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Durante su viaje a Polonia en 1999, el Papa Juan Pablo II beatifico 108 mártires que murieron en campamentos de concentración de los Nazis. Entre ellos estaba un Oblato, el Padre Jozef Cebula, OMI.

Jozef Cebula nació el 23 de Marzo de 1902 en Malnia en Silesia Alta, en ese entonces era territorio Alemán.

En 1918, mientras atendía el colegio de entrenamiento para profesores en Opole, se enfermó con tuberculosos y fue declarado no curable. Se recuperó inesperadamente, y mientras visitaba el santuario a Nuestra Señora de Piekary, que estaba bajo el cuidado de los Oblatos, contó su historia al Padre Jan Pawolek, OMI (que luego murió en Auschwitz).

El Padre Pawolek envió a Jozef al recién establecido seminario menor de los Oblatos en Krotoszyn para que estudiara con ellos. Jozef fue ordenado al sacerdocio el 15 de Junio de 1927 y enseñó en el seminario menor en Lubiniec donde fue superior desde 1931 hasta 1937. En 1936- cuando tenía 34 años de edad- fue considerado como candidato para ser Provincial, pero en 1937 fue asignado como maestro de novicios en Markowice.

El 4 de Mayo de 1940, todos los novicios fueron llevados a un campamento de concentración en Dachau, Baviera. El Padre Cebula, quien continuó ejerciendo su ministerio sacerdotal en la región a pesar de la prohibición que había, fue arrestado el 2 de Abril de 1941.

El 18 de Abril fue llevado al campamento de concentración en Mauthausen, cerca de Austria.

“Durante su detención, fue maltratado, azotado, y particularmente insultado por ser sacerdote, también le ordenaron que se ahorcara. Al fin fue asignado a la compañía de castigo donde tenía que cargar piedras que pesaban 40-60 Kg sobre sus hombros a un campamento a 2 kilómetros de allí. En el camino, había una escalera de 144 gradas llamada la Escalera de la Muerte. Aquellos que estaban en la compañía de castigo tenían que subirla con sus carga entre una lluvia de insultos y golpes que venían de los soldados Alemanes y el SS. Muchos decidieron morir tirándose contra la cerca eléctrica o saltando hacia su muerte en la cantera.

Después de dos viajes, el Padre Cebula ya no podía más. Recogiendo la fuerza que le quedaba insultó a los guardias y al SS, reprochándolos por su crueldad y amenazándolos con el castigo de Dios. Un poco sorprendidos por su explosión, los guardias lo ordenaron correr con la piedra sobre su espalda. Se desplomó a 50 metros de la cerca. Un guardia le disparó con su ametralladora declarando que, “Disparé porque trataba de escaparse.” Como todavía estaba respirando, terminaron al Padre Jozef con un segundo disparo. Su cuerpo fue llevado al crematorio y quemado. Era el 28 de abril de 1941.

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Por: . | Fuente: Franciscanos.net

Esposos y Terciarios Franciscanos

Martirologio Romano: En Poggibonsi, en la región de Toscana, beato Luquesio, que, primero ávido de riquezas, al convertirse vistió el hábito de la Tercera Orden Regular de la Penitencia de San Francisco, vendió todos sus bienes, los repartió entre los pobres y sirvió a Dios y al prójimo con espíritu evangélico, humildad y pobreza.

Breve Biografía

Luquesio nació en Gaggiano, caserío del Chianti. Siempre había deseado seguir la carrera de las armas y era del partido de los Güelfos. Pero después de haber participado en las luchas políticas a sus propias expensas, decidió retirarse y se trasladó a Poggibonsi (Siena), donde comenzó a ejercer el comercio con lo cual recuperó su holgura económica perdida en las lides políticas. Casado, era muy consciente de que una mujer es muy buena si no malgasta la hacienda. Pero poco a poco, de avaro que era, comenzó a ser generoso y fue acercándose paulatinamente a las prácticas piadosas, al igual que su mujer.

Ambos esposos eran bien diferentes de lo que habían sido de jóvenes. En aquel tiempo pasó por la región San Francisco, a quien Luquesio conocía ya como hijo de su colega Pedro de Bernardone, pero luego logró conocerlo también como santo y lo alojó gustoso en su casa. Impresionados por su espíritu de pobreza y sencillez, él y su esposa Buonadonna fueron a preguntarle a San Francisco cómo podían ellos, casados y con hijos, seguir el camino del Evangelio y poder tener una regla como ya les había dado a los Hermanos y a las Hermanas. Debía ser una norma de vida cuya observancia sirviera para imitar a aquellos que se habían consagrado a Dios.

Con tal fin Francisco venía pensando ya de tiempo atrás en una institución que agrupase bajo una regla de vida también a los laicos casados y trabajadores, que por lo mismo no podían observar completamente los tres votos de castidad, pobreza y obediencia.

Lo que en última instancia lo llevó a concretar esta idea fue la petición de los dos esposos de Poggibonsi. Señaló a Luquesio y a su mujer un vestido semejante al de los Hermanos. Más tarde les envió la regla de la llamada «Tercera Orden Franciscana», definida como «medula del santo Evangelio».

Los terciarios franciscanos se difundieron rápidamente y de manera sorprendente, puede decirse que en los siglos sucesivos muchos en Europa fueron terciarios franciscanos. En Italia, entre las glorias de la Tercera Orden se cuentan Giotto de Bondone, Dante Alighieri y Cristóbal Colón.

La tradición según la cual los dos esposos de Poggibonsi fueron los dos primeros terciarios franciscanos no es segura. Pero ellos fueron los primeros en alcanzar la gloria del altar porque en Poggibonsi el culto a los beatos Luquesio y Buonadona comenzó inmediatamente después de su muerte.

Muchos episodios, prodigiosos o edificantes se narran acerca del resto de su vida, que ciertamente se desarrolló santamente, en busca de una perfección siempre creciente, siguiendo cada vez más estrictamente la regla dada por San Francisco para la Tercera Orden. Luquesio y Buonadona fueron los primeros en practicarla, como medio de honestidad, de paz y de amor en la tierra, y de eterna bienaventuranza en el cielo. El 28 de abril 1260 y Lucchese Buonadonna, unidos por el amor en la tierra, fueron llamados juntos para ser parte de la Iglesia celestial..

Inocencio XII en 1694 concedió oficio y misa en su honor.


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Médico, esposa y madre de familia

Martirologio Romano: En Magenta, localidad cercana a Milán, en Italia, santa Juana Beretta Molla, madre de familia, que, esperando un hijo, no dudó en anteponer con amor la vida de la criatura a la suya propia. (1962)

Fecha de beatificación: 24 de abril de 1994, por el Papa Juan Pablo II
Fecha de canonización: 16 de mayo de 2004, por el Papa Juan Pablo II.

Breve Biografía


Gianna Beretta nació en Magenta (provincia de Milán) el día 4 de octubre de 1922. Desde su tierna infancia, acoge el don de la fe y la educación cristiana que recibe de sus padres. Considera la vida como un don maravilloso de Dios, confiándose plenamente a la Providencia, y convencida de la necesidad y de la eficacia de la oración.

Durante los años de Liceo y de Universidad, en los que se dedica con diligencia a los estudios, traduce su fe en fruto generoso de apostolado en la Acción católica y en la Sociedad de San Vicente de Paúl, dedicándose a los jóvenes y al servicio caritativo con los ancianos y necesitados. Habiendo obtenido el título de Doctor en Medicina y Cirugía en 1949 en la Universidad de Pavía, abre en 1950 un ambulatorio de consulta en Mésero, municipio vecino a Magenta. En 1952 se especializa en Pediatría en la Universidad de Milán. En la práctica de la medicina, presta una atención particular a las madres, a los niños, a los ancianos y a los pobres.

Su trabajo profesional, que considera como una «misión», no le impide el dedicarse más y más a la Acción católica, intensificando su apostolado entre las jovencitas.

Se dedica también a sus deportes favoritos, el esquí y el alpinismo, encontrando en ellos una ocasión para expresar su alegría de vivir, recreándose ante el encanto de la creación.

Se interroga sobre su porvenir, reza y pide oraciones, para conocer la voluntad de Dios. Llega a la conclusión de que Dios la llama al matrimonio. Llena de entusiasmo, se entrega a esta vocación, con voluntad firme y decidida de formar una familia verdaderamente cristiana.

Conoce al ingeniero Pietro Molla. Comienza el período de noviazgo, tiempo de gozo y alegría, de profundización en la vida espiritual, de oración y de acción de gracias al Señor. El día 24 de septiembre de 1955, Gianna y Pietro contraen matrimonio en Magenta, en la Basílica de S. Martín. Los nuevos esposos se sienten felices. En noviembre de 1956, Gianna da a luz a su primer hijo, Pierluigi. En diciembre de 1957 viene al mundo Mariolina y en julio de 1959, Laura. Gianna armoniza, con simplicidad y equilibrio, los deberes de madre, de esposa, de médico y la alegría de vivir.

En septiembre de 1961, al cumplirse el segundo mes de embarazo, es presa del sufrimiento. El diagnóstico: un tumor en el útero. Se hace necesaria una intervención quirúrgica. Antes de ser intervenida, suplica al cirujano que salve, a toda costa, la vida que lleva en su seno, y se confía a la oración y a la Providencia. Se salva la vida de la criatura. Ella da gracias al Señor y pasa los siete meses antes del parto con incomparable fuerza de ánimo y con plena dedicación a sus deberes de madre y de médico. Se estremece al pensar que la criatura pueda nacer enferma, y pide al Señor que no suceda tal cosa.

Algunos días antes del parto, confiando siempre en la Providencia, está dispuesta a dar su vida para salvar la de la criatura: «Si hay que decidir entre mi vida y la del niño, no dudéis; elegid -lo exijo- la suya. Salvadlo».

La mañana del 21 de abril de 1962 da a luz a Gianna Emanuela. El día 28 de abril, también por la mañana, entre indecibles dolores y repitiendo la jaculatoria «Jesús, te amo; Jesús, te amo», muere santamente. Tenía 39 años.

Sus funerales fueron una gran manifestación llena de emoción profunda, de fe y de oración. La Sierva de Dios reposa en el cementerio de Mésero, a 4 kilómetros de Magenta.

«Meditada inmolación», Pablo VI definió con esta frase el gesto de la beata Gianna recordando, en el Ángelus del domingo 23 de septiembre de 1973: «una joven madre de la diócesis de Milán que, por dar la vida a su hija, sacrificaba, con meditada inmolación, la propia». Es evidente, en las palabras del Santo Padre, la referencia cristológica al Calvario y a la Eucaristía.

S.S. Juan Pablo II la canonizó el 16 de mayo de 2004.

Reproducido con autorización de Vatican.va

Escucha Gianna Beretta, la Vecina de al Lado que Llegó a ser Santa de Mauricio I. Perez en: http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=47366

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