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Por: . | Fuente: www.carmelitasmisionerasteresianas.org



Religiosos y Mártires


Martirologio Romano: En Tarragona, España, Beatos Manuel Borrás Ferré Obispo Auxiliar de Tarragona, Agapito Modesto religioso lasallista y 145 compañeros, asesinados por odio a la fe. ( 1936-39)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.



Natural de Castroceniza (Burgos). Nació el 28 de mayo de1911, hijo de Mateo y Brígida, labradores. Bautizado el 30 del mismo mes y año con el nombre de Julio, dándole por patrón a San Fernando III, rey de España. Recibió el sacramento de la confirmación el 30 de junio de1923.

Según el padrón de habitantes de Tarragona de 1936 figura con 10 años de residencia en el convento de Carmelitas, C/ Augusto 23, lo que situaría su ingreso en el Instituto de Hermanos Carmelitas de la Enseñanza en 1926 a los 15 años. Esta fecha es confirmada por el sacerdote Victor Subiñas, que confiesa ser el que le llevó a Tarragona como postulante en abril de ese año desde Covarrubias. Según carta de su hermano Maximiano Alameda (Madrid, 7 de junio de 1939) pertenecía al Instituto desde abril de 1928, posiblemente se considere esta fecha como su ingreso en el noviciado a los 17 años.


El H. Julio escribió desde Tarragona su última carta a su familia en junio de 1936. Estallado el alzamiento nacional el 18 de julio de 1936, la guerra civil hizo presa del suelo español. El 21 del mismo mes el H. Julio se refugió junto con los demás miembros de su comunidad menos el superior general Cosme de Ocerín, en la casa de los padres del H. Buenaventura Toldrá en Tarragona. La policía registró la casa sin consecuencias, pero el 25 de julio de 1936 se presentaron en ella seis milicianos en su busca y los llevaron presos al vapor-cárcel Río Segre, donde permanecieron cuatro meses pasando calamidades y tortura física y moral.


El 10 de noviembre de 1936 a las 10:30 de la mañana, el supuesto comandante del barco y miembro de la FAI, Juan Ballesta, junto con el miliciano Recasens, conocido con el mote El Sec de la Matinada y famoso por sus atrocidades, visitaron a los prisioneros. La indicación fue ésta: Aquí están todos. Al día siguiente un grupo de milicianos encabezados por El Sec hicieron formar en cubierta a los presos examinando detenidamente si tenían o habían tenido tonsura. Al pasar el H. Julio Alameda y ser interrogado por su estado, contestó con valentía: Soy religioso ante Dios y los hombres. Esta confesión fue como confirmar su sentencia de muerte, pero un amigo de los Hermanos Carmelitas consiguió que no los incluyeran en la lista. Al constatar que no los llamaban para formar la fila, los Hermanos, de común acuerdo, dijeron: Nosotros somos carmelitas. Y los milicianos los agruparon en la fila. El testigo don Timoteo Zanuy declaró que los oía rezar una especie de salmo. En efecto, se trataba del salmo 50: Misericordia, Dios mío por tu bondad, por tu inmensa compasión..


En la madrugada del 11 de noviembre de 1936, el H. Julio Alameda, de 25 años, era fusilado con un total de 23 personas más, religiosos, sacerdotes y seglares, en la tapia del cementerio de Torredembarra (Tarragona). Junto al estruendo de las balas se escucharon dos voces: ¡Viva Cristo Rey!. Los restos fueron inhumados en una fosa común en el cementerio de la mencionada población y allí permanecieron hasta el 14 de noviembre de 1941 en que se hizo solemne traslado a la iglesia de los Carmelitas Descalzos en Tarragona junto a los otros mártires del Carmelo Teresiano.


Integran este grupo de mártires:





1.- Manuel Borrás Ferré, Obispo Auxiliar de Tarragona

66 sacerdotes diocesanos y 2 seminaristas



2.- Magín Albaigés Escoda, sacerdote diocesano;

3.- Ramón Artiga Aragonés, sacerdote diocesano;

4.- Josep Badía Minguella, sacerdote diocesano;

5.- Joaquim Balcells Bosch, sacerdote diocesano;

6.- Pablo Bertrán Mercadé, sacerdote diocesano;

7.- Jocund Bonet Mercadé, sacerdote diocesano;

8.- Josep Bru Boronat, sacerdote diocesano;

9.- Josep María Bru Ralduà, sacerdote diocesano;

10.- Tomás Capdevila Miquel, sacerdote diocesano;

11.- Joan Ceró Cedó, sacerdote diocesano;

12.- Magín Civit Roca, sacerdote diocesano;

13.- Josep Civit Timoneda, sacerdote diocesano;

14.- Josep Colom Alsina, sacerdote diocesano;

15.- Francisco Company Torrelles, sacerdote diocesano;

16.- Lluìs Domingo Mariné, sacerdote diocesano;

17.- Jerónimo Fábregas Camí, sacerdote diocesano;

18.- Isidre Fàbregas Gils, sacerdote diocesano;

19.- Pere Farrés Valls, sacerdote diocesano;

20.- Joan Farriol Sabaté, sacerdote diocesano;

21.- Narcís Feliu Costa, sacerdote diocesano;


22.- Pau Figuerola Rovira, sacerdote diocesano;

23.- Josep Garriga Ferrer, sacerdote diocesano;

24.- Josep Gassol Montseny, seminarista;

25.- Joan Gibert Galofré, sacerdote diocesano;

26.- Pau Gili Pedrós, sacerdote diocesano;

27.- Enric Gispert Domènech, sacerdote diocesano;

28.- Josep Gomis Martorell, sacerdote diocesano;

29.- Agapito Gorgues Manresa, sacerdote diocesano;

30.- Miguel Grau Antolí, sacerdote diocesano;

31.- Agustí Ibarra Anguela, sacerdote diocesano;

32.- Lluís Janer Riba, sacerdote diocesano;

33.- Dalmau Llebaria Torné, sacerdote diocesano;

34.- Josep Mañé March; sacerdote diocesano;

35.- Ramon Martí Amenós, sacerdote diocesano;

36.- Rafael Martí Fugueras, sacerdote diocesano;

37.- Josep Masquef Ferré, sacerdote diocesano;

38.- Francesc Mercader Randé, sacerdote diocesano;

39.- Josep Mestre Escoda, sacerdote diocesano;

40.- Aleix Miquel Rossell, sacerdote diocesano;

41.- Joan Montpeó Masip, seminarista;


42.- Antoni Nogués Martí, sacerdote diocesano;

43.- Josep M. Panadés Tarré, sacerdote diocesano;

44.- Josep Padrell Navarro, sacerdote diocesano;

45.- Antoni Pedro Minguella, sacerdote diocesano;

46.- Eladi Peres Bori, sacerdote diocesano;

47.- Andreu Prats Barrufet, sacerdote diocesano;

48.- Antoni Prenafeta Soler, sacerdote diocesano;

49.- Joan Roca Vilardell, sacerdote diocesano;

50.- Pere Rofes Llauradó, sacerdote diocesano;

51.- Joan Rofes Sancho, sacerdote diocesano;

52.- Pau Roselló Borgueres, sacerdote diocesano;

53.- Josep Roselló Sans, sacerdote diocesano;

54.- Miquel Rué Gené, sacerdote diocesano;

55.- Miquel Saludes Ciuret, sacerdote diocesano;

56.- Pio Salvans Corominas, sacerdote diocesano;

57.- Josep M. Sancho Toda, sacerdote diocesano;

58.- Jaume Sanromà Solé, sacerdote diocesano;

59.- Estanislau Sans Hortoneda, sacerdote diocesano;

60.- Lluís Sans Viñas, sacerdote diocesano;

61.- Sebastià Tarragó Cabré, sacerdote diocesano;




62.- Jaume Tarragó Iglesias, sacerdote diocesano;

63.- Joan Tomàs Gibert, sacerdote diocesano;

64.- Isidre Torres Balsells, sacerdote diocesano;

65.- Joan Vernet Masip, sacerdote diocesano;

66.- Francesc Vidal Sanuy, sacerdote diocesano,

67.- Miquel Vilatimó Costa, sacerdote diocesano;

68.- Pau Virgili Monfà, sacerdote diocesano;

69.- Francesc Vives Antich, sacerdote diocesano;

2 sacerdotes y 5 religiosos claretianos





70.- Jaume Mir Vime, sacerdote claretiano;

71.- Frederíc Vila Bartolì, sacerdote claretiano;

72.- Antoni Capdevilla Balsells, religioso claretiano;

73.- Sebastián Balcells Tonijuan, religioso claretiano;

74.- Antoni Vilamassana Carulla, religioso claretiano;

75.- Pau Castellá Barberá, religioso claretiano;

76.- Andreu Felíu Bartomeu, religioso claretiano;

3 sacerdotes y 4 religiosos carmelitas descalzos





77.- Vicente Gallen Ibañez (Vicente de la Cruz), sacerdote carmelita descalzo;

78.- Felipe Arce Fernández (Elipio de Santa Rosa), sacerdote carmelita descalzo;

79.- Pedro De Eriz Eguiluz (Pedro de San Elías), sacerdote carmelita descalzo;

80.- Joan Fort Rius (Àngel de San José), religioso carmelita descalzo;

81.- Carles Barrufet Tost (Carles de Jesús María), religioso carmelita descalzo;

82.- José Alberich Lluch (José Cecilio de Jesús María), religioso carmelita descalzo;

83.- Damián Rodríguez Pablo (Damián de la Santísima Trinidad), religioso carmelita descalzo;

12 sacerdotes, 3 clérigos y 5 religiosos benedictinos





84.- Àngel Maria Rodamilans Canals, sacerdote benedictino;

85.- Joan Costa Canal (Odiló Maria), sacerdote benedictino;

86.- Josep Maria Fontseré Masdeú, sacerdote benedictino;

87.- Cipriano González Millán (Domingo), sacerdote benedictino;

88.- Joan Roca Bosch, sacerdote benedictino;

89.- Agustí Busquets Creixell (Ambrosio Maria), sacerdote benedictino;

90.- Càndid Feliu Soler (Placido Maria), sacerdote benedictino;

91.- León Alesanco Maestro (Luis Gonzaga), sacerdote benedictino;

92.- Luis Palacios Lozano, sacerdote benedictino;

93.- Josep Albareda Ramoneda (Fulgencio), sacerdote benedictino;

94.- Joan Grau Bullich (Robert), sacerdote benedictino;

95.- Pere Vallmitjana Abarca, sacerdote benedictino;

96.- Pere Vilar Espona (Narcíso Maria), clérigo benedictino;

97.- Lluis Casanovas Vila (Hildebrand Maria), clérigo benedictino;

98.- Francesc Maria De Paula Sánchez Solé, clérigo benedictino;

99.- Aleix Civil Castellví (Ildefonso), religioso benedictino;

100.- Josep Maria Jordá y Jordá, religioso benedictino;

101.- José Erausquin Aramburu (Eugenio María), religioso benedictino;

102.- Ignasi Guilà Ximenes (Emiliano María), religioso benedictino;

103.-Jaume Vendrell Olivella (Bernat), religioso benedictino;

39 religiosos lasallistas





104.- Modesto Pamplona Falguera (Agapito Modesto), religioso del Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle (FSC);

105.- Alejandro Arraya Caballero (Alejandro Antonio), religioso de FSC La Salle;

106.- Bernabé Núñez Alonso (Alfeo Bernabé), religioso de FSC La Salle;

107.- Joan Baptista Urgell Coma (Benet Joan), religioso de FSC La Salle;

108.- Jaume Jardí Vernet (Fulbert Jaume), religioso de FSC La Salle;

109.- Pedro José Cano Cebrían (Arístides Marcos), religioso de FSC La Salle;

110.- Gabriel Albiol Plou (Justí Gabriel), religioso de FSC La Salle;

111.- Ildefonso Alberto Flos (Luis Alberto), religioso de FSC La Salle;

112.- Miguel Alberto Flos (Exuperio), religioso de FSC La Salle;

113.- Clemente Vea Balaguer (Clemente Adolfo), religioso de FSC La Salle;

114.- Patricio Gellida Llorach (Rafaél José), religioso de FSC La Salle;

115.- Fermín Gellida Cornelles (Alejandro Juan), religioso de FSC La Salle;

116.- Pascual Escuin Ferrer (Marciano Pascual), religioso de FSC La Salle;

117.- Andrés Pradas Lahoz (Andrés Sergio), religioso de FSC La Salle;

118.- Francesc Casademunt Ribas (Benild Josep), religioso de FSC La Salle;

119.- Pere Sisterna Torrent (Elm Miquel), religioso de FSC La Salle;

120.- Josep Maria Tolaguera Oliva (Faust Lluís), religioso de FSC La Salle;

121.- Josep Camprubí Corrubí (Jacint Jordi), religioso de FSC La Salle;

122.- Cesáreo España Ortiz (Eladio Vicente), religioso de FSC La Salle;

123.- Modest Godo Buscato (Anselmo Fèlix), religioso de FSC La Salle;




124.- Javier Pradas Vidal (Elías Paulino), religioso de FSC La Salle;

125.- Nicolás Rueda Barriocanal (Daniel Antonino), religioso de FSC La Salle;

126.- Manuel Mateo Calvo (Claudio José), religioso de FSC La Salle;

127.- Maximiano Fierro Pérez (Ángel Amado), religioso de FSC La Salle;

128.- Pio Ruiz De La Torre (Buenaventura Pio), religioso de FSC La Salle;

129.- Joaquim Pallerola Feu (Leonci Joaquim), religioso de FSC La Salle;

130.- Francesc Trullen Gilisbarts (Hugo Bernabé), religioso de FSC La Salle;

131.- Herman José Fernández Sáenz (Clemente Faustino), religioso de FSC La Salle;

132.- Lucas Martín Puente (Anastasio Lucas), religioso de FSC La Salle;

133.- Sebastián Obeso Alario (Honorio Sebastián), religioso de FSC La Salle;

134.- Juan Pérez Rodrigo (Nicolás Adriano), religioso de FSC La Salle;

135.- Antonio Gil Monforte (Antonio Gil), religioso de FSC La Salle:

136.- Francisco Vicente Edo (Félix Adriano), religioso de FSC La Salle;

137.- Arsenio Merino Miguel (Augusto María), religioso de FSC La Salle;

138.- Mariano Navarro Blasco (Jenaro), religioso de FSC La Salle;

139.- Josep Boschdemont Mitjavila (Gilberto De Jesús), religioso de FSC La Salle;

140.- Joan Font Taulat (Arnau Ciril), religioso de FSC La Salle;

141.- Alberto Linares De La Pinta (Alberto Joaquín), religioso de FSC La Salle;

142.- Francesc Salla Saltó (Pere Magí), religioso de FSC La Salle;

4 terciarios carmelitas de la enseñanza





143.- Julio Alameda Camarero, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);

144.- Lluís Domingo Oliva, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);

145.- Isidre Tarsá Giribets, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);

146.- Bonaventura Toldrà Rodon, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);

1 religioso capuchino





147.- Enric Salvà Menescal (Carmelo de Colomers), Religioso Capuchino.

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Por: . | Fuente: Corazones.org


Fue el Papa Pio XI, el 11 de diciembre de 1925, quien instituyó esta solemnidad que cierra el tiempo ordinario. Su propósito es recordar la soberanía universal de Jesucristo. Es una verdad que siempre la Iglesia a profesado y por la que todo fiel está dispuesto a morir.

Cristo es rey del universo porque es Dios. El Padre lo puso todo en sus manos y debemos obedecerle en todo. No se justo apelar al amor como pretexto para ser laxo en la obediencia a Dios. En nuestra relación con Dios, la obediencia y el amor son inseparables.


El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.» -Juan 14,21


Nadie y ninguna ley esta por encima de Dios. El Pontífice León XIII enseñaba en la "Inmortale Dei" la obligación de los Estados en rendir culto público a Dios, homenajeando su soberanía universal.


Diferente a los hombres, Dios ejerce siempre su autoridad para el bien. Quien confía en Dios, quien conoce su amor no dejará de obedecerle en todo, aunque no comprenda las razones de Dios.


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Por: . | Fuente: virgenperegrinalosangeles.blogspot.com



Cofundadora del Instituto de las

Hermanas de la Misericordia de Verona


Martirologio Romano: En Verona, Italia, beata Vincenta María (Luisa) Poloni, virgen, fundadora, junto con el beato Carlos Steeb, del Instituto de Hermanas de la Misericordia de Verona, para ayuda de los afligidos, pobres y enfermos. ( 1855)

Fecha de beatificación: 21 de septiembre de 2008, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.


Etimológicamente: Vicenta = Aquella que es vencedora, es de origen latino.


Etimológicamente: María = Aquella señora bella que nos guía, es de origen hebreo.



Vicenta María Poloni, fundadora del Instituto Hermanas de la Misericordia de Verona, nacida en Verona el 26 de enero de 1802 y muerta el 11 de noviembre de 1855.

La casa donde nació Luisa (Luigia) Poloni se encuentra en el número 8 de la “Piazza delle Erbe”, donde los padres atienden un negocio de comestibles y herboristería. Su familia, sustentada por profundos principios cristianos y tocada por muchos acontecimientos dolorosos, es para Luigia el lugar más rico de estímulos y de formación. Su inteligencia práctica y concreta, su actitud reservada y amable, cualidades que la caracterizan, facilitan su disposición al servicio serio y gratuito. Desde muy joven, se entrega a los hermanos en grave necesidad y a los numerosos sobrinos que la ven como a una mamá. Tras la muerte del padre, graves problemas económicos desequilibran a la familia. Luigia entonces desarrolla y practica cualidades de manager, en la conducción y en lo administrativo de la familia, sin descuidar la asistencia como voluntaria, en la Institución del Asilo de ancianos de la ciudad. El sacerdote Carlos Steeb, su director espiritual, que la aprecia mucho y confía en sus cualidades, le dice: “Hija mía, el Señor la quiere Fundadora de un Instituto de Hermanas de la Misericordia, ninguna dificultad la atemorice o la detenga, para Dios nada es imposible”. Luigia, segura de que su camino, ya marcado por una caridad insomne, va hacia un designio que solo Dios conoce, con sencillez y confianza filial en el Padre misericordioso, contesta: “Yo soy la más incapaz de todos pero el Señor se sirve, a veces, de los instrumentos más débiles para llevar a cabo sus designios: que se cumpla su voluntad”.


El 2 de noviembre de 1840, Luigia Poloni, avalada y acompañada por el padre Carlos Steeb, inicia el Instituto de Hermanas de la Misericordia. Su servicio humilde y precioso a las personas ancianas y a los huérfanos abandonados, encuentra su más alta expresión en el servicio de Madre y Maestra de numerosas jóvenes que, imitando su ejemplo, aprenden a donar en la humildad, sencillez y caridad su vida a Dios como hermanas de la Misericordia. Luigia Poloni, que al emitir los votos religiosos toma el nombre de hermana Vicenta María, muere el 11 de noviembre de 1855, dejando como último testamento de su afecto hacia sus hermanas una sola cosa: La caridad.


Instituto Hermanas de la Misericordia de Verona, fundado el 2 de noviembre de 1840 en Verona, Italia, por el beato Carlos Steeb (su conmemoración el 15 de diciembre), y la beata Madre Vicenta María Poloni, el Instituto Hermanas de la Misericordia de Verona tiene como carisma honrar a Nuestro Señor Jesucristo, sirviéndolo corporal y espiritualmente en las personas de los pobres, niños, jóvenes, ancianos, enfermos, encarcelados y abandonados, mediante sus actividades y obras en escuelas, parroquias, hospitales, asilos para ancianos, salas de primeros auxilios en barrios necesitados, cárceles.



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Por: Mario Sgarbossa y Luigi Giovannini | Fuente: Un santo para cada d? Ediciones San Pablo



Obispo

Conocido también como San Martín Caballero


Martín de Tours es uno de aquellos hombres que han hecho hablar de sí a muchas generaciones por haber sido protagonista de episodios aptos para despertar la fantasía popular. Es frecuente la narración del episodio de San Martín que, cabalgando envuelto en su amplio manto de guardia imperial, encontró a un pobre que tiritaba de frío, con gesto generoso cortó su manto y le dio la mitad al pobre. Por la noche, en sueños, vio a Jesús envuelto en la mitad de su manto, sonriéndole agradecido.


SAN MART?Martín, hijo de un tribuno romano, nació en Sabaria, en Panonia, hacia el 315. A los quince años ya vestía el uniforme militar. El episodio del manto hay que colocarlo en este periodo, porque a los 18 años recibió el bautismo y abandonó la milicia para seguir a San Hilario de Poitiers, su maestro. Después de un breve noviciado de vida eremítica en la Isle Galinaria, Martín fundo dos monasterios: Ligugé, el más antiguo de Europa, y Marmoutier, que se convertiría en un gran centro de vida religiosa.


Después del paréntesis contemplativo, siguió el activo: Martín, elegido obispo de Tours, se convirtió en el grande evangelizador de Francia. Había sido, como se dice, soldado sin quererlo, monje por elección y obispo por deber. En los 27 años de vida episcopal se ganó el amor entusiasta de los pobres, de los necesitados y de cuantos sufrían injusticias, pero no era bien visto por los de su clero que querían vivir tranquilamente. De hecho fue acusado por un sacerdote llamado Bricio. Su respuesta fue proverbial: “¿Si Cristo soportó a Judas, por qué no debería yo soportar a Bricio?”


Murió el 8 de noviembre del 397 en Candes, durante una visita pastoral. Sus funerales, que tuvieron lugar tres días después, fueron una verdadera apoteosis; en ese día, el 11, se conmemora su memoria. Se puede considerar como el primer santo no mártir con fiesta litúrgica. Esa fecha quedó también como punto de referencia en los contratos de arrendamientos, de terrenos, de compraventas, en el mundo agrícola: “el nuevo vino se bebe en San Martín”, se dice todavía hoy en muchas regiones de Italia y de Francia.

La mitad del manto que – según la leyenda – San Martín compartió con el pobre de Amiens, se conserva celosamente en una capilla. Al custodio de la capilla se llama “capellán”, sin ser lo, porque es el protector de la “capa” del Obispo de Tours.



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Por: O. C. Moreno | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04


San Platón, Abad del monasterio de Simbóleon en el Monte Olimpo, en Bitinia, tenía un cuñado cuyos tres hijos fueron a establecerse en sus posesiones de Sakkoudion, cerca del Monte Olimpo, para llevar ahí vida eremítica.

El más fervoroso de los tres hermanos era el mayor de ellos, Teodoro, quien iba cumplir veintidós años. Los jóvenes persuadieron a San Platón para que renunciase al gobierno de su abadía y se encargase de gobernar a los ermitaños de Sakkoudion. Más tarde, San Teodoro fue enviado a Constantinopla para recibir la ordenación sacerdotal. El joven hizo tales progresos en la virtud y el saber, que su tío Platón le confió la dirección de la comunidad con el consentimiento unánime.


El joven emperador Constantino IV se divorció de su esposa y se casó Teódota, que era pariente de San Platón y San Teodoro. Ambos protestaron contra ese abuso. Constantino, que deseaba ganarse a Teodoro, le hizo promesas y trató especialmente bien a sus parientes. Como no obtuvo ningún resultado, Constantino fue entonces a los baños de Brusa, cerca Sakkoudion, con la esperanza de que San Teodoro fuese a hacerle una visita de cumplimiento; pero ni el abad, ni ninguno de sus monjes se presentaron a recibirle.


El emperador regresó furioso a su palacio e inmediatamente envió pelotón de soldados con órdenes de desterrar a Teodoro y a sus demás seguidores. Todos fueron desterrados a Tesalónica, donde se publicó un edicto que prohibía a los habitantes darles asilo y ayudarlos, de suerte que ni los monjes de la región se atrevieron a tenderles la mano.


San Platón, ya muy anciano, fue encerrado en una celda en Constantinopla. San Teodoro le escribió desde Tesalónica un relato del viaje, en el que le contaba las vicisitudes por las que habían atravesado él y sus compañeros y expresaba su admiración por su antiguo maestro.


El exilio sólo duró algunos meses. La forma en que terminó, es un ejemplo característico de la ambición brutal que reinaba ahí en aquélla época. En efecto, el año 797, Irene, la madre del emperador, destronó a su hijo y mandó sacarle los ojos. Irene, que reinó seis años, llamó del destierro a Teodoro y sus compañeros.


El santo regresó a Sakkoudion y reorganizó el monasterio, pero el año 799, como el monasterio era una presa fácil para los árabes, los monjes se refugiaron dentro las murallas de la ciudad.


Entonces, se confió a San Teodoro la dirección del célebre monasterio de Studios, que el cónsul Studius había construido el año 463, en un viaje que hizo de Roma a Constantinopla. Constantino Coprónimo había expulsado a los monjes, de suerte que cuando llegó San Teodoro apenas había una docena.


Bajo su gobierno, el monasterio llegó a tener un millar de habitantes, entre monjes y criados. En materia de legislación monástica, Teodoro fue quien más contribuyó a desarrollar la tradición procedente San Basilio. San Atanasio el Lauriota aplicó la legislación de San Teodoro en el Monte Athos y de ahí se extendió a Rusia, Bulgaria y Servia, donde todavía es la base de la vida monástica.


San Teodoro fomentó los estudios y las artes; la escuela de caligrafía que fundó fue famosa durante largo tiempo. Los escritos del santo constituyen una serie de sermones, instrucciones, himnos litúrgicos y tratados de ascética monástica, en los que se muestra muy moderado, si se le compara con otros orientales.


El santo dijo en cierta ocasión a un ermitaño: "No practiquéis la austeridad para satisfacer vuestro amor propio. Comed pan, bebed alguna vez, usad zapatos en invierno y comed carne cuanto os haga falta." Teodoro gobernó apaciblemente el monasterio durante ocho años, en medio del remolino de la política imperial, hasta que la cuestión del adulterio de Constantino volvió a surgir.


El emperador Nicéforo I eligió al futuro San Nicéforo, que era entonces laico, para ocupar la sede patriarcal de Constantinopla. Como San Nicéforo no había recibido las órdenes, San Teodoro, San Platón y otros monjes se opusieron al nombramiento. El emperador los tuvo presos durante veinticuatro días, al cabo de los cuales, a instancias de Nicéforo y de un reducido grupo de obispos, restituyó la jurisdicción al sacerdote José, que había sido degrado por haber bendecido el matrimonio de Constantino IV con Teódota. San Teodoro y otros se negaron a mantener la comunión con José y a aceptar la decisión de que el matrimonio había sido válido. Así pues, San Teodoro, San Platón y José (que era hermano de San Teodoro y arzobispo de Tesalónica) , fueron aprisionados en la Isla de la Princesa. Teodoro explicó el asunto por carta al Papa, y San León III le, contestó alabando su prudencia y su constancia. Los enemigos de Teodoro habían hecho correr en Roma el rumor de que este había caído en la herejía y estaba despechado por no haber sido nombrado patriarca, de suerte que San León III prefirió abstenerse de un juicio definitivo. Los monjes estuditas fueron dispersados en diferentes monasterios y muy matratados. El destierro de San Teodoro y sus compañeros duró dos años, hasta la muerte del emperador Nicéforo, ocurrida el año 811


Teodoro y el patriarca Nicéforo se reconciliaron, ya que su actitud en el doloroso problema de la veneración de las imágenes era idéntica. En nuestro artículo sobre San Nicéforo (13 de marzo) hemos dado ya ciertos detalles sobre la segunda persecución iconoclastaque tuvo lugar durante el reinado de Leo V, el Armenio. San Teodoro negó abiertamente que el emperador tuviera derecho a inmiscuirse en los asuntos eclesiásticos y, el Domingo de Ramos cuando San Nicéforo había sido ya expulsado, ordenó a sus monjes que saliesen a la calle en solemne Procesión con las sagradas imágenes, cantando un himno que comienza así: "Reverenciamos tu sagrada imagen, bendito santo." Desde ese momento, San Teodoro se convirtió en el jefe del movimiento ortodoxo. Como continuase en la defensa del culto a las imágenes, el emperador le desterró a Misia, desde donde continuó exhortando a los fieles por cartas de las que se conservan algunas. Cuando se descubrió su correspondencia, el emperador le desterró a Bonita, en la Anatolia, y mandó decir al carcelero, Nicetas, que flagelase a su víctima. Aquél vio conmovido la alegría con que San Teodoro se despojaba de su túnica y ofrecía al látigo su cuerpo consumido por los ayunos y, lleno de compasión, hizo salir de la mazmorra a todos los presentes, colocó una zalea de borrego sobre el lecho del santo y descargó sobre ella los golpes para que los oyesen los que se hallaban afuera. Finalmente, Nicetas se rasguñó los brazos para manchar con su sangre el látigo y salió a mostrarlo a los otros. San Teodoro pudo escribir más cartas a los fieles, a los patriarcas y una al Papa Pascual, a quien decía: "Escucha, obispo apostólico, pastor que Dios ha puesto para guiar el rebaño de Jesucristo: tú has recibido las llaves del Reino de los Cielos, tú eres la piedra sobre la que ha sido edificada la Iglesia, tú eres Pedro, puesto que ocupas su sede. Ven en ayuda nuestra". El Pontifice escribió a Constantinopla algunas cartas, que resultaron infructuosas.


Entonces, San Teodoro le escribió para agradecerle con estas palabras: "Tú has sido desde el principio la fuente pura de la ortodoxia, tú eres el puerto seguro de la Iglesia universal, su amparo contra las acometidas de los herejes y la ciudad de refugio que Dios nos ha dado".


San Teodoro y su fiel discípulo Nicolás, estuvieron presos en Bonita du :rante tres años. Sus sufrimientos eran indecibles: en el invierno, el frío era muy intenso; en el verano, se ahogaban de calor y padecían hambre y sed, pues los guardias sólo les echaban por una claraboya un trozo de pan cada tercer día. San Teodoro afirma que muchas veces creyó morir de hambre y añade: Pero Dios es todavía demasiado misericordioso con nosotros." Probablemente hubiesen muerto de hambre, si un oficial de la corte que visitó la cárcel por casualidad, no hubiese ordenado que se les diese bien de comer. El emperador interceptó una carta en la que el santo exhortaba a los fieles a desafiar a la infame secta de los iconoclastas, ordenó al prefecto del oriente que castigase al autor. El prefecto no se dejó ganar por la compasión, como el carcelero Nicetas y mandó azotar al monje Nicolás, a quien Teodoro había dictado la carta, y a éste le condenó a sufrir cien azotes. Después de la tortura, los verdugos dejaron al santo tirado en el suelo durante largo tiempo, expuesto a los rigores del frío de febrero. San Teodoro no pudo comer ni dormir durante muchos días y, si escapó con vida, fue gracias a Nicolás que olvidó sus propios sufrimientos, le alimentó gota a gota con una cucharita y le vendó sus heridas, no sin antes cortarle los trozos de carne infectada en las llagas. San Teodoro sufrió lo indecible durante tres meses. Antes de que estuviese totalmente restablecido, se presentó un oficial imperial con el encargado de conducirle a Esmirna, junto con Nicolás. Durante el día caminaban a marchas forzadas y, por la noche, se los encadenaba.


El arzobispo de Esmirna, que era un iconoclasta furibundo, mandó vigilar estrechamente al santo y llegó a decirle que iba a pedir que el emperador le mandase decapitar o, por lo menos, cortarle la lengua. Pero la persecución terminó el año 820 con el asesinato de quien la había provocado. El sucesor de Leo, Miguel el Tartamudo, fingió al principio suma moderación y levantó las sentencias de destierro. San Teodoro el Estudita regresó al cabo de siete años de prisión y escribió una carta de agradecimiento al emperador, exhortándole permanecer unido a Roma -la primera de las Iglesias- y a permitir el culto de las imágenes. Pero Miguel se negó a permitir el culto de las imágenes y a devolver sus cargos al patriarca, al abad de Studios y a todos los prelados ortodoxos que no estuviesen de acuerdo con esa medida. San Teodoro, después de hacer vanos intentos por convencer al emperador, partió de Constantinopla (en realidad era una forma de destierro) e hizo un recorrido por los monasterios de Bitinia para alentar y reconfortar a sus partidarios, "El invierno ha pasado ya -les decía-, pero aún no ha llegado la primavera. El cielo se despeja hay buenas esperanzas. El fuego está ya apagado, pero las cenizas humean todavía." La influencia de San Teodoro llegó a ser tan grande, que los monjes en general y los estuditas en particular se convirtieron en el baluarte de la ortodoxia. Algunos de los discípulos del santo fueron a reunirse con él en monasterio de la península de Akrita. A principios de noviembre de 826, San Teodoro enfermó ahí. Al cuarto día de su enfermedad, pudo ir hasta la iglesia a celebrar el santo sacrificio, pero el mal fue en aumento, y el santo dictó a su secretario sus últimas instrucciones. Dios le llamó a Sí el siguiente domingo 11 de noviembre. Sus restos fueron transportados al monasterio de Studios dieciocho años más tarde.


En el oriente hay gran veneración por San Teodoro el Estudita. El Matirologio Romano dice que es "famoso en toda la Iglesia". El santo merece elogio como legislador monástico, como defensor de la suprema autoridad Roma y como valiente propugnador del culto de las imágenes, por el que sufrió. San Teodoro hizo la guerra a los iconoclastas por motivos teológicos no porque considerara las imágenes como un adorno esencial de las iglesias, ya que desaprobaba absolutamente la representación pictórica de los vicios, de las virtudes y otros "excesos injustificados de la fantasía religiosa". Por otra parite, no creía que la devoción a las imágenes fuese absolutamente necesaria (él mismo parece haberla practicado muy poco), sino sólo una ayuda para los "hermanos más débiles". En sus instrucciones sobre la oración habla de la unión de mente y el corazón con Dios sin la ayuda exterior de las imágenes. Pero comprendía claramente que negar la validez del culto a las imágenes, equivalía negar la validez de ciertos principios teológicos esenciales. Se conservan muchos escritos de San Teodoro, entre los que hay cartas, tratados sobre la vida monástica y el culto de las imágenes, sermones y cierto número de himnos. Dichos escritos reflejan su integridad y despego del mundo, que rayan en ese puritanismo que caracterizó a muchos de sus discípulos y que en algunos de sus sucesores llegó a extremos que turbaron la paz de la Iglesia.


En PG., vol. XCIX, hay dos biografías de San Teodoro y otros documentos relerentes a él, así como sus escritos. Su vida estuvo tan íntimamente relacionada con las controversias de la época que, para comprenderla, hay que referirse a las obras de historia general de Iglesia. Véase Pargoire, L´Eglise Byzantine de 527 a 874 (1923); Hefele-Leclercq, Histoire des Concites, particularmente lib. 18, vol. III, pte. 2; Mons. Mann, Lives of the Popes vol. II, pp. 795-858; y Bréhier, La Querelle des lmages (1904). Entre las obras más directamente relacionadas con San Teodoro, mencionaremos a J. Hausherr, St Théodore.,. d´apres ses catécheses (1926), en la colección Orientalia Christiana, n. 22; Alice Gardner Teodore of Studium (1905); H. Martin, St Théodore (1906); Dobschütz, Methodius una Studiten, en Byzantinische Zeitschrilt, vol. XVIII (1909), pp. 41-105; y G. A. Schn´ Der hl. Theodor van Studion (1900). En Analecta Bollandiana hay varios artículos San Teodoro. El P. C. Van de Vorst publicó por primera vez el elogio del santo Teófanes (vol. XXXI, 1912) y otro texto griego sobre la traslación de sus reliquias ( XXXII), así como un estudio de sus relaciones con Roma y otro sobre el "catecismo breve de San Teodoro (vol. XXXIlI). Véase también en DAR., el artículo sobre la actitud del santo en la controversia iconoclasta (vol. VII, cc. 272-284). El príncipe Max de Sajonia publicó una excelente semblanza de tipo popular, titulada Der hl. Theodor (1929); y cf. N. H. Baynes y C. L. B. Moss, Brzantium (1948).



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