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Sabas, Santo
Sabas, Santo

Abad

Diciembre 5


Sabas es el fundador de la llamada Grande Laura al lado del valle de Cedrón, a las puertas de Jerusalén. Había nacido en Mutalasca, cerca de Cesarea de Capadocia, en el 439, y después de pasar algún tiempo en el monasterio de su pueblo, en el 457 se trasladó al de Jerusalén fundado por Pasarión, pero éste no satisfizo sus aspiraciones. Y al contrario de muchos monjes que abandonaban su convento para correr a las grandes ciudades a llevar una vida poco edificante, Sabas, deseoso de soledad, durante una permanencia en Alejandría pidió y obtuvo el permiso para retirarse a una gruta, con el compromiso de regresar todos los sábados y domingos a hacer vida común en el monasterio.


Cinco años después, de regreso en Jerusalén, fijó su domicilio en el valle de Cedrón en una gruta solitaria, a donde entraba por una pequeña escalera hecha con lazos. Por lo visto, esa escalera reveló su escondite a otros monjes deseosos como él de soledad, y en poco tiempo, como en un gran panal, esas grutas inhóspitas en la pared rocosa se poblaron de solitarios pero no ociosos habitantes.


Así nació la Grande Laura, esto es, uno de los más originales monasterios de la antigüedad cristiana. Sabas, con mucha paciencia y al mismo tiempo con indiscutible autoridad, gobernó ese creciente ejército de ermitaños organizándolos según las reglas de vida eremítica ya establecidas un siglo antes por San Pacomio. Para que la guía del santo abad tuviera un punto de referencia en la autoridad del obispo, el patriarca de Jerusalén lo ordenó sacerdote en el 491.


Sabas, a pesar de su predilección por el total aislamiento del mundo, no rehuyó sus compromisos sacerdotales. Fundó otros monasterios, entre ellos uno en Emaús, y tomó parte activa en la lucha contra la herejía de los monofisitas, llegando al punto de movilizar a todos sus monjes en una expedición para oponerse a la toma de posesión de un obispo hereje, enviado a Jerusalén por el emperador Anastasio.

Ante el emperador de Constantinopla, San Sabas puso en escena una representación de mímicas para demostrar con la evidencia de las imágenes coreográficas la triste condición del pueblo palestino agobiado por pesados impuestos y uno en particular, que perjudicaba a los comerciantes, pero sobre todo al pueblo.


Cuando murió, el 5 de diciembre del 532, toda la región quiso honrarlo con espléndidos funerales. En Roma, en el siglo VII, por obra de los monjes griegos surgieron sobre el monte Aventino un monasterio y una basílica dedicados a su memoria, del que toma el nombre el barrio.


Fue uno de los santos más influyentes y significativos del anacoretismo en Oriente.


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Etimológicamente significa “amante de los caballos”. Viene de la lengua griega.

Hoy hay en el mundo joven y adulto frecuentes rupturas afectivas, sacudidas que les dejan sorprendidos o bien con el ánimo destrozado. Es en estos momentos cuando deben descubrir los creyentes que Cristo Resucitado está ahí.


Nació en 1856 y tuvo la suerte de conocer a san Juan Bosco cuando era niño. El santo le invitó a que se hiciera salesiano cuando contaba 21 años.


Apenas fue ordenado de sacerdote en 1882, se le confió la formación de los adultos que aspiraban al sacerdocio. A partir de 1889 trabajó en España y Portugal.


En 1901 el sucesor de D. Bosco lo nombró administrador general de la congregación, cargo que entonces abarcaba los actuales de vicario del Rector Mayor y la administración central.


El intenso trabajo que le acarreaba un puesto tan complejo no le impidió ejercer el ministerio sacerdotal y ser un guía espiritual de finísima condición.


Dio impulso a la Familia Salesiana en toda su amplitud, y la enriqueció con la genial institución, entonces completamente nueva, de lo que hoy se conoce con el nombre de “Voluntarias de D. Bosco”, chicas que viven su consagración a Dios en su trabajo respectivo y en casa. Monjas a lo moderno.


Elegido Rector Mayor en 1922, se dedicó en particular a la formación de los salesianos y, paralelamente, al desarrollo del culto al Fundador cuando éste fue declarado beato, insistiendo sobre todo en la imitación de su vida interior, en su unión con Dios, en su misión y en su ilimitada confianza en María Auxiliadora.


Interpretando genuinamente su espíritu, supo captar con intuición profética los signos de los tiempos y adecuarse a ellos con audacia. Murió en Turín tal día como hoy del año 1931.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!




Diciembre 5




Etimológicamente significa “ de pelo rizado”. Viene de la lenguas alemana.


Dice el Salmo: “Dios mío, te doy gracias por tu amor y tu verdad; aumentaste la fuerza de mi alma”.


Esta mujer tenía mucho dinero e hijos a quien alimentar y educar.


Vivía en Tebaste, Africa, al final del siglo III y comienzos del IV.


La gracia de Dios tocó su corazón. Resplandecía ante todos por su virtud y todos, ya en vida, comenzaron a llamarla la “santa.


Su salud no era muy fuerte que digamos, pero lo compensaba todo con la fortaleza de su alma.

Dios aumentaba la fuerza de su alma como dice el Salmo.


Los creyentes en Cristo el Señor la querían y respetaban con cariño profundo.


Era una buena consejera en asuntos cristianos y humanos. Las dos cosas van íntimamente unidas.


Las orientaciones que daba, eran acertadas.


Todo era paz y felicidad hasta que estalló la décima persecución de Diocleciano.


Este hombre estaba ciego y maniático por acabar con todos los nuevos creyentes.


Una de las primeras víctimas – porque era la más conocida – fue santa Crispina.


La llevaron ante la presencia del juez Anulino. Le hizo muchas preguntas. Y más amenazas todavía. Ella no se inmutaba ante nadie.


El mismo juez sintió la humillación ante la valentía de esta señora.


La atormentó sin cesar hasta dejarla extenuada. Irritado, mandó que la degollaran en Tebaste el 5 de diciembre del año 305.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!


“Donde la igualdad no se discute, allí también hay subordinación” (B. Shaw).



Hijo de un pastor luterano, nació en Copenhague el 10 de enero de 1638, donde estudia matemáticas, ciencias naturales e idiomas, y empieza a estudiar anatomía con Thomas Bartholin.

En 1660 va a Holanda, donde descubre el conducto exterior de la glándula salival parótida (conducto de Steno) y hace la primera descripción completa del aparato lacrimal.


Importantes son sus trabajos sobre los músculos: función de los intercostales, estructura fibrilar de las masas musculares, condición muscular de la lengua y del corazón, entre otros.


Basándose en experimentos fisiológicos, su mentalidad cartesiana le lleva a expresar geométricamente los mecanismos del movimiento muscular voluntario; pero rechazó el uso del microscopio que hubiera aclarado su teoría.


Vuelve a su patria en 1664, y, al negársele una merecida cátedra, marcha a París y a Florencia donde vive protegido por el gran duque Fernando II.


Allí nace su afición a la geología y una inquietud religiosa que le lleva a convertirse al catolicismo en 1667.


En 1669 publica un Prodromus, avance de un tratado geológico, en el que da geniales ideas sobre el significado de los fósiles y la formación de los cristales. Postuló, en estratigrafía, el Principio de Superposición o ley de Steno. En cristalografía también lleva su nombre una ley acerca de la constancia de ángulos interfaciales.


Cada vez le atraía más la vida espiritual y el afán de contribuir a soldar la división de los cristianos. Efectuó algunos viajes científicos y pasó dos años en Copenhague como Anatomicus regius; regresó a Florencia, donde, en 1675, se ordenó sacerdote.


Dos años después fue consagrado obispo y enviado como vicario apostólico a las ciudades hanseáticas. Grandes fueron sus sufrimientos en aquel medio totalmente luterano, en el que se hizo valer por su prestigio científico y por su vida pobre y sacrificada.


Murió santamente en Schwerin en 1686.


Fue beatificado el 23 de octubre de 1988.



Martirologio Romano: En el territorio de Bourges, actualmente en Francia, San Cirano (Sigiramnio), monje, peregrino y abad de Longoret.

Etimología: Cirano = “habitante de Córcega”. Viene de la lengua latina.


Cirano fue un abad del siglo VII.


Vivió en Francia en el siglo VII y su vida nos la ha contado y narrado un biógrafo posterior con muchos detalles y pormenores.


Fue hijo del noble Berry.


Con el tiempo, llegó a ser obispo de Tours, la diócesis más apetecida de aquellos tiempos.


Fue educado en la ciudad de san Martín. Lo introdujeron en la corte para que hiciera una carrera brillante.


El padre le había preparado incluso una buena chica para el matrimonio.


Un buen día, Cirano dejó la corte. Siguiendo la devoción a san Martín de Tours se hizo eremita cerca de su tumba.


Más tarde, el clero de la ciudad lo acogió. Cirano había entregado todo su patrimonio a los pobres del Evangelio.


Sin que nadie se diera cuenta, abandonó Tours para unirse al obispo Flavio, un irlandés que llevaba una comunidad de peregrinación por toda Europa.


Ya en Roma, trabajaron mucho hasta que volvieron a Francia para fundar un monasterio en la localidad de Longoret.


Creció esta comunidad bajo la guía de san Cirano.


Reinaba una gran austeridad de vida en todos los monjes. Con decir, que él mismo pescaba cada día lo necesario pera comer.


Sin embargo, los santos por muy santos que sean, no se ven libres de calumnias. Desde este momento empezó su vida de errante por todos sitios hasta que murió en no sabe nadie dónde.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!


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San Heracles, obispo

En Alejandría, en Egipto, san Heraclas, obispo, famoso como discípulo de Orígenes, de quien fue colaborador y sucesor en la escuela, y elegido después para regir esta sede (247/249).


San Melecio, obispo


En Sebastopol, del Ponto, san Melecio, obispo, el cual, aunque ya famoso por su erudición, fue aún más famoso por su virtud y sencillez de vida (s. IV).


San Félix, obispo


En Bolonia, de la Emilia, san Félix, obispo, que fue diácono de la Iglesia de Milán con san Ambrosio (431/432).


San Apro, presbítero y eremita


En Vienne, de la Galia Lugdunense, san Apro, presbítero, el cual, abandonando su patria, se construyó una celda en donde llevó una vida solitaria y penitente (s. VII).


San Sola, presbítero y eremita


En el monasterio de Ellwangen, en Baviera, san Sola, presbítero y eremita (794).


San Juan, el Taumaturgo, obispo


En Poliboto, de Frigia, san Juan, llamado el Taumaturgo, obispo, que, contra el dictamen del emperador León el Armenio, trabajó intensamente en favor del culto de las sagradas imágenes (s. IX).


San Annon, obispo


En el monasterio de Siegburg, de Renania, en Alemania, san Annon, obispo de Colonia, hombre de agudo ingenio, que fue tenido en gran honor tanto, en la Iglesia como en los negocios civiles, en tiempo del emperador Enrique IV, y para aumentar la fe y la devoción, procuró la fundación de muchas iglesias y monasterios (1075).


San Osmundo, obispo


En Salisbury, en Inglaterra, san Osmundo, obispo, que junto con el rey Guillermo se trasladó de Normandía a Inglaterra y, promovido enseguida al episcopado, consagró la iglesia catedral, proveyendo a la administración de la sede y al culto divino (1099).


San Bernardo, monje y obispo


En Parma, de la Emilia, san Bernardo, obispo, el cual, siendo monje, se aplicó a una vida de perfección, y después, como cardenal, buscó el bien de la Iglesia, para, finalmente, ya obispo, procurar la salvación de las almas (1133).



nueva", es de origen eusquera (lengua autóctona hablada en el País Vasco).

Francisco de Jasu y Xavier (nacido en el castillo de Xavier, en España, en 1506), correspondiendo a las esperanzas de sus padres, se graduó en la famosa universidad de París. En estos años tuvo la fortuna de vivir codo a codo, compartiendo inclusive la habitación de la pensión, con Pedro Fabro, que será como él jesuita y luego beato, y con un extraño estudiante, ya bastante entrado en años para sentarse en los bancos de escuela, llamado Ignacio de Loyola.


Ignacio comprendió muy bien esa alma: “Un corazón tan grande y un alma tan noble” -le dijo- “no pueden contentarse con los efímeros honores terrenos. Tu ambición debe ser la gloria que brilla eternamente”. El día de la Asunción de 1534, en la cripta de la iglesia de Montmartre, Francisco Javier, Ignacio de Loyola y otros cinco compañeros se consagraron a Dios haciendo voto de absoluta pobreza, y resolvieron ir a Tierra Santa para comenzar desde allí su obra misionera, poniéndose a la total dependencia del Papa.


Ordenados sacerdotes en Venecia y abandonada la perspectiva de la Tierra Santa, emprendieron camino hacia Roma, en donde Francisco colaboró con Ignacio en la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús. Sin embargo, fue a los 35 años de edad cuando comenzó su gran aventura misionera. Por invitación del rey de Portugal, fue escogido como misionero y delegado pontificio para las colonias portuguesas en las Indias Orientales. Goa fue el centro de su intensísima actividad misionera, que se irradió por un área tan vasta que hoy sería excepcional aun con los actuales medios de comunicación social: en diez años recorrió India, Malasia, las Molucas y las islas en estado todavía salvaje. “Si no encuentro una barca, iré nadando” decía Francisco, y luego comentaba: “Si en esas islas hubiera minas de oro, los cristianos se precipitarían allá. Pero no hay sino almas para salvar”.


Después de cuatro años de actividad misionera en estas islas, separado del mundo civilizado, se embarcó en una rústica barca hacia el Japón, en donde, entre dificultades inmensas, formó el primer centro de cristianos. Su celo no conocía descansos: desde Japón ya miraba hacia China. Se embarcó nuevamente, llegó a Singapur y estuvo a 150 kilómetros de Cantón, el gran puerto chino. En la isla de Shangchuan, en espera de una embarcación que lo llevara a China, cayó gravemente enfermo. Murió a orillas del mar el 3 de diciembre de 1552, a los 46 años de edad.


Fue canonizado el 12 de marzo de 1622 junto con Ignacio de Loyola, Felipe Neri,Teresa de Jesús y el santo de Madrid, Isidro. ¡Buen grupo formado por cuarteto español y solista italiano!


Es patrono de las misiones en Oriente y comparte el patronato universal de las misiones católicas con Teresa de Lisieux.


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Reportaje de Jesús Martí Ballester sobre San Francisco Javier


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Martirologio Romano: En Winchester, en Inglaterra, sepultura de san Birino, el cual, enviado a Gran Bretaña por el papa Honorio, tuvo su primera sede en Dorchester y difundió con empeño el anuncio de la salvación entre los sajones occidentales (650).

Etimología: Birino = “rojizo”. Viene de la lengua alemana.


Este joven inglés pasó a la gloria del Padre en el año 650. Cuenta el gran sabio de las islas, Beda el Venerable, que Birino fue el autor, con la ayuda de Dios, de la conversión de los Sajones al cristianismo.


Fu enviado por el mismo Papa Honorio I (625-38). Después de haber sido consagrado obispo por Asterio, se fue a Inglaterra.


Pero él quería ir a lugares en los que no hubiera entrado todavía nadie a predicar.


Comenzó por los Anglosajones de Occidente que eran totalmente paganos. Tan bien le fue con ellos que prefirió permanecer allí sin salir para otros sitios.


En el año 635 – llevaba tan sólo uno – el misionero intrépido por amor a Dios, pudo convertir al rey de la región. Asistió al bautismo el rey de Northumbria.


Beda, que ya lo conocía, dijo de él estas palabras sintéticas:"Santísimo y valiente".


Los dos reyes entregaron la ciudad de Dorchester a Birino para que pusiera allí la sede episcopal.


El apóstol aceptó con gusto. Y toda su vida allá la empleó en evangelizar y en construir iglesias.


Cuando murió, todos pidieron que fuera enterrado en su ciudad querida.


Después de muchos años, durante el episcopado de Edda (876-903), su cuerpo se trasladó a la iglesia de la ciudad de Venta (Winchester), que había sido consagrada en el 648. En 1035, los colocaron en un relicario, y más tarde volvieron de nuevo a su iglesia en donde están en la actualidad.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!


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Martirologio Romano: En Trento, de la región del Véneto, beato Juan Nepomuceno De Tschiderer, obispo, el cual administró aquella Iglesia con el ardor evangélico de la fe, pero con comprensión, y en tiempo de aflicción dio a su grey un admirable testimonio de amor (1860).

Hijo de Joseph Joachim y Caterina de Giovanelli. nació el 15 de Abril de 1777 en Bolzano, Diócesis de Trento, Italia


Realizó sus estudios de enseñanza secundaria en un colegio franciscanos.


En 1792 su familia se mudó a Innsbruck, Austria, donde estudió filosofía y teología en la universidad.


Fue ordenado sacerdote el 27 de julio de 1800.


Aunque no era un benedictino, Juan en un ejemplo viviente del lema de aquellos "oración y rabajo."


Fue párroco de varias parroquias de las montañas tirolesas. fue profesor en el seminario teológico de Trento, y decano de las escuelas en Sarentino y Merano.


Retornó a Trento en 1827 como miembro de la Catedral de San Vigilio, Fue Pro Vicario General de la diócesis. Obispo Auxiliar de Bressanone de Vorarlberg en 1832. Obispo en Innsbruck el 20 de mayo de 1832. Obispo de Innsbruck, el 3 de mayo de 1835.


Juan nunca dejó que sus tareas administrativas eclipsaran sus labores pastorales, y pasó gran parte de su tiempo en la predicación, la escritura, como catequista, la reactivación de las misiones, ayudando a los pobres y enfermos, la celebración de la Santa Misa, escuchando confesiones, y administrando los sacramentos de la Confirmación y de la Ordenación Sacerdotal, incluyendo a veces a candidatos de otras diócesis cuyos obispos no estaban disponibles.


Supervisó la construcción y restauración de más de 60 iglesias, mantuvo buenas relaciones con los sacerdotes, preocupandose por su formación permanente. Promueve la educación cristiana de los niños y niñas para la vida religiosa, con el apoyo seminaristas, aseguradose que las enseñanzas en el seminario fueran estrictamente apegadas a la doctrina. Ayudó en la fundación de un instituto de audición y lenguaje, y motivaba a todos a rezar el Rosario cada día.


Trabajó y proporcionó fondos para la atención de las víctimas de las epidemias de cólera de 1836 y 1855, y en la guerra de 1859.


Trabajó para superar aquellos obstáculos entre la Iglesia y el Estado que fueron creadas por la legislación de aquella época.


A finales de la vida tenía previsto una peregrinación a Roma para asistir a la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, pero la enfermedad se lo impidió.


El 31 de diciembre de 1854, ordenó como sacerdote a San Daniel Comboni.


Murió el 3 de Diciembre de 1860 en Trento.


Beatificado por Juan Pablo II el 29 de Abril de 1995.



SAN SOFONÍASSan Sofonías, santo del AT

Conmemoración de san Sofonías, profeta, que en los días de Josías, rey de Judá, anunció la ruina de los impíos en el día de la ira del Señor y robusteció con la esperanza de la salvación a los pobres y menesterosos.


San Casiano, mártir


En Tánger, de la Mauritania, san Casiano, mártir (c. 300).


San Lucio, eremita

SAN LUCIO DE COIRA

En Chur (Coira), de la Recia, entre los helvecios (hoy Suiza), san Lucio, eremita (c. s. IV).


Beato Eduardo Coleman, mártir


En Londres, en Inglaterra, beato Eduardo Coleman, mártir, que, por haber abrazado la fe católica, fue acusado falsamente de conjuración contra el rey Carlos II, siendo ahorcado en Tyburn y, aún con vida, descuartizado (1678).











Eloy, Santo
Eloy, Santo

Orfebre

Diciembre 1






El hijo de Euquerio y de Terrigia parece que desde el comienzo de su existencia estuvo bajo el signo de la predilección divina. Así lo asegura la leyenda de su vida. Despierto de inteligencia y hábil en el empleo de sus manos. Aprendiz de platero de los de antes, es decir, de los que tienen que martillear el metal para sacarle de las entrañas la figura que el artista tiene en su mente. Tanta destreza adquirió que el rey Clotario II, su hijo Dagoberto luego y su nieto Clovis II después, lo tuvieron como propio en la corte para los trabajos que en metales preciosos naturalmente necesitan los de sangre azul que viven en palacios y tienen que solventar compromisos sociales, políticos y hasta militares con sus iguales.


Pero lo que llamó poderosamente la atención de estos principales del país galo no fue sólo su arte. Eso fue el punto de arranque. Luego fue el descubrimiento de su entera personalidad profundamente honrada. Un hombre cabal. De espíritu recto. Cristiano más de obras que de nombre. Piadoso en su soledad y coherente en la vida. Prudente en las palabras y ponderado en los juicios. Un sujeto poco frecuente en sus tiempos atiborrados de violencia.


El rey Dagoberto, considerando los pros y contras, pensó que era el hombre ideal para solucionar el antiguo contencioso que tenía con el vecino conde de Bretaña, lo envió como legado y acertó en la elección por el resultado favorable que obtuvo. No es extraño que Eloy o Eligio pasara a ser solicitado como consejero de la Corona.


Aparte de sus sinceros rezos privados y del reconocimiento de su indignidad ante Dios —cosa que le dignificaban como hombre—, supo compartir con los necesitados los dineros que recibía por su trabajo. Patrocinó la abadía de Solignac, a sus expensas nacieron otros en el Lemosin y, en París, la iglesia de San Pablo.


No es sorprendente que al morir el obispo de Noyon y de Tournay, el pueblo tuviera sensibilidad para desear el desempeño de esa misión a Eloy y, menos sorprendente aún, que el rey Clovis pusiera toda su influencia al servicio de esa causa. Casi hubo que forzarle a aceptar. Ordenado sacerdote y a continuación consagrado obispo, se dedicó a su misión pastoral con el mejor de los empeños en los diecinueve años que aún el Señor le concedió de vida. Fueron frecuentes las visitas pastorales, se mostró diligente en el trato con los sacerdotes, se tiene por ejemplar su disciplina de gobierno y esforzado en la superación de las dificultades para extender el Evangelio allí donde rebrotaba la idolatría pagana o echaban raíces los vicios de los creyentes. Hasta estuvo presente en el concilio de Chalons-sur-Seine, del 644.


Este artífice de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó atrapar por la idolatría a las cosas perecederas ha sido adoptado como patrono de los orfebres, plateros, joyeros, metalúrgicos y herradores. Ojalá los que asiduamente tienen entre sus manos las joyas que tanto ambicionan los hombres sepan sentirse atraídos por los bienes que no perecen

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Clementina Anuarite Nengapeta, Beata
Clementina Anuarite Nengapeta, Beata

Diciembre 1

"La María Goretti afrinaca"




Etimológicamente significa “generosa, indulgente.” Viene de la lengua latina.


En los instantes o días de depres, cuando tu corazón parece que no escucha a Dios o él no te oye, abandónate con toda sencillez a la vida del Espíritu. Y no te hundas. Tu poca fe te basta.


Esta joven del Zaire murió en 1964. Le tocaron tiempos horrible. Era la época en la que el Congo se independizaba de Europa (Bélgica) al grito de ¡fuera los blancos!


Y precisamente en este ambiente de crispación es donde nació y se fraguó el martirio de Clementina.


Dicen que era una religiosa de fuerte voluntad, aunque su cultura e inteligencia no brillaran a gran altura.


No le tenía miedo a nada ni a nadie. Sabía resistir al mal y a los peligros haciendo el bien.


Había un coronel revolucionario que le pedía insistentemente una chica a la superiora.


La suerte cayó en la joven Clementina. Cuando se dio cuenta de las malas intenciones del militar, le gritó fuerte :"No quiero, no quiero, no quiero, prefiero la muerte antes que ser suya".


El bruto del coronel, al ver la negativa de la chica, le golpeó, se enfureció, cogió una pistola y le dio muerte a la religiosa.


Antes de morir, pidió perdón al coronel. Le dijo:" Le perdono...no tengo en cuenta lo que me has hecho...el Padre de perdona".


Esta preparación al martirio no se improvisa. Llevaba una vida llena de amor a Dios, ayudaba a todo el mundo, consolaba a los apenados, alegraba a los alegres.


Nació en 1939 en Wamba en el seno de una familia pagana. El padre le puso por nombre Nengapeta, pero, al hacer la profesión religiosa, se puso el de Clementina en la congregación de la Sagrada Familia.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



La corte ha dado también santos. Blanca era hija de Alfonso IX, rey de Castilla y de Eleonora de Inglaterra.

Nació en el año 1185.


Cuando era todavía una adolescente quinceañera, contrajo matrimonio con Luis, hijo de Felipe-Augusto, rey de Francia en el año 1200.


Al morir Felipe, el 14 de julio de 1223, ocupó el trono su marido con el nombre de Luis VIII.


Se le coronó, al estilo de aquellos siglos, en la bella catedral de Reims al mes siguiente.


A los tres años murió el rey Luis. Los obispos estaban presentes y veían con gran dolor la pena que tenía Blanca.


La consolaron y le dieron la regencia y la tutela de su hijo.


Dicen que como regente mostró una fina prudencia y al mismo tiempo mucha energía.


Nadie – comentaban – se lo podían imaginar.


Hizo trizas todas las intrigas que conspiraban contra la corona real.


La guerra contra los albigenses continuó. En 1228, hizo un tratado de paz con Raimundo, conde de Tolosa.


Educó a su hijo en la verdad cristiana. Por eso, con esta buena madre y su profunda fe, su hijo llegaría también más tarde, a la santidad: san Luis rey de Francia.


Fue en peregrinación a Tierra Santa. Murió cuatro años más tarde. Sus restos descansan en el monasterio de Maubuisson, fundado por ella misma.


En Roma, en la iglesia de los franceses, se conservan algunas de sus reliquias.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!


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Es descrito como un apuesto joven protestante, que estudió en Oxford.

Convertido al catolicismo estudió en el colegio inglés en Reims, Francia, y fue ordenado sacerdote el 29 de marzo de 1578.


Regresó a Inglaterra en Agosto de 1579, como misionero en Somersetshire, detenido el 28 de abril de 1581 en Londres en la casa del Padre Robert Persons.


Fue torturado en las Torres de Londres, en parte para que indicara el paradero del Padre Robert. Durante su encarcelamiento escribió a los Jesuitas solicitando ser admitido, recibiendo respuesta positiva en las últimas semanas de su arresto.


Fue condenado a morir, junto con otros seis sacerdotes el 16 de Noviembre de 1581 en Wetminster, su crimen: ser sacerdotes católicos.


En prisión, Alejandró talló una pequeña cruz de madera, que luego usaba todo el tiempo, incluso durante el juicio donde le dijo al juez: "Usted podrá quitármela de mis manos, pero no de mi corazón".


Es uno de los cuarenta mártires de Inglaterra y Gales.


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Hermano Carlos de Jesús) nace en Francia, en Estrasburgo, el 15 de septiembre 1858. Huérfano a los 6 años, creció con su hermana Maria, bajo los cuidados de su abuelo, orientándose hacia la carrera militar.

Adolescente, pierde la fe. Conocido por su gusto de la vida fácil él revela, no obstante una voluntad fuerte y constante en las dificultades. Emprende una peligrosa exploración a Marruecos (1883- 1884). El testimonio de fe de los Musulmanes despierta en él un cuestionamiento sobre Dios: «Dios mío, si existes, haz que te conozca ».


Regresando a Francia, le emociona mucho la acogida discreta y cariñosa de su familia profundamente cristiana, y comienza una búsqueda. Guiado por un sacerdote, el Padre Huvelin, él encuentra a Dios en octubre 1886.Tiene 28 años. «Enseguida que comprendí que existía un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que de vivir sólo para El».


Durante una peregrinación a Tierra Santa descubre su vocación: seguir Jesús en su vida de Nazareth. Pasa 7 años en la Trapa, primero N.S. de las Nieves, después Akbes, en Syria. Enseguida después, él vive solo en la oración y adoración cerca de las Clarisas de Nazareth.


Ordenado sacerdote a los 43 años (1901) parte al Sahara, primero Beni-Abbes, después Tamanrasset en medio de los Tuaregs del Hoggar. Quiere ir al encuentro de los más alejados, «los más olvidados y abandonados».Quiere que cada uno de los que lo visiten lo consideren como un hermano, «el hermano universal». El quiere «gritar el evangelio con toda su vida» en un gran respeto de la cultura y la fe de aquellos en medio de los cuales vive. «Yo quisiera ser lo bastante bueno para que ellos digan: “Si tal es el servidor, como entonces será el Maestro...”?».


En el atardecer del 1° de Diciembre 1916, fue matado por una banda que rodeó la casa.


Siempre soñó compartir su vocación con otros: después de haber escrito varia reglas religiosas; pensó que esta «vida de Nazareth» podía ser vivida en todas partes y por todos. Actualmente la «familia espiritual de Charles de Foucauld» comprende varias asociaciones de fieles, comunidades religiosas e institutos seculares de laicos y sacerdotes.


Fue beatificado por Benedicto XVI el 13 de Noviembre de 2005 en la Basílica de San Pedro en Roma.


Aquí podrás ver más sobre Charles de Foucauld


Con autorización de Vatican.va



Martirologio Romano: En Montpellier, de la Provenza, en Francia, beato Juan de Verceli, presbítero, maestro general de la Orden de Predicadores, que predicó incansablemente la reverencia al nombre de Jesús (1283).

Juan nació en Vercelli alrededor del año 1205.


Cuando la historia habla de él por primera vez, tenía ya cuarenta años y era prior de los dominicos de Vercelli.


Tras haber dado pruebas de su fuerza de carácter y habilidades en varios cargos y misiones, fue elegido como sexto maestro general de la Orden de Predicadores, en 1624.


Durante diecinueve años, desempeñó ese oficio en forma muy distinguida. Juan era de estatura más bien baja (en su primera carta a sus hermanos se llama a sí mismo "pobre hombrecito") y de rostro tan alegre que, según se dice, exigía que su ayudante fuese siempre un fraile de aspecto severo e imponente.Pero su energía suplía con creces su baja estatura.


En efecto, visitó y reformó incansablemente los conventos de su orden en toda Europa, sin dispensarse jamás durante sus viajes de los ayunos eclesiásticos y de los de su orden.


Gregorio X, poco después de su elección al pontificado, confió a Juan de Vercelli y a los dominicos la tarea de hacer la paz entre los estados italianos. Tres años más tarde, el Papa pidió al beato que redactase un "esquema" para el segundo Concilio Ecuménico de Lyon.


En el Concilio conoció el Beato Juan a Jerónimo de Ascoli (más tarde Nicolás IV), quien había cedido a San Buenaventura en el cargo de general de los franciscanos. Ambos escribieron juntos una carta a sus súbditos.


Más tarde, la Santa Sede los envió como mediadores entre Felipe III de Francia y Alfonso X de Castilla. Ello no fue más que una continuación del oficio de pacificación en el que tanto se distiuguió Juan de Vercelli.


El beato fue uno de los primeros propagadores de la devoción al nombre de Jesús, que el Concilio de Lyon recomendó como acto de reparación por las blasfemias de los albigenses.


El Beato Gregorio X eligió particularmente a Juan de Vercelli como capitán de la Orden de Predicadores, para difundir esa devoción. El beato escribió inmediatamente a todos los provinciales.


Filialmente se decidió que en todas las iglesias de los dominicos hubiese un altar dedicado al Santo Nombre de Jesús y que se formasen cofradías contra la blasfemia.


En 1278, el maestro general envió a un visitador a Inglaterra, donde algunos frailes habían atacado la doctrina de Santo Tomás de Aquino, muerto recientemente.


El beato había nombrado al Doctor Angélico para ocupar la cátedra de teología en París, ya que San Alberto Magno no quiso aceptarla. Dos años más tarde, Juan de Vercelli asistió a un capítulo general en Oxford. Como su predecesor, Humberto de Romanos, el beato se negó a aceptar la dignidad episcopal y un cargo en la curia romana.


También renunció al cargo de general de la orden, pero su renuncia no fue aceptada, de suerte que ejerció ese oficio hasta su muerte, ocurrida el 30 de noviembre de 1283.


Su culto fue aprobado en 1903.



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