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Monje y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: En el monasterio de Nerek, en Armenia, san Gregorio, monje, Doctor de la Iglesia, ilustre por su doctrina, sus escritos y su sabiduría mística ( 1005).

Breve Biografía

Se le supone nacido en Armenia hacia el 944, y murió en Narek, sobre el lago Van (Turquía), en 1010.

Fue hijo del obispo de Ansevatsik, que se llamaba Cosroes.

Desde muy pequeño lo tomó bajo su protección su tío materno, Ananías el Filósofo, que era abad del monasterio de Narek. Allí fue instruido de modo especial en el conocimiento de las Santas Escrituras, se distinguió por su rigor ascético, y por su espíritu de oración. Gregorio pasó toda su vida tras los muros del monasterio.

Después de ser ordenado sacerdote, lo hicieron formador de los novicios que deseaban entrar en la vida monástica. Su fama de santidad y sabiduría trascendió las paredes de Narek, pasó a los monasterios vecinos y se convirtió sin pretenderlo en reformador de monjes.

Por la envidia de su sabiduría, y debido también a la estricta observancia de las normas de vida conventual, se ganó la enemistad de algunos que abrieron contra él una auténtica persecución; le llegaron a acusar injustamente de herejía, y aquella campaña terminó con la deposición de sus cargos.

Es uno de los grandes poetas de la literatura universal. Su obra poético-literaria se encuentra dispersa en el extensísimo Libro de oraciones; sus más de veinte mil versos los compuso en poco más de tres años.

Cuenta el sinaxario armenio que los obispos desearon conocer la clase de herejía que profesaba Gregorio de Narek; comisionaron a dos monjes sabios de su total confianza para que se entrevistaran con él y descubrieran sus errores. Aquellos buenos delegados temían una entrevista formal con quien tenía fama de recto y sabio; prefirieron hacer otras cuentas y someterlo a una especie de juicio de Dios. Idearon hacerle un exquisito paté de pichón y dárselo a comer en cuaresma; el asunto consistía en que, si Gregorio se comía el paté, sería hereje; si lo rechazaba, demostraría su fidelidad a la doctrina.

Se refiere que, nada más verlos entrar en su celda, Gregorio dejó su oración, se puso en pié, abrió la ventana y dio unas palmadas en el aire, mientras gritaba a los pájaros: "Venid, pajaritos, a jugar con el pescado que se come hoy". Entendieron aquellos monjes que el modo de resolverse la trampa era testimonio más que evidente de su santidad, y tomaron buena cuenta de su inocencia, porque un hereje nunca hubiera podido realizar tal gesto.

Y bien pudo ser así; porque, aunque el premio prometido comienza a disfrutarse detrás de los linderos de esta vida, algunas veces el buen Dios concede un anticipo tanto para mostrar su grandeza, como para dar un respiro de justicia a los que le son fieles.</span></span>

El Santo Padre Francisco confirmó, el 21 de febrero de 2015, la sentencia afirmativa de la Sesión Plenaria de los cardenales y obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos para la concesión de título de Doctor de la Iglesia Universal a san Gregorio de Narek, acto que se realizó el 12 de abril de 2015 al inicio de una Misa, precidida por Su Santidad, y que se realizó en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

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Por: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com

Mártir

Martirologio Romano: En Alejandría, san Besa, mártir, que, siendo soldado, intentó contener a los que insultaban a los mártires Julián y Euno, por lo cual fue denunciado ante el juez y, por perseverar en la fe, fue degollado (s. III).

Breve Biografía

Durante la persecución de Decio, muchos de los ciudadanos de Alejandría, particularmente los ricos y los que ocupaban puestos públicos, apostataron de la fe y sacrificaron a los dioses. San Dionisio, obispo de Alejandría, recordando y deplorando esto en su carta a Fabiano, dice: «Pero hubo otros que dieron noble testimonio del Reino de los Cielos, permaneciendo firmes como columnas del Señor; el mismo Señor les sostuvo y les dio la fuerza a la medida de su fe. Uno de los más notables fue un hombre llamado Julián, enfermo de gota e incapaz de dar un paso ni de mantenerse en pie. Fue hecho prisionero junto con los dos hombres que le transportaban; uno de ellos renegó inmediatamente; pero no así el otro, llamado Euno o Cronión; él, junto con Julián, después de confesar al Señor, fueron llevados en camellos por toda la ciudad -y tú sabes qué grande es-, sufrieron la flagelación, y finalmente murieron en una inmensa hoguera, ante una multitud de espectadores. Un soldado, llamado Besas, que se hallaba presente y reprendió a la insolente multitud que se apretujaba al paso de los mártires, tuvo que sufrir los insultos del populacho; este valiente soldado de Dios, después de mostrar su heroísmo en el gran combate de la religión, murió decapitado».

El Martirologio Romano [anterior al actual] mencionaba el 7 de diciembre a un soldado con el nombre de Agatón, que murió en Alejandría durante la persecución de Decio. Como se le hubiese confiado la custodia de los cuerpos de algunos mártires, Agatón prohibió a la multitud que se acercara a profanar y mutilar los cadáveres. La turba les denunció a los magistrados, quienes le condenaron a ser decapitado por haber confesado a Cristo. El P. Quentin, benedictino, ha demostrado que se trata, en realidad de san Besas. En su traducción de la "Historia Eclesiástica" de Eusebio, Rufino omitió el nombre del soldado, y el martirólogo de Ado inventó el nombre de Agatón [que en griego significa, sencillamente, «bueno»].

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José Tous y Soler, sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos y fundador de la Congregación de las Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor; nacido el 31 de marzo de 1811 en Igualada (España) y fallecido el 27 de febrero de 1871 en Barcelona (España).

Fecha de beatificación; 25 de abril de 2010 durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

Nacido en Igualada el 31 de marzo de 1811 en el seno de una familia profundamente cristiana es el noveno de doce hermanos.

A temprana edad sintió la llamada de Dios y no se echó atrás: opta por seguir a Cristo según la “forma de vida” de Francisco de Asís. A los 15 años, madurada su opción, inicia el postulantado en la Orden de los Frailes Menores Capuchinos. Impulsado por el Espíritu cambia la vida acomodada de su hogar y el prestigio social que han alcanzado los Tous, por la vida pobre, penitente y humilde de los capuchinos.

El 18 de febrero de 1827, con la vestición del hábito franciscano, empieza el Noviciado como fraile menor capuchino. Desde el Noviciado se distinguió por su exquisita fidelidad a la vida de novicio, con una entrega generosa al estudio y a la oración. El Evangelio, María, san Francisco y el amor al prójimo modeló su corazón capuchino.
El 19 de febrero de 1828, Fray José de Igualada, es ya capuchino y comienza su camino hacia el sacerdocio. Seis años de vida escondida, de oración, silencio, de abnegada dedicación al estudio de itinerancia (Calella, Gerona, Valls, Vilanova), vividas en el ambiente franciscano alegre y sencillo de la comunidad capuchina hasta recibir la Ordenación Sacerdotal en Barcelona el 24 de mayo de 1834, a los 23 años. Al año fue destinado al Convento de Santa Madrona.
Pero transcurridos apenas dos meses, el 25 de julio de 1835, la violencia de la revolución le arrancó del convento. Junto con otros hermanos y por consejo de sus superiores, aceptó el exilio fuera de España.

De pueblo en pueblo, al estilo capuchino de aquel tiempo, fray José recorrió la costa mediterránea de Francia hasta Gareccio (Italia). Pero Italia no fue el lugar adecuado para vivir su exilio y en 1837 se instaló en Toulouse (Francia) ejerciendo el sacerdocio ministerial en el Monasterio de las Benedictinas. Allí pudo dedicar tiempo a la contemplación y a la adoración de la Eucaristía y a la ayuda espiritual de las jóvenes del internado.

Empujado por su celo apostólico, regresaba a Cataluña en 1843 para trabajar en la Iglesia local, como sacerdote secular ya que no estaba autorizada la vida conventual. Vivió con sus padres mientras desarrollaba el ministerio sacerdotal en diferentes parroquias. La Eucaristía, la devoción a María, Madre de Jesús Buen Pastor, la Asociación de doncellas de la niña y mártir santa Romana, fueron los medios de los que el P. Tous se sirvió para derramar la Paz y el Bien en la juventud que le buscaba para recibir consejo y orientación.

Los sentimientos de compasión hacia los niños y jóvenes, que el Buen Pastor puso en el corazón del Padre José, convergían con los piadosos deseos de las jóvenes Isabel Jubal, Marta Suñol y Remedio Palos: “Derramar en el tierno corazón de los niños los santos pensamientos y devotos afectos que Dios les comunicaba en la oración”. Después de madurar en la oración y consultar el proyecto, el P. Tous aceptó orientarles. Partiendo de la Regla de Santa Clara, adecua las Constituciones capuchinas de la beata Mª Ángela Astorch para unas Capuchinas Terciarias de Enseñanza. Se establecieron en Ripoll en marzo de 1850 para iniciar la vida comunitaria, y, el 27 de mayo abrían las puertas de la primera escuela.

Los años que le quedan de vida, los dedica a la atención caritativa y prudente a las Hermanas así como a las comunidades que se van formando: San Quirico de Besora, Barcelona y Madrid. En sus escritos a las Hermanas aflora su espíritu capuchino: las Hermanas “están llamadas a la vida mixta de contemplación y acción”. Insiste en que sólo desde el “amor a Jesús” alimentado en la oración, es posible “la unión santa”; que sólo desde la “humildad” es posible la “obediencia”; que el trabajo de las Hermanas es su única fuente de recursos; que “María os conducirá a Jesús”, la forma de renovar la presencia amorosa de Dios en la vida; que es necesario vivir desde la “fe y la confianza en Dios que ya sabe lo que nos conviene”…

Y deja la tierra por el Cielo mientras celebraba la Misa en el convento de Barcelona. Era el 27 de febrero de 1871.

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Hermanos Franciscanos

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