08/26/14

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Martirologio Romano: En la ciudad de Usk, en Gales, san David Lewis, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, ordenado sacerdote en Roma, celebró ocultamente los sacramentos en su patria durante más de treinta años y prestó ayuda a los pobres, hasta que en el reinado de Carlos II fue ahorcado por ser sacerdote (1679).

Fecha de canonización: Fue beatificado en 1929, por el papa Pío XI. Pablo VI lo canonizó, solemnemente en Roma, el 25 de octubre de 1970, conjuntamente con otros 39 mártires de Inglaterra y Gales.



David nace en Monmouthshire de Gales, en la ciudad de Abergavenny, pero en el año 1616.

Su padre, Morgan Lewis, es protestante o más bien un papista de Iglesia, es decir, católico que frecuenta el culto de la nueva fe. Morgan es el director de Escuela real de la ciudad. Poco antes de morir, se reconcilia con la Iglesia católica.


Su madre, Margaret Prichard, es una católica fervorosa. Los nueve hijos del matrimonio son educados en la antigua fe. Solamente David, el menor de todos, es obligado por su padre a aceptar la nueva religión.


La juventud de David transcurre, casi toda ella, en la pequeña ciudad de Abergavenny. La primera educación la recibe en la Escuela que dirige su padre. Este consigue para David una beca para que pueda continuar los estudios de derecho, en Court Inn, en Londres.


A los diecinueve años, viaja al extranjero en compañía del hijo del conde Savage. En París, permanece tres meses. Allí, el sacerdote jesuita John Talbot lo reconcilia con la antigua Iglesia católica. Poco después, las guerras que azotan a Francia lo hacen regresar a Londres y a su tierra natal.


Dos años después de su regreso a Gales, sus dos padres mueren a causa de la peste de 1638. En el lecho de muerte, Morgan Lewis se reconcilia con la Iglesia católica. David, deseoso de dedicar su vida al estudio y al servicio de Dios, se determina por ingresar al Colegio Inglés de Roma. En este discernimiento lo ayuda su tío jesuita el P. John Prichard, quien es solamente seis años mayor que él y se cuenta en el grupo de sus más íntimos amigos.


El 22 de agosto de 1638 deja, nuevamente, su patria. Parte a Roma con la ayuda económica otorgada por el padre jesuita Charles Gwyne. Se presenta en el Colegio Inglés al día siguiente de su llegada a la ciudad eterna, el día 6 de noviembre. Tiene veintiún años. En el Venerable Colegio Inglés, dirigido por la Compañía de Jesús, David estudia, en los siete años siguientes, los cursos de filosofía y teología, necesarios para su ordenación sacerdotal.


En la Compañía de Jesús


David es ordenado en Roma, en julio de 1642, como sacerdote diocesano. Terminados sus estudios, vuelve a hacer un discernimiento vocacional con los jesuitas, que lo han calificado en los anales del Colegio como "un joven prudente y virtuoso." Es también un buen predicador. Se conserva, en los archivos de la Compañía, un buen sermón en latín que David pronunció en presencia del papa Urbano VIII, en el día del martirio de San Esteban. Ingresa a la Compañía de Jesús sin dificultad. Hace el noviciado en San Andrés del Quirinal. En la misma casa santificada por San Estanislao de Kostka y San Luis Gonzaga.


Después de los votos simples de pobreza, castidad y obediencia, es destinado a la Misión inglesa para una breve experiencia. En Londres, se siente muy realizado y su trabajo es también apreciado por sus compañeros de la Misión. Sin embargo, el P. General lo hace volver a Roma y le señala como misión el ser Padre espiritual en el Colegio Inglés. Esta misión dura solamente un año. David, formalmente, suplica ser destinado a la Misión de Gales. Por lo demás, también los jesuitas de Inglaterra presentan al P. General la conveniencia de que David regrese a Gran Bretaña.


David tiene 32 años cuando llega, en 1648, a su tierra natal de Monmouthshire. Y, ciertamente, no es fácil esa época para un sacerdote misionero. La guerra civil inglesa ha repercutido, desastrosamente, en la situación tan débil de los católicos. Pero David, ignorando los riesgos, desde el casi desconocido Colegio de Cwm comienza a visitar las casas católicas. Viaja de noche, casi siempre a pie, por los pobres caminos y bajo todos los climas. Lo acompaña el sufrimiento de sus dientes, que ha sido su cruz durante años. Su generosidad, para con los más necesitados, le gana el nombre de Tad y Tlodion, es decir: Padre de los pobres. Una de las casas que visita regularmente es la de Thomas Gunter en Abergavenny.


Durante varios años, David vive en Llantarman Abbey, una antigua abadía cisterciense, propiedad de la familia Morgan. Sir Edward Morgan, el teniente gobernador y juez de paz, se las ha arreglado para conservar su fe católica y alojar sacerdotes en su casa. La capilla está bien provista y, con frecuencia, varios centenares de fieles acuden a los servicios religiosos de David. En los informes, que David envía regularmente a los superiores de la Compañía, figuran también otros sitios donde ejerce el ministerio: Monmouth, Usk.


Superior en Cwm


Dos veces, en los treinta años de ministerio en Gales, el P. David Lewis desempeña el cargo de Superior de los jesuitas de Cwm, en el llamado Colegio San Francisco Javier. Desde allí organiza el ministerio de los jesuitas que atienden 33 puestos de misión. En el primer gobierno de David, los jesuitas de Cwm son diecinueve. La existencia de la casa jesuita es conocida por las autoridades y es m s bien tolerada. La presencia del carro, que compra las provisiones, todos los sábados, en el mercado de Monmouth, es por cierto conocida y muy esperada por los vendedores.


En el segundo gobierno de David tiene lugar el complot fraguado por Titus Oates. Las noticias de lo que sucede en Londres, llegan muy pronto a Gales. La detención y el juicio de siete jesuitas ingleses lo obligan a actuar sin demora. Por el consejo de sus jesuitas, y el parecer de los católicos, David decide, con prudencia, dispersar a sus sacerdotes.


El complot fraguado por Oates


Este Titus Oates era hijo de un ministro bautista. Pastor él mismo, se había visto privado de su beneficio por acusación de perjurio y de inmoralidad. Fingió entonces convertirse al catolicismo. Enviado a España al Colegio inglés de Valladolid, había sido expulsado. Ingresó después al Colegio de Saint Omer, en Flandes. Un día los jesuitas, al conocerlo mejor, decidieron que Titus Oates debía abandonar el Seminario.


Titus Oates regresa a Londres a comienzos de julio de 1678. Inmediatamente, trama una acusación contra los jesuitas de Inglaterra. Con juramento, depone ante Sir Edmundbury Godfrey, el magistrado del Consejo privado del reino. Afirma que él ha sido enviado por la Compañía de Jesús, desde Valladolid a Madrid, a solicitar la ayuda del rey católico para la rebelión de los católicos ingleses, el asesinato del rey Carlos II y la restauración, por la fuerza, de la antigua fe. Con estas falsedades, consigue que se arreste al Provincial de Inglaterra, el P. Thomas Whitbread y a otros dos jesuitas.


Poco después, el cadáver del magistrado Godfrey aparece en un foso en Primrose Hill. Las sospechas caen sobre los católicos y se reinicia entonces una dura persecución con arrestos de jesuitas, sacerdotes y seglares.


La búsqueda y prisión


Antes de Navidad, las autoridades galesas llegan con poderes a la vieja casa de campo de los jesuitas de Cwm. La encuentran vacía, a excepción del mayordomo y de algunos sirvientes. La comunidad se ha alejado. Algunos están en casa de católicos amigos. Otros han partido, en ministerio, hacia las montañas y los bosques. Casi todos los moradores de la zona de Cwm tienen casas espaciosas, con varios accesos y lugares secretos, donde pueden ocultarse. En la casa jesuita de Cwm, el juez de paz John Arnold ordena un registro muy prolijo. Descubre un buen número de libros y papeles, también ropa, ornamentos, hostias, campana, crucifijos y reliquias. Encuentra también instrucciones del P. General de la Compañía y catecismos católicos.


La recompensa en dinero, ofrecida por John Arnold, convence a William James para traicionar a David Lewis. El mismo James hace de guía al piquete armado de la justicia. En la madrugada del día domingo 17 de noviembre de 1678, en una casa de Llantarnam, David está casi listo para empezar la misa. Con violencia es detenido y, como pruebas, se llevan también los vasos sagrados y ornamentos. La comitiva sale en dirección a Monmouth. A media jornada, se detiene, en Llanfoist, donde espera el juez de paz. A las dos de la tarde, montado en un caballo y custodiado por doce hombres armados, es conducido a Abergavenny. Por ser domingo, las calles de su ciudad natal están llenas de gente que lo ve pasar.


En Abergavenny, ante John Arnold, el juez de paz, David es acusado de ser sacerdote. El traidor William James jura que él lo ha visto celebrar misa más de veinte veces. Cuando el juez le pregunta por su participación en el complot de Titus Oates, David niega, con juramento, su conexión. Pero John Arnold, molesto, anota que a un católico no se le pueden creer los juramentos.


En la prisión de Monmouth, David permanece dos meses. Le dan una celda amplia, por la cual un amigo cancela catorce libras por semana. Tiene fuego, sábanas y velas. También puede recibir visitantes. Se conserva una carta de David: "Me tuvieron prisionero con estrictez, encerrado de noche y vigilado en el día, aunque algunos amigos pudieron visitarme acompañados por un guardia". En el mes de enero de 1679, se decide el traslado a la prisión de Usk. El día 13, un día extremadamente frío, la comitiva viaja a caballo.


En la prisión de Usk, llamada la Casa de la Corrección, está concentrado el mayor número de católicos galeses que han rechazado prestar los juramentos de Supremacía y de Fidelidad. La primera tarea de David es atender a esos hombres y mujeres que están siendo testigos de su fe. Todos están a la espera del inicio del próximo período judicial que decidirá sus vidas.


El juicio


La Judicatura de primavera se inicia en Usk el 28 de marzo de 1679, presidida por los jueces: Sir Robert Atkins, John Arnold y Henry Probert. Esa tarde, el P. David Lewis es acusado por el cargo de ser sacerdote. No se hace mención alguna de la complicidad en el complot de Titus Oates. Al día siguiente, en la sesión de las diez de la mañana, el P. Lewis aboga por un veredicto de no culpable. Se convoca a un jurado, ante cuyos miembros el acusado puede presentar razones. El sheriff James Herbert ha seleccionado a hombres honestos y no parece probable que ellos estén inclinados en favor de Lewis. Sin embargo, John Arnold objeta a un número considerable de ellos, por considerarlos sospechosos de ser católicos o amigos del acusado.


El sheriff, indignado, reclama, pues se quiere nombrar a personas no imparciales. Ese desahogo del sheriff ocasiona una reprimenda de Sir Atkins. Al fin el jurado queda conformado por hombres nombrados por John Arnold. El primer testigo convocado es William Price, quien había sido católico durante dieciocho años y ahora es protestante. Él afirma haber recibido los sacramentos de manos de David Lewis, durante diecinueve meses. El siguiente testigo es Dorothy James, la esposa de William James. Ella afirma que no solamente lo ha visto celebrar misa, sino también administrar los sacramentos de la Eucaristía y Penitencia, bendecir matrimonios, bautizar y ungir con óleo. Agrega que Lewis la engañó, pidiéndole ocho libras para rescatar del Purgatorio el alma de su padre.


Después de escucharla, David Lewis contesta, con vehemencia, que él jamás ha recibido un penique, ni de ella ni de su marido. La risa de Dorothy James, al ser preguntada si tiene algo que agregar, molesta a Atkins. El testimonio de William James es más breve. Solamente señala que el acusado ha dicho misa y ha administrado muchas veces los sacramentos. El testigo Myane Trott dice las mismas cosas.


Sir Robert Atkins, queriendo mostrar imparcialidad, convoca a otros testigos. Roger Seyes, quien estuvo presente en el arresto de Lewis, afirma que él jamás lo ha visto celebrar misa. El testigo John James contesta con evasivas. Sir Robert le habla con dureza: "¿Qué pasa, está Ud. acaso muerto o tiene miedo de ser azotado? Míreme y hable". Por fin, la única información que entrega John James es que el P. Lewis celebró misa en el día de su matrimonio.


Catherine Thomas, al ser interrogada, se niega a dar respuesta: "No dirá nada, hagan de mí lo que quieran". John Arnold insiste en que un hombre llamado Cornelio sea traído a la corte, pues éste ha sido seminarista y conoce bien a Lewis. Al interrogarlo, Cornelio dice que él es un hombre ignorante, apenas un criado del P. Lewis, que no sabe qué es la misa, aunque confiesa ser católico.


Terminados los testimonios, David, con notable calma y habilidad, inicia su propia defensa. Basa su argumento en que ninguno de los testigos ha podido probar el cargo que se le imputa, es decir, que haya sido ordenado sacerdote católico en el continente. "Si no hay ordenación, no soy sacerdote, y sin sacerdocio, no puedo decir misa". Sir Robert Atkins se exaspera, con las palabras de Lewis: "¿Qué es lo que Ud. pretende? ¿Quiere, acaso, que nosotros vayamos a buscar en los registros romanos, o que convoquemos a personas que hubieran estado presente en el día de su ordenación?. El que celebra Misa, comete traición".


Atkins determina que la evidencia presentada es más que suficiente para asegurar un veredicto de culpabilidad. Lewis arguye que, a pesar de lo que hayan dicho los testigos, primero se debe probar su ordenación sacerdotal. Si no consta que sea sacerdote, de ninguna manera él puede decir misas válidas. El que digan que lo han visto celebrar misas no es prueba de su ordenación. Además, él declara que jamás ha visto al señor William Price. Respecto a Mayne Trott, dice conocerlo porque su mujer es su pariente, que vive de la caridad, y que es probable que haya sido inducido a dar un falso testimonio.


David afirma, también, que los testimonios de la familia James son abiertamente sectarios. Dorothy James ha jurado que ella no va a descansar hasta "lavar sus manos en su sangre y hacer porridge con su cabeza". Aunque estas palabras son confirmadas por cuatro testigos, el Juez decide no considerarlas.


La condena


El jurado se reúne y emite, casi de inmediato, el veredicto de culpabilidad. David es obligado a escuchar los detalles enumerados y a inclinar la cabeza ante la sentencia de condenación a muerte. "Ud. será conducido desde este sitio a la cárcel de donde vino. Será colocado en una carreta y llevado al lugar de ejecución. Será ahorcado. Se le bajará antes de morir. Su cuerpo será desgarrado y se sacarán las entrañas. Se le cortarán las manos y los pies y se quemarán ante sus ojos. Dios tenga misericordia de su alma". Varios otros prisioneros católicos son juzgados, juntamente con David, en el mismo juicio. Casi todos son encontrados culpables, pero en la sentencia son exonerados. Solamente David es condenado.


En el mes de abril, David es enviado a Londres, con otros sacerdotes, para nuevos interrogatorios. El día 9 de mayo, fecha del martirio del benedictino Thomas Pickering, David pasa por Tyburn, el lugar de ejecución, en su camino a Newgate, su nueva prisión. De las tres cárceles de Londres, Newgate es sin duda la más odiosa. Est considerada como la antesala de la muerte en Tyburn. Allí encuentra a sus amigos jesuitas, ya condenados, que esperan el cumplimiento de sus condenas a muerte. Ellos son los futuros Beatos: Thomas Whitbread, el provincial, John Fenwisk, John Gavan, William Harcourt y Anthony Turner.


En Newgate, a David Lewis se le ofrece un trato: la vida y dinero, si acepta la nueva fe y declara los detalles acerca del complot de Oates. "Dar detalles del complot me es imposible, porque no sé nada de él. Aceptar la nueva fe es ir contra mi conciencia".


El 9 de junio, es llevado nuevamente a Usk. Con audacia, los amigos dan innumerables pasos para postergar la ejecución de la sentencia. El mismo sheriff, James Herbert, la dilata tres meses, con la esperanza de que el rey, que no cree en el "complot papista", ordene el indulto. En un momento hasta el mismo David llega a pensar que va a ser puesto en libertad.


Las visitas de los amigos y de católicos van creciendo con los días. Varios reciben, de David Lewis, los sacramentos. John Arnold acusa de negligencia a los carceleros. El sheriff es reprendido por descuidar su deber. David dedica, esos tres últimos meses de su vida, a confirmar a sus amigos, a los católicos, y a llamar a muchos a que regresen a la fe.


Por fin, el 27 de agosto de 1679, se ejecuta la condena de muerte. Nadie, en Usk, es conseguido como verdugo. El día anterior, todos los carpinteros de la ciudad han salido, misteriosamente, con sus herramientas. Después de mucho buscar, un herrero convicto se presta a ser verdugo, a cambio de su libertad y por doce coronas. El prisionero es conducido desde la prisión de Bridge Street, en una carreta, hasta la plaza de Usk. Como esa ejecución no es aceptada por la mayoría, una gran multitud se congrega en el lugar. El P. David Lewis, jesuita de 63 años, es demasiado conocido y, por su larga vida sacerdotal, respetado por todos. Sus parientes est n en todas partes y, por cierto, asisten conmovidos. Su proverbial caridad es recordada, con respeto, aun por los no católicos.


La última prédica


David ha tenido largo tiempo para preparar el último sermón. "Aquí hay una gran multitud. Quiera el Señor salvar el alma de todos. Yo creo que Uds. están aquí para asistir a la muerte de este compatriota, pero también para oír sus últimas palabras. Mi religión es la católica romana, en ella he vivido más de cuarenta años. En ella, hoy, muero y lo hago con firmeza. Aunque me ofrecieran todas las cosas del mundo, no renunciaría a ella. Nadie podría remover de mi fe católica romana una brizna de mi cabello. Yo soy un católico romano.


Soy un sacerdote. Soy un sacerdote católico romano perteneciente a la Compañía de Jesús. Bendigo a Dios, porque me ha llamado a esta vocación. He sido condenado por decir Misas, por oír confesiones y administrar los sacramentos. Decir la Misa es la más antigua y alabada liturgia de la santa Iglesia. Todo lo que he hecho est relacionado con mi religión. Yo muero, por lo tanto, por mi religión católica".


Poco después, David se dirige a los católicos: "Queridos amigos, entréguense a Dios, honren al rey, permanezcan firmes en la fe, confiesen los pecados, frecuenten los sacramentos de la santa Iglesia, sufran con paciencia las aflicciones y las persecuciones, perdonen a los enemigos".


Después, exhorta a todos a unirse en oración y, con unción y mucha fuerza, los católicos van repitiendo sus palabras:



"Soberano Señor,

Padre eterno que estás en el cielo,

Creador de todo,

Conservador de todo,

único Autor de la gracia y la gloria,

yo me postro ante Ti y te adoro.

Hijo de Dios encarnado,

Dios verdadero,

Tú fundaste la Iglesia en esta tierra con tu Sangre y la hiciste

Una, Santa, Católica y Apostólica

hasta el final de los tiempos.

Todo lo que la Iglesia sostiene de Ti, es revelación tuya.

Lo que ella enseña y manda creer, yo lo creo enteramente.

Santo Espíritu de Dios,

que haces que el sol brille sobre buenos y malos,

que la lluvia caiga sobre justos y pecadores,

yo te alabo y agradezco las innumerables gracias que me has otorgado,

a mí tu indigno siervo, en los años que he vivido en la tierra.

Oh santa Trinidad, tres Personas y un solo Dios,

desde lo más íntimo de mi corazón,

me arrepiento de haberte ofendido.

Ten misericordia de mí.

Por los méritos de mi Redentor espero la salvación.

La gracia de Nuestro Señor Jesucristo,

el amor de Dios

y la comunión del Espíritu Santo,

estén con todos Uds.

Amén.




La paz de Dios, que va más allá de todo entendimiento, guarde el corazón y la inteligencia de Uds. en el conocimiento del amor de Dios y de su Hijo Nuestro Señor. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, est‚ con todos Uds. y permanezca para siempre. Amén. Dulce Jesús, recibe mi alma"

Cuando termina su oración, David dice que est listo para morir. En el foso excavado han puesto un piso alto. David sube, con la cuerda en el cuello. El piso es removido y David queda suspendido en la horca. Antes de que terminen los estertores, es bajado. Le sacan las entrañas, pero no es descuartizado, por orden del sheriff, que no desea exasperar a los presentes.


Un año después, John Giles, la principal autoridad de Usk, obtiene la revisión del juicio condenatorio de David. Se condena a John Arnold por haber sido injusto.


El cuerpo de David es sepultado con honores en el patio de la parroquia. El sheriff no asiste pero envía a un subalterno. Los católicos acuden de todo Gales.


En la tumba se pone un epitafio: "Aquí yace David Lewis, condenado por ser jesuita y sacerdote. Fue ejecutado el 27 de agosto de 1679".


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



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Martirologio Romano: En Reading, en Inglaterra, beato Domingo de la Madre de Dios Barberi, presbítero de la Congregación de la Pasión, que, buscando con empeño restablecer la unidad de los cristianos, llevó a muchos al seno de la Iglesia católica (1849).

Fecha de beatificación: El 27 de octubre de 1963. El papa Pablo VI lo elevó al honor de los altares.



Nació en Pallanzana (Viterbo) el 22 de julio de 1792. Muy niño perdió a su padre y a su madre. Un tío se hizo cargo de él durante 11 años. Domingo en su juventud, como cualquier jovencito, se enamora, pero no tiene éxito.

Un día llegan a Viterbo tres padres de la Congregación Pasionista. En uno de ellos Domingo Barberi se confiesa. Después en él surgió la idea de hacerse pasionista, sufrir por Cristo y vivir de acuerdo a las constituciones que ordenaba la Congregación. En el año de 1812 sufre una enfermedad, pero logra sanar repentinamente. La idea de ser pasionista en él se había adormecido. Se enamora de una joven y pensaba sólo en casarse, estaba perdidamente enceguecido por ella. Después de seis meses de noviazgo Domingo Barberi cae nuevamente enfermo. Durante las angustias que causaba la enfermedad en él, ve el infierno y promete cambiar de vida.


Después de tantas contrariedades en la Vida social de Domingo Barberi, al fin logra decidirse entrar al convento pasionista de Santo Ángel en Vetralla. El nuevo provincial el P. Pablo Luis fue quien lo recibió y lo animó seguir en las sendas de Dios. Durante la espera para entrar en el noviciado, Domingo se encontraba en tranquilidad junto con su hermano Salvador que también quería hacerse pasionista. Durante este período de espera tuvo voces de la Virgen que sería un religioso y predicaría por regiones lejanas. Es la previsión de lo que sería posteriormente un gran predicador y promotor de la conversión de Inglaterra.


Después de la espera, fue destinado al noviciado de Santa María de Pugliano en Paliano (frosinone). Llega a Paliano el 26 de octubre de 1814 y el 14 de noviembre era revestido con el hábito pasionista en calidad de clérigo, además cambió su apellido natal por el de Domingo de la Madre de Dios. El P. Antonio Santiago vice-maestro de novicios, posteriormente sería general en el capítulo de 1839, será el que encarge a Domingo de la Madre de Dios la fundación pasionista en Inglaterra.


El 15 de noviembre de 1815 Domingo profesaba sus votos. Luego de realizar sus votos se dirige al Monte Argentaro para continuar sus estudios filosóficos, permanece hasta la navidad de 1816 por motivo de ser llamado a la casa generaliza en Roma. Aquí culmina sus estudios filosóficos y da comienzo a los estudios de teología en el año de 1817. El 15 de marzo del mismo año recibe la tonsura clerical de manos del Mons. Frattini, en el mes de noviembre recibe las órdenes menores y fue ungido sacerdote el domingo cuarto de cuaresma por manos del mismo monseñor. En 1820 se ofrece ante la Santísima Virgen orar asiduamente por la salvación de los hombres y la conversión de Inglaterra.


Domingo de la Madre de Dios es destinado a Vetralla el año de 1821 por el P, Pablo Luis como profesor de teología y filosofía. En vetralla es nombrado vicario de la comunidad de Santo Ángel y se entregó a la formación espiritual e intelectual de los estudiantes. Luego fundó una santa liga de oraciones por la conversión de Inglaterra, encontrando acogida en sus estudiantes. En el año de 1826 termina su docencia, y es enviado como profesor de dogma y director de estudiantes a la casa generalicia. Ya libre de su oficio de profesor se entrega a realizar ejercicios espirituales. Pero en 1828 el P. Gral. le encarga elaborar un manual de filosofía y enseñe provicionalmente en Ceccano. Aproximadamente en dos meses preparó el manual de filosofía teniendo como base la filosofía tomista.


Los primeros contactos con los ingleses.

En 1830 Domingo de la Santa Madre de Dios se encuentra en el convento de los santos Juan y Pablo para entablar comunicación con algunos ingleses que venían a Roma. Muchos hombres piadosos de volver a la Madre Iglesia abjuraban de la iglesia Anglicana para pertenecer a la iglesia católica. Estos hombres llegaban a Roma para prepararse y algunos a recibir las órdenes sagradas. El P. Domingo Barberi aprovechó las visitas que hacían los ingleses a la basílica de los santos Juan y Pablo. De las conversaciones que realizaba compuso una obra de apologética nombrada: “Cartas Celimontanas”.


En 1830 en otoño conoció a Ambrosio Phillips de Lisle, que se había convertido al catolicismo y había viajado a Roma en busca de apoyo para el apostolado en Inglaterra. Posteriormente, le ayudaría de una manera especial en el apostolado unionista. Domingo contó a Phillips todo lo que había sentido desde 1814: la llamada de la Virgen, la conversión de los ingleses y otras cosas. Al término de la conversación, Domingo Barberi le confió su manuscrito titulado: “el llanto de Inglaterra”.


En el año de 1831 Domingo de la Madre de Dios es nombrado rector del noviciado del Santo Ángel en Lucca, esta carga le hará alejarse de aquellos ingleses que le Visitaban. Sin embargo, tenía visitas de algunos amigos como: Trelawnwy, Lord Spencer y Phillips con quien se carteaban frecuentemente, éste había hecho una traducción del librito titulado: “El llanto de Inglaterra”. Domingo Barberi en su permanencia en Lucca trató de enrolar en las oraciones a una gran cantidad del pueblo a favor de la conversión de los ingleses.


Domingo de la Madre de Dios pertenecía a la provincia de la Dolorosa cuando fue elegido provincial. El nuevo cargo le restringía en sus conversaciones epistolares y personales con los Ingleses. Sin embargo su entusiasmo unionista no bajó la guardia. Era la época en la cual, se da el ecumenismo espiritual (Intensa campaña de oración por la unicidad). Los dirigidos del P. Domingo también promovían con celo la conversión de Inglaterra. El 24 de abril de 1836 se reunió en el capítulo provincial, descendió de ser prepósito provincial para ser consultor provincial. Libre del cargo de provincialato, reanuda sus conversaciones epistolares con sus amigos ingleses.


El Escritor.

Domingo Barberi fue un gran escritor de libros de mística, ascética, teología, filosofía, se puede decir: el mejor escritor pasionista de su tiempo.


Entre los años de 1838-1839, compuso su teología moral con un apéndice acerca de los dogmas de la Iglesia. Y en 1832 ya había compuesto un compendio de teología moral. En sus escritos morales había tenido una inclinación al probabiliorismo. Su pensamiento en Inglaterra se amplió. También se combinó en las polémicas antijansenistas. Esta repulsa aparece en su escrito de mariología.


Domingo Barberi viéndose libre del provincialato en 1836, escribe a Phillips, proponiéndole la idea de una fundación modesta y humilde, esta fundación sería el primer paso para llegar a Inglaterra. Pero había una dificultad por parte del Gral. que culminaba en el 1839 su cargo, y no podía comprometerse a una fundación apresurada. Ya en el capítulo Gral. XVII de abril de 1839 en Roma, se toma la idea de fundación de Domingo Barberi que había quedado solamente en gestiones particulares.


En el capítulo Gral. Se eligió como nuevo Gral. de la Congregación al P. Antonio de Santiago, antiguo profesor de D. Barberi, beneficioso para los deseos de fundar en Inglaterra. También es nombrado a Domingo Barberi como Escrutador. Llegando a un acuerdo entre los capitulares se aprobó el deseo de fundación. Inmediatamente, el 15 de abril de 1839 D. Barberi era elegido nuevamente provincial de la provincia de la Dolorosa.


El proyecto de la fundación seguía su camino. Ya para la expedición se debía elegir a un grupo de misioneros para partir a Inglaterra. En la lista de nombrados para dicha expedición, no figuraba el nombre del P. Domingo Barberi, el que se podía considerar como el promotor de toda la empresa se veía excluido. Además tenía que soportar humillaciones de ser tenido como vidente. Sin embargo en él no se desvanece las esperanzas, y escribe P. Gral. diciendo que Lord Spencer suponía que él formaría parte de la expedición. Fue esto que motivo a Domingo Barberi para escribir al Gral. y le conceda una respuesta para Lord Spencer. Esta carta es dirigida al P. Gral. desde el retiro de San Sosio el día 26 de marzo de 1840.


Finalmente se logra renovar el plan inicial. En esos días el P. Antonio San José que iba a comandar la expedición, desistió en razón de su quebrantada salud. Entonces el P. Gral. ve oportuno colocar a P. Domingo como cabeza de la expedición, que iban a salir primero a fundar en Tournai ( Bélgica). Este motivo conmovió enormemente al P. Domingo B., sus esperanzas renacieron como una flor en primavera y su corazón latía con impulsos gozosos.


El Día 8 de mayo de 1840 renuncia a su cargo de provincial para formar parte de la expedición.

El 24 día de la partida, salen en camino desde la Basílica de los Santos Juan y Pablo con destino a Tournai. Después de un largo y cansado viaje el 22 de mayo llegan a Tournai. Después de un Siglo de existencia de la Congregación, se abría una casa fuera de Italia. Esta fundación en Bélgica era un puente que permitiría más fácilmente llegar a Inglaterra.


En Inglaterra.

Desde Inglaterra le llega una invitación a Domingo Barberi para fundar. Después de informar al P: Gral. y con su permiso, se envarca hacia Inglaterra con el fin de inspeccionar el lugar de la próxima fundación . En Inglaterra se entrevista con el Obispo Wiseman, monseñor Walsh y con su amigo Lord Spencer que ejercía el cargo de director espiritual del colegio de Oscott. Luego de recibir las informaciones del Obispo Wiseman y del Mons. Walsh, regresa al convento de Ere en Tournai. Ya en casa escribe al Superior Gral. Las posibilidades de la fundación y la situación decadente del Anglicanismo. Domingo B. sin pérdida de tiempo se reinteró a sus ejercicios espirituales. En este tiempo recibió luces de Dios de lo que debía realizar en Inglaterra.


El movimiento de Oxford, año 1841.

Los Anglicanos entre ellos Newman y su discípulo Dalgairns, escribieron unos artículos que sus palabras tenían un valor de reto para los católicos que procuraban la unión entre los Anglicanos y ellos.


Phillips inmediatamente Después de haber leído la carta de Newman, le contesto diciéndole lo siguiente: que la santidad existía de verdad en la Iglesia. También Barberi al enterarse de la carta de Dalgairns le movió a redactar una carta en respuesta. La carta al llegar a manos de Dalgairns descubrió en su autor el ángel que él pedía a la Iglesia Católica, cayó de rodillas y llorando besó las hojas de la carta. Enseguida hizo correr la carta entre los afiliados al movimiento y a la vez envió una carta en respuesta a Domingo.


La nueva casa en Inglaterra: Aston Halle.

El convento de Ere queda consolidado en setiembre de 1841. El día 30 del mismo mes Domingo B. firma el documento de la compra del convento quedando legalizada la posesión. Con esto se veía libre para la fundación en Inglaterra. El P. Gral le otorga a Domingo B. el nombramiento de superior local, maestro de novicios del convento que se iba abrir en Aston y encargado de delegado de la fundación Belga. El mismo 30 de setiembre parte para Inglaterra con un joven pasionista Irlandés de nombre P. Amadeo.


Domingo B. era el primer pasionista que puso su pie en el Reino Unido. Los dos pasionistas llegan el 15 de octubre a Londres y el 7 se dirigen a Oscott donde se encuentran con sus protectores Wiseman y Lord Spencer. Instalado en Oscott escribe cartas a su amigo Phillips, al P.Gral y a la Bienhechora Canning. El párroco de Aston el Sr. Hulme al principio dificulta la entrada a los dos pasionistas poniendo algunos pretextos. Domingo B. espera pacientemente hasta que el párroco desista de su terquedad. El día 16 de febrero el mismo párroco el Sr. Hulme, fue el quien llevó a su Iglesia a los dos pasionistas.


Desde el primer día de su pocesionamiento quedó la casa destinada a retiro-noviciado. En ese mismo día ingresaron dos postulantes legos. Lugo de establecer la casa canónicamente el P. Domingo empieza con sus prédicas, pero le dificulta la pronunciación de las palabras del idioma inglés. A estas dificultades las daba por descontadas. Sus primeros sermones lo hizo con una serie de ejercicios a la comunidad de Haston. Por invitación del Sr. Hulme aceptó realizar ejercicios públicos.


Los primeros Frutos.

El domingo de ramos de1842 reviste del santo hábito a los dos primeros postulantes, y a mediados de abril, Wiseman le envía el primer clérigo aspirante a pasionista, que será revestido el 7 de mayo del mismo año. Es así que la comunidad de Aston llega a tener el año de 1843 ocho miembros. Los aspirantes desde su ingreso eran sometidos a la plena observancia regular pasionista.


El P. Domingo, además de ser maestro de novicios, era delegado Gral. de Bélgica. Por eso, todos los años iba a Bélgica para ver y velar el progreso de la Congregación en aquel reino. El celo apostólico del misionero pasionista obraba pronto sus primeros frutos. La primera abjuración de parte del anglicano Tomás que ingresó a formar parte de la comunidad, tuvo lugar el día del viernes santo de 1842. De este modo, se abrió a numerosas abjuraciones anglicanas.


Domingo para predicar y celebrar misa a un auditorio numeroso, el espacio que tenían era insuficiente, con el consentimiento de Wiseman alquiló un salón dentro de la ciudad de Stone. Durante el apostolado de Domingo sufrió mucho por aquellos que le criticaban y le agredían físicamente, a pesar de estas situaciones lo que le movía su corazón era la salvación de las almas. Ante las injurias y las burlas, él guardaba tranquilidad, humildad y paciencia por todos aquellos que obstaculizaban los designios de Dios. Sin embargo no todo era persecución, ni contradicción. D. Barberi para evitar las complicaciones y los gastos del alquiler de la casa de Stone, deseó levantar una Iglesia. Después de muchas gestiones logra su proyecto. Ya el 23 de abril de 1844 la Iglesia estaba construida y el 27 es bendecida por el Rvdo. D. Green, enviado como delegado del obispo.


En Littlemore la crisis de 1842 y las abjuraciones de los tractatarios.

La jerarquía inglesa había condenado al movimiento de Oxford. Newman ante esta situación se retira con sus dos discípulos: Dalgairns y W. Lockart a la capilla rural que había construido en Littlemore. El P. Domingo era el único que tenía confianza con los retractatarios. Se comunicaba con Dalgairns a través de cartas, un día este pide a Domingo un resumen de las reglas pasionistas, y es concedido inmediatamente.


La primera abjuración de parte de los tractatarios lo hace Lockart discípulo de Newman que abjura el 26 de agosto de 1843 pasándose al catolicismo. Este suceso conmovió a todos los que formaban el movimiento. Luego de este acontecimiento, Domingo barberi va a Littlemore para encontrarse con Newman. En el poco tiempo que tuvieron para dialogar, Nuwman quedó impresionado por las palabras y el aspecto de D. Barberi.


Por otro lado Dalgairns, el sincero discípulo de Newman, seguía a su maestro en el camino de la sincera búsqueda de la verdad. Escribe con frecuencia a Domingo pidiéndole oraciones para sí y para su maestro Newman. El 20 de setiembre escribe al P. Domingo diciendo: que por la gracia de Dios estoy decidido hacerme católico. LLeno de júbilo Domingo de la Madre de Dios le responde ofreciéndole el convento de Aston. Dalgairns se retiró al convento pasionista el 27 de setiembre en donde realizó su profesión de fe.


Dalgairns de regreso a Littlemore, expresa a Newman el proyecto del P. Pasionista y la visita que les iba a realizar. La visita de Domingo B. va a tener cabida el 8 de octubre. Antes de la llegada del humilde pasionista, Nuwman había decidido dar un paso grandioso en su vida, volver a la Iglesia Católica; también realizó algunos preparativos para este encuentro. Domingo, luego de un largo viaje desde el convento de Ere llega a Littlemonte la fecha indicada, aproximadamente a las 10 de la noche. Nuwman ante la presencia del santo visitante, se arroja a los pies, pidiéndole con lágrimas en los ojos que le escuche su confesión y le admita entrar en la Iglesia Católica.


El día 9 de octubre Newman termina su confesión; luego vienen otros que abjuran como: Bomles, Stanton a quien Newman había escrito por dos veces sobre Domingo Barberi antes de su visita a Littlemontee. Por la tarde en la capilla de la casa, los convertidos realizan su profesión de fe y enseguida el oficio divino del día. El Día 10 de octubre, Domingo recibió en la Iglesia a otras muchas personas y 11 partía de Littlemonte con gran gozo. Para él lo más impresionante era la conversión de Nuwman, al cual consideraba algo así como al papa del anglicanismo. A la conversión de Newman, le siguió la del célebre Faber. El P. Domingo Barberi Invita al noviciado a Newman, éste acepta la invitación, era el año de 1845. Después de esta invitación Nuwman se retira de Littlemonte, llevando solamente una mesita de recuerdo, en la cual el P. Domingo B. había celebrado la Santa Eucaristía, y él había recibido la primera comunión católica. El 28 de octubre de 1846 se encamina a Roma a prepararse con el fin de recibir las órdenes sagradas según la celebración católica. Posteriormente de una asidua preparación recibe la ordenación sacerdotal el 30 de mayo de 1847, y el 3 de junio celebra su primera misa, día de la fiesta del Corpus Christi. Ya ordenado sacerdote regresa a Inglaterra, donde sigue teniendo relaciones cordiales con los pasionistas. El 1 de enero, Nuwman, se instala en Morivale, allí se encontró por última vez con Domingo Barberi antes de su muerte.


Muerte y glorificación

Habían transcurrido cuatro años nada más después de la abjuración de Newman y sus compañeros. En total una actividad de ocho años, en Inglaterra exactamente como la predicación del otro apóstol de Inglaterra, San Agustín. Domingo ha trabajado mucho en el apostolado, se ha desvivido y sacrificado totalmente por su querida Inglaterra, sin embargo nadie pensaba de la desaparición del fundador. Fue precisamente en a ciudad de Reading donde le encontró la bendita muerte el 27 de agosto de 1849.


La muerte del padre Domingo, fue una muerte verdaderamente pasionista: como Cristo lejos de su patria, lejos del propio convento en una casa doblemente extraña, en un fondo de estación y rodeado de protestantes.


Introducida su Causa de beatificación, después de su muerte, la glorificación tuvo lugar en la Basílica de San Pedro. “Ante el fuerte movimiento ecuménico del concilio Vaticano II y estando presentes en Roma los padres de dicho concilio el 27 de octubre de 1963. El papa Pablo VI elevó al honor de los altares a Domingo Barberi, proponiéndole como modelo del auténtico y verdadero ecumenismo basado en el fiel seguimiento de Cristo y, por lo tanto, en la verdad y la caridad”.



1:07 a.m.
Martirologio Romano: En Bérgamo, de Traspadana, san Alejandro, mártir (s. III/IV).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.



Perteneciente a la legión tebana, murió en un 26 de agosto, por no querer acceder a la orden del emperador Maximiano, de sacrificar a los dioses. La villa de Bérgamo se atribuye la posesión de sus reliquias auténticas. — Fiesta: 26 de agosto.

Si cada persona es objeto de una providencia especial por parte de Dios, y tiene un designio determinado que cumplir en este mundo, más aún los Santos, amados de Él de un modo particular, son objeto de una determinación concreta. O dicho de otra manera: Cada persona, en los planes divinos, viene al mundo para hacer algo que Dios ha determinado de antemano. Según su adaptación a los divinos planes, así sus méritos; la gracia necesaria no le faltará en ningún momento. Pues bien, en esa ordenación especial de cada uno —y, por tanto, de cada Santo—, están las diferencias personales que hacen a éste el Santo de la pobreza, a aquél el de la obediencia; y a todos, los Santos del amor a Dios y al prójimo.


Si hubiéramos de poner un sobrenombre a Alejandro, seguramente le aplicaríamos el de «Santo del primer mandamiento», o el de «mártir de la confesión de Dios». Dios, que promulgó su Ley en el Sinaí, Nuestro Señor Jesucristo, que la revalorizó con su predicación y vida, nos la han transmitido e interpretado por medio de su Iglesia: «Yo soy el Señor, tu Dios»; «no tendrás otro Dios más que a Mí». Y toda la vida de Alejandro, especialmente su martirio, no vienen más que a dar cumplimiento a este mandato. Y su negativa de sacrificar a los dioses es una afirmación del supremo respeto al Dios uno y verdadero.


Poco sabemos de la vida de Alejandro. Únicamente, que era portaestandarte y oficial de la legión africana de Tebas, que luchó en Europa. Aprisionado por motivos que ignoramos —seguramente por su confesión cristiana—, en Milán, es presentado al emperador, que le obliga a sacrificar a los dioses. A su negativa, sigue la amenaza del martirio, y a nuevas negativas, su ejecución.


Y aquí prácticamente termina nuestro trabajo de presentación. Vale la pena ahora que dejemos hablar a las actas del martirio, un documento hermosísimo y de especial valor. El emperador dice a Alejandro:


—Si yo te he hecho comparecer delante de mí, es únicamente para que sacrifiques a los dioses inmortales, que tú has abandonado. Sé, en efecto, que has renunciado al culto de los dioses y que te has hecho cristiano.


Y, haciendo traer el altar sagrado, cubierto con sus ricos paños propios, añade:


—Aproxímate y sacrifica a los dioses, si quieres escapar al castigo terrible reservado a los que los desprecian.


Alejandro le responde:


—Es proponerme un crimen abominable, ¡oh emperador!; yo bien quiero respetarte y honrarte como príncipe, pero no adorarte como a un dios.


Maximiano dice


—Si no sacrificas pronunciaré contra ti sentencia de muerte.


Alejandro responde:


—Esta muerte, con la que me amenazas, será para mí la vida en el seno de mi Dios. Porque apenas haya abandonado este mundo, iré a gozar de la vida verdadera y de la posesión de este Rey lleno de justicia, que es mi Creador y el tuyo.


La respuesta parece haber impresionado a Maximiano, que hace al intrépido confesor de Cristo esta propuesta:


—No pretendo obligarte a sacrificar por tu propia mano. Asóciate, al menos, a los sacrificios ofrecidos por los demás, y serás libre.


Entonces el emperador manda aproximar el altar y preparar el sacrificio. Pero el prisionero, elevando los ojos a Dios, exclama:


—¡Si pudiese llevarte al conocimiento del Dios verdadero y arrancar de tu espíritu los pensamientos vanos! Tus amenazas, ¡oh César!, son para mí más agradables que las promesas más seductoras, y los tormentos que tu cólera me tiene reservados me darán la corona inmortal...


Maximiano se irrita. Manda a sus esbirros drogarle y obligarle a participar en el sacrificio. Alejandro es arrastrado por la fuerza, pero una vez delante de aquel altar, lo derriba de un puntapié. El emperador, exasperado por tal audacia, ordena que sea ejecutado al momento el cristiano sacrílego. Antes de ser decapitado, Alejandro, elevando los ojos al cielo, rezará a Dios diciendo:


—Bendito seais, Creador todopoderoso, que otorgáis los bienes eternos a aquellos que os sirven dignamente. Bienaventurado seáis, Dios de la gloria, que anonadándoos tomando la forma de esclavo, habéis querido, por nosotros, obedecer a vuestro Padre hasta la muerte, y muerte de Cruz; por la que después de haber destruido el imperio de la muerte, habéis subido glorioso al cielo y allí nos habéis preparado un lugar. Bendito seais, oh indulgente, que dais el arrepentimiento a aquellos que abandonan el pecado, y que os habéis dignado conceder una recompensa plena a los obreros de la hora undécima. ¡Bendito seais, oh Señor, que en vuestra sabiduría habéis apartado de mí la ignorancia de la impiedad, arrancándome del culto a los ídolos, y me habéis admitido misericordiosamente en el culto de los que os veneran!



1:07 a.m.
Martirologio Romano: En La Puye, cerca de Poitiers, en Francia, santa Juana Isabel Bichier des Ages, virgen, que, durante la Revolución Francesa, ayudó a san Andrés Huberto Fournet cuando éste ejercía clandestinamente su ministerio. Restablecida la paz de la Iglesia, fundó la Congregación de las Hijas de la Cruz, para la educación de los pobres y la ayuda a los enfermos (1838).

Fecha de canonización: Fue canonizada el 6 de julio de 1947 por S.S. Pío XII.



Nació en Ages, Francia en 1773. Su padre era empleado del gobierno. Desde niña tenía gran compasión por los enfermos y mendigos de modo que hacía todo lo que podía por ayudarlos.

Un día encontró a una pobre mujer con hambre y frío y con un niño en los brazos. La llevó a su casa, le dio de comer y le dio un manto de lana.


Desde niña le encantaba construir castillos de arena en la playa. Más tarde Dios la llamará para construir hogares para los pobres. Exclamará: "La inclinación a construir edificios la tuve desde muy chiquita". Era una inclinación regalada por Dios para que hiciera un gran bien a la humanidad.


A los 19 años Juana Isabel tenía varios pretendientes pero ella declaró a su madre que su deseo era dedicarse totalmente a buscar el reino de Dios y la salvación de las almas. En aquellos tiempos comenzó la Revolución Francesa. Perseguían a muerte a los propietarios de tierras. El hermano de Juana Isabel tuvo que huir al extranjero y la herencia del padre estaba en gran peligro. Ante la necesidad, Juana Isabel estudió para saber administrar los bienes y defenderlos. Lo hizo con tanto éxito que pudo también socorrer a muchas familias pobres. Los mismos estudios le ayudaron después al fundar una comunidad religiosa.


Juana Isabel visitaba también a los sacerdotes y religiosas que la Revolución encarceló por negarse a renunciar a su fe. También mostró gran caridad con los carceleros de manera que estos trataban mejor a los presos.


Se conserva una estampita de Nuestra Señora del Socorro donde nuestra joven escribió: "Yo Juana Isabel, me consagro y dedico desde hoy y para siempre a Jesús y María". 5 de mayo de 1797. Poco tiempo después, Juana se enteró de que a 15 kilómetros de su casa celebraba la misa clandestinamente el Padre Andrés Fournet (santo canonizado). Debía ser de noche en un granero.


Juana Isabel quiso hablar con el sacerdote quien al verla tan elegante la puso a prueba: "Usted, aguarde, que antes debo atender a estas personas pobres". Ella aceptó con buena voluntad y después se acercó a confesarse con el padre. El fue desde entonces su director espiritual y entre ellos creció una santa amistad que los llevó a fundar una comunidad. Ella le pidió permiso para irse de monja a un monasterio trapense (de clausura). Pero él le aconsejó que más bien se quedara en el mundo ayudando a la juventud pobre y que se encuentra siempre tan desprotegida.


Padre Fournet y Juana Isabel, con un grupo de muchachas piadosas, fundaron la comunidad de Hijas de la Cruz, para atender a la juventud pobre y abandonada. La santa se dedicó a fundar casas de su comunidad en diversos sitios de Francia. Cuando las vocaciones escaseaban ella redoblaba la oración y Dios enviaba vocaciones. El Padre Fournet le mandó a vestir de negro con tela ordinaria, lo cual disgustó a sus familiares ricos.


Fundó más de 60 escuelas para niñas pobres. Con un entusiasmo parecido al de Santa Teresa de Avila viajaba, dirigía y administraba. Hacía además agotadores trabajos, oraciones, ayunos y penitencias.


Al final de su vida mucho. Murió el 26 de agosto de 1838.


Fue canonizada el 6 de julio de 1947 por S.S. Pío XII.


Santa Juana Isabel ruega por nosotros.



1:07 a.m.
Martirologio Romano: En la Dehesa de la Villa, Madrid, España, beata María de los Ángeles Ginard Martí, virgen y mártir (1936)

Fecha de beatificación: 29 de octubre de 2005, siento pontífice S.S. Benedicto XVI.



Religiosa de las Hermanas Celadoras de Culto Eucarístico, nació en Llucmajor, Mallorca, España, el 3 de abril de 1894. A los dos días, siguiendo la costumbre cristiana de la época de bautizar a los niños al poco de nacer, la llevaron a la pila bautismal de la parroquia de San Miguel de Llucmajor, imponiéndole el nombre Ángela Benita Sebastiana Margarita, pero usaba en el siglo el de Ángela y al entrar en religión el de María de los Ángeles.

Fueron sus padres don Sebastián Ginard García, que pertenecía al cuerpo de la Guardia Civil y en el que alcanzó el grado de capitán, y su madre doña Margarita Martí Canals. Ambos procedían de familias mallorquinas muy católicas y en ese ambiente religiosos formaron su hogar y educaron a los nueve hijos, de los que María de los Ángeles ocupaba el tercer lugar.


La niñez de María de los Ángeles transcurrió entre Llucmajor, Palma y Binisalem. En este último pueblo hizo su primera comunión el día 14 de abril de 1905. En torno a este acontecimiento empezó a sentirse inclinada a una piedad cristiana con tendencia hacia la vida religiosa, la cual estaba motivada por las visitas que con su madre hacía a dos tías monjas, sobre todo a la que estaba en el monasterio de las jerónimas de San Bartolomé de Inca.


La juventud la pasó en Palma de Mallorca, donde se trasladó la familia buscando trabajo para mejorar la situación económica que era escasa para sacar adelante una familia tan numerosa. María de los Ángeles y sus dos hermanas mayores se dedicaros a bordar y a confeccionar sombreros de señoras. Con estas labores que realizaban en el hogar por encargo y cuando estos le faltaban para vender después, conseguían unos ingresos económicos muy necesarios para un digno bienestar de la familiar. Esta ocupación no la liberaban de los trabajos propios del hogar y de la atención a los hermanaos pequeños. Hacia éstos María de los Ángeles se volcó en la atención y en la formación religiosa: les enseñaba a rezar, el catecismo; le leía la historia Sagrada y la de los primeros mártires cristianos.


Se levantaba temprano para oír misa y comulgar en la iglesia del Socorro o en la vecina parroquia de la Santísima Trinidad, donde estaba su director espiritual, el padre Sebastián Matas. Durante el día hacía la visita al Santísimo Sacramento expuesto en el Centro Eucarístico, rezaba el santo Rosario, hacía oración particular y se daba a otras devociones particulares.


El plan de vida espiritual que llevaba María de los Ángeles la apartaba de las diversiones propias de su edad y la iba centrando en la vocación que sentía desde su niñez. Así cuando contaba unos veinte años de edad pidió permiso a sus padres para ingresar en el monasterio de las jerónimas de San Bartolomé de Inca. Éstos le aconsejaron que era muy joven, que lo pensara bien y dejara la decisión para más tarde. Con estos consejos no trataban de oponerse a su hija, sino retenerla por un tiempo en el hogar pues la necesitaban, pues el dinero ganado de su trabajo les era necesario para sacar adelante con dignidad a los hermanos menores. María de los Ángeles comprendió a sus padres y, sin perder la ilusión de entregarse a Dios en una vida consagrada, supo esperar.


Transcurridos unos años, y viendo que las circunstancias familiares anteriores había cambiado, volvió a pedir permiso a los padres, quienes se lo dieron gustosos.


Obtenido el consentimiento de los padres, ingresó en el postulantado de las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico de Palma de Mallorca el 26 de noviembre de 1921. Muy pronto se adaptó a la nueva vida. La adoración al Santísimo Sacramento, que es fin primordial del instituto en el que había ingresado, le llenaba, era su vida de donde sacaba fuerzas para los trabajos comunitarios de masar el pan para la misa, confeccionar y bordar ornamentos sagrados, preparar los niños para la primera comunión y para lograr una convivencia comunitaria volcándose en caridad a sus hermanas religiosas, la cuales la tenían por religiosa muy ejemplar, abierta y cordial, que se caracterizaba por su sencillez, piedad y, sobre todo, por la obediencia y docilidad en aceptar los cargos y traslados que sus superioras disponían.


Después del año de noviciado y de los tres primeros años de profesión temporal fue destinada a Madrid, luego a Barcelona y nuevamente a Madrid, desempeñando en esta última casa siempre el oficio de procuradora o administradora del convento.


Al estallar la Guerra Civil Española de 1936, sor María de los Ángeles se encontraba en Madrid. Los acontecimientos previos a la guerra eran alarmantes para la Iglesia y sus miembros. La persecución religiosa se manifestó abiertamente con quema de iglesias y conventos y con amenazas a los sacerdotes, religiosos y fieles católicos. En estas circunstancias, a sor María de los Ángeles le apenaba la destrucción y amenazas que habían emprendido los perseguidores “por odio a la fe”, por todo lo relacionado con Dios y con la Iglesia. En la adoración a Jesús Sacramentado pedía por una solución a estos problemas y, firme en la fe, ofrecía, si esa era la voluntad de Dios, su vida en martirio por el triunfo de Cristo.


Cuando las religiosas vieron la necesidad de salir del convento vestidas de seglares se encontraban con el nerviosismo típico del momento, sor María de los Ángeles con serenidad las tranquilizaba a la vez que les decía: «Todo lo que nos pueden hacer a nosotras es matarnos, pero esto...» Es decir, lamentaba más la persecución y destrucción de lo religioso que el que la matasen.


El día 20 de julio de 1936 las religiosas salieron vestidas de seglares del convento. A sor María de los Ángeles le tocó refugiarse en la vivienda de una familia en la calle Monte Esquinza número 24. Desde allí, por la proximidad, vio el saqueo de la iglesia y del convento, y la destrucción de imágenes objetos de culto. En este refugio permaneció hasta el día 25 de agosto por la tarde, en que los milicianos anárquicos, por acusación del portero, que era de ellos, fueron a detenerla.


En el momento de la detención, apresaron a doña Amparo, hermana de la dueña de la casa que le acogía, y sor María de los Ángeles llevada por caridad y bondad, dijo a los milicianos: “esta señora no es monja, dejadla, la única monja soy yo”. Con estas palabras confesó su condición de religiosa y salvó la vida a esta señora.


Detenida la llevaron a la checa de Bellas Artes y el día 26 de agosto de 1936, al anochecer, según acostumbraban los perseguidores en los primeros meses de la guerra, le dieron el “paseillo” a la Dehesa de la Villa donde la fusilaron, pues a la mañana del día siguiente el Poder Judicial levantó el cadáver.


Sus restos mortales fueron enterrados en el cementerio de la Almudena y después de la guerra, el 20 de mayo de 1941, fueron exhumados y trasladados al panteón de las Hermanas del Culto Eucarístico del mismo cementerio, de donde el 19 de diciembre de 1985 fueron trasladados al convento de las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico de la calle Blanca de Navarra, número 9, de Madrid. Y recientemente, el 3 de febrero de 2005, han sido colocados en la iglesia capilla de este convento.


El proceso de canonización por martirio en su fase diocesana fue abierto en Madrid el 28 de abril de 1987, y clausurado, también en Madrid, el 23 de marzo de 1990. El 19 de abril de 2004, su Santidad Juan Pablo II aprobó la publicación del decreto sobre el martirio para su beatificación.