11/21/13









La Presentación de Nuestra Señora al Templo
La Presentación de Nuestra Señora al Templo



La memoria de la Presentación de la Santísima Virgen María, tiene una gran importancia, porque en ella se conmemora uno de los “misterios” de la vida de quien fue elegida por Dios como Madre de su Hijo y como Madre de la Iglesia. En esta “Presentación” de María se alude también a la “presentación” de Cristo y de todos nosotros al Padre.


Por otra parte, constituye un gesto concreto de ecumenismo con nuestros hermanos de Oriente. Esto se puede apreciar en el comentario de la Liturgia de las Horas que dice: “En este día, en que se recuerda la dedicación de la iglesia de Santa María la Nueva, construida cerca del templo de Jerusalén en el año 543, celebramos junto con los cristianos de la Iglesia oriental, la “dedicación” que María hizo de sí misma a Dios desde la infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su concepción inmaculada”.


El hecho de la presentación de María en el templo no lo narra ningún texto de la Sagrada Escritura; de él, sin embargo, hablan abundantemente y con muchos detalles algunos escritos apócrifos. María, según la promesa hecha por sus padres, fue llevada al templo a los tres años, en compañía de un gran número de niñas hebreas que llevaban antorchas encendidas, con la participación de las autoridades de Jerusalén y entre el canto de los ángeles. Para subir al templo había quince gradas, que María caminó sola a pesar de ser tan pequeña. Los apócrifos dicen también que en el templo María se nutría con un alimento especial que le llevaban los ángeles, y que ella no vivía con las otras niñas sino en el “Sancta Sanctorum”, al cual tenía acceso el Sumo Sacerdote sólo una vez al año.


La realidad de la presentación de María debió ser mucho más modesta y al mismo tiempo más gloriosa. Por medio de este servicio a Dios en el templo, María preparó su cuerpo, y sobre todo su alma, para recibir al Hijo de Dios, viviendo en sí misma la palabra de Cristo: “Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la practican”.


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Presentación de la Virgen María
Presentación de la Virgen María

Noviembre 21




Etimológicamente significa” presente”. Viene de la lengua latina.


Esta fiesta arranca desde el lejano año 543. Fue el tiempo en que se dedicó una basílica a “La Virgen María la Nueva”.


Se levantó en el mismo monte Sión en la explanada del Templo.


Las Iglesias orientales, muy sensibles ante las fiestas marianas, conmemoran este día la Entrada de María en el Templo para indicar que, aunque era purísima, no obstante, cumplía con los ritos antiguos de los judíos para no llamar la atención.


La liturgia bizantina la trata como "la fuente perpetuamente manante del amor, el templo espiritual de la santa gloria de Cristo Nuestro Señor".


En Occidente, se la presenta como el símbolo de la consagración que la Virgen Inmaculada hizo de sí misma al Señor en los albores de su vida consciente.


Este episodio de la Virgen María no se encuentra en los cuatro evangelios. Sí que aparece, por el contrario, en un libro apócrifo, el “protoevangelio de Santiago”.


Pero, como siempre, quien manda es el pueblo cristiano. Desde siempre la espiritualidad y la piedad popular han estado marcadas y han subrayado la disponibilidad de María la Virgen ante los mandatos e insinuaciones mínimas del Señor Dios.


Por eso, tanto en Occidente como en Oriente esta fiesta tuvo en seguida un éxito resonante entre todos los cristianos.


María estaba destinada a ser un templo vivo de la divinidad. Según este evangelio apócrifo, la escena no puede ser más sencilla:" Ana y Joaquín, en un acto de fe y de cortesía, quisieron darle gracias a Dios por el nacimiento de esta niña".


No pensaron una cosa mejor que consagrársela de por vida. Cuando tenía tres años, la llevaron al Templo, la cogió un sacerdote mediante unas palabras que recuerdan el Magnificat, el himno del Virgen María en acción de gracias por lo que el Señor había hecho con ella.


Esta fiesta data desde el siglo VI.


¡Felicidades a quienes lleven este nombre y las Hermanas de la Presentación de Granada y del mundo!




Martirologio Romano: En Porec, de Istria (Croacia), san Marino, obispo y mártir (c. s. IV).

Una de las iglesias más bonita de Italia, ente tantas como hay, es la dedicada a san Vidal. En el mosaico del ábside, junto a la Virgen y al Niño Jesús, está la figura de san Mauro, al que está dedicada la iglesia.


Tiene en su mano la corona del martirio.


¿Quién fue este santo?


No solamente fue mártir, sino también obispo como lo atestiguan dos inscripciones que se refieren a la construcción de la iglesia y el traslado del santo a la misma.


Fue obispo de Parenzo al final de las persecuciones de Diocleciano.


Según la leyenda, este obispo vino de Africa, teniendo en cuenta la etimología de su nombre (“moro”).


Fue un joven cristiano desde su infancia. Llevado por su amor a Dios, se consagró a él como monje en un monasterio, en el que estuvo 18 años.


Después salió para hacer una peregrinación a Roma, y de aquí se fue a Istria para ser elegido obispo.


Sufrió mucho durante las persecuciones por defender con su vida el testimonio de su fe en Cristo Jesús.


Fue arrestado y condenado a muerte. Los mismos cristianos recogieron su cuerpo para darle sepultura en el cementerio.


Dos siglos posteriores, un obispo sucesor, Eufrasio, mandó edificar una iglesia en su honor y llevaron allá sus reliquias. Buena parte de ellas se las llevaron a Roma en el siglo VII.


Actualmente están en San Juan de Letrán. Su culto y devoción se extendieron muy pronto.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!




Noviembre 21




Etimológicamente significa “madre de la tierra”. Viene de la lengua eslava y griega.


Jesús dice: “El que beba el agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, pues el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para la vida eterna”.


Lo que de verdad lo ha hecho célebre en su país, ha sido la obra “Flor de los Santos”, que es todo un clásico de la prosa ruda al mismo tiempo que un libro de piedad.


Comenzó por la redacción de san Cirilo de Kiev en donde se hizo monje a los 17 años.


Cuando apareció el primer volumen, fue acogido con un aplauso general.


Pedro el Grande le envió un buen regalo para recompensarle.


El patriarca de Moscú le envió la bendición porque decía que no le había gustado, ya que en él había ideas católicas de Roma.


El día más triste de la vida de Demetrio fue el día en el cual el zar le nombró metropolita de Siberia con el fin de evangelizar esta región inmensa y la China.


El tomo III de la “Flor de los santos” acababa de aparecer (1700).


El pobre monje, al que sólo le gustaba el estudio y la contemplación, s puso en camino llorando. Cayó enfermo en Moscú.


Pedro el Grande fue a visitarlo. Demetrio le dijo que no había biblioteca en Siberia.


El zar le nombró metropolita de Rostov, diócesis en la que abundaban los sacerdotes estúpidos, borrachos y en donde las mujeres y los niños no comulgaban nunca.


Veían raro a un obispo tan bueno. Murió a los cuatro años de la publicación de su cuarto tomo (1705). S lo encontraron muerto de rodillas.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



La imagen de Nuestra Señora de la Presentación del Quinche es una hermosa escultura en madera, tallada en el siglo XVI por Don Diego de Robles, extraordinario artista al que se deben otras imágenes de María de gran popularidad y veneración.

Según algunos testimonios, la Virgen se apareció a los indios en una cueva prometiéndoles librarlos de los peligrosos osos que devoraban a los niños. Por otra parte, los que habían encargado la confección de la imagen a Don Diego, no le pagaron por ella, por lo que decidió entonces dársela en vez a los indios oyacachis a cambio de unos tablones de fino cedro que este necesitaba para sus trabajos. Los caciques quedaron admirados cuando vieron llegar a Diego Robles con la imagen de la Virgen a cuestas y reconocieron en ella los mismos rasgos de la Señora que se les había aparecido y les había hablado en la cueva. Sin duda, la Virgen quiso visitar primero a sus hijos mas pobres para atraerlos al Señor de los Señores quien ella lleva en sus brazos.


Quince años permaneció la imagen al cuidado de los indios hasta que en 1604, el obispo del lugar ordenó su traslado al poblado del Quinche, de donde finalmente tomó su nombre. La imagen, que es una fina talla en madera de cedro de unos 62 cm. de alto, está revestida por un amplio y hermoso ropaje de brocado cubierto de gemas, y bordado con hilos de oro y plata que sólo dejan ver su rostro moreno y apacible. La Virgen lleva un cetro en la mano derecha y con la izquierda sostiene el Niño en actitud de bendecir, mientras sostiene una esfera de oro coronada por una cruz.


A los pies de la imagen, la peana y la gran media luna, ambas de plata pura, y las pesadas coronas imperiales de oro y piedras preciosas, manifiestan la generosidad del pueblo ecuatoriano que gusta ver a su patrona resplandeciente, vestida siempre con las mejores galas. El rostro de Jesús evoca las facciones de los niños mestizos de aquellas sierras. Mestizo es el color de la Madre, síntesis del alma del inca y del español. Su fina nariz está enmarcada por un delicado rostro ovalado de labios delgados y boca pequeña; sus ojos achinados y su mirada triste con los párpados entrecerrados o caídos le confieren una dulzura única. Por eso esta advocación es tan popular en Ecuador, especialmente entre los indios que llaman con afecto "la Pequeñita" a su protectora del cielo.


Es de admirar la variedad de cantos que se entonan en honor de la Virgen del Quinche, con textos en quechua, en jíbaro y en otros diversos dialectos de la región y también en castellano; muchos de ellos se cantan desde hace cuatro siglos. La imagen fue coronada en 1943 y su fiesta se celebra el 21 de noviembre. El templo actual fue declarado Santuario Nacional en 1985.



No se sabe si nació en África o era romano de origen, pero sí consta que fue elegido pontífice en el 492 y que reinó cuatro años y medio, distinguiéndose por su energía.

Parece que no es obra suya el Decreto Gelasiano que contiene una lista de los libros del canon bíblico, pero sí hay que atribuirle reformas litúrgicas y sin ninguna duda una actitud muy firme respecto a los herejes: combatió implacablemente a pelagianos, nestorianos y monofisitas, e hizo quemar los libros de los maniqueos.


También hombre de una pieza en el conflicto que le enfrentó a un obispo cismático de Constantinopla, afirmando en todo momento la primacía de la sede romana, sin olvidar que formuló con claridad, quizá por primera vez, la supeditación que en último término debe el poder temporal al espiritual.


Este esquemático repaso a sus actividades le señala como un papa que no perdía el tiempo y que en menos de un lustro dejó huella en todas las cuestiones relativas a la fe y a la disciplina. Su figura se ve así envuelta en un aura de inflexibilidad.


Aunque la idea más común acerca de ser santo se relaciona con blandas efusiones teñidas de sentimentalismo, la santidad estriba muchas veces en ser duro. San Gelasio, defendiendo el depósito de la fe y la Iglesia de Roma es inflexible, no retrocede ni una pulgada; y también ha pasado a la historia como «padre de los pobres», porque para él caridad significaba las dos cosas, ser de hierro custodiando la herencia de Dios y de cera y miel para las necesidades de sus hermanos.



Hermanos Franciscanos

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