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Obispo, escritor y poeta español de la época visigoda. Es uno de los Padres de la Iglesia hispánica.

Fue discípulo de Braulio de Zaragoza, estudiando con él en la Iglesia de Santa Engracia de esa ciudad. Fue llamado "El Poeta" y supo fundir las enseñanzas de su maestro y de San Isidoro de Sevilla. Se destacó, además de por su actividad poética, como músico y teólogo. Fue nombrado Obispo de Toledo y es considerado como el iniciador del Arzobispado de esta ciudad tras ser designado en el 649 por Chindasvinto.

Vida y obra
Sus poemas y los testimonios de San Ildefonso, además de un relato martirológico del siglo IX, son la principal fuente conocer su biografía. Se educó con San Eladio y más tarde, atraído por la fama de Zaragoza como foco cultural, ingresó en el monasterio de Santa Engracia para ampliar sus estudios con San Braulio, uno de los personajes más cultos de su tiempo y que mantuvo constante comunicación con San Isidoro.

San Braulio, tras ser nombrado obispo de la sede zaragozana en 626, escogió a Eugenio para que fuera su arcediano. En el año 649 fue nombrado arzobispo de Toledo por Chindasvinto, como muestra la carta del rey visigodo a Braulio, donde expresa su deseo de nombrar a Eugenio titular de un arzobispado en Toledo. Braulio, que veía en él a su sucesor en la sede cesaraugustana, se opuso sin ningún éxito. Desde su nueva cátedra toledana impulsó la cultura y celebró los concilios VIII, IX y X de Toledo. Fue asimismo, en tal sede catedralicia, promotor de la música sacra.

En cuanto a su actividad literaria, escribió libros de teología, epístolas y poemas. Entre su poesía, destaca el Libellus diversi carminis metro (Libro de poesías diversas). Una de sus composiciones habla de san Ildefonso, aunque no ha llegado hasta nuestros días. Otra, titulada «Lamentum de adventu propriae senectutis» («Lamento por la llegada de mi propia vejez») [1], trata el tema de la vejez, el paso del tiempo y la implacabilidad de la muerte. Asimismo, Eugenio enseñó Gramática y Sagrada Escritura y fue consejero de los reyes Chindasvinto y Recesvinto.

La narración martirológica sobre su vida y reliquias fue compuesta a mediados del siglo IX por un autor anónimo, probablemente el presbítero del santuario de Deuil donde, según la leyenda hagiográfica, reposaron los restos de San Eugenio. Existen dos versiones del relato. La más extensa se conserva en manuscritos de las bibliotecas de Bruselas, La Haya y París.

Murió el año 657 en Toledo y fue sepultado en la basílica de Santa Leocadia.

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Martirologio Romano: En San Remo, de la Liguria, en Italia, beata María de la Pasión (Helena) de Chappotin de Neuville, virgen, que, enamorada de la humildad y simplicidad de san Francisco, fundó las Hermanas Franciscanas Misioneras de María, para el servicio de la mujer en tierras de misión ( 1904).

Fecha de beatificación: 20 de octubre de 2002 por S.S. Juan Pablo II

Breve Biografía


Hélène Marie Philippine de Chappotin de Neuville, en religión María de la Pasión, nace el 21 de mayo de 1839 en Nantes, Francia, de una noble y cristiana familia. Desde la infancia manifiesta eminentes dones naturales y una fe profunda.

En abril de 1856, en unos ejercicios espirituales, hace una primera experiencia de Dios que la llama a una vida de consagración total. La improvisa muerte de la madre retrasa la realización. Sin embargo en diciembre de 1860, con el consentimiento del obispo de Nantes, entra en las Clarisas, atraída por el ideal de sencillez y pobreza de San Francisco.

El 23 de enero de 1861, aún postulante, hace una profunda experiencia de Dios que la invita a ofrecerse víctima por la Iglesia y el Papa. Esta experiencia marcará toda su vida. Cae gravemente enferma y tiene que dejar el monasterio. Después de su restablecimiento, su confesor la orienta hacia la Sociedad de María Reparadora y es admitida en mayo de 1864. El 15 de agosto del mismo año, en Toulouse, recibe el hábito con el nombre de María de la Pasión.

En marzo de 1865, aún novicia, es enviada a India, al Vicariato apostólico del Maduré, confiado a la Compañía de Jesús, donde las Reparadoras tienen como tarea principal la formación de las religiosas de una congregación autóctona y otras actividades apostólicas. En Maduré, el 3 de mayo de 1866, María de la Pasión pronuncia los votos temporales.

Por sus dones y virtudes es designada como superiora local y seguidamente, en julio de 1867, provincial de los tres conventos de las Reparadoras. Bajo su dirección las obras de apostolado se desarrollan, la paz — un tanto turbada por tensiones anteriores — se restablece, el fervor y la regularidad reflorecen en las comunidades. En 1874, funda una nueva casa en Ootacamund, en el Vicariato de Coimbatore, asignado a las Misiones Extranjeras de París. Pero en el Maduré las disensiones se agravan hasta tal punto de que veinte religiosas, entre ellas María de la Pasión, se ven obligadas, en 1876, a dejar la Sociedad de María Reparadora, Se reunen en Ootacamund bajo la jurisdicción del Vicario Apostólico de Coimbatore, Mons. José Bardou, M.E.P.

En noviembre de 1876, María de la Pasión se dirige a Roma para regularizar la situación de las veinte hermanas separadas y obtiene de Pío IX, el 6 de enero de 1877, la autorización de fundar un nuevo Instituto, específicamente misionero, bajo el nombre de Misioneras de María.

Sugerido por la Congregación de Propaganda Fide, María de la Pasión abre en Saint-Brieuc, Francia, un noviciado que acoge rápi-damente numerosas vocaciones. En abril de 1880 y en junio de 1882, la Sierva de Dios regresa a Roma para resolver las dificultades que amenazan obstaculizar la estabilidad y el crecimiento del joven Instituto. El último viaje, en junio de 1882, marca una etapa importante en su vida: se le autoriza a fundar en Roma una casa y, llevada por circunstancias providenciales, encuentra la orientación franciscana indicada por Dios veintidós años antes. El 4 de octubre de 1882, en la iglesia del Aracoeli es recibida en la Tercera Orden de San Francisco y entra en relación con el Siervo de Dios, Padre Bernardino de Portogruaro, ministro general de la Orden de Frailes Menores, que en sus pruebas le apoya con paternal solicitud.

En marzo de 1883, María de la Pasión es destituida en su función de Superiora del Instituto a causa de oposiciones latentes. Pero después de la investigación ordenada a este respecto por León XIII, se reconoce plenamente su inocencia y es reelegida en el Capítulo de julio de 1884.

El Instituto inicia su rápido desarrollo: el 12 de agosto de 1885 emiten el Decreto laudatorio y él de afiliación a la Orden de Hermanos Menores; se aprueban las Constituciones ad experimentum el 17 de julio de 1890 y definitivamente el 11 de mayo de 1896. Es el momento del envío de misioneras, incluso a las puestos más lejanos y peligrosos, sin detenerse, más allá de todo obstáculo y de toda frontera.

El celo misionero de la fundadora no conoce límites para responder a las llamadas de los pobres y abandonados. También la promoción de la mujer y la situación social le interesan particularmente; con inteligencia y discreción ofrece a los pioneros que trabajan en este campo, una colaboración que ellos aprecian mucho.

Su intensa actividad y su dinamismo brotan de la contemplación de los grandes misterios de la fe. Para María de la Pasión todo confluye en la Unidad-Trinidad de Dios Verdad-Amor, que se da a nosotros a través del misterio pascual de Cristo. Unida a estos misterios vive su vocación de ofrenda en una dimensión eclesial y misionera. Jesús Eucaristía es para ella «el gran misionero» y María, en la disponibilidad de su «Ecce», traza el camino de la donación sin reserva a la obra de Dios. De este modo abre a su Instituto los horizontes de la misión universal, cumplida en el espíritu evangélico de sencillez, pobreza y caridad de Francisco de Asís.

Tiene gran cuidado, no solamente de la organización exterior de las obras, sino sobre todo de la formación espiritual de las religiosas. Dotada de una extraordinaria capacidad de trabajo, encuentra tiempo para redactar numerosos escritos de formación, y para mantener una frecuente correspondencia con sus misioneras esparcidas por el mundo, invitándolas con insistencia a una vida de santidad. En 1900, el Instituto recibe el sello de sangre con el martirio en China de siete Franciscanas Misioneras de María, beatificadas en 1946 y canonizadas en el transcurso del Gran Jubileo del año 2000. Este martirio es para María de la Pasión, junto con un gran dolor, un inmenso gozo, una emoción intensa de ser la madre espiritual de estas misioneras que han sabido vivir el ideal de su vocación, hasta la efusión de la sangre.

Agotada por las fatigas de incesantes viajes y por el trabajo cotidiano, María de la Pasión, después de una breve enfermedad, muere serenamente en San Remo el 15 de noviembre de 1904, dejando más de dos mil religiosas y ochenta y seis casas insertas en cuatro continentes. Sus restos mortales reposan en un oratorio privado de la casa general del Instituto en Roma.

En febrero de 1918 se abre en San Remo el Proceso informativo para la Causa de Beatificación y Canonización. En 1941 es promulgado el Decreto sobre los escritos y, en los años siguientes, llegan a la Santa Sede numerosísimas cartas postulatorias, de todas las partes del mundo, a favor de la Causa de la Sierva de Dios. Después del voto unánimemente favorable de los Consultores, se publica el Decreto para la Introducción de la Causa, con aprobación de S.S. Juan Pablo II, el 19 de enero de 1979.

El 28 de junio de 1999 es promulgado solemnemente por el Sumo Pontífice Juan Pablo II, el Decreto de la heroicidad de las virtudes de la Madre María de la Pasión.

El 5 marzo de 2002, se reconoce la curación de una religiosa afectada de «TBC pulmonar vertebral; Morbo de Pott», un milagro que Dios concede por intercesión de la Venerable. El 23 de abril de 2002, en presencia del Sumo Pontífice Juan Pablo II, es promulgado el Decreto que abre el camino a la Beatificación de la Venerable Sierva de Dios. Fue beatificada el 20 de octubre de 2002.
 

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Mártir

Martirologio Romano: En Mengo, lugar de Uganda, san José Mkasa Balikudembé, mártir, que estando al frente del palacio real, recibido el bautismo ganó a muchos jóvenes para Cristo y defendió a los niños de la corte de las pasiones viciosas del rey Mwenga, y, debido a esto, el rey, enfurecido, ordenó degollarle a los veinticinco años de edad ( 1885).

Fecha de beatificación: 6 de junio de 1920 por S.S. Benedicto XV
Fecha de canonización: 18 de octubre de 1964 por S.S. Pablo VI

Breve Biografía


Natural de Kampala, tenía 26 años y pertenecía al clan Kayozi. Por su amigo san Andrés Kaggwa, llegó a la fe cristiana y se bautizó en 1882, siendo uno de los primeros catecúmenos de la misión. Como mayordomo del rey Mwanga de Uganda procuró, desde su cargo, servir a todos y no perjudicar a nadie, siendo muy generoso con los necesitados.

Advirtió al rey de la conjura de su primer ministro, lo que le granjeó el odio de éste y no paró de convencer al rey que era interés de la corona la muerte del mayordomo. José afeó al rey el asesinato del obispo anglicano Hannington; también defendió a los pajes de la casa real de caer en los vicios del rey. El rey ordenó su muerte y cuando fueron a matarlo, se negó a ser atado, pues dijo que no pensaba huir, y caminó con paso firme hasta el lugar del suplicio y fue decapitado en Kampala, y sus restos fueron quemados. Antes de morir le dijo al verdugo: “Tu dirés a Mwanga de parte mía que me ha hecho morir sin razón, pero que le perdono. Mientras tanto dile que se arrepienta, pues de lo contrario yo le acusaré ante el tribunal de Dios”. Mwanga cuando recibió el aviso fue demasiado tarde, pues ordenó que se le conmutase la pena por la prisión, pero ya había sido decapitado. Fue la primera víctima de la persecución.

Es uno de los 22 mártires de Uganda

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San Alberto, apellidado “Magno”, obispo y doctor en Iglesia, que ingresó en la Orden de Predicadores en París, enseñó de palabra y en sus escritos las disciplinas filosóficas y divinas, y fue maestro de santo Tomás de Aquino, uniendo maravillosamente la sabiduría de los santos con la ciencias humanas y naturales. Después se vio obligado a aceptar la sede episcopal de Ratisbona, esforzándose asiduamente en fortalecer la paz entre los pueblos, pero al cabo de un año prefirió la pobreza de la Orden a toda clase de honores y murió santamente en Colonia, en la Lotaringia Germánica.

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En Cahors, de Aquitania, san Desiderio, obispo, que construyó muchas iglesias y monasterios y hasta edificios para el bien común, sin olvidarse de preparar las almas para su celeste Esposo, como verdaderos templos de Cristo.

Hermanos Franciscanos

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