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12:21 a.m.
Etimológicamente significa “vencedor de los pueblos”. Viene de la lengua griega.

El Beato Micolás Albergati fue obispo de Bologna en el siglo XV. Era docto y humanista, pero sobre todo era un hombre de una gran piedad.


Nació en el seno de una familia noble en la ciudad de Boloña en el año 1375.


Al terminar sus estudios de Derecho, decidió hacerse religioso. De esta manera, cuando quedó vacante la sede de Certosa, toda la gente le aclamó a él como su obispo.


Como pastor de la diócesis se distinguió en seguida por su caridad, su prudencia y su modestia. Estos valores le otorgaron la confianza del Papa Martín V. Sin tener la menor duda, lo nombró cardenal de la santa Cruz de Jerusalén.


Trabajó para restablecer la paz entre Francia e Inglaterra y presidió el Concilio de Ferrara. Al lado de Siena, tuvo un cólico de riñón que le llevó a la muerte en el año 1443.


Su culto fue confirmado por el Papa Benedicto XIV el 25 de septiembre de 1744.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



12:21 a.m.
Nació en Banja Luka el 16 de diciembre de 1896, en la Bosnia ocupada por el imperio austro-húngaro, en una familia liberal; fue bautizado el 2 de febrero de 1897. En el ambiente multi-étnico y multi-religioso de su ciudad natal realizó sus estudios de primaria y secundaria, que terminó cuando en Sarajevo era asesinado el príncipe heredero Francisco Fernando (28 de junio de 1914). Por voluntad de sus padres, y no suya, entró en la Academia militar de Wiener Noustadt, que abandonó después de tres meses, molesto por la corrupción del ambiente. En 1915 inició los estudios en la universidad de Viena, aspirando a ser profesor, para poder dedicarse a la instrucción y educación de los jóvenes en Bosnia, siguiendo el ejemplo de su profesor Ljubomir Marakovic, hacia el que sentía una profunda gratitud por haberle ayudado a descubrir las riquezas del catolicismo.

En marzo de 1916 tuvo que enrolarse en el ejército. Fue enviado al frente italiano, donde pasó la mayor parte de los años 1917 y 1918. Al concluir la primera guerra mundial se encontraba en Banja Luka, donde vivió el cambio político y el nacimiento del nuevo Estado yugoslavo. La experiencia de la guerra le hizo madurar espiritualmente, pues, impresionado por los horrores de los que fue testigo, poniéndose en las manos de Dios, se propuso tender con todas sus fuerzas a la perfección cristiana.


Se puede seguir su desarrollo espiritual gracias a su diario íntimo, que comenzó a escribir durante sus estudios de secundaria y prosiguió en el ejército, en el frente y durante los estudios universitarios. En él se aprecia que su santidad no fue fácil, que tuvo que luchar mucho por su ideal.

Lo atormentaba el problema del amor y luego el del dolor y la muerte, que resolvía a la luz de la fe.


"No tengo la santa Eucaristía -escribe el 9 de septiembre de 1917-. Vivo aquí como un pagano o una fiera, como si el Agnus no fuera ya el centro del cosmos, como si no existiera para nada. Dios Consolador, ven a compenetrar mi naturaleza con átomos de eternidad, para que, más semejante a ti, comprenda el curso de mi existencia".


El 5 de febrero de 1918, estando en el frente de batalla, escribió en su diario: "Nunca olvidarse de Dios. Desear siempre unirse a él. Cada día, preferentemente al alba, dedicarse a la meditación, a la oración, tal vez cerca de la Eucaristía o durante la santa misa. En esos momentos se han de hacer los proyectos para la jornada que comienza, se examinan los propios defectos, y se pide la gracia para superar todas las debilidades. Sería terrible que esta guerra no me produjera ningún efecto positivo... Debo comenzar una vida regenerada con el espíritu del nuevo conocimiento del catolicismo. Confío sólo en la ayuda del Señor, porque el hombre no puede hacer nada por sí mismo".


Después de la primera guerra mundial prosiguió sus estudios de filosofía en Viena (1919-1920); luego se trasladó a París, donde estudió en la Sorbona y el Instituto Católico (1920-1922). Con su tesis sobre "la influencia de la liturgia en los escritores franceses desde Chateaubriand hasta nuestros días", obtuvo el doctorado en filosofía en la universidad de Zagreb (1923). Durante el resto de su breve vida fue profesor de lengua y literatura francesa y alemana en el Instituto arzobispal de Zagreb, realizando con entrega ejemplar sus deberes de estado.


Colaboró como apóstol de los jóvenes, primero en la Liga de los jóvenes católicos croatas, y luego en la Liga croata de las Águilas, que impulsó y con la que inauguró en Croacia la Acción católica promovida por el Papa Pío XI. Según él, la Organización debía contribuir ante todo a formar una élite de apóstoles de la santidad. Con ese fin debía servir también para la renovación litúrgica, de la que fue uno de los primeros promotores en Croacia, anticipando cuatro décadas las directrices del concilio ecuménico Vaticano II en esa materia.


En su trabajo no le faltaron incomprensiones y dificultades de diversos tipos, que afrontaba con una serenidad admirable, fruto de su continua unión con Dios en la oración. En opinión de quienes lo conocían bien, "con su mente y su corazón se hallaba inmerso en lo sobrenatural".


Convencido de que el medio más eficaz para la salvación de las almas es el sufrimiento ofrecido al Señor, ofrecía sus penas físicas y morales para obtener la bendición de sus actividades apostólicas, y, ya cerca de su muerte, ofreció también su joven vida por sus Águilas. Murió en Zagreb el 10 de mayo de 1928, a los 32 años de edad, con fama de santidad.


Beatificado el 22 de Junio de 2003 por S.S. Juan Pablo II.


Reproducido con autorización de Vatican.va



1:21 a.m.
Son bastante confusas las noticias que tenemos sobre este santo muy venerado en las tierras de Rioja y Navarra.

Se le conoce como abad del monasterio de san Cosme y san Damián, en Roma.


El papa Juan XVIII lo hace obispo de Ostia y luego lo eleva al cardenalato, pasando a ser Bibliotecario Apostólico, puesto que mantuvo durante cuatro papados. Participa en el gobierno de la Iglesia, tomando parte en asuntos arduos y complicados de política exterior al tiempo que procura no descuidar el ministerio pastoral.


Parece ser que vino a España en la primera mitad del siglo XI, como Legado papal ante las Cortes de Burgos y Pamplona. Muy probablemente tuvo que ver su envío desde Roma con las cuestiones relativas a la organización eclesiástica de España en una coyuntura en la que se hacía muy necesaria la determinación de los límites de las diócesis que era origen y fuente de numerosos conflictos y no sólo por interferencias de jurisdicción episcopal, sino también por la pertenencia a distintos soberanos. Ello conllevaba negociaciones con los reyes y con los obispos interesados, y para esa labor hacía falta un hombre con tacto político y gran sentido eclesial.


Era asunto difícil y espinoso por los muchos intereses que encerraba era la delimitación de la diócesis de Valpuerta cuya extensión perteneció en gran parte a la desaparecida diócesis visigoda de Calahorra y que llegó a perdurar hasta el 1086, después de la muerte del santo, fecha en que quedó incorporada a Burgos (Campus Castellae) que absorbió en torno a sí a todos los obispados circundantes.


También en el sur de Pamplona, en torno a Nájera, erigen los reyes Santa María la Real como panteón real. Ya había aparecido la figura del Nagalensis o Navarensis o Nazarensis episcopus desde el 925, abarcando las fronteras diocesanas hasta territorios que interfieren Valpuerta y Alava, amén de ocupar toda la Rioja, donde habían proliferado, durante los tres siglos de dominación musulmana, y con la ilusión de ser cada una la continuidad de Calahorra, las diócesis de Albelda, Castella Vetus, San Millán de la Cogolla y Nájera, cuya historia constituye una verdadera maraña, complicada aún más todavía por la presencia de prelados auxiliares u honorarios hasta que se reconquistó Calahorra, en el 1046, y recuperó su antigua capitalidad, aglutinando a las mencionadas.


No siempre dieron buen fruto, o el fruto apetecido, las negociaciones del Legado, pero sí que pudieron hacerse sin discordias entre los reyes y sin enfrentamientos entre los obispos y, desde luego, sentaron las bases para que la obra trascendiera al gestor.


Gregorio no olvidó nunca lo principal de su persona, el ejercicio del ministerio sacerdotal. Predicó en Calahorra y Logroño entre otras poblaciones de la Rioja y Navarra, destacando en sus pláticas la necesidad de conversión y penitencia. Parece ser que esta fue la ocasión en que santo Domingo de la Calzada vivió algún tiempo en su compañía, sirviéndole de paje.


Se cuenta que en cierta ocasión libró los campos riojanos de una plaga de animalitos, y por eso le invocan los agricultores de una manera especial contra la langosta.


Vivió alrededor de cinco años en España.


Agotado y enfermo se retiró a Logroño donde parece que murió alrededor del año 1044; pero su cuerpo se venera en la iglesia de san Gregorio de Pinave, entre Viana y Logroño.



1:21 a.m.
Nació en Ratisbona, Alemania, el 20 de junio de 1797, y fue bautizada con el nombre de Carolina.

Su vida y parte de su obra se vio envuelta en las vicisitudes -sociales, políticas y religiosas-, originadas por la Revolución francesa iniciada en 1789.


Fue educada bajo los cánones de la orden de san Agustín. Se desconocen pormenores de su infancia y juventud; tuvo que abandonar la escuela al ser cerrada ésta por el gobierno bávaro (1809); sin embargo, Carolina conservó los valores cristianos que le habían inculcado con la convicción de dedicarse a Dios.


En 1828, al restablecerse las libertades religiosas, encuentra el clima propicio para cristalizar la idea surgida desde hace tiempo: crear un instituto para la educación cristiana. Así, junto con varias compañeras de ideas afines, abre un convento, donde establece la primera Escuela de las Hermanas de Notre Dame.


Por su admiración a la vida y obra de santa Teresa de Ávila, adopta este nombre.


Funda la congregación de las Pobres Hermanas Escolásticas de Nuestra Señora; recibe la aprobación pontificia de su Regla y Constituciones en 1854.


La hermana María Teresa manifestó vocación innata como guía de religiosas y educandas. Su carisma y profunda fe permitió la rápida expansión de su congregación a toda Europa y a Norteamérica, donde fundan escuelas -diurnas y nocturnas para trabajadoras-, primarias y para preescolares, orfelinatos y las llamadas "Casas de Día", donde las madres trabajadoras dejaban a sus hijos mientras laboraban; asimismo, funda escuelas femeninas de capacitación para el trabajo en fábricas, talleres o industrias.


Con fama de santidad, querida, respetada y admirada por alumnas y hermanas religiosas entrega su alma en Munich, Alemania, el 9 de mayo de 1879.


Su Santidad Juan Pablo II la beatificó el 15 de noviembre de 1985.


En la actualidad, la congregación cuenta con cerca de cinco mil religiosas que trabajan en treinta y tres países.



1:20 a.m.
Isaías fue para Israel un heroe nacional. Es un poeta maravilloso. La elegancia de su estilo, la viveza de sus imagenes y la belleza literaria de sus profecías lo convierte en un clásico de la literatura de Israel.

Nació en Jerusalen en el año 765 antes de Cristo y parece que era de familia de clase aristocratica. Todo su modo de hablar y comportarse lo presentan como un hombre de cultura superior.


En el Capítulo 6 de sus profecías narra como Dios lo llamo. Dice así : "Ví al Señor Dios , sentado en un trono excelso y elevado y miles de serafines lo alababan cantando : "Santo, Santo es el Señor Dios de los ejercitos, llenos estan el cielo y la tierra de Tu Gloria." Yo me llene de espanto y exclame : "Ay de mí que soy un hombre de labios impuros y vivo enmedio de un pueblo pecador y mis ojos ven al Dios Todopoderoso". Entonces voló hacía mí uno de los serafines, y tomando una brasa encendida del altar la coloco sobre mis labios y dijo : "Ahora has quedado purificado de tus pecados."

Y oí la voz del Señor que me decía:"¿ A quién enviaré ? ¿ Quién irá de mi parte a llevarles mis mensajes ?"

Yo le dije : "Aquí estoy Señor, envíame a mí"


LLAMADAS DESATENDIDAS.


Isaías empezo entonces a llevar a las gentes los mensajes de Dios, pidiendoles que se apartarán de su vida de pecado y empezaran una vida agradable a Dios. Pero se cumplía lo que le había avisado el Señor : "Teniendo oídos, no querrán escuchar". Aviso fuertemente que si no convertían serían llevados presos al destierro. No le hicieron caso y la nación de Israel fue llevada después presa a un país extraño.


El Emmanuel. Una de las más famosas profecías que hizo ese gran vidente fue la de Emmanuel. Dijo así : "He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz a un niño al cual llamarán Dios con nosotros" Así esta avisando con siete siglos de anticipación el nacimiento de Jesús , de María Virgen.


SENAQUERIB ATACA A JERUSALEM


El temible Rey de Nínive, Senaquerib, atacó a Jerusalem y amenazaba con destruirla y matar a todos. Pero Isaías animó al piadoso rey Ezequías diciendole : "Prudencia y clama. Confíen en Dios, que la ciudad no caera por en manos de los enemigos" . Y sucedió entonces que al ejercito invasor le llego una espantosa epidemia de disentería ( que es una inflamación y ulceración de los intestinos ) y murieron muchos miles y el Rey Senaquerib tuvo que alejarse y no pudo apoderarse de la ciudad . Con esta profecía adquirió Isaías una gran popularidad entre las gentes.


EL LIBRO MAS LARGO DE LA BILBIA


El libro de Isaías es el más largo de los 73 que compenen la Bilbia, tiene unas 70 páginas, se compone de dos partes, la primera fue escrita por el propio profeta Isaías y la segunda se llama "Nuevo Isaías" o DeuteroIsaías", probablemente escrita por un discipulo de este.


LA VID QUE NO QUISO DAR FRUTOS


Isaías tiene bellísimas comparaciones para enseñar sus mensajes. Por ejemplo la de La Vid y el Viñador, en el Capítulo 5. En la cual compara al pueblo de Dios, con una vid ( plantación de uvas ), a la que el Señor la cuido, la regó y la abonó y luego viene a buscar buenos frutos ( buenas obras ) y encuentra con que solo produce frutos amargos ( obras malas ), entonces el Señor abandona su plantación , dejandola en manos de sus enemigos para que la pisoteen y destruyan.


EL PRIMER BIÓGRAFO DE JESUS


En el libro de Isaías se pueden encontrar muchos datos de lo que será la vida del Mesías o enviado de Dios, se puede afirmar que este escrito es la primera biografía de Jesús escrita siete siglos antes de que naciera el Redentor. Son impresionantemente hermosas las descripciones del Cap 53, acerca del siervo de Yavhé, donde parece estar viendo la Pasión y Muerte de Jesús, describiendola, tal como ella iba a suceder. Y allí se insiste que estos sufrimientos del enviado de Dios serán ara pagar nuestros pecados.


EL MAS GRANDE PROFETA.


Después de Cristo y de Moisés, el más grande profeta de todos los siglos ha sido Isaías, es el profeta de la Confianza en Dios. Quiere que aunque las situaciones de la vida sean terribles, jamás dejemos de confiar en que Dios llegará con su gran poder a ayudarnos y defendernos. Anuncia un Mesías o Salvador, de la familia de David, portador de paz y de justicia, cuyo oficio es encender en la tierra el amor hacía Dios.

Fue un genio religioso que ejercío enorme influencia en la verdadera religión y cuyos escritos los leen y meditan hoy en todo el mundo los seguidores de Cristo.

Una antigua tradición judía, nos dice que a Isaías lo hizo maritirizar el impío rey Manasés.



1:08 a.m.
Martirologio Romano: En Bourges, en Aquitania, en Francia, san Desiderato, obispo, que habiendo desempeñado con anterioridad el cargo de canciller en la corte, como obispo dotó a su Iglesia con reliquias de mártires (550).

Etimológicamente: Desiderato = deseable, es de origen latino.



Nació en Soissons a finales del siglo V.

El santo de hoy, por ejemplo, fue el gran obispo de la época merovingia. Con su trabajo, su ejemplo y su predicación contribuyó enormemente a que Francia saliera del pozo caótico en el que había caído cuando el imperio romano se vino abajo y la civilización cristiana daba sus pasos de gigante en el siglo VI.


Fue Ministro de Asuntos Exteriores de Clotario y Childelberto. Era un cargo nada fácil por las intrigas del poder que reinaban a sus anchas en la corte.


Con su diplomacia intentó complacer a todo el mundo, excepto a los que se proclamaban herejes.


Soñaba con abandonar la corte, una jaula verdadera de sospechas, intrigas y crueldades.


Deseaba retirarse pero no se lo permitían porque no podían pasar sin él.


Sin embargo, su anhelo se centraba en la construcción de monasterios e iglesias.


Y cuando pudo, dejó la política para entregarse de lleno a los asuntos religiosos.


Lo nombraron obispo de Bourges en el año 543, es decir siete años antes de su muerte. Su apostolado fue muy fructuoso. Acabó con las herejías que habían importado los Bárbaros; creció mucho el número de sacerdotes buenos y lo mismo el número de cristianos.


Pero en los momentos difíciles recurrían a él para solucionar los problemas. Por ejemplo, gracias a sus cualidades innatas de diplomático, logró que hicieran las paces Anjou y Poitou .


Ingresó al Reino de Dios el 8 de mayo de 550.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



1:08 a.m.
Martirologio Romano: En Roma, junto a la basílica de San Pedro, san Bonifacio IV, papa, que obtuvo del emperador Focas el templo del Panteón, el cual transformó en iglesia dedicada a la santísima Virgen y a todos los mártires, y fomentó mucho la disciplina monástica (615).

Etimológicamente: Bonifacio = Aquel que hace el bien, es de origen latino.



Hijo de Juan, un médico, marso de la provincia y ciudad de Valeria; sucedió a Bonifacio III tras un paréntesis de unos nueve meses; consagrado el 25 de Agosto de 608; murió el 8 de Mayo de 615; (otras fuentes indican que fue consagrado el 15 de Septiembre de 608 y murió el 25 de Mayo de 615).

En tiempos del Papa San Gregorio Magno fue diácono de la Iglesia romana y tuvo el cargo de dispensator, esto es, el primer funcionario en lo relativo a la administración de los patrimonios.


Bonifacio obtuvo el permiso del emperador Focas para convertir el Panteón en una iglesia cristiana, y el 13 de Mayo de 609 el templo erigido por Agripa a Júpiter Vengador, a Venus, y a Marte fue consagrado por el Papa a la Virgen María y a todos los mártires.(De ahí el título de Santa María Rotunda).


Fue el primer ejemplo en Roma de transformación de un templo pagano en lugar cristiano de culto. Se dice que veintiocho carretas de huesos sagrados fueron sacadas de las Catacumbas y colocadas en un recipiente de pórfido bajo el altar mayor.


Durante el pontificado de Bonifacio, Melitón, el primer obispo de Londres, fue a Roma "a consultar al Papa sobre cuestiones importantes relativas a la recientemente establecida Iglesia de Inglaterra". Mientras estaba en Roma asistió a un concilio que se estaba celebrando entonces referente a ciertas cuestiones de "la vida y paz monástica de los monjes", y, a su partida, se llevó consigo los decretos del concilio junto con cartas del Papa a Lorenzo, arzobispo de Canterbury, y a todo el clero, al rey Etelberto, y a todo el pueblo inglés "referentes a lo que tenía que observarse por la Iglesia de Inglaterra". Los decretos del concilio hoy existentes son espurios.


Entre 612 y 615, San Columbano, que entonces vivía en Bobbio, Italia, fue persuadido por Agilulfo, rey de los Lombardos, para que dirigiera a Bonifacio IV una carta sobre la condena de los "Tres Capítulos" que es notable a la vez por sus expresiones de exagerada deferencia y su tono de aspereza excesiva.


En ella dice al Papa que está acusado de herejía (por aceptar el Quinto Concilio, esto es, el de Constantinopla, 553), y le exhorta a convocar un concilio y demostrar su ortodoxia. Pero la carta del impetuoso celta, que no captó la importancia del problema teológico implicado en los "Tres Capítulos", parece no haber perturbado lo más mínimo su relación con la Santa Sede, y sería erróneo suponer que Columbano se consideraba a sí mismo como independiente de la autoridad papal.


Durante el pontificado de Bonifacio hubo mucha aflicción en Roma debido al hambre, la peste, y las inundaciones. El pontífice murió en retiro monástico (había convertido su propia casa en un monasterio) y fue enterrado en el pórtico de San Pedro. Sus restos fueron trasladados tres veces-en el Siglo X u XI, a fines del Siglo XII bajo Bonifacio VIII, y al nuevo San Pedro el 21 de Octubre de 1603.



1:08 a.m.
Martirologio Romano: En Randazzo, en Sicilia, beato Luis Rabatá, presbítero de la Orden Carmelitana, fidelísimo en su observancia de la Regla y resplandeciente en su amor a los enemigos (1490).

Etimológicamente: Luis = Aquel que es un guerrero ilustre, es de origen germánico.



Nació en Erice-Trápan (Italia) en 1443.

Desde muy niño fue dado a la piedad. Pronto vistió el hábito carmelita en el convento de la Anunciación de Trápani.


Hizo su noviciado con grandes anhelos de perfección, entregándose más tarde por su profesión, al servicio de Dios con admirable generosidad.


Su humildad sufrió dura prueba cuando los superiores le mandaron se ordenara de sacerdote, pues, en su anonadamiento, nunca se juzgó digno de tan excelsa dignidad.


Cumplió ejemplarmente este sagrado ministerio, tanto en la predicación como en el confesonario.


Su prudencia y santidad de vida eran tan notorias que los superiores sometieron de nuevo su humildad a prueba nombrándole prior del convento reformado de Randazzo.


Los Procesos de canonización (1533 y 1573) documentan la santa vida de nuestro Beato como ferviente religioso, que supo conciliar los deberes de una observancia impecable con los de su amor al prójimo, al que le obligaba su deber sacerdotal siempre iluminado por la caridad.


Se decía de él que solamente el verle movía a devoción.


Al ver tanta santidad en un humilde religioso lleno de celo apostólico contra el vicio, un hombre perverso, Antonio Cataluccio, aprovechando la ocasión de que el Beato volvía de su postulación le arrojó una saeta a la cabeza, que lo dejó gravemente herido.


Malamente pudo llegar a su convento y aunque pidieron al Beato que denunciara al agresor, nunca quiso decirlo sino que de todo corazón lo perdonó e hizo por él especial oración.


Sufrió durante algunos meses fuertes dolores, que no le impidieron dedicarse a la más subida contemplación.


El Señor le reveló su cercano fin y el término de sus trabajos.


Recibidos los últimos sacramentos sin perder la paz y su total conformidad con la voluntad de Dios, exhaló su último suspiro en 1490.


El papa Gregorio XVI, el 1842, aprobó su culto, su oficio y su oración.


Su fiesta se celebra el 8 de mayo.



1:38 a.m.
Martirologio Romano: En Roma, beata Rosa Venerini, virgen, que nació en Viterbo y fundó las Maestras Pías, con las cuales abrió en Italia las primeras escuelas para la educación de las niñas (1728).

Etimológicamente: Rosa = Aquella que es bella y dulce como una rosa, es de origen latino.



Rosa VENERINI nació en Viterbo en el día 9 de febrero de 1656.

Su padre, Goffredo, originario de Castelleone di Suasa (Ancona), después de haber conseguido el título en medicina en Roma, se trasladó para Viterbo y ejerció brillantemente la profesión de médico en el Hospital Grande.


De su matrimonio con Marzia Zampichetti, miembro de una antigua familia viterbense, nacieron cuatro hijos: Domingo, María Magdalena, Rosa y Horacio.


Rosa, por naturaleza, era dotada de inteligencia y de sensibilidad humana fuera del común. La educación recibida en la familia le permitió desarrollar los numerosos talentos de mente y de corazón y de formarse bajo principios cristianos sólidos.


A la edad de siete años, según su primer biógrafo, Padre Jerónimo Andreucci S.I., hizo voto de consagrar a Dios su vida. Durante la primera fase de su juventud, vivió el conflicto entre las seducciones del mundo y la promesa hecha a Dios. Superó tal conflicto con oraciones y muchos sacrificios.


A los 20 años, Rosa se interrogaba sobre su porvenir. En aquel tiempo la mujer podía escoger apenas entre las dos orientaciones de vida: el casamiento o el convento. Rosa estimaba las dos opciones, pero se sentía atraída para realizar otro proyecto para el bien de la Iglesia y de la sociedad de su tiempo. Tendrá que pasar mucho tiempo dedicado a los sacrificios y a la búsqueda, para ser impulsada interiormente por intuiciones proféticas, que le llevarán a una solución innovadora.


En otoño del 1676, de acuerdo con su padre, Rosa entró en el Monasterio Dominico de Santa Catalina en Viterbo con la perspectiva de realizar su voto. Junto a su tía Ana Cecilia aprendió a escuchar Dios en el silencio y en la meditación. Se quedó en el Monasterio pocos meses porque la muerte prematura de su padre la obligó a regresar para acompañar en el sufrimiento a su madre.


En los años siguientes Rosa vivió acontecimientos trágicos en su familia: el hermano Domingo falleció con apenas 27 años de edad, enseguida, muere también su madre quien no aguantó el dolor. Su hermana María Magdalena contrajo matrimonio.


Permanecían en casa solamente Horacio y Rosa que a esta altura tenía 24 años. Impulsada por el deseo de hacer algo grande para Dios, en mayo de 1684 la Santa comenzó reunir en su casa a las niñas y mujeres de la vecindad para rezar el Rosario. El modo de orar de las jóvenes y de sus madres, y sobre todo las charlas que precedían y seguían a la oración, abrieron la mente y el corazón de Rosa frente a la triste realidad: la mujer pobre era esclava de la pobreza cultural, moral y espiritual. Entendió, entonces, que el Señor la llamaba a una misión más alta que, gradualmente, la llenaba de la urgencia de dedicarse a la instrucción y formación cristiana de las jóvenes, no con encuentros periódicos, sino con una Escuela entendida en el sentido total de la palabra.


En el día 30 de agosto del 1685, con la aprobación del Obispo de Viterbo, Cardenal Urbano Sacchetti y la colaboración de dos compañeras, Gerolama Coluzzelli y Porzia Bacci, Rosa dejó la casa paterna para dar inicio a su primera escuela, proyectada según un designio original que había madurado en la oración y en la búsqueda de la Voluntad de Dios. El primero objetivo de la Fundadora era lo de ofrecer a las niñas de la población pobre una formación cristiana completa y de prepararlas para la vida civil. Sin grandes pretensiones, Rosa había abierto la primera «Escuela Pública femenina en Italia». El origen era humilde, pero de grandeza profética: la promoción humana y la elevación espiritual de la mujer eran una realidad que no tardaría en recibir el reconocimiento de las autoridades religiosas y civiles.


El crecimiento de la Obra.


En el comienzo no fue fácil: Las tres primeras Maestras tuvieron que afrontar las resistencias del Clero que sentía como exclusividad suya enseñar el catecismo; pero la resistencia más fuerte venía de los intelectuales que se sentían escandalizados al ver la osadía de una mujer, de la alta burguesía viterbense, que tomaba con seriedad y amor la educación de las niñas de la baja clase social. Rosa enfrentó todo por amor a Dios, y con firmeza que era la caracterizaba, prosiguió el camino que había iniciado, teniendo ahora más que nunca, la certeza de estar dentro de un verdadero Proyecto de Dios.


Los resultados le dieron razón: ¡los propios Párrocos constataron el bien qué estas Escuelas Pías surtieron entre las niñas y sus madres!. La valía de aquella iniciativa fue reconocida y la fama sobrepasó los confines de la Diócesis. El Cardenal Marcos Antonio Barbarigo, Obispo de Montefiascone, comprendió la genialidad del proyecto viterbense e invitó a la Santa a su diócesis. La Fundadora, siempre lista, contestó a la invitación: de 1692 a 1694 Rosa abrió una decena de escuelas en Montefiascone y en las Ciudades situadas alrededor del lago de Bolsena. El Cardenal suministraba los medios materiales y Rosa concienciaba las familias, preparaba las maestras y organizaba la Escuela. Cuando tuvo que tornar a Viterbo, para cuidar de la estabilidad de su primera obra, Rosa confió las Escuelas y las Maestras a la dirección de una joven, Lucia Filippini, cuyas calidades, de mente, de corazón y de espíritu, ya había percibido antes.


Después de las Escuelas de Viterbo y Montefiascone, fueron abiertas otras en la región de Lazio. Rosa llegó a Roma en el año 1706, pero la primera experiencia romana fue para ella un fracaso total. Esto le marcó hondamente y la forzó a esperar un período largo de seis años antes de reconquistar la confianza de las autoridades. En el día 8 de diciembre del 1713, con ayuda del Abad Degli Atti, gran amigo de la familia Venerini, Rosa pudo abrir su Escuela en el centro de Roma, a los pies del Capitolio. El 24 de octubre de 1716 recibió a visita del Papa Clemente XI, que acompañado por ocho Cardenales, quiso asistir a las clases. Maravillado y lleno de complacencia, al fin de la mañana, se dirigió a la fundadora con estas palabras: «¡Señora Rosa, usted hace lo que nosotros no podemos hacer!. Le agradecemos mucho porque, estas escuelas, ¡santificarán Roma!». Desde aquel momento, Gobernadores y Cardenales pidieron las escuelas para sus territorios. El trabajo de la Fundadora se volvió intenso, lleno de peregrinaciones y de cansancio para la formación de nuevas comunidades. Fue, también, motivo de mucha alegría y de sacrificios. Donde surgía una escuela, luego se notaba un radical cambio positivo, de la juventud.


Rosa Venerini murió santamente en la casa de San Marcos en Roma, en la noche del 7 de mayo de 1728. Había abierto más de 40 Escuelas. Su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de Jesús (Roma) que ella tanto amaba. En el año 1952, por ocasión de la Beatificación, sus restos mortales fueron trasladados en la Capilla de la Casa General, en Roma.


La Espiritualidad


Durante toda su vida, Rosa siempre se movió adentro del océano de la Voluntad de Dios. Decía: «me siento tan apegada a la Voluntad de Dios, que no me importa ni la muerte ni la vida, quiero lo que Él quiere, quiero servirle lo cuanto Él quiere ser servido por mí y nada más! ». Después de un primera contacto con los Padres Dominicos del Santuario «Madonna della Quercia» en los alrededores de Viterbo, siguió la dirección espiritual del P. Ignacio Martinelli, y acogió fielmente la espiritualidad austera y equilibrada de San Ignacio de Loyola creada para la dirección de los Jesuitas.


Las crisis de la adolescentes, las perplejidades de la juventud, la busca de nuevos caminos, la fundación de las Escuelas y de las Comunidades, las relaciones con la Iglesia y con el mundo, todo era orientado al Querer Divino. La oración era el aire que respiraba durante toda su jornada.


Rosa no imponía a sí misma ni a sus hijas largas oraciones pero recomendaba qué la vida de las Maestras, en el ejercicio del ministerio educativo, ¡fuese un continuado hablar con Dios, de Dios, para Dios!. La íntima comunión con el Señor era mantenida por la oración mental que la Santa consideraba «alimento esencial del alma». En la meditación, Rosa escuchaba al Maestro que enseñaba caminando por las carreteras de Palestina, pero, de manera particular, desde lo alto de la Cruz.


Con lo mirada fija en Jesús Crucificado, Rosa sentía cada vez más fuerte dentro de sí la pasión para la salvación de las criaturas humanas. Por eso, vivía cada día la Eucaristía de manera mística: en su imaginación, la Santa veía el mundo como un gran círculo; se colocaba en el centro y contemplaba Jesús, Víctima inmaculada, que en todo rincón de la tierra se ofrecía al Padre a través del Sacrificio Eucarístico. Llamaba a este modo de elevarse a Dios "el Círculo Máximo". Con oración incesante, participaba espiritualmente de todas las Santas Misas que eran celebradas en toda parte del mundo: unía los dolores, el cansancio, las alegrías de su vida a los sufrimientos de Jesucristo, preocupándose que la Preciosa Sangre de Jesús no fuese derramado en vano.


El Carisma


Podemos sintetizar el carisma de Rosa Venerini en pocas palabras. Vivió consumada por dos grandes pasiones: la pasión por Dios y la pasión por la salvación de las criaturas humanas. Cuando comprendió que las niñas y las mujeres de su tiempo tenían necesidad de ser educadas e instruidas sobre las verdades de la Fe y de la Moral, no escatimó tiempo, trabajo, luchas, dificultades de todo tipo al fin de contestar al llamado de Dios. Era consciente de que el anuncio de la Buena Nueva sólo podía ser acogido, si antes, las personas fuesen liberadas de las tiniebla de la ignorancia y del error. Además, había intuido que la formación profesional podía conseguir para la mujer una promoción humana y un reconocimiento en la sociedad. Este proyecto requería una Comunidad Educadora, sin pretensiones. Rosa, con gran anticipación histórica, ofreció a la Iglesia el estilo de la Comunidad Religiosa Apostólica.


Rosa no ejerció su misión educativa sólo en la escuela, sino usó todas las oportunidades que tuvo para anunciar el Amor de Dios: confortaba y curaba a los enfermos, reanimaba a los desesperanzados, consolaba a los afligidos, invitaba a los pecadores a la vida nueva, exhortaba a la fidelidad a las personas consagradas, auxiliaba a los pobres, combatía toda forma de esclavitud moral. Educar para salvar se volvió el lema que impulsa a las Pías Maestras Venerini a continuar la Obra del Señor de acuerdo a los deseos de su Fundadora y a irradiar por el mundo el Carisma de la Santa Madre: liberar a la criatura humana de la ignorancia y del mal para que el Proyecto de Dios, que cada persona posee, se vuelva visible.


Es ésta a magnifica herencia que Rosa Venerini dejó a sus hijas; doquiera que estén: en Italia, como en los otros Países, las Pías Maestras buscan vivir y transmitir el deseo apostólico de la Madre, privilegiando a los más pobres. La Congregación, después de haber dado su contribución en favor de los italianos emigrados a los E.U.A., desde 1909, y en Suiza de 1971 al año 1985, expandió su actividad apostólica en otros Países: en India, en Brasil, en los Camerún, en Romania, en Chile, en Venezuela, en la Albania y en Nigeria.


Fue canonizada el 15 de octubre de 2006 por S.S. Benedicto XVI.


Reproducido con autorización de Vatican.va



1:38 a.m.

Fundador de la Congregación de

Hermanas de la Inmaculada Concepción de la

Bienaventurada Virgen María


Martirologio Romano: En Génova, en Italia, san Agustín Roscelli, presbítero y fundador de la Congregación de Hermanas de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, para la formación de las niñas (1902).

Etimológicamente: Agustín = Aquel que es venerado, es de origen latino.



En Agustín Roscelli, la Iglesia nos señala un ejemplo de sacerdote y de Fundador santo.

Como sacerdote encarnó la figura del "pastor", del educador en la fe, del ministro de la Palabra, del guía espiritual.


Siempre dispuesto a donarse en la obediencia, en la humildad, en el silencio y en el sacrificio, buscó sólo la voluntad de Aquél que lo había llamado y enviado.


En el desarrollo de su ministerio sacerdotal siguió el ejemplo de Cristo, armonizando la vida interior con la intensa acción pastoral y su obra fue fecunda porque estuvo alimentada por la continua oración y por un gran amor hacia la Eucaristía.


Supo leer las situaciones de su tiempo e intervenir concretamente en favor de los más indefensos, y en particular se empeñó para salvar a la juventud, de las insidias y de los peligros morales.


Se dejó conducir por el Espíritu hasta fundar, casi sin saberlo, una Familia religiosa.


Nació en Bargone de Casarza Ligure (Génova, Italia), el 17 de julio de 1818 de Domingo y María Gianelli; fue bautizado el mismo día porque se temía por su vida.


Su familia, pobre de medios materiales, fue siempre para él, un ejemplo de fe y de virtudes cristianas.


Inteligente, sensible, más bien reservado, Agustín muy pronto se mostró útil a la familia en el cuidado del rebaño paterno.


Sus padres lo confiaron al Párroco, el Padre Andrés Garibaldi, quien le impartió los primeros elementos del saber.


Hacia el sacerdocio


En mayo de 1835, con ocasión de una misión animada por el Archipresbítero de Chiavari, Antonio María Gianelli, Agustín se sintió decididamente llamado al sacerdocio y se trasladó a Génova para comenzar los estudios.


Los años de preparación a la Ordenación sacerdotal fueron duros y difíciles, debiendo él mismo afrontar graves desafíos económicos.


Lo sostuvieron la voluntad tenaz, la intensa oración y la ayuda de personas buenas, tales como el canónigo Gianelli quien, nombrado Obispo de Bobbio en el año 1838, le encontró una ubicación como clérigo-sacristán y custodio de la iglesia del Conservatorio de las Hijas de San José en San Rocchino, de la cual Mons. Gianelli era el Director; los jesuitas después, lo vieron como el "diligente prefecto", como lo afirma el mismo Rector en 1845.


El 19 de setiembre de 1846, fue ordenado sacerdote por el Cardenal Plácido María Tadini.


Vice-Párroco - Confesor santo - Educador junto a los Artesanitos


El Padre Agustín fue destinado inmediatamente al populoso barrio de San Martín de Albaro donde, con el espíritu de Cristo Pastor y con la administración de todos los sacramentos, inició su humilde servicio en la obra de santificación, dedicándose con esmero, caridad y con el ejemplo, al crecimiento espiritual del Cuerpo de Cristo.


En el confesionario adquirió un conocimiento concreto de la triste realidad y de los peligros en los que se encontraban tantas jóvenes que, por motivos de trabajo, se trasladaban a la ciudad convirtiéndose en fácil presa para los deshonestos.


Allí, su corazón de padre se angustiaba y se conmovía al pensar que tantas almas sencillas podían perderse, porque se las dejaba solas e indefensas.


En 1858, si bien continuaba a dedicarse asiduamente al ministerio de la Confesión, aceptó colaborar con el Padre Francisco Montebruno en la Obra de los Artesanitos.


Entre los encarcelados y luego al horfanatorio


En 1872 amplió su campo de apostolado. Como ministro de Cristo "tomado entre los hombres y constituido en favor de los hombres", se consagró enteramente a la obra a la que el Señor lo había llamado, sin apartarse de las miserias y de las pobrezas morales de su ciudad, interesándose no sólo de la juventud masculina y femenina, sino incluso de los detenidos en la cárcel de San Andrés, para llevar el consuelo y la misericordia del Señor.


En 1874, Capellán del nuevo Horfanatorio Provincial en la calle "delle Fieschine", se dedicó a los recién nacidos administrándoles el Bautismo por un lapso de 22 años (de los registros resulta que los bautizados fueron 8.484) y, haciendo suyas las palabras de San Agustín "la plenitud de todas nuestras obras es el amor", trabajó intensamente incluso a favor de las madres solteras, las que eran jovencitas sencillas del pueblo que, por la falta de un trabajo digno y retribuido, se convertían en víctimas de los malintencionados.


Las escuelas taller


El Padre Roscelli recibió la propuesta de algunas de sus penitentes, espiritualmente maduras que, condividiendo su deseo de salvar las almas, le ofrecieron su colaboración para ayudar a tantas jóvenes necesitadas de asistencia moral, de una guía segura y de ser capaces de ganar honestamente lo necesario para vivir.


En estas sedes, las jóvenes recibían una instrucción moral y religiosa, junto a una sólida formación humana y cristiana en forma tal que las preparaba para prevenir o para defenderse de los peligros de la ciudad, y al mismo tiempo las capacitaba profesionalmente.


Una nueva Congregación


La tímida idea de dar vida a una Congregación religiosa fue estimulada por Mons. Salvador Magnasco y por las colaboradoras del Padre Roscelli, las maestras de las Casas-Taller, las que estaban convencidas que la Consagración a Cristo y el empeño de santificación en la vida comunitaria, son la fuerza del apostolado.


El Padre Agustín, interpeló incluso al Papa Pío IX y después de haber recibido la respuesta "Deus benedicat te et opera tua bona" (Dios te bendiga a ti y a tu buena obra), se sometió totalmente a la voluntad de Dios y el 15 de octubre de 1876 realizó su sueño, y el 22 del mismo mes, entregó el hábito religioso a sus primeras Hijas a las que llamó Hermanas de la Inmaculada, indicando a las mismas el camino de santidad, señalado particularmente por las virtudes propias de Quien es el modelo de la vida consagrada.


Después de las primeras incertezas, su obra se consolidó y se dilató más allá de los confines de Génova y de Italia.


La existencia del "pobre sacerdote" concluyó el 7 de mayo del año 1902.


El Padre Roscelli fue:


Hombre de Dios: intuyó los designios de Dios sobre sí mismo y se abandonó a El en una total docilidad.


En el humilde Sacerdote la acción divina y la humana, la contemplación y la acción, se integraron en una admirable unidad de vida. Su apostolado siempre ha brotado de la experiencia de Dios, que se abre a la oración, a la testimonianza de fidelidad al ministerio sacerdotal, al anuncio del Evangelio.


Sal de la tierra: contemplativo, pobre, austero, siempre eligió el último puesto, la renuncia. Olvidado de si mismo, de las propias exigencias, del proprio tiempo, estuvo siempre a disposición de los demás en el confesionario, y como fermento evangélico, intensificó la caridad "en la que confluían el amor hacia Dios y hacia los hombres".


Signo profético: separado del mundo, pero en estrecha relación con la realidad concreta de su tiempo, el Roscelli ha hecho visible el primado del amor de Dios, acercándose con espíritu misericordioso y con corazón amoroso de Padre, a los abandonados, a los encarcelados, a las madres solteras, a la juventud en general y injusticia a quien hubiese caído víctima de la injusticia; a todos ayudó y se mostró con una profunda sensibilidad por los derechos humanos y por la causa justa de la promoción del hombre.



11:55 p.m.
Petronax, que llegó a ser obispo de Montecassino, pertenecía a una poderosa familia noble de la región de Nápoles.

Movido por el deseo de vida religiosa, resolvió gastar toda su hacienda en la restauración de Montecassino, monasterio benedictino situado en la colina del mismo nombre desde el que se domina la ciudad italiana de Cassino, situada al noroeste de Nápoles.


Fue fundado por san Benito, conocido como el padre del monacato occidental, que había nacido en una distinguida familia de Nursia, en Italia central, y que pasó sus primeros años estudiando en Roma; pero conmocionado por la degenerada vida de la ciudad, se retiró a una zona deshabitada cerca de Subiaco, donde vivió en una cueva (más tarde llamada la Gruta Santa) por tres años. Durante este periodo aumentó su fama de hombre santo, y se acercaban a visitarle multitud de personas. Aceptó el ofrecimiento para ser abad de un grupo de monjes que vivían en el norte de Italia, pero éstos no aceptaron sus reglas e intentaron envenenarle. Al descubrir la conspiración abandonó el grupo y poco después fundó el monasterio de Montecassino. Benito estableció una regla de vida, adoptada posteriormente por casi todos los monasterios de Europa, que subrayaba la vida en comunidad y el trabajo físico..


Pues bien, este sitio de trabajo y de oración, el monasterio más importante de Occidente durante siglos, donde se inició por los monjes la famosa escuela de medicina de Salerno en el siglo XI, fue destruido por los lombardos en el 590 y estaba desierto y arruinado desde un siglo antes de que viviera Petronax que ahora está dispuesto a reconstruirlo y devolverle el espíritu con el que nació.


Alentado por el pontífice san Gregorio II, llevó adelante su proyecto, recogió las tradiciones del santo patriarca, reunió compañeros participantes de su entusiasmo, y restableció en la sagrada montaña la observancia de la regla benedictina que imponía austeridad y ascetismo: Las comidas se hacían en comunidad y se evitaba la conversación innecesaria; tenían que disponer los monjes de la comida, ropa y abrigo adecuados, pero no podían tener propiedades; dependiendo de la época del año y de las fiestas litúrgicas que celebraran cada día, los benedictinos destinaban entre cuatro y ocho horas para celebrar el Oficio divino y siete horas para dormir. El resto del día estaba dividido con el mismo número de horas para trabajar (generalmente en la agricultura), y para el estudio y la lectura religiosa. El abad, como sucedió al principio con san Benito, tenía una total autoridad patriarcal sobre la comunidad, aunque él mismo estaba sujeto a la Regla y debía consultar con los miembros de la comunidad sobre los asuntos más importantes entre los que se contaba la limosna a los necesitados.


El obispo Petronax ya hubiera hecho mucho recuperando para la historia, la cultura, el arte y la Iglesia la joya que fue cuna de tanto bien; pero le hubiera faltado lo principal si no hubiera devuelto a aquellas piedras del monasterio el espíritu primigenio y el destino por los que fueron arrancadas de las montañas. Esa fue en verdad la obra del santo.



11:55 p.m.
Martirologio Romano: Cerca de Munich, de Baviera, en Alemania, beatos Enrique Kaczorowski y Casimiro Gostynski, presbíteros y mártires, que en la invasión de Polonia fueron hechos prisioneros por los perseguidores de la dignidad humana y conducidos al campo de concentración de Dachau, donde, por su fe en Cristo, exhalaron el último suspiro en las cámaras de gas ( 1942)

Etimológicamente: Enrique = Aquel que es jefe de hogar, es de origen germánico.



Nació en Bierzwiennej, Wielkopolskie, Polonia, el 10 de julio de 1888.

El beato Enrique, al igual que cualquiera que viva su fe en profundidad, tuvo que hacer frente a muchos problemas. Se dio cuenta de que el compromiso de su fe, le exigía llevar las dificultades con la mayor dignidad posible.


Fue ordenado sacerdote el 13 de junio de 1914. Interrumpidos sus estudios por la guerra, durante la cual realizó diferentes apostolados por indicación de su Obispo, terminó su doctorado en teología en Lublín y volvió a su diócesis, Wloclawek, donde fue nombrado profesor del seminario y director del Instituto Pío X.


Entre 1928 y 1939 fue el superior del seminario de Wloclawek, Polonia, tierra de abundantes vocaciones religiosas desde siempre. Fue también canónigo de la catedral. El Papa premió sus trabajos nombrándolo prelado doméstico.


Cuando trabajaba a gusto en la formación de los futuros sacerdotes, en el seminario de Wloclawek llega la Gestapo y lo arresta el 7 de noviembre de 1939 y llevado al campo de Lad.


Al preguntar la razón de por qué lo detenían, le respondieron que por causa de sus actividades pastorales con la gente. No era fiel a la doctrina que impartía Hitler.


La Gestapo se lo trasladó para mayor seguridad al campo de concentración de Dachau en Alemania.


Se sentían felices con tenerlo bajo atenta vigilancia. Ya en el campo de concentración alemán, le asignaron el “bloque de los inválidos”, es decir, de aquellos que, a causa de tantos malos tratos, quedaban con discapacidad en cualquier parte de su cuerpo.


Estando en esta situación, el 6 de mayo de 1942 lo encerraron en la cámara de gas en donde murió al instante.


Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II junto a otros 107 mártires polacos, víctimas del odio nazi a la fe, el 13 de junio de 1999.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



AÑO CRISTIANO Edición 2003

Autores: Lamberto de Echeverría, Bernardino Llorca y José Luis Repetto Betes

Editorial: Biblioteca de Autores Católicos (BAC)

Tomo V Mayo ISBN 978-84-7914-709-9



Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com



11:55 p.m.
Martirologio Romano: En Barcelona, en España, san Pedro Nolasco, presbítero, quien con san Ramón de Penyafort y el rey Jaime I de Aragón fundó, según se cree, la orden de la Bienaventurada María de la Merced, para la redención de los cautivos. Se entregó ardientemente con trabajo y esfuerzo a procurar la paz y a liberar del yugo de la esclavitud a los cristianos, en tiempo de los infieles (1258).

Nace en Barcelona, España, 1189.


A los 15 años sufre la muerte de su padre y se dispone a repartir santamente sus muchos bienes a lo que su madre asiente.


Años mas tarde, estando en edad de casarse, peregrina a Monserrat. Allí, a los pies de la Virgen, pudo comprender mejor el vacío de las vanidades mundanas y el tesoro que es la vida eterna. Prometió entonces a la Virgen mantenerse puro y dedicarse a su servicio.


Eran tiempos en que los musulmanes saqueaban las costas y llevaban a los cristianos como esclavos al Africa. La horrenda condición de estas víctimas era indescriptible. Muchos por eso perdían la fe pensando que Dios les había abandonado. Pedro Nolasco era comerciante. Decidió dedicar su fortuna a la liberación de el mayor número posible de esclavos. Recordaba la frase del evangelio: "No almacenen su fortuna en esta tierra donde los ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenen su fortuna en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni óxido que las dañe" Mt 6,20.


En 1203 el laico San Pedro Nolasco iniciaba en Valencia la redención de cautivos, redimiendo con su propio patrimonio a 300 cautivos. Forma un grupo dispuesto a poner en común sus bienes y organiza expediciones para negociar redenciones. Su condición de comerciantes les facilita la obra. Comerciaban para rescatar esclavos. Cuando se les acabó el dinero forman grupos -cofradías- para recaudar la "limosna para los cautivos". Pero llega un momento en que la ayuda se agota. Pedro Nolasco se plantea entrar en alguna orden religiosa o retirarse al desierto. Entra en una etapa de reflexión y oración profunda.


Intervención de la Virgen para la fundación

La noche del 1 al 2 de agosto del año 1218, la Virgen se le apareció a Pedro Nolasco. Según una tradición dudosa, también se apareció la Virgen a San Raimundo de Peñafort, y al rey Jaime I de Aragón, y les comunicó a los tres por separado su deseo de fundar una orden para redimir cautivos.


El hecho es que la Virgen María movió profundamente el corazón de Pedro Nolasco para fundar la orden de la Merced y formalizar el trabajo que el y sus compañeros hacían ya por 15 años. El 10 de agosto de 1218 en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y sus compañeros vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras rojas sobre un fondo amarillo de la corona de Aragón y la cruz blanca sobre fondo rojo, titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció siempre a María Santísima como la auténtica fundadora de la orden mercedaria. Su patrona es La Virgen de la Merced. "Merced" significa "misericordia".(Mas sobre La Virgen de la Merced y San Nolasco).


La nueva orden fue laica en los primeros tiempos. Su primera ubicación fue el hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. Allí recogían a indigentes y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no tenían donde ir. Seguían la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre los cautivos y recaudar dinero para liberarlos. Eran acompañados con frecuencia de ex-cautivos, ya que, cuando uno era rescatado, tenía obligación de participar durante algún tiempo en este servicio. Normalmente iban cada año en expediciones redentoras. San Pedro continuó sus viajes personalmente en busca de esclavos cristianos. En Argelia, Africa, lo hicieron prisionero pero logró conseguir su libertad. Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con éxito por muchas ciudades colectas para los esclavos.


Los frailes hacían, además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza, castidad y obediencia, un cuarto: dedicar su vida a liberar esclavos. Al entrar en la orden los miembros se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, en caso que el dinero no alcanzara a pagar su redención. Entre los que se quedaron como esclavos está San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta. Este cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios.


El Papa Gregorio Nono aprobó la comunidad y San Pedro Nolasco fue nombrado Superior General.


El rey Jaime decía que si había logrado conquistar la ciudad de Valencia, ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada vez que obtenía algún triunfo lo atribuía a las oraciones de este santo.


Antes de morir, a los 77 años (el 25 de diciembre de 1258), pronunció el Salmo 76: "Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados".


Su intercesión logró muchos milagros y el Papa Urbano VIII lo declaró santo en 1628.


La misión redentora la continúa hoy la familia mercedaria a través de sus institutos religiosos y asociaciones de laicos. Es también la misión de todo buen cristiano.



1:29 a.m.
Arzobispo, nacido por el año 401; fallecido el 5 de Mayo del 449.

El lugar preciso de su nacimiento es desconocido. Todo lo que se ha dicho es que perteneció a una notable familia de la parte Norte de Galia, de la cual probablemente descendió San Honorato, su predecesor de la Sede de Arles.


Culto y rico, Hilario había calculado todo para asegurar su éxito en el mundo, pero abandonó honores y riquezas ante las urgentes demandas de Honorato, acompañándolo a la ermita de Lerins, que este ultimo había fundado y dedicándose él mismo bajo la santa obediencia a practicar la austeridad y el estudio de la Sagrada Escritura.


Mientras tanto Honorato, quién había llegado a Arzobispo de Arles, estaba a punto de morir. Hilario corrió a su lado y lo asistió en sus últimos momentos. Estaba Hilario por partir de regreso a Lerins cuando fue retenido por la fuerza y proclamado arzobispo en lugar de Honorato.


Obligado a ceder a esta coacción, emprendió resueltamente las tareas de su pesado cargo, y asitió a varios concilios que tuvieron lugar en Riez, Orange, Vaison y Arles.


Seguidamente empezó entre él y el Papa San Leo la famosa riña que constituye una de las etapas más curiosas de la historia de la Iglesia de Gallicia. En una reunion de obispos que presidió en el año 444 y en la que estuvieron presentes San Euterio de Lyon y St German de Auxerre, destituyó por incapacidad a un tal Cheldonius.


Este ultimo se apresuró a ir a Roma, tuvo éxito en la intercesión de su causa ante el Papa y como resultado fue reinstalado en su sede. Hilario entonces solicitó al Papa San Leo que justificara su acción sobre el asunto, pero no fue bien recibido por el soberano pontífice y fue obligado a regresar precipitadamente a Galia.


Después de esto envió a algunos sacerdotes a Roma a explicar su conducta pero sin ningún buen resultado. Además algunas personas que estaban hostiles por dicho asunto llevaron varias acusaciones contra él a la Corte de Roma, por lo cual el Papa excomulgó a Hilario, transfiriendo las prerrogativas de su sede a Frejus y motivó la proclamación del Emperador Valentiniano III con el famoso decreto que liberaba a la Iglesia de Viena de toda dependencia de Arles.


Sin embargo hay razones para creer que una vez terminada la tormenta, fue restaurada la paz rápidamente entre Hilario y Leo. Estamos lejos de la época en que ocurrió esta memorable riña y los documentos que pueden arrojar una luz sobre ella son muy pocos para permitirnos emitir un juicio definitivo sobre esta causa y sus consecuencias.


Evidentemente existe el hecho que los respectivos derechos de la Corte de Roma y de la ciudad no estaban suficientemente clarificados en ese tiempo y que el derecho de apelación al papa, entre otros, no estaban explícitamente reconocidos. Existe un número de escritos que se atribuyen a San Hilario, pero están lejos de ser auténticos. Pere Quesnel los coleccionó todos en un apéndice al trabajo en el que ha publicado los escritos de San Leo.



1:29 a.m.
Martirologio Romano: En Licata, de Sicilia, en Italia, santo Ángel, presbítero, carmelita y mártir. (1225)

Etimológicamente: Ángel = Aquel que es portador de un mensaje, es de origen griego.





Nació en Jerusalén, en el seno de una familia de judíos conversos.

A la temprana muerte de su hermano gemelo, San Ángel decide ingresar a la Orden Carmelita, y es admitido en el monasterio en el Monte Carmelo, en Palestina.


En el siglo trece, los Carmelitas pasaron de ser una orden contemplativa a ser una orden de mendicantes; recordemos que era el siglo de la revolución espiritual de San Francisco de Asís y de Santo Domingo de Guzmán.


San Ángel es enviado eventualmente a Roma, para llevar un mensaje al papa Honorio III. A continuación recibe la encomienda de dirigirse a Sicilia, para ayudar a predicar contra la herejía de los cátaros, que habían tomado control de la isla.


Sin embargo, a poco de haber desembarcado en Sicilia, San Ángel fue asesinado a traición con cinco puñaladas por la espalda, ordenadas por el líder de los herejes. En el sitio donde murió se edificó una iglesia, y su sepulcro se convirtió muy pronto en sitio de peregrinación.


La Orden Carmelita venera a San Ángel como santo por lo menos desde 1456. En 1459, el papa Pío II aprobó su culto.


Ángel se cuenta entre los primeros Carmelitas que vinieron del Monte Carmelo a Sicilia, donde, según las fuentes tradicionales dignas de fe, murió apuñalado a muerte en Licata a manos de hombres impíos, en la primera mitad del siglo XIII.


Venerado como mártir, muy pronto se edificó una iglesia sobre el lugar de su martirio, y allí fue colocado su cuerpo.


Sólo en 1662 sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia de los Carmelitas de Licata.


El culto a san Ángel se difundió por toda la Orden y también entre el pueblo. Él y san Alberto de Trápani son considerados los "padres" de la Orden por ser los dos primeros santos que recibieron culto en la Orden, y por esto fueron representados muchas veces en la iconografía medieval al lado de la Virgen María.


En Sicilia existen muchos lugares que tienen a san Ángel como patrono, y el pueblo lo invoca en las necesidades, dirigiéndose a él con mucho afecto y cariño.


SAN ÁNGEL nos ofrece un ejemplo de misticismo y de obediencia debida.



1:29 a.m.








Nunzio Sulprizio, Beato
Nunzio Sulprizio, Beato

Obrero Adolescente


Etimológicamente significa “anuncio, buena noticia”. Viene de la lengua italiana.


Caminando sin ver, como envuelto por la noche...¡qué lucha tienes que llevar! No tanto una lucha contra la duda, sino una lucha para mantenerte fiel y atreverte a llegar hasta el don de ti mismo, a un sí para toda la vida.


En una sociedad en la que el compromiso para toda la vida parece algo pasado de moda, este joven se nos presenta hoy como un modelo a imitar.


Nació el 13 de abril de 1817 en Pescosansonesco, Pescara, Italia.


Muy niño se quedó huérfano de padre y madre. Una triste realidad que hay que afrontar en la noche oscura del alma.


Lo recogió su tío, pero el chico se lo pasaba francamente mal por la palizas que le daba sin venir a cuento.


Como consecuencia de tanto golpe, le quedó para siempre una llaga en la pierna.


Le llamaban “El pequeño santo cojo”. Tuvo que emigrar a Nápoles buscando un trabajo para ganarse la vida.


Los compañeros le querían mucho porque era amable, dulce, humilde y fiel con cada uno de ellos.


Lo veían que trabajaba como el primero. Y en un mundo obrero –no muy entregado a la oración– él practicaba y vivía la oración cada día. En su corazón abrigaba el deseo de ser sacerdote.


Lo poco que tenía, lo compartía con sus compañeros y, sobre todo, con los pobres que estaban en paro.


Murió el 5 de mayo de 1836, cuando se enteraron de que había muerto a los 19 años, todo el mundo lloró su pérdida como algo propio.


Se había encarnado con la gente obrera, para la que dejó un mensaje de fe y caridad inapreciable.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!




1:29 a.m.
Pío VI concedió oficio y misa en su honor el 17 de septiembre de 1796.

Bienvenido nació en Recanati, en las Marcas, en 1200, de la familia Mareri. Fue religioso en la Orden de los Hermanos Menores en el convento franciscano de su ciudad natal, alcanzando la más alta perfección en la fidelidad absoluta a la regla dada por San Francisco.Transcurrió su vida en humildes trabajos manuales, que sin embargo no lo distrajeron de una constante unión con Dios. Hizo el oficio de cocinero del convento, santificándose entre ollas y calderos, entre actividades prácticas y éxtasis místicos, más elevados que los vuelos de cualquier poeta. Desde el comienzo de su vida religiosa se aplicó con ardor a la práctica de la humildad y de la penitencia.


En una fidelidad inviolable al franciscanismo encontró el medio para llegar rápidamente al ápice de la perfección. La Eucaristía era objeto de su adoración y de su amor. la vida oculta de Jesús en el tabernáculo era el libro donde el buen religioso acudía a aprender el amor ardiente a Dios y a los hermanos, el desprecio de las cosas del mundo, la fidelidad a las obligaciones de su estado, el amor al silencio, a la oración y a la vida oculta.


Un día, después de haber encendido el fuego en la cocina, hechos los primeros preparativos para la comida principal, el Beato Bienvenido se dirigió a la iglesia para participar en la santa misa. La contemplación del divino misterio lo arrobó en éxtasis; siguieron otras misas, y él permaneció inmóvil durante varias horas en contemplación a Dios. Terminado el éxtasis se acordó del almuerzo que debía preparar para sus cohermanos, salió rápidamente reprochándose su olvido. Con gran gozo encontró que ya todo estaba preparado.


Dios había querido así recompensar la caridad de su siervo fiel. Otro día, durante un éxtasis, el Niño Jesús se posó en sus brazos. Estos carismas divinos inflamaron de ardor seráfico el alma del Beato. Sus conversaciones eran más celestiales que terrenas. A los 89 años llegó finalmente la muerte tan esperada por él, la cual habría de liberar su alma de los lazos del cuerpo y le permitiría contemplar eternamente a Dios sumo bien. Murió en el convento de Recanati el 5 de mayo de 1289, llegando con un último suspiro, en un dulcísimo naufragio. Gracias a los milagros que ilustraron la tumba del Beato Bienvenido se propagó su culto.



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