01/14/14









Raquel, Santa
Raquel, Santa

Etimológicamente significa “ oveja”. Viene de la lengua hebrea.


Era una de las hijas más bellas de Labán.


Justamente fue en el tiempo en que trabajaba Jacob para este señor, cuando se enamoró de ella.


Gracias al amor que sentía por ella, aguantó siete años de duro trabajo en casa de Labán.


Pero Labán le dijo que si quería casarse con Raquel, tenía que estar siete años más y, además, unirse primero con Lía.


Durante muchos años, Raquel no pudo tener hijos. Pero como confiaba plenamente en la Providencia divina, Dios le dio a José.


Cuando Jacob partió para su casa, Raquel robó secretamente los amuletos paternos.


Pasados unos más, Raquel dio a luz a su segundo hijo Benjamín.


Al leer la Biblia, en el libro del Génesis 29 y 30, llegamos a conocer a esta mujer.


Esta última “1...tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos o si no, me muero. 2.


Y Jacob se enojó contra Raquel y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre? 3. Y ella dijo: He aquí mi sierva Bilha; llégate a ella. 4. Y así le dio a Bilha su sierva por mujer; y Jacob se llegó a ella. 4. Y concibió Bilha, y dio un hijo a Jacob. 6. Dijo entonces Raquel: Me juzgó Dios, y también oyó mi voz, y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan.


En otras palabras, Raquel tomó como suyo el hijo que su sirvienta tuvo con Jacob. “Dar a luz sobre las rodillas” puede entenderse como la adopción de este recién nacido, aunque no es ésta la única interpretación posible.


Para nuestro propósito, Dan es el primer hijo de la segunda esposa de Jacob.


La elegía de David ha quedado grabada en la tradición judía y se sigue enseñando como siempre:"En realidad, el primer hijo que Raquel misma dio a luz fue José".


Un autor del primer siglo dijo estas palabras:" El amor interesado fenece, cuando el interés ya no existe. Mas el amor desinteresado perdura hasta la eternidad. El amor de Amnon por Tamar (II Samuel, 13) es el prototipo del amor interesado, mientras que el amor de David y Jonatán lo es del mismo amor desinteresado".


Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com



Martirlogio Romano: En la aldea de Steyl, en los Países Bajos, San Arnoldo Janssen, presbítero, que, para difundir la fe en las misiones, fundó la Sociedad del Verbo Divino (1909).

Etimología: Arnoldo = Protector desde las alturas, es de origen germánico.


Fecha de canonización: Fue canonizado por Juan Pablo II el 5 de octubre de 2003.



Arnoldo Janssen nació el 5 de noviembre de 1837 en Goch, una pequeña ciudad de la Baja Renania (Alemania). Segundo entre diez hermanos, aprendió de sus padres la dedicación al trabajo y una profunda religiosidad.

El 15 de agosto de 1861 fue ordenado sacerdote para la diócesis de Münster y fue asignado a enseñar ciencias naturales y matemáticas en la escuela secundaria de Bocholt, donde adquirió fama de maestro estricto pero justo. Por su profunda devoción al Sagrado Corazón de Jesús fue nombrado director diocesano del Apostolado de la Oración. Desde este apostolado, Arnoldo buscó abrirse también a cristianos de otras denominaciones.


Poco a poco creció su conciencia de las necesidades espirituales de la gente aún más allá de los límites de su propia diócesis, hasta convertirse en preocupación por la misión universal de la Iglesia. Decidió dedicar su vida a despertar en la iglesia alemana la conciencia de su responsabilidad misionera. Con este objetivo en mente, en 1873 renunció a su cargo docente y fundó «El pequeño mensajero del Corazón de Jesús». En esta revista mensual ofrecía noticias misionales y animaba a los católicos de lengua alemana a hacer más por las misiones.


Eran tiempos difíciles para la iglesia en Alemania. Bismark había desatado el «Kulturkampf» («batalla por la cultura»), que implicaba una serie de leyes anti-católicas, la expulsión de sacerdotes y religiosos y aún el encarcelamiento de varios obispos.


En esa situación caótica, Arnoldo Janssen sugirió que tal vez algunos de los sacerdotes expulsados podrían ser enviados a las misiones o ayudar en la preparación de misioneros. Poco a poco, y animado por el vicario apostólico de Hong Kong, Arnoldo fue descubriendo que era a él a quien Dios llamaba para esta difícil tarea. Muchos opinaban que no era el hombre indicado, o que los tiempos no estaban maduros. «El Señor desafía nuestra fe a realizar algo nuevo, precisamente cuando tantas cosas se están derrumbando en la Iglesia», fue la respuesta de Arnoldo.


Con el apoyo de varios obispos, Arnoldo inauguró la casa misional en Steyl (Holanda) y dio comienzo a la Congregación de los Misioneros del Verbo Divino. Ya el dos de marzo de 1879 partieron los dos primeros misioneros hacia China. Uno de ellos era José Freinademetz.


Consciente de la importancia de las publicaciones para atraer vocaciones y fondos, Arnoldo estableció la propia imprenta sólo cuatro meses después de inaugurada la casa. Miles de laicos generosos dedicaron tiempo y esfuerzos a la animación misional en los países de habla alemana distribuyendo las revistas de Steyl. De esta manera, la nueva congregación se desarrolló ya desde su inicio como comunidad de sacerdotes y hermanos.


Los voluntarios que ayudaron en la casa misional no sólo fueron hombres. Prácticamente desde el comienzo, un grupo de mujeres se puso al servicio de la comunidad. Su deseo era servir a la misión como religiosas. Este deseo, los años de fiel servicio, y la conciencia de la importancia de las mujeres en las misiones, llevaron a Arnoldo a fundar la congregación de las «Siervas del Espíritu Santo» el 8 de diciembre de 1889. Las primeras Hermanas partieron hacia Argentina en 1895.


En 1896, el P. Arnoldo eligió a algunas de las Hermanas para formar una rama de clausura, las «Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua». Su servicio a la misión sería la de rezar día y noche por la Iglesia y especialmente por las otras dos congregaciones misioneras, manteniendo un servicio ininterrumpido de adoración al Santísimo Sacramento.


Arnoldo murió el 15 de enero de 1909. Su vida fue una permanente búsqueda de la voluntad de Dios, de confianza en la providencia divina y de duro trabajo. Testimonio de la bendición divina sobre su obra es el ulterior desarrollo de la misma: más de 6.000 misioneros del Verbo Divino trabajan hoy en 63 países. Las misioneras Siervas del Espíritu Santo son más de 3.800 hermanas y más de 400 las Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua.



Martirologio Romano: En Berlín, en Alemania, beato Nicolás Gross, padre de familia y mártir, que, dedicado a las cuestiones sociales, se enfrentó con un régimen contrario a la dignidad humana y a la religión y, por no querer actuar en contra de los preceptos de Dios, fue encarcelado y ahorcado, obteniendo así la participación en la victoria de Cristo (1945).

Etimología: Nicolás = Aquel que es vencedor del pueblo o de la multitud, es de origen griego.


Fecha de beatificación: 7 de octubre de 2001 por el Papa Juan Pablo II.



Nikolaus Gross, incansable periodista cristiano que batalló contra el nacional-socialismo de la Alemania nazi, fue elevado a los altares el 7 de octubre del año 2001 por el Papa Juan Pablo II, en una solemne ceremonia en la plaza de San Pedro.

Gross, nacido en Niederwenigern, cerca de Essen en 1898, tuvo una vida que combinó el trabajo duro de las minas y el trabajo intelectual del periodismo, herramienta ésta última que utilizaría para convertirse en un opositor no violento del régimen de Adolf Hitler.


Así, cuando contaba con 19 años y ya dentro del trabajo minero, ingresó al sindicato cristiano. Un año después entró al partido cristiano del Zentrum, convirtiéndose a los 22 en secretario de los jóvenes mineros.


Por ese tiempo Gross siente inquietud por el periodismo, lo que lo impulsa a colaborar en el diario del Movimiento Católico de los Trabajadores (KAB), el Westdeutschen Arbeiterzeitung. Rápidamente comienza a destacar por su talento, hasta convertirse dos años después en el director del diario.


Afincado en Colonia, Gross percibe el peligro que para Alemania significaba que el nazismo tomara el poder; por ello no duda, respaldado en su fe, en informar a sus lectores sobre las verdaderas consecuencias que un régimen de este tipo traería sobre el país.


En una de las tantas ocasiones afirmaría, "nosotros trabajadores católicos rechazamos con fuerza y con claridad el Nacionalsocialismo, no sólo por motivos políticos o económicos, sino decididamente también por nuestra postura religiosa y cultural".

Al tomar Hitler el poder en Alemania, la comunidad cristiana empieza a ser perseguida.


Sin embargo, esto no fue impedimento para que Gross continuara su labor, complementada con el apoyo mutuo que se prestó con las más influyentes e importantes inteligencias católicas contrarias al nazismo. Entre ellas destacó el sacerdote jesuita Alfred Delp y el laico Emil Letterhaus. Ambos también serían ejecutados.


Poco a poco el diario se fue convirtiendo en un obstáculo para el gobierno, siendo declarado enemigo del Estado y clausurado en 1938. Nikolaus Gross no se dejó amilanar y continuó con su tarea de anunciar a Cristo sacando ediciones clandestinas.


Esta constante oposición al nacional-socialismo, hizo que fuera encarcelado y condenado (el 15 de enero de 1945) a morir en la horca, la ejecución se realizó apenas ocho días después el 23 de enero. Para tener una referencia en la línea de tiempo podemos resaltar el hecho de que su ejecución se llevó a cabo tres semanas después del fracaso del atentado contra Adolf Hitler. Su cuerpo fue quemado y sus cenizas esparcidas por el campo.


Este hombre, que se inició como obrero, sindicalista y posteriormente periodista, tuvo muy en claro el compromiso que como católico debía asumir en la defensa de la verdad, la justicia, la paz y la solidaridad; incluso, entregando su propia vida.


Además, fue testimonio de padre y esposo, muestra de ello es la carta que desde la cárcel de Berlín-Plötzensee, enviara a su esposa e hijos dos días antes de su ejecución. En ella mostró una completa serenidad ante la muerte y una fe inquebrantable en Cristo.


Su beatificación


El domingo 7 de octubre del año 2001, en la plaza de San Pedro, el Papa Juan Pablo II presidió la ceremonia que elevó a los altares a Nikolaus Gross, periodista que se opuso con la fe y la razón al régimen Nazi de Hitler.


Fue beatificado junto a otras seis personas. Aquel día el Papa dijo: "Con inteligencia comprendía que la ideología nacional-socialista era incompatible con la fe cristiana. Con valentía, tomó la pluma para escribir a favor de la dignidad humana y por esta convicción fue llevado al patíbulo, pero esto le abrió el cielo".



Martirologio Romano: En la ciudad de Fu’an, en la provincia de Fujian, en China, san Francisco Fernández de Capillas, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, el cual anunció el nombre de Cristo primero en las Islas Filipinas y después en Fujian, donde, bajo la persecución de los tártaros, fue encarcelado por largo tiempo y finalmente degollado (1648).

Fecha de canonización: 1 de octubre de 2000 por el Papa Juan Pablo II.



Nace el 15 de agosto de 1607 en Baquerín de Campos, (Palencia-España). El menor de cinco hermanos estudió, desde niño,en Palencia donde conoció a los dominicos y descubrió un primer germen de vocación. Fue en el convento de San Pablo de Valladolid donde ingresa en la Orden y profesa al tiempo que hace los estudios institucionales.

Por estos años, el ardor misionero se proyecta hacia el Nuevo Mundo y hacia los países del Extremo Oriente. Todavía siendo diácono, en 1631, con otros treinta jóvenes dominicos, embarca rumbo a México, primera etapa del viaje. Casi un año tardarán en llegar a Manila con la recia experiencia de una travesía llena de padecimientos. En la capital filipina, Fray Francisco recibe la ordenación sacerdotal a los 25 años de edad.


En Manila ejerce su vocación sacerdotal y misionera durante nueve largos años, en ansiosa espera de ser enviado a China. Otra escala en Formosa hasta que los cristianos chinos les faciliten la entrada en Fujián el año 1642. La persecución más o menos declarada a los cristianos es el ambiente en el que desarrolla su acción evangelizadora.


Fiebres cuartanas y privaciones de todo orden debilitan extraordinariamente su salud. Pero nada le detiene en su misión. La integridad de su vida, la bondad de su corazón y la entrega a su vocación hacen que los cristianos hablen de él como del “santo Capillas”. Arrestado cuando regresaba a su refugio después de atender a los enfermos, es juzgado y condenado por defender su fe y su amor a Jesucristo. Dos meses de tormentos en la cárcel desembocan en su degollación el 5 de enero de 1648.


Beatificado por san Pío Xel año 1909 y canonizado por Juan Pablo II el 2000, juntamente con 120 mártires de China. La reliquia de su cabeza se conserva en el convento de los dominicos de San Pablo de Valladolid.


Perfil espiritual.


Una carta sencilla del santo a uno de sus hermanos revela, mejor que cualquier descripción, su fisonomía espiritual. Aparece su fe como elemento envolvente de toda su vida. De ella deriva la visión providencialista: “...es Dios nuestro Señor el que aquí me ha traído...” Esta convicción se ha ido consolidando con oración y reflexión,contemplándose a sí mismo ante el Dios que le ha elegido para colaborar en la extensión del reino. Todo ello le otorga una fortaleza inamovible para estar allí donde el Señor le ha enviado; de tal manera que “no bastan trazas humanas para sacarme de aquí hasta que se llegue la hora en que tiene determinado nuestro Señor Jesucristo sacarme.”


La firmeza de su fe se trasfunde a su entereza humana, a su manera de afrontar templadamente las hostilidades y provocaciones: “...viéndome todos padecer con igualdad de ánimo...”


La Voluntad de Dios es la norma de su vida. Esta actitud filial imitada de Jesús de Nazaretse manifiesta auténtica ante la adversidad , la persecución, la cárcel y la misma muerte. Su condición humana, no obstante, le hace sentirla flaqueza natural como un riesgo que él quiere superar en la ayuda de Dios: “Hace que rueguen por mí todos para que me dé Dios nuestro Señor valor, si acaso se ofrece el volver a padecer por él mayores tormentos de los padecidos y glorificarlo por la muerte, que para todo estoy dispuesto en la voluntad de nuestro Señor.”


El amor al prójimo, reverso del amora Dios, le salta a cualquier hora y momento: “... yo reparto con ellos (los encarcelados) de lo que me dan y les sirvo en lo que me mandan y me tengo por muy dichoso en eso.”


El martirio esdon de Dios que Francisco viene tejiendo día a día desde su primeriza vocación y que él mismo curte en la persecución, en las privaciones y en las enfermedades. Su preocupación por la salvación de las almas ha marcado sus pasos y señalado los caminos que él pisará a fondo por más que sean pedregosos y escarpados.


Testigo de Jesucristo y de su evangelio en palabras, acciones y vida entregada.



Martirologio Romano: En la región de los iberos, al otro lado del Ponto Euxinio (actual Georgia, junto al mar Negro), santa Nino, que siendo cristiana fue llevada a aquel país, donde, por su vida santa, suscitó la reverencia y admiración de todos, hasta el punto de que la misma reina, a quien curó uno de sus hijos con sus oraciones, el rey y todo el pueblo abrazaron la fe cristiana (s. IV).

Etimología: Nino = juramento de Dios. Viene de la lengua hebrea.


Esta joven esclava de la corte real de Mzkheta, no lejos de Tbilisi, Georgia, se festeja hoy en la Iglesia de Oriente y en la de Occidente el 15 de diciembre.


Gracias a que hay personas que se preocupan por la vida de los demás, conocemos la vida de esta chica por las obras del escritor eclesiástico Rufino.


Es él quien nos traza una pequeña semblanza de Nina. Logró su conversión en Iberia, como se llamaba anteriormente lo que es hoy Georgia.


Provenía de Egipto como una esclava cristiana cautiva. La colocaron a trabajar en la corte. A pesar de que nadie era cristiano, ella supo mantener su fe a pesar de los pesares.


Se ganó a la corte, no sólo por su belleza física – que era muy elegante – sino, sobre todo, por su virtud, su gran amor ya que pronto llegaría a ser amada por todos.


Aconteció algo singular. Unos padres le pidieron que curara a su hijo. Nina oró con tal fervor y con tal fe que el chico se curó.


Gracias a esto, la reina mandó que estuviera siempre a su lado. También se puso enferma la soberana Nana. Y por las oraciones de Nina se curó también.


Entonces el rey sentía en su alma el deseo de recompensarla de alguna manera. Ella le dijo que el mejor favor que podía hacerle, sería que se convirtiera al cristianismo. El rey le planteó el tema a su mujer.


Pasado algún tiempo, el rey le rogó al arzobispo de Constantinopla que le enviase un obispo para evangelizar su reino.


Estamos en el siglo IV. Cuando comenzó la evangelización de Georgia, Nino se fue a la región de Bobdé. Murió en el año 335.


En Mzekheta hay una pequeña capilla que recuerda en nuestros días el bautismo de Georgia.


¡Felicidades a quienes lleven este nombre!


“La soledad es el imperio de la conciencia” (Carmen Díez de Ribera).


Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com



Martirologio Romano: En Milán, en la región de Liguria (hoy Italia), sepultura de san Dacio, obispo, que en la controversia de los “Tres Capítulos” defendió la sentencia del papa Vigil, al cual acompañó a Constantinopla, donde murió (552).

San Dacio vivió en tiempos muy agitados.


Durante la mayor parte de su episcopado, que duró por lo menos de 530 a 552, tuvo que defender constantemente los intereses temporales y espirituales de su Iglesia.


Para salvar a la ciudad de Milán, de los godos, se alió con Belisario, quien desgraciadamente no pudo enviarle refuerzos antes de que la ciudad fuese atacada y saqueada.


Es posible que Dacio haya sido hecho prisionero y libertado después, gracias a la influencia de su amigo Casiodoro.


Expulsado de Milán, el obispo se refugió en Constantinopla, donde, el año 545 apoyó valientemente al Papa Vigilio contra Justiniano, en la controversia sobre los "Tres Capítulos".


Parece que Dacio murió en 552, en Constantinopla, de donde sus restos fueron trasladados más tarde a Milán, su ciudad episcopal.


San Gregorio el Grande cuenta en sus ·Diálogos", la curiosa historia de una casa en la que el diablo acostumbraba aterrorizar a los ocupantes, imitando discordantes y horribles rugidos de fieras. San Dacio entró sin temor en la casa, puso en fuga al demonio y restauró la paz.



Nuestro conocimiento de la vida de Macrina la Mayor proviene principalmente del testimonio de los grandes Padres Capadocios de la Iglesia, especialmente de sus nietos : Basilio, Gregorio de Nisa, y el panegírico de St. Gregorio Nacianzeno, en San Basilio.

Ella era la madre de Basilio el Mayor, padre de Basilio, de Gregorio, y de otros hijos cuyos nombres nos son familiares, incluyendo a Macrina la Joven.


Su hogar estaba en Neocaesarea en Ponto. Durante su infancia conoció a San. Gregorio Taumaturgo, primer obispo de su ciudad natal.


Como este venerable doctor, que había ganado Neocaesarea casi totalmente para el cristianismo, murió entre el año 270 y 275, se supone que Santa. Macrina debió haber nacido antes del año 270.


Macrina y su esposo sufrieron mucho en la persecución de Galerio y Máximo, hasta el grado de verse forzados a huir y ocultarse delos perseguidores en los bosques de Ponto, durante siete años. Con frecuencia padecieron hambres, y San Gregorio Nazianceno afirma que, en ocasiones sólo sobrevivieron comiéndose a las fieras que, por un milagro de la Providencia, se dejaban cazar dócilmente.


Ella fue por lo tanto un confesor de la fe durante la violenta tormenta que estalló sobre la Iglesia.


En cuanto a la formación intelectual y religiosa de San Basilio y de sus hermanos y hermanas mayores, ella ejerció una gran influencia, sembrando en sus mentes las semillas de la piedad y ese ardiente deseo por la perfección cristiana que más tarde alcanzó un auge tan importante.


Como San Basilio nació probablemente hacia el año 331, Santa. Macrina debió morir pronto, en la cuarta década del cuarto siglo.


Su santo se celebra el 14 de enero.



Martirologio Romano: En Tagliacozzio, en el Abruzo (hoy Italia), beato Odón de Novara, presbítero de la Orden de los Cartujos (c. 1200).

El Beato Odón monje cartujo del siglo XII, es uno de los pocos hombres de Dios de aquella época, sobre el que tenemos documentos de primera mano.


El Papa Gregorio IX mandó que se hicieran investigaciones sobre su vida con miras a su canonización, y las declaraciones de los testigos han llegado hasta nosotros.


Uno o dos extractos de ellas nos darán una idea de la personalidad de Odón. "Maestro Ricardo" obispo de Trivento, después de haber jurado por el Espíritu Santo, ante los Evangelios, que diría la verdad, afirmó que él había conocido al bienaventurado Odón como a un hombre temeroso de Dios, modesto y casto, entregado noche y día a la vigilia y la oración; que vestía ásperas túnicas de lana y vivía en una estrecha celda, de la que no salía más que para orar en la iglesia, y que obedecía siempre a la campana, cuando ésta le llamaba al oficio. Cuantos fueron a él se sintieron animados en el servicio de Dios. Leía constantemente las Escrituras y, a pesar de su avanzada edad, se empleaba en su celda en trabajos manuales para no ser presa de la ociosidad".


El obispo da en seguida un breve resumen de la vida de Odón, y hace notar que había sido nombrado prior del nuevo monasterio cartujo de Geyrac, en Eslavonia. Pero que la cruel persecución de que le había hecho objeto el obispo Dietrich le obligó a abandonar esa comunidad, e ir a Roma para pedir permiso al Papa de renunciar a su cargo. La anciana abadesa de un monasterio de Tagliacozzo le había ofrecido hospedaje, e impresionada por su santidad, obtuvo licencia de guardarle como capellán de la comunidad.


Muchos otros testigos de la edificante vida de Odón hablaron de sus austeridades, de su caridad y de su humildad.


Uno de ellos, el arcipreste Oderisio, atestigua que estuvo presente en los últimos momentos de Odón, y que "éste se hallaba acostado en el suelo de la dicha celda, vestido con una camisa de cerdas, y que decía en su agonía: ´Espera un poco, Señor, espera un poco; ya voy a Ti´; y cuando los presentes le preguntaron con quién hablaba, respondió: ´Con mi Rey, a quien estoy viendo y en cuya presencia me hallo´. Al pronunciar estas palabras, el bienaventurado Odón se enderezó, como si alguien le tendiese la mano, y con ellas extendidas, pasó al Señor".


Esto acaecía el 14 de enero del año 1200, y la edad de Odón se calculaba en cien años.


El beato obró muchos milagros en vida y después de su muerte, pero tenía horror de que las gentes le atribuyesen poderes sobrenaturales. "Hermano -dijo a un hombre que solicitaba su ayuda- ¿por qué te burlas de mí que soy un malvado pecador y un saco de putrefacción? Déjame en paz; el único que puede curarte es Jesucristo, el Hijo de Dios vivo"; y al decir esto, se le saltaron las lágrimas. El enfermo quedó al punto sano de una enfermedad que, según el testigo, que le había conocido personalmente, le atormentaba desde hacia muchos años.


El culto del beato Odón fue confirmado en 1859.



Martirologio Romano: En Batavia, lugar de Suriname (Guayana Holandesa), beato Pedro Donders, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor, que se entregó con caridad desbordante a atender tanto los cuerpos como las almas de los leprosos (1887).

Los primeros pasos de un hombre sencillo


El Beato Pedro nace el 27 de octubre de 1809 en la aldea de Heikant, cerca de Tilburg en el Brabante holandés, y será bautizado el mismo día en la iglesia de Het Goirke. Es hijo del tercer matrimonio de Arnaldo Donders con Petronila van den Brekel. Anteriormente el padre tuvo dos hijos, que murieron en pocos días, y una hija que muere a los 14 años, dos años antes que su segunda mujer. Pedro tiene otro hermano, Martirio que nace inválido; también él era muy débil desde su nacimiento.


Cuando contaba 6 años murió su madre. Su padre se casa por cuarta vez buscando una madre para sus hijos y una felicidad que no acababa de llegar. Su casa era humilde y pobre, de un solo cuarto, de suelo de arcilla con dos camas-armario, en donde el padre trabajaba como tejedor, oficio que durante muchos años va ha ejercer Pedro, a quien cariñosamente llamaban Peerke. Acude a la escuela del maestro Drabbe, hasta los 12 años que tiene que trabajar para su familiar en el telar, dedicándose con gran interés a la catequesis para niños con tal valía que el cura le da el titulo oficial de catequista.


Llegar a ser lo que uno quiere ser


A Pedro le gustaría ser sacerdote, pero su delicada salud será un problema. Siente gran gusto por la oración, dejándose arrastrar durante todo el día por la oración, incluso tejiendo. Busca la felicidad alejándose de su propio centro, situándolo en Dios y los pobres.


Su debilidad le incapacita para el servicio militar, así que decide ser sacerdote. El cura del pueblo lo envia como alumno-empleado a la Escuela Apostólica Beekvliet, donde sobre todo trabajará, hasta los 23 años que comienza a estudiar. Como no podía pagarse los estudios, trabajaba fuera de las clases en el mismo seminario. Fueron 6 años en el Seminario menor, años de estudio duros y lentos, donde había una gran diferencia de edad entre él y sus compañeros. Se burlaban de él por su torpeza, pero se hizo amar y respetar por todos, por su caracter afable y sencillo.


A sus 29 años inicia estudios superiores en el Seminario Nieuw Herlaar (próximo a Beekvliet). Aquí se acentúa su interés por las misiones en el extranjero, haciendo apuestas para conseguir dinero para las mismas. Se siente atraído por las misiones en EEUU del jesuita Desmet. Ante esta inquietud el Rector del seminario le orienta para hacerse religioso. En Holanda no podría ser, ya que Guillermo I había prohibido la admisión de novicios en cualquier comunidad religiosa de su territorio. Llaman a las puertas de los Jesuitas, Franciscanos, y Redentoristas belgas de Sint Truiden, los cuales no lo admiten, por falta de talento, conocimiento, o demasiada edad. Curiosamente 30 años más tarde tomará el hábito Redentorista en su querido Surinam.


En 1839 va al seminario de Hausen para continuar sus estudios de Teología, en los que destacará más que en Filosofía. Pedro va a estar siempre muy cercano a todo el mundo, en el seminario y en sus vacaciones con su familia, viendo en el otro siempre a Dios. En el seminario un año antes había tenido una conversación con Monseñor Jakobus Grooff, ofreciéndose para ir junto a él a la misión del Surinam, cuando fuese sacerdote. El 15 de junio de 1841 es ordenado sacerdote en Oergstgeest por el obispo van Wijckerslooth.


Surinam: la misión de su vida


Deseoso de partir para América -el viaje tarda un año en llegar- durante este tiempo conoce el trabajo de los Redentoristas holandeses en las misiones en Tilburg, su pueblo natal, de la mano del Padre Bernad Hafkenscheid. Pedro quedó muy impresionado y estimulado en su fervor apostólico.


Por fin desembarca en Paramaribo (Surinam), tras mes y medio de un viaje largo y duro: “finalmente he llegado a mi destino, a donde me llamó el Señor y su diestra me llevó”; era el 16 de septiembre de 1842, y tenia casi 33 años. Durante los primeros 14 años que pasa en Paramaribo junto al obispo Grooff, va a descubrir la miseria religiosa y moral tanto en los blancos como los de color, con signos de idolatría e incontinencia como promiscuidad, pobreza, suciedad, alcohol, prostitución, una situación de “corrupción total de la moralidad” - dirá él mismo.


Tras el recibimiento de Monseñor Grooff, éste le presenta el gran campo de trabajo: 140.000 km2 de extensión (cuatro veces Holanda), clima tropical con abundantes tormentas y mosquitos, extensiones de selva, ríos y barro, multitud de enfermedades y gran diversidad de razas: indios, negros cimarrones, esclavos nacionales (46000), 140000 blancos, holandeses, ingleses, franceses, alemanes, portugueses... y, además, muchos leprosos...


Oración y trabajo


Para combatir esta difícil situación, Pedro Donders se apoyará en la oración, el esfuerzo personal y la mejora de la vida de toda esa gente. Aprenderá el inglés de los negros, y se dedica al cuidado de todas las personas. Su vida de oración permanece sólida. Desde las 5 de la mañana ya está rezando en la iglesia; después de la Eucaristía estará ¾ de hora en acción de gracias, y luego se dedica a la catequesis de niños.


Lo más duro de su día a día serán las visitas bajo el sol tropical o la lluvia, así como la indeferencia, disgusto, odio y amenazas de las gentes sobre todo de los propietarios de esclavos europeos.


Tanto trabajo va a aumentar cuando el Papa Gregorio XVI propone a Monseñor Grooff como Vicario Apostólico para Indonesia. Surinam y Pedro van a sufrir su ausencia, intentan que el nombramiento no se produzca, pero sólo se retrasa en el tiempo, pues están pasando una epidemia de disentería que afecta al obispo. Muere el capellán, y Pedro Donders asume todo el trabajo desbordado por tantos enfermos y hasta 5 entierros diarios.


Tal situación se prolongó durante 4 meses. El obispo Grooff parte, y es monseñor Schepers, el misionero mayor quien se pone al frente de la misión del Surinam, aunque debido a su estado enfermizo, será Pedro el responsable real de todo. Las actividades aumentan. Ahora Pedro también atiende a los esclavos de las haciendas, aun más miserables que los de la ciudad, mostrando gran indignación por la situación en que se encontraban. Para ello tiene que remontar ríos y selva sobre un tronco, y limpiar las chozas. Ha de enfrentarse a los propietarios para acceder a los esclavos, embrutecidos por los muchos abusos que sufrían sobre todo sexuales, y a quienes les enseñaba las verdades de la fe.


Los leprosos de Batavia


En 1856 es nombrado capellán de los leprosos de Batavia, que había visitado a su llegada al país, junto a Monseñor Grooff, allá por el 1842, y a donde deseaba ir para estar con esos pobres necesitados de toda curación. Allí trabajará 27 años como pastor moderno y gran trabajador social.


Mejoró la situación material, ya que estaban en un estado de putrefacción, sin enfermeros, ni alimentos, teniéndose que cuidar y alimentar entre los propios enfermos. “Era la destrucción más grande en cuerpos vivos humanos que jamás yo he visto” - decía el médico van Hasselaar, y Donders decía que “parecía más un apocilga que una morada humana”. Pone suelo de madera y camas en las chozas, consigue alimento con gran dificultad, daba lo suyo al más hambriento, y puede enterrar a los difuntos en ataúdes dignos. Todo este trabajo sin descuidar su oración mañanera, la eucaristía, y acción de gracias antes de ponerse en faena cada día.


Además de todo ese trabajo físico, no deja su misión espiritual, chocando incluso con los leprosos, que eran gentes carentes de moralidad. Todo su trabajo y su existencia eran para los demás, su centro, Dios y los hermanos leprosos. Todo para buscar la salvación total del hombre.


Misionero Redentorista


En 1863, Guillermo III de Holanda declara el fin de la esclavitud, incluyendo la libertad religiosa en sus territorios. Desde Roma se envia a la Congregación del Santísimo Redentor de Holanda al Surinam, para hacerse cargo de la misión. Dos de los cuatro curas seculares que allí estaban, vuelven a Holanda. Otros dos, pedro Donders y Romme, ingresan con los redentoristas. Es el año 1865, han pasado 30 años desde que intentara entrar en la Congregación en Bélgica, y Pedro cuenta ya con 57 años.


Está dos semanas de experiencia comunitaria en Paramaribo, y decide comenzar el noviciado. Durará 6 meses, y como maestro Monseñor Swinkerls, que dice del novicio: “poseía en toda plenitud el espíritu de la Congregación Redentorista”. El día de san Juan de 1867 realizará los votos en Paramaribo, la capital.


Batavia: leprosos, indios, negros y esclavos


Vuelve a Batavia, ya como misionero redentorista, junto a otros hermanos, para estar con los leprosos, y al ser los misioneros más, Pedro quiere más trabajo, y atiende también a los indios, buscándolos entre la selva. Va a catequetizarlos, predicarles con láminas y dibujos, incluso con el harmonium. Pero los indios parecen ser ociosos y supersticiosos. Hasta tal punto Pedro denuncia esta situación que los curanderos le atacan y le amenazan si bautiza a los indios. Pedro aguantó heroicamente la situación, y los indios se convirtieron, abandonando la superstición y el vicio.


En 1869, también se acerca hasta los negros cimarrones, esclavos sacados de África para trabajar duramente en grandes extensiones propiedad de europeos. Éstos se agrupaban en bandas que luchaban entre sí, y sobre todo contra el blanco opresor, igualmente eran supersticiosos e inmorales, aún más salvajes y feroces que los indios. Las denuncias de Pedro a esta situación, que combate a todos los niveles (entre ellos y ante los poderosos y propietarios) le costarán caras, y supondrán su gran cruz: “El trabajo entre los negros cimarrones no va bien. También la adversidad y la cruz vienen de Dios, y nada se realiza sin la cruz”, escribía Pedro de la situación que estaba viviendo con los negros.


En 1883 los leprosos piden que les nombren otro capellán debido al estado de salud del anciano padre Donders. Fueron 40 años de trabajo intenso en Surinam, 16 como redentorista y 74 de edad, cuando se retira a la comunidad de Paramaribo, en la que sigue con el trabajo apostólico como un sacerdote joven. Allí vive años felices, entre las bromas de los hermanos, sobre su avanzada edad al ingresar en la Congregación, “cada día me doy más cuenta de cuán grande es la felicidad de la vocación en esta Congregación y en convivencia con los hermanos”, escribía nuestro querido Beato Pedro Donders. A los 8 meses es trasladado a Coronie, donde es operado del riñón varias veces en los 2 años que está allí.


Murió entre los más pobres


En 1885, vuelve a Batavia, al enfermar el Padre Bekkers, capellán del lugar. A sus 77 años y una delicada salud, seguirá trabajando con los leprosos, indios y negros durante un año más. Para él, los enfermos eran presencia clara y real de Jesucristo sufriente en la cruz.


A finales de 1886 visita por última vez a los enfermos. Celebra la eucaristía el día de Navidad, y predica el día 31. La nefritis que padece se agrava, y el médico no le suministra medicamento. El día 12 de enero de 1887 dice al P. Bekkers: “ten aún un poco de paciencia. Moriré el viernes a las tres”. Así, el viernes 14 de enero de 1887, a las tres de la tarde, tras una larga vida de oración continua, de trabajo sin cesar y mucho sufrimiento, Pedro Donders morirá en Batavia, rodeado de los abandonados a los que se entregó toda su vida.


Su cuerpo permaneció allí 13 años, hasta el traslado de la leprosería a la Fundación san Gerardo en Gravestraat en Paramaribo. Sus restos reposan en la catedral de Paramaribo desde 1921, ya que su fama de santidad era reconocida por todos los habitantes de la antigua colonia holandesa. Era el Apóstol de los Leprosos, de los Indios, de los Cimarrones, etc. El 23 de mayo de 1982, S.S. el Papa Juan Pablo II lo declaró Beato para toda la Iglesia.