12/27/14

12:09 a.m.

Por: . | Fuente: Religión en Libertad



Periodista y Padre de familia


Martirologio Romano: En Hersbruck, Alemania, Beato Odoardo Focherini, lider de Acción Catolica, asesinado por odio a la fe ( 1944)

Fecha de beatificación: 15 de junio de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.



Odoardo Focherini es un periodista italiano padre de siete hijos y líder de la Acción Católica que fue muerto por los nazis a los 37 años, tras salvar a numerosos judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Este laico fue declarado mártir el 10 de mayo de 2012 a través de un decreto aprobado por el Papa Benedicto XVI.

Odoardo nació en Carpi el 6 de julio de 1907. Ferviente católico desde muy joven, se formó en la Acción Católica italiana bajo la guía de Armando Benatti. Con tan solo 16 años fue secretario del círculo interparroquial de Carpi, a los 17 años era secretario de la Federación Juvenil diocesana.


A los 19 años de edad fundó los scouts católicos en su localidad natal, llegando a ser jefe del movimiento scout en su diócesis y uno de los referentes del mismo en toda Italia. Se casó con María Marchesi en el año 1930 y tuvieron siete hijos. Con 27 años era presidente de Acción Católica en Italia, en una época en que las asociaciones fascistas competían por seducir a los jóvenes e integrarlos en sus filas.


En 1937 pasó a ser director administrativo del diario Avvenire, que entonces dirigía Raimondo Manzini, un hombre valiente que escribió encendidas polémicas contra el fascismo. Odoardo Focherini, inspirado en el espíritu de la encíclica Non abbiamo bisogno de Pío XI, fue muy crítico contra el fascismo de Mussolini.


Pero lo que le convertiría en un mártir de Jesucristo fue su ayuda a los judíos italianos. Focherine contrató para Avvenire al periodista judío Giacomo Lampronti... desafiando así las nuevas leyes raciales.


En 1942, a petición del director Manzini –a quien el cardenal de Génova, Pietro Boetto, había enviado algunos judíos de Polonia para defenderlos–, se encargó de protegerles en un tren de Cruz Roja Internacional.


Más adelante, en octubre de 1943 organizó, junto al padre Dante Sala, una red eficaz para la expatriación hacia Suiza de más de un centenar de judíos. Odoardo contactaba con las familias, conseguía los documentos, arreglaba la financiación necesaria y, finalmente, llegó a proporcionar documentación falsa.


Su cuñado Bruno Marchesi le había dicho: “Ten cuidado. Tal vez te expones demasiado. ¿No piensas en tus hijos?”. Odoardo le respondió: “Si hubieras visto, como he visto yo en esta cárcel, lo que hacen padecer a los judíos, no lamentarías más que no haber hecho lo bastante por ellos, no haber salvado un número mayor”.


El 11 de marzo de 1944, Focherini fue detenido por los nazis en un hospital mientas atendía a un judío enfermo. Aislado en el «lager» de Flossenburg, fue trasladado al campo de Hersbruck donde se trabajaba desde las tres y media de la mañana hasta la tarde. Quien no resistía este ritmo, era inmediatamente enviado a los hornos crematorios.


Focherini murió de septicemia el 27 de diciembre de 1944, a los 37 años, por una herida en la pierna que nadie atendió en el campo. Antes de morir, dictó a su amigo Olivelli una carta-testamento estremecedora:



"Mis siete hijos... Querría verlos antes de morir... No obstante, acepta, oh, Señor, también este sacrificio, y protégelos Tú, junto a mi mujer, a mis padres, a todos mis seres queridos. Declaro morir en la más pura fe católica, apostólica, romana y en la plena sumisión a la voluntad de Dios, ofreciendo mi vida en holocausto por mi diócesis, por Acción Católica, por el Papa y por el retorno de la paz al mundo. Os ruego que digáis a mi esposa que siempre le he sido fiel, que siempre he pensado en ella y que siempre la he amado intensamente".



En su memoria, la Unión de las Comunidades judías de Italia le otorgó una medalla de oro en 1955 y el Instituto conmemorativo de los mártires y de los héroes Yad Vashem de Jerusalén le proclamó Justo entre las Naciones.

La ceremonia de beatificaciòn se realizó el 15 de junio de 2013 en Carpi.



12:09 a.m.

Por: P. Claudio Lezcano | Fuente: ArchiBurgos.org


El P. Alfredo se nos presenta como un testigo de Cristo en estos tiempos modernos, víctima de la intolerancia que desencadenó la dura guerra civil española en los años 1.936-39.

En unas cuantas palabras vamos a sintetizar la vida del Beato Alfredo.


FAMILIA CRISTIANA. Nace en Cilleruelo de Bricia (Burgos), el dos de junio de 1.899, en el seno de una numerosa familia cristiana de siete hijos. Él era el mayor. Sus padres: Castor y Justa.


SACERDOTE ESCOLAPIO. De niño quiso seguir a Jesús de Nazaret, imitando a S. José de Calasanz, dedicando su vida a la educación cristiana. Y se ordena Sacerdote en Palencia, en 1.928.


GESTO. Una enfermedad en el fémur le dejó cojo cuando tenía 18 años. Eso le impidió compartir el deporte con sus alumnos, expresando el carácter alegre que tenía. Además, esa enfermedad originó una de las anécdotas más significativas y espontáneas de su martirio. Viéndole cojo los milicianos, quisieron ayudarle a subir a la cubierta del barco para fusilarle. A lo que él respondió. “Hasta ahora he necesitado bastón, pero para subir hacia Dios no lo necesito”. Y la arrojó, trepando como pudo hasta la cubierta.


MÁRTIR. En su vida encontramos rasgos muy marcados del creyente, religioso, educador y sacerdote: generoso, humilde, hombre de oración, devoto de Ntra. Sra., amigo de los chicos, siempre estaba rodeado de ellos. Pero además fue mártir, es decir, dio la vida por la fe. Estaba en el colegio de Villacarriedo cuando estalló la guerra. Se refugió en la casa de su tía, pero lo cogieron preso, llevándole a la bodega del barco Alfonso Pérez, anclado en la bahía de Santander. Pudo disimular su condición de sacerdote pero, ante la pregunta de qué era, confesó en voz alta oyéndolo los compañeros de bodega: “Soy sacerdote Escolapio de Villacarriedo”. Y le fusilaron. Era el 27 de diciembre de 1.936.


BEATIFICADO. Ante los datos claros de su martirio, Juan Pablo II le beatificó en Roma, junto con otros doce escolapios, el 1 de octubre de 1995.



12:09 a.m.
Francisco Spoto nació al 8 de julio de 1924, en Raffadali (Italia). Los padres lo educaron para una fe profunda y genuina y ellos lo transmitieron un gran sentido del deber. La familia, la escuela y la parroquia eran las atmósferas frecuentadas por Francisco: sus educadores y los padres en primer lugar se dieron cuenta de que en ese muchacho bueno, conciente y sensible estaba madurando el germen de la vocación al servicio de Dios y de los hermanos.

Francisco entró en el Seminario de la Congregación de los Misioneros Siervos de los Pobres, en 1936. Desde el principio mostró poseer un carácter: humille, pero tenaz, con un alto sentido del deber y de responsabilidad. Precisamente debido a su determinación y la tenacidad ganó dos apodos, de los compañeros y los superiores respectivamente: “alemán” y “piedra”, nombres que dan una imagen clara del temple del joven. Durante los años en el seminario nació en él la pasión por los estudios, que en su breve vida se tradujeron en una preparación sólida, claramente visible en sus escritos, cartas y homilías. La cultura no era en sí su meta, sino colocarla al servicio del amor a Dios y a los hermanos.


En 1 de noviembre de 1940 Francisco emitió su primera profesión. Recibió la Ordenación sacerdotal al 22 de julio de 1951. Inmediatamente dedicó su ministerio sacerdotal al desarrollo de los trabajos típicos de la Congregación de los Misioneros Siervos de los Pobres. El Capítulo General de 1959 lo escogió Superior-General teniendo tan sólo 35 años justos, necesitó una dispensa de la Santa Sede debido a su corta joven. Asume las nuevas responsabilidades con tenacidad renovada, determinación y fuerte sentido del deber empeñándose con todo sus fuerzas en dar impulso y vitalidad a la Congregación, poniéndose al servicio de todos con activa humildad y la amorosa firmeza. La oración perfuma y palpita en su vida, ya que él la considera centro de sus actividades cotidianas.


Su manera concreta permitió conseguir la aprobación de las Constituciones de parte de la Santa Sede, la nueva Casa de estudios teológicos en Roma y, en 1961, la inauguración de la misión en Biringi, en la actual República Democrática de Congo (anterior-Zaire). Y, de hecho allí, en la tal estimada tierra, P. Spoto pasará los últimos meses de su vida en una camino direccionado a la santidad y al martirio. El 4 de agosto de 1964, partió para Biringi para confortar a los hermanos que se encontraron en dificultad notable debido a la situación políticamente crítica y peligrosa en la ex-colonia belga que, después de obtener la independencia en 1960, pasó un periodo muy inestable, con luchas marcadas por ideologías materialistas y anti-religiosas, que se volvieron más feroces a partir de 1964 debido a la persecución de innumerables religiosos y monjas. En este contexto, P. Francisco partió para el Congo, lleno de entusiasmo, aunque consciente de que podría perder su propia vida. En el mes de septiembre, cuando la situación en Biringi se hizo más difícil, decidió dejar el cargo de Superior-General, comunicando su decisión en una carta dirigida al Vicario-General: “Si me quedo aquí no es por persistencia o indiferencia, más bien es por un alto sentido alto del deber, interés y amor de la Congregación" (Carta al Vicario-general, el 20 de septiembre de 1964). Un padre bueno no abandona a sus propios hijos en la necesidad extrema.


A inicio de noviembre, P. Spoto y tres hermanos de la congregación fueron obligados dejar la misión y vagar sin dirección, escondiéndose y intentando huir de los Simba que los seguían por matarlos.

En esta situación penosa, P. Francisco puso a punto su sentido de sacrificio, perfeccionando el deseo de ofrendar su vida para salvar a sus compañeros. No obstante vivir esa vida nómada, repleta de sustos y miedos, P. Francisco consiguió escribir una especie de “diario”. El día 3 de Diciembre sus compañeros fueron capturados. Él logró huir, empezó la noche vagando por el bosque con los pies descalzos, sediento, hambriento, ensangrentado... la mañana siguiente, él encontró a sus tres compañeros libres, milagrosamente ilesos. En la noche del 11 de Diciembre P. Francisco fue atacado por dos guerrilleros y, debido a los violentos golpes, quedó paralítico. A partir de esa trágica noche, hasta el día de su muerte, él fue transportado en una especie de camilla, continuando el escape para evitar ser capturados nuevamente. P. Francisco murió al 27 de diciembre de 1964, después de haber recibido el Sacramento de la Unción. Enterrado en las proximidades de la choza donde se refugiaron. Sus hermanos de la Congregación sobrevivieron y regresaron a Italia.


Su muerte no fue una oferta inútil: su sangre inocente bañó ese pedazo de tierra de África e hizo crecer y producir abundantes frutos.


Reproducido con autorización de Vatican.va


traducido por Xavier Villalta



12:09 a.m.
Nació en Valencia, el 26 de Diciembre de 1914.

El más joven de los mártires trató de llevar a sus compañeros a vivir plenamente las virtudes cristianas con el testimonio de su vida.


Murió en Santander, en el barco prisión "Alfonso Pérez", el 27 de Diciembre de 1936.


Para ver más sobre los 233 mártires en España haz "click" AQUI



12:09 a.m.

Por: . | Fuente: Vatican.va


Nació el 11 de mayo de 1899 en Kassa-Košice, Eslovaquia. Provenía de una familia acomodada. Era una mujer inteligente, profesora y periodista. En contacto con sus alumnos, conoció los problemas sociales de los pobres, que después denunció en sus artículos periodísticos. Para ampliar sus horizontes y experimentar directamente lo que implicaba ser discriminado, aprendió el oficio de encuadernadora y también trabajó para una modista. Se afilió al partido social cristiano y fue redactora de su periódico, ocupándose sobre todo de problemas sociales femeninos.

En 1929, cuando tenía 30 años, solicitó ingresar en el instituto de las Religiosas de la Asistencia, congregación húngara fundada por Margit Schlachta para promover obras caritativas y sociales en favor de la mujer, actualmente presente en Estados Unidos, Canadá, México, Taiwan y Filipinas. Emitió los votos temporales en el año 1930. Eligió como lema de su vida religiosa las palabras de Isaías: «Heme aquí: envíame» (Is 6, 8).


Desempeñó su primera labor apostólica en su ciudad natal, donde organizó la obra caritativa católica. A continuación, fue enviada a Komárom con la misma finalidad. Creó una publicación católica femenina, gestionó una librería religiosa, dirigió un hospicio para pobres y también se dedicó a la enseñanza. Los obispos de Eslovaquia le encomendaron la organización del movimiento nacional de jóvenes. En aquella época impartía cursos de dirección y publicaba manuales.


En su corazón Sara albergaba el deseo de ir a misionar a China o a Brasil, pero el estallido de la segunda guerra mundial no se lo permitió. Después de algunas incomprensiones con sus superioras, en 1940 emitió los votos perpetuos.


Como directora nacional del movimiento católico de jóvenes trabajadoras creó el primer colegio húngaro para trabajadoras, cerca del lago Balaton. En Budapest abrió casas para trabajadoras y organizó cursos de formación.


Cuando el partido nacionalsocialista húngaro alcanzó el poder y comenzó a perseguir a los judíos, las Religiosas de la Asistencia dieron refugio a muchos. Por su parte, sor Sara, con grandes sacrificios y poniendo en peligro su vida, les brindó alojamiento en las casas que había fundado para las trabajadoras.


Durante una redada en Budapest, los soldados la detuvieron y la condujeron hasta un muelle a orillas del Danubio. Allí, mientras se hacía la señal de la cruz, la fusilaron, juntamente con la catequista Vilma Bernoviczs y las personas que había escondido en su casa. Era el 27 de diciembre de 1944; después arrojaron su cuerpo al río.


En 1996 la archidiócesis de Esztergom-Budapest inició su proceso de beatificación y canonización.


El 17 de Septiembre de 2006 en Budapest, Hungría, fue beatificada Esta beatificación será la primera que se realice en Hungría desde el año 1083, cuando el primer rey del país, San Esteban, fuera beatificado con su hijo, Emerico, y San Gellert, un obispo italiano que contribuyó a la evangelización de la nación.


Reproducido con autorización de Vatican.va



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