03/24/21

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Solemnidad

Martirologio Romano: Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, cuando nuestro Señor Jesucristo, como indica la profecía de Zacarías, entró en Jerusalén sentado sobre un pollino de borrica, y a su encuentro salió la multitud con ramos de olivos.

El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las Palmas y de la pasión, de la entrada de Jesús en Jerusalén y la liturgia de la palabra que evoca la Pasión del Señor en el Evangelio de San Marcos.

En este día, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración: la alegre, multitudinaria, festiva liturgia de la iglesia madre de la ciudad santa, que se convierte en mimesis, imitación de los que Jesús hizo en Jerusalén, y la austera memoria - anamnesis - de la pasión que marcaba la liturgia de Roma. Liturgia de Jerusalén y de Roma, juntas en nuestra celebración. Con una evocación que no puede dejar de ser actualizada.


Vamos con el pensamiento a Jerusalén, subimos al Monte de los olivos para recalar en la capilla de Betfagé, que nos recuerda el gesto de Jesús, gesto profético, que entra como Rey pacífico, Mesías aclamado primero y condenado después, para cumplir en todo las profecías. .

Por un momento la gente revivió la esperanza de tener ya consigo, de forma abierta y sin subterfugios aquel que venía en el nombre del Señor. Al menos así lo entendieron los más sencillos, los discípulos y gente que acompañó a Jesús, como un Rey.

San Lucas no habla de olivos ni palmas, sino de gente que iba alfombrando el camino con sus vestidos, como se recibe a un Rey, gente que gritaba: "Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto".

Palabras con una extraña evocación de las mismas que anunciaron el nacimiento del Señor en Belén a los más humildes. Jerusalén, desde el siglo IV, en el esplendor de su vida litúrgica celebraba este momento con una procesión multitudinaria. Y la cosa gustó tanto a los peregrinos que occidente dejó plasmada en esta procesión de ramos una de las más bellas celebraciones de la Semana Santa.

Con la liturgia de Roma, por otro lado, entramos en la Pasión y anticipamos la proclamación del misterio, con un gran contraste entre el camino triunfante del Cristo del Domingo de Ramos y el Viacrucis de los días santos.

Sin embargo, son las últimas palabras de Jesús en el madero la nueva semilla que debe empujar el remo evangelizador de la Iglesia en el mundo.

"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Este es el evangelio, esta la nueva noticia, el contenido de la nueva evangelización. Desde una paradoja este mundo que parece tan autónomo, necesita que se le anuncie el misterio de la debilidad de nuestro Dios en la que se demuestra el culmen de su amor. Como lo anunciaron los primeros cristianos con estas narraciones largas y detallistas de la pasión de Jesús.


Era el anuncio del amor de un Dios que baja con nosotros hasta el abismo de lo que no tiene sentido, del pecado y de la muerte, del absurdo grito de Jesús en su abandono y en su confianza extrema. Era un anuncio al mundo pagano tanto más realista cuanto con él se podía medir la fuerza de la Resurrección.

La liturgia de las palmas anticipa en este domingo, llamado pascua florida, el triunfo de la resurrección; mientras que la lectura de la Pasión nos invita a entrar conscientemente en la Semana Santa de la Pasión gloriosa y amorosa de Cristo el Señor.
 

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Mártir

Martirologio Romano:En Tesalónica, de Macedonia, santa Matrona, mártir, sirvienta de cierta judía, quien adoraba a Cristo furtivamente e iba todos los días a la iglesia a rezar en secreto, y descubierta por su señora, sufrió muchas penalidades, fue azotada con varas y en la confesión de Cristo entregó a Dios su espíritu incorrupto (s. inc.).
Afirma la tradición que santa Matrona era barcelonesa y que su padre, al enviudar, se fue a establecer en Tesalónica. Allí contrajo nuevas nupcias, pero la madrastra no mostraba el menor afecto hacia la joven, quien decidió entrar a servir en la familia de una señora viuda muy rica, llamada Plantilla, que era judía y odiaba profundamente a los cristianos. La santa doncella, cuando se le presentaba la oportunidad, iba a la iglesia, donde bendecía y alababa a Cristo Nuestro Señor. Enterada de esto la viuda, ordenó traerla a su casa, y atada a un banco, la azotó cruelmente, dejándola así todo un día y una noche sin desatarla. Pero vino un ángel que la desató y llevó a la iglesia sin abrir puerta alguna, por lo que Madrona dio infinitas gracias a Dios. Cuando se enteró de esto su señora, la volvió a su casa, otra vez la ató al mismo banco y le dio muchos latigazos con inaudita crueldad, dejándola atada por tres días sin comer. Vino por segunda vez el mismo ángel y librándola la llevó a la iglesia por las puertas cerradas como la vez anterior. Viendo esto Plantilla, la volvió a traer a su casa con una furia infernal, y repitió los latigazos con tal fuerza, que le quitó la vida, entregando de esta manera, la santa doncella, su espíritu a su Creador, cuando gobernaban Diocleciano y Maximiano. Los tesalonicenses sepultaron el santo cuerpo de Matrona con mucha veneración.

Una vez ocupada Tesalónica por los turcos decidieron deshacerse d ela reliquias de la Santa para humillar a los cristianos y privarles de uno de los centros más importantes de peregrinación de la ciudad. Vendieron el cuerpo a unos mercaderes franceses que vieron ahí la oportunidad de hacer dinero. Lo compraron por veintinueve monedas, ya que si hubieran pagado treinta habrían llegado a la misma suma que en otro tiempo se pagó por Jesús, y pensaron que una santa no valía tanto como Nuestro Señor. Los mercaderes embarcaron el cuerpo en una nave que se dirigía a Marsella y se hicieron a la mar. Cuando el barco llegó a aguas de Barcelona se desencadenó un furioso temporal que puso a la nave en peligro. El patrón ordenó atracar en la playa de Sant Bertran, justo donde arrancaba el camino que conducía a la ermita de Sant Fruitós, en la montaña de Montjuïc, y allí depositaron el cuerpo de Santa Matrona en espera de que amainara la tormenta. Los elementos se calmaron pronto, y la tripulación decidió proseguir viaje con el cuerpo a bordo. Pero el fenómeno se repitió una y otra vez, las aguas se encrespaban para calmarse de inmediato en cuanto lo desembarcaban. Finalmente, comprendieron que el deseo de la Santa era el de permanecer en su ciudad natal, y depositaron su cuerpo en la ermita Sant Fruitós, en la montaña de Montjuïc, Barcelona, ciudad que durante muchos siglos le rindió devoción.

Las reliquias fueron veneradas primero en la ermita que con el paso del tiempo paso a ser jurisdicción de la Orden de los monjes capuchinos y al trasladadarse estos al convento de las Ramblas también trasladaron el cuerpo de la Santa. En el primitivo lugar todavía existe una capilla, también dedicada a Santa Madrona, restaurada en 1907.

Según la leyenda dorada, las golondrinas acompañaron el cuerpo de la santa desde que lo embarcaron en Tesalónica hasta su llegada a Barcelona. Al divisar la ciudad gritaron para avisarle del lugar donde se encontraba, desde entonces, cada año, el 27 de marzo, llegan las primeras golondrinas, más chillonas que nunca, en recuerdo de su gesta, puesto que la leyenda afirma que son descendientes de aquellas que viajaron con la santa y cada año, fieles a una tradición familiar, la visitan y se quedan unos días en Barcelona para hacerle compañía.

Santa Matrona es la abogada de las comadronas y parturientas, así como de las muchachas de servicio.

fuente: diversos archivos públicos en Internet

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Por: . | Fuente: Vatican.va

Fundadora

Martirologio Romano: En la localidad de Chervonohrad, junto a Lwiw, en Ucrania, beata Josafata (Miguelina) Hordáshevska, virgen, que fundó el Instituto de Hermanas Esclavas de María Inmaculada, dedicándose a hacer el bien donde fuese mayor la necesidad ( 1919).

Breve Biografía

Nació el 20 de diciembre de 1869 en Lvov, en el seno de una familia numerosa, honrada y laboriosa, de rito bizantino. Tuvo que renunciar a los estudios para dedicarse al trabajo, a fin de ayudar económicamente a los suyos. Sensible e interesada en la vida espiritual, encontró un óptimo guía en el misionero basiliano padre Jeremías Lomnitskyj, que apoyó su deseo de consagrarse al Señor. A los 20 años emitió el voto de castidad.

En 1892 abandonó el proyecto de entrar en el monasterio de clausura de las monjas basilianas, y juntamente con el padre Jeremías fundó el instituto de las religiosas Esclavas de María Inmaculada, al servicio del pueblo. El 24 de agosto de 1892 vistió el hábito religioso, tomando el nombre del gran obispo y mártir ucraniano san Josafat Kuntsevych. Así nació la congregación de Esclavas de María Inmaculada, la primera de vida activa para la asistencia a los hijos de campesinos, a los enfermos y a los pobres de las comarcas, así como para la instrucción de los analfabetos y los marginados. Falleció el 25 de marzo de 1919.

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Hermanos Franciscanos

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