Ártículos Más Recientes

Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santas Flora y María, vírgenes y mártires, que en la persecución llevada a cabo por los musulmanes fueron encarceladas con san Eulogio y después muertas a espada (856).

Etimología: Flora = Aquella que es una bella doncella adornada con una flor, es de origien latino.


María = Aquella que es excelsa - la amada por Dios, es de origen hebreo.


Los martirologios de Adón, Usuardo, Maurolico, del obispo Equilino y el Romano hacen memoria de estas dos vírgenes mártires de Córdoba lo que hace pensar en la repercusión que debió tener el doble martirio en toda la España del siglo IX y explicar la rápida difusión de su culto.


Flora es hija de madre cristiana y padre musulmán. Fue educada por su madre desde pequeña en el amor a Jesucristo y aprendió de sus labios el valor relativo de las cosas de este mundo. Tiene un hermano —musulmán fanático— que la denuncia como cristiana en la presencia del cadí. Allí es azotada cruelmente para hacerla renegar, pero se mantiene firme en la fe. El cadí la pone bajo la custodia de su hermano que ahora tiene el encargo de la autoridad para hacerla cambiar de actitud. Soporta todas las vejaciones y ultrajes a que la somete su hermano siempre con la intención de pervertirla.


María es hija de cristianos que han puesto a su hijo Walabonso bajo la custodia de un sacerdote con el encargo de educarlo en un monasterio; mientras ella entra en el cenobio de Cuteclara. Muerto mártir su hermano, se dirige ahora a la iglesia de san Acisclo después de haber tomado una firme resolución.


Las dos jóvenes coinciden a los pies de san Acisclo. El saludo de la paz les ha facilitado abrirse mutuamente las almas y se encuentran en comunión de sentimientos, deseos y resoluciones. Se juran amistad para siempre, una caridad que dura hasta el Cielo.


Se encaminan con valentía al palacio del cadí y hacen ante él pública profesión de fe cristiana.


Encarceladas junto con prostitutas y gente de mal vivir, son condenadas por los jueces a morir decapitadas, no sin el consuelo, ánimo y bendición de san Eulogio que las conoció. Hecha la señal de la cruz, primero será la cabeza de Flora la cortada por el alfanje, después rueda la de María. Sus cuerpos quedan expuestos, para disuasión de cristianos y demostración de poder musulmán, a las aves y los perros. Al día siguiente los arrojaron al Guadalquivir.


Sus cabezas se depositaron en la iglesia de san Acisclo.



Martirologio Romnao: En la ciudad de Dông Hoy, en Annam, santos mártires Pedro Dumoulin- Borie, obispo de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, Pedro Vo Dang Khoa y Vicente Ngyen Tho Diem, presbíteros, de los cuales, por orden del emperador Minh Mang, el primero fue degollado y los demás estrangulados (1838).

Este joven, amante de la misiones, nació el 20 de febrero de 1808 en Beynat de Corrèze.


Sus padres eran reacios ante cualquiera de las decisiones de su hijo. Le dijeron en su cara que no sería ni misionero, ni de la Trapa, ni médico.


No podía salir de Francia. Lo querían cerca de sí mismos. Egoísmo de padres.


Todo lo más que le consentían, era que fuese cura pero sin salir del país.


Siguiendo los consejos de los padres, entró un buen día en el seminario mayor de Tulle. El, sin embargo, tenía las ideas muy claras acerca de su vida futura:"Seguiré mi vocación por donde quiera que me llaman, aunque sea en las misione extranjeras".


Con el paso del tiempo, la ocasión se le presentó propicia en octubre de 1829.


Durante el tiempo de los motines y revueltas en París, le dieron una paliza de muy señor mío porque lo tomaron por un suizo. En esta ocasión Dios lo libró del peligro porque su acento era típicamente francés.


Llegó al sacerdocio el 21 de noviembre de 1830. Sin tener la menor duda, se embarcó en el norte de Francia, en el puerto Le Havre con destino a Mónaco .


Era el 18 de julio de 1831. De aquí continuó su rumbo hacia tierras lejanas del Oriente. Desembarcó en Saigón porque unos contrabandistas chinos atacaron el barco.


En este país se desencadenó una revolución persecutoria. El, con toda la fuerza interior que llevaba en su espíritu, comenzó a evangelizar la región que se le había confiado.


Entre tanto lío, lo arrestaron las hordas enemigas en 1838. Y es curioso que estando en la misma cárcel, recibió el encargo de nombramiento de obispo.


El mismo verdugo que debía darle muerte, no quería. Pero tuvo que hacerlo recurriendo para ello a la borrachera.


Sus restos se conservan en la Sala de los mártires del Seminario de las Misiones Extranjeras de París.


Para ver más sobre los 117 mártires en Vietnam haz "click" AQUI



Martirologio Romano: En el monasterio de Cava, en la Campania, beato Balsamo, abad, que en medio de las turbulencias y contradicciones de su tiempo desempeñó su cargo con sabiduría y prudencia (1232).

Etimología: Bálsamo = aquel de alma perfumada. Viene de la lengua latina.


Fue un abad del siglo XIII. La historia de la abadía de la Trinidad de Cava, junto a Salerno, fue fundada cerca del año mil.


La historia de sus abades es muy interesante para los historiadores y gente dedicada al estudio y a la investigación.


Esto se debe al mantenimiento perfecto de sus bibliotecas que contienen nada menos que mil años de historia.


Bálsamo fue un abad de ese monasterio que encierra una serie de hombres impresionantes para hoy y siempre.


Se sabe que la abadía de Cava tuvo una gran influencia e importancia en toda la Edad Media por la capacidad de trabajo de sus monjes y por su alto grado de santidad.


El fue uno de los más ilustres.


Dirigió el monasterio con suma maestría, con sabiduría y con un trato exquisito a los hermanos.

Estuvo en ella 25 años: desde el 1208 a 1232, el año de su muerte.


Era un hombre de letras. Por eso, se había ganado la amistad de los Papas y de los mismos emperadores.


Federico II lo llamaba cariñosamente “el martillo del mundo”.


Este emperador favoreció mucho este monasterio y le dio al abad la potestad de juzgar a quienes atentasen contra la abadía.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



Maritrologio Romano: En Amelia, ciudad de la Umbría, santa Firmina, mártir (303).

Etimología: Firmina = firme. Viene de la lengua latina.


Fermina fue una mártir en el siglo III.


Cuando hay falta de muchos datos históricos serios, existen, por el contrario, muchas leyendas acerca de la vida de algunos santos.


Según la narraciones tradicionales, Fermina era romana, y vivió en el siglo III.


Debió nacer en el seno de una familia llamada Pisoni.


Su padre era el gobernador de la ciudad, y su madre una cristiana llena del amor a Dios y al prójimo.


La joven debía tener 16 años cuando estalló la persecución en Roma, la siempre y traída persecución de Diocleciano.


Viendo el peligro que se avecinaba, salió de la ciudad, pero antes vendió todas sus cosas – con gran alegría desprendimiento – y se las entregó a los pobres.


Para llegar a la nueva región de la Umbría italiana, tuvo que embarcarse en una nave en el Tíber de Civitavecchia.


Como vio muchas necesidades entre los cristianos que eran dura y cruelmente perseguidos, se quedó con ellos para ayudarles en todo aquello que fuera necesario.


Cuando llegó a Amelia, se entregó a una vida de oración y de penitencia.


Su felicidad iba a durar poco tiempo. Descubierta por las autoridades, la llevaron a los tribunales. Y juzgada de mala manera, fue condenada a muerte, En Amelia se conserva su memoria.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!

















Andrés Dung-Lag y compañeros, Santos
Andrés Dung-Lag y compañeros, Santos

Mártires de Vietnam


Esta memoria obligatoria de los ciento diecisiete mártires vietnamitas de los siglos XVIII y XIX, proclamados santos por Juan Pablo II en la plaza de San Pedro el 19 de junio de 1988, celebra a mártires que ya habían sido beatificados anteriormente en cuatro ocasiones distintas: sesenta y cuatro, en 1900, por León XIII; ocho, por Pío X, en 1906; veinte, en 1909, por el mismo Pío X; veinticinco, por Pío XII, en 1951.

No sólo son significativos el número insuperado en la historia de las canonizaciones, sino también la calificación de los santos (ocho obispos, cincuenta sacerdotes, cincuenta y nueve laicos), la nacionalidad (noventa y seis vietnamitas; once españoles; diez franceses, el estado religioso (once dominicos; diez de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París; otros del clero local, más un seminarista, el estado laical (muchos padres de familia, una madre, dieciséis catequistas, seis militares, cuatro médicos, un sastre; además de campesinos, pescadores y jefes de comunidades cristianas).


Seis de ellos fueron martirizados en el siglo XV, los demás, entre 1835 y 1862; es decir, en el tiempo del dominio de los tres señores que gobernaban Tonkín, Annam y Cochinchina, hoy integradas en la nación de Vietnam.


En gran parte (setenta y cinco) fueron decapitados; los restantes murieron estrangulados, quemados vivos, descuartizados, o fallecieron en prisión a causa de las torturas, negándose a pisotear la cruz de Cristo o a admitir la falsedad de su fe.


De estos ciento diecisiete mártires, la fórmula de canonización ha puesto de relieve seis nombres particulares, en representación de las distintas categorías eclesiales y de los diferentes orígenes nacionales. El primero, del que encontramos una carta en el oficio de lectura, es Andrés Dung-Lac. Nació en el norte de Vietnam en 1795; fue catequista y después sacerdote. Fue muerto en 1839 y beatificado en 1900. Otros dos provienen del centro y del sur del Vietnam. El primero, Tomás Tran-VanThien, nacido en 1820 y arrestado mientras iniciaba su formación sacerdotal, fue asesinado a los dieciocho años en 1838; el otro es Manuel Le-Van-Phung, catequista y padre de familia, muerto en 1859 (beatificado en 1909).


Entre los misioneros extranjeros son mencionados dos españoles y un francés. El dominico español Jerónimo Hermosilla, llegado a Vietnam en 1829, vicario apostólico del Tonkín oriental, fue muerto en 1861 (beatificado en 1909); el otro dominico, el obispo vasco Valentín de Berriochoa, que llegó a Tonkín en 1858, a los treinta y cuatro años, fue muerto en 1861 (beatificado en 1906).


El francés Jean-Théophane Vénard, de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, llegó a Tonkín en 1854 y fue asesinado a los treinta y dos años (beatificado en 1906): sus cartas inspiraron a santa Teresa de Lisieux a rezar por las misiones, de las que fue proclamada patrona junto con san Francisco Javier.


LISTA DE LOS 117 MÁRTIRES DE VIETNAM


1 Andrés DUNG-LAC, Sacerdote 21-12-1839

2 Domingo HENARES, Obispo O.P. 25-06-1838

3 Clemente Ignacio DELGADO CEBRIAN, Obispo O.P. 12-07-1838

4 Pedro Dumoulin BORIE, Obispo M.E.P. 24-11-1838

5 José María DIAZ SANJURJO, Obispo O.P. 20-07-1857

6 Melchor GARCIA SAMPEDRO SUAREZ, Obispo O.P. 28-07-1858

7 Jerónimo HERMOSILLA, Obispo O.P. O1-11-1861

8 Valentín BERRIOCHOA, Obispo O.P. 01-11-1861

9 Esteban Teodoro CUENOT, Obispo M.E.P. 14-11-1861

10 Francisco GIL DE FEDERICH, Sacerdote O.P. 22-O1-1745

11 Mateo ALONSO LECINIANA, Sacerdote O.P. 22-O1-1745

12 Jacinto CASTANEDA, Sacerdote O.P. 07-11-1773

13 Vicente LE OUANG LIEM, Sacerdote O.P. 07-11-1773

14 Emanuel NGUYEN VAN TRIEU, Sacerdote 17-09-1798

15 Juan DAT, Sacerdote 28-10-1798

16 Pedro LE TuY, Sacerdote 11-10-1833

17 Francisco Isidoro GAGELIN, Sacerdote M.E.P. 17-10-1833

18 José MARCHAND, Sacerdote M.E.P. 30-11-1835

19 Juan Carlos CORNAY, Sacerdote M.E.P. 20-09-1837

20 Vicente DO YEN, Sacerdote O.P. 30-06-1838

21 Pedro NGUYEN BA TUAN, Sacerdote 15-07-1838

22 José FERNANDEZ, Sacerdote O.P. 24-07-1838

23 Bernardo VU VAN DUE, Sacerdote 01-08-1838

24 Domingo NGUYEN VAN HANH (DIEU), Sacerdote O.P. 01-08-1838

25 Santiago Do MAI NAM, Sacerdote 12-08-1838

26 José DANG DINH (NIEN) VIEN, Sacerdote 21-08-1838

27 Pedro NGUYEN VAN TU, Sacerdote O.P. 05-09-1838

28 Francisco JACCARD, Sacerdote M.E.P. 21-09-1838

29 Vicente NGUYEN THE DIEM, Sacerdote 24-11-1838

30 Pedro VO BANG KHOA, Sacerdote 24-11-1838

31 Domingo TUOC, Sacerdote O.P. 02-04-1839

32 Tomás DINH VIET Du, Sacerdote O.P. 26-11-1839

33 Domingo NGUYEN VAN (DOAN) XUYEN, Sacerdote O.P. 26-11-1839

34 Pedro PHAM VAN TIZI, Sacerdote 21-12-1839

35 Pablo PHAN KHAc KHOAN, Sacerdote 28-04-1840

36 Josée DO QUANG HIEN, Sacerdote O.P. 09-05-1840

37 Lucas Vu BA LOAN, Sacerdote 05-06-1840

38 Domingo TRACH (DOAI), Sacerdote O.P. 18-09-1840

39 Pablo NGUYEN NGAN, Sacerdote 08-11-1840

40 José NGUYEN DINH NGHI, Sacerdote 08-11-1840

41 Martín TA Duc THINH, Sacerdote 08-11-1840

42 Pedro KHANH, Sacerdote 12-07-1842

43 Agustín SCHOEFFLER, Sacerdote M.E.P. 01-05-1851

44 Juan Luis BONNARD, Sacerdote M.E.P. 01-05-1852

45 Felipe PHAN VAN MINH, Sacerdote 03-07-1853

46 Lorenzo NGUYEN VAN HUONG, Sacerdote 27-04-1856

47 Pablo LE BAo TINH, Sacerdote 06-04-1857

48 Domingo MAU, Sacerdote O.P. 05-11-1858

49 Pablo LE VAN Loc, Sacerdote 13-02-1859

50 Domingo CAM, Sacerdote T.O.P. 11-03-1859

51 Pedro DOAN LONG QUY, Sacerdote 31-07-1859

52 Pedro Francisco NERON, Sacerdote M.E.P. 03-11-1860

53 Tomás KHUONG, Sacerdote T.O.P. 30-01-1861

54 Juan Teofano VENARD, Sacerdote M.E.P. 02-02-1861

55 Pedro NGUYEN VAN Luu, Sacerdote 07-04-1861

56 José TUAN, Sacerdote O.P. 30-04-1861

57 Juan DOAN TRINH HOAN, Sacerdote 26-05-1861

58 Pedro ALMATO RIBERA, Sacerdote O.P. 01-11-1861

59 Pablo TONG VIET BUONG, Laico 23-10-1833

60 Andrés TRAN VAN THONG, Laico 28-11-1835

61 Francisco Javier CAN, Catequista 20-11-1837

62 Francisco DO VAN (HIEN MINH) CHIEU, Catequista 25-06-1838

63 José NGUYEN DINH UPEN, Catequista T.O.P. 03-07-1838

64 Pedro NGUYEN DicH, Laico 12-08-1838

65 Miguel NGUYEN HUY MY, Laico 12-08-1838

66 José HOANG LUONG CANH, Laico T.O.P. 05-09-1838

67 Tomás TRAN VAN THIEN, Seminarista 21-09-1838

68 Pedro TRUONG VAN DUONG, Catequista 18-12-1838

69 Pablo NGUYEN VAN MY, Catequista 18-12-1838

70 Pedro VU VAN TRUAT, Catequista 18-12-1838

71 Agustín PHAN VIET Huy, Laico 13-06-1839

72 Nicolás BUI DUC THE, Laico 13-06-1839

73 Domingo (Nicolás) DINH DAT, Laico 18-07-1839

74 Tomás NGUYEN VAN DE, Laico T.O.P. 19-12-1839

75 Francisco Javier HA THONG MAU, Catequista T.O.P. 19-12-1839

76 Agustín NGUYEN VAN MOI, Laico T.O.P. 19-12-1839

77 Domingo Bui VAN UY, Catequista T.O.P. 19-12-1839

78 Esteban NGUYEN VAN VINTI, Laico T.O.P. 19-12-1839

79 Pedro NGUYEN VAN HIEU, Catequista 28-04-1840

80 Juan Bautista DINH VAN THANH, Catequista 28-04-1840

81 Antonio NGUYEN HUU (NAM) QUYNH, Laico 10-07-1840

82 Pietro NGUYEN KHAC Tu, Catequista 10-07-1840

83 Tomás TOAN, Catequista T.O.P. 21-07-1840

84 Juan Bautista CON, Laico 08-11-1840

85 Martín THO, Laico 08-11-1840

86 Simón PHAN DAc HOA, Laico 12-12-1840

87 Inés LE THi THANH (DE), Laica 12-07-1841

88 Mateo LE VAN GAM, Laico 11-05-1847

89 José NGUYEN VAN Luu, Catequista 02-05-1854

90 Andrés NGUYEN Kim THONG (NAM THUONG), Catequista 15-07-1855

91 Miguel Ho DINH HY, Laico 22-05-1857

92 Pedro DOAN VAN VAN, Catequista 25-05-1857

93 Francisco PHAN VAN TRUNG, Laico 06-10-1858

94 Domingo PHAM THONG (AN) KHAM, Laico T.O.P. 13-01-1859

95 Lucas PHAM THONG (CAI) THIN, Laico 13-01-1859

96 José PHAM THONG (CAI) TA, Laico 13-01-1859

97 Pablo HANH, Laico 28-05-1859

98 Emanuel LE VAN PHUNG, Laico 31-07-1859

99 José LE DANG THI, Laico 24-10-1860

100 Mateo NGUYEN VAN (NGUYEN) PHUONG, Laico 26-05-1861

101 José NGUYEN DUY KHANG, Catequista T.O.P. 06-11-1861

102 José TUAN, Laico 07-01-1862

103 José TUC, Laico 01-06-1862

104 Domingo NINH, Laico 02-06-1862

105 Domingo TORI, Laico 05-06-1862

106 Lorenzo NGON, Laico 22-05-1862

107 Pallo (DONG) DUONG, Laico 03-06-1862

108 Domingo HUYEN, Laico 05-06-1862

109 Pedro DUNG, Laico 06-06-1862

110 Vicente DUONG, Laico 06-06-1862

111 Pedro THUAN, Laico 06-06-1862

112 Domingo MAO, Laico 16-06-1862

113 Domingo NGUYEN, Laico 16-06-1862

114 Domingo NHI, Laico 16-06-1862

115 Andrés TUONG, Laico 16-06-1862

116 Vicente TUONG, Laico 16-06-1862

117 Pedro DA, Laico 17-06-1862


_______________________


O.P. : Orden de los Predicadores (Dominicos)

T.O.P.: Terciario de la Orden de los Predicadores

M.E.P.: Sociedad de las Misiones Extranjeras de París





Nació en Brivio (pueblo italiano de la provincia de Lecco) el 21 de abril de 1829.

Fue una de las primeras alumnas de la naciente escuela de las Hermanas Marcelinas en el pueblo de Vimercate.


Fue acogida por la Madre Marina Videmari, rápidamente se distinguió por lo ejemplar de su vida y por su aprovechamiento escolar.


En 1848, entró a formar parte de de la nueva Congregación, comprendió de inmediato que su ideal y su misión tendrían que ser en la enseñanza , la educación, la formación de las jóvenes en la escuela y en la familia.


Sor María Ana se santificó en la sencillez por su total fidelidad al Carisma de la congregación que había elegido. De su vida y ejemplo, surgen tres enseñanzas: la necesidad de la formación de un buen carácter firme, sensible, equilibrado; el valor santificador del compromiso en el propio deber, asignado por la obediencia y la importancia esencial de la obra educativa.


Su pedagogía fue la que su director espiritual, Monseñor Luis Biraghi, le recomendó: estar cercana, estar junto a las jóvenes en cada momento y circunstancia, participando de su vida cotidiana, en clases, en la capilla, en el comedor, en la recreación, en el dormitorio.


Entre sus mejores alumnas, se recuerda a la jóven Judith Alghisi Montini, la que después sería mamá del futuro papa Paulo VI.


Maria Ana Murió santamente el 24 de noviembre de 1891.


Fue beatificada por Juan Pablo II en 1980.



Según el Martyrologium Usuardi aparece distinta de su homónima, compañera de S. Eulogio de Córdoba, celebrada en las "Kalendas Junii", el 23 de Noviembre.

El Martyrologium Romanum dice que sufrió martirio en la persecución de Diocleciano, bajo "Daciano praeside".


En otros tiempos fue muy venerada en la ciudad, donde tenía una basílica dedicada, según el autor de las "Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium", Doctor D. Aquilino Camacho.


No se ha identificado en la ciudad de Mérida la iglesia de la santa. Es posible que esté en el recinto de la alcazaba árabe. Para Moreno de Vargas es posible que fuera la ermita de la advocación de Nuestra Señora de Loreto, existente en su época.


Su devoción se extendió a la región de Bráccara, apareciendo en los censales de algunas parroquias. Su culto no se restablece después de la reconquista.


Este día también se festeja a San Clemente I


¡Felicidades a los Clementes y Lucrecias!





La comunidad cristiana de Corinto, radicada en una de las ciudades más cosmopolitas, dio -mezclados con muchas alegrías-, algunos motivos de preocupación; ya en tiempos del apóstol Pablo que adoctrinó a los primeros hubo problemas con algunos cristianos que perdían su fuerza por la boca y se mostraron indisciplinados. Años después se repitió la historia de los carismáticos que no aceptaban someterse a la autoridad de los legítimos pastores. El papa Clemente tuvo que intervenir en esos episodios poco agradables, molestos y preocupantes; era preciso corregir la desunión y evitar el peligro cismático.


Clemente I, obispo de Roma durante diez años, mandó a aquellos fieles una espléndida carta que llevaron Claudio Efebo, Valerio y Fortunato.


Está escrita en griego, que era entonces el idioma oficial, y transportaba a Corinto la paternal recomendación de practicar la caridad fraterna. No figura en el escrito el nombre de su autor, pero el análisis interno induce a pensar casi con certeza que el autor, al ser obispo y de Roma, debe ser el papa Clemente, el cuarto papa, tercer sucesor de Pedro, después de Lino y Cleto, por eso se le atribuye con toda probabilidad. De hecho, así lo entendieron Eusebio de Cesarea que califica la carta como "universalmente admitida, larga y admirable", Orígenes y el resto de los escritores eclesiásticos.

Clemente está incluido en el Canon de la Misa y aparece mencionado en los antiguos calendarios.


Algunas Actas legendarias -con toda probabilidad falsas- lo presentan emparentado con la familia imperial, como si fuera primo de Domiciano, o pariente de aquel Flavio Clemente al que mandó matar el emperador por el crimen de "ateísmo". Otros testimonios aducen su condición de liberto de la casa Flavia; unos afirman que procedía del paganismo, mientras que otros lo presentan con ascendencia judía. Hay quien lo quiere identificar con el homónimo mencionado por al Apóstol Pablo en la carta a los filipenses como colaborador suyo, y hasta afirma alguno más que fue convertido en Roma por la predicación de Pedro.


Sea como fuere, a través del escrito se ve la fina figura de un papa conocedor del Antiguo y Nuevo Testamento y bien experimentado en el espíritu de oración. Habla de forma arrebatada de la fe, origen de la disposición humilde de donde nace la aceptación de la autoridad; expone -con la seguridad que dan las disposiciones divinas y no las componendas humanas- la existencia de la autoridad jerárquica proveniente de la voluntad fundacional de Cristo, y llama a la comunidad universal de los creyentes "cuerpo de Cristo" y "rebaño"; no falta el recurso a la "tradición recibida" para llegar a la concordia de la fe y recuperar la paz.


Es admirable descubrir con nitidez la conciencia de su autoridad y de su obligación universal al intervenir en uno de los primeros conflictos, en virtud de su suprema autoridad. Con tono dignísimo y de gran solicitud paternal, Roma ordenó y fue obedecida.


La carta se considera tan autorizada por los destinatarios que sesenta años más tarde aún se leía a los fieles, en la asamblea dominical, según consta por testimonio de Dionisio de Corinto.


Párrafos de la carta de Clemente dan a entender que se escribió al finalizar una de las persecuciones, probablemente la de Domiciano, emperador al que el poder lo cambió inesperadamente de pacífico a cruel.


Clemente murió mártir al final del siglo I.


En torno a su muerte tampoco falta el relato imaginativo de las actas tardías (s. IV) configuradas con una frondosa literatura que intenta realzar la figura del santo. Suponen que el emperador Trajano le desterró al Quersoneso, en Crimea, condenándole a trabajos forzados en una cantera, por negarse a dar culto a los ídolos. La leyenda referirá abundancia de hechos prodigiosos como el haber sido arrojado al agua en el mar Negro con un ancla atada a su cuello; pero un ángel enviado por Dios hizo en el fondo del mar un magnífico sepulcro de mármol; cada aniversario de su muerte podían los fieles visitarlo a pie seco y cuando una madre olvidó en una ocasión allí a su hijo, lo encontró al año siguiente vivo.


El ancla que está presente en su iconografía más bien nos sugiere la firmeza de la fe y la seguridad de la unidad de las que fue Clemente eminente campeón con su enérgica defensa al mantener el principio de la autoridad primacial de la sede romana. En medio de las persecuciones, es el obispo de Roma la indiscutible voz suprema del magisterio.

¿Quieres saber más? Consulta ewtn


Hoy también se festeja a Santa Lucrecia


¡Felicidades a los Clementes y Lucrecias!











Columbano, Santo
Columbano, Santo

Noviembre 23

Fundador




Etimológicamente significa “paloma”. Viene de la lengua latina.


Nació en Irlanda en el 543. Desde pequeño mostró una clara inclinación para la vida consagrada.


Al salir de Irlanda en compañía del monje y santo Gall, recorrió Europa Occidental. Unas veces era rechazado, otras acogido, pero de lo que no cabe duda es que fue el fundador de monasterios y abadías desde las cuales salía un resplandor cultural y religioso dignos de toda loa.


Fueron el foco para culturización y cristianización de la época merovingia.

Su estilo de vida fue austero y así se lo exigía a los monjes, pues gracias a ella, encontraron un camino para la santidad al menos trece santos que no es el caso de enumerar.


El monasterio más célebre fue el de Luxeuil, al que confluyeron monjes francos, galos y burgondes. Fue durante dos siglos el centro de vida monástica más importante en todo el Occidente.


En el año 610 tuvo que salir pitando de Francia porque la cruel reina Brunehaut lo perseguía, porque le había echado en cara todos sus vicios y sus crímenes.


Pensaba volver a Irlanda pero se quedó en Nantes. También que tuvo que huir por los Alpes hasta que encontró acogida y refugio en Bobio, al norte de Italia, en la región de la Emilia Romagna, provincia de Piacenza.


Aquí fundó su último monasterio y en él murió en el año 615. La regla monástica original que dio a sus monasterios tuvo una influencia por toda Europa durante más de dos siglos.


Muchos pueblos, regiones y lugares están bajo su patrocinio.


También tuvo dificultades con los obispos franceses. Estos mandan en su diócesis pero no en los monasterios que desde siempre han estado exentos, es decir, no dependen del obispo.


Hubo alguien que lo trató bien. Fue el rey Aguilulfo. Menos mal que los cuatro últimos años de su vida pudo vivir tranquilo.


¡Felicidades a los que lleven este nombre!




Etimológicamente significa”vigilante, atento”. Viene de la lengua griega.


Dice Miqueas: “¿Quién como tú, Señor, que quite la culpa? Te compadecerás otra vez una vez más de nosotros y nos perdonarás”


Fue un obispo que nació el año 591 y murió en el 630.


Su existencia es históricamente cierta, pues habla de él nada menos que san Gregorio Magno en sus cartas.


Es el autor de un comentario del libro del Eclesiastés en lengua griega.


También ha escrito la vida de san Leoncio, que vivió cincuenta años después de su muerte.

Tiene una introducción, traducción y notas de san Gregorio Agrigento 2000.


Fue calumniado por sus enemigos y hasta el mismo Papa lo sometió a juicio.


Salió inocente. Una vez que volvió a su sede episcopal, transformó en iglesia cristiana el Templo de la Concordia, edificó una catedral en la zona que ocupa hoy la Villa Atenas.


También los griegos lo honran y veneran como santo.


Es digno de admiración la imagen que hay en muchas iglesias orientales en la parte de su mosaico.


Su fiesta es el 23 de noviembre.


Para mayor información, quien quiera puede consultar a Migne,” Las enseñanzas teológicas de san Gregorio Agrigento, 1989.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



Martirologio Romano: Memoria de santa Cecilia, virgen y mártir, que, según la tradición, consiguió la doble palma por amor a Jesucristo, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia de Roma. El título de una iglesia en el Transtíber lleva desde antiguo su nombre (s. inc.).

La gran devoción popular hacia la virgen y mártir romana hizo que el nuevo calendario litúrgico conservara su memoria, a pesar de que faltan documentos históricos anteriores al siglo VI. Esta devoción y el mismo patrocinio de Santa Cecilia sobre la música sagrada se deben efectivamente al relato de su martirio, titulado Pasión, fechado después del año 486. En ella la fundadora del “título” de la basílica de Santa Cecilia en Trastévere es identificada con una santa homónima, enterrada en las catacumbas de San Calixto y que habría sufrido el martirio durante el imperio de Alejandro Severo, hacia el 230.


En la Liturgia de las Horas se lee: “El culto de Santa Cecilia, bajo cuyo nombre fue construida en Roma una basílica en el siglo V, se difundió ampliamente a causa del relato de su martirio, en el que es ensalzada como ejemplo perfectísimo de la mujer cristiana, que abrazó la virginidad y sufrió el martirio por amor a Cristo”.


Cecilia, noble y rica, iba todos los días a la Misa celebrada por el Papa Urbano en las catacumbas próximas a la Vía Apia, y una multitud de pobres la esperaban porque conocían su generosidad. En el día de su boda con Valeriano, mientras el órgano tocaba, ella cantaba en su corazón: “solamente para el Señor” (de este pasaje de su Pasión tuvo origen el patrocinio de Cecilia sobre la música sagrada); después, llegada la noche, la joven le dijo a Valeriano: “Ninguna mano profana puede tocarme, porque un ángel me protege. Si tú me respetas, él te amará, como me ama a mí”.


Al contrariado esposo no le quedó otro remedio que seguir el consejo de Cecilia, hacerse instruir y bautizar por el Papa Urbano y después compartir el mismo ideal de pureza de la esposa, recibiendo en recompensa su misma gloria: la palma del martirio, al que por gracia divina se asoció también el hermano de Valeriano, Tiburcio.


Aunque el relato del martirio parece fruto de una piadosa fantasía, históricamente es cierto que Valeriano y Tiburcio fueron mártires y que fueron enterrados en las catacumbas de Pretestato. Después del proceso, narrado con abundancia de detalles por el autor de la Pasión, Cecilia fue condenada a la decapitación, pero los tres poderosos golpes del verdugo no lograron cortarle la cabeza: esto se debió a que, según el relato, Cecilia había pedido al Señor la gracia de ver al Papa Urbano antes de morir.


En espera de esta visita, Cecilia pasó tres días en agonía, profesando su fe. No pudiendo decir ni una palabra, expresó con los dedos su credo en Dios uno y trino.

¿Quieres saber más? Consulta Santa Cecilia, Lirio del Cielo de Jesús Martí Ballester











Miguel de Tver, Santo
Miguel de Tver, Santo

Noviembre 22




Etimológicamente significa “¿quién como Dios?”. Viene de la lengua hebrea.


Cuando el creyente está atento a la voz de Dios, día tras día renueva en su persona una espontaneidad que hace que se sostenga sólo en Cristo. La fidelidad de toda una vida supone una atención constante.


Murió en el año 1318.Su tío se llamaba san Alejandro Nevski. Era un padre de familia generoso y muy comprometido con todos los asuntos referentes a la religión cristiana.


Tuvo cuatro chicos y cuatro chicas. A tos los educó en una auténtica formación espiritual.


Tuvo que intervenir con dureza para que su pueblo no cayese bajo la invasión de los Tártaros, sostenidos y apoyados en su tiempo por los mismos príncipes moscovitas.


A todo aquel que no siguiera las instrucciones de los Tártaros, se les obligaba a llevar amuletos que indicaran su confesión y su conformidad con los dioses paganos.


El que no lo hacía le tildaban d traidor y era expuesto a la risa y vergüenza públicas.

Tenían que llevar los estandartes del jefe de los Tártaros.


Aquel que no los llevase era considerado traidor a la patria. Por cantar la gloria del Dios desconocido a quien adoraban los cristianos.


Entonces hicieron lo fácil: se lo entregaron al príncipe de los moscovitas, que se llamaba Georges Danielocitch.


Este príncipe tenía tan malas entrañas que no pensaba nada más que en acabar con ellos y con él.


Lleno de desesperación por la valentía que demostraban los cristianos y Miguel a su cabeza, se enfadó tanto que ordenó que todos fueran llevados a la muerte sin más juicio. Los esbirros los asesinaron con sus espadas.


¡Felicidades quien lleve este nombre!












Filemón y Apia, Santa
Filemón y Apia, Santa

Discípulos de San Pablo




Etimológicamente significa “lo mismo”. Viene de la lengua latina.


El profeta Miqueas dice: “ El pueblo que te has elegido, Señor, mora solitario en un campo feraz; sé su pastor”


En el transcurso de sus dos primeros viajes apostólicos, san Pablo conoció y convirtió a una familia ejemplar, que vivía en Colosas.


El marido y padre se llamaba Filemón. La mujer era una señora óptima. Se llamaba Apia.


El marido llegó a ser uno de los cristianos más celosos y bienhechor de esta ciudad.


Cuando salió Pablo, él mismo predicaba y organizó la primitiva iglesia de la ciudad reuniendo a toda su familia.


Tenían esclavos a su servicio. Uno de ellos era un ladrón y un flojo en el trabajo. Después de un robo huyó de casa.


El esclavo, sin embargo, quedó cautivado por la predicación de Pablo.


Por eso, al encontrarlo en Roma, se hizo bautizar y se convirtió al cristianismo.


Pablo le escribió una carta a Filemón diciéndole que perdonara al esclavo y a que fuera paciente con él.


La carta es una obra maestra de trato, delicadeza y afecto para con los esclavos.


Los dos perdonaron a Onésimo su pecado.


No se sabe mucho más de esta pareja. Tan sólo que la persecución de Nerón los llevó al martirio en el siglo I.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!

















Fiesta de Santa Cecilia
Fiesta de Santa Cecilia

Lirio del cielo

Noviembre 22


I. EL PALACIO DE LOS CECILIOS. UNA CASA PATRICIA DE LA ROMA IMPERIAL

En un ángulo del campo de Marte, cerca del mausoleo de Augusto y tan próxima al Estadio, que en los grandes días se oyen los gritos de la multitud, se yergue una casa patricia de la roma imperial. Desde allí se ve el Tíber. Detrás, se alza la fachada del Panteón, a la derecha el jardín, y en el interior un patio alegre, poblado de estátuas, pertenecientes a la nobilísima gens de los Cecilios. Pero los mármoles rodaron y el recuerdo se ha olvidado. Aquel palacio aristocrático de la Roma de los Antoninos, es hoy la iglesia de Santa Cecilia, espejo de la nueva Roma, restaurada por Cristo, la abeja industriosa de los panales del Señor, como la llama el pontífice Urbano. Una abeja libadora de flores de virtudes, que atesora en silencio y en oración. En una habitación, en un cofre de plata, se guarda el Evangelio que la joven lee todos los días.

II. LA BODA DE CECILIA

El palacio de los Cecilios se viste de fiesta. Esclavos y esclavas desfilan llevando joyas brillantes, telas preciosas y cestillos de flores, preparando la fiesta nupcial de la boda de Cecilia. Una noche, en las catacumbas, el pontífice había puesto sobre su cabeza el velo de las vírgenes; era la esposa de Cristo, pero no ha podido vencer la voluntad de su padre; y ahora se pone confiada en las manos del Señor. Avanza el cortejo. Van delante un niño adornado con verbenas y una niña coronada de rosas. Describiendo ligeros ritmos de danza, siguen cuatro adolescentes que acaban de vestir la toga pretexta. Cecilia lleva el vestido prescrito por el ritual: una túnica blanca de lana con su ceñidor también blanco y encima un manto color de fuego, símbolos de la inocencia y del amor. Cuando empezaba a brillar el lucero de la tarde, la nueva esposa es conducida a la morada del esposo.

III. HACIA LA CASA DE VALERIANO

La casa de Valeriano estaba al otro lado del Tíber, convertida hoy en la iglesia de Santa Cecilia. Cecilia sonríe con suavidad, pero una angustia infinita le acongoja el corazón. A los pocos pasos apareció la casa de Valeriano. En el pórtico, adornado de blancas colgaduras y guirnaldas de hiedra, aguardaba el esposo feliz. Cambiaron el saludo tradicional: -"¿Quién eres tú?"- preguntó él. Y ella respondió: -"Donde tú Cayo, yo Caya". Cecilia atraviesa el umbral. Una esclava se adelanta y le presenta en un cáliz de plata el agua, figura de la limpieza; otra le entrega una llave, símbolo de la administración que se le confía; y otra, le ofrece un puñado de lana para recordarle las tareas del hogar. Y pasan al triclinio, donde se va a servir el banquete nupcial. Brillan los candelabros, los lirios de Aecio y de Tívoli derraman sus perfumes, caen el chipre y el falerno en las copas de oro, escanciadas por jóvenes efebos, resuena la melodía de las arpas y los címbalos y los comensales aplauden al poeta que canta el epitalamio.

IV. EN EL BANQUETE DE BODA

Cecilia parece enajenada; su corazón está suspendido por una música celeste. "Durante el banquete de bodas, mientras la música sonaba, ella entonaba oraciones en la soledad de su corazón, pidiendo que su cuerpo quedara inmaculado", según se lee en las Actas de santa Cecilia, del año 500: "Que mi corazón y mi carne permanezcan puros". Cecilia iba a dar el último paso hacia el peligro. Dos matronas guiaron sus pasos temblorosos hacia la cámara nupcial. Arden los candelabros, brillan los tapices y fulguran las joyas.

V. EN LA CAMARA NUPCIAL

Llega Valeriano. Se acerca a su esposa radiante de dicha; pero ella le detiene con estas palabras: -"Joven y dulce amigo, tengo un secreto que confiarte; júrame que lo sabrás respetar". Valeriano lo jura sin dificultad, y la virgen añade: -"Cecilia es tu hermana, es la esposa de Cristo. Hay un ángel que me defiende, y que cortaría en un instante tu juventud si intentases cualquier violencia". El joven palidece, se irrita, grita desesperado; pero poco a poco la gracia le domina, y con la gracia la dulzura infinita de Cecilia. -"Cecilia -dice al fin-, hazme ver ese ángel, si quieres que crea en tus palabras". "Para ver ese ángel de Dios se necesita antes creer, hacerse discípulo de Cristo, bautizarse". -"Pues bien -responde Valeriano -; ahora mismo, esta misma noche; mañana será tarde". - Y con el ímpetu de la juventud y la sierpe de la duda en el alma, deja en la habitación a su esposa y camina envuelto en el silencio de la noche en busca del pontífice Urbano. Poco a poco, una fuerza desconocida va dominando su alma. Empieza a comprender.

VI. DOS CORONAS DE ROSAS Y LIRIOS

Unas horas más tarde volvía vestido con la túnica blanca de los neófitos. Prosternada en tierra, Cecilia está absorta en oración; una luz deslumbrante la rodea y un ángel de inefable belleza flota sobre ella, sosteniendo dos coronas de rosas y de lirios, con que adorna las sienes de los dos esposos. Al bautismo de Valeriano siguió el de su hermano Tiburcio y poco después, los dos esposos daban su sangre por la fe. Reinaba entonces en Roma el emperador Aurelio, hombre honrado, corazón bueno y compasivo, que se rebela contra los juegos sangrientos del anfiteatro; pero cruel con los cristianos. En su persecución sufrieron Tiburcio y algún tiempo después, la virgen Cecilia.

VII. EL MARTIRIO CRUEL

Tras los intentos de ahogarle en el hipocausto, el líctor blandió la espada y la dejó caer tres veces sobre el cuello de Cecilia, pero con tan mala suerte, que quedó envuelta en su propia sangre luchando agónica con la muerte. Tres días después iba a recibir el galardón de su heroísmo. Los cristianos recogieron el cuerpo de la mártir y respetuosamente lo encerraron en un arca de ciprés, sin cambiar la actitud que tenía al morir. Así se encontró catorce siglos más tarde, en 1599, según el testimonio del mismo Cardenal Baronio.

VIII. TESTIMONIO DE CARDENAL BARONIO

"Yo vi el arca, que se encerró en el sarcófago de mármol -dice el cardenal Baronio- y dentro, el cuerpo venerable de Cecilia. A sus pies estaban los paños empapados en sangre, y aún podía distinguirse el color verde del vestido, tejido en seda y oro, a pesar de los destrozos que el tiempo había hecho en él. Podía verse, con admiración, que este cuerpo no estaba extendido como los de los muertos en sus tumbas. Estaba la castísima virgen recostada sobre el lado derecho, unidas sus rodillas con modestia, ofreciendo el aspecto de alguien que duerme, e inspirando tal respeto, que nadie se atrevió a levantar la túnica que cubría el cuerpo virginal. Sus brazos estaban extendidos en la dirección del cuerpo, y el rostro un poco inclinado hacia la tierra, como si quisiese guardar el secreto del último suspiro. Sentíamonos todos poseídos de una veneración inefable, y nos parecía como si el esposo vigilase el sueño de su esposa, repitiendo las palabras del Cantar: “No despertéis a la amada hasta que ella quiera". Aunque la relación parece fruto de la fantasía, los mártires Valeriano y Tiburcio, sepultados en las catacumbas de Pretextato, son históricamente ciertos. Después del proceso, referido por el autor de la Passio, Cecilia, condenada a ser decapitada, recibió tres poderosos tajos del verdugo, sin que su cabeza cayese cortada: Había pedido y obtenido la gracia de volver a ver al papa Urbano antes de morir. En la espera de esta visita ella continuó durante tres días profesando la fe. No pudiendo hablar, expresó con los dedos el credo en Dios uno y trino. Y con este gesto la esculpió Maderno en su célebre, bellísima e impresionante imagen de mármol.

IX. PATRONA DE LA MUSICA

Cecilia, virgen clarísima, Lirio del cielo llega escoltada por la gloria divina con música y cantos, al banquete nupcial, en palabras de la narración de la Passio: Cantantibus organis, Caecilia, in corde suo, soli Domino decantabat, dicens: - Fiat cor et corpus meum immaculatum ut non confundar -, "Mientras tocaba el órgano, Cecilia cantaba salmos al Señor". A su Señor, a su Esposo: "Que mi corazón y mi cuerpo permanezcan inmaculados, para que no quede confundida". Sus oraciones fueron escuchadas y fue martirizada. Este relato escrito de las Actas de la mártir se grabó en mosaicos, y se decoró een frescos y miniaturas.

X. LOS PINTORES Y POETAS

En el siglo XVI y siguientes su posición como patrona de la música fue creciendo. Y los artistas la representaron tocando el órgano, o junto a él, en numerosas pinturas, destacando las de Rafael, Rubens y Pousin. Así la celebraron los pintores, los músicos y los poetas, Dryden, Pope, Purcell y Händel. El Movimiento Ceciliano alemán del siglo XIX la tomó como Patrona para la reforma de la música litúrgica, que culminó en el Motu Proprio de San Pio X, en 1903.

XI. CECILIA CANTA EN EL CIELO

Podemos imaginarnos a Cecilia cantando gozosa en el cielo, pidiendo al Señor que nosotros seamos dignos de cantar las alabanzas de Dios por las maravillas que obra en el mundo, unidos a su alma, limpia y enamorada. Dice santo Tomás en la 2a-2ae q. 91 a. 1 resp sobre el Canto Litúrgico, que tanto cuanto asciende el hombre a Dios por la divina alabanza, se aleja de lo que va contra Dios. El hombre asciende a Dios por medio de la divina alabanza, que le eleva alejándolo de lo que se opone a Dios, el egoismo y la soberbia, y lo convierte en hombre interior. La alabanza exterior de la boca ayuda a motivar el amor interior del que alaba. La alabanza exterior de los labios contribuye a aumentar el amor del que alaba, como lo había experimentado muy bien San Agustín viviendo la experiencia de la Iglesia que canta. La melodía divina con su fuerza transformante, lo había conducido al camino de su conversión. Confiesa el Santo que cuando oía los himos, de los salmos y de los cánticos en Milán, se sentía vivamente conmovido a la voz de tu Iglesia, que le impulsaba suavemente. Aquellas voces se mantenían en mis oídos y destilaban la verdad en mi corazón; encendían en mí sentimientos de piedad; entretanto derramaba lágrimas que me hacían bien (Conf. IX 6-14). En la Iglesia de Cristo, que es hogar de gozo, el canto es esperanza en acto porque es plegaria. Por lo tanto dedicarse a cantar a Dios y a escuchar la música sagrada es preparse para orar con mayor esperanza y a vivir la vida de Dios en nuestro santuario interior que desborda en la sociedad como anuncio del Reino de Cristo.

XII. LAS IMAGENES DE LA PATRONA DE LA MUSICA

A partir del Siglo XVI, la iconografía la representa llena de alegría por la presencia del Señor tocando instrumentos musicales, la lira, la cítara, el órgano, el clavicordio, el arpa, el violín, el violoncelo, y rodeada de ángeles cantando. Así la representan en el Louvre, Domenichino, Guido Reni, Rubens y Pierre Mignard. Desde la Catedral de Palermo a la Pinacoteca de Dresde, la figura de la mártir romana, personifica el espíritu del canto y de la música sacra, y sale de los límites de la música italiana para inspirar la música y la pintura europeas y el arte internacional ya que el arte no tiene fronteras, como no lo tiene el bien, ni la verdad ni la belleza, que viven en Dios y son participados por los hombres, que habiendo saboreado un retazo de hermosura, se enamoran de la plenitud de la belleza de Cristo Pantocrator. Porque la belleza, la verdad y el bien convergen y conducen a los hombres a reencontrarse con Dios.

XIII. LA PEDAGOGIA DEL ARTE

En la Pinacoteca de Bolonia se puede admirar un cuadro de Rafael que representa a Cecila, junto a instrumentos musicales, absorta en las armonías celestes. La Vida divina trinitaria, el Paraíso, la Comunión de los Santos son luz, armonía y color, santidad, que es belleza, magnificencia y esplendor. Ese es el ministerio de la liturgia y el magisterio del arte, ayudarnos a comprender mejor, a orar y a elevar nuestra mente a la armonía del Paraiso, al que estamos llamados. Los templos no son museos refinados, sino auxilios para afianzar nuestra fe y caminos de conversión interior. La música y el canto sagrado, las expresiones artíticas de la arquitectura, las pinturas, las imágenes, vienen a ser como sacramentales, para que los hombres, dotados de sentidos, se abran a su vocación de santidad, atraidos y fascinados por el aroma de los nardos de los santos, y por la blancura lilial de la Patrona de la Música CECILIA, Coeli-lilia, que en castellano significa Lirio del Cielo.

Comentarios al autor: jmarti@correo.infase.es



Nació en San Juan de los Lagos, Jal. (Diócesis de San Juan de los Lagos), el 29 de abril de 1887.

Vicario de San Juan de los Lagos. El ministerio al que se dedicó con verdadera pasión fue la catequesis de los niños.


Fundó varios centros de estudio y una escuela para la formación de catequistas. Siempre fue muy devoto del Santísimo. En plena persecución organizaba a las familias para que no faltaran a la guardia perpetua a Jesús Sacramentado en casas particulares.


Desde el momento de ser apresado fue tan duramente golpeado, que se le abrió una herida en la cara. Un militar, después de golpearlo, le dijo: «Ahora ya has de estar arrepentido de ser cura»; a lo que contestó dulcemente el padre Pedro: «No, ni un momento, y poco me falta para ver el cielo».


El 22 de noviembre de 1927 fue sacado de su prisión para ser ejecutado; los niños le rodearon y el Padre Esqueda insistentemente le repitió a un pequeño que caminaba junto a él: «No dejes de estudiar el catecismo, ni dejes la doctrina cristiana para nada».


Y en un pedazo de papel escribió sus últimas recomendaciones para las catequistas. Al llegar a las afueras del poblado de Teocaltitlán, Jalisco, le dispararon tres balas que cambiaron su vida terrena por la eterna.


Fue canonizado por Juan Pablo II el 21 de Mayo de 2000.


Para ver más sobre sus 24 compañeros mártires en México haz "click" AQUI


Publicado con autorizacíon de Vatican.va



Hermanos Franciscanos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.