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Por: . | Fuente: lasalle.org

Religioso Lasallista y Mártir

Martirologio Romano: En Tarragona, España, Beatos Manuel Borrás Ferré Obispo Auxiliar de Tarragona, Agapito Modesto religioso lasallista y 145 compañeros, asesinados por odio a la fe. ( 1936-39)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco

Nació en Berga (Barcelona) el 17 de junio de 1907. Fue bautizado a los tres días.

Fue alumno do los Hermanos on su pueblo natal. Ingresado en el Noviciado Menor de Cambrils, pasó al Noviciado de Fortianell y tomo el Habito el 16 de noviembre de 1923. Ejercio su apostolado en San Hipolito do Voltrega, y luego en San Feliu de Guixols.

Las leyes de la República en 1932 obligaron a reestructurar las comunidades, y entonces paso a la escuela de la Barceloneta. Tuvo que incorporarse a filas. e hizo el servicio militar en Tarragona. Tuvo la suerte de poder ir a dormir al colegio, con lo cual mantuvo estrecha relación con los Hermanos y con ]a vida religiosa.

Acabado su servicio militar quedó asignado al colegio de Tarragona hasta las vacaciones de 1934, en que fue destinado al Noviciado Menor de Cambrils.

Los testimonios sobre sus virtudes se centran en su afabilidad, delicadeza y servicialidad, el amor a la vocación y la exacta obediencia.

EI 21 de julio tuvo que abandonar Cambrils, como todos los moradores de las Casas de formación, El fue a Tarragona, donde pronto le detuvieron y le encerraron en el barco “Rio Segre".

A uno de sus compancros de carcel le dijo: «Soy joven y me hubicra gustado trabajar mas on la obra del Instituto. Dios no lo quiere así, por tanto ofrezco mi vida para que otros realicen lo que yo no he podido».

EI 28 de agosto fue sacado del barco hacia el martirio. A un Hermano le entregó su lápiz y los botones de las mangas. Era todo lo que tenia: «Tenga esto, que yo ya no lo necesitare» . Y otro, viéndole radiante de gozo, le preguntó si le habían dado la libertad. «¿Cómo no voy a estar contento, si dentro de muy poco voy a estar en el cielo. Fíjese, tal vez dentro de media
hora. ¿Le parece poco?»

Con sus compañeros fue fusilado junto al puente del “Castellet”, tenía 29 años.

S.S. Benedicto XVI firmó el 28 de junio de 2012 el decreto con el cual se reconoce el martirio de los Siervos de Dios Manuel Borrás Ferré Obispo Auxiliar de Tarragona, Agapito Modesto religioso lasallista y 145 compañeros, lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 13 de octubre de 2013.

Integran este grupo de mártires:


1.- Manuel Borrás Ferré, Obispo Auxiliar de Tarragona

66 sacerdotes diocesanos y 2 seminaristas


2.- Magín Albaigés Escoda, sacerdote diocesano;
3.- Ramón Artiga Aragonés, sacerdote diocesano;
4.- Josep Badía Minguella, sacerdote diocesano;
5.- Joaquim Balcells Bosch, sacerdote diocesano;
6.- Pablo Bertrán Mercadé, sacerdote diocesano;
7.- Jocund Bonet Mercadé, sacerdote diocesano;
8.- Josep Bru Boronat, sacerdote diocesano;
9.- Josep María Bru Ralduà, sacerdote diocesano;
10.- Tomás Capdevila Miquel, sacerdote diocesano;
11.- Joan Ceró Cedó, sacerdote diocesano;
12.- Magín Civit Roca, sacerdote diocesano;
13.- Josep Civit Timoneda, sacerdote diocesano;
14.- Josep Colom Alsina, sacerdote diocesano;
15.- Francisco Company Torrelles, sacerdote diocesano;
16.- Lluìs Domingo Mariné, sacerdote diocesano;
17.- Jerónimo Fábregas Camí, sacerdote diocesano;
18.- Isidre Fàbregas Gils, sacerdote diocesano;
19.- Pere Farrés Valls, sacerdote diocesano;
20.- Joan Farriol Sabaté, sacerdote diocesano;
21.- Narcís Feliu Costa, sacerdote diocesano;
22.- Pau Figuerola Rovira, sacerdote diocesano;
23.- Josep Garriga Ferrer, sacerdote diocesano;
24.- Josep Gassol Montseny, seminarista;
25.- Joan Gibert Galofré, sacerdote diocesano;
26.- Pau Gili Pedrós, sacerdote diocesano;
27.- Enric Gispert Domènech, sacerdote diocesano;
28.- Josep Gomis Martorell, sacerdote diocesano;
29.- Agapito Gorgues Manresa, sacerdote diocesano;
30.- Miguel Grau Antolí, sacerdote diocesano;
31.- Agustí Ibarra Anguela, sacerdote diocesano;
32.- Lluís Janer Riba, sacerdote diocesano;
33.- Dalmau Llebaria Torné, sacerdote diocesano;
34.- Josep Mañé March; sacerdote diocesano;
35.- Ramon Martí Amenós, sacerdote diocesano;
36.- Rafael Martí Fugueras, sacerdote diocesano;
37.- Josep Masquef Ferré, sacerdote diocesano;
38.- Francesc Mercader Randé, sacerdote diocesano;
39.- Josep Mestre Escoda, sacerdote diocesano;
40.- Aleix Miquel Rossell, sacerdote diocesano;
41.- Joan Montpeó Masip, seminarista;
42.- Antoni Nogués Martí, sacerdote diocesano;
43.- Josep M. Panadés Tarré, sacerdote diocesano;
44.- Josep Padrell Navarro, sacerdote diocesano;
45.- Antoni Pedro Minguella, sacerdote diocesano;
46.- Eladi Peres Bori, sacerdote diocesano;
47.- Andreu Prats Barrufet, sacerdote diocesano;
48.- Antoni Prenafeta Soler, sacerdote diocesano;
49.- Joan Roca Vilardell, sacerdote diocesano;
50.- Pere Rofes Llauradó, sacerdote diocesano;
51.- Joan Rofes Sancho, sacerdote diocesano;
52.- Pau Roselló Borgueres, sacerdote diocesano;
53.- Josep Roselló Sans, sacerdote diocesano;
54.- Miquel Rué Gené, sacerdote diocesano;
55.- Miquel Saludes Ciuret, sacerdote diocesano;
56.- Pio Salvans Corominas, sacerdote diocesano;
57.- Josep M. Sancho Toda, sacerdote diocesano;
58.- Jaume Sanromà Solé, sacerdote diocesano;
59.- Estanislau Sans Hortoneda, sacerdote diocesano;
60.- Lluís Sans Viñas, sacerdote diocesano;
61.- Sebastià Tarragó Cabré, sacerdote diocesano;

62.- Jaume Tarragó Iglesias, sacerdote diocesano;
63.- Joan Tomàs Gibert, sacerdote diocesano;
64.- Isidre Torres Balsells, sacerdote diocesano;
65.- Joan Vernet Masip, sacerdote diocesano;
66.- Francesc Vidal Sanuy, sacerdote diocesano,
67.- Miquel Vilatimó Costa, sacerdote diocesano;
68.- Pau Virgili Monfà, sacerdote diocesano;
69.- Francesc Vives Antich, sacerdote diocesano;

2 sacerdotes y 5 religiosos claretianos



70.- Jaume Mir Vime, sacerdote claretiano;
71.- Frederíc Vila Bartolì, sacerdote claretiano;
72.- Antoni Capdevilla Balsells, religioso claretiano;
73.- Sebastián Balcells Tonijuan, religioso claretiano;
74.- Antoni Vilamassana Carulla, religioso claretiano;
75.- Pau Castellá Barberá, religioso claretiano;
76.- Andreu Felíu Bartomeu, religioso claretiano;

3 sacerdotes y 4 religiosos carmelitas descalzos



77.- Vicente Gallen Ibañez (Vicente de la Cruz), sacerdote carmelita descalzo;
78.- Felipe Arce Fernández (Elipio de Santa Rosa), sacerdote carmelita descalzo;
79.- Pedro De Eriz Eguiluz (Pedro de San Elías), sacerdote carmelita descalzo;
80.- Joan Fort Rius (Àngel de San José), religioso carmelita descalzo;
81.- Carles Barrufet Tost (Carles de Jesús María), religioso carmelita descalzo;
82.- José Alberich Lluch (José Cecilio de Jesús María), religioso carmelita descalzo;
83.- Damián Rodríguez Pablo (Damián de la Santísima Trinidad), religioso carmelita descalzo;

12 sacerdotes, 3 clérigos y 5 religiosos benedictinos



84.- Àngel Maria Rodamilans Canals, sacerdote benedictino;
85.- Joan Costa Canal (Odiló Maria), sacerdote benedictino;
86.- Josep Maria Fontseré Masdeú, sacerdote benedictino;
87.- Cipriano González Millán (Domingo), sacerdote benedictino;
88.- Joan Roca Bosch, sacerdote benedictino;
89.- Agustí Busquets Creixell (Ambrosio Maria), sacerdote benedictino;
90.- Càndid Feliu Soler (Placido Maria), sacerdote benedictino;
91.- León Alesanco Maestro (Luis Gonzaga), sacerdote benedictino;
92.- Luis Palacios Lozano, sacerdote benedictino;
93.- Josep Albareda Ramoneda (Fulgencio), sacerdote benedictino;
94.- Joan Grau Bullich (Robert), sacerdote benedictino;
95.- Pere Vallmitjana Abarca, sacerdote benedictino;
96.- Pere Vilar Espona (Narcíso Maria), clérigo benedictino;
97.- Lluis Casanovas Vila (Hildebrand Maria), clérigo benedictino;
98.- Francesc Maria De Paula Sánchez Solé, clérigo benedictino;
99.- Aleix Civil Castellví (Ildefonso), religioso benedictino;
100.- Josep Maria Jordá y Jordá, religioso benedictino;
101.- José Erausquin Aramburu (Eugenio María), religioso benedictino;
102.- Ignasi Guilà Ximenes (Emiliano María), religioso benedictino;
103.-Jaume Vendrell Olivella (Bernat), religioso benedictino;

39 religiosos lasallistas



104.- Modesto Pamplona Falguera (Agapito Modesto), religioso del Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle (FSC);
105.- Alejandro Arraya Caballero (Alejandro Antonio), religioso de FSC La Salle;
106.- Bernabé Núñez Alonso (Alfeo Bernabé), religioso de FSC La Salle;
107.- Joan Baptista Urgell Coma (Benet Joan), religioso de FSC La Salle;
108.- Jaume Jardí Vernet (Fulbert Jaume), religioso de FSC La Salle;
109.- Pedro José Cano Cebrían (Arístides Marcos), religioso de FSC La Salle;
110.- Gabriel Albiol Plou (Justí Gabriel), religioso de FSC La Salle;
111.- Ildefonso Alberto Flos (Luis Alberto), religioso de FSC La Salle;
112.- Miguel Alberto Flos (Exuperio), religioso de FSC La Salle;
113.- Clemente Vea Balaguer (Clemente Adolfo), religioso de FSC La Salle;
114.- Patricio Gellida Llorach (Rafaél José), religioso de FSC La Salle;
115.- Fermín Gellida Cornelles (Alejandro Juan), religioso de FSC La Salle;
116.- Pascual Escuin Ferrer (Marciano Pascual), religioso de FSC La Salle;
117.- Andrés Pradas Lahoz (Andrés Sergio), religioso de FSC La Salle;
118.- Francesc Casademunt Ribas (Benild Josep), religioso de FSC La Salle;
119.- Pere Sisterna Torrent (Elm Miquel), religioso de FSC La Salle;
120.- Josep Maria Tolaguera Oliva (Faust Lluís), religioso de FSC La Salle;
121.- Josep Camprubí Corrubí (Jacint Jordi), religioso de FSC La Salle;
122.- Cesáreo España Ortiz (Eladio Vicente), religioso de FSC La Salle;
123.- Modest Godo Buscato (Anselmo Fèlix), religioso de FSC La Salle;

124.- Javier Pradas Vidal (Elías Paulino), religioso de FSC La Salle;
125.- Nicolás Rueda Barriocanal (Daniel Antonino), religioso de FSC La Salle;
126.- Manuel Mateo Calvo (Claudio José), religioso de FSC La Salle;
127.- Maximiano Fierro Pérez (Ángel Amado), religioso de FSC La Salle;
128.- Pio Ruiz De La Torre (Buenaventura Pio), religioso de FSC La Salle;
129.- Joaquim Pallerola Feu (Leonci Joaquim), religioso de FSC La Salle;
130.- Francesc Trullen Gilisbarts (Hugo Bernabé), religioso de FSC La Salle;
131.- Herman José Fernández Sáenz (Clemente Faustino), religioso de FSC La Salle;
132.- Lucas Martín Puente (Anastasio Lucas), religioso de FSC La Salle;
133.- Sebastián Obeso Alario (Honorio Sebastián), religioso de FSC La Salle;
134.- Juan Pérez Rodrigo (Nicolás Adriano), religioso de FSC La Salle;
135.- Antonio Gil Monforte (Antonio Gil), religioso de FSC La Salle:
136.- Francisco Vicente Edo (Félix Adriano), religioso de FSC La Salle;
137.- Arsenio Merino Miguel (Augusto María), religioso de FSC La Salle;
138.- Mariano Navarro Blasco (Jenaro), religioso de FSC La Salle;
139.- Josep Boschdemont Mitjavila (Gilberto De Jesús), religioso de FSC La Salle;
140.- Joan Font Taulat (Arnau Ciril), religioso de FSC La Salle;
141.- Alberto Linares De La Pinta (Alberto Joaquín), religioso de FSC La Salle;
142.- Francesc Salla Saltó (Pere Magí), religioso de FSC La Salle;

4 terciarios carmelitas de la enseñanza



143.- Julio Alameda Camarero, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);
144.- Lluís Domingo Oliva, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);
145.- Isidre Tarsá Giribets, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);
146.- Bonaventura Toldrà Rodon, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);

1 religioso capuchino



147.- Enric Salvà Menescal (Carmelo de Colomers), Religioso Capuchino.

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Por: . | Fuente: Odisur.com // DiocesisDeJaen.es

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En España, Manuel Basulto Jiménez, obispo de Jaén (España), y de cinco compañeros sacerdotes, asesinados por odio a la fe. ( 1936-1937)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

El 2 de marzo de 1892, en la calle Nueva de Villanueva del Arzobispo nació un hijo de Andrés López Uceda y María Fuensanta Navarrete Fernández, al que bautizaron con el nombre de Francisco de Paula. Es Villanueva una ciudad populosa de la Provincia de Jaén, parte del llamado Adelantamiento de Cazorla y mantiene una cierta unidad con las llamadas "Cuatro Villas" Iznatoraf, Villacarrillo, Sorihuela de Guadalimar y la misma Villanueva. El título de "Patrona de las Cuatro Villas" se le da a la Virgen de la Fuensanta, que la celebran los cuatro pueblos como faro luminoso en su caminar y a la que don Francisco se consagró desde sus primeros años.

La familia López Navarrete poseía algunas tierras de olivar y además, desde 1886, regentaban una ferretería conocida por "Ferretería La Llave". El ambiente familiar era religioso y así fue educado Paquito, nombre que se utilizaba en el ambiente familiar. Muy pronto murió su madre, quien había tenido otro hijo, Enrique; Paquito sólo contaba con 2 años. Andrés, el padre, contrajo nuevo matrimonio con Juana López, de la que nacieron Isabel y Catalina. La falta de la madre y el descubrimiento de su muerte cuando ya tenía uso de razón, la piedad de la familia, casi innata en don Francisco, según se afirma entre los que le conocieron, hizo que en él naciera y se desarrollara un amor filial a la Virgen María y así la adoptó como la madre que no conoció y en Ella puso toda su confianza, la nombraba como "mi mamá". Visitaba con frecuencia el Santuario de la Virgen de la Fuensanta que está en las inmediaciones de Villanueva del Arzobispo y en el corazón siempre estuvo presente la Virgen Inmaculada como modelo en su seguimiento a Jesús y como intercesora y animadora en su vida de entrega a Dios. Leería con frecuencias el texto de San Juan en las bodas de Caná y lo ponía en práctica: "dijo María a los sirvientes; hacer lo que Él os diga".

Lo recuerdan en su niñez de esta manera: niño muy piadoso e inclinado a imitar lo que veía hacer en Misa a los sacerdotes... en cierto modo retraído, pero con una sensibilidad hacia lo bello y lo artístico... una especial disposición a favor de los pobres, enfermos y necesitados; no podía pasar un pobre pidiendo limosna por casa y que él no le socorriera, aún de lo que tenían preparado para la comida familiar. Con sólo 8 años, su padre lo envía a estudiar a Úbeda a casa de unos familiares y con el maestro don Antonio Mediana, quien siempre le tuvo en gran estima por sus cualidades y comportamiento.

Bajo la mirada amorosa de la Virgen, iba naciendo en don Francisco la vocación sacerdotal; debió conocer las aspiraciones de Santa Teresa, pues en alguna ocasión escribió a su padre que "se iría a convertir herejes" a lo que don Andrés le reconviene diciéndole llanamente, "déjate de tonterías"; pero más allá de los pensamientos infantiles, lo que aquí se intuye es una clara llamada misionera, y desde ahí la entrada en el Seminario.

Las familias cristianas son frecuentemente bendecidas por Dios con la vocación sacerdotal o religiosa en sus hijos. Don Francisco fue llamado, él respondió con total disposición y mantuvo su fidelidad hasta la muerte. Sería por el 1905 cuando entra en el Seminario San Felipe Neri de Baeza, tenía 13 años. El paso de Úbeda a Baeza no le supone gran cambio, pero ahora se encuentra más en su ambiente: la vida de piedad, disciplina y estudio favorecen en mucho su natural inclinación a la vida religiosa y artística. Los superiores, desde le primer momento, le valoraron y quisieron, así como sus compañeros. Era un seminarista modelo en el ambiente de entonces. Físicamente, aparentaba fortaleza, con estatura corpulenta y cuerpo recio, pero frecuentemente caía enfermo y hasta en temporadas se veía impedido para asistir a clase, por lo que en los exámenes no alcanzaba las notas que su inteligencia hubiera conseguido. Mucho disfrutó en el Seminario cuando, pudiendo unir el amor a la Virgen con sus cualidades de pintor, decoró una casulla con la imagen de la Inmaculada Concepción.

Don Francisco fue madurando su vocación dejándose guiar por los superiores y, sobre todo, siendo fiel a las inspiraciones de Dios. Las vacaciones le sirven para entrar en contacto con la vida real y la problemática social, a la vez que le dan ocasión para ejercer el apostolado con niños y jóvenes y en el ambiente rural. Así llega a la ordenación sacerdotal.

Nuestro don Francisco recibe la ordenación de Diácono en la ciudad de Ávila, de manos del obispo de aquella diócesis, Don Joaquín Beltrán Asensio, en septiembre de 1916. Sólo tres meses más tarde y ahora en la Ciudad de Córdoba recibirá el Presbiterado: sería el 23 de diciembre del mismo 1916 cuando, en el Seminario cordobés de San Pelagio, el obispo Don Ramón Guillamet y Coma le impusiera las manos haciéndole sacerdote "in aeternum". Celebró la Primera Misa Solemne en la Parroquia de San Andrés de su pueblo natal de Villanueva del Arzobispo el día 1 de enero de 1917, acompañado de padre, hermanos, familiares y amigos. Un acontecimiento en este pueblo que se celebró con regocijo, no sólo en los ambientes religiosos sino en general, dado que la familia del misacantano era muy conocida.

En el clero secular, la ordenación al servicio de la diócesis, pide de por sí un destino donde ejercer el sacerdocio recibido; por ello don Francisco estaría expectante ante la llamada o carta del obispado que le anunciara su primer nombramiento; mientras tanto celebraría en la Parroquia, en el Santuario y, cómo no, en las Dominicas de Santa Ana.

Muy pronto recibió el despacho anhelado: Coadjutor en Beas de Segura y Párroco de Cañada Catena población rural -esta última-, rodeada de pinos segureños, formada precisamente en una cañada por donde el ganado transitaba en busca de pastos y junto al monte Catena; se había creado un pequeño núcleo de población y con viviendas y familias diseminadas a su alrededor se había constituido la Parroquia de Ntra. Sra. de las Maravillas. Beas de Segura era un pueblo con bastante entidad, una sola parroquia dedicada a la Asunción de la Virgen con un párroco y varios coadjutores; Convento de Clausura de Carmelitas Descalzas con la categoría de haber sido fundado por la misma Santa Teresa y un Colegio de Religiosas de la Divina Pastora, institución educativa con espíritu calasancio, establecido recientemente en la ciudad. El joven sacerdote residía en Beas, ayudaba en la Parroquia y asistía a Cañada Catena los domingos y fiestas de guardar, la Semana Santa y otras solemnidades, desplazándose a pié o en cabalgadura. Atendía como Capellán el Colegio y Religiosas, Confesor de uno y otro Convento. En Beas de Segura se le recuerda "como un santo": su entrega a los niños en la Catequesis, visita y atiende a los enfermos, pobres y desvalidos, les ayuda material y espiritualmente con la humildad y sencillez que le caracterizaba en su comportamiento con todos, sin fingimiento alguno; sin embargo, todo ello le hizo destacar entre los feligreses, quienes a veces hacían comparaciones con buenas o malas intenciones. Se destapó la envidia y la crítica poniendo en el buen sacerdote deseos de medrar, donde sólo había espíritu apostólico y amor de Dios. El trabajo, los disgustos y su débil salud aconsejaron un periodo de tiempo de descanso y con el consentimiento y recomendación del Sr. Obispo en 1927 marchó a su pueblo, Villanueva del Arzobispo.

No obstante, en Beas de Segura no le olvidarían y desde entonces le profesaron un verdadero afecto, trasformado, a partir de su muerte, en piedad hacia él y confianza en su intercesión ante el Padre. También los habitantes de Cañada Catena echaron de menos la presencia frecuente de quien impartía la doctrina y el santo evangelio con sencillez y convicción siendo ejemplo para ellos.

Desde Beas llega a su pueblo, silencioso y bastante enfermo; vivirá y descansará con la familia y le atenderán para sanar su debilidad, en la casa paterna. En principio no lleva cargo pastoral ninguno; pero por aquel tiempo llegan a Villanueva del Arzobispo unas religiosas, las de Cristo Rey, que se han encargado de un orfanato; don Francisco entrará en contacto con la Comunidad y con el Colegio será el Capellán de Religiosas y niños; ya tenía experiencia de haber atendido a religiosas y seguro que haría muchas veces de padre consolando a aquellos niños, cuyo mayor dolor sería no tener cerca a su propia madre; bien había experimentado él semejante carencia. Pero además participa en la Parroquia y en la iglesia de la Vera Cruz, en el Convento de las Madres Dominicas. Organiza como una escuela de enseñanza (primera enseñanza) para niños y mozuelos que no habían podido aprender a "leer, escribir y las cuatro reglas", de modo gratuito y bien dedicado a ellos les iba educando y cultivando los mejores sentimientos.

Su amor a la Virgen le llevaba a visitar, ahora como sacerdote en "una noche obscura" el Santuario de la Madre, Nuestra Señora de la Fuensanta, extramuros de la ciudad, y regido por la Orden Trinitaria. Bien aprovechó, don Francisco, este tiempo hasta el año 1933, seis años, pues además de lo apostólico, trabajó manualmente en carpintería, decoración, confección de imágenes y pintura; así desarrolló sus cualidades artísticas que al decir de todos no eran escasas; se habla de que en el Templo de Campo Redondo, abandonada parroquia rural de Chiclana de Segura, restauró retablos, altares e imágenes y don Juan Monatijano, párroco que había sido nombrado para ella, alababa su trabajo. Por fin, el Sr. Obispo Mons. Basalto descubrió la categoría de aquel sacerdote lleno de espíritu, apenas aprovechado y le nombró Párroco y Arcipreste de Orcera. Sorprendió este nombramiento a propios y ajenos, pero don Francisco con la actitud de obediencia y renovando su confianza en Dios, bajo la mirada de la Madre María Santísima, acogió la misión encomendada con toda ilusión.

No desconocía, don Francisco, el pueblo y el territorio donde iba a ejercer su ministerio, como párroco y arcipreste, cuando desde el Obispado le comunicaron su nuevo destino. Orcera era cabecera de la zona llamada Sierra de Segura, está a unos sesenta kilómetros de Villanueva la cual es paso obligado para todos los serranos que viajan hacia Úbeda o Jaén; Orcera dista unos treinta Km. de Beas de Segura y pertenece a la misma zona natural. El Arciprestazgo llevaba el nombre de Orcera y comprendía una zona amplísima y de difícil comunicación por los caminos y malas carreteras, población diseminada, lejanía y aislamiento; el clima, frío en invierno, hacía que en algunas partes las nieves fueran frecuentes. A las parroquias, propiamente dichas, se añadían aldeas sin fin, no escasas en población, con templos, parroquias o cuasi-parroquias que demandaban atención. El Arciprestazgo de Orcera podía centrar un quehacer pastoral en aquella zona difícil y poco apreciada en lo referente a los destinos del clero, aunque sus gentes eran humildes, buenas y religiosas.

La llegada de la República, con nuevos y antirreligiosos aires había cargado el ambiente, una especie de resentimiento anticlerical se había despertado; tal vez don Francisco podía ser el sacerdote más apropiado para desempeñar la misión. El Obispo y sus asesores habían actuado certeramente.

El 12 de agosto de 1933, en vísperas de la Patrona y titular de la Parroquia Ntra. Sra. de la Asunción, llega el nuevo párroco para hacerse cargo de la nueva misión. La Virgen le guiaría en todo momento. Llega cargado de experiencias, sufrimiento moral y corporal, en plena madurez, con 41 años. Viene con una gran ilusión, superará problemas y dificultades. Con su palabra y ejemplo se ganará el corazón de la buena gente serrana. Rápidamente se pone a la labor, parecía sospechar que el tiempo iba a ser corto y no podía entretenerse con nada ni nadie en el camino:

A su llegada buscó a las 12 personas más pobres para conocerles y darles una limosna. Las invitaba a comer por Navidad, Semana Santa y en las fiestas principales; posiblemente el primer día de la Virgen de la Asunción que pasó en Orcera ya los tuvo de comensales. Este hecho quedó impreso en la memoria de los orcereños pues, pasados muchos, se contaba en conversaciones normales y recordando los sacerdotes que habían pasado por allí.

Proyectó una gran acción misional en todo el Arciprestazgo, que de haberse llevado a cabo, hubiera tenido hondas repercusiones en la vida de los pueblos y aldeas. Todos los sacerdotes de la zona se pondrían en acción: preparar un plan estratégico, estudiar las acciones y temas, distribuir los trabajos, llamar a otros sacerdotes diocesanos o misioneros populares del tiempo y en un plan conjunto de predicación, celebraciones religiosas, sacramentos y orientación moral hacer unas verdaderas Misiones en toda la Sierra de Segura.

Igualmente tenía en sus planes, construir una "casa sacerdotal" centro de acogida de sacerdotes, lugar de estudio, descanso y para la organización de los planes de pastoral. La incomunicación de la zona y falta de medios hacía que los sacerdotes vivieran aislados; algunos para volver a sus pueblos tenían que hacer noche en algún lugar intermedio; apenas cambiaban de ambiente; ajenos a las nuevas orientaciones, a toda renovación tan necesaria en la vida sacerdotal; no gozaban de descanso, ni retiros espirituales y la asistencia a las "conferencias morales" era poco asidua para los más lejanos. Don Francisco intuía lo necesario que era una pastoral de conjunto, sobre todo en aquella zona, y trataba de ponerla en práctica.

En su parroquia fundó la Acción Católica; organizó el Apostolado de la Buena Prensa y, aunque no llegó a constituir la Adoración Nocturna, creó un espíritu eucarístico entre sus feligreses, no en balde pasaba largas horas de la noche ante Jesús Sacramentado: entrada la noche salía de la casa parroquia, atravesaba la estrecha calle y presuroso pasaba por la pequeña puerta, desaparecida, de la antigua sacristía y entraba a adorar al Señor. La curiosidad de algunos vecinos les hizo ver que más de una vez salía al amanecer.

Visitó las casas del pueblo, familia por familia, dando consejos y apoyos ante los problemas de hijos y matrimonio, dificultades sociales y morales. Visitas a cortijadas y aldeas, a los pueblos del Arciprestazgo, andando o en caballería. Más de una vez tuvo que atender a otras parroquias (Benatae, Puente de Génave o Segura de la Sierra) por ausencia del sacerdote. Y este quehacer pastoral suponía una carga física que podía llevar al cansancio y hasta el agotamiento. En determinadas temporadas le enviaron algún sacerdote joven como Coadjutor, ellos también fueron testigos de la caridad pastoral de don Francisco.

Sabía el valor de la oración y, cierto que oraba insistentemente como ya hemos dicho, pero también pedía oraciones a los Conventos de Clausura como medio eficaz para un apostolado fértil. El Convento carmelitano de Beas de Segura y el dominicano de Villanueva del Arzobispo fueron testigos de ello.

Aunque querido en Orcera y por sus habitantes, a don Francisco le tocó vivir un tiempo difícil durante los tres años que dirigió aquella parroquia. De nada podían acusarle, estaba cerca de los pobres, tanto que se le ha llegado a llamar "el padre de los pobres", atendía a todos los fieles, trabajaba por el Evangelio, era austero y hasta pobre; sin embargo la legislación y el ambiente creado con la República infeccionaba la situación, bastaba llevar sotana, ser religioso, ir a la iglesia y, lo más grave de todo ser sacerdote y peor, aún, ser el Párroco. Don Francisco era sacerdote de cuerpo y alma, era el Párroco y lo ejercía con verdadera pasión; por ello en aquellos tres años lo pasó mal.

Llega el año 1936, se impone el Frente Popular, las dificultades arrecian, del temor a la persecución se pasa a soportarla; don Francisco, como tantos otros sacerdotes y cristianos perciben la posibilidad del martirio y en él se afianzan deseos de recibirlo como testimonio de su Amor a Cristo. Sufrimientos, trabajo, quizá descuidada alimentación, su natural achacoso... hace se quebrante más la salud, de modo que el médico le aconseja marche a su pueblo para recuperarse con la familia; así lo hace el 13 de julio: llega a Villanueva, acompañado de Julio Zorrilla sacristán y amigo fidelísimo, saludos, bienvenidas... descansan en la vivienda familiar al día siguiente, conocida la muerte de don José Calvo Sotelo y ante las noticias que llegaban, don Francisco manifiesta su propósito de volver a la parroquia: "Me vuelvo a Orcera, mi sitio no está aquí", hace todo lo posible, pero su padre se lo impidió terminantemente. Razones de salud, peligros del momento...la esperanza de que pronto se volvería a la normalidad...; así que Julio marchó a Orcera y el párroco quedó en su pueblo natal contra su voluntad y con el corazón puesto en sus feligreses a los que hubiera consolado y fortalecido; parecía estar predestinado por Dios para el gran sacrificio.

Iniciada la guerra, don Francisco siguió por unos días celebrando la misa el las religiosas de Cristo Rey, amparado, quizá, por su condición sencilla y por ir a un centro asistencial para niños huérfanos y menesterosos; en realidad estas religiosas, al igual que las de los Desamparados, fueron respetadas por el trabajo que realizaban, aunque no así las dominicas de clausura, expulsadas del convento, saqueado y profanado.

Un día de mañana, de vuelta de la celebración en el Colegio, es detenido y cacheado junto a la Cruz Dorada, aunque sin más consecuencias; don Andrés, su padre, había sido encarcelado, lo que proporcionaba preocupación y desasosiego en la casa, el ambiente se enrarecía más y más, detención y ejecución de personas: religiosos trinitarios y otros sacerdotes seculares, saqueo de iglesias y conventos... todo lo cual hizo que nuestro sacerdote se recluyera en casa y no volviera a celebrar en el colegio.

En la predicación del Evangelio, la propagación de la religión mediante la catequesis e instrucción de los jóvenes, los cuadros e imágenes religiosas que tenía en su casa... todos estos "graves delitos" fueron la causa de su condena; en realidad el ser sacerdote y mantenerse firme y fiel a su fe era la verdadera causa de sentencias tan firmes como injustas y dolorosas. Y don Francisco mereció una de esas sentencias; su detención se llevó a cabo el día 28 de agosto de 1936; era la hora de comer, al medio día, llegaron al domicilio familiar, preguntaron por el cura, él se hizo presente y le pidieron entregara las imágenes y cuadros religiosos para profanarlos y destruirlos. "Eso nunca, contestó valientemente, haced conmigo lo que pretendéis hacer con las imágenes". A lo que respondió un miliciano "muchas ganas tienes de morir, pero por tarde que sea, temprano te ha de parecer". Se lo llevaron detenido entre empujones y mal trato. Le llevaron en un camión, tal como estaba en casa con un guardapolvo y en zapatillas, quiso ponerse la sotana y se lo impidieron, no le dejaron comer y dijeron que sólo tardaría un rato, que lo devolverían a casa. Salieron de Villanueva tomaron la carretera Córdoba-Valencia en dirección hacia Beas de Segura. Entre los olivos, cerca del cortijo de la Venta Porras, junto a la vía del ferrocarril proyectado Uriel-Baeza en la boca del túnel número 13, le fusilaron, le rociaron de gasolina y viendo que no moría casi descuartizaron su cuerpo. Así encontraron sus restos en 1939.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. MANUEL ARANDA ESPEJO, seminarista de la diócesis de Jaén
nacimiento: 22 Marzo 1916 en Monte Lope Alvarez, Jaén (España)
martirio: 08 Agosto 1936 en Monte Lope Alvarez, Jaén (España)

2. MANUEL BASULTO JIMÉNEZ, Obispo de Jaén
nacimiento: 17 Mayo 1860 en Adanero, Ávila (España)
martirio: 12 Agosto 1936 en Vallecas, Madrid (España)

3. FÉLIX PÉREZ PORTELA, sacerdote de la diócesis de Jaén
nacimiento: 21 Febrero 1895 en Adanero, Ávila (España)
martirio: 12 Agosto 1936 en Vallecas, Madrid (España)

4. FRANCISCO LÓPEZ NAVARETTE, sacerdote de la diócesis de Jaén
nacimiento: 02 Marzo 1892 en Villanueva del Arzobispo, Jaén (España)
martirio: 28 Agosto 1936 en Villanueva del Arzobispo, Jaén (España)

5. JOSÉ MARÍA POYATOS RUIZ, joven laico de la diócesis de Jaén
nacimiento: 20 Octubre 1914 en Vilches, Jaén (España)
martirio: 03 Octubre 1936 en Úbeda, Jaén (España)

6. FRANCISCO SOLÍS PEDRAJAS, sacerdote de la diócesis de Jaén
nacimiento: 09 Julio 1877 en Marmolejo, Jaén (España)
martirio: 03 Abril 1937 en Mancha Real, Jaén (España)

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Por: Andrés Sánchez Sánchez | Fuente: Mártires de nuestro tiempo. Pasión y gloria de la Iglesia abulense

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En Ávila, España, Beato José Máximo Moro Briz y cuatro compañeros sacerdotes, asesinados por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Nació don Agustín en Puerto Castilla, el día 10 de abril de 1904. El nombre de sus padres fue el de Adolfo y Eulogia. Un hogar profundamente cristiano y sencillo. En la pila bautismal del mismo pueblo recibe el sacramento del bautismo el día 13 del mismo mes y año. La confirmación le llega en Ávila, ya en el seminario, el día 9 de octubre de 1919. En el ambiente hogareño percibió muy pronto su vocación al sacerdocio. Es el día 2 de octubre de 1915 cuando, con tan sólo once años cumplidos, ingresa en el seminario conciliar de San Millán en Ávila. Iniciaba, así, Agustín el primer curso de Latín y Humanidades, y una vez culminados estos los de Filosofía, seguidos de los normales de Sagrada Teología. Los concluye en el año 1926, en el mes de junio. Siempre se distinguió por su piedad, amor al estudio y brillantes calificaciones académicas.

El 18 de diciembre de 1926, es ordenado presbítero. Le fueron conferidas todas las órdenes por el prelado abulense doctor Don Enrique Plá y Deniel, futuro cardenal primado de España.

Don Agustín, ya sacerdote, desempeñó en la diócesis de Ávila varios cargos pastorales. El día 3 de marzo de 1927 fue nombrado cura ecónomo de Horcajo de la Ribera, permaneciendo pocos meses en esta parroquia. Cesa en ella para incorporarse al servicio militar, como capellán con las tropas españolas en África. Con este destino permanece parte del año 1927, todo 1928 y primeros meses de 1929.

Al volver a la Península es nombrado don Agustín cura ecónomo de El Mirón. Es el día 16 de abril de 1929. No llegó a un año su permanencia en esta parroquia. Pues el día 7 de enero de 1930 recibe el nombramiento de cura ecónomo de San Juan de la Nava. Sería también por pocos meses, ya que el 20 de octubre del mismo año es trasladado, como coadjutor, a la parroquia de Santo Domingo, en Arévalo. Muy pocos meses de duración. A los nueve recibe el nombramiento de cura regente de Parrillas, diócesis de Ávila, aunque pertenezca a la provincia de Toledo.

El prelado le traslada, año y medio después, a una nueva parroquia. Ahora se trata de Bohoyo. Es el día 3 de diciembre de 1932. Aquí permanecerá hasta abril de 1935. Previo concurso a parroquias, don Agustín Bermejo Miranda recibe el nombramiento de párroco de Hoyo de Pinares el día 27 de abril de 1935. Aquí permanecerá hasta su muerte violenta, acaecida el día 28 de agosto de 1936. Corta fue su permanencia. Un año y cuatro meses.

Como vemos, durante sus diez años de sacerdote tuvo que cambiar con mucha frecuencia. En ocho cargos diocesanos distintos. La obediencia al prelado fue su norma de actuación. No pide explicaciones. Obedece con prontitud.

Don Agustín había llegado a Hoyo de Pinares a finales de abrilde 1935. Y en ella quiso y supo desarrollar una prodigiosa y eficaz actividad como buen pastor de almas. A pesar de que los tiempos iban siendo ya muy difíciles en la etapa final de la Segunda República española.

Se distinguió don Agustín por su intensa vida de piedad. Por su paternal y solícita atención a los niños y jóvenes. Por su vida pobre y sencilla. Por su plena dedicación a la frecuente visita de enfermos. Por sus especiales y constantes obras de caridad en favor de los pobres. Todo esto le granjeó gran estima y veneración entre sus feligreses. Incluso, por los que políticamente estaban muy alejados de la práctica religiosa o iban atacando más y más a la religión. Era notable la influencia de la virulenta actividad de las organizaciones comunistas, socialistas y revolucionarias de izquierdas. La Propaganda atea y anticatólica iba minando la población, especialmente durante el tiempo en que don Agustín estuvo en Hoyo de Pinares. La cercanía de este pueblo con Madrid influía no poco en este sentido.

El sacerdote fue muy celoso, prudente, trabajador, amable, abnegado, piadoso, preocupado por ayudar a todos, sembrador de paz y de comprensión, aunque los tiempos eran difíciles. Por todo ello, cuando empieza el peligro para su vida, los feligreses le aseguran que no le pasará nada. Quizá esperaban, con tales palabras, tranquilizar a su ya anciana madre, que vivía con él.

La iglesia parroquial fue incautada el día 19 de julio, es el día siguiente del estallido bélico. Quedó convertida, por el comité rojo, en almacén de víveres. El templo, en su arquitectura, no sufrió importantes desperfectos. Las imágenes de San Roque y de San Sebastián sí resultaron deterioradas. Desaparecieron también varios objetos de culto. Fueron profanados los ornamentos sagrados. El púlpito fue utilizado por los milicianos rojos «para predicar».

Tiene esta iglesia y el pueblo de Hoyo de Pinares como patrono al arcángel San Miguel. Su fiesta se celebra el día 29 de septiembre. Precisamente en esta fecha saquearon la iglesia. Al elegir ese día buscaban los milicianos comunistas herir más y más los sentimientos religiosos de los católicos practicantes.

Don Agustín y su madre fueron confinados a la vivienda parroquial, ya no puede celebrar la misa, ni otros actos de culto, ni podrá salir de la casa. Es consciente de su peligrosa situación. Queda agravada en su percepción por la suerte, que esperaría a su anciana madre. Algunos feligreses le ofrecen la salida del pueblo y su huida hacia la capital. La ciudad de Ávila no estuvo bajo el dominio marxista. El párroco no quiere abandonar a sus feligreses, ni a su madre. Le retiene el cumplimiento de sus deberes de buen pastor y de buen hijo.

El párroco y su madre, son atendidos por algunos feligreses, que se acercan -corriendo no pequeño riesgo- les acompañan y les llevan comida, noticias, consuelo.

Muy pronto don Agustín recibe dos noticias que le hacen sufrir y le van clarificando el trágico final que a él le aguarda. Se entera de la muerte violenta de dos sacerdotes vecinos: el párroco de Navalperal de Pinares, don Basilio Sánchez García, y el de Cebreros, don José Máximo Moro Briz, asesinados por los milicianos comunistas los días 23 y 24 de julio respectivamente. Puede vislumbrar su propia muerte. El pensar en su madre aumenta su preocupación.

Don Agustín confía en Dios. Pase lo que pase. Las largas horas de los días en que permanece custodiado en la casa rectoral las emplea en constante oración mental y vocal. Estudia y lee. Llegado el día 28 de agosto de este año 1936, transcurridos ya 40 días desde que le han encerrado en la vivienda, bien vigilado y custodiado por los milicianos, el párroco ve cómo le llega el final.

Van a buscarle. Es de madrugada. Las siete horas, poco más o menos. Son cuatro los milicianos comunistas que llaman a la puerta de la vivienda. Van armados. Les abre la madre de don Agustín. No hay duda de que le van a coger preso. Inmediatamente se presenta el sacerdote. Madre e hijo se estrechan en apretado abrazo. Ha llegado la hora del supremo dolor. Los dos lo suponen inevitable. Se confortan. Siguen abrazados. ¡Qué escena! Tal gesto no impresiona a los milicianos. Uno de ellos se atreve, burlón, a echar en cara al párroco su debilidad porque llora y sigue abrazando a su anciana madre. Le tacha de cobarde tal actitud en un hombre. Don Agustín le contesta, sin odio, con amor: «Abrazar y besar a una madre por última vez no es actitud de cobardes, sino de buenos hijos, de hombres fuertes».

Le cogen prisionero. A la fuerza cortan el prolongado abrazoentre madre e hijo. En el suelo queda tendida la madre. ¿Sería porun golpe del miliciano? ¿Sería un explicable desvanecimiento?

Un coche, preparado al efecto, recibe a don Agustín y a los perseguidores. Y emprenden la marcha. Se van en dirección a Cebreros. En realidad siguen hacia El Barraco. Llegan al pantano de Burguillo. Pasan el llamado puente de la Gaznata. A unos 300 metros de la caseta de los camineros, junto a la pared de una viña, matan los milicianos a don Agustín, párroco de Hoyo de Pinares. Era cerca del mediodía del 28 de agosto de 1936. Es el término municipal de El Barraco. Se oyó comentar que uno de los milicianos, que había intervenido directamente en la muerte violenta de don Agustín, afirmó en la plaza que el párroco había muerto de manera muy valiente; que no habían podido obtener de él que cerrarse el puño, como signo de ser comunista; y que murió diciendo «¡viva Cristo Rey!».

En el lugar del asesinato, el cadáver quedó insepulto, de momento. Volvieron después los milicianos e intentan quemar los restos mortales. Unos camineros enterraron allí mismo lo que quedaba del cadáver de don Agustín. Algún tiempo después los restos fueron exhumados y trasladados, en primer lugar, al cementerio de El Barraco y finalmente a la iglesia parroquial de Puerto de Castilla.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. JOSÉ MÁXIMO MORO BRIZ, sacerdote de la diócesis de Ávila
nacimiento: 29 Mayo 1882 en Santibáñez de Béjar, Salamanca (España)
martirio: 24 Julio 1936 en la Cebreros carretera, El Tiemblo, Ávila (España)

2. JOSÉ GARCÍA LIBRÁN, sacerdote de la diócesis de Ávila
nacimiento: 19 Agosto 1909 en Herreruela de Oropesa, Toledo (España)
martirio: 14 Agosto1936 en Pedro Bernardo, Ávila (España)

3. JUAN MESONERO HUERTA, sacerdote de la diócesis de Ávila
nacimiento: 12 Septiembre 1913 en Rágama, Salamanca (España)
martirio: 15 Agosto 1936 en Arenas de San Pedro, Ávila (España)

4. DAMIÁN GÓMEZ JIMÉNEZ, sacerdote de la diócesis de Ávila
nacimiento: 12 Febrero 1871 en Solana de Rioalmar, Ávila (España)
martirio: 19 Agosto 1936 en Puerto del Pico, Ávila (España)

5. AGUSTÍN BERMEJO MIRANDA, sacerdote de la diócesis de Ávila
nacimiento: 10 Abril 1904 en Puerto Castilla, Ávila (España)
martirio: 28 Agosto 1936 en El Barraco, Ávila (España)

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Memoria de san Agustín, obispo y doctor eximio de la Iglesia, el cual, después de una adolescencia inquieta por cuestiones doctrinales y libres costumbres, se convirtió a la fe católica y fue bautizado por [san Ambrosio de Milán]. Vuelto a su patria, llevó con algunos amigos una vida ascética y entregada al estudio de las Sagradas Escrituras. Elegido después obispo de Hipona, en África, siendo modelo de su grey, la instruyó con abundantes sermones y escritos, con los que también combatió valientemente contra los errores de su tiempo e iluminó con sabiduría la recta fe.

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En Lancaster, en Inglaterra, san Edmundo Arrowsmith, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, oriundo del mismo ducado, que, después de pasar muchos años entregado al cuidado pastoral en su patria, por ser sacerdote y haber llevado a muchos a la fe católica, con la oposición de los mismos protestantes del lugar, murió en la horca durante el reinado de Carlos I.

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