01/28/17

11:24 p.m.

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Fundadora de la Congregación
de Hermanas de la Sagrada Familia

Martirologio Romano: En la ciudad de Bialystok, en Polonia, beata Boleslava María Lament, virgen, que, en un período de cambios políticos, fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia, para fomentar la unión de los cristianos, ayudar a los marginados y educar cristianamente a las jóvenes (1946).

Fecha de beatificación: 5 de junio de 1991 por el Papa Juan Pablo II en Bialystok, durante su viaje apostólico a Polonia.

Primera de los ocho hijos del matrimonio de Martino Lament y Lucia Cyganowska, Boleslava Lament, nació el 3 de julio de 1862 a Lowicz en Polonia.

Durante su niñez, vivió el dolor de ver morir a sus hermanitas Elena y Leocadia y al pequeño Martino, era un tiempo en que la mortalidad infantil diezmaba a los niños, haciendo que las familias numerosas perdieran a muchos de sus miembros; la pequeña Boleslava fue marcada irremediablemente por estas dolorosas experiencias.

Después de las escuelas elementales y el colegio, Boleslava fue a Varsovia a una escuela de artes y profesiones dónde consiguió el diploma de modista; de regreso a Lowicz abrió, junto a su hermana Stanislava, una casa de modas, todo esto mientras en su interior su vida era intensamente espiritual.

Es a 22 años, en el 1884, decididas de entrar a la” Congregación de la Familia de María", que se estaba organizando en Varsovia en la clandestinidad a causa de las persecuciones zaristas.

Fue una monja voluntariosa, que se distinguió por el don de la oración, del recogimiento, de la seriedad y de la fidelidad para cumplir sus deberes. Después del noviciado y la profesión de los votos simples, trabajó como maestra de costura y educadora en muchas Casas de la Congregación abiertas en el territorio del imperio ruso.

Más después de nueve años, antes de pronunciar los votos solemnes, tuvo una profunda crisis que la hizo sentir insegura de su vocación en aquella congregación, por ello la dejó, volviendo a su casa en Lowicz con el intento, en cuanto fuera posible, de entrar en un convento de clausura; por el consejo de su confesor, optó por las obras de asistencia a los sin techo, actividad que también continuó en Varsovia, cuando la familia os se trasladó allá; para ayudar con los gastos familiares abrió, con su hermana María, un casa de moda.

Bien pronto le fue confiada la dirección de un dormitorio para los sin techo, donde también se preocupó en poner orden en la vida ética y religiosa de sus socorridos.

Los preparaba para recibir los Sacramentos, visitaba a los enfermos en sus pobres casas o en los refugios, cuidaba a los niños; en el 1894 la enésima epidemia de cólera se le llevó a su padre, poniendo sobre sus hombros otras responsabilidades familiares; llevó consigo a su madre y a su hermano Stefano, quien asistía al colegio en Varsovia y que deseaba ser sacerdote.

Ingresó a la Tercera Orden Franciscana, donde conoció beato Onorato Kozminski (1829 -1916), fraile capuchino, fundador de diversas congregaciones religiosas que trabajaban en la clandestinidad a causa de los acontecimientos políticos que afectó a Polonia en aquellos tiempos.

En el año 1900 una vez más la muerte golpeó a su familia, allí, al pie del ataúd de su hermano Stefano, Boleslava Lament prometió volver a la vida de religiosa: dos años después el padre Onorato le presentó a una señora llegada de Bielorrusia, quien buscaba religiosas para dirigir la Tercera Orden y un centro educativo en Mogilev ciudad al pie del río Dniéper.

Boleslava advirtió que sería necesario crear relaciones y contactos para estimular a los ortodoxos a reunirse con la Iglesia Católica, mientras debería ayudar a la población católica a mantenerse fiel a su Iglesia, sin dejar a un lado las dificultades que tendría que sortear bajo el régimen zarista, siendo consciente de todo esto aceptó, y en 1903 partió a Mogilev en Bielorrusia, una ciudad de cerca de 40.000 habitantes.

Al principio habitó cerca de Leocadia Gorczynska, quien dirigía un taller de costura, para enseñar allí esa profesión a las chicas de las familias pobres; luego Boleslava Lament alquiló una casa de madera para convertirla en su casa de modas.

Admirada por la laboriosidad de Boleslava, Leocadia Gorczynska decidió ir a vivir con ella; luego se unió a ellas Lucia Czechowska; en este punto Boleslava empezó a pensar en fundar una Congregación, rigurosamente religiosa, entregada al apostolado entre los ortodoxos.

Con la ayuda del Padre Félix Wiecinski, quien contribuyó directamente con la fundación, en octubre de 1905 las tres mujeres empezaron la nueva congregación, inicialmente llamada “Sociedad de la Sagrada Familia” pero casi enseguida cambió su nombre al de “Congregación de las Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia”. Boleslava fue su primera superiora.

En el otoño de 1907, Boleslava con las seis monjas que entonces tenía la comunidad, se trasladó a San Petersburgo, dónde desarrolló una vasta actividad educativa, dedicada sobre todo a los jóvenes, y ya en el 1913 pudo extender su actividad a Finlandia, abriendo un colegio para chicas en Wyborg.

En Petersburgo desarrolló una intensa actividad catequística, educativa y asistencial en los barrios más pobres, se esforzó de crear las condiciones por un ecumenismo auténtico y social, profundizando una recíproca comprensión y generosidad entre las alumnas y familias, que eran de diferentes nacionalidades y religiones.

En este contexto del ecumenismo, pensó en la Congregación una rema separada de monjas en rito oriental.

La vida de su Institución no fue fácil, tuvo que superar las dificultades introducidas por la política religiosa zarista, luego aquéllas brotadas de la Primera Guerra Mundial y de las persecuciones del Insurreccionista Movimiento Bolchevique, que se apoderó del poder en Rusia, con la "Revolución de Octubre" de 1917; en 1921 fue obligada a dejar Rusia y volver a Polonia, pero siempre tuvo la intensión de retomar las actividades en Petersburgo, cuando las circunstancias lo permitieran.

Todo esto produjo enormes pérdidas materiales, aun en Polonia encontró una situación preocupante; la Congregación vivía pobremente pero la madre Boleslava Lament, con su gran fe, se encomendó totalmente a la voluntad de Dios y paulatinamente se fueron superando aquel conjunto de circunstancias sociales y políticas.

Por algunos meses, dirigió el trabajo de las monjas en Wolynia, en 1922 fundó una nueva Casa en la Pomerania en la Polonia oriental, dónde la población era pobre y la mayor parte de religión ortodoxa.

A partir de 1924, empezó a abrir otras Casas en el archidiócesis de Vilna y en la diócesis de Pinsk, para 1935 ya existían 33 Casas esparcidas por toda Polonia y una en Roma.

En 1925, la madre Boleslava fue a Roma para conseguir la aprobación pontificia de la "Congregación de las Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia", pero la práctica se estancó por falta de claridad sobre las tareas de las monjas, divididas en dos ramas, apostolado-enseñanza y dirección doméstica de las Casas.

En el 1935, la madre Boleslava Maria Lament, decide renunciar al cargo de Superiora General por graves motivos de salud y en un acuerdo con la nueva Superiora se retiró a Bialystok, dónde incluso siendo anciana y gravemente enferma, se dedicó a abrir escuelas, guarderías, un hospicio para las mujeres solas y un comedor para los desempleados.

La Segunda Guerra Mundial llevó nuevas dificultades a la anciana madre Boleslava, incluyendo la amenaza nazi; fue obligada a cambiar la forma de actuar, adaptándose a las necesidades de la época. En 1941 fue atacada por la parálisis y se dedicó a una vida más ascética, transmitiendo preciosos consejos a sus hermanas de hábito.

Murió santamente en Bialystok el 29 de enero de 1946, a los 84 años; su cadáver fue llevado en el convento de Ratow y enterrado en la cripta bajo la Iglesia de San Antonio.

La Congregación de las Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia, está difundida ampliamente en Polonia, Rusia, Zambia, Libia, E.E.U.U. e Italia.

Reproducido con autorización de Santiebeati.it

responsable de la traducción: Xavier Villalta

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Por: . | Fuente: AcademiaHumanidades.cl

Madre de Familia

Martirologio Romano: En Florencia, ciudad de la Toscana (Italia), beata Villana (Vilana) de Bottis, madre de familia, la cual, abandonando la vida mundana que llevaba, vistió el hábito de las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo y se distinguió por su asidua meditación de Cristo crucificado, por la austeridad de vida y por pedir limosna por la calles en favor de los pobres (1361).

Fecha de beatificación; culto confirmado el 27 de marzo de 1824 por el Papa León XII.

Nació en Florencia en 1322; su padre era un rico y conocido mercader.

Vivió una adolescencia serena y religiosa, pero su matrimonio con Rosso Benintendi (1351) la puso en contacto con el fastuoso y frívolo ambiente florentino que pareció haberla hecho olvidarse de Dios.

La portentosa visión del demonio, cuando se preparaba ante el espejo para participar en una fiesta mundana, fue el principio de una conversión ejemplar.

Acudió a los frailes dominicos de Santa María Novella, movida por el arrepentimiento, a confesar sus pecados, para después buscar con una vida humilde y penitente expiar su vida pasada.

Tomó el hábito de las hermanas de la Penitencia de santo Domingo e inició una nueva vida bajo la dirección de los frailes de santo Domingo, de quien, según su biógrafo fray Jerónimo di Giovanni, era "devotísima".

Se dedicó al estudio de la Sagrada Escritura y a la contemplación de Cristo crucificado, a quien Vilana invocaba frecuentemente como: "Cristo Jesús, amor mío crucificado".

Su austeridad de vida influyó entre las demás mujeres de su ambiente y muchas decidieron a imitarla. Fervorosa con Dios y generosa con los necesitados, distribuyó todos sus bienes para los pobres y pidió limosna para ellos por las calles de Florencia.

Adornada de méritos murió con solo veintinueve años el 29 de enero de 1361. Su cuerpo fue expuesto a la veneración pública durante muchos días en la iglesia dominicana de Santa María Novella y allí fue sepultada, amortajada según su voluntad con el hábito dominicano, en un hermoso sepulcro marmóreo.

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Abad

Martirologio Romano: En la Bretaña Menor (hoy Francia), san Gildas, llamado «Sabio», abad, que escribió sobre la ruina de Bretaña, llorando las calamidades de su pueblo, increpando a la maldad de príncipes y clérigos. Fundó el monasterio de Rhuys, junto al mar, y murió en la isla de Houat (570).
Envuelto en brumas nórdicas, san Gildas es el santo de la Bretaña, Gales, Cornualles e Irlanda, cuando estas tierras que se miran en el misterio constituían el último reducto de la raza celta, arrinconada por sucesivas invasiones, con un baño de cultura latina y mezclando con el cristianismo la fantástica poesía de sus antepasados.

No obstante, aunque de él se cuenten tantos prodigios (como el de navegar sentado en una capa), no pertenece a la leyenda. Su existencia está bien documentda, fue un miembro destacado de la iglesia celto-cristiana en Britania cuyo renombrado conocimiento y estilo literario le hicieron ganarse la designación de Gildas Sapiens (Gildas el Sabio). Fue ordenado sacerdote y en sus escritos muestra su preferencia por el ideal monástico. Fragmentos de cartas escritas por él nos revelan que creó una Regla para la vida monástica, que era más austera que la Regla escrita por su contemporáneo San David, y que establecía las oportunas penitencias por su incumplimiento.

Debió de nacer en el oeste de Inglaterra, quizá se formó en el sur de Gales, durante un tiempo hizo vida eremítica y visitó Irlanda influyendo en el desarrollo de la Iglesia irlandesa. Por fin pasó al continente, a la península armoricana, y allí, en la isla de Houat, cerca de Quiberon, fundó la abadía de Rhuys.

De él conservamos la obra más antigua que se conoce sobre la historia de Inglaterra: "De Excidio Britanniae" o "Sobre la Ruina de Britania", es un sermón que consta de tres partes en el cual Gildas condena los actos de sus contemporáneos, tanto laicos como religiosos. En la primera parte, Gildas narra, de forma breve, la historia de la Britania Romana, desde su conquista hasta los tiempos en los que él vive.

En la segunda parte, que comienza con la aseveración: "Britania tiene reyes que, sin embargo, son tiranos; tiene jueces que, sin embargo, son todos impíos". Gildas narra la vida y acciones de cinco gobernantes contemporáneos: Constantino de Dumnonia; Aurelio Canino; Vortiporio de Demetae -ahora conocido como Dyfed-; Cuneglasus, al parecer de "La Casa del Oso" -puede ser la "Fortaleza del Oso", Dinarth, en Llandrillo-yn-Rhôs, cerca de Llandudno, al norte de Gales-; finalmente, Maglocunus o Maelgwn. Sin excepción, los describe como crueles, codiciosos y que viven en pecado.

La tercera parte comienza con las palabras: "Britania tiene predicadores, siendo todos mentirosos; numerosos pastores, siendo unos desvergonzados; clérigos que son todos astutos saqueadores". Gildas continúa con su "Jeremiad" contra el clero de su época, pero no usa nombres en esta parte y, por lo tanto, no arroja mucha luz sobre la historia de la iglesia cristiana de esta época.

La visión que se presenta en este trabajo sobre una tierra devastada por invasores saqueadores y el desgobierno de funcionarios corruptos, ha sido ampliamente aceptada por los expertos durante siglos, debido a que en ella no sólo cupo la idea aceptada de la invasión, bárbaros que acabaron con la civilización romana dentro de los límites del antiguo imperio, sino porque también explica la difícil cuestión de por qué la antigua Britania fue una de las pocas partes del Imperio romano que no adquirió una Lengua Romance como hicieron Francia y España. Sin embargo, hay que recordar que la intención de Gildas es la de predicar a sus contemporáneos a la manera de un profeta del Antiguo Testamento, y no la dejar constancia de hechos históricos: si bien Gildas hace una de las primeras descripciones del Muro de Adriano, omite los detalles allí donde no contribuyen a su mensaje. No obstante, "De Excidio Britanniae" se trata de uno de los trabajos más importantes no sólo sobre la Edad Media sino de la Historia de Inglaterra, ya que es uno los pocos trabajos escritos en la antigua provincia romana que ha logrado llegar hasta nuestra época.

En "De Excidio Britanniae", Gildas menciona que el año de su nacimiento fue el mismo en el que tuvo lugar la Batalla del Monte Badon, cerca del año 500. Los Annales Cambriae indican que su muerte fue en el año 570, mientras que los Anales de Tigernach, dicen que fue en el 569. Por su expreso deseo, tras su muerte, su cuerpo fue puesto en una barca, que luego fue abandonada en alta mar, ritual muy utilizado por las poblaciones costeras nórdicas. Más la barca fue luego encontrada encallada en la costa de Rhuys, el 11 de mayo siguiente, y el cuerpo fue entonces inhumado en la iglesia del monasterio.

Por el año 919, por temor a las invasiones normandas, los monjes de Rhuys trasladaron el cuerpo de su fundador a Bourg-Dieu, junto a Chateauroux (Indre), en el interior de la Bretaña, donde fue edificada una iglesia en su honor.

La abadía de Rhuys fue reconstruida, a inicios del siglo XI, por san Félix, y llegó a ser el centro de la espiritualidad de toda la región, allí se encuentran las tumbas de numerosos descendientes de los duques de Bretaña, y se mantuvo intacta hasta la Revolución Francesa.

Hoy el monasterio está ocupado por las Hermanas de la Caridad de San Luis, y en el coro románico de la iglesia monacal, que en la actualidad es templo parroquial, se encuentra, tras el altar mayor, la tumba y alguna reliquia del abad san Gildas.

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En Barcelona, en España, san Pedro Nolasco, presbítero, quien con san Ramón de Penyafort y el rey Jaime I de Aragón fundó, según se cree, la orden de la Bienaventurada María de la Merced, para la redención de los cautivos. Se entregó ardientemente con trabajo y esfuerzo a procurar la paz y a liberar del yugo de la esclavitud a los cristianos, en tiempo de los infieles.

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Cerca de Antioquía de Siria (hoy en Turquía), san Afraates, anacoreta, que, nacido y formado entre los persas, siguiendo las huellas de los magos se convirtió al Señor en Belén y se retiró a Edessa, viviendo en una pequeña casa fuera de las murallas. Más tarde, con su predicación y sus escritos defendió la fe católica contra los arrianos (c. 378).