

Fecha de beatificación: 1 de octubre de 1995 por S.S. Juan Pablo II

Breve Biografía


Nació en Yécora (Alava) el 24 de abril de 1880. Hizo el Postulantado marianista en Vitoria (España) y en Pontacq (Francia) de 1892 a 1896 y emitió sus primeros votos en la Compañía de María en 1897.

Después de dos años de preparación en Escoriaza (Guipúzcoa), inició su carrera de profesor y educador que ejerció durante 35 años. Enseñó en varios colegios Marianistas de España: Jerez de la Frontera, Cádiz, Madrid (1910-1933) y Ciudad Real. Dotado de una personalidad alegre y expansiva, exuberante de celo apostólico, se valió de la simpatía como método educativo, consiguendo notables resultados y dejando una imborrable huella entre sus alumnos. Durante su estancia en Madrid, y sin dejar la enseñanza, obtuvo el grado de Doctor en Ciencias Históricas. Su tesis doctoral “Carpetania Romana” (1934) es el fruto de numerosos descubrimientos arqueológicos, llevados a cabo con la colaboración de sus alumnos. Discípulo de Hugo Obermaier, gran amigo de los Marianistas, el Dr. Fuidio es considerado en la actualidad como uno de los pioneros de la arqueología madrileña. Como religioso, observaba fielmente sus compromisos y siempre estaba dispuesto a ayudar a sus cohermanos. En su vida de comunidad trató de ser según su propia expresión, “propagador de entusiasmo y sembrador de optimismo”. Amaba a su Instituto con cariño filial y cultivaba una devoción especial a la Virgen María.

A finales de junio de 1936, Fidel Fuidio fue operado de una hernia en Madrid, regresando a su comunidad de Ciudad Real el 17 de julio, aún convaleciente de su operación. El 25 de julio, Fidel tuvo que dejar su comunidad y trasladarse a una fonda, ya que el Colegio había sido requisado por la Guardia Civil. El 7 de agosto, los milicianos se presentaron de noche en la pensión para proceder a una detención y se llevaron también a Fidel, al verle un crucifijo en el pecho. Lo condujeron al Gobierno Civil, en cuyo desván habían instalado un cárcel provisional. El tiempo de su prisión lo pasó preparándose a bien morir y tratando de levantar la moral a los demás detenidos. Rezaba constantemente y se confesaba a menudo con los sacerdotes presos, manifestando muchas veces su prontitud a “morir por la fe”. El 15 de octubre fue dejado en libertad después de un simulacro de juicio. Pero antes de salir de la prisión fue llevado por los milicianos a la “Casa del Pueblo”. De allá lo sacaron en la noche del 16 al 17 de octubre y lo fusilaron en Carrión de Calatrava.

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Nació en Montperreaux diócesis de Besancom (Francia) en 1799.

Estudió en el Seminario Mayor de Besancom, era miembro de la Sociedad de Misioneros en el Exterior de París, en 1822 fue enviado como misionero a Vietnam. Cuando el gobierno comenzó su ofensiva contra los cristianos, Isidoro convirtió al cristianismo a las autoridades de Bongson.

Fue estrangulado hasta morir en Hue (1833) y enterrado en Phukam, luego sus religuias fueron trasladadas a París.

San Isidoro Gagelin es uno de los 117 mártires de Vietnam, en Octubre 17 se recuerda su festividad particular.

Para ver más sobre los 117 mártires en Vietnam haz "click" AQUI

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6:41 p.m.

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Memoria de san Ignacio, obispo y mártir, que, discípulo del apóstol [san Juan], fue el segundo sucesor de [san Pedro] en la sede de Antioquía, siendo condenado, en tiempo del emperador Trajano, al suplicio de las fieras y trasladado a Roma, donde consumó su glorioso martirio. Durante el viaje, mientras experimentaba la ferocidad de sus centinelas, semejante a la de los leopardos, escribió siete cartas dirigidas a diversas Iglesias, en las cuales exhortaba a los hermanos a servir a Dios unidos con el propio obispo y a que no le impidiesen poder ser inmolado como víctima por Cristo.