01/24/17

11:22 p.m.

Por: Agostino M. Giacomini, o.s.a. († 1994) | Fuente: Osanet.org

Presbítero

Martirologio Romano: En la ciudad de Amándola, del Piceno, beato Antonio Migliorati, presbítero de la Orden de los Eremitas de San Agustín (1450).

Fecha de beatificación: 11 de julio de 1759 por el Papa Clemente XIII.

Antonio nació en Amándola (Italia) el 17 de enero de 1355 de una familia de humildes campesinos. Su padre se llamaba Simpliciano Migliorati. La fama de santidad de San Nicolás de Tolentino († 1305) le indujo a solicitar la entrada entre los agustinos de su pueblo natal, en donde fue ordenado sacerdote.

Después de haber vivido cerca de doce años en el convento de Tolentino, la obediencia lo envió por algún tiempo al de la ciudad de Bari, y, ya a principios del siglo XV, al de Amándola (Áscoli Piceno). Nombrado superior del pequeño convento allí existente, lo hizo ampliar, dando además inicio junto a él a la construcción de una nueva iglesia. La muerte, acaecida el veinticinco de enero de 1450 le impediría verla concluida.

La veneración que había suscitado en vida no disminuyó con la muerte. En 1453, con motivo de multiplicarse los prodigios que se le atribuían, inclusive la resurrección de difuntos, su cuerpo, exhumado de la sepultura común de los religiosos en que se hallaba hasta aquel momento, fue puesto en un arca de madera y colocado sobre un altar dedicado a su memoria. En 1641 fue trasladado a otra caja mejor elaborada, también de madera, obra de Domenico Malpiedi, que actualmente puede verse en el coro de la iglesia, tras ser sustituida en 1897 por un sarcófago de mármol.

En 1798 la soldadesca revolucionaria sacó Antonio de la urna en que yacía y profanó sus restos. En 1899 su cabeza fue aureolada con una corona de oro.

El once de julio de 1759 Clemente XIII inscribió a Antonio en el número de los beatos, reconociéndole el culto "ab immemorabili" y el 20 de abril de 1890 León XIII concedió indulgencia plenaria a cuantos visitaran su santuario.

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11:22 p.m.

Por: . | Fuente: Corazones.org

Fundadora de la Congregación
de las Hermanitas de la Divina Providencia

Martirologio Romano: En Alejandría, del Piamonte, en Italia, beata María Antonia (Teresa) Grillo, religiosa, que, habiendo quedado viuda, asumió con misericordia las necesidades de los pobres y, después de vender todas sus posesiones, fundó la Congregación de las Hermanitas de la Divina Providencia (1944).

Fecha de beatificación: Su Santidad JUAN Pablo II, con ocasión de la pública exposición de la Sábana Santa, la beatificó en Turín el 24 de mayo de 1998.

Teresa Grillo nace en Spinetta Marengo, provincia de Alessandria, el 25 de setiembre de 1855. Quinta y última hija de José Grillo, médico jefe del Hospital de Alessandria y de María Antonieta Parvopassu, descendiente de una antigua e ilustre familia de aquella región, fue bautizada al día siguiente en la Iglesia parroquial de Spinetta, recibiendo además el nombre de Magdalena.

Dotada de un temperamento inclinado a la caridad, alimentado además por un ambiente rico en espíritu cristiano, el 1º de octubre de 1867 recibió el confirmación en la catedral de Alessandria y cinco años después, mientras estaba aún en el colegio, la primera comunión. Después de terminada la escuela elemental, a la que asistió en Turín, donde su madre se había trasladado para acompañar los estudios universitarios de su hijo Francisco, en 1867, luego de la muerte de su padre, fue matriculada como alumna interna en el colegio de las Damas Inglesas, en Lodi, donde se graduó a la edad de 18 años.

Terminado el colegio, regresó a Alessandria, donde, siempre bajo la guía materna, comenzó a frecuentar a las familias aristocráticas de la ciudad. Fue precisamente en este ambiente que conoció a su futuro esposo, el culto y brillante capitán de infantería, Juan Bautista Michel. Celebrada la boda el 2 de agosto de 1877, se trasladó primero a Caserta, luego a Acireale, a Catania, a Portici y finalmente a Nápoles, lugares a los que fuera transferido su esposo. En esta última ciudad, una fulminante insolación durante un desfile militar sorprendió la muerte del capitán Michel, un 13 de junio de 1891. Teresa se sumergió en una profunda angustia que rozó la desesperación.

La recuperación posterior, ocurrida casi de improviso, debida, en parte a la lectura de la vida del Venerable Cottolengo y a la ayuda de su primo sacerdote, Mons. Prelli, desembocó en la opción de abrazar la causa de los pobres y necesitados. Teresa comenzó así a abrir de par en par las puertas de su propia casa señorial a los niños pobres y a las personas abandonadas y necesitadas de ayuda. Hacia el fin del año 1893, dado que “los pobres aumentan a más no poder y que quisiera poder alargar los brazos para acoger a todos bajo las alas de la Divina Providencia”, vendió la gran casa michel y adquirió un viejo edificio en la calle Faa de Bruno. Aquí dio inicio a los trabajos de reestructuración y ampliación, construyendo un piso superior y comprando algunas pequeñas casas vecinas. Surge así el”Pequeño Hogar de la Divina Providencia”.

La obra guiada por Teresa, no estuvo ciertamente libre de adversidades, que aparecieron no sólo por el lado de las autoridades civiles, sino sobretodo por parte de sus amigos y familiares. Especialmente ante la incomprensión de aquellos se hizo evidente la solidaridad y el efecto de los pobres, de las personas generosas y de sus colaboradoras. Siguiendo la solicitud de la Autoridad Eclesiásticas, el 8 de enero de 1899, vistiendo el hábito religioso en la capillita del Pequeño Hogar, Teresa Grillo, con ocho de sus colaboradoras dio vida a la Congregación de las Pequeñas Hermanas de la Divina Providencia.

En los siguientes 45 años, su responsabilidad prioritaria fue la de difundir y consolidar el Instituto. Casi inmediatamente después de realizada la fundación, la Obra comenzó a tener casas en diversos lugares del Piamonte, desarrollándose rápidamente incluso en las regiones del Véneto, Lombardía, Liguria, Puglia y Lucania. A partir del 13 de junio de 1900 el instituto se extendió en el Brasil y desde 1927, por solicitud de San Luis Orione, fundó inclusive casa en Argentina. Sin ahorrar esfuerzos, Teresa animaba y alentaba a sus hermanas con su carismática y solícita presencia en las comunidades. En seis oportunidades atravesó el océano para llegar hasta América Latina, en donde como frutos de su solicitud surgieron numerosas fundaciones con asilos, orfanatos, escuelas, hospitales y asilos para ancianas. El octavo viaje, lo hizo el año 1928, a la edad de 73 años.

El 8 de junio de 1942, la Santa Sede concedía la Aprobación apostólica a la congregación de la Pequeñas Hermanas de la Divina Providencia. La Beata Teresa Grillo se apagó en Alessandria el 25 de enero de 1944 a la edad de 89 años. Su instituto contaba entonces con 25 casas en Italia, 19 en Brasil y 7 en Argentina.

Con el Proceso Informativo, en 1953 fue introducida la Causa de Canonización. El 6 de julio de 1985, el Santo Padre Juan Pablo II, declarándola Venerable, decretó la heroicidad de sus virtudes. El Espíritu de la Beata Teresa Grillo Michel hacia los indigentes permanece particularmente en la obra de sus Hermanas, a las que solía repetir: “Continuaré invocando sobre ustedes la abundancia del espíritu que debe distinguir a la Pequeña Hermana de la Divina Providencia: espíritu de confianza verdaderamente heroica en esta admirable emanación de la Divina Bondad, porque nosotras debemos estar totalmente y en cada hora a merced de su Providente ayuda”.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata María Antonia, contacte a:
Piccole Suore della Divina Provvidenza
Via Divina Provvidenza, 41
00166 Roma, ITALIA

ORACION
Dios todopoderoso
que en tu infinita misericordia haz querido exaltar a tu sierva,
María Antonia Grillo,
concédenos por su intercesión,
un ardiente amor a tu Hijo,
presente en la Eucaristía,
y un compromiso ardiente en favor de las vocaciones sacerdotales y religiosas.
Haz que imitemos su ejemplo en el servicio a los pobres,
a los pequeños, a los jóvenes, a los ancianos y a los que sufren,
con una entrega total de nuestra vida y de nuestros bienes.

Por tu misericordia,
acoge a los que recurren a Ti mediante
la intercesión de esta tu Sierva, fiel y generosa,
y suscita en todos nosotros la ferviente devoción
que la Madre María Antonia
tuvo hacia la Madre de tu hijo Jesús,
venerada con el título de la “Salve”.
Danos, Señor, la fuerza de imitar sus virtudes
y acrecienta la Familia de sus Hijas espirituales para que su carisma,
don del Espíritu Santo,
se multiplique en el mundo.
Amén

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Por: P. Jesús Pulido sacerdotesoperarios.org | Fuente: Catholic.net

Presbítero y Fundador
de la Sociedad de Sacerdotes Operarios

Martirologio Romano: En la ciudad de Tortosa, en España, beato Manuel Domingo y Sol, presbítero, que instituyó la Sociedad de Sacerdotes Operarios, para fomentar las vocaciones sacerdotales (1909).

Fecha de beatificación: El 29 de marzo de 1987 por el Papa Juan Pablo II.

Breve Biografía

Los orígenes

MANUEL DOMINGO Y SOL nació en Tortosa (Tarragona - España) el día 1 de abril del año 1836. Su vida entera fue una pasión ardiente por el sacerdocio, y lo vivió con toda intensidad. Le atraían, a la vez, todas las facetas del apostolado sacerdotal: “una ilusión santa parecía querernos lanzar al mismo tiempo a todos los campos”, confesaba en cierta ocasión.

A la edad de 15 años ingresó en el seminario diocesano. Fue ordenado sacerdote en Tortosa el día 2 de Junio de 1860 a la edad de 24 años. Celebró su primera Misa en Iglesia de S. Blas, el día 9 de Junio de 1860. Su primer destino fue a La Aldea (Tortosa), el 7 de Marzo 1862 y un año más tarde se hace cargo de la parroquia de Santiago de Tortosa. Durante los primeros 13 años de su sacerdocio, fue misionero diocesano, párroco, confesor de Religiosas -levantó tres conventos de religiosas de clausura- y profesor del Instituto de Tortosa. Se dedicó, sobre todo, al apostolado con la juventud. Construyó de nueva planta un Centro para jóvenes, y fundó la primera revista juvenil católica de España: El Congregante.

Pero nada de esto colmaba sus aspiraciones. Necesitaba un punto de apoyo definitivo para aunarlo todo, influir en todo, y restaurarlo todo. Dios respondió a sus deseos: “El Señor, sin merecerlo, sin advertirlo nosotros casi, sin pensarlo ni poderlo prever, descorrió la cortina, y nos mostró un campo vastísimo, de facilísimo cultivo, de resultados indudables, campo en el cual, y con una vida puramente sacerdotal, pudiéramos impulsar, coadunados, todos los intereses de su máxima gloria, que nuestra piadosa imaginación y nuestro ardiente celo pudiera soñar jamás".

La formación de los futuros sacerdotes

Un día del mes de febrero del año 1873, se encontró con el seminarista Ramón Valero, pobre y humilde, que vivía de limosna con otros seminaristas en una buhardilla. El Seminario de Tortosa había sido destrozado por la Revolución del año 1868, y los pocos seminaristas que aún quedaban vivían diseminados por la ciudad, con hambre y sin formación. Ramón Valero contó a don Manuel las estrecheces en que vivía, sin pan, sin luz para estudiar, sin orientación.

Don Manuel vio muy claro y para siempre: la clave de sus anhelos era dar pan y cariño, ilusión sacerdotal y formación adecuada a los futuros sacerdotes. Había encontrado la "perla preciosa" de la parábola, y vendió todas las cosas para comprarla. Desde entonces vivió convencido de que “la formación del Clero es lo que podríamos decir la llave de la cosecha en todos los campos de la gloria de Dios. Nosotros más que apóstoles parciales, hemos de ser moldeadores y formadores de apóstoles”, decía a sus operarios.

En el mes de septiembre de 1873 comenzó la tarea ingente de su vida con la humilde “Casa de San José”, donde reunió a 24 seminaristas pobres. Muy pronto hubo de adquirir una casa más amplia para los 98 alumnos que tenía el año 1876. E1 día 11 de abril de 1878 puso la primera piedra del nuevo “Colegio de San José para Vocaciones Eclesiásticas”, y lo inauguró el 11 de abril de 1879 con 300 seminaristas. Educaba y mantenía, además, gratuitamente a otros 100 seminaristas en el Palacio de San Rufo.

La fundación de la Hermandad

Durante los primeros años de funcionamiento del Colegio de San José, D. Manuel fue madurando ideas y vio que los esfuerzos individuales no tenían garantía de perennidad: el hombre pasa y los problemas permanecen. Quería dar consistencia a su "Obra" e irradiar su actividad a otras diócesis. Así, e1 29 de enero de 1883, después de celebrar la Santa Misa, recibió la luz de lo alto, y “estuvo dos días bajo la influencia de aquella inspiración sobrenatural”. Vio con claridad la fundación de una Hermandad de Sacerdotes Operarios que, con acendrado espíritu de Reparación, se dedicaría a la formación de futuros sacerdotes. La Hermandad será aprobada por el Obispo de Tortosa el día 17 de mayo del año 1883. Con un puñado de sacerdotes buenos y entregados, don Manuel se sintió capaz de llevar a cabo su empresa.

Los Colegios de San José

La situación de los Seminarios españoles era bastante precaria: “No es posible comprender cómo estaba la formación de los jóvenes en mi época, y algo anterior y bastante posteriormente, en estudios, en piedad y disciplina y vigilancia y pruebas de vocación”. Don Manuel supo elevar el nivel espiritual, disciplinar e intelectual de tal manera que resaltaba la formación dada en el Colegio de Vocaciones y comenzaron a llover sobre él peticiones de los Obispos para que los Sacerdotes Operarios fueran a sus diócesis.

1884: Funda el Colegio de Vocaciones en Valencia.
1888: Murcia.
1889: Orihuela.
1893: Plasencia.
1894: Burgos.
1896: Almería.
1896: Lisboa (Portugal).
1898:Toledo.

El Pontificio Colegio Español de Roma

Lo fundó el Beato Manuel Domingo y Sol el año 1892 y es, sin lugar a dudas, una de las más importantes realizaciones suyas. Es indiscutible la influencia de este Centro en la renovación espiritual e intelectual de los seminarios y del clero español.

Desde entonces, en el Pontificio Colegio Español de San José de Roma se han formado más de 3.000 alumnos, ha dado más de 70 obispos a las diócesis españolas, y son muchísimos los antiguos alumnos que han trabajado y trabajan en cargos de dirección y de enseñanza en los centros de formación sacerdotal.

Dirección de los seminarios diocesanos

El nuevo estilo de los Colegios de San José se iba imponiendo poco a poco. “Su método se determina por una selección delicada de los alumnos, candidatos al sacerdocio, un ambiente de familia y de comprensión entre educando y superior y una vida de piedad sincera y profunda, donde se ponen de relieve las máximas cualidades del sacerdocio, unido todo ello a una ferviente adhesión al Vicario de Cristo”. Y por ello muchos obispos se empeñaron en confiar Don Manuel y a su Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos la dirección de sus respectivos Seminarios.

1897: se hizo cargo del Seminario de Astorga.
1898: Toledo.
1898: Chilapa (México).
1899: Zaragoza.
1900: Cuernavaca (México).
1901: Sigüenza y Cuenca.
1902: Badajoz y Puebla de los Angeles (México).
1903: Baeza.
1904: Jaén, Ciudad Real, Málaga.
1905: Barcelona.
1906: Segovia.
1907: Almería.
1908: Tarragona.

Su legado espiritual

La espiritualidad del Beato Manuel Domingo y Sol se cifra en el espíritu de Reparación al Corazón de Jesús, principalmente en la Santísima Eucaristía. Era un ardiente enamorado de la Eucaristía. Decía: “una de las cosas que nos avergonzarían en el cielo, si pudiese haber con fusión, sería el pensar que le hemos tenido en la tierra, y no nos absorbió toda la vida, todo nuestro corazón”. Legó a la Hermandad ese espíritu como uno de sus fines principales.

Este amor a Jesús en la Eucaristía, este espíritu de Reparación, es el manantial de su entrega para trabajar en la delicada y difícil misión de formar a los futuros sacerdotes. Escribe: “si descendiéramos al fondo, al manantial de los sentimientos de nuestra piedad, tal vez encontraríamos lo que no habíamos reparado ni discurrido: que el origen de nuestro deseo por el bien y fomento de las vocaciones eclesiásticas, de que Dios tenga muchos y buenos sacerdotes, ha sido nuestro instintivo amor a Jesús Sacramentado”.

Este amor a Jesucristo en la Eucaristía le hacía arder en ansias de levantar Templos de Reparación. Pudo aceptar el Templo Nacional Expiatorio de San Felipe de Jesús, en México, el año 1889. Pero su ilusión era levantar uno en cada diócesis. E1 año 1903 pudo realizar el sueño de edificar el nuevo Templo de Reparación de Tortosa, donde descansan sus restos mortales.

Dice su última misa el 18 de Enero de 1909. Muere el día 25 de Enero de 1909, dejando a los 75 operarios que componían la Hermandad 10 colegios de vocaciones, 17 seminarios, 2 templos de reparación y el Colegio Español de Roma. Es declarado venerable por el Papa Pablo VI, el 4 de Mayo de 1970, con la denominación de "Santo Apóstol de las Vocaciones".

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Fiesta de la Conversión de [san Pablo apóstol]. Viajando hacia Damasco, cuando aún maquinaba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, el mismo Jesús glorioso se le reveló en el camino, eligiéndole para que, lleno del Espíritu Santo, anunciase el Evangelio de la salvación a los gentiles. Sufrió muchas dificultades a causa del nombre de Cristo (c. 67).

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En Cartago, ciudad de África (hoy en Túnez), san Agileo, mártir, del cual, en el aniversario de su muerte y en su basílica, san Agustín predicó ante el pueblo (s. III/IV).