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Conmemoración de san Amós, profeta, que siendo pastor de Tecoa y cuidador de sicómoros, fue enviado por Dios a los hijos de Israel para defender su justicia y santidad contra sus prevaricaciones (s. X a.C.).

1:05 a.m.

Por: . | Fuente: santiebeati.it

Abadesa

Martirologio Romano: En Coventry, en Inglaterra, santa Osburga, primera abadesa del monasterio de este lugar.
No sabemos nada de esta santa, su existencia es a menudo cuestionada por algunos estudiosos. Es bastante difícil la exacta ubicación terrenal de su vida, según algunos, la fecha de su muerte es de alrededor de 1018, mientras que según otros estudiosos habría vivido en el siglo VII. Estudios recientes han documentado que el danés Cnut habría fundado el convento de monjas en Coventry, poniendo a Osburga como su primera abadesa.

Esta versión es algo extraña ya que los mismos daneses demolieron el convento en 1016, pero luego el monasterio masculino construido en 1043 fue dedicado a Osburga, lo que nos hace pensar que el culto a la santa era ya algo muy establecido. El nuevo monasterio fue fundado por el caballero Leofrico junto con su mujer Godiva, en la iglesia abacial la tumba de Osburga se convirtió en centro de los vecinos. Se verificaron allí tantos milagros por la intercesión de la santa, que el clero y los fieles de Coventry en el año 1410 solicitaron al obispo oficiar una celebración en su honor. Desde entonces la fiesta de la santa se ha realizado anualmente en todo el ha sido observada anualmente en todo el diaconato de Coventry.

Durante el renacimiento del catolicismo inglés en el siglo XIX, la primera iglesia construida en Coventry, por voluntad del arzobispo Ullathorne, fue dedicada a Santa Osburga. El 9 de septiembre de 1845, el nuevo edificio religioso fue consagrado al culto divino por el Cardenal Wiseman, y es este aniversario que la santa es recordada en el calendario diocesano para evitar que coincida con la Cuaresma. En el Martirologio Romano la conmemoración sigue siendo el 30 de marzo.

responsable de la traducción: Xavier Villalta

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1:05 a.m.

Por: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com

Obispo

Martirologio Romano:En Senlis, en la Galia lugdunense, hoy Francia, san Régulo (o Rieul), obispo ( s.IV).

Breve Biografía

San Régulo es el patrono de la ciudad y diócesis de Senlis -en el norte de Francia-, de donde se dice que fue el primer obispo.

Probablemente vivió en el siglo III, ya que se habla de él como contemporáneo de otros santos que se sabe florecieron en esa época. La catedral de Senlis fue quemada y con ella desaparecieron todos sus archivos, incluyendo los antiguos registros de los primeros obispos.

Según algunos relatos apócrifos, san Régulo fue convertido por san Juan Evangelista y acompañó a san Dionisio Areopagita a Francia, donde, como obispo de Arles, gobernó a los fieles de la colonia cristiana fundada por san Trófimo. Fue después a París en busca de las reliquias de los mártires san Dionisio, san Rústico y san Eleuterio; después emprendió la conversión del pueblo de Senlis. Posiblemente hubo dos obispos con el nombre de Régulo, uno de Arles y el otro de Senlis; y sus historias han sido confundidas; pero en cualquier caso, la relación con san Juan Evangelista es ciertamente una ficción.</span>

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Mártir

Martirologio Romano:En Asti, en la región transpadana, san Segundo, mártir.
La historia sucede en Asti, ciudad de la región de Piamonte, en el noroeste de Italia. Siendo Sapricio prefecto de Asti, quien debía ir a ver a Marciano, (prisionero cristiano en un pueblo llamado Terdón), para intentar obligarle a ofrecer sacrificios a los ídolos, pidió que en este viaje lo acompañara como escolta uno de sus hombres de más confianza: Segundo.

A poco de iniciarse el viaje una paloma vino a posarse en la cabeza de nuestro protagonista, lo que sorprendió a Sapricio, la paloma se fue pero, al rato, cruzando un río, Segundo vio a un ángel del Señor caminando sobre las aguas que le dijo: “Segundo, abraza le fe cristiana y caminarás sobre los idólatras igual que yo sobre el agua“.

Sapricio dijo, “Segundo parece que los dioses te hablaran” y siguieron el camino pero aconteció que que otro ángel se hizo visible al cruzar otro río, y habló así: ”Segundo, ¿tienes dudas o crees en Dios?”, a lo que Segundo respondió: “creo en la verdad de su Pasión”. Sapricio, sorprendido por el soliloquio que había salido de boca de Segundo le preguntó “¿Te pasa algo?”. Segundo guardó silencio.

A la entrada de Terdón, apareció de repente San Marciano, al que uno de los ángeles había sacado de la cárcel, y dijo: “Segundo emprende el camino de la verdad para que puedas recibir la gracia de la fe”. Segundo al averiguarle Sapricio sobre lo que estaba pasando, ni corto ni perezoso, respondió: “para ti es como si soñaras, pero para mí es un aviso y una fuente de fortaleza “.

A partir de aquí, Segundo se separó de Sapricio y se dirigió a Milán donde se encontró con Faustino y Jovita, que habían salido de la cárcel con ayuda de un ángel y con un poco de agua de lluvia le bautizaron.

Entonces apareció otra paloma que traía en el pico la hostia sagrada, el cuerpo y la sangre de Cristo, para que Segundo confortara con todo ello a San Marciano que, nuevamente estaba en una celda en Terdón. Con ayuda de un ángel cruza el río Po y consigue llevar la comunión a San Marciano, poco tiempo antes de que lo ejecutaran. Segundo será quien enterrará el cuerpo del mártir.

La historia posterior está decorada con elementos fantásticos, cosa común en los relatos de las virtudes heroicas en aquellos días. Lo que se puede sacar en claro es que: habiéndose dado cuenta Sapricio de lo cambiado que estaba Segundo, y sospechando que este se había hecho cristiano, lo invitó a ofrecer sacrificios a los ídolos, como Segundo rechazara la invitación, ordenó que lo aprendan y torturaran, esa noche fue dejado en una celda con sus miembros dislocados, pero un ángel acudió a curarlo esa noche, por lo que al día siguiente para sorpresa de Sapricio se presentó ante él totalmente sano.

Mandó a que lo encerraran junto a Calocero, quien de acuerdo a ciertos relatos —en algún encuentro anterior— fue quien le hiciera conocer a Segundo las nociones del cristianismo. Tanto Calocero como Segundo seguían negándose a realizar sacrificios a los ídolos, Sapricio envió nuevamente a Calocero a la celda pero ordenó que Segundo, en quien en algún momento había puesto toda su confianza, fuera llevado inmediatamente fuera de la ciudad y decapitado. El año era aproximadamente el 119.

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