Es el tercer componente de aquel fantástico trío de grandes educadores y fundadores, que a través de sus obras iluminaron, junto a otros santos, la Francia en los “seicientos”, y que han sido elevados al honor de los altares; ellos son: San Juan Bautista de La Salle (1651-1719), fundador de los “Hermanos de las Escuelas Cristianas”, el beato Nicolás Barré (1621-1686), fundador de las "Escuelas de Caridad", luego Hermanas Maestras del Niño Jesús y el beato Nicola Roland, fundador de las Hermanas del Santo Niño Jesús de Reims, de que hablaremos en este artículo.
El Beato Nicolás Roland nació en Reims, Francia, el 8 de diciembre de 1642, fue el hijo mayor del comerciante Juan Bautista Roland y Nicole Beuvelet, la familia también tuvo a la pequeña Adrienne, la única que quedaba de los cinco hijos de la primera boda de su padre, viudo de María Favart.
Nicola fue confiado a una nodriza muy religiosa; dotado de gran inteligencia alrededor de los cinco años aprendió a leer; en 1650, a los ocho años, comenzó a asistir a las «pequeñas escuelas», finalizando sus estudios en 1658 en el colegio de los Jesuitas de Reims.
De aspecto agradable, no tardó en introducirse en la vida mundana de la burguesía, participando con placer en entretenimientos y diversiones; después de una aparente desilusión amorosa, comenzó a viajar por toda Francia, para ganar experiencia laboral.
Al término de aquel período de incertidumbre sobre su futuro, decidió dedicarse a la vida eclesiástica, por lo que en 1660 se trasladó a París, alojándose en casa de un artesano en una zona popular, para poder asistir a los dos años de filosofía necesarios para ser admitido en el bienio de teología.
En París frecuentó los entornos más fervorosos, poniéndose en contacto con asociaciones católicas activas en lo social: los “Amigos de padre Bagot”, los fundadores de la Sociedad de las Misiones Extranjeras, practica en los Retiros en Bons Enfant de San Vicente de Paúl (1581 -1660); asiste al Seminario de San Sulpicio fundado por el Siervo de Dios Jean-Jacques Olier (1608 -1657), y también al de San Nicolás del Chardonnet; al finalizar sus estudios obtuvo el doctorado en teología.
Recibe el diaconado en 1664, y es revestido del hábito eclesiástico y la ordenación sacerdotal en fecha que no se ha podido determinar, pero se sabe que el 3 de marzo de 1665 fue nombrado canónico teologal, es decir predicador en la catedral de Reims, no perdiendo jamás sus contactos en París, ciudad a la que regresó con frecuencia.
Su frecuente visita a los parisienses Institutos de los Lazaristas (Congregación de la Misión de San Vicente de Paúl), Sulpicianos y Misiones Extranjeras, hicieron crecer en él la obligación de buscar y concretar nuevas propuestas que tuvieran como centro la población más repudiada y la infancia abandonada, todos ellos necesitados de actividades caritativas, apoyo y educación.
Después de un paréntesis por la peste que asoló Reims en el verano de 1668, el Padre Nicolás Roland continuó con sus actividades como predicador de la Catedral organizando conferencias para el clero, además se dedicó a misiones en el campo, trasladándose normalmente a pie, y haciendo frente a la fatiga, dificultades y peligros.
A lo largo de su vida fue director espiritual de laicos de toda condición social e incluso de personas consagradas, entre ellas de San Juan Bautista de La Salle.
En 1670 predicó la Cuaresma en Rouen y esto fue de gran importancia en su vida, aquí conoció al sacerdote de Saint-Amand, Antoine de La Haya, hombre de grandes virtudes; el contacto con él le llevó a penetrar más profundamente en la vida espiritual y lo llevó a descubrir la importancia del papel de las escuela en la difusión de la fe católica.
En Rouen también conoció al Beato Nicolás Barré y el grupo de hombres y mujeres dedicados a las escuelas gratuitas, esta fue una experiencia decisiva, el padre de Roland dijo: "Estoy decidido a trabajar para establecer escuelas gratuitas para la educación de los niñas".
Retornó a Reims, done ya se ocupaba en ayudar a los enfermos en el Hôtel-Dieu, y desde 1670, también a un orfanato. Empezó a considerar el poner en práctica la idea de una comunidad similar a la de Rouen; le escribió al padre Barré y consiguió que este le envíe dos hermanas de Rouen, para dirigir el orfanato que había sido trasladado a un nuevo edificio más grande y además para instituir escuelas populares en todos los distritos de Reims.
El 27 de diciembre de 1670, llegaron las Hermanas Francisca Duval y Anne Le Coeur, que prácticamente pusieron las raíces de una pequeña nueva congregación, el padre Roland celebró el 8 de enero de 1671 la primera misa en el nuevo orfanato dedicado al "Santo Niño Jesús”, más tarde se abrieron algunas aulas para la educación de las pequeñas.
En 1672 conoció a San Juan Bautista de La Salle, futuro fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, a quien quiso convencerlo, sin lograrlo, de renunciar a la canonjía para tomar la administración de una parroquia.
Mientras tanto las hermanas crecieron en número y el padre Roland fue a París para despachar las prácticas, para que el grupo fuera el principio de una nueva Congregación entregada a la instrucción de la infancia sobre la estela de la de Rouen; regresó a Reims el 7 de abril de 1678, Jueves Santo; el 19 de abril cayó gravemente enfermo, tanto que el 23 ante la presencia de notarios, dictó su minucioso testamento, cuyo ejecutorios debían de ser el diácono Nicolás Rogier y el canónigo Juan Bautista de La Salle.
A esta último, Roland le pidió ser el sucesor de sus obras y completar la organización de la Congregación de Hermanas del Santo Niño Jesús, que él había fundado en Reims en la línea de aquella de Rouen, pero con una característica especial, como afirma en sus escritos, especialmente en el “Avis aux régulières” (opinión a los regulares).
De La Salle, aunque no se sentía atraído por esta forma de apostolado, aceptó la petición de su amigo Roland en su lecho de muerte, del orfanato dijo: "Es obra de Dios; la cuidará cuando yo ya no pueda ocuparme de ella".
Después de recibir los últimos Sacramentos, rodeado de los canónigos que acudieron a ayudarle, Nicolás Roland murió en paz el 27 de abril de 1678, con apenas 36 años, fue enterrado en la cripta de la capilla de las Hermanas del Santo Niño Jesús de Reims.
Juan Bautista de La Salle, de inmediato se puso a trabajar en lo que se le había pedido, y el 9 de mayo de 1678 recibió la aprobación temporal de las reglas o constituciones, preparadas sumariamente por el padre Roland, mismas que recibieron su aprobación definitiva el 12 de noviembre de 1683 y así las Hermanas pudieron emitir por primera vez sus votos el 8 de febrero de 1684.
Por otra parte s. Juan Bautista de La Salle, que había entendido las profundas ideas de Nicolás Roland, queriendo crear para los niños el equivalente de las escuelas de las niñas, fundó el “Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas".
En este contexto, Nicolás Roland aparece como uno de los principales precursores del apostolado del siglo XVII, en el campo de la educación elemental y la catequesis, pero extrañamente su nombre sigue siendo poco conocido hasta hoy, su primera "Vida" escrita por A. Hammesse apareció recién en 1888 pero desde entonces el interés en conocerlo más no ha disminuido.
Tampoco su causa de beatificación, introducida en el 1942, estuvo libre de obstáculos y largo silencio. Fue beatificado 16 de octubre de 1994 en Roma por el Papa Juan Pablo II, su fiesta litúrgica es 27 de abril.
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