septiembre 2017

11:23 p.m.

Por: Tito M. Sartori, OSM | Fuente: servidimaria.org

Laica

Martirologio Romano:En Nepi, provincia de Viterbo (Italia), beata Cecilia Eusepi, laica, miembro de la Tercera Orden de los Siervos de María, que alcanzó la santidad como catequista y al servicio de los demás en la vida de cada día. ( 1928)

Fecha de beatificación: 17 de junio de 2012, durante el pontificado de Benedicto XVI

Breve Biografía


Cecilia Eusepi nació en Monte Romano (Viterbo) el 17 de febrero de 1910 y murió en Nepi el 1º de octubre de 1928. A los 18 años de su existencia terrena fueron llenos de favores divinos desde cuando tenía 5 años. Hasta 1915 vivió con la mamá en el pueblo de origen. Quedándose huérfana de padre después de casi un mes y medio de nacimiento, la figura paterna fue sustituida por la del tío materno, Filippo Mannucci.

Después de la de la ida del hijo Vincenzo, llamado al ejército a causa de la primera guerra mundial, la mamá de Cecilia, Paolina Mannucci, se trasladó el 6 de enero de 1915 a Nepi en la hacienda La Massa, donde el hermano Felipe administraba, desde 1911, las propiedades de os duques Lante de la Rovere.

Acostumbrada anteriormente a asistir al asilo de las Religiosas de la Sagrada Familia en Monte Romano y a jugar con sus coetáneos, improvisadamente la pequeña se encuentra en la soledad campirana de la hacienda: siendo pleno invierno, en La Massa ve el ánima viva. Todo ello crea problemas a la mamá y al tío, preocupados de la educación de la niña. Así pues el 5 de septiembre, hacia el final ya de los trabajos de la estación, deciden confiarla como interna a las monjas Cistercienses, el cual monasterio distaba unos cientos de metros de la iglesia de los Santos Mártires Tolomeo y Romano, popularmente llamada «del Rosario», parroquia confiada a la Orden de los Siervos de María.

Entró en el monasterio a los 5 años, Cecilia saldrá por primera vez a los 12 a causa de su estado precario de salud. Las demás internas, la mayoría residentes en Nepi, durante los periodos estivos regresaban en su propia familia La única que no dejaba el monasterio era Cecilia, por voluntad sea de la mamá como del tío, deseosos de tenerla lejos del oír blasfemias o discursos tórpidos, fáciles en el periodos de trabajos agrícolas dichas por personas que no siempre tienen temor de Dios. La misma Cecilia agradaba no dejar los amados muros claustrales, porque se había afeccionado a las monjas y quererlas como otras mamás. Entre otra cosa, permaneciendo en el monasterio le era fácil la compañía de las otras internas, que también durante las vacaciones estivas a menudo regresaban llevada por la familiaridad con las monjas educadoras.

Una gastritis obstinada y la epítasis forzaron a Cecilia quedarse en La Massa desde febrero de 1922 hasta el 1º de noviembre de aquel año. En la solemnidad de todos los santos volvió a entrar en el monasterio acogida por las monjas Cistercienses con grande alegría para darle no más el lugar de las internas, sino el del noviciado, con la convicción que Eusepi sería monja de ellas.

El desenvolverse de acontecimientos cambio de rumbo. La muerte de la abadesa, madre Teresa Salvatori, que la había acogido niña, y el sentido crítico que a los 13 años empezó a hacerse evidente llevaron a rever los precedente propósitos, habiendo constatado que en dicha situación no respondía más a los ideales pensado. A ayudarla a salir del monasterio intervinieron nuevamente las enfermedades anteriores, gastritis y epistaxis, a las cuales se añadió la ulcera en el estómago. Del 28 de marzo a 8 de abril de 1923 Cecilia es hospitalizada en Civita Castellana (Viterbo). Después de la hospitalización el profesor Ferretti le impone quedarse por 6 meses en La Massa, haciendo paseos, alimentándose de alimentos fortificante, dadas las precarias condiciones de salud en el cual se encontraba. Dicho régimen dietético tuvo para elle una funesta consecuencia porque se le limitaba cada día recibir la Sagrada Eucaristía.

Durante el verano se inscribió a la Juventud Católica Femenina siguiendo activamente la vida e iniciativas, leyendo el periódico pequeño y viviendo intensamente el programa.
Un día manifiesta a su mamá la intensión de hacerse religiosa con las religiosas Manteletas Siervas de María de Pistoya. La madre habla inmediatamente al hermano, el tío Filippo. Sea la mamá como el tío se pronunciaron absolutamente contrarios a dicho propósito de Cecilia y el tío para quitarle aquella idea, durante el mes de septiembre la llevó a unos parientes en Italia central: Viterbo, Macerata Cagli, Secchiano, Vitorchiano. El resultado de este peregrinar será totalmente negativo, dada la determinación de la sobrina. También el obispo de Nepi, el Siervo de Dios Luigi María Olivares, interpeló a ello aconsejando a Filippo Mannucci a dejar a la sobrina libre de abrazar la vida religiosa.

El 16 de noviembre de 1923 Cecilia deja Nepi, y va a Roma y el 18 del mismo mes llega a Pistoya para iniciar la primera etapa de formación. Terminado los estudios anteriores con los estudios precedentes y lecciones en privado que le impartía sor Guglielma Borsari, futura madre general de la congregación, y en el mes de julio de 1924 aprueba los exámenes de primaria.

Transcurrió las vacaciones de verano en Quarrata (Pistoya) en la asistencia a los niños del asilo, en octubre Cecilia fue enviada a Zara (Yugoslavia). Desgraciadamente los malestares en el mes de mayo de 1925, logra en julio superar los exámenes del primer año de normal. Regresa después en Italia para asistir nuevamente los niños del asilo en Quarrata y en el mes de octubre inicia en Pistoya el segundo curso de magistral, el 3 de marzo de 1926, Sábato anterior a la solemnidad de los Ramos, enferma y durante 21 días esta en cama. Sanada, retoma los estudios y aprueba los exámenes, después va a Quarrata el 31 de julio, el 16 de agosto la madre general la llama a Pistoia, le da la mantellina de las aspirantes y la manda a Maresca, un pueblito de Pistoia a 800 metros sobre el nivel del mar con su tarea de dar clases a 21 niños la primaria. Aquí se verifica la enfermedad que la llevará hasta el final de su existencia: pocos días después de la llegada a Pistoia, donde la visitaron varios médicos que le diagnosticaron la peritonitis con inflamación de los pulmones. Es tan grave la enfermedad que el médico la considera incurable y pronostica el final dramático. Una novena a sor Bertilla Boscardin aleja por el momento la conclusión fatal; sin embargo el médico aconseja enviar Cecilia a su pueblo de origen, en la esperanza que los vientos de su pueblo puedan ayudarle a una curación definitiva.

El 11 de octubre de 1926 Cecilia llega a La Massa, donde se quedará hasta el final de sus días. El encuentro determinante con el padre Gabriele M. Roschin, enviado por el padre Angelo M. Flamini, prior provincial, tuvo el 25 de octubre, a los 14 días del regreso a Nepi. Teniendo promeso a Cecilia que lo habría llevado la santa comunión el día siguiente, le lleno de tanta alegría de hacerle desaparecer la desolación interior del cual estaba afectada. Desde este momento el padre Gabriele asumió la dirección espiritual de Cecilia y la acompañará hasta el deceso, sucedido el 1º de octubre de 1928.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Cecilia Eusepi, por favor escriba a:
Rev. Tito M. Sartori, OSM
Provincia della SS.ma Annunziata dei Servi di Maria
Via Cesare Battisti, 6
50122 Florencia, ITALIA</span></span>

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11:23 p.m.

Por: . | Fuente: siame.com.mx

Primer Obispo de Puebla (México)
y luego Obispo de Osma (España)

Martirologio Romano: En Osma, España, Siervo de Dios Juan de Palafox y Mendoza, primer obispo de Puebla de los Ángeles y después obispo de Osma. ( 1659)

Fecha de beatificación: 5 de junio de 2011 durante el pontificado de Benedicto XVI.</span></span>

Breve Biografía


Hijo natural del marqués de Ariza, el decimoprimer arzobispo de México nació en Fitero el 24 de junio de 1600. Los primeros años de su vida era conocido como Juan Navarro porque Pedro y María Navarro, criados del marqués, lo recogieron y adoptaron como hijo suyo. A los diez años de edad, el marqués de Ariza reconoció a Juan quien tomó los apellidos Palafox y Mendoza.

A temprana edad Don Juan mostró interés por dedicarse a la carrera militar, pero, obedeciendo los deseos de su padre, decidió asistir a las universidades de Salamanca y Alcalá.

Los años que pasó en la universidad fueron buenos en el aspecto académico, pero Don Juan también se entregó a los placeres mundanos. De él se dice que era un caballero galante, aunque nunca traspasó los límites de las conveniencias sociales y evitó el escándalo.

En 1626 el Ministro supremo del rey Felipe IV lo invitó a Madrid para que ahí pudiera emplear mejor todas sus capacidades. Tan pronto llegó a la capital española se le dio el puesto de Fiscalía del Consejo de Guerra y poco después la del Consejo de Indias.

Después de trabajar algún tiempo en la Corte, Don Juan de Palafox decidió seguir la vocación eclesiástica. En 1629 el rey lo nombró capellán y limosnero de María de Austria. Debido a este encargo, viajó a Alemania, Italia, Francia, entre otros países europeos.

A su regreso fue presentado como nuevo obispo de Puebla. La ceremonia de consagración tuvo lugar en Madrid el 27 de diciembre de 1639 y a cargo estuvo el cardenal Agustín Espínola, arzobispo de Toledo.

El obispo de Puebla llegó a México el 24 de junio de 1640 y entró a su diócesis el 22 de julio. No sólo llegó a nuestro país con el título de obispo de Puebla, sino también con el de visitador y Juez de Residencia de los virreyes.

En Puebla uno de sus mayores logros fue la conclusión de la construcción de la catedral. En 1649, tan sólo nueve años después de su llegada, celebró la dedicación del santuario.

Durante su gobierno pastoral se erigió el Colegio de San Pedro y San Pablo y logró que el rey le diera a las nuevas instituciones el título de Real. El obispo dotó al Colegio de San Pablo con una enorme biblioteca, hoy conocida como Palafoxiana. De la misma forma, fundó el convento de religiosas dominicas de Santa Inés, un colegio de niñas huérfanas y formó las ordenanzas del hospital de San Pedro.

En esta época España estaba en guerra con Portugal. Cualquier funcionario del que se sospechara tener simpatías con el enemigo sería removido de su cargo. Don Juan, por encargo del rey, se dedicó a espiar al virrey Don Diego López Pacheco Cabrera y Bobadilla, quien era miembro de una familia portuguesa.

El 12 de noviembre de 1643, después de la muerte de Feliciano de la Vega, el cabildo eclesiástico nombró a Palafox de Mendoza nuevo Arzobispo de México. Tan pronto llegó a la ciudad destituyó al virrey por simpatizar con los portugueses y tomó en sus manos el poder civil convirtiéndose en nuevo gobernante de la Nueva España. Cinco meses duró su gobierno como virrey y como Arzobispo de México, tiempo en el cual estableció doce compañías de milicias, visitó colegios, dio leyes a la Universidad y continuó con las visitas a los tribunales. Renunció a su cargo de virrey y de arzobispo.

Durante su estancia en Puebla, Don Juan de Palafox tuvo muchos problemas con los miembros de la Compañía de Jesús. El obispo llegó a suspender las licencias que tenían los jesuitas para predicar, lo cual provocó un enorme escándalo en toda la Nueva España.

El 6 de febrero de 1648 llegó a Puebla una carta del rey mediante la cual mandaba llamar a Don Juan a Madrid para rendir un informe de sus acciones en nuestro país.

Después de haber sido Arzobispo de México, obispo de Puebla y virrey de la Nueva España, Palafox llegó a Madrid y fue tratado con desprecio por el rey, quien lo nombró obispo de Osma.

El prelado siguió ejerciendo la caridad en el pobre obispado de Osma hasta su muerte el 1 de octubre de 1659.

El sábado 27 de marzo de 2010, S.S. Benedicto XVI firmó el decreto referente a un milagro atribuido a la intercesión del Venerable Juan de Palafox, la ceremonia de beatificación se realizó en Soria (España) el 5 de junio de 2011.

Un proceso iniciado en 1666

El proceso de beatificación se inició en 1666 y fue interrumpido varias veces a lo largo de los últimos tres siglos y medio. Según Moriones, diversas circunstancias han contribuido a prolongar el caso. Por ejemplo, en 1699 la muerte del entonces Papa, del cardenal ‘ponente’ de la Causa y del obispo de Sevilla, que fungía como su patrocinador.

Por ello la ‘introducción’ del expediente en El Vaticano se atrasó hasta 1726, bajo el pontificado de Benedicto XIII. Luego, diversos episodios históricos como la Revolución Francesa, el exilio de los Papas y la guerra de unidad de Italia interrumpieron el análisis. A pesar de todo la Causa nunca se interrumpió ni tampoco perdieron su validez ninguno de los pasos aportados en el proceso.

El milagro aprobado

El milagro estudiado y aprobado por el Vaticano se refiere a la curación de Lucas Fernández de Pinedo, un sacerdote de 66 años de edad, párroco de Fuentemolinos de la entonces Diócesis de Osma. En noviembre de 1766 el párroco había sido desahuciado por los médicos tras 40 días de lucha contra una probable forma de tuberculosis, incurable en aquella época.

Según relata el postulador de la Causa, el padre Moriones, el cura “había hecho su testamento y recibido los últimos sacramentos y se había despedido de sus parroquianos cuando su sobrino, también sacerdote y vicario parroquial, le trajo una reliquia de Palafox”.

El enfermo la recibió, se encomendó y se quedó dormido mientras los síntomas de la enfermedad que lo tenían insomne desde hacía semanas desaparecieron instantáneamente y, al cabo de cuatro horas, se encontraba perfectamente.

Su médico de Fuentemolinos (Soria), otro de la cercana aldea de Roa y un tercero describieron al tribunal todos los síntomas de un enfermo terminal de tuberculosis. La detallada documentación de esta curación inexplicable respalda el milagro que permite beatificar a Palafox, modelo de político honrado y buen obispo.</span></span>

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Monje

Martirologio Romano: En Gante, de Flandes, en Neustria, san Bavón, monje, que, discípulo de san Amando, dejó la vida seglar, distribuyó sus bienes entre los pobres y entró en el monasterio fundado en esta ciudad (c. 659).

Breve Biografía


Bavón, Conde de Hesbaye, nació en Bravante, cerca de Lieja, en el año 589. Se casó con la hija del conde merovingio Adilone, con la que tuvo una hija de nombre Agletrude. Llevaba una vida despreocupada, como rico terrateniente. Su comportamiento era totalmente desordenado, su único objetivo era el de satisfacer sus deseos sin tener en cuenta la justicia ni la verdad. Cuando necesitaba dinero, vendía a sus criados como siervos a los terratenientes vecinos.

Cuando muere su joven esposa, Bavón se siente culpable de esta desgracia, no sabemos por qué. Allí interrumpe su vida disoluta y cae presa de una crisis moral, que fue el punto de partida de su conversión.

Por entonces San Amando estaba predicando en la región de Gante. Bavón, después de oír uno de sus sermones, se le acercó, y por consejo suyo, se desprendió de todos sus bienes, incluso de la propiedad que poseía en Gante, que entregó a San Amando, que construyó allí un monasterio. Bavón entró allí como religioso. Tan grandes fueron las mortificaciones que se impuso para purgar sus pecados, que después de su muerte, el nombre de la abadía se cambió de San Pedro a San Bavón.

Convertido en discípulo del santo misionero, lo siguió en sus peregrinaciones apostólicas. Después de un cierto tiempo, encontrando que las austeridades de la vida monástica no eran suficientes para satisfacer sus deseos de disciplinar el cuerpo con el que había sido tan indulgente, volvió a Gantes, donde, con el consentimiento de San Amando, construyó una pequeña celda, donde llevó una vida eremítica y ascética hasta el momento de su muerte, unos tres años después, alrededor de 659. Fue sepultado en el monasterio de Gantes.

Actualmente sus reliquias se conservan parte en la catedral de Gantes y parte en la abadía benedictina de Nesle-la-Reposte, lugar en donde se refugiaron los monjes huyendo de la invasión normanda, alrededor de 882.</span></span>

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Memoria de santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia, que entró aún muy joven en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de Lisieux, llegando a ser maestra de santidad en Cristo por su inocencia y simplicidad. Enseñó el camino de la perfección cristiana por medio de la infancia espiritual, demostrando una mística solicitud en bien de las almas y del incremento de la Iglesia, y terminó su vida a los veinticinco años de edad, el día treinta de septiembre.

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En Gante, de Flandes, en Neustria, san Bavón, monje, que, discípulo de san Amando, dejó la vida seglar, distribuyó sus bienes entre los pobres y entró en el monasterio fundado en esta ciudad (c. 659).

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En Canterbury, en Inglaterra, san Geraldo Edwards, presbítero y mártir, en cual fue ordenado en Francia y, al regresar a su patria, en la persecución durante el reinado de Isabel I, después de un largo encarcelamiento consumó su martirio en el patíbulo. Con él fueron martirizados los presbíteros beatos Roberto Wilcox y Cristóbal Buxton, por su condición sacerdotal, y el beato Roberto Widmerpool, por ayudar a un sacerdote.

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Monje Eremita

Martirologio Romano:En Roma, san Simón, monje, antes conde de Crespy, en Francia, que, renunciando a la patria, al matrimonio y a todo, eligió la vida monástica y después la eremítica en las montañas del Jura, y reclamado muchas veces como legado de paz para conciliación entre príncipes, murió finalmente en Roma, siendo sepultado en la Urbe, en la basílica de San Pedro (1082).

Breve Biografía


Simón, conde de Crespy, en la región de Valois, estaba emparentado con Matilde, la esposa de Guillermo el Conquistador, y se educó en la corte de ese rey. Gozaba de la confianza y los favores de Guillermo, quien le llevó consigo a las campañas contra Felipe I de Francia para arrojarlo de las tierras de Normandía. Se dice que al término de aquella guerra, el padre de Simón murió en la localidad de Montdidier y éste se propuso transportar el cadáver hasta las tierras de Crespy para sepultarlo; y sucedió que en el largo trayecto el cuerpo del conde entró en descomposición y su hijo, después de velarlo toda la noche en solitaria meditación sobre lo transitorio de esta vida, sepultó los restos en el campo y regresó a la corte decidido a hacerse monje. Asimismo se afirma que acabó por convencer a su prometida, la hija de Hildeberto, conde de Auvernia, para que ingresara a un convento y así, un buen día, los dos novios huyeron juntos de la corte, pero no para casarse, como lo pensaban todos los cortesanos, sino para entregarse a la vida del claustro. La joven quedó a buen resguardo con las monjas, pero cuando Simón se dirigía a otro monasterio para hacer lo propio, fue alcanzado por los enviados del rey, quienes le llevaron de nuevo a la corte. Ahí Guillermo el Conquistador le reveló al noble joven que deseaba casarlo con su propia hija Adela. Simón no se atrevió a rechazar directamente los ofrecimientos de su real benefactor, pero trató de demorar la boda y partió en viaje a Roma con el pretexto de averiguar en la Santa Sede si su proyectado matrimonio era legal en vista de que la hija del rey era su pariente. Pero ni siquiera llegó a la mitad del camino, porque a su arribo a la ciudad de Condal, en el Jura, se hospedó en la abadía de Saint-Claud, ahí tomó el hábito y no lo abandonó jamás.

Lo mismo que a muchos otros monjes pertenecientes a la nobleza, los superiores y los familiares de Simón insistieron para que emplease su influencia en arreglar discordias y restablecer los derechos. San Hugo de Cluny le envió ante el rey de Francia para que recuperase unas tierras que habían sido quitadas al monasterio y, asimismo, intervino activamente para obtener la reconciliación entre Guillermo el Conquistador y sus hijos. Cuando el Papa San Gregorio VII, en conflicto con el emperador, decidió concertar un acuerdo con Roberto Guiscard y sus normandos que ocupaban parte del territorio de Italia, mandó llamar a San Simón para que le ayudase en las negociaciones. Estas concluyeron felizmente en la ciudad de Aquino, en 1080 y, desde entonces, el Papa conservó a su lado a Simón. Este murió en Roma y recibió los últimos sacramentos de manos del propio San Gregorio.
¡Felicidades a quienes lleven este nombre!</span></span>

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Por: P. Angel Amo | Fuente: Catholic.net

Tercer Superior General de la Compañía de Jesús

Martirologio Romano: En Roma, san Francisco de Borja, presbítero, que, muerta su mujer, con quien había tenido ocho hijos, ingresó en la Compañía de Jesús y, pese a que abdicó de las dignidades del mundo y recusó las de la Iglesia, fue elegido prepósito general, siendo memorable por su austeridad de vida y oración (1572).

Etimología: Francisco = el abanderado, viene del germano

Breve Biografía


San Francisco Borja nació en Gandía (Valencia) el 28 de octubre de 1510, primógenito de Juan de Borja y entró muy joven al servicio de la corte de España, como paje de la hermana de Carlos V, Catalina. A los veinte años el emperador le dio el título de marqués. Se casó a los 19 años y tuvo ocho hijos. A los 29 años de edad, después de la muerte de la emperatriz, que le hizo comprender la caducidad de los bienes terrenos, resolvió “no servir nunca más a un señor que pudiese morir” y se dedicó a una vida más perfecta. Pero el mismo año fue elegido virrey de Cataluña (1539-43), cargo que desempeñó a la altura de las circunstancias, pero sin descuidar la intensa vida espiritual a la que se había dedicado secretamente.

En Barcelona se encontró con San Pedro de Alcántara y con el Beato Pedro Favre de la Compañía de Jesus. Este último encuentro fue decisivo para su vida futura. En 1546, después de la muerte de la esposa Eleonora, hizo la piadosa práctica de los ejercicios espirituales de san Ignacio y el 2 de junio del mismo año emitió los votos de castidad, de obediencia, y el de entrar a la Compañía de Jesús, donde efectivamente ingresó en 1548, y oficialmente en 1550, después de haberse encontrado en Roma a San Ignacio de Loyola y haber renunciado al ducado de Gandía. El 26 de mayo de 1551 celebraba su primera Misa.

Les cerró las puertas a los honores y a los títulos mundanos, pero se le abrieron las de las dignidades eclesiásticas. En efecto, casi inmediatamente Carlos V lo propuso como cardenal, pero Francisco renunció y para que la renuncia fuera inapelable hizo los votos simples de los profesos de la Compañía de Jesús, uno de los cuales prohíbe precisamente la aceptación de cualquier dignidad eclesiástica. A pesar de esto, no pudo evitar las tareas cada vez más importantes que se le confiaban en la Compañía de Jesús, siendo elegido prepósito general en 1566, cargo que ocupó hasta la muerte, acaecida en Roma el 30 de septiembre de 1572.

Fue un organizador infatigable (a él se le debe la fundación del primer colegio jesuita en Europa, en su sierra natal de Gandía, y de otros veinte en España), y siempre encontró tiempo para dedicarse a la redacción de tratados de vida espiritual. Se destacó por su gran devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen. Incluso dos días antes de morir, ya gravemente enfermo, quiso visitar el santuario mariano de Loreto. Fue beatificado en 1624 y canonizado en 1671, uno de los primeros grandes apóstoles de la Compañía de Jesús.

Si quieres ahondar más en la vida de Francisco de Borja, consulta San Francisco de Borja en Corazones.org</span></span>

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Sacerdote y Fundador

Martirologio Romano: En Lanzo, provincia de Turín, en Italia, beato Federico Albert, presbítero, que, siendo párroco, fundó la Congregación de Hermanas de San Vicente de Paúl de la Inmaculada Concepción, destinada a la redención de las gentes caídas en la miseria (1876).

Etimología: Federico = aquel que impone la paz, viene del celta.

Breve Biografía


Nace en Turín, Italia, el 16 de octubre de 1820. A los 15 años de edad se decide por la milicia, pero siente una voz interior y reflexiona sobre su vocación al sacerdocio e ingresa luego al Seminario.

Prosigue estudios en la Real Universidad de Turín, donde cursa teología. Recibe la ordenación sacerdotal en 1843.

Ejerce su ministerio como capellán de las Cortes, sin descuidar el apostolado de atender a las clases marginadas e inclusive a delincuentes. Su vida plena en virtudes y servicio al pueblo permiten que el monarca Víctor Manuel II (1820-1878) reconozca su magnífico servicio en el aspecto social.

Renuncia a su cargo en la citada capellanía para atender de tiempo completo a su feligresía y las personas necesitadas.

Contemporáneo de San Juan Bosco (31 de enero), intercambia con él sus ideas altruistas sobre instituciones de beneficencia. Su vasta misión comprende el establecimiento de orfanatorios, guarderías, casas de asistencia para jóvenes abandonadas, conservatorios, enseñanza de idiomas, normales para la formación de maestros, etcétera. Funda la congregación de Hermanas Vicentinas de María Inmaculada en 1869, conocidas como Hermanas Albertinas.

Por humildad declina al nombramiento episcopal.

Casi al final de su vida, en 1873 establece una colonia agrícola. Decorando su capilla sufre una caída que le ocasiona heridas y luego la muerte, en Lanzo Torinesse, el 30 de septiembre de 1876.

El 3 de septiembre de 1984 es beatificado por el Papa Juan Pablo II.</span></span>

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Memoria de san Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, que, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y allí recibió el bautismo cristiano. Después, captado por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética yendo a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, fijando su residencia en Belén de Judea vivió una vida monástica dedicado a traducir y explanar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe de muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegando a una edad provecta, descansó en la paz del Señor.

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Fiesta de los santos arcángeles [San Miguel], San Gabriel y [San Rafael]. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.

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Fiesta de los santos arcángeles Miguel, [San Gabriel] y [San Rafael]. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.

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Fiesta de los santos arcángeles [San Miguel], [San Gabriel] y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.

6:57 p.m.

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Santos Lorenzo de Manila Ruiz y quince compañeros mártires, tanto presbíteros como religiosos y seglares, sembradores de la fe cristiana en Filipinas, Formosa y otras islas japonesas, a causa de lo cual, por decreto del supremo jefe del Japón, Tokugawa Yemitsu, en dis tintos días consumaron en Nagasaki su martirio por amor a Cristo, pero celebrados en única conmemoración (1633-1637). Sus nombres son: santos Domingo Ibáñez de Erquicia, Jacobo Kyuhei Gorobioye Tomonaga, Antonio González, Miguel de Aozaraza, Guillermo Courtet, Vicente Shiwozuka, Lucas Alfonso Gorda, Jordán (Jacinto) Ansalone y Tomás Hioji Rokuzayemon Nishi, presbíteros de la Orden dominicana; Francisco Shoyemon, Miguel Kurobioye y Mateo Kohioye, religiosos de la misma Orden; Magdalena de Nagasaki, virgen de la Tercera Orden de San Agustín; Marina de Omura, virgen de la Tercera Orden dominicana; Lázaro de Kyoto, seglar.

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San Wenceslao o Venceslao, mártir, duque de Bohemia, que, educado por su abuela [santa Ludmila] en sabiduría divina y humana, fue severo consigo, pacífico en la administración del reino y misericordioso para con los pobres, redimiendo para ser bautizados a esclavos paganos que estaban en Praga para ser vendidos. Después de sufrir muchas dificultades en gobernar a sus súbditos y formarles en la fe, traicionado por su hermano Boleslao fue asesinado por sicarios en la iglesia de Stara Boleslav, en Bohemia (929/935).

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Memoria de san Vicente Paúl, presbítero, que lleno de espíritu sacerdotal y entregado en París al servicio de los pobres, veía el rostro del Señor en cada persona doliente. Fundó la Congregación de la Misión (Paúles), al modo de la primitiva Iglesia, para formar santamente al clero y subvenir a los necesitados, y con la cooperación de santa Luisa de Marillac, fundó también la Congregación de Hijas de la Caridad.

7:08 p.m.

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En Fara, cerca de Cingoli, en el Piceno, de Italia, san Bonfilio, que, siendo obispo de Foligno, estuvo diez años en Tierra Santa y, al regresar a Italia, se retiró al monasterio de Storaco, del que había sido abad, muriendo finalmente en soledad (c. 1115).

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Santos Cosme y Damián, mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria), no pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos (c. s. III).

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Santos Cosme y Damián, mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria), no pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos (c. s. III).

11:22 p.m.

Por: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com

Abad

Martirologio Romano: En el monasterio de la Santísima Trinidad, en la región de Moscú, en Rusia, san Sergio de Radonezh, que, elegido como hegúmeno o abad, propagó la vida eremítica y cenobítica que él había practicado primero, y hombre de carácter afable, fue consejero de príncipes y consolador de fieles cristianos . (†1392)

Fecha de canonización: En el año 1449, siendo Papa Nicolás V.

San Sergio de Radonezh es uno de los santos más venerados en toda Rusia. Nació en el año de 1319 en la familia de los muy distinguidos nobles y piadosos Cirilo y María. Desde muy temprana edad Bartolomé, nombre con el que fue bautizado, deseaba consagrar toda su vida al servicio de Dios. Sin embargo, Cirilo y María por mucho tiempo desaprobaron que su hijo se entregara a la vida monástica. Sólo un poco antes del deceso de sus padres, san Sergio y su hermano mayor, Esteban, se retiraron a una colina perdida en la espesura del bosque. El futuro Santo Patrono de Rusia contaba entonces con apenas 23 años.

Con sus propias manos, los hermanos construyeron en este sitio una iglesia y un aposento, consagradas a la Santísima Trinidad. La vida en el retiro no fue nada fácil para Esteban, el hermano mayor de san Sergio y muy pronto se alejó de esos lugares. El Santo se quedó en completa soledad y con mayor celo se entregó al ayuno y a la oración. Muy pronto se cumplieron los más anhelados deseos del joven: Mitrofan, el padre superior de uno de los monasterios cercanos, le entregó los hábitos. San Sergio no pasaba ninguna hora del día en vano o en la ociosidad. Combinaba sabiamente la oración y el trabajo, el canto de los Salmos y la lectura de los libros sagrados, cada vez más iba en aumento su erudición y cada día de su vida se acercaba más y más a Cristo.

Cada paso en su vida monástica procuraba llevarlo a cabo tomando ejemplo de lo escrito por los devotos de los primeros siglos del cristianismo tales como: los Santos Antonio y Macario Magnos; san Juan Clímaco, el abad Doroteo y muchos otros más.. San Sergio también era muy devoto de los primeros prosélitos del monaquismo ruso: Antonio y Teodosio Pecherski y a sus innumerables seguidores. El Santo se esforzaba por lograr en su vida aquel ideal de santidad, que habían logrado todos ellos, marchando siempre hacia Dios por el camino riguroso de la concordancia con las enseñanzas de nuestro Salvador. Valerosamente, resistió toda tentación, con su mirada fija en el Cristo celestial y se entregaba con todas sus fuerzas en búsqueda de Dios, objetivo único en la vida de todo hombre.

Pese a que San Sergio no lo buscara, por todas las ciudades cercanas y lejanas se propagó el rumor de que en el bosque de Radonezh vivía un extraordinario hombre muy devoto. Muy pronto el Santo comenzó a rodearse de personas ansiosas por ser salvadas bajo su guía. San Sergio, por el deseo insistente de sus discípulos, se convierte en sacerdote y superior del monasterio fundado por él mismo.

En la biografía del Santo, compuesta por su discípulo, Epifanio el Sabio, hay muchas referencias a la humildad que adornaba a San Sergio, veamos uno de esos relatos: En una ocasión, en vida de san Sergio, llegó al convento un campesino que había escuchado acerca de las proezas y la gloria del padre superior. El hombre pidió a un hermano que le mostrara al padre Sergio. Los monjes le señalaron a un hombre de edad avanzada con vestiduras remendadas y muy sencillas que estaba arrimando unas tablas al lado de la barda del monasterio. El campesino incrédulo y exaltado, exclamó: “¡Se burlan de mí! Yo vine hasta aquí para ver a un ilustre padre, opulentamente vestido, rodeado de servidumbre y ustedes me enseñan a un campesino cualquiera, seguramente el más ínfimo del monasterio”. San Sergio al escuchar las quejas del visitante, abandono su tarea, amablemente lo saludó y lo invitó a pasar al comedor. Le dijo entonces: “No te aflijas hermano, –lo consoló el Santo– Dios es tan benevolente en su casa, que nadie sale de ella con angustia. Y muy pronto Él te mostrará a aquél al que buscas”. En el momento de su charla, al monasterio llegó un príncipe rodeado de un numeroso séquito. El príncipe se tiró a los pies del hombre de Dios, pidiendo su bendición. Entonces el campesino entendió de quien se trataba ese humilde hortelano. Después de la partida del príncipe, con lágrimas rogaba a san Sergio le perdonara por su osadía e ignorancia. “No te aflijas, hijo mío –le dijo el humilde padre–, solamente tú me has juzgado cabalmente, ya que más bien los equivocados son ellos”.

La dirección del monasterio no le atraía mucho a san Sergio, más bien le agobiaba. Cuando al convento llegó la discordia y ante el intento de sublevación de algunos monjes en contra de su superior, san Sergio abandonó el monasterio estableciéndose en la espesura del bosque a la orilla del río Kirzhach. Sólo después de 3 o 4 años ante la intervención del padre Alejo de Moscú, regresó san Sergio a su convento.

San Sergio falleció el 25 de septiembre de 1392. Antes de su muerte, dispuso a los hermanos, ante todo, preservar con rigurosidad la fidelidad a la ortodoxia de la fe. El Santo encomendó también preservar la vida en comunión, la pureza espiritual y corporal, alejarse de los malos deseos, la abstención en la comida y la bebida, tener la aplicación hacia la humildad y el peregrinaje.

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Presbítero Trinitario y Mártir

Martirologio Romano: En la sierra de las Alpujarras, cerca de la ciudad de Granada, beato Marcos Criado, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad, para la redención de cautivos, y mártir, víctima de los moriscos (1569).

Fue un valiente misionero declarado Beato por dejarse hasta su vida como misionero anunciando “la Palabra”, la de Cristo, la de la vida, sin mas medio ni arma que la palabra. Tan potente fue esta arma que suscitó la fe en unos y en otros el rechazo. Como respuesta encontró la violencia, y hostilidad hasta la muerte. Pero la violencia venció, y la Palabra con-venció. La fe y su testimonio siguen vivos.

Inicios y vocación Este trinitario nació en un lugar cercano, Andujar, y una fecha lejana, en 1522. Como es natural tenía una gran devoción a la Virgen de la Cabeza. De hecho pierde a su madre siendo niño y ante este dolor acude a su madre del cielo, a la Virgen de la Cabeza. A ella le hablaría de su soledad y de ella sentiría su abrazo de madre, que siempre está ahí, atenta a sus hijos. Marcos, aquel día se encomendó a la madre de Dios y madre nuestra y se consagró a ella.

Años más tarde, aún muy joven pide entrar en la comunidad de Trinitarios de su ciudad, quizá como respuesta a su consagración de niño. Tras un año de noviciado realizó su profesión religiosa como trinitario. Después realizó los estudios teológicos hasta que fue ordenado sacerdote.

El trinitario de la Palabra. La lectura del Evangelio y de los libros de teología le hacían escuchar la Palabra de Jesús que lo llamaba a seguirlo dejándolo todo en pobreza, obediencia y castidad. Aquellas palabras le hicieron encontrarse con la Palabra hecha carne en la realidad y el sufrimiento humano. También él quería anunciar la palabra de vida y esperanza. Marcos destacó por ser un gran predicador, de hecho pasó por diversas comunidades –Andujar, Ronda, Jaén y finalmente Úbeda- con el ministerio de predicador mayor. También en el confesionario su palabra trasmitía la acogida y el perdón de Dios Padre, destacando como confesor.

Misión. Marcos leía la Biblia y meditaba sobre la obediencia de Jesús a la voluntad del Padre. Se encontraba en la comunidad de Úbeda. Aquella tarde tenían capítulo, el Ministro Local lo había convocado de forma extraordinaria, le intrigaba pensar que nuevas tenía que comunicarles. Tras una oración comenzaron la reunión, en el orden del día sólo un punto. Los Obispos de Guadix y Almería pedían a los trinitarios tres o cuatro misioneros para afianzar la fe de los moriscos en la zona de las Alpujarras. La mayoría de los moriscos se habían bautizado para evitar ser expulsados y sólo habían recibido una superficial evangelización. Los obispos querían consolidar la fe de aquellos pueblos apartados y aislados por la abrupta Sierra Nevada. Junto a las palabras de los obispos el provincial añadió que esta empresa se equiparaba a la redención de cautivos, por la redención de almas. Al pedir voluntarios llenos de Espíritu se ofrecen el P. Pedro de San Martin y el P. Marcos Criado. Era el momento de encarnar la Palabra.

Como los apóstoles, de dos en dos, parten nuestros hermanos. Pedro iría a Almería, mientras que Marcos a Guadix. Repentinamente el P. Pedro enferma y tras varios días muere. Marcos se encuentra sólo en su misión, pero de nuevo siente como la Virgen de la Cabeza, le dice que está con él, y que le acompaña en su encomienda. Tras presidir el funeral se pone en camino, había sido nombrado vicario del párroco de la Peza (Granada).

Misionero en las Alpujarras. Desde la Peza va visitando los distintos pueblos de la Alpujarra. Sus dotes de predicador movilizaban a los cristianos y sus palabras en el confesionario trasmitían el amor de Dios. Lo mismo impartía catequesis a los niños en la calle que visitaba a enfermos. Su fama corrió por la sierra, las autoridades civiles y religiosas le facilitaban su trabajo y le pedían a los vecinos que lo acogiesen como a un apóstol. Sin embargo esta fama también le ganó detractores, en la Peza recibe una paliza para que deje su actividad. Un clima de hostilidad se levantaba contra los cristianos, Marcos recibe una nueva paliza en la sierra de Filabres, lo dan por muerto, pero sorprendentemente se recupera. Algunos pueblos cristianos son arrasados y profanados sus templos.

Palabra contra violencia. Nuestro misionero sufre en este contexto de conforntación por lo que decide hablar con Abencotha, líder de los moriscos. Le pide que respete y deje tranquilos a los cristianos y lo invita a cambiar de actitud en nombre de Jesús. Tan insultante le pareció a Abencotha el encuentro que a las palabras responde con violencia. Lo prenden con una soga y lo atan a un caballo arrastrándolo por abruptos caminos. Lo abandonaron como muerto.

De nuevo se recupera y continúa su misión, predicando, visitando a los cristianos acosados. Sus milagrosas recuperaciones, su fidelidad a su misión, y predicaciones producen conversiones, hasta de “renegados de la fe”; al mismo tiempo que la persecución se hace más hostil contra los cristianos. Son asesinados los primeros sacerdotes en Vera y Marcos estando en Cadiar se ve obligado a huir para evitar su muerte. Vuelve a la Peza.

Las autoridades civiles publican el “Edicto del Primero de Mayo” para reprimir a los moriscos. Este documento consigue el efecto contrario, los moriscos se quieren vengar de la opresión y obligaciones impuestas por el edicto atacando a la población cristiana. En la noche de Navidad de 1568 comienza el levantamiento de las Alpujarras. Aben Humeya capitanea una revuelta contra los critianos que irá recorriendo todos los pueblos de la zona, acabando con sacerdotes y cristianos. Año y medio más tarde llegan a la Peza atemorizando a la comunidad cristiana que se refugia en el castillo, junto a sus pastores. El párroco que increpó a los agresores encontró allí su muerte. El P. Marcos celebró sus funerales y desde aquel momento se instala en la Iglesia presintiendo su fin violento. El 22 de septiembre de 1569 tras celebrar la Eucaristía se dirigió a los fieles manifestando su deseo de dar la vida por Cristo.

¿Vence la violencia?. De repente un grupo de moriscos entra violentamente en el templo, les habla pero la respuesta es violencia sorda. Los fanáticos lo sacan a golpes y puntapiés y lo llevan hasta a las afueras del pueblo. Allí un grupo mayor le esperaba. Le torturaron para que renegara de Cristo, y de su boca ensangrentada emergió una clara palabra: - ¡Jamás! Entre golpes e insultos lo amarraron a una encina con los pies al aire, esperando contemplar su agonía y muerte. El día 23 aún estaba vivo y de repente comenzó a cantar salmos, palabras de confianza, de perdón, de alabanza, por lo que apedrearon hasta que ellos creían que estaba muerto. El 24 comprobaron que aún vivía, intentaba balbucear alguna palabra. Aquel día murió, o nació a la vida definitiva. Permaneció en el árbol hasta el 25 y para verificar su muerte un morisco cruel le abrió el pecho y le sacó el corazón.

Los testigos de aquel macabro espectáculo estaban conmovidos tras tres días de violencia y agonía, aceptada en fidelidad y amor ¿Quién le daba aquella fuerza? Al sacarle el corazón todos los presentes quedaron admirados y cayeron en tierra. En el corazón aparecía estar escrita una palabra: “Jesús”, el nombre que apasionó aquel corazón y que le hizo dar la vida por amor.

Triunfo de la Palabra. Habían terminado con su vida, pero la palabra triunfó, venció la fe. Todos fueron a anunciar el hecho prodigioso, los cristianos recogieron el cuerpo y el corazón de su mártir. Comenzaron a llamarlo el Santo Marcos. La sangre de los mártires fue semilla de auténticos cristianos y de generación en generación contaban como el Santo Marcos encarnó la Palabra de Dios en el Pueblo de la Peza y fue signo de su amor.

Debido al culto y veneración que recibió durante siglos en este pueblo y comarca se comienza el proceso de beatificación hasta que en 1899 el Papa León XIII lo elevó a los altares como mártir.

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Por: Herbert Thurston, S. J. y Donald Attwater | Fuente: Fatheralexander.org

Aunario vino al mundo en el seno de una familia perteneciente a la casa de Orleáns que se distinguió tanto por su nobleza como por su virtud. Una hermana suya, Santa Austregilda, fue la madre de San Lupo de Sens. Aunario pasó su juventud en una corte real, pero renunció a las pompas del mundo y se puso bajo la dirección espiritual de San Siagrio obispo de Autun. Este fue quien lo ordenó sacerdote y, en 561, fue elegido para presidir la sede de Auxerre. San Aunario fue uno de los obispos más influyentes y respetados de su tiempo en Francia, tanto en los círculos civiles como en los religiosos, pero su máxima actividad la desarrolló en el terreno de la disciplina eclesiástica. Estuvo presente en el sínodo de París que presidió San Germán en el año de 573, así como en las dos asambleas de Magon, en 583 y 585, de donde surgió el decreto que prohibía a los clérigos citarse entre sí para comparecer ante los tribunales civiles y otra legislación que estableció el derecho de los obispos para intervenir en favor de las viudas, los huérfanos y los esclavos liberados. En aquellos sínodos se reforzaron los decretos para la observancia del domingo y el pago de los diezmos.

Celoso en el establecimiento de la disciplina en su propia diócesis, infatigable en la vigilancia sobre la moral pública y ansioso por instruir a su pueblo en todo lo concerniente a su vida cristiana, Aunario convocó particularmente a dos sínodos en Auxerre para aplicar las mencionadas legislaciones en su propia iglesia. En la primera de aquellas asambleas fueron decretados cuarenta y cinco cánones, muchos de los cuales abordaban de manera interesante y nueva, los hábitos y costumbres del lugar y la época, cuando los vestigios de las supersticiones del paganismo y los abusos en las prácticas del cristianismo, no habían alcanzado todavía la inofensiva respetabilidad de los "vestigios folklóricos." Por ejemplo, se prohibió a las gentes utilizar los recintos de las iglesias para la danza y el canto de trovas y romancillos profanos o cualquier otro entretenimiento ajeno a las prácticas de la religión; asimismo se les prohibió disfrazarse con pieles de ciervo o de becerro el día del Año Nuevo, intercambiar "regalos malignos", hacer votos o juramentos ante hierbajos, árboles, pozos o fuentes "sagrados", practicar las artes de la magia o reunirse en casas particulares para celebrar las vigilias de las fiestas solemnes. Para edificación y aliento de los fieles, San Aunario mandó escribir las biografías de sus dos distinguidos predecesores en la sede de Auxerre, San Amado y San Germán y, con el fin de llevar con más orden y concierto los servicios de su iglesia, aumentó considerablemente los ingresos de su sede. Los miembros del clero secular y los monjes fueron obligados a asistir a los oficios divinos diariamente y, cada iglesia y monasterio, por turno, debía entonar con toda solemnidad las letanías e intercesiones, durante un día cada mes. San Aunario murió el 25 de septiembre del año 605.

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Conmemoración de san Cleofás, discípulo del Señor, a quien, con el otro compañero itinerante, ardía el corazón cuando Cristo, en la tarde de Pascua, se les apareció en el camino explicándoles las Escrituras, y después, en la casa de Cleofás, en Emaús, conocieron al Salvador en la fracción del pan.

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Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01

Obispo y Mártir

Martirologio Romano: En Panonia (hoy Hungría), san Gerardo Sagredo, obispo de la sede de Morisena (hoy Csanad) y mártir, que fue preceptor de san Emerico, príncipe adolescente hijo del rey san Esteban, y en una sedición de húngaros paganos murió apedreado cerca del río Danubio (1046).

Etimología: Gerardo = Audaz con la lanza, viene del germano

San Gerardo, algunas veces llamado Sagredo, fue el apóstol de un vasto distrito de Hungría.

Era originario de Venecia, donde nació a principios del siglo once. Desde muy joven, se consagró al servicio de Dios en el monasterio benedictino de San Giorgio Maggiore en Venecia, pero al cabo de algún tiempo, abandonó el convento para hacer una peregrinación a Jerusalén.

Al pasar por Hungría, conoció al rey San Esteban, a quien impresionaron tanto las cualidades de Gerardo, que lo retuvo para que fuese el tutor de su hijo, el Beato Emeric. Al tiempo que ejercía sus funciones de educador, el santo predicó la palabra de Dios con mucho éxito. Cuando San Esteban fundó la sede episcopal de Csanad, nombró a Gerardo como su primer obispo. La gran mayoría de los habitantes del lugar eran paganos, y los pocos que llevaban el nombre de cristianos, eran ignorantes, salvajes y brutales, pero San Gerardo trabajó entre ellos con tan buenos frutos que, en poco tiempo, el cristianismo progresó considerablemente. Siempre que le era posible, unía Gerardo la perfección en su desempeño de la tarea episcopal con el recogimiento de la vida contemplativa que le fortalecía para continuar con sus funciones. Además, Gerardo fue investigador y escritor; entre sus obras figura una inconclusa disertación sobre el Himno de los Tres Jóvenes (Daniel III) y otros escritos que se perdieron con el correr del tiempo.

El rey Esteban secundó el celo del buen obispo en tanto que vivió, pero a su muerte, ocurrida en 1038, el reino quedó en la anarquía a causa de las disputas por la sucesión al trono y, al mismo tiempo, estalló una rebelión contra el cristianismo.

Las cosas iban de mal en peor, hasta el extremo de que, virtualmente, se declaró una abierta persecución contra los cristianos. Por entonces, Gerardo, que celebraba la misa en la iglesita de una aldea junto al Danubio, llamada Giod, tuvo la premonición de que aquel mismo día habría de recibir la corona del martirio. Terminada la visita a la aldea, el obispo y su comitiva partieron hacia la ciudad de Buda.

Ya se disponían a cruzar el río, cuando fueron detenidos por una partida de soldados al mando de un oficial, idólatra recalcitrante y acérrimo enemigo hasta de la memoria del rey Esteban. Sin mediar palabra, los soldados comenzaron a lanzar piedras contra San Gerardo y sus gentes, que se hallaban dentro de la barca, amarrada a un pilote. Algunos de ellos se metieron al agua, volcaron la embarcación y sacaron a rastras al santo obispo. Asido a los brazos de sus captores, se incorporó hasta ponerse de rodillas y oró en voz alta con las palabras de San Esteban, el Protomártir: "¡Señor, no les toméis en cuenta esta culpa!" Apenas había pronunciado estas palabras cuando le atravesaron el pecho con una lanza.

Los soldados arrastraron el cuerpo hasta el borde de un acantilado que lleva el nombre de Blocksberg y arrojaron el cadáver al Danubio. Era el 24 de septiembre de 1046. La muerte heroica de San Gerardo produjo un profundo efecto entre el pueblo que, desde el primer momento, comenzó a venerarlo como mártir. Sus reliquias fueron colocadas en un santuario, en 1083, al mismo tiempo que las de San Esteban y las de su hijo, el Beato Emeric. En 1333, la República de Venecia obtuvo del rey de Hungría la concesión de trasladar la mayor parte de las reliquias de San Gerardo a la iglesia de Nuestra Señora, en la isla de Murano, vecina a Venecia donde hasta hoy se venera al santo como al protomártir de aquel lugar donde vino al mundo.

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Por: . | Fuente: www.telefonica.net

Presbítero Dominico

Martirologio Romano: En Girona, de Cataluña, en España, beato Dalmacio Moner, presbítero de la Orden de Predicadores, conocido por su amor a la soledad y al silencio (1341).

San Dalmacio Moner (san Dalmau Moner para los catalanes) nace el año 1289 en Santa Coloma de Farners, a unos 20 kms. de la ciudad de Girona. Sus padres eran de condición económica acomodada, como consta por su comparecencia en diversos juicios sobre conflictos de bienes, relatados en documentos de la época.

Cursó estudios elementales con los padres benedictinos, En Gerona, donde radicó en su adolescencia y juventud, aprendió las artes liberales; en esa época conoció a los padres dominicos, a quienes admiró por sus conocimientos.

Estudió lógica en Montpellier, profesó en 1314 en la Orden de los Predicadores, concluyó filosofía en Valencia y se doctoró en teología.

Fue docente en Castelló, Tarragona y Cervera. Se distinguió por la extrema obediencia a la Regla Dominica, su entrega a la oración, estudio y predicación; promovió vocaciones entre los jóvenes, además de ser consejero de prelados, reyes y catedráticos.
Contribuyó en la organización de nuevos conventos y formó centros de espiritualidad y apostolado. En vida, los frailes y el pueblo lo reconocían como santo; le llamaban "el fraile que habla con el ángel", debido a su piedad y silencio; además, se le atestiguaron levitaciones y favores considerados milagrosos.

Fray Dalmacio practicó la austeridad también en el alimento, vestido y aposento. Durante su vida religiosa, no sólo fue solícito en el cumplimiento de los ayunos y abstinencias, prescritos por las Constituciones dominicanas, sino que renunció del todo a comer carne (salvo en caso de enfermedad) y procuraba alimentarse de verduras endurecidas -a veces de raíces- y de legumbres, cocidas y preferentemente frías. Cuando había de compartir la misma comida que los otros religiosos en el refectorio, evitaba los platos sabrosos o les echaba agua para quitarles el sabor. En cuanto a la vestimenta, usaba hábitos viejos y apedazados, aunque procuraba ir limpio.

Cuando le regalaban un hábito o una capa, pedía a otro religioso que la usase primero él hasta envejecerla por el uso. Su celda era pequeña y angosta, una de las destinadas a los novicios o jóvenes estudiantes. Oraba hasta altas horas de la noche y, cuando le vencía el sueño, se acostaba sobre un saco de sarmientos, a modo de colchón, y reposaba su cabeza sobre un saco rellenado de paja sin cortar, a modo de almohada.
En los cuatro últimos años de su vida vivió una vida de extrema austeridad. Empeñado en dedicar los últimos años de su vida a la contemplación y a la mortificación de su cuerpo, obtuvo del P. Maestro General de los dominicos en 1336 un permiso especial para ir a vivir y morir en la Cueva de Santa Magdalena, conocida aún hoy día como La Sainte Baume, situada cerca de Marsella y custodiada por los frailes dominicos franceses. Vivió allí unos meses, pero tuvo que volver a Girona por asuntos urgentes.
Entonces fue cuando empezó el cuatrienio más severo de su vida en Girona. Volvió a conseguir del P. Maestro General un permiso especial para vivir como anacoreta en una cueva angosta y húmeda excavada en una de las laderas de la amplia huerta del Convento de Santo Domingo. Allí pasó los cuatro últimos años de su vida dedicado a la oración, contemplación y penitencia, con la única obligación comunitaria de acudir al convento a las horas de las comidas y de los rezos en el coro.

El P. Diago resume su muerte con estas palabras: “Recibidos los Santos Sacramentos de la Iglesia, estando presentes los frailes más importantes de la Provincia que habían acudido a aquel convento para celebrar el capítulo y, rogando por él, murió dichosamente de edad de cincuenta años en aquella áspera cueva a 24 de septiembre del año de 1341.

Su culto fue confirmado por Inocencio XIII de 13 de agosto de 1721.

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Patrona de Barcelona
y de República Dominicana

En castellano se le ha llamado en plural, Virgen de las Mercedes, que no corresponde con el sentido originario de la advocación.

El significado del título "Merced" es ante todo "misericordia". La Virgen es misericordiosa y también lo deben ser sus hijos. Esto significa que recurrimos a ella ante todo con el deseo de asemejarnos a Jesús misericordioso.

MARÍA Y PEDRO NOLASCO

Eran tiempos en que los musulmanes saqueaban las costas y llevaban a los cristianos como esclavos a África. La horrenda condición de estas víctimas era indescriptible. Muchos perdían la fe pensando que Dios les había abandonado. Pedro Nolasco era comerciante. Decidió dedicar su fortuna a la liberación del mayor número posible de esclavos. Recordaba la frase del evangelio: "No almacenéis vuestra fortuna en esta tierra donde los ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenad en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni óxido que las dañe" (Mt 6,20).

Año 1203. El laico, Pedro Nolasco inicia en Valencia la redención de cautivos, redimiendo con su propio patrimonio a 300 cautivos. Forma un grupo dispuesto a poner en común sus bienes y organiza expediciones para negociar redenciones. Su condición de comerciantes les facilita la obra. Comerciaban para rescatar esclavos. Cuando se les acabó el dinero forman cofradías-para recaudar la "limosna para los cautivos". Pero llega un momento en que la ayuda se agota y Pedro Nolasco se plantea entrar en alguna orden religiosa o retirarse al desierto. Entra en una etapa de reflexión y oración profunda.

LE RESPONDE LA VIRGEN

Nolasco pide a Dios ayuda y, como signo de la misericordia divina, le responde la Virgen que funde una congregación liberadora. La noche del 1 al 2 de agosto de 1218, la Virgen se les apareció a Pedro Nolasco, a Raimundo de Peñafort, y al rey Jaime I de Aragón, y les comunicó a cada uno su deseo de fundar una congregación para redimir cautivos. La Virgen María movió el corazón de Pedro Nolasco para formalizar el trabajo que el y sus compañeros estaban ya haciendo. La Virgen llama a Pedro Nolasco y le revela su deseo de ser liberadora a través de una orden dedicada a la liberación de los cautivos de los musulmanes, expuestos a perder la fe. Nolasco le dice a María:

-¿Quién eres tú, que a mí, un indigno siervo, pides que realice obra tan difícil, de tan gran caridad, que es grata Dios y meritoria para mi?:

-“Yo soy María, la que le dio la carne al Hijo de Dios, tomándola de mi sangre purísima, para reconciliación del género humano. Soy la que recibió la profecía de Simeón, cuando ofrecí a mi Hijo en el templo:”Mira que éste ha sido puesto para ruina y resurrección de muchos en Israel; ha sido puesto como signo de contradicción: y a ti misma una espada vendrá a atravesarte por el alma”:

-¡Oh Virgen María, madre de gracia, madre de misericordia! ¿Quién podrá creer que tú me mandas?:

-“No dudes en nada, porque es voluntad de Dios que se funde esta congregaciónn en honor mío; será una familia cuyos hermanos, a imitación de mi hijo Jesucristo, estarán puestos para ruina y redención de muchos en Israel y serán signo de contradicción para muchos."

LA INSTITUCION NUEVA

Pedro Nolasco, funda la congregación, apoyado por el Rey Jaime I de Aragón, el Conquistador y aconsejado por San Raimundo de Peñafort. Su espiritualidad se fundamenta en Jesús, el liberador de la humanidad y en la Virgen, la Madre liberadora e ideal de la persona libre. Los mercedarios querían ser caballeros de la Virgen María al servicio de su obra redentora. Por eso la honran como Madre de la Merced o Virgen Redentora. En el capítulo general de 1272, los frailes toman el nombre de La Orden de Santa María de la Merced, de la redención de los cautivos, mercedarios. El Padre Antonio Quexal, siendo general de la Merced en 1406, dice: "María es fundamento y cabeza de nuestra orden".

EN LA CATEDRAL DE BARCELONA

El 10 de agosto de 1218 en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y sus compañeros vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras rojas sobre un fondo amarillo de la corona de Aragón y la cruz blanca sobre fondo rojo, titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció siempre a María Santísima como la auténtica fundadora de la congregación mercedaria.

LA VIRGEN DE LA MERCED, LA FUNDADORA

El título mariano de la Merced tiene su origen en Barcelona, España, cuando muchos eran cautivos de los moros y en su desesperación y abandono estaban en peligro de perder la fe . La Virgen de La Merced, manifesta su misericordia por para atenderlos y liberarlos. La talla de la imagen de la Merced venerada en la basílica de la Merced de Barcelona es del siglo XIV, de estilo sedente, como las románicas. He subido piadosamente a su camarín y he comprobado su aspecto imponente por su talla extraordinaria e impresionante. El año 1696, el papa Inocencio XII extendió la fiesta de la Virgen de la Merced a toda la Iglesia el 24 de septiembre.

ACTUALIDAD DEL CARISMA

El carisma mercedario de liberar a los cautivos sigue siendo tan necesario como siempre. María ofreció todo su ser para que viva el Hijo de Dios encarnado. En el cántico del Magníficat (Lc 1, 46), María expresa la liberación de Dios. El Papa Juan Pablo II dijo que "María es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad". La Virgen continúa velando por sus hijos cautivos de Satanás (LG 62) y nos pide nuestra cooperación. Nosotros debemos dar nuestra vida para que su Hijo viva en nosotros y así pueda liberar a nuestros hermanos. Ella nos enseñará como hacerlo.

DIOS PADRE DE MISERICORDIA, MARÍA MADRE DE MISERICORDIA.

Dios es Padre de Misericordia, María es Madre de Misericordia. Ella refleja la misericordia de Dios, sufriéndolo todo por sus hijos. Los cristianos debemos también reflejar la misericordia de Dios sufriéndolo todo por amor. "Mirad la hondura o cavidad del lago de donde habéis sido tomados, las entrañas de la Madre de Dios" - Las obras de misericordia que la Virgen pidió incluyen la visita, el acompañamiento y la ayuda a los que salen de la cárcel.

UNA CONGREEGACION LAICAL

Así fue en los primeros tiempos. Su primera ubicación fue el hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. en Barcelona. Allí recogían a indigentes y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no tenían donde ir. Seguían la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre los cautivos y recaudar dinero para liberarlos. Salían cada año en expediciones redentoras. San Pedro continuó sus viajes personalmente en busca de esclavos cristianos. En Argelia, África, lo hicieron prisionero pero logró conseguir su libertad. Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con éxito por muchas ciudades colectas para los esclavos.

CUARTO VOTO

Además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza, castidad y obediencia, hacían un cuarto voto: dedicar su vida a liberar esclavos. Se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, cuando el dinero no alcanzara a pagar su redención. Así lo hizo San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta. Este cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios. El Papa Gregorio IX aprobó la comunidad y San Pedro Nolasco fue nombrado Superior General. El rey Jaime decía que la conquista de Valencia, se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada triunfo que obtenía lo atribuía a sus oraciones.

DESCANSA YA, SIERVO BUENO Y FIEL

Pedro Nolasco, a los 77 años, pronunció el Salmo 76: "Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados". y se durmió en el regazo de la Virgen. Su intercesión logró muchos milagros y fue canonizado en 1628.

En el año 1696, el papa Inocencio XII extendió la fiesta de la Virgen de la Merced a toda la Iglesia, y fijó su fecha el 24 de septiembre.</span></span>
 

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En Nagasaki, ciudad del Japón, pasión de san Antonio González, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que, enviado a la nación nipona con otros cinco compañeros, fue encarcelado poco después y martirizado con el tormento del agua, hasta que, enfebrecido, precedió en la muerte a los demás, imperando Tokugawa Yemitsu.

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Diácono y Mártir

Martirologio Romano: En Misena de Campania, en Italia, san Sosso (antes Sosio), diácono y mártir, quien, al decir del papa san Símaco, deseando proteger de la muerte a su obispo, consiguió también él el martirio con igual precio y gloria (c. 305).

Breve Biografía


San Sosso nace en Misena en el 205 D.C., según lo contado en el martirologio del Venerable Beda.

Fue uno de los más ardientes líderes de los grupos de los primeros cristianos. Juan Diacono lo define como "el hombre en quien florecían todos los carismas de la Gracia", para demostrar la reputación de santidad de la que gozaba en vida cabe indicar que prelados de muchos lugares hacían el viaje a Misena para conversar con el Seráfico Diácono.

De acuerdo a uno de los relatos, el celebre San Jenaro, durante una de sus visitas en el año 304, en la celebración de la Misa del tercer domingo de Pascua, vio aparecer en la cabeza de Sosso, mientras este leía el Evangelio, una llama similar a aquellas que cayeron sobre las cabezas de los apóstoles en Pentecostés. Luego San Jenaro revelaría esa visión profetizando que Sosso sería mártir.

San Sosso fue decapitado el 19 de septiembre de 305.</span></span>

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