El obispo electo para esta villa fue nombrado expresamente por el Papa Gregorio VII. Juan era monje.
Se entregó con tanto ardor a querer a la gente, sobre todo a la marginada y pobre en todos los sentidos, que llegó un momento en que los mismo obispos hicieron de él esta magnífica definición:"Padre de los pobres".
Pienso que no hay mayor timbre de gloria para un obispo que le llamen así.
Indica que había captado el Evangelio en su más bella y profunda radicalidad.
Pero fue algo más que eso. Se recuerda que, una vez consagrado obispo, se dedicó a la agricultura.
Trabajaba para los pobres. Igual que habían hecho anteriormente los monjes de Montevirgen.
Los habitantes le recuerdan todavía, y le han levantado una hermosa catedral para honrar su memoria.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com
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