06/25/19

11:25 p.m.

Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net

Obispo de Gubbio

Martirologio Romano: En Gubbio, de Umbría (Italia), san Radulfo, obispo, que se dedicó sin descanso a la predicación y distribuyó con gran prodigalidad entre los pobres todo cuanto pudo sustraer de sus expensas domésticas. ( 1064)

Etimológicamente Rodolfo = "lobo glorioso". Viene de la lengua alemana.

Algo sumamente importante para el creyente es tomar conciencia de que la vida que lleva, la lleva en vasos de barro, en los que va mezclada la gracia divina. Con esta realidad, más que hundirse y deprimirse, el creyente sale a flote en la aventura a la que Dios le llama.

Este joven nació en Gubbio en el año 1034 y murió en 1064. Una vida corta,30 años, vividos con profunfidad de alma y de entrega a las cosas de Dios.

Estuvo al menos cinco años de obispo. A los 25 asistió al Concilio Romano, celebrado el año 1059. Fue el primero de los tres obispos santos que tuvo esta localidad umbra en un siglo: después de él, San Juan de Lodi y el tercero, el popular San Ubaldo

Tenemos la suerte de saber su biografía gracias a su maestro san Pedro Damián, una de las cinco personalidades más influyentes en el siglo XI. Fue el guía de los ermitaños de Fonte Avellana, gran vivero de ascetas, entre los que estaba Rodolfo con su hermano mayor Pedro. De estos ermitaños vino el “rinnovamento”.

Rodolfo llegó a ser obispo de Gubbio. Hizo grandes obras y tenía en mente otras, pero murió muy joven. Todo lo que él no pudo hacer, lo llevaría a cabo Juan de Lodi.

Pedro Damián le comunicó la noticia de la muerte de Rodolfo al Papa Alejandro II. Era una carta en la que contaba al Pontífice la vida de este joven; alababa su penitencia, su oración y celo pastoral y le manifiesta que realmente era un santo. La carta revela que San Pedro Damián le tenía gran estima por su cultura teológica.

El culto a san Rodolfo fue grande una vez que todo el mundo se enteró de cómo era y había muerto. Su cuerpo fue enterrado en la catedral de Gubbio, pero, por desgracia, no ha quedado ni rastro después de los trabajos del 1670.

Anteriormente su celebración era el 17 de octubre.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

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Por: . | Fuente: canalsocial.net

Obispo

Martirologio Romano: En Belley, en Saboya, hoy en día en Francia, san Antelmo, obispo, monje de la Gran Cartuja, que restauró los edificios destruidos por una gran nevada. Elegido prior, convocó el capítulo general, y designado obispo, se distinguió por su aplicación firme y decidida en la corrección de los clérigos y en la reforma de las costumbres (1177).

San Antelmo. Obispo de Belley. Fueron sus padres, los nobles señores de Chignin, en cuyo castillo feudal de Saboya nace posiblemente en el año 1107. Dedicado al servicio eclesiástico, fue Dignidad de los cabildos de Grenoble y de Belley, con grandes rentas y posesiones.

Disgustado del mundo, ingresó y profesó en la Gran Cartuja, en 1136. Tres años más tarde es elegido prior, por su fidelidad a las Reglas y su vida santificada. El papa Alejandro II le consagró obispo de Belley el 8 nov. 1163.
San Antelmo fue un gran reformador, corrigió los abusos existentes tanto entre los clérigos como entre los laicos. Extendió su obra más allá de los asuntos eclesiásticos y reconstruyó el monasterio de Grande Chartreuse después de que gran parte de éste fuese destruido por una avalancha. Además de restaurar los edificios, renovó las tierras de cultivo y suministró agua fresca a través de un sistema de acueductos. Fue padre de los pobres y necesitados. Murió santamente en Belley el 26 jun. 1178.

Ante la multitud de los milagros que se obraban en su tumba, la voz del Pueblo, norma entonces para las canonizaciones, le elevó a los altares. La Sede Apostólica nada ha opuesto en contra; después de repetidos expurgos, su nombre sigue figurando en el Martirologio. El hecho capital de su vida reside en haber presidido, en 1142, un Capítulo General de la Orden, donde todos los c. se unieron, quedando entonces realmente constituida la Orden Cartujana, quien le considera su primer general

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Por: . | Fuente: ACIprensa.com

Estas cuatro mártires eran Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, en el convento de Arras.

Fueron: Beata Magdalena Fontaine, de 71 años; la Beata Francisca Lanel, de 42 años; la Beata Teresa Fantou, de 47; y la Beata Juana Gerard, de 42. En plena Revolución Francesa, las cuatro hermanas, de acuerdo con el criterio de su regla, se negaron a prestar el juramento de fidelidad que exigía la Convención a clérigos y religiosas y, por lo tanto, se las apuntó en la lista de sospechososos.

Pocos meses más tarde, el 14 de febrero de 1794, fueron detenidas por infidelidad. El 26 de junio fueron trasladadas a Cambrai, donde se acusó a la Beata Magdalena de ser una "piadosa contra-revolucionaria" y a las otras tres de ser sus cómplices.

El Tribunal las condenó a muerte, sin apelación. La madre Magdalena, luego de haber visto rodar las cabezas de sus tres hijas, se volvió hacia la multitud y dijo: "Oíd cristianos, nosotras hemos sido las últimas víctimas. La persecución se detendrá; las guillotinas serán destruidas y los altares de Jesucristo se levantarán de nuevo, llenos de gloria".

La profecía se cumplió al pie de la letra. Seis semanas después de la ejecución, la matanza con guillotina terminó. Las cuatro hermanas de la caridad fueron beatificadas en 1920.

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