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Por: . | Fuente: diocesisdecartagena.org

Sacerdote y Mártir

En diversos lugares de Murcia, España, Beato Antonio (en el siglo Miguel Faúndez López), sacerdote profeso de la Orden de los Hermanos Menores y tres compañeros, asesinados por odio a la fe ( 1936)

Fecha de Beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía


Nació en Ribera de Molina el 14 de agosto de 1911, bautizado el 15, Asunción de la Virgen, en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Confirmado el 31 de enero de 1919 por el Sr. Obispo de Cartagena D. Vicente Alonso Salgado.

Sus padres, Fulgencio y Emérita, tuvieron además del primogénito Fulgencio diez hijos más. En un ambiente familiar muy cristiano se desenvolvió su niñez recibiendo la Primera Comunión a los siete años. A los 12 años, ingresó en el Seminario de San José. Sus buenas notas y mejor comportamiento ganaron la confianza de sus superiores. En vacaciones publicaba un semanario, “El Ideal” que dirigía, y confeccionaba a multicopista con otros seminaristas. A los 22 años, tuvo que ir al servicio militar y dialogaba con sus compañeros sobre temas religiosos o rompiendo papeles inmorales indemnizándoles con lo que les había costado.

El 15 de junio de 1935 fue ordenado sacerdote, habiéndose preparado fervorosamente lo recibió con mucha humildad y agradecimiento, celebrando su Primera Misa Solemne el día del Corpus Christi en Ribera de Molina con gran fervor como lo había siempre deseado.

Fue párroco de La Paca y Don Gonzalo, donde trató de conocer a todos sus feligreses animándoles a ir a Misa los domingos y festivos y a comulgar. Preparaba muy bien la homilía, visitaba las casas, consiguió atraer a la iglesia a los niños con cine y un belén con movimiento que él mismo fabricó, atendía a los pobres con lo suyo propio y pidiendo a los que más tenían.

El 19 de julio de 1936 fue llevado preso a Lorca acusado de maquinar contra el régimen del gobierno, junto con otros vecinos de La Paca. El Juez tras tomar declaración lo dejó en libertad pero lo retuvieron en la cárcel para enviarlo al Tribunal Popular de Murcia, sabedores de que allí le matarían. Lo llevaron a la iglesia de San Juan, convertida entonces en cárcel, y fue trasladado después a la cárcel provincial para ser juzgado. Su abogado defensor no compareció porque sabía que estaba condenado de antemano. No se pudo demostrar nada de lo que le acusaban. Fue condenado a muerte por ser sacerdote. Cuando su familia hizo intentos de liberarle les decían: “Si es sacerdote, nada se puede hacer por él”.

Confesó sacramentalmente y demostró una gran serenidad. Escribió dos cartas, una a sus padres, familiares y conocidos de La Ribera y otra a su hermano queridísimo Vicente, jesuita. Les decía que ofrecía su vida por el Reinado del Corazón de Jesús, la regeneración cristiana de la patria y por la salvación de La Paca. Murió contento, perdonando a los firmantes de su sentencia y a los demás que le acusaron pidiendo a Dios que los perdonase, despidiéndose de los suyos hasta el cielo.

En la madrugada del día 4 de octubre de 1936, fiesta de San Francisco de Asís, a cuya Orden Tercera pertenecía desde seminarista, no permitiendo que le vendaran los ojos, murió exclamando: ¡Viva Cristo Rey y Viva España Católica! Fue enterrado la misma tarde del 4 de octubre de 1936.
 

Este grupo de mártires está integrado por:


1. ANTONIO (MIGUEL FAÚNDEZ LÓPEZ), sacerdote profeso, Orden Frailes Menores
nacimiento: 23 Julio 1907, en La Hiniesta, Zamora (España)
martirio: 19 Septiembre 1936 en Bullas, Murcia (España)

2. BUENAVENTURA (BALTASAR MARIANO MUÑOZ MARTÍNEZ), clérigo profeso, Orden Frailes Menores
nacimiento: 7 Diciembre 1912 en Santa Cruz, Murcia (España)
martirio: 4 Septiembre 1936 en Cuello de Tinaja, Murcia (España)

3. PEDRO SÁNCHEZ BARBA, sacerdote diocesano y terciario franciscano
nacimiento: 1 Junio 1895 en Llano de Brujas, Murcia (España)
martirio: 4 Septiembre 1936 en Cuelo de Tinaja, Murcia (España)

4. FULGENCIO MARTÍNEZ GARCÍA, sacerdote diocesano y terciario franciscano
nacimiento: 14 Agosto 1911 en Ribera de Molina, Murcia (España)
martirio: 4 Octubre de 1936 en Espinardo, Murcia (España)

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Por: Pedro Gómez, C.M. | Fuente: Somos.Vicencianos.org

Religiosa y Mártir

En la Comunidad Valenciana, España, Beatas Josefa Martínez Pérez y 11 religiosas profesas de la Congregación de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, quienes junto a Dolores Broseta Bonet, laica, fueron asesinadas por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía


Nació en Cuellar (Segovia) el 30 de enero de 1865 en el seno de una familia numerosa. Sus padres Zacarías y Antonia eran pasteleros y dueños de fincas dedicadas a la agricultura. La casa familiar estaba muy cerca de la parroquia y vecina a la plaza mayor del pueblo. La familia tenía hondas raíces cristianas, por eso los padres educaron cristianamente a sus ocho hijos.

Sor Martina, desde muy niña, se mostró inteligente, audaz y de carácter simpático y muy abierto. Su madre murió pronto y ella se vio obligada a ayudar a su padre en la pastelería. En el desarrollo del oficio y en el mostrador era muy responsable y jovial. Afirman los testigos que la conocieron que en su juventud tuvo relaciones de noviazgo con un joven de Toro (Zamora), pero, aconsejada por el párroco, le dejó porque no le parecía conveniente para ella. A la vez, su padre experimentó una caída del caballo y fue llevado bastante grave al Hospital General de Valladolid, regido por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Allí conoció por primera vez a las Hermanas. En contacto con el dolor, y viendo la labor desarrollada por las Hermanas, surgió en ella la vocación. Es entonces cuando decidió romper su proyecto matrimonial y ser fiel a la llamada de Dios, si su padre se curaba.

En la curación de su padre vio Martina la señal de que Dios la quería para Él. Su padre, que estaba ya viudo, no podía entender que su hija mayor le dejase solo con el negocio y los otros cinco hijos, dos chicos y tres chicas. Los otros dos habían muerto de pequeños. Martina seguirá rezando y esperando. Prepara a sus hermanas para tomar las riendas del negocio de la pastelería y ella decide ingresar en la Compañía. Además, otra hermana había ingresado como religiosa contemplativa en el Convento de las Concepcionistas de Cuellar. ¿Por qué ella no?… Ayudada por el párroco y las hermanas del Hospital de Valladolid, vence la oposición de su padre e inicia su postulantado, que realizó en el Hospital General de Valladolid. Corría el mes de septiembre de 1895 y tenía ya 30 años cumplidos.

Decisión incondicional y valiente

Realizado el postulantado y prueba, ingresa en el Seminario de la calle Jesús, de Madrid, el 26 de febrero de 1896, a los 31 años. A Sor Martina no la fue fácil seguir el camino de la vocación… Ella misma lo comentó con una sobrina suya. Se dudó de la veracidad de su vocación y fue sometida a pruebas fuertes que la llevaron a dudar interiormente. Pasó por momentos muy difíciles y llegó hasta querer abandonar el camino emprendido, pero reflexionó y dijo: “Tengo que poder con el demonio”. Y con la gracia de Dios logró terminar bien el período de formación inicial. Concluido el tiempo de Seminario, recibió su primer destino al Hospicio de Zamora, donde le encargaron los oficios del lavadero y la cocina, cosa que nunca había hecho, pero por amor a los pobres los realizó con abnegación durante 12 años.

Después pasó como Superiora al recién fundado Colegio de la Milagrosa, en la misma ciudad. Era el año 1908. Se enteró de que había gente que no quería mandar sus hijos a este nuevo colegio porque le consideraban de poca categoría. Ella, muy decidida, se hizo presente en el casino y en conversación con los señores que allí estaban trató de persuadirles para que enviaran a sus hijos e hijas al colegio. Estos señores estaban jugando al villar y uno de ellos en broma le dijo: «Si usted hace una carambola yo enviaré a mi hijo». Sor Martina cogió el taco, tiró y consiguió la carambola y también que se llenará el Colegio. A partir de este hecho, Sor Martina se hizo muy popular y la fama del Colegio de la Milagrosa comenzó a crecer.

En 1914 la enviaron de Superiora al Hospital y Escuelas de Segorbe (Castellón), donde había muchas necesidades materiales y también muchas deudas. Ella empezó con la ilusión de mejorar las condiciones de aquella fundación benéfica. Comenzó por procurar la alimentación adecuada de los enfermos, arreglar los dormitorios, clases y demás departamentos del edificio, aportando sus bienes familiares y, solicitando ayudas a personas ricas, pudo renovar materialmente la casa.

Ante la situación de hambre que por entonces asolaba a muchos pueblos, funda un Comedor de Caridad, la “Gota de Leche” para niños mal nutridos y un pequeño consultorio para madres lactantes. También logró abrir un departamento para pobres transeúntes a los que visitaba cada día después de las Eucaristía. Además de ayudarles en sus necesidades materiales trataba de buscarles trabajo.

Más tarde, en relación con el Alcalde, crea la Junta Segorbina de Caridad, que fue el sostén del Asilo y Hospital de ancianos. Su caridad contagiaba y más de una vez consiguió que los señores ricos salieran a pedir por el mercado y comercios para remediar las desgracias de tantos necesitados que acudían a Sor Martina en busca de ayuda. A pesar de tanto trabajo, no olvidaba el aspecto cultural y de promoción. Dio un gran impulso a las clases en las Escuelas, sirviéndose de alguna maestra seglar. Ella daba las clases de corte, cultura y doctrina cristiana para chicas necesitadas.

Nuevo servicio en Madrid y Melilla

Entre los años 1918 al 1923 ocupó el cargo de asistenta en el Consejo Provincial, razón por la que estuvo destinada en la Casa Central de Jesús, 3, en Madrid. En el año 1923 se produce el descalabro de las tropas españolas en el desastre de Annual. Los soldados heridos son numerosos y se necesitaban enfermeras en el norte de África. Ante el requerimiento del Rey que pide ayuda, Sor Josefa Bengoechea, Visitadora, le contesta: “Majestad, no 24 Hermanas sino 42 Hijas de la Caridad saldrán mañana mismo y, al frente de este batallón de bálsamo y paz, marchará Sor Martina”. Efectivamente ella fue la responsable de los hospitales militares en este tiempo, desde su puesto de superiora en el de “Doker”, de Melilla (1923-1926).

Todo cabía en su corazón maternal: limpiar pisos, atender y escuchar a los soldados heridos y dar órdenes a los militares, cuando la situación lo requería. Estaba convencida de que así continuaba la misión de Jesucristo. Por eso repetía con alguna frecuencia: “A mí los soldados y los pobres son los que me tienen que llevar al cielo”. Cierto día llegó al Hospital de “Doker” un camión con soldados heridos y muertos, mezclados unos con otros. Ella se puso a descargar y reanimó a unos cuantos de los que habían dado por muertos. Los soldados conductores del camión decían: «Usted es nuestra verdadera madre». Al ver que no había sitio donde colocar tantos heridos pensó en que los jefes tenían en Melilla un Casino propio para ellos. Con aquel local se podría solucionar el problema. Sor Martina se dirigió a los jefes y les dijo: “Yo necesito esos salones para hospital de enfermos”. Un jefe se opuso con aires autosuficientes. Entonces ella cogió el teléfono y llamó a Don Juan de la Cierva, ministro de la Guerra, y le dijo: “No me quieren ceder el casino y no tengo dónde poner tanto herido, Vuecencia dirá lo que hago”. El Sr. Ministro mandó inmediatamente un telegrama a Sor Martina Vázquez nombrándola Capitán General para que hiciera cuanto deseaba. Los jefes militares del casino, al tener noticia de este nombramiento, se pusieron a sus órdenes y le ayudaron a poner en el casino las camas necesarias para los heridos y enfermos.

Llegó poco después Queipo de Llano a este casino y dijo: ¿Qué ha pasado aquí? Los jefes le contaron la hazaña de Sor Martina. Entonces el Sr Queipo de Llano dijo: voy a conocerla. Al entrar al Hospital se encontró con ella y le preguntó dónde podía encontrar a Sor Martina, ella le dijo: “Pero ¿no la conoce?, pues pregunte que no está muy lejos”. Al encontrarse con otra hermana le hace la misma pregunta y ella le responde: “Acaba usted de hablar con ella”. Sor Martina se volvió y le sonrió a Sr. Queipo de Llano. Él, sorprendido, le dijo: “La admiro hija, la admiro”

Sería largo de narrar tantos momentos verdaderamente emotivos en esta guerra. Una vez terminada, Sor Martina contaba que había ido al monte Gurugú, donde los moros tenían emplazados los cañones y tiró un puñado de medallas de la Milagrosa y, al tirarlas, dijo: “Si algún día yo puedo, vendré a poner en este monte una estatua de la Milagrosa”. Hasta uno de los jefes musulmanes le regaló una tela de seda preciosa para hacer un manto a la Virgen del Henar, patrona de Cuellar, su pueblo natal. Se conserva en el Museo del santuario.

Nuevo reencuentro

En 1926 regresa de nuevo al Hospital y Escuelas de Segorbe, con ilusión y renovadas energías, continuará su atención a todos. Ya conoce a las personas, sabe de sus necesidades y trata de consolidar lo establecido anteriormente y ampliarlo a ser posible. Comenta un testigo de aquellos tiempos: “Tenía la manía de favorecer a los más pobres”.

Sor Martina era mujer de fe firme, carácter abierto, valiente, creativa y con gran sentido del humor. Sabía superar las dificultades con optimismo y esperanza, sin arredrarse ante los problemas. Con humildad sabía pedir perdón cuando pensaba que había ofendido a alguien. En 1933 le relevaron del cargo de superiora y siguió en Segorbe, entregada al servicio de los más necesitados.

Pasado un tiempo empieza el camino de subida hacia el martirio. Ella percibía que las cosas y el ambiente se iba poniendo cada día peor y más en contra de la Iglesia. Al llegar el 25 de julio del 1936, Sor Martina, temerosa de una profanación anunciada, llama a las Hermanas a la capilla para consumir todas las formas. Al día siguiente, 26 de julio, los milicianos invadieron el Hospital y armados despacharon a las Hermanas, las dijeron que a las cuatro de la tarde tenían que estar fuera y, si no, la emprenderían con tiros y bombas contra el edificio. Salieron flanqueadas por cuatro milicianos hasta llegar a una casa deshabitada de una de las antiguas alumnas. Allí las metieron, las cerraron y se llevaron la llave. Los milicianos pasaban de vez en cuando para ver si se había escapado alguna. A pesar de que vivían en calidad de presas, los conocidos y la gente que las quería les hacían llegar comida por las ventanas. Sor Martina presentía lo que iba a pasar y les decía: “Yo moriré mártir”. A la vez animaba a sus compañeras y les decía: «Tenemos que ser fuertes, el Señor no nos va a fallar. Recemos y pidamos fortaleza al Señor».

Así estuvieron viviendo desde el 26 de julio hasta el 3 de octubre, después de tanto bien como habían hecho a todos los necesitados de la ciudad. El día anterior a su martirio, 3 de octubre de 1936, se confesaron por escrito con un sacerdote que vivía en clandestinidad, justo enfrente de ellas. Se comunicaban con signos a través del cristal de su ventana y así les impartió la absolución.

Ratifica su entrega

A las nueve de la noche del día 4 de octubre de 1936 vinieron a por ella. Estaba recostada porque no se encontraba bien. Las hermanas se lo dijeron a los milicianos, pero ellos contestaron que se la llevaban. Se puso el hábito, emocionada abrazó a cada hermana y les dijo: “Hasta el cielo”. Algunas quisieron acompañarla, pero no se lo permitieron. La metieron en el camión de los famosos “paseos” y se dirigieron por la carretera de Algar de Palancia (Valencia). Ella, viendo sus intenciones, les dijo: «Me vais a matar, no hace falta que me llevéis más lejos». La hicieron bajar del camión y ella, sin oponer resistencia alguna, les pidió que, por favor, esperaran un momento. La pidieron que se volviese de espalda. Pero ella se opuso diciendo: “Morir de espaldas es de cobardes. Yo la quiero recibir de frente como Cristo y perdonar como Él perdonó”. Se puso de rodillas, oró con fervor, y sacó del bolsillo una pilita de agua bendita, se santiguo, besó el crucifijo y reconfortada les dijo: “Si os he ofendido en alguna cosa os pido perdón y si me matáis yo os perdono… ¡Cuando queráis podéis disparar!” Con los brazos abiertos, el crucifijo entre los dedos de la mano derecha, antes de recibir los disparos, confesó su fe así: «Creo en las Palabras de Jesucristo: “Quien me confesare delante de los hombres, también yo le reconoceré delante de mi Padre”» Y recibió el primer disparo de perdigones en la cara y cuello… Viva aún, pudo exclamar “Ay Dios mío, ten misericordia de mí”, y seguidamente cayó en la cuneta donde quedó empapada en su sangre. Estos milicianos que la dispararon habían sido alimentados por ella en el Comedor de Caridad que ella había fundado.

Así entregó su vida a los 68 años de edad y más de treinta como Hija de la Caridad. Su cadáver fue llevado a la mañana siguiente al cementerio del Algar. Al acabar la guerra, sus restos fueron exhumados, reconocidos por las Hermanas y llevados a Segorbe, junto con otros 45 féretros. Fueron velados en el claustro del Hospital toda la noche. Se celebró una Misa de funeral y fue emocionante ver entre todos el ataúd blanco de Sor Martina, portado a hombros por la guardia civil hasta el cementerio.

En junio de 1959 se trasladaron sus restos de Segorbe a Cuellar (Segovia), a petición de la familia. Una sobrina suya asegura que ella le dijo que iba a morir mártir y quería, si fuese posible, que sus restos estuviesen a los pies de la Virgen del Henar, sirviéndole de alfombra. Y así quedaron depositados como ofrenda de amor, en el camarín del Santuario de Ntra. Sra. del Henar, custodiado por los religiosos carmelitas.
 

Este grupo de mártires está integrado por:


1. JOSEFA MARTÍNEZ PÉREZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 05 Agosto 1897 in Alberique, Valencia (España)
martirio: 15 Octubre 1936 in Llosa de Ranes, Valencia (España)

2. MICAELA HERNÁN MARTÍNEZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Mayo 1881 en Burgos (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

3. MARÍA LUISA BERMÚDEZ RUIZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 10 Octubre 1893 in Subugueira, Coruña (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

4. MARTINA VÁZQUEZ GORDO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 30 Enero 1865 en Cuéllar, Segovia (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en Algar de Palancia, Castellón (España)

5. ROSARIO CIÉRCOLES GASCÓN, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 05 Octubre 1873 en Zaragoza (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

6. JOAQUINA REY AGUIRRE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 23 Diciembre 1895 en Bilbao, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)

7. VICTORIA ARREGUI GUINEA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 19 Diciembre 1894 en Begoña, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)

8. JOSEFA LABORRA GOYENECHE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Febrero 1864 en Sangüesa, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

9. CARMEN RODRÍGUEZ BANAZAL, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Marzo 1876 en Cea, Orense (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

10. ESTEFANÍA IRISARRI IRIGARAY, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Diciembre 1878 en Peralta, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

11. MARÍA PILAR NALDA FRANCO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 24 Mayo 1871 en Algodonales, Cádiz (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

12. ISIDORA IZQUIERDO GARCÍA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 02 Enero 1885 en Páramo del Arroyo, Burgos (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

13. DOLORES BROSETA BONET, laica de la arquidiócesis de Valencia
nacimiento: 1892 en Bétera, Valencia (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)


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Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En la aldea de Xaraco, en la región de Valencia, en España, beato Enrique Morant Pellicer, presbítero y mártir, que llevó a término su combate por la fe en tiempos de persecución religiosa († 1936).

Fecha de beatificación: 11 de marzo de 2001 por S.S. Juan Pablo II, junto a otros 232 mártires de España

Breve Biografía


Nació en Bellreguart, provincia Valencia, el 10 de abril de 1914, y lo bautizaron el día 14, imponiéndole el nombre de Jaime. Aprendió las primeras letras en las escuelas nacionales de su pueblo, hasta que, a los once años, ingresó en el Seminario menor franciscano de Benissa (Alicante), donde cursó los estudios del bachillerato.

A los 16 años marchó al monasterio de Santo Espíritu del Monte (Gilet-Valencia), donde tomó el hábito franciscano el 25 de agosto de 1930, cambiando el nombre de pila por el de Alfredo. Pasó luego al convento-colegio de Onteniente, también casa de formación franciscana, y allí estudió la filosofía y un curso de teología, haciendo la Profesión solemne en la fecha ya crítica del 5 de julio de 1936.

Dada su corta edad (22 años en el momento de dar la vida) y su condición de estudiante, fray Alfredo no pudo ser conocido sino por sus familiares y sus hermanos en religión, particularmente sus condiscípulos. Estos testigos recuerdan que era de carácter alegre, simpático, cordial y festivo, optimista y buen compañero, respetuoso con los demás. Se distinguió por la firmeza en la fe y en su vocación franciscana.

Cuando estalló la guerra civil española y se agravó la persecución religiosa el 18 de julio de 1936, fray Alfredo Pellicer se encontraba en el convento-colegio de Onteniente. Tres días después los religiosos de esta comunidad se vieron forzados a dispersarse. Fray Alfredo, estudiante de teología, que acababa de hacer la profesión solemne, se refugió en casa de sus padres en Bellreguart, donde vivió algún tiempo con relativa tranquilidad. Los suyos le propusieron estudiar magisterio, pero Fr. Alfredo rechazó esta propuesta, porque deseaba perseverar en su vocación franciscana.

El día 4 de octubre de ese año de 1936 fue detenido y asesinado. Fue conducido, después de la detención, al Comité; allí le hicieron halagüeñas proposiciones si renegaba de la fe, lo que fray Alfredo rechazó siempre con firmeza.

La consumación del martirio tuvo lugar el mismo día 4 de octubre de 1936, hacia las tres de la tarde, en el lugar llamado «La Pedrera», a unos tres kilómetros de Gandía, en dirección a Valencia, cuando tenía 22 años de edad, 6 de hábito franciscano y tan sólo tres meses de profesión solemne.

Es uno de los 232 mártires de españa beatificados por Su Santidad Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001.

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Hermanos Franciscanos

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