Etimología: Cirano = “habitante de Córcega”. Viene de la lengua latina.
Cirano fue un abad del siglo VII.
Vivió en Francia en el siglo VII y su vida nos la ha contado y narrado un biógrafo posterior con muchos detalles y pormenores.
Fue hijo del noble Berry.
Con el tiempo, llegó a ser obispo de Tours, la diócesis más apetecida de aquellos tiempos.
Fue educado en la ciudad de san Martín. Lo introdujeron en la corte para que hiciera una carrera brillante.
El padre le había preparado incluso una buena chica para el matrimonio.
Un buen día, Cirano dejó la corte. Siguiendo la devoción a san Martín de Tours se hizo eremita cerca de su tumba.
Más tarde, el clero de la ciudad lo acogió. Cirano había entregado todo su patrimonio a los pobres del Evangelio.
Sin que nadie se diera cuenta, abandonó Tours para unirse al obispo Flavio, un irlandés que llevaba una comunidad de peregrinación por toda Europa.
Ya en Roma, trabajaron mucho hasta que volvieron a Francia para fundar un monasterio en la localidad de Longoret.
Creció esta comunidad bajo la guía de san Cirano.
Reinaba una gran austeridad de vida en todos los monjes. Con decir, que él mismo pescaba cada día lo necesario pera comer.
Sin embargo, los santos por muy santos que sean, no se ven libres de calumnias. Desde este momento empezó su vida de errante por todos sitios hasta que murió en no sabe nadie dónde.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com
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