Fecha de beatificación: 26 de abril de 1959 por el Papa Juan XXIII
Una fecha marcaría su vida: el 5 de junio de 1845, fecha de su Confirmación. La preparación para este sacramento y la vivencia de la presencia del Espíritu significaron, para aquella niña de diez años, un paso decisivo en su espiritualidad, que jamás olvidaría.
Y, para conocer más y mejor al Espíritu Santo, comenzó a leer asiduamente la Sagrada Escritura y los Santos Padres, en la lengua en que por entonces podían leerse: el latín.
En 1872, después de una enfermedad, que la retuvo en casa durante años, y de una peregrinación a Roma, fundó la «Congregación de Santa Zita», sin un proyecto claro de vida comunitaria, para la formación de niñas y jóvenes.
La alumna más famosa del colegio de las ««zitinas» de Luca fue Gema Galgani. Más tarde cuando se decidieron a la vida en común, vistieron el hábito religioso y redactaron las Constituciones, recibieron la aprobación del obispo diocesano, monseñor Ghilardi.
Así nació la Congregación de las Oblatas del Espíritu Santo. Elena descubrió la importancia de la «buena prensa», y a escribir folletos y hojas sueltas dedicó todo el tiempo que le dejaba el gobierno de su congregación, y todo el dinero que pudo conseguir de su familia.
Sus escritos tenían un destinatario casi fijo: la mujer en sus distintos estados de vida. Los temas eran varios, aunque poco a poco fue decantándose por lo que constituiría el principal objetivo de su vida y de su apostolado: el Espíritu Santo.
A iniciativa de la Beata Elena Guerra a finales del siglo diecinueve, el Papa León XIII pidió a todos los fieles que celebraran una novena solemne (9 días de oración) perpetuamente entre la Ascensión y Pentecostés por la unidad de la cristiandad.
Murió rechazada, calumniada e incomprendida el 11 de abril de 1914.
El 26 de abril de 1959 Juan XXIII la proclamó beata y apóstol del Espíritu Santo.
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