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Petronax, que llegó a ser obispo de Montecassino, pertenecía a una poderosa familia noble de la región de Nápoles.

Movido por el deseo de vida religiosa, resolvió gastar toda su hacienda en la restauración de Montecassino, monasterio benedictino situado en la colina del mismo nombre desde el que se domina la ciudad italiana de Cassino, situada al noroeste de Nápoles.


Fue fundado por san Benito, conocido como el padre del monacato occidental, que había nacido en una distinguida familia de Nursia, en Italia central, y que pasó sus primeros años estudiando en Roma; pero conmocionado por la degenerada vida de la ciudad, se retiró a una zona deshabitada cerca de Subiaco, donde vivió en una cueva (más tarde llamada la Gruta Santa) por tres años. Durante este periodo aumentó su fama de hombre santo, y se acercaban a visitarle multitud de personas. Aceptó el ofrecimiento para ser abad de un grupo de monjes que vivían en el norte de Italia, pero éstos no aceptaron sus reglas e intentaron envenenarle. Al descubrir la conspiración abandonó el grupo y poco después fundó el monasterio de Montecassino. Benito estableció una regla de vida, adoptada posteriormente por casi todos los monasterios de Europa, que subrayaba la vida en comunidad y el trabajo físico..


Pues bien, este sitio de trabajo y de oración, el monasterio más importante de Occidente durante siglos, donde se inició por los monjes la famosa escuela de medicina de Salerno en el siglo XI, fue destruido por los lombardos en el 590 y estaba desierto y arruinado desde un siglo antes de que viviera Petronax que ahora está dispuesto a reconstruirlo y devolverle el espíritu con el que nació.


Alentado por el pontífice san Gregorio II, llevó adelante su proyecto, recogió las tradiciones del santo patriarca, reunió compañeros participantes de su entusiasmo, y restableció en la sagrada montaña la observancia de la regla benedictina que imponía austeridad y ascetismo: Las comidas se hacían en comunidad y se evitaba la conversación innecesaria; tenían que disponer los monjes de la comida, ropa y abrigo adecuados, pero no podían tener propiedades; dependiendo de la época del año y de las fiestas litúrgicas que celebraran cada día, los benedictinos destinaban entre cuatro y ocho horas para celebrar el Oficio divino y siete horas para dormir. El resto del día estaba dividido con el mismo número de horas para trabajar (generalmente en la agricultura), y para el estudio y la lectura religiosa. El abad, como sucedió al principio con san Benito, tenía una total autoridad patriarcal sobre la comunidad, aunque él mismo estaba sujeto a la Regla y debía consultar con los miembros de la comunidad sobre los asuntos más importantes entre los que se contaba la limosna a los necesitados.


El obispo Petronax ya hubiera hecho mucho recuperando para la historia, la cultura, el arte y la Iglesia la joya que fue cuna de tanto bien; pero le hubiera faltado lo principal si no hubiera devuelto a aquellas piedras del monasterio el espíritu primigenio y el destino por los que fueron arrancadas de las montañas. Esa fue en verdad la obra del santo.



11:55 p.m.
Martirologio Romano: Cerca de Munich, de Baviera, en Alemania, beatos Enrique Kaczorowski y Casimiro Gostynski, presbíteros y mártires, que en la invasión de Polonia fueron hechos prisioneros por los perseguidores de la dignidad humana y conducidos al campo de concentración de Dachau, donde, por su fe en Cristo, exhalaron el último suspiro en las cámaras de gas ( 1942)

Etimológicamente: Enrique = Aquel que es jefe de hogar, es de origen germánico.



Nació en Bierzwiennej, Wielkopolskie, Polonia, el 10 de julio de 1888.

El beato Enrique, al igual que cualquiera que viva su fe en profundidad, tuvo que hacer frente a muchos problemas. Se dio cuenta de que el compromiso de su fe, le exigía llevar las dificultades con la mayor dignidad posible.


Fue ordenado sacerdote el 13 de junio de 1914. Interrumpidos sus estudios por la guerra, durante la cual realizó diferentes apostolados por indicación de su Obispo, terminó su doctorado en teología en Lublín y volvió a su diócesis, Wloclawek, donde fue nombrado profesor del seminario y director del Instituto Pío X.


Entre 1928 y 1939 fue el superior del seminario de Wloclawek, Polonia, tierra de abundantes vocaciones religiosas desde siempre. Fue también canónigo de la catedral. El Papa premió sus trabajos nombrándolo prelado doméstico.


Cuando trabajaba a gusto en la formación de los futuros sacerdotes, en el seminario de Wloclawek llega la Gestapo y lo arresta el 7 de noviembre de 1939 y llevado al campo de Lad.


Al preguntar la razón de por qué lo detenían, le respondieron que por causa de sus actividades pastorales con la gente. No era fiel a la doctrina que impartía Hitler.


La Gestapo se lo trasladó para mayor seguridad al campo de concentración de Dachau en Alemania.


Se sentían felices con tenerlo bajo atenta vigilancia. Ya en el campo de concentración alemán, le asignaron el “bloque de los inválidos”, es decir, de aquellos que, a causa de tantos malos tratos, quedaban con discapacidad en cualquier parte de su cuerpo.


Estando en esta situación, el 6 de mayo de 1942 lo encerraron en la cámara de gas en donde murió al instante.


Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II junto a otros 107 mártires polacos, víctimas del odio nazi a la fe, el 13 de junio de 1999.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



AÑO CRISTIANO Edición 2003

Autores: Lamberto de Echeverría, Bernardino Llorca y José Luis Repetto Betes

Editorial: Biblioteca de Autores Católicos (BAC)

Tomo V Mayo ISBN 978-84-7914-709-9



Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com



11:55 p.m.
Martirologio Romano: En Barcelona, en España, san Pedro Nolasco, presbítero, quien con san Ramón de Penyafort y el rey Jaime I de Aragón fundó, según se cree, la orden de la Bienaventurada María de la Merced, para la redención de los cautivos. Se entregó ardientemente con trabajo y esfuerzo a procurar la paz y a liberar del yugo de la esclavitud a los cristianos, en tiempo de los infieles (1258).

Nace en Barcelona, España, 1189.


A los 15 años sufre la muerte de su padre y se dispone a repartir santamente sus muchos bienes a lo que su madre asiente.


Años mas tarde, estando en edad de casarse, peregrina a Monserrat. Allí, a los pies de la Virgen, pudo comprender mejor el vacío de las vanidades mundanas y el tesoro que es la vida eterna. Prometió entonces a la Virgen mantenerse puro y dedicarse a su servicio.


Eran tiempos en que los musulmanes saqueaban las costas y llevaban a los cristianos como esclavos al Africa. La horrenda condición de estas víctimas era indescriptible. Muchos por eso perdían la fe pensando que Dios les había abandonado. Pedro Nolasco era comerciante. Decidió dedicar su fortuna a la liberación de el mayor número posible de esclavos. Recordaba la frase del evangelio: "No almacenen su fortuna en esta tierra donde los ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenen su fortuna en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni óxido que las dañe" Mt 6,20.


En 1203 el laico San Pedro Nolasco iniciaba en Valencia la redención de cautivos, redimiendo con su propio patrimonio a 300 cautivos. Forma un grupo dispuesto a poner en común sus bienes y organiza expediciones para negociar redenciones. Su condición de comerciantes les facilita la obra. Comerciaban para rescatar esclavos. Cuando se les acabó el dinero forman grupos -cofradías- para recaudar la "limosna para los cautivos". Pero llega un momento en que la ayuda se agota. Pedro Nolasco se plantea entrar en alguna orden religiosa o retirarse al desierto. Entra en una etapa de reflexión y oración profunda.


Intervención de la Virgen para la fundación

La noche del 1 al 2 de agosto del año 1218, la Virgen se le apareció a Pedro Nolasco. Según una tradición dudosa, también se apareció la Virgen a San Raimundo de Peñafort, y al rey Jaime I de Aragón, y les comunicó a los tres por separado su deseo de fundar una orden para redimir cautivos.


El hecho es que la Virgen María movió profundamente el corazón de Pedro Nolasco para fundar la orden de la Merced y formalizar el trabajo que el y sus compañeros hacían ya por 15 años. El 10 de agosto de 1218 en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y sus compañeros vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras rojas sobre un fondo amarillo de la corona de Aragón y la cruz blanca sobre fondo rojo, titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció siempre a María Santísima como la auténtica fundadora de la orden mercedaria. Su patrona es La Virgen de la Merced. "Merced" significa "misericordia".(Mas sobre La Virgen de la Merced y San Nolasco).


La nueva orden fue laica en los primeros tiempos. Su primera ubicación fue el hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. Allí recogían a indigentes y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no tenían donde ir. Seguían la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre los cautivos y recaudar dinero para liberarlos. Eran acompañados con frecuencia de ex-cautivos, ya que, cuando uno era rescatado, tenía obligación de participar durante algún tiempo en este servicio. Normalmente iban cada año en expediciones redentoras. San Pedro continuó sus viajes personalmente en busca de esclavos cristianos. En Argelia, Africa, lo hicieron prisionero pero logró conseguir su libertad. Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con éxito por muchas ciudades colectas para los esclavos.


Los frailes hacían, además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza, castidad y obediencia, un cuarto: dedicar su vida a liberar esclavos. Al entrar en la orden los miembros se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, en caso que el dinero no alcanzara a pagar su redención. Entre los que se quedaron como esclavos está San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta. Este cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios.


El Papa Gregorio Nono aprobó la comunidad y San Pedro Nolasco fue nombrado Superior General.


El rey Jaime decía que si había logrado conquistar la ciudad de Valencia, ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada vez que obtenía algún triunfo lo atribuía a las oraciones de este santo.


Antes de morir, a los 77 años (el 25 de diciembre de 1258), pronunció el Salmo 76: "Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados".


Su intercesión logró muchos milagros y el Papa Urbano VIII lo declaró santo en 1628.


La misión redentora la continúa hoy la familia mercedaria a través de sus institutos religiosos y asociaciones de laicos. Es también la misión de todo buen cristiano.



1:29 a.m.
Arzobispo, nacido por el año 401; fallecido el 5 de Mayo del 449.

El lugar preciso de su nacimiento es desconocido. Todo lo que se ha dicho es que perteneció a una notable familia de la parte Norte de Galia, de la cual probablemente descendió San Honorato, su predecesor de la Sede de Arles.


Culto y rico, Hilario había calculado todo para asegurar su éxito en el mundo, pero abandonó honores y riquezas ante las urgentes demandas de Honorato, acompañándolo a la ermita de Lerins, que este ultimo había fundado y dedicándose él mismo bajo la santa obediencia a practicar la austeridad y el estudio de la Sagrada Escritura.


Mientras tanto Honorato, quién había llegado a Arzobispo de Arles, estaba a punto de morir. Hilario corrió a su lado y lo asistió en sus últimos momentos. Estaba Hilario por partir de regreso a Lerins cuando fue retenido por la fuerza y proclamado arzobispo en lugar de Honorato.


Obligado a ceder a esta coacción, emprendió resueltamente las tareas de su pesado cargo, y asitió a varios concilios que tuvieron lugar en Riez, Orange, Vaison y Arles.


Seguidamente empezó entre él y el Papa San Leo la famosa riña que constituye una de las etapas más curiosas de la historia de la Iglesia de Gallicia. En una reunion de obispos que presidió en el año 444 y en la que estuvieron presentes San Euterio de Lyon y St German de Auxerre, destituyó por incapacidad a un tal Cheldonius.


Este ultimo se apresuró a ir a Roma, tuvo éxito en la intercesión de su causa ante el Papa y como resultado fue reinstalado en su sede. Hilario entonces solicitó al Papa San Leo que justificara su acción sobre el asunto, pero no fue bien recibido por el soberano pontífice y fue obligado a regresar precipitadamente a Galia.


Después de esto envió a algunos sacerdotes a Roma a explicar su conducta pero sin ningún buen resultado. Además algunas personas que estaban hostiles por dicho asunto llevaron varias acusaciones contra él a la Corte de Roma, por lo cual el Papa excomulgó a Hilario, transfiriendo las prerrogativas de su sede a Frejus y motivó la proclamación del Emperador Valentiniano III con el famoso decreto que liberaba a la Iglesia de Viena de toda dependencia de Arles.


Sin embargo hay razones para creer que una vez terminada la tormenta, fue restaurada la paz rápidamente entre Hilario y Leo. Estamos lejos de la época en que ocurrió esta memorable riña y los documentos que pueden arrojar una luz sobre ella son muy pocos para permitirnos emitir un juicio definitivo sobre esta causa y sus consecuencias.


Evidentemente existe el hecho que los respectivos derechos de la Corte de Roma y de la ciudad no estaban suficientemente clarificados en ese tiempo y que el derecho de apelación al papa, entre otros, no estaban explícitamente reconocidos. Existe un número de escritos que se atribuyen a San Hilario, pero están lejos de ser auténticos. Pere Quesnel los coleccionó todos en un apéndice al trabajo en el que ha publicado los escritos de San Leo.



1:29 a.m.
Martirologio Romano: En Licata, de Sicilia, en Italia, santo Ángel, presbítero, carmelita y mártir. (1225)

Etimológicamente: Ángel = Aquel que es portador de un mensaje, es de origen griego.





Nació en Jerusalén, en el seno de una familia de judíos conversos.

A la temprana muerte de su hermano gemelo, San Ángel decide ingresar a la Orden Carmelita, y es admitido en el monasterio en el Monte Carmelo, en Palestina.


En el siglo trece, los Carmelitas pasaron de ser una orden contemplativa a ser una orden de mendicantes; recordemos que era el siglo de la revolución espiritual de San Francisco de Asís y de Santo Domingo de Guzmán.


San Ángel es enviado eventualmente a Roma, para llevar un mensaje al papa Honorio III. A continuación recibe la encomienda de dirigirse a Sicilia, para ayudar a predicar contra la herejía de los cátaros, que habían tomado control de la isla.


Sin embargo, a poco de haber desembarcado en Sicilia, San Ángel fue asesinado a traición con cinco puñaladas por la espalda, ordenadas por el líder de los herejes. En el sitio donde murió se edificó una iglesia, y su sepulcro se convirtió muy pronto en sitio de peregrinación.


La Orden Carmelita venera a San Ángel como santo por lo menos desde 1456. En 1459, el papa Pío II aprobó su culto.


Ángel se cuenta entre los primeros Carmelitas que vinieron del Monte Carmelo a Sicilia, donde, según las fuentes tradicionales dignas de fe, murió apuñalado a muerte en Licata a manos de hombres impíos, en la primera mitad del siglo XIII.


Venerado como mártir, muy pronto se edificó una iglesia sobre el lugar de su martirio, y allí fue colocado su cuerpo.


Sólo en 1662 sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia de los Carmelitas de Licata.


El culto a san Ángel se difundió por toda la Orden y también entre el pueblo. Él y san Alberto de Trápani son considerados los "padres" de la Orden por ser los dos primeros santos que recibieron culto en la Orden, y por esto fueron representados muchas veces en la iconografía medieval al lado de la Virgen María.


En Sicilia existen muchos lugares que tienen a san Ángel como patrono, y el pueblo lo invoca en las necesidades, dirigiéndose a él con mucho afecto y cariño.


SAN ÁNGEL nos ofrece un ejemplo de misticismo y de obediencia debida.



1:29 a.m.








Nunzio Sulprizio, Beato
Nunzio Sulprizio, Beato

Obrero Adolescente


Etimológicamente significa “anuncio, buena noticia”. Viene de la lengua italiana.


Caminando sin ver, como envuelto por la noche...¡qué lucha tienes que llevar! No tanto una lucha contra la duda, sino una lucha para mantenerte fiel y atreverte a llegar hasta el don de ti mismo, a un sí para toda la vida.


En una sociedad en la que el compromiso para toda la vida parece algo pasado de moda, este joven se nos presenta hoy como un modelo a imitar.


Nació el 13 de abril de 1817 en Pescosansonesco, Pescara, Italia.


Muy niño se quedó huérfano de padre y madre. Una triste realidad que hay que afrontar en la noche oscura del alma.


Lo recogió su tío, pero el chico se lo pasaba francamente mal por la palizas que le daba sin venir a cuento.


Como consecuencia de tanto golpe, le quedó para siempre una llaga en la pierna.


Le llamaban “El pequeño santo cojo”. Tuvo que emigrar a Nápoles buscando un trabajo para ganarse la vida.


Los compañeros le querían mucho porque era amable, dulce, humilde y fiel con cada uno de ellos.


Lo veían que trabajaba como el primero. Y en un mundo obrero –no muy entregado a la oración– él practicaba y vivía la oración cada día. En su corazón abrigaba el deseo de ser sacerdote.


Lo poco que tenía, lo compartía con sus compañeros y, sobre todo, con los pobres que estaban en paro.


Murió el 5 de mayo de 1836, cuando se enteraron de que había muerto a los 19 años, todo el mundo lloró su pérdida como algo propio.


Se había encarnado con la gente obrera, para la que dejó un mensaje de fe y caridad inapreciable.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!




1:29 a.m.
Pío VI concedió oficio y misa en su honor el 17 de septiembre de 1796.

Bienvenido nació en Recanati, en las Marcas, en 1200, de la familia Mareri. Fue religioso en la Orden de los Hermanos Menores en el convento franciscano de su ciudad natal, alcanzando la más alta perfección en la fidelidad absoluta a la regla dada por San Francisco.Transcurrió su vida en humildes trabajos manuales, que sin embargo no lo distrajeron de una constante unión con Dios. Hizo el oficio de cocinero del convento, santificándose entre ollas y calderos, entre actividades prácticas y éxtasis místicos, más elevados que los vuelos de cualquier poeta. Desde el comienzo de su vida religiosa se aplicó con ardor a la práctica de la humildad y de la penitencia.


En una fidelidad inviolable al franciscanismo encontró el medio para llegar rápidamente al ápice de la perfección. La Eucaristía era objeto de su adoración y de su amor. la vida oculta de Jesús en el tabernáculo era el libro donde el buen religioso acudía a aprender el amor ardiente a Dios y a los hermanos, el desprecio de las cosas del mundo, la fidelidad a las obligaciones de su estado, el amor al silencio, a la oración y a la vida oculta.


Un día, después de haber encendido el fuego en la cocina, hechos los primeros preparativos para la comida principal, el Beato Bienvenido se dirigió a la iglesia para participar en la santa misa. La contemplación del divino misterio lo arrobó en éxtasis; siguieron otras misas, y él permaneció inmóvil durante varias horas en contemplación a Dios. Terminado el éxtasis se acordó del almuerzo que debía preparar para sus cohermanos, salió rápidamente reprochándose su olvido. Con gran gozo encontró que ya todo estaba preparado.


Dios había querido así recompensar la caridad de su siervo fiel. Otro día, durante un éxtasis, el Niño Jesús se posó en sus brazos. Estos carismas divinos inflamaron de ardor seráfico el alma del Beato. Sus conversaciones eran más celestiales que terrenas. A los 89 años llegó finalmente la muerte tan esperada por él, la cual habría de liberar su alma de los lazos del cuerpo y le permitiría contemplar eternamente a Dios sumo bien. Murió en el convento de Recanati el 5 de mayo de 1289, llegando con un último suspiro, en un dulcísimo naufragio. Gracias a los milagros que ilustraron la tumba del Beato Bienvenido se propagó su culto.



1:29 a.m.



















Otros Santos y Beatos
Otros Santos y Beatos

San Joviniano, lector y mártir

En Auxerre, en la Galia Lugdunense, hoy Francia, san Joviniano, lector y mártir. ( s.III)

San Eutimio, diácono y mártir

En Alejandría de Egipto, san Eutimio, diácono y mártir. ( c.305)


San Máximo de Jerusalén, obispo

Conmemoración de san Máximo, obispo de Jerusalén, que fue condenado por el César Maximino Daya a trabajos forzados en las minas, después de haberle arrancado un ojo y quemado un pie con hierros candentes. Alcanzada la libertad, pudo marchar de allí y fue nombrado obispo de la Iglesia de Jerusalén, en donde, con el prestigio de su gloriosa confesión, descansó en paz. ( c.350)


San Britón de Tréveris, obispo

En Tréveris, en la Galia Bélgica, hoy territorio de Alemania, san Britón, obispo, que defendió a su grey de los errores del priscilianismo, aunque junto con san Ambrosio, obispo de Milán, y san Martín, obispo de Tours, trató en vano de detener la violencia de quienes reclamaban la ejecución de Prisciliano y de sus seguidores. ( 386)


San Nicecio de Vienne, obispo

En Vienne, en la Galia Lugdunense, hoy Francia, san Nicecio, obispo. ( s.V)


San Geroncio de Milán, obispo

En Milán, de la Liguria, Italia, san Geroncio, obispo. ( c.472)


San Sacerdote de Limoges, obispo

En Limoges, población de Aquitania, Francia, san Sacerdote, obispo, que primero fue monje y abad, y más tarde designado obispo, si bien al final de su vida quiso volver de nuevo a la vida monástica. ( s.VIII)

San León, eremita

En Calabria, Italia, san León, eremita, que, entregado a la oración y a las obras de beneficencia en favor de los pobres, murió en el monasterio de Africo, cercano a la ciudad de Reggio, cenobio que él mismo había fundado. ( c.s.XII)






12:28 a.m.
Una mártir de la que conocemos muy poco, que en algunas oportunidades es confundida con Santa Afra de Augusta.

La ´pasión´ escrita por autor desconocido, no da información presisa sobre la identidad de la santa, pero se señala que es esposa del noble Italico Brescia.


De acuerdo al relato, Afra estaba en el anfiteatro para ver como iban a ser torturados Faustino y Giovita, quienes, haciendo la señal de la cruz frenaron a cinco toros salvajes que docilmente se pusieron al pie de los santos.


Viendo tal portento, unos tres mil espectadores se convirtieron al cristianismo. Entre ellos estaba Afra, quien fue denunciada como cristiana al emperador Adriano y fue condenada al martirio luego de la decapitación de Faustino y Giovita.


La iglesia, que, al final del siglo III, se dedicó a Santos Faustino y Giovita, construida en el lugar del martirio, en el año 806 fue dedicada a Santa Afra, tras lo cual los cuerpos de los otros santos fueron trasladados a otro templo.


Afra, Faustino y Giovita son los santos patrones de Brescia.



12:28 a.m.
Martirologio Romano: En Tréveris, en Alemania, beato Juan Martín Moyë, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, que en la localidad de Lorena, en Francia, fundó el Instituto de Hermanas de la Divina Providencia, y en China reunió en régimen de vida común a unas vírgenes dedicadas a la enseñanza. Se mostró siempre inflamado por el celo de las almas, aún después de verse obligado a abandonar su patria durante la Revolución Francesa. ( 1730)

Fecha de beatificación: 21 de noviembre de 1954 por el Papa Pío XII.



El fundador de las Hermanas de la Providencia, Jean-Martin Moye (pronunciado ´Moi´), nació en Cutting, Francia, el 27 de enero de 1730, en una de esas buenas fincas del entonces ducado de Lorena, en la comarca de las salinas y las lagunas. Los establos eran amplios, las cosechas diversas y las bodegas de vino bien surtidas. Sus raíces familiares se hunden profundamente en ese territorio. De larga data, sus ancestros están implantados en Lorena.

Sus padres le hacían trabajar en el campo pero también lo hicieron estudiar. Sus profesores sucesivos previeron para él una carrera brillante. En sus estudios se destacó por los conocimientos en idiomas antiguos, en lógica y en historia de la Iglesia.


"Pero la vida real no me tentaba mucho. Fui ordenado sacerdote a los 24 años para ser sacerdote de Jesucristo y nada más. Felizmente no estaba solo. Con otros sacerdotes jóvenes formamos un pequeño grupo. ¿Cuál era nuestra fuerza? Contar más con el dinamismo del espíritu, la oración y la exigencia personal, que con las opiniones del clero mundano."


Juan Martín va y viene por las calles y las callejuelas de sus parroquias sucesivas. Para ver y escuchar, para sentir la sonrisa de un recién nacido que le llevan a bautizar, el amor de una pareja de ancianos, la pobreza oculta de los tugurios. Y la injusticia: conoce jóvenes apenas en la pubertad que por algunos robos menores terminaron en la horca. Conoce también la angustia de las prostitutas de Metz, ciudad que ha sido siempre un bastión de tropas militares. Y comprende que la piedad popular, manifestada en las procesiones, es impotente para detener esos males. Se necesita algo más. Otra cosa muy distinta: Instruir.


Los colegios existen, pero para los burgueses, para los habitantes de la ciudad, para los hombres jóvenes. A las niñas, incluso a las niñas ricas, no se les enseña sino la piedad y cómo ser buenas amas de casa. ¿Y la lectura y la escritura? A veces, si queda un poco de tiempo.


Sin embargo, mucho antes que Freud, Juan Martín está convencido de que todo se hace desde la infancia. Entonces el joven y brillante intelectual formula un proyecto loco: abrir miniescuelas para las niñas en los lugares más pobres y más apartados de Lorena.


"Se necesitaba poder contar con jóvenes libres y dispuestas a todo; a codearse con la miseria y con la incomprensión. Proyecto insensato el mío, ciertamente. Pero como este pensamiento seguía invadiéndome, podía creer que venía de Dios."


Un día, Marguerite Lecomte llega donde él para confesarse. Él no la ha visto antes. Le hace algunas preguntas, y se da cuenta, sorprendido, de que sabe leer y enseña a unas compañeras de trabajo.


Poco después, Margarita entrará de lleno en el proyecto de Juan Martín e irá a vivir a Vigy-Béfey. Más adelante será seguida por muchas otras ´mujeres apóstoles´ que también irán a instruir a las niñitas de los caseríos abandonados.


Y nace así la Congregación de Hermanas de la Providencia.


Pero esas ´mujeres apóstoles´ molestan


En la Lorena de 1762, Moye respondió a una urgencia sociológica. Aportó un remedio eficaz, por medios desconcertantes, a una carencia social de entonces: la ignorancia crasa en la cual se encontraban las niñitas campesinas. Moye es por lo tanto testigo de muchas miserias.


La oposición a Moye crece en el clero y en la alta sociedad de Metz. Y el obispo prohibe abrir nuevas escuelas en los pueblos. Juan Martín entra en una especie de agonía. Su razón y su corazón vacilan.


"Y sin embargo yo quería confiar totalmente en Dios. En el corazón mismo de esta absurda situación, mi amigo el padre Jobal llamó mi atención sobre un detalle. Como se me permitía mantener las escuelas existentes, estas serían cimientos para muchas otras. Vi en esto lo que me gusta llamar ´un signo de la Providencia´. Pudo ser un hecho microscópico, pero resucitó mi esperanza y me llevó a dar un sentido nuevo al acontecimiento."


Algún tiempo después el obispo levanta la prohibición y estimula el desarrollo de las miniescuelas.


Pero a Moye le gusta sembrar. Prefiere dejar la mies a otros. Las misiones extranjeras lo atraen, China sobre todo.


Septiembre de 1772: Juan Martín desembarca en Macao


A China llega un Juan Martín totalmente transformado en ´comerciante´: de cabello largo y barba como los chinos. Y con un apellido que también suena a chino: ´Moi´. Pero el país está prohibido a los misioneros. Va a tener que actuar con astucia. Arrastrarse en los campos de maíz para esconderse. Atravesar a pie altas montañas y a nado varios ríos.


Durante 10 años Moye vivirá lo que no dejó de repetir a las Hermanas: asumir los riesgos que exija una buena obra con confianza en la Providencia. Entre benevolencia y traición estará a merced de la gente. Hasta en su deseo, Juan Martín se entrega a Dios. "No me prometí convertir primero muchas almas sino hacer y sufrir en China lo que Dios quisiera."


Juan Martín es un infatigable caminante y su parroquia es tan extensa como Francia y España juntas. En el camino los chinos lo detienen y lo golpean. "A veces tenía tanto miedo que no sentía el dolor." Entre dos vigías celebra la misa, instruye, exhorta. Observa también, escucha, aprende costumbres, nociones jurídicas cuya sabiduría reconoce. En el contacto con la gente perfecciona rápidamente su chino, hasta el punto de escribir bellos textos de oración en este idioma.


Moye desarrolla varias intuiciones que tuvo en Europa. En primer lugar, en esa época en la que las mujeres no tienen casi derecho a la palabra y ciertamente no en las asambleas, él quiere apoyar su trabajo en jóvenes chinas. Excelentes catequistas, son también voluntarias en casos de hambrunas y pestes. Y bautizan a millares de moribundos, y a muchos niños. Como siempre, allí donde otros no ven sino debilidades, Juan Martín ve en los niños el germen de una gran fuerza. Lucha para que se les reconozca el derecho al bautismo, al dinamismo del Espíritu.


En otras partes lucha contra prácticas usureras fuertemente implantadas en China y que impiden a los pobres salir del círculo infernal de las deudas. En un pequeño seminario en la montaña consagra tiempo a la formación del clero local.


En 1783, después de 10 años de trabajo, agotado por varias enfermedades, Moye vuelve a embarcarse para Francia. Allá, durante 10 años más va a recorrer de nuevo las escuelas de las Hermanas, tentadas a veces por la vida fácil.


Tréveris, Alemania, en la primavera de 1793, rebosa de gente que huye de la Revolución Francesa. La ciudad huele a tifo. Juan Martín, que no ha dejado de prodigar cuidados a los enfermos, contrae el implacable mal. En la cama de una humilde buhardilla espera la muerte. Quiere mirarla de frente. Bendice a algunas Hermanas: "Crezcan y multiplíquense si tal es la voluntad de Dios."


El 4 de mayo vive su muerte como vivió su vida: entregándose sencillamente en las manos de Dios.



11:38 p.m.








Ventura de Spello, Santo
Ventura de Spello, Santo

Confesor

Mayo 3




Etimológicamente significa “augurio”. Viene de la lengua latina.


Cuando se vuelven a abrir las heridas del pasado, ¿te atreverías a perdonar incluso a aquellos que ya no están en esta tierra?


¿Amas sólo a aquellos que te aman? Esto lo puede hacer cualquiera sin necesidad del Evangelio. Rezar por aquellos que te hacen daño no es cualquier cosa.


Fue un confesor del siglo XIV. Es un nombre bastante raro en el calendario, y procede de la Edad Media.


Significa “suerte” y se ponía para desearla al recién nacido. Es más frecuente el nombre compuesto de Buenaventura, que lo llevó el famoso teólogo franciscano de Bagnoreggio.

El más célebre con este nombre vivió en la región italiana de la Umbría. Murió mártir hacia el 1250.


Es posible que por devoción a este santo, el de hoy, en la lejana Spello, recibiese su nombre.

Spello se levanta sobre el monte Subasio, entre Asís y Foligno.


Era ya antigua: once siglos a sus espaldas. Aquí nació Ventura. Descendía de una familia llamada Spellicci. Todavía sigue su genealogía viva en la realidad. El no fue franciscano, en contra de lo que se puede pensar.


Estando en Roma, recibió el hábito de los “Crucíferos”, una Orden que suprimiría más tarde el Papa Alejandro VI.


El estudió en Roma, concretamente, en el monasterio de la Fontana de Trevi.


Todo el mundo lo conocía porque llevaba una gran cruz colgada al pecho.


Mas nunca explicó que aquella cruz era el símbolo del martirio y del sacrificio.


Como era hombre de oración y de trabajo para los demás, fundó en su ciudad un albergue para peregrinos. Murió el año 1300.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



11:38 p.m.
Las fechas exactas de su pontificado son objeto de polémica entre los historiadores ya que mientras Duchesne lo sitúa entre el 106 y el 115, Lightfoot lo sitúa entre el 109 y el 116.

Existe muy poca evidencia histórica de este pontífice. El historiador de la Iglesia Eusebio de Cesarea, lo cita para decir que su pontificado duró diez años, e Ireneo de Lyon lo incluye como uno de los doce primeros papas en su obra Adversus haereses publicada en el 180 d.C.


La tradición dice que instituyó el uso del agua bendita, a la que había que añadir sal, para purificar las casas cristianas, e introdujo en la eucaristía el pan ácimo y el vino mezclado con agua.


También se dice que sufrió martirio al ser decapitado junto a San Evencio y San Teódulo, aunque esta tradición, que data del siglo V, es objeto de polémica desde que, en el siglo XIX, fueron descubiertos en la vía Nomentana, a las afueras de Roma, los restos de tres personas decapitadas y aunque en un principio se atribuyeron a Alejandro I y a sus dos compañeros de martirio y se trasladaron a la iglesia de Santa Sabina, el cuerpo que en un principio se atribuyó a este Papa parece correponder a otro santo llamado también Alejandro.


Hacia el 115, al final del pontificado de Alejandro I, como obispo de Roma, Ignacio de Antioquía escribe a los romanos ensalzando la dignidad de la Iglesia de Roma.



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Eduardo Rosaz, obispo de Susa, miembro de la Orden Franciscana Seglar desde antes de su ordenación sacerdotal, fundador de la Congregación de las «Franciscanas Misioneras de Susa», se distinguió por su entrega al apostolado y por su celo pastoral; dedicó gran atención al clero, llevó vida de pobreza y demostró un exquisito amor a los pobres.

Edoardo Giuseppe Rosaz nació en Susa (Turín, Italia) el 15 de febrero de 1830. Recibió una educación cristiana sólida y genuina. A causa de su frágil salud, sus padres le pusieron un maestro en casa. Cuando tenía diez años, su familia se trasladó a Turín y entonces fue enviado al colegio Gianotti de Saluzzo. Tres años después murió su padre y, al año siguiente, un hermano. A los quince años volvió con su familia a Susa, donde se rodeó de amigos, escogiéndolos entre los jóvenes mejores de la ciudad. Durante las vacaciones instruía a los niños en las verdades religiosas. En 1847 ingresó en el seminario. En 1853 se inscribió en la Tercera Orden de San Francisco, cuyo ideal y espíritu promovió desde ese momento y al que permaneció siempre fiel.


Recibió la ordenación sacerdotal el 10 de junio de 1854. Sin preocuparse de trabajos y molestias, buscaba siempre con alegría el bien espiritual y material de los fieles, y colaboraba con celo y desinterés en el cuidado pastoral, cultivando diversas formas de apostolado: se dedicó con entusiasmo a la predicación, a la catequesis, al ministerio de la reconciliación y a las obras sociales. Alimentaba su vida espiritual con la oración, la meditación, la misa, la adoración eucarística, y fomentaba esto mismo en las religiosas por él fundadas, las Franciscanas Misioneras de Susa. En 1874 fue nombrado rector del seminario de Susa, en cuyo cargo tuvo como principio educativo: «firmeza dulce y dulzura firme», «prevención mejor que castigo».


El 26 de diciembre de 1877 fue nombrado obispo de Susa; recibió la consagración episcopal el 24 de febrero de 1878 en la catedral. En su nuevo cargo se distinguió por su celo, prudencia pastoral, abnegación y dinamismo misionero: dedicó gran atención al clero, para el que fue un buen pastor; potenció el seminario diocesano y visitó varias veces la diócesis, incluso las parroquias más aisladas. Era amigo íntimo de Don Bosco, a quien vio por última vez en Turín en 1888.


Murió la mañana del 3 de mayo de 1903. Fue beatificado por Juan Pablo II el 14 de julio de 1991 en Susa.



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Atanasio, Santo
Atanasio, Santo

Obispo y Doctor de la Iglesia




Atanasio nació en Alejandría de Egipto en el año 295, y es la figura más dramática y desconcertante de la rica galería de los Padres de la Iglesia. Tozudo defensor de la ortodoxia durante la gran crisis arriana, inmediatamente después del concilio de Nicea, pagó su heroica resistencia a la herejía con cinco destierros decretados por los emperadores Constantino, Constancio, Julián y Valente. Arrio, un sacerdote salido del seno mismo de la Iglesia de Alejandría, negando la igualdad substancial entre el Padre y el Hijo, amenazaba atacar el corazón mismo del cristianismo. En efecto, si Cristo no es Hijo de Dios, y él mismo no es Dios, ¿a qué queda reducida la redención de la humanidad?


En un mundo que se despertó improvisamente arriano, según la célebre frase de San Jerónimo, quedaba todavía en pie un gran luchador, Atanasio, que a los 33 años fue elevado a la prestigiosa sede episcopal de Alejandría. Tenía el temple del luchador y cuando había que presenter batalla a los adversarios era el primero en partir lanza en ristre: “Yo me alegro de tener que defenderme” escribió en su Apologia por la fuga. Atanasio tenía valentía hasta para vender, pero sabiendo con quién tenía que habérselas (entre las acusaciones de sus calumniadores estaba la de que él había asesinado al obispo Arsenio, que después apareció vivo y sano), no esperaba en casa a que vinieran a amarrarlo. A veces sus fugas fueron sensacionales. El mismo nos habla de ellas con brío.


Pasó sus últimos dos destierros en el desierto, en compañía de sus amigos monjes, esos simpáticos anárquicos de la vida cristiana, que aunque rehuyendo de las normales estructuras de la organización social y eclesiástica, se encontraban bien en compañía de un obispo autoritario e intransigente como Atanasio. Para ellos escribió el batallador obispo de Alejandría una grande obra, la “Historia de los arrianos”, dedicada a los monjes, de la que nos quedan pocas páginas, pero suficientes para revelarnos abiertamente el temperamento de Atanasio: sabe que habla a hombres que no entienden las metáforas, y entonces llama al pan pan y al vino vino: se burla del emperador, llamándolo con apodos irrespetuosos, y se burla también de los adversarios; pero habla con entusiasmo de las verdades que le interesan, para arrancar a los fieles de las garras de los falsos pastores.


Durante las numerosas e involuntarias peregrinaciones llegó a Occidente, a Roma y Tréveris en donde hizo conocer el monaquismo egipcio, como estado de vida organizado de modo muy original en el desierto, presentando al monje ideal en la sugestiva figura de un anacoreta, San Antonio, de quien escribió la célebre Vida, que se puede considerar como una especie de manifiesto del monaquismo. Murió en el año 373.


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Antonino (Antonio) Pierozzi de Florencia, Santo
Antonino (Antonio) Pierozzi de Florencia, Santo

Arzobispo


Antonio Pierozzi, llamado Antonino por su pequeña estatura, nació en 1389, y era hijo de un notario florentino. Desde muy joven entró al convento de los Dominicos, en donde fue recibido por el Beato Juan Dominici, a quien recitó de memoria las Decretales de Gracián, para demostrar su preparación cultural, a pesar de ser autodidacta. Del año 1413, año de su ordenación sacerdotal, al año 1446, cuando fue elegido arzobispo de Florencia, ocupó varios cargos en su Orden: Vicario, Visitador, Prior en Fiesole, en Roma, en Nápoles y en Florencia.


A él se debe el mérito de haber encargado al Beato Angelico la tarea de decorar con frescos el convento de San Marcos en Florencia. Entre tanta actividad maravilla el hecho de haber tenido tiempo para escribir numerosas obras, entre las cuales merece una mención particular la Summa moral, definida “una grande enciclopedia sistemática del pensamiento y de la práctica de la vida cristiana”. En todos sus escritos se nota la tendencia a descartar las “doctrinas sublimes” para detenerse solamente en lo que consideraba útil para él y para los demás.


Era un hombre práctico, sensible a los problemas sociales de su tiempo, deseoso de dar un significado cristiano a los nuevos fermentos humanísticos. Lo llamaban ingeniosamente “Antonino de los consejos” por su extraordinaria versatilidad en el campo religioso, jurídico, político y económico, que lo ocupaba diariamente en audiencias a los numerosos visitantes de toda clase que iban a plantearle sus problemas. Cuando quedó vacante la sede episcopal de Florencia, el Papa Eugenio IV lo nombró arzobispo, parece que por sugerencia del Beato Angelico, que en ese momento estaba en Roma haciendo una obra de arte por encargo del Papa.


El primero en maravillarse, e incluso hasta asustarse ante el inesperado nombramiento, fue el humilde fraile Antonino, que huyó









Antonino (Antonio) Pierozzi de Florencia, Santo
Antonino (Antonio) Pierozzi de Florencia, Santo

a esconderse en Maremma. Su delicada salud y los achaques físicos que lo acompañaron desde su juventud, desde que era novicio, no le impidieron desarrollar una actividad prodigiosa. A lomo de mula cabalgaba como un humilde fraile para visitar todas las parroquias de su diócesis y de las sufragáneas de Fiesole, Pistoia y Prato. El pueblo florentino lo amaba mucho, y él defendió sus derechos aun contra el mismo Cosimo de Medici, de quien era amigo. Humilde e ingenioso, celoso y bondadoso, el buen pastor se entregó de lleno a su grey hasta la víspera de su muerte, el 2 de mayo de 1459. Fue canonizado por Adriano VI el 31 de mayo de 1523.

En muchos lugares a San Antonio de Florencia lo siguen recordando en la fecha en la que apareciá en el antiguo santoral: el 10 de Mayo.



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