Etimológicamente: Enrique = Aquel que es jefe de hogar, es de origen germánico.
El beato Enrique, al igual que cualquiera que viva su fe en profundidad, tuvo que hacer frente a muchos problemas. Se dio cuenta de que el compromiso de su fe, le exigía llevar las dificultades con la mayor dignidad posible.
Fue ordenado sacerdote el 13 de junio de 1914. Interrumpidos sus estudios por la guerra, durante la cual realizó diferentes apostolados por indicación de su Obispo, terminó su doctorado en teología en Lublín y volvió a su diócesis, Wloclawek, donde fue nombrado profesor del seminario y director del Instituto Pío X.
Entre 1928 y 1939 fue el superior del seminario de Wloclawek, Polonia, tierra de abundantes vocaciones religiosas desde siempre. Fue también canónigo de la catedral. El Papa premió sus trabajos nombrándolo prelado doméstico.
Cuando trabajaba a gusto en la formación de los futuros sacerdotes, en el seminario de Wloclawek llega la Gestapo y lo arresta el 7 de noviembre de 1939 y llevado al campo de Lad.
Al preguntar la razón de por qué lo detenían, le respondieron que por causa de sus actividades pastorales con la gente. No era fiel a la doctrina que impartía Hitler.
La Gestapo se lo trasladó para mayor seguridad al campo de concentración de Dachau en Alemania.
Se sentían felices con tenerlo bajo atenta vigilancia. Ya en el campo de concentración alemán, le asignaron el “bloque de los inválidos”, es decir, de aquellos que, a causa de tantos malos tratos, quedaban con discapacidad en cualquier parte de su cuerpo.
Estando en esta situación, el 6 de mayo de 1942 lo encerraron en la cámara de gas en donde murió al instante.
Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II junto a otros 107 mártires polacos, víctimas del odio nazi a la fe, el 13 de junio de 1999.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
AÑO CRISTIANO Edición 2003
Autores: Lamberto de Echeverría, Bernardino Llorca y José Luis Repetto Betes
Editorial: Biblioteca de Autores Católicos (BAC)
Tomo V Mayo ISBN 978-84-7914-709-9
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