noviembre 2019

11:20 p.m.

Por: . | Fuente: aboga.wordpress.com

Fundadora de la Congregación de las Hermanas
Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción

Martirologio Romano: En Lisboa, Portugal, beata María Clara del Niño Jesús, (en el siglo Libania do Carmo Galvao Meixa De Morua Telles e Albuquerque), virgen, fundadora de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción. ( 1899)

Fecha de beatificación: 21 de mayo de 2011 durante el pontificadc de S.S. Benedicto XVI.

Breve Biografía

La venerable sierva de Dios Libania do Carmo Galvao Meixa De Morua Telles e Albuquerque nació el 15 de junio de 1843 en el palacio de la Quinta del Bosque en Amadora, cerca de Lisboa. Sus padres, Nuno Tomás de Mascareñas y Galvao Mexía de Moura Telles y Albuquerque y María de la Purificación de Sá Carneiro Duarte Ferreira, profundamente cristianos, procedían de noble linaje. Libania era la tercera de siete hermanos; a los 14 años quedó huérfana y fue acogida en el Asilo Real de Ajuda, institución que atendían las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Cuando en 1862 estas hermanas francesas fueron expulsadas de Portugal, ella pasó a vivir con los marqueses de Valada, sus parientes.

En 1867 sintió la vocación a la vida religiosa y entró en el pensionado de San Patricio (Lisboa), casa de las Capuchinas de Nuestra Señora de la Concepción; pasados dos años, tomó el hábito y adoptó el nombre de María Clara del Niño Jesús. Como las leyes portuguesas impedían el ingreso en la vida religiosa, la sirva de Dios fue orientada por el director espiritual de la Fraternidad de las Capuchinas, padre Raimundo dos Anjos Beirao, al monasterio francés de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias y Maestras de Calais, donde hizo el noviciado y emitió los votos en 1871.

Ese mismo año, regresó al convento de San Patricio en Lisboa y, bajo la orientación del padre Beirao, comenzó allí la reforma espiritual de las Terciarias Capuchinas. De ese modo nace, el 3 de mayo de 1871, la Congregación de las Hermanas Hospitalarias de los Pobres por Amor de Dios, aprobada por Pío IX el 27 de marzo de 1876. En 1964 tomó el nombre actual de Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción.

La Madre María Clara falleció santamente el 1 de diciembre de 1899, a los 56 años, en Lisboa. Sus restos mortales se custodian en la cripta de la capilla de la Curia General, en Linda-a-Pastora, Queijas (Lisboa).

A lo largo de su vida, abrió numerosas casas para acoger a los más pobres y necesitados, a los excluidos de la sociedad portuguesa en la mitad del siglo XIX. Fue la hermana de todos, abierta a las necesidades humanas más elementales; los ancianos, los enfermos, los niños huérfanos y abandonados, los pobres, los desterrados, los obreros, los estudiantes pobres, los mendigos de las calles, las familias necesitadas de luz y de abrigo. Para todos tenía la Madre María Clara una casa permanentemente abierta, donde eren acogidos con ternura de madre.

El Milagro

El milagro comprobado ocurrió en a diócesis Tui-Vigo (Provincia de Pontevedra, España) y fue la curación de Georgina Troncoso Monteagudo, baionesa de 84 años, que durante 34 años sufrió un pioderma gangrenoso.

La madre Clara fue proclamada “Venerable” en 2008 y el pasado diciembre el Vaticano ratificó que la sanación de Georgina en 2003 fue obra de la monja lusa. Durante esos cinco años la Congregación para las Causas de los Santos investigó los hechos y el tribunal médico diocesano que se desplazó hasta Galicia dio por probado que se trataba de un acontecimiento sobrenatural. “Yo lo tengo muy claro, fue un milagro, para mí no tiene otra explicación y para los médicos tampoco”, asegura Georgina junto a la hermana Rita, una de las tres monjas franciscanas que continúan desarrollando su labor en Baiona. La enfermedad que sufrió se remonta a finales de 1968, cuando trasladaba objetos junto a su hermana. Un golpe le provocó graves heridas y la gangrena comenzó a extenderse por todo el brazo provocándole dolores terribles. “Sufría mucho y tenía que acudir todos los días para tratarme”, señala. Médicos de Vigo y Madrid realizaron varios injertos pero constataron que no había cura.

Estampa entre los vendajes Georgina Troncoso había estudiado en el Colegio Virgen de la Roca, donde impartían enseñanzas las monjas de la orden. “Me dieron una estampa de la madre Clara y la colocaba entre los vendajes”, recuerda. La inesperada muerte del doctor vigués Ignacio de Castro en junio de 2002 supuso un golpe duro de superar y la mujer se encomendó más que nunca a la monja portuguesa. “Dejé de acudir todos los días al médico y tan sólo una vez a la semana me veía el de cabecera”, señala antes de explicar lo ocurrido año y medio después. “Me descubrí el brazo y estaba perfectamente, tenía buen color y había recuperado la movilidad”, indica. El médico tampoco encontró una explicación. El hecho no pasó desapercibido y varios medios de comunicación portugueses ya se han hecho eco del “milagro gallego” de la madre Clara.

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Es descrito como un apuesto joven protestante, que estudió en Oxford.

Convertido al catolicismo estudió en el colegio inglés en Reims, Francia, y fue ordenado sacerdote el 29 de marzo de 1578.

Regresó a Inglaterra en Agosto de 1579, como misionero en Somersetshire, detenido el 28 de abril de 1581 en Londres en la casa del Padre Robert Persons.

Fue torturado en las Torres de Londres, en parte para que indicara el paradero del Padre Robert. Durante su encarcelamiento escribió a los Jesuitas solicitando ser admitido, recibiendo respuesta positiva en las últimas semanas de su arresto.

Fue condenado a morir, junto con otros seis sacerdotes el 16 de Noviembre de 1581 en Wetminster, su crimen: ser sacerdotes católicos.

En prisión, Alejandró talló una pequeña cruz de madera, que luego usaba todo el tiempo, incluso durante el juicio donde le dijo al juez: "Usted podrá quitármela de mis manos, pero no de mi corazón".

Es uno de los cuarenta mártires de Inglaterra y Gales.

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Es el primer santo inglés de la Compañía de Jesús. Con su simpatía, alegría contagiosa, con su patriotismo y oratoria supo dar, a los ingleses perseguidos, el entusiasmo que les faltaba para defender su fe.

Niñez y juventud
Edmundo Campion nace en Londres, el 15 de enero de 1540, poco después que el rey Enrique VIII lograra separar a Inglaterra de la obediencia de la Iglesia católica.

Su padre fue un librero de Londres. Desde muy pequeño aprende a devorar libros. Al quedar huérfano, el gremio de los mercaderes de Londres decide encargarse de su formación. Fue un excelente alumno.

Esos son los años turbulentos de Eduardo VI, niño también de pocos años.

Durante el reinado de María Tudor
Cuando cuenta 13 años, en 1553, Edmundo es elegido para componer y leer un discurso de felicitación a la Reina María Tudor. Ella también es hija de Enrique VIII y ha sucedido a su hermano Eduardo.

Poco después, el Alcalde Mayor de Londres, Sir Thomas White, determina fundar un Colegio católico, en Oxford. El cambio religioso, sucedido con el nuevo reinado, lo mueve a hacerlo. Recordando al joven Edmundo Campion, por el hermoso discurso a la Reina, le ofrece una beca en el nuevo Colegio. Edmundo pasa a educarse, entonces, al Colegio de Saint John, donde con distinción continúa sus estudios.

En Oxford
Cuando muere la Reina María, en 1558, las cosas se precipitan en Inglaterra y también en Oxford. Le sucede su hermana Isabel, hija de Enrique y de Ana Bolena, educada en la fe protestante.

El favorito de la Reina, el conde de Leicester, Roberto Dudley, es nombrado Canciller de la Universidad de Oxford.

Edmundo Campion tiene, entonces, 18 años. Ha sido nombrado profesor en el Colegio de Saint John. Un buen número de alumnos, sigue sus clases. La influencia de Campion aparece muy claramente. Los jóvenes frecuentan sus conferencias, imitan su tipo de elocuencia e incluso su modo de vestir. Con orgullo algunos empiezan a llamarse campionistas.

Fama de orador
A los oídos de Roberto Dudley llegó la fama de la oratoria de Edmundo Campion. Cuando muere su esposa, el Canciller dispone que sea Campion quien escriba y pronuncieel elogio fúnebre. San Edmundo compone un hermoso discurso que llenade satisfacción al vanidoso Canciller.

A la muerte de Sir Thomas White, el fundador del Colegio de Saint John, en 1564, Campion pidió el honor de escribir su elogio. La renovada admiración del Canciller, al escucharlo, hacen concebir en Campion una protección y un porvenir muy seguro.

Discurso ante la reina Isabel
Dos años más tarde, en 1566, la reina Isabel visitó Oxford. Entre las fiestas de recibimiento debe destacar un acto académico de filosofía.

Edmundo Campion, el joven profesor de 26 años, es el encargado de organizar y de mostrar, ante la Reina, la erudición, la profundidad de ciencia y la elegancia en el buen decir. Isabel se admira y decide de veras utilizar los servicios de Campion. Lo recomienda interesada a Leicester.

Vice canciller de Oxford
Roberto Dudley, conde de Leicester nombra entonces a Edmundo Campion, orador de la Universidad. Poco después, lo elige Prorrector de la misma, oficio que equivale al de Vice canciller.

Todos estos cargos, los recibe Campion antes de tener el grado de doctor, lo que resulta extraordinario. Es la promesa de una gran carrera.

Un paso en falso
Es posible que Edmundo Campion haya prestado el juramento de supremacía en 1560. Pero ello no lo intranquiliza. En forma regular frecuenta los ahora servicios protestantes de la capilla del Colegio de Saint John. Edmundo es católico y no piensa separarse de su fe. Pero la situación se va haciendo crítica.

Poco a poco, se deja vencer. En 1567 acepta la ordenación diaconal, de manos de su amigo el obispo de Gloucester, Ricardo Cheney, de la Iglesia reformada.

Sus amigos, entonces, se dividen, unos lo felicitan, los más se horrorizan. Edmundo Campion se sumerge en un mar de dudas y en un recriminarse por la decisión tomada.

Los estudios de teología
En Oxford la división es clara. Hay un partido católico mayoritario y un partido protestante ascendente.

Edmundo Campion vacila entre los dos, sin deseos de elegir. Su anhelo más íntimo es que lo dejen estudiar en paz y poder desempeñar sus deberes de profesor y de orador universitario. Según los estatutos del Colegio, su obligación es dedicarse al estudio de teología y aceptar la ordenación sacerdotal, si quiere continuar su carrera en la Universidad. Edmundo Campion posterga la decisión, hasta donde puede, concentrándose en el estudio de Aristóteles y en la teología natural.

En 1567 le fue necesario iniciar el estudio de los Padres de la Iglesia. Y en la medida de su avance, cada vez se siente más lejos de la Iglesia Anglicana. Trata de refugiarse en la oración. Consulta a su amigo Tobie Matthew quien parece no tener escrúpulos en el abandono de la antigua fe. “No leo a los Padres, para no creerles”, es la respuesta.

El camino de Tobie Matthew, más tarde obispo de Durham y después arzobispo de York, parece fácil. Edmundo Campion ama a Inglaterra, ¿es razonable rechazar lo bueno de la reforma por un anhelo de perfección?. Pero en Inglaterra no hay libertad. Y eso lo intranquiliza.

Tormentas exteriores
En la primavera de 1568, María Estuardo, católica y heredera del trono, fue hecha prisionera.

Poco después Gregorio Martin, su íntimo amigo durante trece años, abandona Oxford y se exilia en el continente.

La tormenta anglicana lo va presionando. Primero, pierde una beca. Después su cargo como juez escolástico de la Universidad.

La vuelta al buen camino
Con la aprobación de Leicester, Edmundo Campion se decide pasar a Dublin. Allí podrá trabajar en el proyecto de la creación de la Universidad Nacional.

Se adapta fácilmente al nuevo ambiente y empieza a vivir en paz con su conciencia. La católica Irlanda está bajo el poder del gobierno imglés, pero las leyes religiosas no se aplican.

En Irlanda
Con el pensamiento puesto en la Universidad irlandesa, prepara una disertación, De Homine Academico. Es un verdadero catálogo de las virtudes y cualidades de un formador universitario. Sin duda es su propio programa y que, en parte, lo siente realizando.

Poco tiempo después empieza a trabajar en una historia de Irlanda. Es toda una obra literaria. La dedica al conde de Leicester, buscando siempre una protección.

Tormentas interiores
El 25 de febrero de 1570, San Pío V dicta la Bula Regnans in Excelsis, de excomunión contra Isabel, liberando a sus súbditos de la obligación de obedecerla.

Una copia de la Bula es clavada en la puerta del palacio del obispo de Londres el 25 de mayo por el caballero católico John Felton. Este es torturado y ejecutado. En el cadalso regaló a la Reina un gran anillo de brillantes, que llevaba cuando fue arrestado, manifestándole que no deseaba su mal, pero que creía que se destitución era buena para el país y para su salvación eterna.

Una verdadera persecución cae, entonces, sobre los cristianos que continúan con su adhesión a Roma.Edmundo Campion, tocado íntimamente por los contenidos de la Bula y acosado por los remordimientos de conciencia, decide entonces dejar Irlanda. Por lo demás es buscado afanosamente por las autoridades, pues todo católico debe ser interrogado.

Perseguido, Campion vuelve a Londres. Allí no es buscado. Se le cree en Irlanda.

Testigo de un martirio
En Londres asiste, en Westminster Hall, atónito entre la muchedumbre, al despiadado juicio contra el Bienaventurado John Storey. Este se había exiliado en Flandes. Al poco tiempo, ya anciano, en el Colegio de Douai, recibió la ordenación sacerdotal. Sir William Cecil lo había hecho raptar y traer desde Amberes, acusándolo de traición.

Ese Colegio de Douai fue toda una institución para la restauración católica de Gran Bretaña. Había sido fundado por Sir William Allen a quien su fe lo obligó a abandonar Inglaterra y ordenarse de sacerdote en Lovaina. Lo fundó para los ingleses, con el fin de formar sacerdotes que pudieran, más tarde, predicar la fe en la patria. Algunos años más tarde, ya cardenal, fundó otro Colegio similar en Reims.

En Flandes
Edmundo Campion decide pasar a Flandes. Consigue dinero entre sus antiguos alumnos católicos y se embarca el 1 de junio de 1571.

Una fragata inglesa intercepta a la nave. Por no llevar pasaportes, Campion es detenido y devuelto a Inglaterra. El capitán se queda con el dinero y lo deja huir, pero en territorio inglés.

De nuevo, muy pronto, consigue dinero entre los amigos. Un segundo intento y, esta vez, feliz. A fines de junio de 1571, con grandes muestras de gozo y alegría fue recibido en el Colegio de Douai.

Gran parte de los trece candidatos que, allí, se preparan al sacerdocio son antiguos amigos y los más, alumnos suyos en Oxford. Allí está su amigo Gregorio Martin.Estudios sacerdotales

En Douai, San Edmundo Campion vuelve formalmente a la Iglesia católica. Es admitido a los sacramentos, de los que ha estado privado desde hace más de diez años. Se siente feliz, viviendo en una comunidad enteramente católica. Sir William Allen lo considera como una adquisición sensacional.

Dos años enteros dedica Edmundo Campion a terminar los estudios de teología. En Douai recibe las órdenes menores y el subdiaconado, requisitos exigidos por la Iglesia católica antes de las órdenes del diaconado y el sacerdocio.

Al pedir las órdenes sagradas y al recibirlas, Campion siente que puede expiar la falta de haber sido ordenado diácono por un obispo anglicano.

Discernimiento vocacional

Después viene el largo discernimiento. ¿Qué debe hacer?. Señor, ¿qué quieres que haga?.En la oración comprende que debe dirigirse a Roma y que allí el Señor le mostrará el mejor camino.

Viaje a Roma
El viaje a Roma lo hace, solo y a pie, en penitencia. Pide limosna en los caminos y ora sin cansancio. A fines de febrero de 1573, llega a la Ciudad eterna. Por cierto, se hospeda en el hospital de los ingleses, como peregrino.

El primer tiempo lo dedica a la oración y a la visita de las principales Iglesias de Roma. Visita al cardenal Gesualdi con quien tiene largas conversaciones a propósito de la Bula Regnans in Excelsis.

Pero pronto, entiende claramente la voluntad de Dios. Debe entrar en la Compañía de Jesús. En ella podrá darse a los demás y, con la voluntad del Señor, podrá volver a predicar la fe en Inglaterra.

Su ingreso a la Compañía de Jesús

Es admitido por el P. Everardo Mercuriano, recién elegido General de la Compañía. La Congregación General continuaba todavía en funciones. Varios de los padres congregados, lo han conocido y oído hablar de él. La simpatía de Campion les gana el corazón a todos. Cada Provincial lo quiere para su propia Provincia. En Inglaterra no hay jesuitas. El General, lo admite para la Provincia alemana, la de Austria.

Noviciado
En Austria Terminada la Congregación General, a mediados de junio de 1573, con el P. Provincial alemán viaja a Praga para iniciar su noviciado de dos años. San Edmundo Campion es uno de los fundadores del Noviciado en Brünn, muy cerca de Praga. Allí, todo le es fácil, en especial la experiencia del mes de Ejercicios. Los trabajos humildes y el apostolado le resultan llenos de consolación. Y su facilidad en los estudios le sirve extraordinariamente para el aprendizaje del nuevo idioma.

En Praga
En septiembre de 1574, los Superiores lo destinan al Colegio de Praga, a continuar el noviciado e iniciar la etapa de magisterio con los alumnos de retórica. Sus cualidades literarias, adquiridas en Oxford, le permiten un año brillante. En 1575 hace los votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia. En el Colegio, funda la Congregación Mariana (hoy, Comunidades de Vida cristiana, CVX) para sus alumnos. Al año siguiente le añaden el cargo de Prefecto general del Internado y las predicaciones en la Iglesia. En diversas ocasiones predica en la corte. Y con su oratoria verdaderamente atrayente se gana el ánimo del mismo emperador Rodolfo II.

Ordenación sacerdotal
El 8 de septiembre de 1578, el arzobispo de Praga lo ordenó sacerdote. Y hasta marzo de 1580 ejerce en la capital del imperio su sacerdocio y ministerio de enseñanza. El idioma alemán parece no tener secretos para él.

Llamado a Roma
Por ese tiempo, el cardenal y doctor, Sir William Allen, fundador del Colegio de Douai, presenta al Papa Gregorio XIII y al P. General Everardo Mercuriano, un largo y muy bien fundado memorial. En él solicita el envío de refuerzos sacerdotales a Inglaterra. El Colegio inglés de Douai ha crecido mucho. Cada año se ordenan treinta o cuarenta sacerdotes. Más de la mitad logra atravesar el Canal hacia Inglaterra. Los informes recibidos coinciden respecto al entusiasmo de las gentes, al deseo de recibir los sacramentos y al ansia de ser reconciliados con la Iglesia. El Papa Gregorio XIII decide apoyar al cardenal Allen y funda en Roma el Colegio Inglés. Los primeros seminaristas vienen todos desde Douai. Dos años después, en 1578, la dirección del Colegio Inglés es entregada a la Compañía de Jesús, con gran gozo del cardenal Allen. El P. General Everardo Mercuriano se aviene a tomar la dirección del Colegio y a hacer suyos los objetivos de su fundación. Es decir, promete al cardenal Allen que la Compañía de Jesús enviará misioneros a Inglaterra. Allen pide expresamente al P. Edmundo Campion para la primera expedición. El P. General accede.

San Edmundo Campion es, entonces, llamado a Roma.

Destino a Inglaterra
San Edmundo deja Praga el 25 de marzo de 1580, postergado algunos meses por el Provincial de Austria. Llega a Roma el sábado de Pascua, el 9 de abril. El viaje lo hace a pie, a caballo y en parte en coche, de acuerdo a los azares del camino. En Roma, San Edmundo Campion, con profundo gozo, acepta la invitación del P. General. Su compañero de misión será el P. Roberto Persons, jesuita inglés, seis años más joven que él.

San Edmundo lo conoce bien desde los tiempos de Oxford. Fue su discípulo, y Campion al saberlo católico lo había liberado del juramento de supremacía. Las autoridades entonces intervenieron y Persons debió prestar el juramento, pasando así a ser profesor del Colegio de Balliol. A ruegos de Campion, el P. Persons es nombrado Superior de la Compañía de Jesús en Inglaterra.

Instrucciones
Las intrucciones del General de la Compañía son muy precisas. Se verán obligados a descartar el traje talar y a viajar disfrazados. Deberán vivir entre seglares bajo nombres supuestos. Vivirán solos durante largos períodos. No podrán realizar retiros periódicos para recobrar las fuerzas espirituales. El objetivo de la misión queda también delineado. Trabajarán en “la conservación y aumento de la fe de los católicos de Inglaterra”. No deberán disputar con los protestantes. Les queda prohibido, en forma absoluta, inmiscuirse en los asuntos de Estado o enviar informes políticos. No deben permitir ninguna conversación contra la Reina. San Edmundo recibe las aclaraciones que pide. Queda claro, la Bula Regnans in Excelsis obliga sólo a la Reina y a los protestantes. Los católicos, mientras la Reina gobierne de facto, deben obedecer en todo lo que no toque a la fe católica.

El viaje a la patria
El 18 de abril de 1580 sale de Roma esa primera expedición jesuita a Inglaterra. La componen los PP. Roberto Persons, Edmundo Campion y el Hermano Rodolfo Emerson.
Con ellos van otros tres sacerdotes del Colegio inglés, dos seminaristas y cuatro sacerdotes ingleses radicados en Roma.Antes de salir, el Papa Gregorio XIII los abraza, a cada uno, cariñosamente, los bendice, a ellos y a toda Inglaterra. San Felipe Neri también los bendijo. En Milán, San Carlos Borromeo los obliga a alojar en su propio palacio arzobispal. Edmundo Campion predica en la Catedral, con gran complacencia del arzobispo. El resto del viaje lo hacen a través de Suiza, país ya sumido en las ideas de la reforma protestante. En Ginebra son admitidos, por ser ingleses, a pesar de ser católicos. San Edmundo, incluso, tiene una conversación con el célebre calvinista Teodoro Beza, ya anciano, quien lo recibe en su casa, después de comer. Fue una velada agradable, llena de humanismo.

En Reims tiene lugar el encuentro con el cardenal doctor, Sir William Allen. Campion, a petición de su amigo, predica a los jóvenes ingleses del Seminario. En su propio idioma, después de tantos años. Lo hace con fluidez y corrección, como si jamás hubiera dejado Inglaterra.

Inglaterra
El ingreso en Inglaterra resulta muy difícil. Las autoridades inglesas ya estaban en conocimiento de la expedición católica. Los informantes han comunicado nombres y también fechas. Conocedores de la dificultad, los jesuitas resuelven disolver la expedición. Cada cual, ingresará como pueda hacerlo.

Los jesuitas flamencos del Colegio de San Omer, prepararon el paso del Canal. Los tres jesuitas no deben viajar juntos. El P. Roberto Persons, como Superior, será el primero. Los otros dos pasarán a Inglaterra un tiempo después. Roberto Persons, vestido de militar y fingiendo ser soldado de los Países Bajos, cruza el Canal sin mayor dificultad. Edmundo Campion y Rodolfo Emerson, vestidos de mercaderes, son detenidos en Dover, el 24 de junio. Las autoridades tienen sospechas, los registran minuciosamente, pero al fin los dejan pasar. Ambos se dirigen al puerto de Gravesend, distante 30 kilómetros de Londres. En un bote, por el Támesis, llegan a la capital. Entretanto, el P. Roberto Persons había encargado a jóvenes católicos que se turnaran, paseándose, en los muelles de Londres. Uno de ellos los reconoce, por las señas del Hermano, y los lleva a la casa alquilada por Persons.Ministerios.

Así comenzaron los años ingleses del ministerio de Campion. El mejor resumen de esos años lo da él mismo en carta al P. General. “Por todas partes se publican contra nosotros edictos llenos de amenazas”. “Con las precauciones que tomamos y con las oraciones de los buenos y, especialmente con el favor de Dios, hemos recorrido con toda felicidad buena parte de la isla.

Nunca nos han faltado personas, que olvidadas de su propio peligro se mostraron solícitas de nuestra seguridad”. “La persecución se ha embravecido. Nuestra comunidad está triste, porque no se habla sino de muerte, de prisión o pérdida de bienes de los fieles.

Y con todo, vamos adelante animosamente”. “En la actualidad son innumerables los que vuelven a la Iglesia. Trabajo desde muy de mañana hasta gran parte de la noche, habiendo cumplido los diversos oficios y predicado algunos días dos veces. Trabajo en una infinidad de asuntos: doy respuesta a casos de conciencia, organizo el trabajo de otro sacerdotes distribuyéndolos donde hubiere mayor necesidad; reconcilio a los separados con la Iglesia, procuro ayudas temporales para los que sufren en las cárceles. Son tantos, que fácilmente desmayaría de fatiga, pero es Dios quien favorece”.

“La mayor consolación la recibimos al constatar la increible alegría de estos hermanos, por nuestra venida a Inglaterra”.

Defensa de la fe
Fue muy célebre el famoso documento, escrito por San Edmundo dirigido al Consejo de la Reina. En él refuta el falso rumor, difundido por las autoridades. Los católicos, de ninguna manera, pretenden la desobediencia civil y aman especialmente a la Reina Isabel. El excelente estilo gusta a todos, aún a muchos protestantes. Las ediciones de este escrito se multiplican y es conocido por toda la población.

Los católicos se sienten muy confortados y tranquilos al verse defendidos en su patriotismo. Poco después Campion compone y edita, en abril de 1581, su opúsculo “Diez Razones“, un compendio de la fe católica y los principales argumentos teológicos. Esta obra ocasiona una verdadera revolución en la Iglesia reformada. Fue todo un éxito. Católicos y protestantes no pueden hablar, durante meses y en todas partes, sino del libro del P. Edmundo Campion. Las autoridades, muy molestas, se endurecen y la persecución se hace más rigurosa. En la Universidad de Oxford, el libro de Campion fue conocido y comentado, con admiración, por todos y en especial por sus compañeros y antiguos discípulos.

Detención
El 16 de julio de 1581, el P. Edmundo Campion es detenido en el castillo de Lyford. Es traicionado por Jorge Elliot, quien se ha hecho pasar por católico. San Edmundo no guarda rencor alguno al traidor. Requerido por él, sonriendo le dice: “Dios te perdone, Jorge, y yo te perdono. Si te arrepientes y te confiesas, yo te absolveré, pero tendrás que hacer penitencia”. Es llevado a Londres y encerrado en la Torre. En el calabozo Little Ease, tal vez el más lóbrego y húmedo, de las 22 torres. Allí pasó el primer tiempo. Por expreso deseo de la Reina Isabel, es llevado a su presencia, al cuarto día. “¿Me tenéis por verdadera Reina de Inglaterra?”. “Sí, Majestad”. La Reina promete: “Os ofrezco la vida, la libertad, bienes de fortuna, grandeza y honores, si consentís en servirme”. La respuesta de San Edmundo es muy rápida: “Soy vuestro vasallo, mi Reina, pero soy católico”. Por ultimo la Reina dice: “En vos no hay otro crimen que el ser papista”. “Esta es mi mayor gloria”, le contestó Campion, con un buen humor inglés.

Prisión
Se le dio un trato muy humano, para ablandarlo. Los carceleros, por expreso encargo de la corte, renuevan constantemente las promesas de la Reina. Le dicen que su conversión al protestantismo lo llevará al arzobispado de Canterbury. Cuando las autoridades constatan el fracaso, lo someten a la tortura. Pero no logran una sola palabra de debilidad. Ni siquiera una indiscreción que pudiera delatar a los otros jesuitas, o a algún católico.

Disputas teológicas
Destrozado por los tormentos, días después, lo hacen disputar con los mejores teólogos protestantes. San Edmundo Campion hace un gran esfuerzo. Muestra serenidad, e incluso amabilidad con todos. Con un dejo de humor les dice no estar en las mejores condiciones para sostener una discución teológica.

Y, sin embargo, con verdadera sabiduría expone muy bien los argumentos. El conde de Arendel, protestante, hijo del duque de Norfolk, presente en las disputas y convencido por Campion, decide volver a la fe católica. Merecerá más tarde dar su vida por la fe.

Condenación a muerte
A los actos finales lo acompañan San Alexander Briant y el Bienaventurado Thomas Cottam, ambos sacerdotes de la Compañía de Jesús, Ralph Sherwim y otros sacerdotes católicos. San Edmundo dijo en esa ocasión: “Se nos acusa y se pide nuestra muerte. No tenemos a quien apelar, sino a las conciencias de Uds. ¿Pueden Uds. creer a nuestros acusadores?.

Uds. lo saben, ellos han traicionado a Dios y al hombre. No han mostrado el menor fundamento para dar crédito a sus juramentos. Ni siquiera son hombres honrados. Aunque Uds. quisieran creerles, no pueden. Yo encomiendo todo a Dios. Esta condena la encomiendo a Uds. Nunca hemos temido a la muerte. Lo único que podemos decir es, que si nuestra religión nos hace traidores, merecemos ser condenados. Pero somos, y hemos sido, los mejores súbditos que la Reina haya tenido. Al condenarnos, Uds. condenan a todos nuestros antepasados, a todos los sacerdotes, obispos y reyes, a todo lo que fue la gloria de Inglaterra, la isla de los santos y la más fiel hija de la Sede de San Pedro. La posteridad nos dará la razón. El juicio futuro no va a estar sujeto a la corrupción como el de hoy.” Y ese día, el 21 de noviembre de 1581, todos son condenados a muerte. “Sean llevados a Tyburn. Serán ahorcados. Descolgados con vida, se les cortarán las partes inferiores y se les arrancarán las entrañas para ser quemadas en presencia de ellos. Se les cortará la cabeza y serán descuartizados. Y Dios tenga piedad de Uds”. San Edmundo Campion entona entonces el Te Deum. Los otros sacerdotes condenados lo siguen en su canto.

Los últimos días
San Edmundo estuvo encadenado los once días que mediaron entre el juicio y la ejecución. Recibió la visita de una hermana, facultada para hacerle el último ofrecimiento de libertad y de grandes beneficios, a condición de que renunciara a su Fe. También lo visita Jorge Elliot. “Si yo hubiera pensado que habíais de sufrir algo más que la prisión, yo nunca os hubiera acusado”. “En ese caso, le contesta con humor Campion, os suplico, en nombre de Dios, que hagáis penitencia y que confeséis vuestro pecado, para gloria de Dios y salvación de vuestra alma“. Y ante el temor manifestado por Elliot, por las posibles represalias católicas, le agrega: “Estáis equivocado si creéis que los católicos llevan su odio y su ira hasta la venganza. Para que os sintáis seguro, si queréis, os recomendaré a un Duque católico alemán, donde podréis vivir en paz”.

El carcelero de San Edmundo Campion, presente en la entrevista, se conmovió de tal modo por la generosidad de Campion, que se hizo católico.

El martirio
El 1° de diciembre de 1581 sufre el martirio, en compañía de San Alexander Briant y de Ralph Sherwim.Lo sacan de la Torre. Está lloviendo. Ha llovido durante varios días. Un gran multitud se ha agolpado a las puertas. San Edmundo, con una sonrisa, los saluda a todos. “Que Dios os salve, caballeros, y os haga buenos católicos”. Lo atan a una rastra tirada por un caballo. A él y a Briant los arrastran lentamente por la lluvia y el barro, hasta llegar a Tyburn. Al pasar por el Arco de Newgate ve una imagen de la Virgen María, que se ha salvado de los martillazos, y la saluda cariñosamente. En el camino un católico le enjuga el rostro, salpicado de lodo y suciedad. San Edmundo le dijo: “Dios te premie y te bendiga”.

En Tyburn, San Edmundo subió a la carreta instalada bajo la horca. El mismo se pone la soga alrededor del cuello. Entonces, pide utilizar el derecho que le otorga la ley, decir unas palabras.“Soy inocente de las traiciones que me han acusado. Soy católico y sacerdote de la Compañía de Jesús. En esta fe he vivido y en ella quiero morir”. Entonces le gritan que pida perdón a la Reina.”¿En qué la he ofendido?. Soy inocente. He rezado y rezo mucho por ella”. Un cortesano le exige que diga por cuál Reina reza. “Por Isabel, vuestra Reina y la mía, a la que deseo un largo reinado, tranquilo y feliz”. De inmediato dieron orden de retirar la carreta que estaba bajo sus pies. Y San Edmundo queda colgando. Inconsciente, tal vez muerto, cortan la cuerda que lo ata y el carnicero lo descuartiza. Entre los presentes, en primera línea, está Enrique Walpole, un joven de familia católica, pero inclinado a la reforma. Tan cerca está, que un poco de sangre le salpica el abrigo cuando el carnicero arranca las entrañas de Campion y las arroja al caldero de agua hirviendo. Enrique Walpole se conmovió profundamente. Tanto que decidió, poco después, cruzar el mar y ordenarse de sacerdote en la Compañía de Jesús. Trece años más tarde morirá del mismo modo que San Edmundo, en el cadalso de York.

Glorificación
San Edmundo Campion fue canonizado el 25 de octubre de 1970 conjuntamente con San Alexander Briant, San Enrique Walpole y otros siete jesuitas, ingleses y galeses, mártires de la fe, como él. También fue canonizado su compañero San Ralph Sherwim.

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SAN ELOY 

OBISPO




Despierto de inteligencia y hábil en el empleo de sus manos. Aprendiz de platero de los de antes, es decir, de los que tienen que martillear el metal para sacarle de las entrañas la figura que el artista tiene en su mente. 

Tanta destreza adquirió que el rey Clotario II, su hijo Dagoberto luego y su nieto Clovis II después, lo tuvieron como propio en la corte para los trabajos que en metales preciosos naturalmente necesitan los de sangre azul que viven en palacios y tienen que solventar compromisos sociales, políticos y hasta militares con sus iguales.

Pero lo que llamó poderosamente la atención de estos principales del país galo no fue sólo su arte. Eso fue el punto de arranque. Luego fue el descubrimiento de su entera personalidad profundamente honrada. Un hombre cabal. De espíritu recto. Cristiano más de obras que de nombre. Piadoso en su soledad y coherente en la vida. Prudente en las palabras y ponderado en los juicios. Un sujeto poco frecuente en sus tiempos atiborrados de violencia.

El rey Dagoberto, considerando los pros y contras, pensó que era el hombre ideal para solucionar el antiguo contencioso que tenía con el vecino conde de Bretaña, lo envió como legado y acertó en la elección por el resultado favorable que obtuvo. No es extraño que Eloy o Eligio pasara a ser solicitado como consejero de la Corona.

Aparte de sus sinceros rezos privados y del reconocimiento de su indignidad ante Dios —cosa que le dignificaban como hombre—, supo compartir con los necesitados los dineros que recibía por su trabajo. Patrocinó la abadía de Solignac, a sus expensas nacieron otros en el Lemosin y, en París, la iglesia de San Pablo.

No es sorprendente que al morir el obispo de Noyon y de Tournay, el pueblo tuviera sensibilidad para desear el desempeño de esa misión a Eloy y, menos sorprendente aún, que el rey Clovis pusiera toda su influencia al servicio de esa causa. Casi hubo que forzarle a aceptar. Ordenado sacerdote y a continuación consagrado obispo, se dedicó a su misión pastoral con el mejor de los empeños en los diecinueve años que aún el Señor le concedió de vida. Fueron frecuentes las visitas pastorales, se mostró diligente en el trato con los sacerdotes, se tiene por ejemplar su disciplina de gobierno y esforzado en la superación de las dificultades para extender el Evangelio allí donde rebrotaba la idolatría pagana o echaban raíces los vicios de los creyentes. Hasta estuvo presente en el concilio de Chalons-sur-Seine, del 644.

Este artífice de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó atrapar por la idolatría a las cosas perecederas ha sido adoptado como patrono de los orfebres, plateros, joyeros, metalúrgicos y herradores. Ojalá los que asiduamente tienen entre sus manos las joyas que tanto ambicionan los hombres sepan sentirse atraídos por los bienes que no perecen.

11:20 p.m.
Martirologio Romano: Paracuellos del Jarama, Madrid, España, beato Jósé López Piteira, religioso agustino que, acudiendo a lejanas tierras en respuesta al llamado hecho por el Señor, fue asesinado por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 28 de octubre de 207, por el Papa Benedicto XVI, junto a otros 497 mártires de la persecución a la fe en España.

La divina providencia quiso que este joven, primer beato cubano, viniese a derramar su sangre defendiendo su fe en Cristo, en España, la tierra de sus antepasados, aunque llevó clavada en su corazón hasta su postrer aliento la isla caribeña que le vio nacer. Pero un apóstol es ciudadano del mundo, un vastísimo territorio que se conquista palmo a palmo entregándolo todo, como Cristo exige en el Evangelio, de modo que cualquier lugar al que se vea conducido en aras de la voluntad divina se convierte en un destino amado e irrenunciable. Y esto que José tuvo presente en todo momento, unido a la gracia divina que le alumbró, hizo que no tambalease lo más mínimo justamente cuando se enfrentó a la muerte brutal que otros le impusieron. No es tan mundialmente conocido como otros mártires, pero forma parte por derecho propio de quienes supieron hacer frente con toda valentía a ese cruel instante que se cernía sobre ellos, y que generosamente dieron su vida dejando tras de sí un admirable legado de amor.

Un día de primeros del siglo XX su humilde familia abandonó la noble tierra gallega para ganarse el sustento, como hicieron tantos compatriotas. Allí quedaron, bajo la custodia de los abuelos, dos de sus hijos, de los que se despedirían con inmenso dolor. En su equipaje portaban la fe heredada de sus padres como un preciado tesoro que habrían de transmitir a su numerosa prole. José nació en Jatibonico el 2 de febrero de 1912. Fue el quinto de los hijos que vinieron al mundo en ese hogar creado por Emilio y Lucinda, y segundo de los varones; después nacerían cinco vástagos más.

En plena niñez, poco antes de cumplir sus cinco primeros años de vida, José regresó junto a sus progenitores a España. Aunque apenas existen datos de su infancia, debió ser uno de esos niños que no crean problemas. Cursó estudios en régimen de internado con los benedictinos de Santa María de San Clodio, del municipio de Leiro, Orense, dando así sus primeros pasos hacia la vida religiosa. A buen seguro que sus padres habrían puesto grandes esperanzas en él. Finalizados sus estudios, se integró con los agustinos de Leganés, Madrid. Profesó con ellos en 1929, y prosiguió su formación en el monasterio de san Lorenzo del Escorial. Se han destacado las cualidades que apreciaron en él en esa época de su vida subrayando su «carácter bondadoso y tratable, entusiasta y observante».

Y efectivamente no sería mal religioso cuando un año antes de convertirse en sacerdote, momento que aguardaba gozoso, ya estaba decidido su futuro como vicario apostólico de Hai Phòng, en Vietnam. Sus superiores habían vislumbrado en él las cualidades y virtudes que iban configurándole como un gran apóstol. No llegó a partir y tampoco pudo recibir el sacramento del orden. Sus sueños se truncaron violentamente al ser apresado el 6 de agosto de 1936 junto a sus hermanos religiosos en medio de la fratricida contienda española. El antiguo colegio madrileño de San Antón, que había sido propiedad de los padres escolapios, donde tantos alumnos fraguaron y compartieron su fe –entre otros Fernando Rielo, fundador de los misioneros y misioneras identes–, convertido entonces en cárcel, fue el escenario donde se desenvolvieron los preámbulos del particular calvario de José.

Cuando llegaron a buen puerto las gestiones realizadas por sus atribulados familiares ante las autoridades cubanas, en un gesto de valentía y coherencia, el beato declinó la oferta de su liberación que se había obtenido tornando a favor suyo las dificultades que entrañaba tal decisión. Y su temple apostólico, lleno de caridad, se puso de manifiesto en su inquebrantable voluntad de dar hasta el final los mismos pasos de sus hermanos de comunidad: «Están aquí todos ustedes que han sido mis educadores, mis maestros y mis superiores, ¿qué voy a hacer yo en la ciudad? ¡Prefiero seguir la suerte de todos, y sea lo que Dios quiera!». Así lo determinó, con rotundidad, dispuesto a cumplir la voluntad divina. Los rostros de sus superiores y formadores le contemplaban conmovidos. Y con ellos compartió numerosos sufrimientos en cerca de cuatro meses marcados por las privaciones y la angustia, hasta que entregó su alma a Dios en Paracuellos del Jarama, Madrid.

Fue ajusticiado el 30 de noviembre de 1936, junto a otros 50 religiosos agustinos, exclamando: «¡Viva Cristo Rey!», al tiempo que renovaba el supremo acto de perdón aprendido del Redentor hacia quienes le privaban de su vida; así le franqueaban las puertas del cielo. Tenía 24 años.

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11:20 p.m.

Sacerdote Dominico

Martirologio Romano: En Montpellier, de la Provenza, en Francia, beato Juan de Verceli, presbítero, maestro general de la Orden de Predicadores, que predicó incansablemente la reverencia al nombre de Jesús († 1283).

Fecha de beatificación: Culto confirmado por el Papa Pío X en el año 1903

Nota: Anteriormente se lo recordaba el día 1 de diciembre

Breve Biografía


Juan nació en Vercelli alrededor del año 1205.

Cuando la historia habla de él por primera vez, tenía ya cuarenta años y era prior de los dominicos de Vercelli.

Tras haber dado pruebas de su fuerza de carácter y habilidades en varios cargos y misiones, fue elegido como sexto maestro general de la Orden de Predicadores, en 1624.

Durante diecinueve años, desempeñó ese oficio en forma muy distinguida. Juan era de estatura más bien baja (en su primera carta a sus hermanos se llama a sí mismo "pobre hombrecito") y de rostro tan alegre que, según se dice, exigía que su ayudante fuese siempre un fraile de aspecto severo e imponente.Pero su energía suplía con creces su baja estatura.

En efecto, visitó y reformó incansablemente los conventos de su orden en toda Europa, sin dispensarse jamás durante sus viajes de los ayunos eclesiásticos y de los de su orden.

Gregorio X, poco después de su elección al pontificado, confió a Juan de Vercelli y a los dominicos la tarea de hacer la paz entre los estados italianos. Tres años más tarde, el Papa pidió al beato que redactase un "esquema" para el segundo Concilio Ecuménico de Lyon.

En el Concilio conoció el Beato Juan a Jerónimo de Ascoli (más tarde Nicolás IV), quien había cedido a San Buenaventura en el cargo de general de los franciscanos. Ambos escribieron juntos una carta a sus súbditos.

Más tarde, la Santa Sede los envió como mediadores entre Felipe III de Francia y Alfonso X de Castilla. Ello no fue más que una continuación del oficio de pacificación en el que tanto se distiuguió Juan de Vercelli.

El beato fue uno de los primeros propagadores de la devoción al nombre de Jesús, que el Concilio de Lyon recomendó como acto de reparación por las blasfemias de los albigenses.

El Beato Gregorio X eligió particularmente a Juan de Vercelli como capitán de la Orden de Predicadores, para difundir esa devoción. El beato escribió inmediatamente a todos los provinciales.

Filialmente se decidió que en todas las iglesias de los dominicos hubiese un altar dedicado al Santo Nombre de Jesús y que se formasen cofradías contra la blasfemia.

En 1278, el maestro general envió a un visitador a Inglaterra, donde algunos frailes habían atacado la doctrina de Santo Tomás de Aquino, muerto recientemente.

El beato había nombrado al Doctor Angélico para ocupar la cátedra de teología en París, ya que San Alberto Magno no quiso aceptarla. Dos años más tarde, Juan de Vercelli asistió a un capítulo general en Oxford. Como su predecesor, Humberto de Romanos, el beato se negó a aceptar la dignidad episcopal y un cargo en la curia romana.

También renunció al cargo de general de la orden, pero su renuncia no fue aceptada, de suerte que ejerció ese oficio hasta su muerte, ocurrida el 30 de noviembre de 1283.

Su culto fue aprobado en 1903.

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5:06 p.m.
SAN ANDRÉS 

APÓSTOL




Andrés era hermano de Simón Pedro y como él pescador en Cafarnaúm, a donde ambos habían llegado de su natal Betsaida. Como lo demuestran las profesiones que ejercían los doce apóstoles, Jesús dio la preferencia a los pescadores, aunque dentro del colegio apostólico están representados los agricultores con Santiago el Menor y su hermano Judas Tadeo, y los comerciantes con la presencia de Mateo. De los doce, el primero en ser sacado de las faenas de la pesca en el lago de Tiberíades para ser honrado con el titulo de “pescador de hombres” fue precisamente Andrés, junto con Juan.

Los dos primeros discípulos ya habían respondido al llamamiento del Bautista, cuya incisiva predicación los había sacado de su pacífica vida cotidiana para prepararse a la inminente venida del Mesías. Cuando el austero profeta se lo señaló, Andrés y Juan se acercaron a Jesús y con sencillez se limitaron a preguntarle: “Maestro, ¿dónde habitas?”, signo evidente de que en su corazón ya habían hecho su elección.

Andrés fue también el primero que reclutó nuevos discípulos para el Maestro: “Andrés encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías. Y lo llevó a Jesús”. Por esto Andrés ocupa un puesto eminente en la lista de los apóstoles: los evangelistas Mateo y Lucas lo colocan en el segundo lugar después de Pedro.

Además del llamamiento, el Evangelio habla del Apóstol Andrés otras tres veces: en la multiplicación de los panes, cuando presenta al muchacho con unos panes y unos peces; cuando se hace intermediario de los forasteros que han ido a Jerusalén y desean ser presentados a Jesús; y cuando con su pregunta hace que Jesús profetice la destrucción de Jerusalén.

Después de la Ascensión la Escritura no habla más de él. Los muchos escritos apócrifos que tratan de colmar este silencio son demasiado fabulosos para que se les pueda creer. La única noticia probable es que Andrés anunció la buena noticia en regiones bárbaras como la Scitia, en la Rusia meridional, como refiere el historiador Eusebio. Tampoco se tienen noticias seguras respecto de su martirio que, según una Pasión apócrifa, fue por crucifixión, en una cruz griega.

Igual incertidumbre hay respecto de sus reliquias, trasladadas de Patrasso, probable lugar del martirio, a Constantinopla y después a Amalfi. La cabeza, llevada a Roma, fue restituida a Grecia por Pablo VI. Consta con certeza, por otra parte, la fecha de su fiesta, el 30 de noviembre, festejada ya por San Gregorio Nacianceno.

11:20 p.m.

Por: . | Fuente: P. Jesús Martí Ballester || www.bernardo-francisco-de-hoyos.inf

Apóstol del Corazón de Jesús en España

Martirologio Romano: Presbítero jesuita, primer y principal apóstol en España de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús ( 1735)

Fecha de beatificación: 18 de abril de 2010, siendo Papa S.S. Benedicto XVI.

Nació en Torrelobatón (España) en 1711. Su padre don Manuel de Hoyos era secretario del ayuntamiento de Torrelobatón, pero su familia era originaria de Hoyos. Su madre doña Francisca de Seña, nació en Medina del Campo. El niño fue bautizado a los 16 días con el nombre de Bernardo por deseo de sus padres (nació un 20 de agosto, memoria litúrgica de San Bernardo deClaraval), y también con el nombre de Francisco, a propuesta del Párroco de la Iglesia de Santa María de Torrelobatón donde fue bautizado, poniendo al niño bajo la protección de San Francisco Javier.A los 9 años Bernardo recibió la confirmación en Torrelobatón, a los 10 años fue a estudiar en el colegio de los Jesuitas de Medina del Campo, y a los 11 años al colegio de los Jesuitas de Villa García de Campos. A los 14 años, con el permiso de su familia, fue admitido en el noviciado de los Jesuitas en Villa García de Campos.

Terminó el noviciado con casi 17 años, y emitió los votos simples perpetuos. Desde los 17 hasta los 20 años, Bernardo estudió filosofía en el colegio de los santos Pedro y Pablo en Medina del Campo. A los 20 años Bernardo comenzó los estudios de teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid. Cuando Bernardo tenía 13 años, murió su padre don Manuel de Hoyos. Este es un fragmento del testamento de don Manuel: "A mis hijos recomiendo que sean temerosos de Dios y de la propia conciencia, obrando y procediendo bien según sus obligaciones, porque así merecerán el mayor alivio y, sobre todo, el agrado de la misericordia de su Majestad que les guiará y les iluminará para su santo servicio y para permanecer en él hasta la muerte, guardando obediencia, respeto y veneración a su madre, abuelo, tío, y todas las otras personas, a fin de que consigan en esta vida el afecto de todos y en la otra el eterno descanso".

Sobre su madre doña Francisca, podemos leer estas palabras: "crió a Bernardo su madre doña Francisca con especial esmero y cuidado, diciendo algunas veces que tendría gravísimo escrúpulo del menor descuido, porque si perdía aquel hijo, la daba a conocer el cielo, que le quitaba un santo grande". En el siguiente fragmento, se indica como era el joven Bernardo de Hoyos en el colegio: "era muy puntual a las confesiones y comuniones, que los estudiantes de nuestras aulas de gramática practican todos los meses, y recibía con suma docilidad los buenos consejos de sus maestros, cuando exhortaban a sus discípulos a la devoción a María Santísima, a la frecuencia de los sacramentos, a evitar toda culpa aunque fuese venial, y a los demás ejercicios virtuosos que inspiran los maestros a sus discípulos al tiempo mismo que les enseñan las letras".

VOTOS SIMPLES PERPETUOS

Cuando pronunció la fórmula de los votos simples perpetuos, con casi 17 años, escribe el mismo Bernardo lo que sintió en ese momento: “Al empezar a leer la fórmula de los votos ví en la sagrada eucaristía al mismo Jesucristo, que me oía, como juez en su trono, muy afable. Quedé al principio como fuera de mí, al ver tan gran Majestad, mas no fue tanto, que se conociese en lo exterior. Vile venir, y entrar en mi dichosa boca: causó mayor reverencia amorosa, y amor reverente, al verle entrar y estar en mi lengua. Después que pasó la Sagrada Forma, me dijo el Señor estas palabras intelectuales: “desde hoy me uno más estrechamente contigo por el amor que te tengo ". Contexto histórico durante la vida de Bernardo de Hoyos durante toda la vida de Bernardo de Hoyos reinaba en España y en la América Española el rey Felipe V, de la familia Borbón, que era nieto del rey de Francia Luis XIV. En Francia, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se había extendido mucho con los escritos de Santa Margarita María de Alacoque, y su confesor, san Claudio de la Colombière. Sobre la importancia de la consagración al Sagrado Corazón de Jesús, escribe Santa Margarita María de Alacoque: “... cuando nos hemos consagrado y dedicado por completo a este Corazón adorable, para honrarle y amarle con todos nuestros medios, abandonándose del todo a él, él se cuida de nosotros y nos hace arribar al puerto de salvación, a pesar de las borrascas ".

NADA SABIA DEL CULTO AL CORAZÓN DE JESÚS

De esta etapa de su vida, recogemos un hecho importante. En 1733, cuando Bernardo tenía 21 años y era estudiante de teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid, recibió una carta de su amigo Agustín Cadaveraz que era sacerdote y profesor de gramática en Bilbao. A Agustín le habían pedido un sermón para la octava de Corpus, y recordaba Agustín que en Valladolid había leído un libro escrito en latín cuyo título era ´de cultu Sacratissimi Cordis Iesu´, del P. José de Gallifet, sobre la devoción al Corazón de Jesús. Para preparar el sermón, Agustín le pedía a Bernardo que copiase determinados fragmentos de ese libro y que se los enviase. Bernardo tomó el libro de la biblioteca y lo llevó a su habitación para copiar los párrafos pedidos.

HABLA DIOS

Esto es lo que relata Bernardo: "Yo que no había oído jamás tal cosa, empecé a leer el origen del culto del Corazón de nuestro amor Jesús, y sentí en mi espíritu un extraordinario movimiento fuerte, suave y nada arrebatado ni impetuoso, con el cual me fui luego al punto delante del Señor Sacramentado a ofrecerme a su Corazón para cooperar cuanto pudiese a lo menos con oraciones a la extensión de su culto". "No pude echar de mí este pensamiento hasta que, adorando la mañana siguiente al Señor en la Hostia Consagrada, me dijo clara y distintamente que quería por mi medio extender el culto de su Corazón Sacrosanto, para comunicar a muchos sus dones por su corazón adorado y reverenciado, y entendí que había sido disposición suya especial que mi hermano el P. Agustín de Cardaveraz me hubiese hecho el encargo para arrojar con esa ocasión en mi corazón estas inteligencias. Yo, envuelto en confusión renové la oferta del día antes, aunque quedé algo turbado, viendo la improporción del instrumento y no ver medio para ello".

"Todo el día anduve en notables afectos al Corazón de Jesús, y ayer estando en oración, me hizo el Señor un favor muy semejante al que hizo a la primera fundadora de este culto, que fue una hija de nuestro santo director, San Francisco de Sales, la venerable madre Margarita Alacoque, y lo trae el mismo autor en su vida: “mostróme su Corazón todo abrasado en amor, y condolido de lo poco que se le ama. Repitióme la elección que había hecho de este su indigno siervo para adelantar su culto, y sosegó aquel generillo de turbación que dije, dándome a entender que yo dejase obrar a su providencia, que ella me guiaría, que todo lo tratase con el P. Juan de Loyola que sería de singular agrado suyo, que esta provincia de su compañía tuviese el oficio y celebrase la fiesta de su Corazón, como se celebra en tan innumerables partes”.

“El domingo pasado (dice) inmediato a la fiesta de nuestro San Miguel, después de comulgar, sentí a mi lado a este santo Arcángel que me dijo cómo extender el culto del Corazón de Jesús por toda España, y más universalmente por toda la Iglesia, aunque llegará día en que suceda, ha de tener gravísimas dificultades, pero que se vencerán, que él, como Príncipe de la Iglesia, asistirá a esta empresa; que en lo que el Señor quiere se extienda por nuestro medio, también ocurrirán dificultades, pero que experimentaremos su asistencia". "Después de esto quedé un poco recogido, cuando por una admirable visión imaginaria, se me mostró aquel divino Corazón de Jesús todo arrojando llamas de amor, de suerte que parecía un incendio de fuego abrasador de otra especie que este material". "Agradecióme el aliento con que le ofrecí hasta la última gota de mi sangre en gloria de su Corazón, y para que yo experimentase cuán de su agrado es esta oferta, por lo mucho que se complacía en los deseos solos, que yo tenía de extender por el mundo, cerró y cubrió mi corazón miserable dentro del suyo, donde por visión intelectual admirable vi los tesoros y riquezas del Padre depositadas en aquel sagrario, el deseo y como ímpetu que padecía su corazón por comunicarlas a los hombres, el agrado en que aprecien aquel Corazón, conducto soberano de las aguas de la vida, con otras inteligencias maravillosas en que por modo más especial entendí lo que San Miguel me había dicho.

Pues las dulzuras, los gozos, suavidades y celestiales delicias que allí inundaron mi pobre corazón sumergido en aquel océano de fuego de amor, sólo el mismo Jesús lo sabe, que yo no"."Desde este punto he andado absorto, y anegado en este Divino Corazón; al comer, al dormir, al hablar, al estudiar y en todas partes parece que no palpa mi alma otra cosa que el Corazón de su Amado, y cuando estoy delante del Señor Sacramentado, aquí es donde se desatan los raudales de sus deliciosísimos favores, y como este culto mira al Corazón Sacramentado, como a su objeto, aquí logra de lleno sus ansias amorosas”. "Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mi sólo, sino para que por mi las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: “reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes’ “yo no salgo del Corazón Sagrado; allí me encontrará v. r. (Bernardo escribe al P. Juan de Loyola); quiere este Divino Dueño que yo sea discípulo del Corazón Sagrado de Jesús, y discípulo amado: así la obra de Bernardo de Hoyos. En sus pocos años de vida escribió varios centenares de cartas principalmente a su director espiritual, el p. Juan de Loyola, con el fin de difundir por toda España la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, entre ellos: escritos espirituales, apuntes y sermones.

EL REINADO DEL SAGRADO CORAZÓN

En una carta del día 28 de octubre de 1733, Bernardo de Hoyos decía: en la acción de gracias después de haber comulgado "pedí la extensión del reino del mismo Corazón Sagrado en España, y entendí que se me otorgaba. y con el gozo dulcísimo que me causó esta noticia quedó el alma como sepultada en el Corazón Divino, en aquel paso que llaman sepultura. Muchas y repetidas veces he sentido estos asaltos de amor en estos días, dilatándose tanto en deseos mi pobre corazón que piensa extender en el nuevo mundo el amor de su amado Corazón de Jesús, y todo el universo se le hace poco".

La principal fuente para conocer estos escritos de Bernardo es el libro "vida del angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la Compañía de Jesús" escrito por Juan de Loyola. Dice el propio p. Loyola: “Todos estos papeles han estado a mi vista al tiempo de escribir esta historia; y todos están hoy en este colegio de nuestro S. Ignacio de Valladolid, noticia que puede satisfacer a cualquiera que dudase de algún hecho particular de lo que escribo”.

BERNARDO CONSAGRADO SACERDOTE

A los 23 años le correspondía a Bernardo comenzar el cuarto curso de teología, y aunque no tenía edad para ordenarse, sus superiores pidieron dispensa para que pudiese hacerlo durante ese curso, y con esta dispensa pudo ordenarse de diácono. Poco después se ordenó de Presbítero, y unos días después celebró la primera misa en el colegio de san Ignacio de Valladolid. A los 24 años, pocos meses después de haber sido ordenado sacerdote, enfermó de tifus y falleció, habiendo recibido el viático y la santa unción.

CAUSA DEL PADRE HOYOS

En 1961 fue aprobada la investigación histórica o positio, y el 12 de enero de 1996 el papa Juan Pablo II leyó el decreto que declaraba heroicas las virtudes del desde entonces venerable Padre Hoyos.

En lo que respecta a la Causa del Padre Hoyos, en marzo de 2008 "... la Consulta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos ha reconocido por unanimidad que el caso de la curación de María de las Mercedes Cabezas no puede ser explicado en base a los datos de la ciencia médica". Nos encontramos ante una "curación instantánea, completa y duradera, científicamente inexplicable".

Mercedes Cabezas Terrero, de 23 años, hija de labradores de San Cristóbal de la Cuesta (Salamanca), tenía una tumoración de grandes proporciones, y quedó curada instantáneamente el 23 de Abril de 1936, después de rezar una novena y de pedir con frecuencia la intercesión del P. Bernardo de Hoyos para su curación.

Cumplidos así todos los requisitos, el 16 de enero de 2009 el papa Benedicto XVI firmó el decreto que reconocía el citado milagro y admitía la beatificación, que, siguiendo los procedimientos en vigor, se celebró en la Archidiócesis de Valladolid, donde se promovió la causa, el 18 de abril de 2010, en el paseo Central del Campo Grande de Valladolid, y fue presidida por Mons. Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, como representante pontificio.

Para conocer más sobre el Beato Bernardo de Hoyos se puede leer la Biografía escrita por su Director espiritual el P. Juan de Loyola S.J. poco después de la muerte de Bernardo en 1735. También se puede consultar el sitio web oficial por la canonización del Beato Bernardo de Hoyos.

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11:20 p.m.

Por: . | Fuente: Vatican.va

Fundadora del Instituto de
Hermanas de la Adoradoras Perpetuas del Santísimo Sacramento

Martirologio Romano: En Roma, Italia, beata María Magdalena de la Encarnación (Catalina) Sordini, virgen, fundadora del Instituto de las Hermanas de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento. ( 1824)

Fecha de beatificación: 3 de mayo de 2008, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

Nació en Porto Santo Stefano (Italia) el 16 de abril de 1770, en el seno de una familia fervientemente católica. Fue bautizada al día siguiente con los nombres de Catalina María Francisca Antonia.

Creció en un ambiente impregnado de religiosidad ejemplar. Su padre, Lorenzo Sordini, promovió que en la iglesia parroquial se expusiera a la veneración pública, en circunstancias especiales, con espíritu de amor y reparación, el Santísimo Sacramento, como por ejemplo el jueves de carnaval. Así, desde su adolescencia, Catalina pasaba horas en adoración junto a Jesús sacramentado.

A los 17 años recibió una propuesta de matrimonio de parte de Alfonso, joven de posición acomodada que le regaló preciosas joyas. En una ocasión, adornada con ellas, al mirarse en un espejo se le apareció el rostro doloroso de Jesús crucificado que la invitaba a entregarse totalmente a él y le decía: "Catalina, ¿me abandonas por un amor humano?". En febrero de 1788 ingresó en el monasterio de las Terciarias Franciscanas de Ischia di Castro. Al vestir el hábito religioso tomó el nombre de sor María Magdalena de la Encarnación.

El 19 de febrero de 1789, jueves de carnaval, en el refectorio vio a "Jesús como en un trono de gracia en el Santísimo Sacramento, rodeado de vírgenes que lo adoraban" y oyó una voz que le decía: "Te he elegido para instituir la obra de las Adoratrices Perpetuas, que día y noche me ofrecerán su humilde adoración para reparar las ofensas y las ingratitudes de la humanidad e impetrar gracias y ayudas de mi divina misericordia". Aquel día se convirtió para ella en el "día de la luz".

El 20 de abril de 1802 fue elegida abadesa, cargo que ocupó hasta 1807, cuando, siguiendo la voluntad de Dios que deseaba un nuevo instituto —y escritas las Constituciones—, se trasladó a Roma, con algunas hermanas y la bendición de Pío VII, para fundar el primer monasterio de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, en el convento de San Joaquín y Santa Ana, en Quattro Fontane. La fundación tuvo lugar el 8 de julio de 1807. Por iniciativa suya la iglesia se abrió a la adoración de los fieles laicos.

Gracias a su unión con Dios cada vez más íntima, a su gran espíritu de fe y a su intensa oración en tiempos muy difíciles, por la invasión de los franceses después de la Revolución, logró realizar muchas obras, en beneficio del monasterio y también de muchas personas que recurrían a ella.

La madre María Magdalena profetizó al Papa Pío VII la deportación a Francia: "Pero no tenga miedo; nadie le podrá perjudicar y volverá glorioso a Roma". También llegó la cruz para las Adoratrices, en forma de supresión del instituto; y ella fue exiliada a Florencia.

Caído el régimen napoleónico, en el año 1814 la madre volvió a Roma con algunas jóvenes florentinas y el 18 de septiembre de 1817 vistió el nuevo hábito religioso, que había visto en visión el "día de la luz": sayo blanco y escapulario rojo, símbolos del candor virginal y del amor a Jesús crucificado y eucarístico.

El 10 de marzo de 1818 la Santa Sede reconoció oficialmente la congregación, que la madre María Magdalena puso bajo el patrocinio de la Virgen de los Dolores.

Murió el 29 de noviembre de 1824 en Roma, donde reposan sus restos.

El instituto cuenta hoy con más de noventa monasterios esparcidos por todo el mundo.

El milagro para su beatificación

El milagro comprobado, y por el que S.S. Benedicto XVI la declarara beata el 3 de mayo de 2008, fue la sanación de Juan de Dios Rodríguez Madrid, un sinaloense de 60 años, que el 2 de julio de 1994 tuvo un accidente. El iba sentado en la parte trasera de una camioneta que corría a gran velocidad, al dar el vehículo una curva él cayo a tierra golpeándose fuertemente la cabeza contra el pavimento.

Llegó inconsciente al hospital. El 3 de julio a la 01:40 horas fue preso de fuertes convulsiones, las que provocaron que cayera de la camilla del tomógrafo; golpeándose nuevamente la cabeza lo que empeoró la situación. Los exámenes que se le realizaron pusieron en evidencia una fractura linear fronto-parietal, hemorragia subaracnoidea, edema cerebral difuso y hematoma laminar sottodurale occipital. Los médicos que lo atendieron manifestaron un pronóstico desfavorable, temían por su vida y por los trastornos neurológicos secundarios al grave trauma cráneo encefálico.

La madre María Eugenia Monárrez Madrid, sobrina de Juan de Dios, monja Adoratriz Perpetua del Santísimo Sacramento, avisada del accidente, invitó a la comunidad y a su familia a rogar a la Madre María Magdalena de la Encarnación, y se inició una novena. La mañana del lunes 4 de julio se le permitió a María Eugenia visitar al enfermo y el médico que lo asistía en el departamento de Terapia Intensiva le confirmó la gravedad de la situación. Con toda su fe, María Eugenia pone una reliquia sobre la cabeza de su tío, invoca la gracia de la curación por intercesión de la Madre y el 6 de julio, tercer día de la Novena, a las 13:35 horas, en presencia de los doctores Marenco y Rivera, inesperadamente el enfermo mueve las extremidades, trata verbalmente con los presentes que le asisten, se levanta solo del lecho y sin apoyo, camina.

Los médicos afirmaron que la evolución de la mejoría fue inesperada, rápida e impresionante, para la cual no tienen explicación, pues de un caso así, quien sobrevive, queda paralizado.

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5:01 p.m.
SAN SATURNINO DE TOLOSA

OBISPO Y MÁRTIR






La ciudad de Toulouse, en el Languedoc francés, muestra con orgullo su magnífica e impresionante catedral —joya del románico— de Saint-Sernin. Tiene cinco naves, vasto crucero y un coro deambulatorio con capillas radiadas.

San Saturnino —nuestro conocido y tantas veces cantado Sanserenín de las canciones y juegos infantiles— fue el primer obispo de esta parte de la Iglesia.

No se conoce nada anterior a su muerte. Todo lo que nos ha llegado es producto del deseo de ejemplarizar rellenando con la imaginación y la fantasía lo que la historia no es capaz de decir. A partir de unos relatos probables se suman otros y otros más que lo van adornando como descendiente de familia romana — el nombre es diminutivo del dios romano Saturno— culta, adinerada, noble e incluso regia hasta llegar a las afirmaciones de Cesareo de Arlés que, nada respetuoso con la cronología, lo presenta candorosamente como oriundo de Oriente, uno más de los discípulos del Señor, bautizado por Juan Bautista, presente en la última Cena y en Pentecostés. Ciertamente es el comienzo de la literatura legendaria.

Lo que consta es que la figura está enmarcada en el siglo III, en tiempos de la dominación romana, después de haberse publicado, en el año 250, los edictos persecutorios de Decio, cuando la zona geográfica de Tolosa cuenta con una pequeña comunidad cristiana pastoreada por el obispo Saturnino que por no caer en idolatría, quemando incienso a los dioses, sufre el martirio de una manera suficientemente cruel para que el hecho trascienda los límites locales y la figura del mártir comience a recibir culto en el interior de las Galias, en la ribera mediterránea y pase también los Pirineos hacia España.

En tiempos posteriores, facilita la extensión de esta devoción el hecho de que el reino visigodo se prolongue hasta España lo que conlleva el transporte de datos culturales; también el peregrinaje desde toda Europa a la tumba el Apóstol Santiago en Compostela hace que los andariegos regresen expandiendo hacia el continente la devoción saturniniana, al ser Tolosa un punto de referencia clásico en las peregrinaciones, y con ello los peregrinos entran en contacto con las reliquias del mártir.

El martirologio romano hace su relación escueta en estos términos: "En Tolosa, en tiempo de Decio, San Saturnino, obispo, fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta villa y arrojado desde lo alto de las gradas. Así, rota su cabeza, esparcido el cerebro, magullado el cuerpo, entregó su digna alma a Cristo".

Los relatos siguientes lo presentan atado con cuerdas a un toro que estaba dispuesto para ser sacrificado y que lo arrastra hasta dejarlo muerto y destrozado. Dos valientes cristianas —Les Saintes-Puelles— recogen su cuerpo y lo entierran cerca de la ruta de Aquitania.


El obispo Hilario hizo construir sobre la tumba de su antecesor una pequeña basílica que reformó san Exuperio en el siglo V y que destruyeron los sarracenos en el 711. Edificada lentamente durante el siglo XI, la consagró en papa Urbano II el año 1096 para que, en el 1258, el obispo Raimundo de Falgar depositara en su coro los restos de san Saturnino.

11:20 p.m.

Mártires Oblatos de Paracuellos

Martirologio Romano: En Paracuellos de Jarama, Madrid, España, beatos Francisco Esteban Lacal, Vicente Blanco Guadilla, Gregorio Escobar García, Ángel Francisco Bocos Hernández, Juan José Caballero Rodríguez, Justo Gil Pardo, Marcelino Sánchez Fernández, Publio Rodríguez Moslares, José Guerra Andrés, Eleuterio Prado Villaroel, Daniel Gómez Lucas, Justo Fernández González, Clemente Rodríguez Tejerina, sacerdotes, clérigos y religiosos, todos ellos miembros del Instituto de Misioneros Oblatos de María Inmaculada, muertos en época de la Guerra Civil por venerar el nombre de Cristo ( 1936)

Fecha de beatificación: el 17 de diciembre de 2011, junto a otros 10 mártires, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI

Breve Reseña


Francisco Esteban Lacal nació en Soria. Hizo sus primeros votos en la Congregación de los Misioneros Oblatos en 1906 en el convento de Urnieta (Guipúzcoa). En 1911 fue a Turín (Italia) y allí completó los estudios eclesiásticos y recibió las Órdenes Sagradas que culminaron con el Presbiterado en 1912. Al año siguiente se incorporó, como profesor, a la Comunidad del Seminario Menor de Urnieta, donde estará hasta 1929.

Este año fue destinado a Las Arenas (Vizcaya) como auxiliar del Maestro de Novicios. Un año más tarde, en 1930, regresa a Urnieta como Superior; sigue siendo profesor, primero como Superior y, dos años más tarde, también como Provincial, cargo para el que fue nombrado en 1932. En 1935 trasladó su residencia a Madrid, a la casa que ya tenían los Oblatos en la calle de Diego de León. Allí acogió, a un grupo de Oblatos que, detenidos en su Comunidad de Pozuelo de Alarcón y llevados después a la Dirección General de Seguridad, fueron puestos en libertad el 25 de julio de 1936.

Con ellos y con los que ya anteriormente estaban en la Comunidad con él, sufrió las angustias de la persecución religiosa en Madrid y la experimentó directamente cuando el 9 de agosto de 1936 fue expulsado, con sus hermanos Oblatos, de su propia Comunidad de Diego de León. Con ellos va a refugiarse a una pensión situada en la calle Carrera de San Jerónimo. El día 15 de octubre fue detenido. Los van recluyendo en la Cárcel Modelo y es precisamente ahí, en el infortunio, donde, expresando de manera clara sus profundas convicciones evangélicas, se animaban mutuamente y animaban también a otros. Todo ello, en cuanto les era permitido, desde la oración y la vivencia con espíritu de fe de las humillaciones y malos tratos de que eran objeto. Teniendo en cuenta que en el mes de noviembre en Madrid el clima, a veces, es frío, en la cárcel se hacía intensamente frío por carecer del indispensable abrigo, ya que de lo poco que podían disponer hacían participantes a otros que les parecían más necesitados. El Padre Francisco Esteban hizo entrega de su propio abrigo a uno de sus compañeros de prisión. Además del frío, “compañeros” de prisión eran también el hambre y los parásitos, porque la higiene era muy deficiente.

El procedimiento fue el mismo para todos. No hubo acusación, no hubo juicio, no hubo defensa, no hubo explicaciones Solo se sabe que el 28 de noviembre de 1936 fueron sacados de la cárcel, conducidos a Paracuellos de Jarama y allí ejecutados. El mayor de ellos, el beato Vicente Blanco, superior del seminario, tenía 54 años y el más joven, el beato Clemente Rodríguez, profeso temporal, 18. El resto de las edades iban desde los 5 a los 20 años.

Todos ellos murieron haciendo profesión de fe y perdonando a sus verdugos. De los 22 Oblatos que, a pesar de las torturas psicológicas durante el cruel cautiverio, ninguno apostató, ni decayó en la fe, ni lamentó haber abrazado la vocación religiosa.

Situación de la Iglesia en España en el trienio 36-39

El trienio 1936-1939 fue sangriento y martirial para la Iglesia en España. En esa persecución religiosa hubo miles de personas que sufrieron muerte violenta, que fueron torturadas y fusiladas exclusivamente por su condición de creyentes: porque vestían una sotana o un hábito; por ser sacerdotes o religiosos que tenían una actividad pastoral en parroquias, en centros de enseñanza u hospitales; o por ser laicos fervientes, comprometidos con su fe en Jesucristo. En total, 6832 eclesiásticos sacrificados: 12 Obispos, 4172 sacerdotes del clero secular, 2365 religiosos y 283 religiosas (sin contar a la pléyade de laicos asesinados por el mismo motivo: Jesucristo y su amor a la Iglesia)

Dentro de este clima general de odio y fanatismo antirreligioso es preciso encuadrar el martirio de estos 22 oblatos: padres, hermanos y escolásticos de Pozuelo de Alarcón (Madrid) donde se habían establecido en 1929. Ejercían su ministerio, en calidad de capellanes, en tres comunidades de religiosas. Colaboraban pastoralmente también en las parroquias del entorno: ministerio de la reconciliación y predicación, especialmente en Cuaresma y Semana Santa, además de colaborar en la catequesis en cuatro parroquias.

Esa actividad religiosa comenzó a inquietar a los comités revolucionarios (socialistas, comunistas y sindicalistas, laicistas radicales) del barrio de la Estación. Con gran preocupación fueron comprobando que los “frailes” (así los llamaban) eran la locomotora que animaba la vida religiosa en Pozuelo y alrededores. Era irritante y provocador para ellos que los religiosos fueran por la calle en sotana y además con su cruz oblata muy visible a la cintura.

Sin embargo, la comunidad de los oblatos no se dejó intimidar. Lo que hizo fue extremar las medidas de prudencia, de serenidad, de calma, tomando el compromiso de no responder a ningún insulto provocador. Y, por supuesto, ningún religioso se mezcló con actividades políticas ni siquiera ocasionalmente. Pero eso sí: se mantuvo el programa de formación espiritual e intelectual sin renunciar a las diversas actividades pastorales que formaban parte del programa de formación sacerdotal y misionera de los escolásticos.

El 20 de julio de 1936 las juventudes socialistas y comunistas se echaron a la calle y comenzaron nuevos incendios de iglesias y conventos, particularmente en Madrid. Los milicianos de Pozuelo, por su parte, asaltaron la capilla del barrio de la Estación, sacaron a la calle los ornamentos e imágenes y les prendieron fuego. Incendiaron luego la capilla y repitieron la escena en la parroquia del pueblo. El 22 de julio, a las tres de la tarde, un nutrido contingente de milicianos, armados de escopetas y pistolas, asaltó el convento; los religiosos fueron detenidos, la casa fue saqueada y todos los cuadros religiosos, imágenes, crucifijos, ornamentos sagrados, etc. fueron destrozados y quemados.

El martirio

El día 24 de julio, sobre las tres de la mañana, se producen las primeras ejecuciones. Sin interrogatorio, sin acusación, sin juicio, sin defensa, llamaron a siete religiosos y los separaron del resto. Sin explicación alguna fueron introducidos en dos coches –a los que también se introdujo al laico Cándido Castán San José- y llevados al martirio. El resto, al día siguiente e inesperadamente, quedó en libertad.

Al quedar libres, buscaron refugio en casas particulares. El P. Francisco Esteban Lacal, quien en 1935 había trasladado su residencia a Madrid, a la casa que ya tenían los Oblatos en la calle de Diego de León, acogió allí a un grupo de aquellos oblatos liberados el 25 de julio. Con ellos -y con sus hermanos de la Comunidad de la capital- sufrió las angustias de la persecución religiosa y la experimentó directamente cuando el 9 de agosto de 1936 fue expulsado de su propia Comunidad de Diego de León, por lo que se refugió en una pensión situada en la Carrera de San Jerónimo.

Pero en el mes de octubre, tras una orden de busca y captura, fueron detenidos nuevamente y llevados a la cárcel. El P. Francisco es detenido el 15 de octubre. En la galera soportaron un lento martirio de hambre, frío, terror y amenazas, sin embargo, entre ellos reinaba la caridad y un clima de oración intensa.

En el mes de noviembre llegaría el final de aquel calvario para la mayoría de ellos. El día 7 fueron fusilados dos de los prisioneros; veintiún días después, les llegó la hora a los restantes: el 28 de noviembre de 1936 fueron sacados de la cárcel, conducidos a Paracuellos del Jarama y ejecutados. Un testigo afirma que, al parecer y antes de morir, el P. Esteban Lacal dio la absolución al resto y dijo: “Sabemos que nos matáis por católicos y religiosos. Lo somos. Tanto yo como mis compañeros os perdonamos de corazón. ¡Viva Cristo Rey!”.

Vicente Blanco Guadilla. (1882-1936). Nació en Frómista (Palencia), en el seno de una familia de humildes labradores. En 1895 ingresó en el seminario menor de Ntra. Sra. del Soto, en la provincia de Santander, pequeña casa de formación que los Oblatos acababan de abrir. Dos años más tarde dicho seminario se trasladó a Urnieta (Guipúzcoa) y allí terminará Vicente sus estudios secundarios. En esos años de juniorado aseguran los testigos que llamaba la atención por su rectitud y firmeza en el deseo de ser religioso y misionero. En 1900 es enviado a Francia para comenzar el año de Noviciado en Notre Dame de L’Osier, y allí mismo hizo los primeros votos, en 1901.

Trasladado a Roma para hacer los estudios eclesiásticos, hizo en la Ciudad Eterna la Profesión Perpetua. En Roma también, y más concretamente en la Basílica del Salvador (San Juan de Letrán), fue ordenado sacerdote en 1906. Después de algunos años como profesor en el Juniorado de Urnieta, desempeña allí mismo el cargo de Superior. Durante ocho años fue Maestro de Novicios en Urnieta y en Las Arenas (Vizcaya). Varios de sus novicios, sobre todo de los últimos años, serán, de nuevo, sus alumnos y miembros de su misma comunidad en el escolasticado de Pozuelo, pues a esa casa fue destinado, como Superior, en 1932. Entregado principalmente a sus tareas de superior y profesor, el P. Blanco encontraba tiempo también para dedicarse a trabajos pastorales, ayudando en la parroquia del pueblo, confesando y predicando en los conventos de religiosas existentes en aquella localidad.

Por parte de los Oblatos que le han conocido como superior y profesor, abundan también en señalar su gran calidad espiritual. Son numerosos los testimonios. He aquí alguno: “Ocho generaciones de novicios pasaron por su escuela de formación religiosa. Me atrevo a pensar que no haya ninguno que no le haya profesado veneración, respeto y estima, y es que no era un religioso vulgar, sino un varón de gran virtud, en especial de una gran prudencia, sólida piedad, celoso y abnegado con los intereses de la Congregación, amante de la Iglesia, austero y, al mismo tiempo, hombre de gran corazón; era, además, profundamente humilde, rígido consigo mismo, pero comprensivo e indulgente con los demás”. “Se distinguía por su observancia religiosa, que era estímulo para toda la comunidad” y le llamaban “el Santo Padre Blanco”.

El 18 de julio de 1936, después de haber predicado el retiro de preparación para los primeros votos al grupo de jóvenes que dos días antes había terminado su año de noviciado, el P. Blanco regresa a su comunidad de Pozuelo. La guerra civil acababa de comenzar.

En su propia casa, es detenido con toda la comunidad el 22 de julio de 1936. Es llevado a la Dirección General de Seguridad en Madrid y puesto en libertad el 25 de julio del mismo año. Después de casi tres meses de vida clandestina, el 15 de octubre es detenido de nuevo y el 28 del mes de noviembre es martirizado.

Gregorio Escobar García. (1912-1936). Nació en Estella (Navarra). A los 12 años, ingresa en el seminario menor de los Misioneros Oblatos en Urnieta (Guipúzcoa). Terminados los estudios secundarios, inicia el noviciado en Las Arenas (Vizcaya) y hace su primera profesión religiosa en 1930. Pasa a Pozuelo (Madrid) para hacer los estudios eclesiásticos, que tendrá que interrumpir en 1934 por ser llamado a filas. Terminado el año de servicio militar, se reincorpora a la comunidad oblata de Pozuelo y hace su profesión perpetua en 1935. Un año antes de terminar los estudios de teología, el 6 de junio de 1936, es ordenado sacerdote en Madrid.

El 22 de julio el convento de los Oblatos fue asaltado por los milicianos, y Gregorio, con todos los miembros de su comunidad, quedó hecho prisionero en su propia casa. Dos días más tarde es llevado a la Dirección General de Seguridad en Madrid, donde el 25 del mismo mes fue puesto en libertad. Tras una vida en clandestinidad, el 15 de octubre es detenido de nuevo y martirizado con sus compañeros el 28 de noviembre de 1936 en Paracuellos del Jarama.

Y tenía sólo 16 años y, por supuesto, ni siquiera había hecho el noviciado... Hay muchas cartas de Gregorio, celosamente conservadas por su hermana Puy. Todas son edificantes. Extraemos un párrafo de una, escrita mientras se preparaba para la ordenación sacerdotal:

“Siempre me han conmovido hasta lo más hondo los relatos de martirio. Siempre, al leerlos, un secreto deseo me asalta de correr la misma suerte. Ése sería el mejor sacerdocio al que podríamos aspirar todos los cristianos: ofrecer cada cual a Dios el propio cuerpo y sangre en holocausto por la fe. ¡Qué dicha sería la de morir mártir.

Juan José Caballero Rodríguez. (1912-1936). Nació en Fuenlabrada de los Montes (Badajoz). La Providencia quiso que familiares del P. Francisco Esteban (quien será más tarde su Provincial y compañero de martirio) entraran en relación con él. La familia Esteban Lacal le prestó ayuda económica y esto facilitó a Juan José el ingreso en el seminario menor de los Misioneros Oblatos en Urnieta. Allí mejoró mucho en su dedicación al estudio y a la práctica de las virtudes.

Terminados los estudios secundarios, pasó a Las Arenas para hacer el noviciado e hizo su primera profesión religiosa en 1930. En 1931, ante la persecución desatada contra la Iglesia en Madrid, conocida como “la quema de conventos”, por razones de seguridad, vuelve con sus hermanos de comunidad a Urnieta. Más tarde, ya de nuevo en Pozuelo, tuvo que incorporarse al servicio militar y fue destinado al Norte de África. El tiempo vivido en ese continente contribuyó a aumentar su inquietud y vocación misionera. De vuelta a Pozuelo, hace su oblación perpetua el 25 de febrero de 1936 y unos meses después recibe el subdiaconado. Pero dos semanas más tarde las ilusiones que había puesto en el sacerdocio, cada vez más cercano, se ven truncadas por el comienzo de un calvario que culminaría en el martirio.

Joven de gran personalidad, vivía con la preocupación de fomentar el buen espíritu e su comunidad. Era emprendedor, metódico y perseverante en cuanto acometía. Su característica más sobresaliente: fuerte inquietud misionera que contagiaba a sus hermanos de comunidad.

No tenemos muchos sobre su martirio. Citamos la carta del el P. Emilio Alonso, a un hermano del mártir:

“Recientemente estuve en Madrid y he aquí los datos que he podido recoger sobre él. Fue detenido en la noche del 28 de octubre y conducido a la cárcel Modelo. De allí fue trasladado a la cárcel de San Antón en la noche del 15 de noviembre. En la noche del 28 del mismo mes fue “sacado” con otros muchos, entre ellos 12 Oblatos más, y llevado con rumbo desconocido. No se ha vuelto a saber más de aquella expedición, que se llamó expedición de Muñoz Seca, porque en ella iba el ilustre comediógrafo”.

Publio Rodríguez Moslares. (1912-1936). Nació en Tiedra (Valladolid).

“Tenía un carácter simpático, abierto, luchador, proselitista, francote, bueno. Trabajó mucho para llevar a buen camino a dos de sus hermanos que no comulgaban del todo con sus ideas, aunque por otro lado eran muy buenos. Les escribía cartas desde el juniorado y en vacaciones discutía con ellos. Tenía espíritu misionero y suspiraba por las Misiones, espíritu que supo infundir en su casa, sobre todo a su hermana, maestra nacional”. “Supo soportar con entereza y alegría las cárceles de Madrid y cuando provisionalmente le dieron libertad, fue sobre todo él quien hizo de enlace entre sus compañeros de calvario y sus Superiores, yendo de un sitio para otro”.

Tras ser sacado del convento y ser liberado de la primera prisión, no teniendo a dónde ir, se refugió, con el P. Vicente Blanco y algunos oblatos más, en una familia conocida. Dice la hija:

Al abandonar la casa, Publio dijo a mi madre: `No sufras, yo voy a volver, pero si me pasa algo o me matan, piensa que estaré con Dios y te ayudaré’. Publio parece que tenía muy claro que lo iban a matar”.

Y así fue. Al terminar la guerra su familia fue a Madrid.

“Mi madre se había enterado que Publio había estado en la cárcel Modelo y quería ir allá....Entre aquellas ruinas, ella buscaba en las diversas celdas y corredores. De repente comenzó a gritar: ¡Aquí, aquí! Y se introdujo en un habitáculo pequeño. Entramos con ella y vimos toda la pared escrita. Pude ver cómo en un rincón había unas palabras que destacaban más que las otras, porque estaban escritas en rojo, y que decían: `Madre, me llevan a matar, muero por Dios (...) No llores, me voy con Dios.’¡Viva Cristo Rey! Y firmaba Publio.

Ella se arrodilló, besó la pared, y con una especie de navaja, cortó un trozo de la pared donde estaba la inscripción. Fue entonces cuando me enteré que lo habían llevado a matar a Paracuellos del Jarama. ”.

Justo Gil Pardo. (1910-1936). Nació en Lukin (o Lúquin) (Navarra). Pensaba entrar en el seminario diocesano, pero quería ser también misionero. El cura de un pueblo vecino, D. José María Sola, le orientó al juniorado de los Oblatos. Tenía entonces unos 15 años. Las etapas de su formación religiosa y eclesiástica serán, como para los otros dos: Urnieta (Guipúzcoa) Las Arenas (Vizcaya) y Pozuelo (Madrid). Fue ordenado de Diácono en Madrid el 6 de junio de 1936, al terminar tercer año de teología, y esperaba la ordenación sacerdotal en el transcurso del año siguiente.

El 22 de julio de 1936 Justo fue detenido con todos los miembros de la comunidad oblata de Pozuelo y hecho prisionero en su propio convento. Dos días más tarde es conducido a la Dirección General de Seguridad en Madrid y puesto en libertad al día siguiente. Vive en la clandestinidad, refugiándose en diversas casas. Gracias a su hermano benedictino, sabemos algo de sus idas y venidas por aquel Madrid alborotado y hostil con todo lo religioso. Había que protegerse y Justo acude primero a casa de un hermano suyo que vive en la Travesía del Horno de la Mata 7. Veamos el relato de Pedro:

“Mi hermano fue a casa de nuestro hermano Raimundo. Estuvo oculto en ella durante nueve días, hasta que los comentarios de la vecindad hacían peligrar, tanto la vida de Justo como la de su hermano y esposa Teresa. Por esta razón, Teresa llevó a mi hermano Justo a la casa provincial de los Oblatos, donde lo acogieron, y estuvo allí hasta el día siguiente en que pasó a una pensión cuyos dueños eran conocidos de Raimundo. Mi hermano Justo conocía esa pensión porque daba clases de música a uno de los hijos de los dueños. En allí estuvo durante dos meses y medio: desde el 1 de agosto al 15 de octubre de 1936. Lo detuvieron como consecuencia de un registro general y lo llevaron a la cárcel Modelo”.

Allí en la cárcel Modelo de Madrid se encontró con sus hermanos Oblatos. Después de un mes, lo trasladan al colegio escolapio de de San Antón que había sido convertido en cárcel. Fue su última mansión. En una de las “sacas” de la noche del 27 al 28 de noviembre formó parte, como varios de sus hermanos Oblatos, de la lista de quienes, bajo apariencia de ser puestos en libertad, fueron llevados a Paracuellos del Jarama para ser ejecutados.

Ángel Francisco Bocos Hernández. (1883-1936). Nació en Ruijas (Cantabria), diócesis de Santander. Cuando llamó a las puertas del noviciado oblato tenía 17 años. Inició su andadura religiosa como Oblato con miras a consagrar su vida a Dios como hermano (religioso no sacerdote), en 1900. Hizo su primera oblación temporal en 1901 y su oblación perpetua en 1907. En sus 35 años de vida consagrada estuvo en distintas comunidades oblatas: Madrid, Aosta y San Giorgio Canavese (Italia), Notre Dame de Lumières (Francia). Al regresar a España, en 1925., le destinan primeramente al noviciado de Las Arenas (Vizcaya), luego, en 1929, al abrirse el escolasticado en Pozuelo (Madrid), pasa a formar parte de esta comunidad, prestando valiosos servicios, sobre todo en la cocina.

Fue hecho prisionero con toda la comunidad el 22 de julio de 1936, llevado después a Madrid y puesto en libertad el 25 de julio. El hermano Ángel Bocos trata de buscar refugio seguro, pero el 15 de octubre es de nuevo detenido y llevado a la Cárcel Modelo donde se encontrará con casi todos los Oblatos de Pozuelo. Un mes más tarde le trasladan a la cárcel de San Antón y desde allí, el 28 de noviembre de 1936, lo “sacan” para ejecutarlo con otros doce Oblatos en Paracuellos del Jarama.

Marcelino Sánchez Fernández. (1910-1936). Nació en Santa Marina del Rey (León). Ingresa en el juniorado de los Misioneros Oblatos de Urnieta (Guipúzcoa). En 1935, después de siete años de votos temporales, hace su oblación perpetua y se siente ya plenamente integrado en la Congregación a la que siempre ha mostrado gran cariño. Se le recuerda como un religioso ferviente, devoto de la Virgen, cuyo rosario lleva siempre consigo, obediente, responsable y servicial. Dotado de buena voluntad y amante de su vocación religiosa, sigue fiel a ella, a pesar de los contratiempos y achaques de salud que le impiden continuar sus estudios y acepta con humildad el abandonar su proyecto de ser sacerdote para continuar en la vida religiosa como hermano coadjutor. Se dedicó a la sastrería.

El 22 e julio de 1936 es detenido con toda la comunidad oblata en Pozuelo de Alarcón; prisionero con todos, es llevado a la Dirección General de Seguridad situada en la plaza Puerta del Sol, centro de Madrid. Al día siguiente recobra la libertad. En una redada general es detenido de nuevo y llevado a la Cárcel Modelo en Madrid. El 15 de noviembre de 1936 es trasladado a la Cárcel de San Antón (colegio de los Escolapios transformado en prisión), y durante la noche del 27-28 del mismo mes es “sacado” para ser martirizado en Paracuellos del Jarama, a pocos kilómetros de Madrid.

José Guerra Andrés. (1914-1936). Nació en León. Desde muy joven se entusiasmó con la vocación misionera y en 1926 ingresó en el seminario menor de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada en Urnieta (Guipúzcoa). Allí cursó los estudios secundarios que le prepararon intelectual y espiritualmente para ingresar en el noviciado en Las Arenas (Vizcaya) en 1931 e hizo sus primeros votos en 1932.

Quienes le conocieron dicen de él que “era un joven pacífico, de trato agradable, enfrascado en su gran afición que era la pintura y que se le daba de maravilla. Con ella prestó buenos servicios. Efectivamente, cada vez que se necesitaba un cartel o un paisaje para decorar un escenario, allí esta Guerra con su pinceles”.

Incorporado en la comunidad del Escolasticado de Pozuelo, inicia sus estudios eclesiásticos. Cuando ya había terminado el segundo año de teología y tenía ante la vista la oblación perpetua, el 22 de julio de 1936, fue detenido con toda la comunidad religiosa y hecho prisionero en el mismo convento. Llevado a la Dirección General de Seguridad el 24 de julio, recupera la libertad que le permite refugiarse con otros Oblatos por diversas casas. El 15 de octubre fue detenido nuevamente con los demás Oblatos y encarcelado.

“Sobre la vida que llevaban en la cárcel, dice un testigo, quiero señalar dos aspectos. Uno fue la dedicación que tuvieron los religiosos hacia los demás prisioneros, en cuestión de enseñanza y caridad, dentro de sus posibilidades. Intentaban vivir una vida de piedad, rezando el Rosario.

“El segundo aspecto era el trato que recibían por parte de los carceleros. Fue muy duro, intentando separar a los más jóvenes, buscando que blasfemasen y que apostataran de la fe, comentando entre los milicianos que si no podían con los más jóvenes, con los mayores sería imposible. ‘Éstos no tienen remedio’ decían los milicianos. Llegaban inclusive al maltrato físico dándoles culatazos en los pies, siendo ésta una de las torturas más frecuente”. (...) “Las condiciones físicas eran muy duras porque no les daban de comer con regularidad y además la comida era mala. Apelotonamiento en las celdas, pasando frío... En la cárcel de San Antón el hacinamiento era tal que algunas noches tenían que dormir de pie”.

El 28 de noviembre José Guerra fue sacado de la cárcel con doce de sus hermanos e inmolado en Paracuellos del Jarama.

Daniel Gómez Lucas. (1916-1936). Nació en Hacinas (Burgos) en el seno de una familia de labradores y ganaderos. A los 12 años Daniel ingresa en el seminario menor de los Oblatos de Urnieta (Guipúzcoa).Daniel descubrió allí y en ese tiempo la persecución religiosa, pues ya se apreciaba en aquellos años, en ambiente totalmente distinto al de su pueblo natal. Cuando los seminaristas salían de paseo al vecino pueblo de Hernani, por ejemplo, les tiraban piedras y los insultaban. A pesar de ese clima hostil, Daniel siguió adelante en el camino emprendido y llegó al noviciado de Las Arenas, donde hizo su primera profesión en 1935 y pasó a Pozuelo para proseguir los estudios eclesiásticos. Destacaba en él la tenacidad para cultivar la vida interior y sacar adelante los estudios a los que dedicaba mucho tiempo y entusiasmo. Era gran aficionado a cualquier deporte. Aparecía siempre de buen humor, optimista y confiado.

Tras la detención en el convento de Pozuelo, el traslado a la Dirección General de Seguridad y la consiguiente puesta en libertad el 25 de julio, los quince jóvenes Oblatos, se encuentran sin documentación alguna, en un Madrid desconocido para la mayoría de ellos. Se organizaron, siguiendo las orientaciones de los superiores, formando pequeños grupos para no levantar sospechas y poder encontrar refugio. Daniel se quedó el último y se refugió en la casa del sastre, José Vallejo, que les hacía las sotanas, donde ya había sido amparado el mayor grupo de Oblatos. Esta familia los acogió hasta la segunda y definitiva detención, el 15 de agosto. Doña Dulce, la mujer del sastre, los visitaba después en la cárcel, donde permanecieron unos tres meses, y les llevaba las noticias de los Oblatos en libertad.

Daniel permaneció en la cárcel Modelo hasta mediados de noviembre, cuando los últimos trece Oblatos que habían de ser martirizados fueron trasladados al Colegio de los Escolapios de la calle Hortaleza de Madrid, habilitado como cárcel y a la que se le conocía como “Cárcel de San Antón”. El 28 de noviembre fue “sacado” de la cárcel con otros doce Oblatos para ser inmolado con ellos, ese mismo día, en Paracuellos del Jarama.

Justo Fernández González. (1916-1936). Nació en Huelde (León) en el seno de familia humilde y sencilla de labradores. Ingresó en los Oblatos de María Inmaculada.

Era el 16 de julio de 1936. Sólo seis días después, el 22 de julio, sería detenido con todos los miembros de la comunidad oblata de Pozuelo. Tras dos días de prisión en el propio convento convertido en cárcel, es llevado con sus compañeros al centro de Madrid, Dirección General de Seguridad. Justo, con sus hermanos Oblatos, al día siguiente se encuentra en libertad, pero desorientado, en la Capital de España sin saber a dónde ir. Se refugia con un primo suyo en casa de una familia, hasta que es detenido otra vez y conducido a la Cárcel de San Antón. De aquí fue “sacado” con otros doce Oblatos el 28 de noviembre de 1936 para ser martirizado en Paracuellos del Jarama.

Clemente Rodríguez Tejerina. (1918-1936). Nació en Santa Olaja de la Varga (León). Con sólo 11 años sale ilusionado de la casa paterna para dirigirse al juniorado o seminario menor que los Oblatos tenían en Urnieta (Guipúzcoa). En 1934 comenzó el noviciado en Las Arenas (Vizcaya) e hizo su primera oblación en 1935. Ese mismo día por la noche viajaron en tren hacia Pozuelo (Madrid) y, pasado el tiempo de vacaciones en comunidad, Clemente comenzó sus estudios eclesiásticos. Se dedicaba con mucha seriedad a su formación religiosa e intelectual. En el trato era todo bondad y mansedumbre. No pisaba con ruido, pisaba con seguridad. Era el hombre bueno y servicial.

Apenas terminado el primer curso, el 16 de julio de 1936, Clemente renovó sus votos y seis días más tarde, el 22 de julio, fue detenido con toda la comunidad en el propio convento y, dos días después, llevado con todos a Madrid, a la Dirección General de Seguridad, para ser puesto en libertad al día siguiente.

Después de refugiarse primero en la casa provincial y después, al ser esta confiscada, pasó a una pensión. El 15 de octubre de 1936 fue detenido de nuevo y llevado a la Cárcel Modelo. En ella encuentra a aquellos Oblatos a quienes no había visto desde la salida de Pozuelo y posteriormente, junto con sus hermanos religiosos, será trasladado a San Antón. De allí es “sacado” junto con otros 12 Oblatos y martirizado en Paracuellos del Jarama el 28 de noviembre de 1936.

Eleuterio Prado Villarroel. (1915-1936). Nació en Prioro (León), pertenecía a una familia de humildes labradores.  Inició los cursos secundarios en el juniorado de los Oblatos de Urnieta (Guipúzcoa). Tenía alguna dificultad para los estudios y optó por seguir en la Congregación como Hermano Oblato.Así pues, hizo el noviciado en calidad de Hermano Coadjutor y emitió los primeros votos en 1928. En 1930 se abre la nueva casa del escolasticado en Pozuelo y es destinado a esta comunidad. En 1935 hace la oblación perpetua y queda integrado para siempre en la Congregación de los Misioneros Oblatos hacia la que siempre ha demostrado gran cariño.

Era piadoso y afable. A Teyo siempre se le veía contento, servicial y animador. Era muy mañoso sobre todo en ebanistería, que fue su principal cometido.

En su comunidad de Pozuelo le sorprende la invasión de los milicianos que se adueñan de la casa el 22 de julio de 1936. Detenido con sus hermanos de comunidad, tras la ejecución nocturna de seises Oblatos y un padre de familia, es trasladado a Madrid y, puesto en libertad, acude buscando refugio a la casa provincial de la calle Diego de León. Allí permanece hasta el 10 de agosto, fecha en que expulsan a toda la comunidad, incautándose de la casa, y encuentran refugio en una pensión en la Carera de San Jerónimo.

Allí vive escondido hasta que el 15 de octubre, fecha en que es detenido de nuevo y llevado a la Cárcel Modelo y trasladado después a la de San Antón, de la que se “sacarán” el 28 de noviembre de 1936 para ser martirizado en Paracuellos.

En la comunidad de Pozuelo destacaba por la alegría y generosidad con las que prestaba toda clase de servicios en las faenas más humildes. Eleuterio no perdió su carácter jovial y optimista, no exento de virtud sobrenatural, en los momentos de persecución y cautiverio previos al martirio, dando ánimos a los compañeros de prisión.

El grupo total de 23 mártires está integrado por:

1. FRANCISCO ESTEBAN LACAL, sacerdote profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 08 Febrero 1888 en Soria (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

2. FRANCISCO POLVORINOS GÓMEZ, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 29 Enero 1910 en Calaveras de Arriba, León (España)
martirio: 24 Julio 1936 en Pozuelo de Alarcón, Madrid (España)

3. MANUEL GUTIÉRREZ MARTÍN, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 01 Enero 1913 en Fresno del Río, Palencia (España)
martirio: 24 Julio 1936 en Pozuelo de Alarcón, Madrid (España)

4. CECILIO VEGA DOMÍNGUEZ, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 08 Septiembre 1913 en Villamor de Obrigo, León (España)
martirio: 24 Julio 1936 en Pozuelo de Alarcón, Madrid (España)

5. JUAN PEDRO DEL COTILLO FERNÁNDEZ, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 01 Mayo 1914 en Siero de la Reina, León (España)
martirio: 24 Julio 1936 en Pozuelo de Alarcón, Madrid (España)

6. JUSTO GONZÁLEZ LORENTE, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 14 Octubre 1915 en Villaverde de Arcayos, León (España)
martirio: 24 Julio 1936 en Pozuelo de Alarcón, Madrid (España)

7. PASCUAL ALÁEZ MEDINA, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 11 Mayo 1917 en Villaverde de Arcayos, León (España)
martirio: 24 Julio 1936 en Pozuelo de Alarcón, Madrid (España)

8. JOSÉ VEGA RIAÑO, sacerdote profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 19 Mayo 1904 en Siero de la Reina, León (España)
martirio: 07 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

9. SERVILIANO RIAÑO HERRERO, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 20 Abril 1916 en Prioro, León (España)
martirio: 07 Noviembre 1936 en Soto de Aldovea, Torrejón de Ardoz, Madrid (España)

10. JUAN ANTONIO PÉREZ MAYO, sacerdote profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 19 Noviembre 1907 en Santa Marina del Rey, León (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

11. VICENTE BLANCO GUADILLA, sacerdote profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 03 Abril 1882 en Frómista, Palencia (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

12. GREGORIO ESCOBAR GARCÍA, sacerdote profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 12 Septiembre 1912 en Estella, Navarra (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

13. ÁNGEL FRANCISCO BOCOS HERNÁNDEZ, religioso profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 28 Enero 1883 en Ruijas-Valderrible, Santander (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

14. JUAN JOSÉ CABALLERO RODRÍGUEZ, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 05 Marzo 1912 en Fuenlabrada de los Montes, Badajóz (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

15. JUSTO GIL PARDO, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 18 Octubre 1910 en Lúquin, Navarra (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

16. MARCELINO SÁNCHEZ FERNÁNDEZ, religioso profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 30 Diciembre 1910 en Santa Marina del Rey, León (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

17. PUBLIO RODRÍGUEZ MOSLARES, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 12 Noviembre 1912 en Tiedra, Valladolid (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

18. JOSÉ GUERRA ANDRÉS, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 13 Noviembre 1914 en León (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

19. ELEUTERIO PRADO VILLAROEL, religioso profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 20 Febrero 1915 en Prioro, León (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

20. DANIEL GÓMEZ LUCAS, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 10 Abril 1916 en Hacinas, Burgos (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

21. JUSTO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 02 Noviembre 1916 en Huelde, León (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

22. CLEMENTE RODRÍGUEZ TEJERINA, clérigo profeso, Misioneros Oblatos de María Inmaculada
nacimiento: 23 Julio 1918 en Santa Olaja de la Varga, León (España)
martirio: 28 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

23. CÁNDIDO CASTÁN SAN JOSÉ laico, de la arquidiócesis de Madrid, casado
nacimiento: 05 Agosto 1894 en Benifaió, Valencia (España)
martirio: 24 Julio 1936 en Pozuelo de Alarcón, Madrid (España)

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