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Por: . | Fuente: misatridentina.t35.com

Mártir

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio Mayor de la vía Nomentana, santa Emerenciana, mártir (c. s. IV).

Etimologicamente: Emerenciana = La que será recompensada, es de origen latino.

Breve Biografía


Según el Martirologio Romano y la lección del breviario de este día, Santa Emerenciana era hermana de leche de Santa Inés.

Eran, pues, de la misma edad aproximadamente, pero Emerenciana era catecúmena (cristiana conversa que aún no ha recibido el bautismo).

Dos días después del martirio de Santa Inés, Santa Emerenciana murió apedreada, cuando se hallaba orando junto a la tumba de su hermana de leche. En esa forma recibió el bautismo de sangre.

Este relato, que constituye una especie de apéndice de las "actas" de Santa Inés, no puede tomarse a la letra; pero existen pruebas de que una mártir llamada Emerenciana estuvo originalmente sepultada en el "Coemeterium majus". Dicho cementerio está un poco más distante de la Vía Nomentana que el sitio en que fue erigida la basílica de Santa Inés.

Según parece, se celebraba a Santa Emerenciana el 16 de septiembre, junto con los santos Víctor, Félix y Alejandro; pero por alguna razón, sus restos fueron trasladados posteriormente a la basílica de Santa Inés y así, la leyenda relacionó a ambas santas.

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Obispo de Toledo

Martirologio Romano: En la ciudad de Toledo, en la Hispania Tarraconensis (hoy España), san Ildefonso, que fue monje y rector de su cenobio, y después elegido obispo. Autor fecundo de libros y de textos litúrgicos, se distinguió por su gran devoción hacia la santísima Virgen María, Madre de Dios (667).

Etimología: Ildefonso = Aquel que esta listo para la batalla, es de origen germánico.

Breve Biografía

Para reconstruir su biografía, además de los datos contenidos en sus obras, disponemos principalmente del Beati Ildephonsi Elogium de San Julián de Toledo, contemporáneo suyo y segundo sucesor en la sede toledana, escrita como apéndice al De viris illustribus (PL 96,43-44). La Vita vel gesta S. Ildephonsi Sedis Toletanae Episcopi, atribuida a Cixila, obispo de Toledo ca. 774-783 (PL 96,44-88; Flórez, V,501-520), donde se mencionan por primera vez los milagros de su vida y la Vita Ildephonsi Archiepiscopi Toletani de fray Rodrigo Manuel Cerratense, s. XIII (Flórez V,521-525), añaden al Elogium tradiciones posteriores con tinte legendario.

Nacido en el 607, durante el reinado de Witerico en Toledo,de estirpe germánica, era miembro de una de las distintas familias regias visigodas. Según una tradición que recoge Nicolás Antonio (Bibliotheca Hispana Vetus, PL 96,11), fue sobrino del obispo de Toledo San Eugenio III, quien comenzó su educación. Por el estilo de sus escritos y por los juicios emitidos en su De viris illustribus sobre los personajes que menciona, se deduce que recibió una brillante formación literaria. Según su propio testimonio fue ordenado de diácono (ca. 632-633) por Eladio, obispo de Toledo (De vir. ill. 7: PL 96,202). En un pasaje interpolado del Elogium, se dice que siendo aún muy niño, ingresó en el monasterio Agaliense, en los arrabales de Toledo, contra la voluntad de sus padres. Más adelanté se afirma que «se deleitaba con la vida de los monjes», frase que debe interpretarse siguiendo a Flórez (V,276) en el sentido de que desde niño se inclinó al estado religioso. Ildefonso estuvo muy vinculado a este monasterio, como él mismo recuerda al hablar de Eladio, y como se deduce del De vir. ill. con el que pretende exaltar la sede toledana y quizá mostrar el papel privilegiado que correspondía al monasterio Agaliense. Estando ya en el monasterio, funda un convento de religiosas dotándolo con los bienes que hereda, y en fecha desconocida (650?), es elegido abad. Firma entre los abades en los Concilios VIII y IX de Toledo, no encontrándose su firma, en cambio, en el X (656). Muerto el obispo Eugenio III es elegido obispo de Toledo el a. 657, y según el Elogium obligado a ocupar su sede por el rey Recesvinto. En la correspondencia mantenida con Quirico, obispo de Barcelona, se lamenta de las dificultades de su época. A ellas atribuye el Elogium que dejase incompletos algunos escritos.

Muere el 667, siendo sepultado en la iglesia de Santa Leocadia de Toledo, y posteriormente trasladado a Zamora. Su fiesta se celebra el 23 de enero.

Es patrón de la ciudad Zamora, en cuya Iglesia Arciprestal de San Pedro y San Ildefonso, reposan sus restos; de Toledo y de Herreruela de Oropesa, en la misma provincia, donde sus fiestas se celebran cada año con bastante fervor. También es el santo patrón de la ciudad de Mairena del Aljarafe en la provincia de Sevilla. La Orden de Caballeros Cubicularios se encarga de la custodia de sus reliquias en la citada iglesia zamorana.

Milagro del encuentro con la Virgen

La noche del 18 de diciembre del 665 San Ildefonso junto con sus clérigos y algunos otros, fueron a la iglesia, para cantar himnos en honor a la Virgen María. Encontraron la capilla brillando con una luz tan deslumbrante, que sintieron temor. Todos huyeron excepto Ildefonso y sus dos diáconos. Estos entraron y se acercaron al altar. Ante ellos se encontraba la Virgen María, sentada en la silla del obispo, rodeada por una compañía de vírgenes entonando cantos celestiales. María al ir hizo una seña con la cabeza para que se acercara. Habiendo obedecido, ella fijó sus ojos sobre él y dijo: "Tu eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería." Habiendo dicho esto, la Virgen misma lo invistió, dándole las instrucciones de usarla solamente en los días festivos designados en su honor.

Esta aparición y la casulla fueron pruebas tan claras, que el concilio de Toledo ordenó un día de fiesta especial para perpetuar su memoria. El evento aparece documentado en el Acta Sanctorum como El Descendimiento de la Santísima Virgen y de su Aparición. La importancia que adquiere este hecho milagroso sucedido en plena Hispania Ghotorum y transmitido ininterrumpidamente a lo largo de los siglos ha sido muy grande para Toledo y su catedral. Los árabes, durante la dominación musulmana, al convertirse la Basílica cristiana en Mezquita respetaron escrupulosamente este lugar y la piedra allí situada por tratarse de un espacio sagrado relacionado con la Virgen Maria a quien se venera en el Corán. Esta circunstancia permite afirmar que el milagro era conocido antes de la invasión musulmana y que no se trata de una de las muchas historias piadosas medievales que brotaron de la fantasía popular. En la catedral los peregrinos pueden aun venerar la piedra en que la Virgen Santísima puso sus pies cuando se le apareció a San Ildefonso.
 

ORACIÓN A MARIA
De San Ildefonso de Toledo
(del Libro de la perpetua virginidad de Santa María)

A ti acudo, única Virgen y Madre de Dios. Ante la única que ha obrado la Encarnación de mi Dios me postro.
Me humillo ante la única que es madre de mi Señor. Te ruego que por ser la Esclava de tu Hijo me permitas consagrarme a ti y a Dios, ser tu esclavo y esclavo de tu Hijo,
servirte a ti y a tu Señor.

A Él, sin embargo, como a mi Creador y a ti como madre de nuestro Creador;
a Él como Señor de las virtudes y a ti como esclava del Señor de todas las cosas; a Él como a Dios y a ti como a Madre de de Dios.

Yo soy tu siervo, porque mi Señor es tu Hijo. Tú eres mi Señora, porque eres esclava de mi Señor.

Concédeme, por tanto, esto, ¡oh Jesús Dios, Hijo del hombre!: creer del parto de la Virgen aquello que complete mi fe en tu Encarnaciòn; hablar de la maternidad virginal aquello que llene mis labios de tus alabanzas; amar en tu Madre aquello que tu llenes en mi con tu amor; servir a tu Madre de tal modo que reconozcas que te he servido a ti; vivir bajo su gobierno en tal manera que sepa que te estoy agradando y ser en este mundo de tal modo gobernado por Ella que ese dominio me conduzca a que Tú seas mi Señor en la eternidad.

¡Ojalá yo, siendo un instrumento dócil en las manos del sumo Dios, consiga con mis ruegos ser ligado a la Virgen Madre por un vínculo de devota esclavitud y vivir sirviéndola continuamente!

Pues los que no aceptáis que María sea siempre Virgen; los que no queréis reconocer a mi Creador por Hijo suyo, y a Ella por Madre de mi Creador; si no glorificáis a este Dios como Hijo de Ella, tampoco glorificáis como Dios a mi Señor. No glorificáis como Dios a mi Señor los que no proclamáis bienaventurada a la que el Espíritu Santo ha mandado llamar así por todas las naciones; los que no rendís honor a la Madre del Señor
con la excusa de honrar a Dios su Hijo.

Sin embargo yo, precisamente por ser siervo de su Hijo, deseo que Ella sea mi Señora; para estar bajo el imperio de su Hijo, quiero servirle a Ella; para probar que soy siervo de Dios, busco el testimonio del dominio sobre mi de su Madre; para ser servidor de Aquel que engendra eternamente al Hijo,
deseo servir fielmente a la que lo ha engendrado como hombre.
Pues el servicio a la Esclava está orientado al servicio del Señor;
lo que se da a la Madre redunda en el Hijo;
lo que recibe la que nutre termina en el que es nutrido,
y el honor que el servidor rinde a la Reina viene a recaer sobre el Rey.

Por eso me gozo en mi Señora,
canto mi alegría a la Madre del Señor,
exulto con la Sierva de su Hijo, que ha sido hecha Madre de mi Creador
y disfruto con Aquélla en la que el Verbo se ha hecho carne.
Porque gracias a la Virgen yo confio en la muerte de este Hijo de Dios
y espero que mi salvación y mi alegría venga de Dios siempre y sin mengua,
ahora, desde ahora y en todo tiempo y en toda edad
por los siglos de los siglos.
Amén.
 

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Por: Claudio Leonardi,Andrea Riccardi,Gabriella Zarri | Fuente: Diccionario de los Santos

Obispo

Martirologio Romano: En la ciudad de Novara, en la Liguria (hoy Italia), san Gaudencio, a quien se considera el primer obispo de esta sede (c. 418).
La ininterrumpida tradición de la Iglesia de Novara –basada sobre todo en el testimonio de las dos listas episcopales más antiguas, los dípticos, redactados en el siglo XI–, recuerda al confesor Gaudencio como el primer obispo de la diócesis, cuya institución se remonta a finales del siglo IV. Sin embargo, la primera noticia históricamente documentada sobre el protoobispo y su culto es de la época longobarda (729), aunque hasta el 841 no se tiene el testimonio de una iglesia dedicada a él, en la que se custodiaban sus reliquias.

La Vita medieval de Gaudencio –compuesta probablemente entre finales del siglo XI e inicios del XII, en el clima de la reforma de la Iglesia y teniendo en cuenta que en tierra lombarda no se habían apagado del todo los ecos de la predicación patarina1- presenta al primer obispo de Novara como originario de Ivrea. El hagiógrafo, que dice que escribe «apoyándose en los méritos del papa León» (León IX, uno de los promotores de la reforma), narra que en Novara el joven fue discípulo del sacerdote Lorenzo. Cayendo víctima este último de la reacción pagana, Gaudencio se trasladó a Milán, donde fue notario de san Martín de Tours. Inmediatamente, durante la persecución ariana, acompañó al obispo Eusebio de Vercelli en su exilio palestino de Escitópolis.

De regreso a Novara, Gaudencio comenzó una vida en común con algunos discípulos. Poco tiempo después, el obispo Ambrosio, mientras volvía a Milán desde Vercelli, no tuvo más remedio que detenerse en Novarra –ya que llegado aquí, su caballo se negó a continuar el camino- para encontrar a Gaudencio, quien le predijo el episcopado: Gaudencio respondió que no sería Ambrosio quien lo consagraría. Poco tiempo después, los novares pidieron al emperador –sin que existiese simonía- que nombrase obispo a Gaudencio, quien fue consagrado por Simpliciano, sucesor de Ambrosio.

Gaudencio gobernó la diócesis durante veinte años (según la tradición de 498 al 518), predicando, realizando conversiones y milagros, construyendo iglesias y monasterios, y convirtiéndose en padre de muchas comunidades. Presintiendo cercana la muerte, reunió al pueblo y al clero cristiano y, esta vez sin ninguna intervención imperial, nombró personalmente a su sucesor, Arabio, «para que no hubiese discordias en la elección del pastor». Tras su muere, el 22 de enero, su cuerpo permaneció incorrupto milagrosamente por seis meses, a la espera de que acabasen los trabajos de la basílica que él inició en las afueras de la ciudad, en la que fue sepultado el 3 de agosto. Junto a su tumba se dieron curaciones, en particular la de una mujer romana poseída por el demonio.

El culto a Gaudencio está ininterrumpidamente testimoniado a partir de la época carolingia. La iconografía representa a Gaudencio con los tradicionales ornamentos pontificales.

Fuente: Diccionario de los Santos, Volumen I
Escrito por Claudio Leonardi,Andrea Riccardi,Gabriella Zarri
Editorial San Pablo, 2000
ISBN 8428522588, 978842852258

1 Herejía Patarina: movimiento reformista surgido en el norte de Italia (Lombardía) en el curso del siglo XI, que tuvo por finalidad lograr una renovación de las costumbres del clero, basándose para ello en la promoción de la vida ascética. Sus propuestas fueron acogidas favorablemente con la llegada al pontificado del ex – patarino, Anselmo de Baggio, como Alejandro II (1061-1073) y principalmente durante el papado de Gregorio VII (1073-1085) quien recogió muchas de sus propuestas reformistas. Sin embargo, la comunidad patarina no tardó en radicalizar sus posturas al rechazar la validez de los sacramentos impartidos por clérigos considerados indignos como en adoptar las ideas milenaristas y dualistas vigentes por entonces. Ello motivó que el papa Gregorio VII endureciera su postura con los patarinos para luego condenarlos. Si bien la comunidad patarina desapareció a mediados del s. XII, sus ideales fueron recogidos por muchos otros en los siglos venideros.

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Por: . | Fuente: AcademiaHumanidades.cl

Presbítero

Martirologio Romano: En Como, ciudad de Lombardía (hoy Italia), beato Antonio della Chiesa, presbítero de la Orden de Predicadores, que restableció la vida cenobita en algunos conventos de la Orden, acompañando con indulgencia la debilidad humana y corrigiéndola con firmeza (1459).

Fecha de beatificación: El culto fue confirmado el 15 de mayo de 1819 por el Papa Pío VII.

Nació de la noble familia Della Chiesa en San Germano (Piamonte, Italia) en 1394. Tenía ya una sólida preparación intelectual y moral cuando a los veintiún años viste el hábito de dominicano en el convento de Vercelli.

Su formación filosófica y teológica la realizó en Venecia, y allí entró de lleno en el movimiento de la reforma. Fue prior en los conventos de Savona, Bolonia (1439), San Marcos de Florencia y Génova.

Su trabajo se desenvolvió dentro de la Orden y fue varias veces vicario general de los conventos reformados ayudando al Maestro de la Orden Bartolomé Texier.

Dejó un recuerdo hermoso de prior afable que corregía la debilidad humana con indulgencia y con firmeza. El papa Eugenio IV le encomendó llevar a la verdad a los católicos que se habían unido al antipapa Félix V.

Consumido por la penitencia y los trabajos murió en Como el 22 de enero de 1459 y sus reliquias fueron llevadas en 1810 a la iglesia parroquial de San Germano, su lugar natal.

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Por: . | Fuente: LaVerdadCatolica.org || OracionDelHuerto.es/

Sacerdotes y Mártires

Martirologio Romano: En Tonkín (hoy Vietnam del Norte), santos Francisco Gil de Federic y Mateo Alonso de Leciniana, presbíteros de la Orden de Predicadores y mártires, que después de una infatigable predicación del Evangelio fueron encarcelados durante el reinado de Trinh Doanh y, heridos con espada, obtuvieron una muerte gloriosa por Cristo (1745).

Fecha de canonización: Los dos fueron incluidos en la lista de los santos el 19 de junio de 1988 por el Papa Juan Pablo II.

SAN FRANCISCO GIL DE FREDERIC DE SANS

Oriundo de Tortosa, España; sus padres le dieron esmerada formación en la fe. En su adolescencia definió su vocación al sacerdocio al cursar estudios en Barcelona y Orihuela; recibió la ordenación sacerdotal en Urgel. Fue docente de novicios en Barcelona. Solicitó evangelizar en tierras de Oriente y, aprobada su solicitud, embarcó a Filipinas.

Después se le envió a la isla filipina de Luzón, donde predicó en las poblaciones de Bataán y Pangasinán; para un mejor desempeño de su misión aprendió las lenguas nativas. Fue designado secretario del padre provincial en Manila. Tiempo después lo autorizaron para misionar en Tonkin (actual territorio de Vietnam).

Aún con las persecuciones, evangelizó, administró los sacramentos y atendió, física y espiritualmente, a los enfermos, siempre preparándose con penitencia, oración y estudio. Realizó ardua misión pastoral hasta ser aprehendido y conducido a un barco con otros prisioneros cristianos, al verlos expresó: "Ya me hicieron prisionero, ¿por qué llevan presos a éstos? Suéltenlos", entonces los guardias, admirados, de súbito liberaron a los otros cautivos.

Francisco permaneció en cautiverio ocho años, padeció maltrato, humillaciones y enfermedades; pese a todo desarrolló vasta actividad apostólica, convirtiendo su cárcel en una misión. La feligresía cristiana pretendió pagar por su rescate, pero él se opuso diciendo: "... Jamás consentiré que se gaste una sola moneda para librarme de morir por Dios Nuestro Señor".

Los paganos, con torturas y amenazas, intentaron hacerlo apostatar sin lograrlo, y fue condenado a morir decapitado. Algunos discípulos conservan como reliquia pañuelos con los que enjugaron la sangre del mártir, al que dieron cristiana sepultura.

SAN MATEO ALONSO DE LECINIANA

Nació en Nava del Rey (Valladolid, España). Su vida se conoce a partir de su juventud, cuando sintió el llamado a la vida religiosa e ingresó al convento dominico de la Santa Cruz de Segovia, hasta recibir la ordenación sacerdotal.

Enviado a ejercer su ministerio en el Colegio de Santo Tomás, en Manila (Filipinas), zarpó a las misiones de Tonkín (Vietnam), donde llegó, después de azaroso viaje (1732). Aprendió la lengua vietnamita en Trung-Iing; ahí desempeñó intensa labor evangelizadora durante diez años, librando -con ayuda de la feligresía- su captura. Estimado por su entrega y amor a los nativos.

Fue delatado y aprehendido al celebrar la santa misa. Ahí mismo fue torturado y herido de una lanzada en su costado; aun así lo embarcaron hacia Nam-dinh, con varios catequistas. Pese a pagar rescate no lo liberaron, enviándolo a Hanoi. Encadenado permaneció cuarenta días en prisión, evangelizando prisioneros paganos y exhortando a los cristianos a avivar su fe.

Al ser sometido a juicio se le quiso obligar a pisar la cruz. "He venido para enseñar a los hombres a amar y adorar a Dios representado en la cruz, ¿cómo, pues, voy a cometer el crimen de pisarla?". Condenado a muerte en Hanoi, exhaló su último suspiro amarrado a una estaca.

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Por: . | Fuente: santiebeati.it

Sacerdotes y Mártires

Martirologio Romano: En Londres, Inglaterra, san Albano (Alban Bartolomé) Roe, de la Orden de San Benito, y beato Tomás Green, presbíteros y mártires, los cuales, ya ancianos, durante el reinado de Carlos I dieron su vida por Cristo, siendo ahorcados en Tyburn después de haber pasado en la cárcel diecisiete años el primero y catorce el segundo (1642).

San Albano Bartolomé (en la imágen)

Fecha de canonización: 25 de Octubre de 1970 por el Pope Paulo VI.

Fue uno de los numerosos mártires de entre clérigos y laicos de toda condición, (del simple cura o fraile al alto prelado, del humilde pueblerino al adinerado aristócrata), que padecieron por la fe católica en la Inglaterra de los siglos XVI y XVII, aunque en honor a la verdad hay que indicar que el martirologio inglés ciertamente no tiene su inicio en la persecución azuzada por Enrico VIII desde 1535 con el cisma de Inglaterra ni tampoco concluye al final del reinado de Carlo II en el 1681, realmente da inicio en el tiempo de Diocleciano y se acrecienta durante las invasiones de los anglosajones y los normandos.

El «Acta de Supremacía» de 1534 hace definitiva la separación de Inglaterra de Roma; proclamado por lo tanto al rey como único jefe de la iglesia inglesa, al mismo tiempo se legisló para que quienquiera que se negase a reconocer la supremacía espiritual del rey pudiera ser culpable de alta traición y como tal ser condenado a morir, buscando de ese modo esconder el motivo religioso bajo el móvil político. Así tuvo inicio un largo baño de sangre de la Inglaterra católica que duró casi siglo y medio.

Los primeros mártires fueron un grupo de cartujos londinenses ejecutados el 4 de mayo de 1535 por cuanto prefirieron subir sobre el cadalso antes que renegar la fe de sus padres y negar obediencia espiritual al romano pontífice.

Albano Bartolomé Roe nació en Suffolk en el 1585 y realizó sus estudios en Cambridge. Fue convertido al catolicismo por las respuestas de un preso católico que él quiso convertir al protestantismo. Entonces dejó el suelo patrio y se licenció en teología en el Colegio Inglés de Douai en Francia, que el futuro cardenal Guillermo Allen fundó en la 1568 con la intención de formar jóvenes sacerdotes que luego regresarían a su patria para intentar convertir de nuevo a los que abrazaron el anglicanismo; con la misma intensión fue transformado, en 1578, el antiguo Colegio Inglés de Roma, siempre bajo el auspicio de Allen, y que mereció ser conocido como “Seminarium martyrum”: todos sabían que a el retorno de aquellos jóvenes presbíteros a Inglaterra equivalía a una sentencia de muerte.

Emitida la profesión en el 1612 y ordenado sacerdote, Bartolomé Roe volvió a su patria, pero fue detenido muy poco tiempo después. Estuvo cinco años en la cárcel siendo liberado en 1623 gracias a la intervención del embajador de España, pero fue desterrado. No se dio por vencido, y después de pocos meses volvió a Inglaterra. Traicionado, fue encarcelado de nuevo, ejerció el ministerio sacerdotal entre los compañeros de prisión. Después de algún tiempo le fue concedido el permiso de salir libremente de la prisión lo que él aprovechó para realizar su apostolado. Fue descubierto y condenado a muerte. Subió al cadalso el 21 de enero1642. En el monasterio de Downside se mantiene un paño mojado con su sangre.
Reproducido con autorización de Santiebeati.it

responsable de la traducción: Xavier Villalta

Beato Tomás Green

Fecha de beatificación: 15 de diciembre de 1929 por el Papa Pío XI.

Tomas Reynolds Green nace alrededor del año 1562 en Oxford, Inglaterra. Estudió en Reims (Francia) y en Valladolid y Sevilla (España). Recibió la ordenación sacerdotal el año 1592 y regresó a Inglaterra con el ministerio de lograr la conversión de los ingleses al catolicismo, pero fue capturado y exiliado en 1606. Retornó a su patria y trabajó en secreto hasta que fue nuevamente arrestado en el año 1628. Pasó catorce años en prisión hasta que fuera ahorcado y luego descuartizado el 31 de enero de 1642.

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Por: . | Fuente: Franciscanos.net

Presbítero y Fundador
del Instituto de la Hermanitas de la Sagrada Familia

Martirologio Romano: En Castelletto di Brenzone, junto al lago de Garda, en Italia, beato José Nascimbeni, presbítero, fundador del Instituto de la Hermanitas de la Sagrada Familia (1922).

Fecha de beatificación: 17 de abril de 1988 por el Papa Juan Pablo II.

José Nascimbeni nació en Torri del Benaco (diócesis y provincia de Verona) el 22 de marzo de 1851, hijo de Antonio y Amadea Sartori.

Su padre era carpintero y su madre ama de casa. Familia modesta económicamente, pero religiosamente rica.

Estudió las primeras letras en su pueblo natal, luego en el Colegio de los Jesuitas de Verona, finalmente en el Seminario diocesano. Ordenado Sacerdote el 9 de agosto de 1874.

Nombrado maestro y vicario cooperador en San Pedro di Lavagno, luego en Castelletto, de donde vino a ser párroco en 1885. Durante 37 años ejerció como párroco de dicho lugar, desempeñando una intensa actividad pastoral y social, sobre todo a favor de los jóvenes, los enfermos y los pobres. Tuvo especial cuidado de los moribundos, a quienes auxiliaba con los sacramentos.

Obtuvo para su población los servicios de correo, telégrafo y acueducto. Durante la primera guerra mundial se prodigó en la asistencia a los soldados. Para atender a las necesidades del pueblo con “las obras de caridad espiritual y corporal”, fundó el 4 de noviembre de 1892 las Hermanitas de la S. Familia, con la colaboración de la sierva de Dios María Dominga Mantovani, para colaborar en las actividades parroquiales y en la asistencia a los enfermos.

El 31 de diciembre de 1916, mientras celebraba la Eucaristía, sufrió una hemiplejía izquierda, enfermedad que sobrellevó con admirable paciencia y fe, hasta el 21 de enero de 1922, fecha de su muerte. Tenía 71 años de edad. Sus últimas palabras fueron: "!Viva la muerte porque es el principio de la vida!”.

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Mártires

Martirologio Romano: En Tarraco (hoy Tarragona), ciudad de la Hispania Citerior (hoy España), pasión de los santos mártires Fructuoso, obispo, Augurio y Eulogio, sus diáconos, los cuales, en tiempo de los emperadores Valeriano y Galieno, después de haber confesado su fe en presencia del procurador Emiliano, fueron llevados al anfiteatro y allí, en presencia de los fieles y con voz clara, el obispo oró por la paz de la Iglesia, consumando su martirio en medio del fuego, puestos de rodillas y en oración (259).

Breve Semblanza


En el Peristephanon del calagurritano Aurelio Prudencio está presente como una de las glorias cristianas de la Tarraconense aún romana. El sexto himno hecho de cincuenta y cuatro estrofas de tres versos de once sílabas escritos en los albores del siglo V, cuando el poeta decide según su propia confesión abandonar los honores mundanos para dedicarse al canto de la gloria de Dios hecho en poema latino, al exponer la vida de los que sin excesivo apego a ella la dieron por Jesucristo.

Fructuoso fue obispo de Tarragona y murió mártir, condenado a ser quemado en la hoguera, acompañado por algunos de sus ministros dos de los cuales eran diáconos y con los nombres conocidos de Augurio y Eulogio.

Las Actas de su martirio están reconocidas por los estudiosos como de las pocas que pueden ser consideradas fieles hasta el punto de considerar a Fructuoso como "el protomártir hispano justificado ante la historia" por su autenticidad.
Fue en el tiempo del emperador Valeriano; los cónsules eran Baso y Emiliano.

Fue al despuntar de un día de enero. Llamaron a la puerta del obispo los enviados por las autoridades que querían verle y juzgarle por su fe cristiana ya que se dedicaba a dar instrucción a los fieles y a extender aquella religión. Abrió la puerta cuando llamaron, aún estaba con las sandalias sin atar. Lo llevaron a la cárcel con sus discípulos hasta que se constituyera el tribunal; fue una semana en la que les atendieron los de la "fraternidad" que no abandonaban las puertas de la cárcel; para ellos no había peligro, los romanos sólo buscaban suprimir las cabezas de los jefes o responsables. Al final, la cita con el cónsul Emiliano tiene lugar con la sencillez y resolución de la muerte en la hoguera de los tres cristianos confesos de su condición de creyentes en Cristo y obstinados en rechazar cualquier otra divinidad.

Se ejecutó la condena en el anfiteatro. Entre llamas dieron testimonio firme ante una multitud de paganos vociferantes y muchos cristianos que lloraban su muerte.

El relato es sobrio, sin adornos, escueto. Las palabras del cónsul que iban al grano y las respuestas firmes que no admiten retorno quedaron plasmadas para siempre en testimonio fijo. Casi tan fijo como el premio.

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Por: . | Fuente: Ocarm.org

Sacerdote de la Orden de los
Carmelitas de la Antigua Observancia

Martirologio Romano: En Roma, Beato Angelo Paoli, sacerdote ( 1720)

Fecha de beatificación: 18 de abril de 2010, en San Giovanni in Laterano, Roma, en el pontificado de S.S. Benedicto XVI

Nació el 1 de septiembre de 1642 en Argigliano, anejo entonces del municipio de Fivizzano, hoy de Casola en Lumigiana (Massa). En el bautismo le pusieron el nombre de Francisco. En 1660 recibió la tonsura y las dos primeras órdenes menores. Después de pasar algunos meses con su familia, tomo el habito carmelita en Fivizzano y fue enviado a hacer el no- viciado a Siena y allí pronuncio los votos el 18 de diciembre de 1661. Estudio filosofía y teología en Pisa y Florencia y en esta ciudad celebro su primera Misa I el 7 de enero de 1667.

Su vida puede dividirse en dos periodos: en su provincia religiosa de Toscana y en Roma. El primer periodo se caracteriza por frecuentes cambios de residencia: en Argigliano y en Pistoya, en 1675 vuelve a Florencia como Maestro de novicios. Dieciocho meses más tarde se halla de párroco en Corniola y en 1677, diez meses después, es trasladado a Siena y luego a Montecatini en 1680, donde dos años después se le encarga la enseñanza de la gramática a los religiosos jóvenes; pero ese mismo ano le trasladan a Pisa y pocos meses mas tarde a Fivizzano como organista y sacristán. En 1687 el General de la Orden lo llama a Roma donde, en el convento de S. Martino ai Monti, vivió los treinta y dos años restantes de su vida, primero como Maestro de novicios y luego como ecónomo, sacristán y organista y al mismo tiempo como director del conservatorio para muchachas fundado por Livia Vipereschi.

Durante la primera época de su vida, por doquier había ido dejando a su paso el muy grato recuerdo de un alma sedienta de silencio, de oración, de mortificación, pero sobre todo de un hombre entregado a la caridad espiritual y corporal hacia los enfermos y los pobres, tanto que en Siena le dieron el apelativo de “Padre Caridad”. Y siempre hizo honor a este apelativo dondequiera que se hallara, especialmente en Roma donde cuido de los dos hospitales de S. Juan (el de hombres y el de mujeres) y fundo el hospicio para convalecientes pobres en la avenida entre el Coliseo y la basílica de S. Juan. Su lema fue: “Quien ama a Dios debe buscarlo entre los pobres». Supo también atraer a muchas personas que le imitaron en su atención a los necesitados. Y así se comprobó sobre todo durante las calamidades públicas, tales como los terremotos e inundaciones que se abatieron sobre Roma en los anos 1702 y 1703, en una época en la que el fasto de unos pocos contrastaba con la miseria de la mayoría.

Acertó a dar a los ricos muy buenos consejos y ellos le estimaron y le secundaron y emplearon como mediador en sus propias obras de beneficencia. Enseñó a los pobres a ser agradecidos y a encontrar en su humilde condición motivos de perfeccionamiento moral. Fue consejero de príncipes y de otros “grandes” de la Roma de entonces o de los huéspedes ilustres de la ciudad. Cardenales y altos prelados le tenían en gran estima. Rehusó la púrpura que le ofrecieron Inocencio XII y Clemente XI porque - decía – “habría redundado en perjuicio de los pobres a los que no habría podido atender”.

Tuvo una confianza plena en la Divina Providencia, a la que solía llamar su “despensa”, en la cual nunca falta nada. Esta confianza se vio no pocas veces recompensada con hechos humanamente inexplicables, tales como la multiplicación de cosas sencillas destinadas al alimento de los pobres. Al practicar la caridad, no descuidaba, sin embargo, la justicia: siendo el mismo ejemplo de justa retribución a 1os obreros, sabía conseguir también que obraran con justicia quienes a veces se olvidaban de ello. Su unión profunda con Dios la buscaba en la oración solitaria, ya fuese en una cueva como cuando era niño en Argigliano, en los espacios ilimitados del Monte S. Peregrino, en los sótanos del convento de Florencia, o en las catacumbas romanas, en su celda o en el corillo de la iglesia de S. Martino donde la noche se le pasaba en un santiamén, descansando —solía decir— como S. Juan “sobre el pecho de Cristo por medio de la oración”. Destaco por su amor a la Cruz que quiso alzar incluso materialmente allá donde le fue posible: entre Argigliano y Minucciano, en el Monte S. Peregrino, junto a Corniola, y en Roma tres en el Testaccio y tres dentro del Coliseo. El Señor le dio a conocer algunos sucesos lejanos (como la muerte de Luis XIV y la victoria del Príncipe Eugenio de Saboya; en Petrovaradin) o futuros (como su propia muerte y la de otros). Varias personas le atribuyeron señaladas gracias estando él todavía en vida.

Murió el 20 de enero de 1720 y fue sepultado en la iglesia de S. Martino ai Monti donde se encuentra actualmente en la nave izquierda. Tres af1os después de su muerte se inicio el proceso informativo diocesano en Florencia, Pescia y Roma. El apostólico se desarrollo de 1740 a 1753. La heroicidad de sus virtudes fue reconocida por Pío VI en 1781. El Papa Benedicto XVI el 3 de julio de 2009 firmó el decreto de reconocimiento de un milagro obrado por intercesión del P. Angel.

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Papa y Mártir

Martirologio Romano: San Fabián, papa y mártir, que, siendo simple laico, fue llamado al pontificado por indicación divina y, después de dar ejemplo de fe y virtud, sufrió el martirio en la persecución bajo el emperador Decio. San Cipriano, al hacer el elogio de su combate, afirma que dejó el testimonio de haber regido la Iglesia de modo irreprochable e ilustre. Su cuerpo fue sepultado en este día en el cementerio de Calixto, en la vía Apia de Roma (250).

Etimología: Fabián = Aquel que pertenece a la familia de Fabio, es de origen latino.

Breve Biografía


Sucedió en el papado a San Antero y gobernó la Iglesia unos quince años (236-250), hasta la persecución de Decio, durante la cual sufrió el martirio. Fue sepultado en el cementerio de San Calixto, donde se lee su epitafio. — Fiesta: el 20 de enero, junto con la de San Sebastián. Misa propia.

Sabemos muy poca cosa de este pontífice. Pero figura en el Catálogo Liberiano y en el Liber Pontificalis, y nos hablan de él San Cipriano de África, San Jerónimo y el historiador Eusebio de Cesarea. Este último refiere que en una ocasión en que Fabián regresaba del campo con algunos amigos, la multitud de los cristianos se hallaba congregada para la elección de nuevo Papa. Nadie pensaba en él, cuando una paloma vino a posarse sobre su cabeza. Lo muchedumbre, conmovida por el hermoso espectáculo, empezó a gritar y repetir: «¡Fabián, pontífice!». Y él no tuvo más remedio que acceder.

El Liber Pontificalis lo hace natural de Roma, aunque alguna leyenda le atribuye procedencia extranjera. Es también legendaria la atribución que se le adjudica de tres cartas de la colección llamada del Seudo-Isidoro y del decreto 21 del Código de Graciano.

De su pontificado, pueden reseñarse varias cosas hermosas y notables. Menciónanse algunos edificios mandados erigir por él encima de los cementerios o catacumbas, aprovechando, por cierto, un período de tranquilidad que gozó la Iglesia después de la persecución de Maximino Tracio.

Distribuyó los distritos urbanos a los siete diáconos, para que fuese mejor atendida la beneficencia y estuviesen bien administrados los fondos de la Iglesia. Medida que estuvo en vigor durante muchos siglos y que señala los comienzos de las regiones eclesiásticas y de la administración religiosa.

Instituyó también siete subdiáconos, para que recogiesen y archivasen las actas y gestas de los mártires, redactadas asimismo por siete notarios. En toda esa organización podemos ver un esquema oficial del clero, necesario para el ordenado ejercicio del culto y de la caridad cristiana.

Fue el suyo un tiempo de controversias teológicas, especialmente en Roma. Uno de los efectos que las ocasionaron fue el cisma llamado de Novaciano, que estalló en el pontificado siguiente (el de San Cornelio), pero se había incubado durante el del Papa Fabián, gracias tal vez a la bondad y dulzura del Pontífice.

En efecto, Novaciano, de Roma, y Novato, de Cartago, íntimos amigos, defendieron un error de tipo puritanista, enfrentándose con el criterio del Papa Cornelio. Sus numerosos adeptos eligieron Papa a Novaciano.

Duró el cisma poco tiempo. Consistía el error en acusar de indulgente al Papa con respecto a los lapsos, es decir, a los caídos en apostasía u otro pecado enorme, y en propugnar que la Iglesia no había de estar integrada más que por personas puras (cátaros), no debiendo ni pudiendo ser readmitidos en su seno los que pecaban después del Bautismo, pues el poder de perdonar no pertenecía más que a Dios.

Ahora bien: la rebelión de Novaciano no obedecía a una razón doctrinal, sino a una razón moral y síquica. Novaciano era un escritor brillante, que en tiempo de San Fabián había dado a luz un tratado sobre la Trinidad —no de gran valor teológico, por cierto—, con el cual quiso refutar doctrinas heréticas gnósticas; pero, a pesar de su magnífico estilo y de su buena intención en este caso, se caracterizaba por su índole altanera.

El Papa Fabián, prendado de su ingenio, dejó que fuese ordenado presbítero, confiando en los buenos servicios que podía prestar a la Iglesia. No pensó que sus defectos pudieran hacer de él un antipapa. Así fue, sin embargo. Su espíritu soberbio y ambicioso le convirtieron en tal, cuando, en 251, en vez de su propia elección, vio que era elevado al solio pontificio San Cornelio.

Fuera del ámbito de Roma, intervino Fabián en la deposición del obispo africano Privato, y mantuvo correspondencia con Orígenes, el gran pensador y exegeta de Alejandría, que quería justificar algunos puntos controvertidos de su doctrina.

Atribúyesele asimismo el primer envío de misioneros a las Galias.

En el orden litúrgico-sacramental, fue Fabián el pontífice que mandó fuese quemado y renovado todos los años, en Jueves Santo, el santo crisma. Además, hizo cinco ordenaciones, todas en el mes de diciembre, en las cuales creó veintidós presbíteros, siete diáconos y once obispos para diversas diócesis.

La efigie de San Fabián aparece en los plafones pictóricos de la Capilla Sixtina, y la antigua cristiandad le tributó una veneración saturada de simpatía.

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Por: . | Fuente: Vatican.va

Sacerdote y Fundador
de la Congregación de la Santa Cruz

Martirologio Romano: En Le Mans, Francia, beato Basilio Antonio María Moreau, presbítero, fundador de la Congregación de los Religiosos y Religiosas de la Santa Cruz ( 1873).

Fecha de beatificación: 15 de septiembre de 2007 por el Papa Benedicto XVI.

Breve Biografía

El Beato Basilio Antonio María Moreau nació en Laigné-en-Bélin, distrito de Le Mans (Francia), el 11 de febrero de 1799. Fue el octavo de catorce hijos de una familia piadosa. Con su párroco, el p. Julián Le Provost, aprendió las primeras nociones de latín. Prosiguió los estudios en el colegio de Château-Gontier, y los terminó en el seminario mayor de Le Mans. El 12 de agosto de 1821 recibió la ordenación sacerdotal. En su corazón ardía el celo por las misiones, pero su obispo, mons. De la Myre, que lo quería para profesor en el seminario diocesano, lo envió a realizar estudios superiores, primero en San Sulpicio, en París, y después en la "Solitude D´Issy", dirigida también por los sulpicianos. Allí permaneció de 1822 a 1823, y encontró a quien sería su padre espiritual, el p. Gabriel Mollevaut. Al volver a Le Mans, enseñó filosofía, teología dogmática y sagrada Escritura desde 1823 hasta 1836. Al mismo tiempo, desarrolló con fruto una intensa actividad pastoral.

En 1833 participó en la fundación del Buen Pastor de Le Mans, institución destinada a la reeducación de delincuentes juveniles. En 1835 su obispo, mons. Bouvier, le encargó la guía espiritual de la congregación de los Hermanos de San José, constituida por laicos fervorosos que tenían como misión instruir a la gente del campo de Le Mans. En ese mismo año fundó la sociedad de Sacerdotes Auxiliares, con la finalidad de ayudar a los párrocos mediante retiros espirituales, predicaciones de misiones populares y cursillos. El 1 de marzo de 1837 el p. Basilio unió los Sacerdotes Auxiliares con los Hermanos de San José en una única comunidad, que tomó el nombre de Congregación de la Santa Cruz.

Completó su obra en 1841, fundando la rama femenina de las Marianitas de la Santa Cruz. De ese modo, realizó su ideal de una única congregación religiosa con tres secciones, siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret: a los sacerdotes les dio el nombre de Salvatoristas; a los hermanos, el de Josefinos; y a las religiosas, el de Marianitas.

La finalidad de la Congregación era: la educación, la predicación, sobre todo en las zonas rurales y en las misiones extranjeras, el ministerio parroquial, la difusión de la buena prensa, así como la dirección de casas destinadas a la acogida de delincuentes jóvenes o de personas abandonadas.

Entre los años 1840 y 1847 la Congregación, respondiendo al impulso misionero de su fundador, envió a algunos de sus miembros a Argelia, Estados Unidos y Canadá para establecer nuevas casas. Por deseo expreso del Papa Pío IX, el p. Basilio fundó en Argelia las primeras escuelas cristianas del país y contribuyó a la introducción y al progreso de la Iglesia católica en Estados Unidos. En 1853 la Congregación asumió la responsabilidad de la misión en Bengala (actualmente Bangladesh).

La vida del p. Basilio, como la vida de casi todos los fundadores, estuvo marcada por el sufrimiento y la incomprensión, pero él se sintió siempre un simple instrumento en las manos de Dios: "La obra de la Santa Cruz —escribió a sus hijos espirituales— no es obra del hombre, sino obra de Dios mismo. (...) Por eso os exhorto a renovar el espíritu de vuestra vocación, que es un espíritu de pobreza, castidad y obediencia".

Aunque el nombre elegido para la Congregación no fue fruto de su devoción particular a la cruz de Cristo, esta estuvo muy presente en su vida, e insistió a menudo en ella para formar la vida espiritual de sus miembros. Por eso dio como lema a su comunidad el verso de un himno litúrgico: "Salve, oh cruz, nuestra única esperanza".

El Beato vivió retirado durante sus últimos años en una casita junto al Instituto de la Santa Cruz; predicaba en las parroquias de los alrededores de Le Mans, donde murió el 20 de enero de 1873.

Las tres ramas de la Congregación, que han ido creciendo y extendiéndose por el mundo, están presentes en Francia, África y Asia. Desempeñan su misión en escuelas y universidades, en la pastoral y servicios sociales. La fase diocesana de la causa de beatificación del Beato comenzó en Le Mans en 1948; en 1994 prosiguió en Roma, en la Congregación para las causas de los santos. El 12 de abril de 2003 el Santo Padre Juan Pablo II declaró al p. Basilio Antonio María Moreau "venerable" reconociendo sus virtudes heroicas.

S.S. Benedicto XVI, luego del reconocimiento de la milagrosa recuperación de la señora Laurette Comtois de una pleuroneumonia1 con efusión masiva en el hemitórax izquierdo durante el puerperio2, misma que fue rápida, perfecta y duradera, gracia obtenida por intercesión de Antonio María Moreaulo. lo declaró beato el 15 de septiembre de 2007 en ceremonia realizada en LeManas (Francia).

Reproducido con autorización de Vatican.va

Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato Basilio, contacte a:
Congregazione di S. Croce
via Framura, 85
00168 Roma, ITALY
- o -
Soeurs de Sainte-Croix
905, rue Basile-Moreau
Saint-Laurent, QC H4L 4A1, CANADA
- o -
Sisters of the Holy Cross
Saint Mary’s
Bertrand Hall, Notre Dame, IN 46556, USA

1- o -
Marianites of the Holy Cross
1011 Gallier Street

2New Orleans, LA 70117, USA


1 Pleuroneumonia: Inflamación severa del pulmón y de la doble membrana que lo cubre, complicada con una neumonía. (regresar)

2 Puerperio: Es el período que inmediatamente sigue al parto y que se extiende el tiempo necesario (usualmente 6-8 semanas) o 40 días para que el cuerpo materno —incluyendo las hormonas y el aparato reproductor femenino— vuelvan a las condiciones pre-gestacionales, aminorando las características adquiridas durante el embarazo. (regresar)

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Abad

Martirologio Romano: Conmemoración de san Macario el Grande, presbítero y abad del monasterio de Scete, en Egipto, que, considerándose muerto al mundo, vivía sólo para Dios, enseñándolo así a sus monjes (c. 390).

Etimología: Macario = Aquel que ha encontrado la felicidad, es de origen griego.

NOTA: En la actualidad el Martirologio lo recuerda el 19 de enero, en el calendario anterior se lo celebraba el 16 de febrero

Breve Biografía


Este santo nació en Egipto por el año 300. Pasó su niñez como pastor, y en las soledades del campo adquirió el gusto por la oración y por la meditación y el silencio.

Una mujer atrevida le inventó la calumnia de que el niño que iba a tener era hijo de Macario, el cual, según decía ella, la había obligado a pecar. La gente enardecida arrastró al pobre joven por las calles. Pero él le pidió al Señor en su oración que hiciera saber a todos la verdad, y sucedió que tal mujer empezó a sentir terribles dolores y no podía dar a luz, hasta que al fin contó a sus vecinos quién era el verdadero papá del niño. Entonces la gente se convenció de la inocencia de Macario y cambió su antiguo odio por una gran admiración a su humildad y a su paciencia.

Para huir de los peligros del mundo, Macario se fue a vivir en un desierto de Egipto, dedicándose a la oración, a la meditación y a la penitencia, y allí estuvo 60 años y fueron muchos los que se le fueron juntando para recibir de él la dirección espiritual y aprender los métodos para llegar a la santidad.

El obispo de Egipto ordenó de sacerdote a Macario para que pudiera celebrarles la misa a sus numerosos discípulos. Después fue necesario ordenar de sacerdotes a cuatro de sus alumnos para atender las cuatro iglesias que se fueron construyendo allí cerca donde él vivía, para los centenares de cristianos que se habían ido a seguir su ejemplo de oración, penitencia y meditación en el desierto.

Macario quería cumplir aquella exigencia de Jesús: "Si alguno quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo", y se dedicó a mortificar sus pasiones y sus apetitos. Estaba convencido de que nadie será puro y casto si no les niega de vez en cuando a sus sentidos algo de lo que estos piden y desean. Deseaba dominar sus pasiones y dirigir rectamente sus sentidos. Sentía la necesidad de vencer sus malas inclinaciones, y notó que el mejor modo para obtener esto era la mortificación y la penitencia. Como su carne luchaba contra su espíritu, se propuso por medio del espíritu dominar las pasiones de la carne. A quienes le preguntaban por qué trataba tan duramente a su cuerpo, les respondía: "Ataco al que ataca mi alma". Y si a alguno le parecían demasiadas sus mortificaciones le decía: "Si supieras las recompensas que se consiguen mortificando las pasiones del cuerpo, nunca te parecerían demasiadas las mortificaciones que se hacen para conservar la virtud".

En aquellos desiertos, con 40 grados de temperatura y un viento espantosamente caliente y seco, no tomaba agua ni ninguna otra bebida durante el día. En un viaje al verlo torturado por la sed, un discípulo le llevó un vaso de agua, pero el santo le dijo: "Prefiero calmar la sed, descansando un poco debajo de una palmera", y no tomó nada. Y a uno de sus seguidores les dijo un día: "En estos últimos 20 años jamás he dado a mis sentidos todo lo que querían. Siempre los he privado de algo de lo que más deseaban".

Dominaba su lengua y no decía sino palabras absolutamente necesarias. A sus discípulos les recomendaba mucho que como penitencia guardaran el mayor silencio posible. Y les aconsejaba que en la oración no emplearan tantas palabras. Que le dijeran a Nuestro Señor: "Dios mío, concédeme las gracias que Tú sabes que necesito". Y que repitiera aquella oración del salmo: "Dios mío, ven en mi auxilio, Señor date prisa en socorrerme".

Admirable era el modo como moderaba su genio y su carácter, de manera que la gente quedaba muy edificada al verlo siempre alegre, de buen genio y que no se impacientara por más que lo ofendieran o lo humillaran.

A un joven que le pedía consejos de cómo librarse de la preocupación del qué dirán los demás, lo mandó a un cementerio a que les dijera un montón de frases duras a los muertos. Cuando volvió le preguntó Macario: Qué te respondieron los muertos? NO me respondieron nada, le dijo el joven. ¡Entonces ahora vas y les dices toda clase de elogios y alabanzas! El muchacho se fue e hizo lo que el santo le había mandado, y éste volvió a preguntarle: ¿Qué te respondieron los muertos? ¡Padre, nada me respondieron! "Pues mira", le dijo el hombre de Dios: "Tú tienes que ser como los muertos: ni entristecerte porque te critican y te insultan, ni enorgullecerte porque te alaban y te felicitan. Porque tú eres solamente lo que eres ante Dios, y nada más ni nada menos".

A uno que le preguntaba qué debía hacer para no dejarse derrotar por las tentaciones impuras le dijo: "Trabaje más, coma menos, y no les conceda a sus sentidos y a sus pasiones el gusto al placer inmediato. Quien no se mortifica en lo lícito, tampoco se mortificará en lo ilícito". El otro practicó estos consejos y conservó la castidad.

Macario le pidió a Dios que le dijera a qué grado de santidad había llegado ya, y Nuestro Señor le dijo que todavía no había llegado a ser como la de dos señoras casadas que vivían en la ciudad más cercana. El santo se fue a visitarlas y a preguntarles qué medios empleaban para santificarse, y ellas le dijeron que los métodos que empleaban eran los siguientes: dominar la lengua, no diciendo palabras inútiles o dañosas. Ser humildes, soportando con paciencia las humillaciones que recibían y la pobreza y los oficios sencillos que tenían que hacer. Ser siempre amables y muy pacientes, especialmente con sus maridos que eran muy malgeniudos, y con los hijos rebeldes y los vecinos ásperos y poco caritativos. Y como medio muy especial le dijeron que se esmeraban por vivir todo el día en comunicación con Dios, ofreciéndole al Señor todo lo que hacían, sufrían y decían, todo para mayor gloria de Dios y salvación de las almas.

Los herejes arrianos que negaban que Jesucristo es Dios, desterraron a Macario y sus monjes a una isla donde la gente no creía en Dios. Pero allí el santo se dedicó a predicar y a enseñar la religión, y pronto los paganos que habitaban en aquellas tierras se convirtieron y se hicieron cristianos.

Cuando los herejes arrianos fueron vencidos, Macario pudo volver a su monasterio del desierto. Y sintiendo que ya iba a morir, pues tenía 90 años, llamó a los monjes para despedirse de ellos. Al ver que todos lloraban, les dijo: "Mis buenos hermanos: lloremos, lloremos mucho, pero lloremos por nuestros pecados y por los pecados del mundo entero. Esas sí son lágrimas que aprovechan para la salvación".

Jesús dijo: "Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados (Mt. 5). Dichosos los que lloran y se afligen por sus propios pecados. Dichosos los que lloran por las ofensas que los pecadores le hacen a Dios. Lloremos arrepentidos en esta vida, para que no tengamos que ir a llorar a los tormentos eternos". Y murió luego muy santamente. Llevaba 60 años rezando, ayunando, haciendo penitencia, meditando y enseñando, en el desierto.
 

Oración
San Macario, santo penitente:
consíguenos de Dios la gracia de hacer penitencia por nuestros pecados en esta vida,
para no tener que ir a pagarlos en los castigos de la eternidad.
Amén


¡Felicidades a quienes tengan este nombre!

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Por: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com

Mártir

Martirologio Romano: En Esmirna, de Asia (hoy en Turquía), pasión de san Germánico, mártir de Filadelfia en tiempo de los emperadores Marco Antonino y Lucio Aurelio. Fue discípulo de san Policarpo, al que precedió en el martirio, y condenado por el juez en el vigor de la primera juventud, por gracia de Dios superó el miedo de la fragilidad corporal, llegando a provocar él mismo al animal que le destinaron para su sacrificio (c. 167).
Todo lo que sabemos de San Germánico se reduce a lo que nos dice la carta a los cristianos de Esmirna sobre la persecución en la que fue hecho prisionero San Policarpo: "Pero demos gracias a Dios, porque Germánico triunfó de sus enemigos.

En efecto, el muy noble joven alentó el valor de los otros con su cons tancia, e hizo frente a las fieras, en forma admirable. Como el procónsul tratase de salvarle, rogándole que se apiadara de su propia juventud, Germánico, expresó su deseo de verse libre de la compañía de hombres tan descarriados, Y él mismo provocó valientemente a las fieras para que le atacaran.

Al ver la multitud el maravilloso valor de los cristianos, amados del Señor y temerosos de Dios, empezó a gritar: ¡Mueran los enemigos de los dioses! ¡Traed a Policarpo!" Este relato es uno de los documentos más auténticos que poseemos sobre la Iglesia primitiva. Eusebio cita este pasaje en su "Historia Eclesiástica", y el texto completo nos ha llegado por una fuente independiente.

Hay que notar que Germánico, al provocar contra sí a las fieras para librarse cuanto antes de la abyecta compañía de los paganos y judíos, hizo realmente el gesto que San Ignacio de Antioquía se proponía hacer (ad Rom. 5). El mismo Martirologio Romano nos hace pensar en el ejemplo de San Ignacio de Antioquía, diciendo que Germánico, "que había sido molido por los dientes de las fieras, mereció unirse con el Verdadero Pan, Jesucristo, muriendo por su causa".

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Mártires

Martirologio Romano: En la vía Cornelia, en el decimotercer miliario antes de Roma, en el cementerio de Ninfa, santos Mario, Marta, Audifax y Abaco, mártires (c. s. IV).

Etimología Mario: propio de la gente que pensaba decendía del dios Marte, es de origen latino.

Marta = señora, es de origen arameo.

Ejemplo de familias cristianas, San Mario, su mujer Marta y sus dos hijos, Abaco y Audifax, de la nobleza persa, dejaron su tierra y se dirigieron a Roma, para visitar los sepulcros de los mártires y consolar a los cristianos que sufrían en la prisión.

Con la ayuda de un sacerdote, pudieron dar cristiana sepultura a 260 mártires, cuyos cuerpos estaban decapitados y permanecían en el campo expuestos a las inclemencias del tiempo. Pero mientras realizaban su buena obra, fueron sorprendidos por las autoridades romanas y llevados ante tribunal. El prefecto Flaviano y el gobernador Marciano, habrían realizado el interrogatorio.

Durante el imperio de Decio, éste había ordenado que aquellos que fueran sospechosos de ser cristianos, para no ser condenados a muerte debían hacer un acto de adhesión al culto pagano como adorar la estatua del emperador, o quemar un gramo de incienso ante la estatua de algún Dios. Por supuesto, Mario y su familia no aceptaron tal cosa y fueron decapitados.

Se les dio sepultura en un campo donde luego se edificó una iglesia, meta de innumerables peregrinaciones durante la Edad Media.

Pidamos por su intercesión que nos dé el Señor gozar de la paz en esta tierra y encontrar luego la alegría en la vida eterna.

Sus reliquias en Chile

Las reliquias de San Mario, estuvieron ocultas por muchos años en el interior de la Iglesia San Ignacio de Loyola en Santiago de Chile, hasta que por casualidad fueron encontradas el 24 de junio de 1994. Las reliquias fueron traídas de Roma, de las catacumbas, en el siglo XVIII por el Padre Haymbhausen, ocultas dentro de esta imagen de cera que encargó en su tierra natal, Baviera. Estos restos fueron traídos especialmente para acrecentar, en Chile, la devoción a este Santo Mártir. Se encuentran ubicados bajo el altar donde está la pintura de San Ignacio.

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Por: Atanasio Angelini, o.s.a. (+ 1987). | Fuente: Osanet.org

Abadesa

Martirologio Romano: En la ciudad de Cassia, en Italia, beata María Teresa (María Juana) Fasce, abadesa del monasterio de la Orden de San Agustín, que supo unir la ascesis y la contemplación junto con obras de caridad hacia los peregrinos e indigentes (1947).

Fecha de beatificación: 12 de octubre de 1997 por el Papa Juan Pablo II.

María Teresa nació en Torriglia (Génova). De carácter fuerte y voluntarioso, amante del recogimiento y la oración, era también dinámica y vivaz, comprensiva y dispuesta a ayudar en cualquier momento que se presentase la oportunidad de hacer el bien. El ideal monástico le llegó pronto al corazón, pero debió orar mucho, debió esperar y sufrir, antes de poder obtener el consentimiento de entrar en el oasis al que Dios la llamaba.

El Monasterio de Santa Rita, en Casia, la recibió corno postulante a los veinticinco años en 1906. En la noche de Navidad ofreció al Señor su juventud, vistiendo el hábito agustiniano y, al año siguiente, en la misma solemnidad, selló su inmolación con los votos religiosos. Ella misma, en una carta a su hermana, le comentó: "Ahora no me resta sino comenzar una vida verdaderamente religiosa, en la que no tenga que recibir un día algún reproche de los ángeles o de los hombres".

Desde 1914, las jóvenes novicias la tuvieron corno maestra de ejemplo y de palabra. De 1917 a 1920, Dios la llamó a ocupar la grave responsabilidad de Vicaria. De 1920 hasta su muerte, con voto unánime y de trienio en trienio, las hermanas la eligieron abadesa, convirtiéndose en "la Madre" por antonomasia.

Testimonios claros, vivos y espléndidos de su actividad corno superiora, fueron y siguen siendo las obras que ella ideó y supo llevar a cabo, superando grandes dificultades, con ánimo indomable y serena sabiduría, destacando entre todas el templo de Santa Rita y la divulgación de su culto por el mundo entero. La pequeña capilla que guardaba el cuerpo de la Santa Taumaturga cuando ella llegó al Monasterio era casi desconocida. Hoy la basílica es meta de cientos de miles de peregrinos que siguen su vida por medio del boletín Dalle api alle rose, por ella misma ideado en el lejano 1923, y que por medio de Santa Rita se acercan a Dios. Éste era precisamente el sueño de la Madre, quien en una carta de 1943, auspiciando el final del conflicto bélico, presagiaba: "Esperemos que pronto el Señor nos conceda la gracia de un final pacífico, y entonces Casia verá un número infinito de personas deudoras de favores recibidos".

Al amparo del templo, fueron acogidas por su gran corazón las huerfanitas, que ahora, en gran número, viven en la moderna “colmena Santa Rita”. En torno al monasterio, reflejo de su vida, surgen otras obras importantes, como el seminario agustiniano, el hospital Santa Rita, y la casa de ejercicios. El amor y los sufrimientos de Madre Teresa fueron y son su savia vital.

La fragilidad de su cuerpo fue para Teresa un lento, duro y larguísimo calvario. El espíritu la sostuvo hasta el último día. "Me voy de este mundo - escribía - con fe, esperanza y amor. Espero veros pronto allá arriba,... allá donde reina Dios y donde viviremos para siempre bendiciendo las pruebas tenidas en el destierro". Volvió al Padre el 18 de enero de 1947. Sus restos descansan en la cripta, junto a la Santa que tan entrañablemente amó, y espera en paz la hora de la gloria.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata María Teresa, contacte a:
Monache Agostiniane
06043 Cascia (PG), ITALIA

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Fundadora de la Congregación de
las Hermanas de Santa Catalina de Alejandría

Martirologio Romano:En la ciudad de Braunsberg (actual Braniewo), en Prusia, beata Regina Protmann, virgen, que, llena de amor por los pobres, se entregó generosamente al servicio de los indigentes, fundando la Congregación de las Hermanas de Santa Catalina (1613).

Fecha de beatificación: 13 de junio de 1999 por el Papa Juan Pablo II.

La beata Regina Protmann nació en el seno de una familia católica burgueza, en Braunsberg – Ermeland (actualmente Braniewo, Polonia) el año 1552.

A 19 años dejó las comodidades de la casa paternal para apartarse junto a tres compañeras, en una casita vieja y ruinosa, para iniciar así una vida de comunidad, dedicada a Dios, en la pobreza absoluta y al servicio del prójimo. Fue en esas circunstancias, que inspirada por el Espíritu Santo y con la ayuda de sacerdotes jesuitas, teniendo como objetivo el brindar asistencia a los enfermos y necesitados, fundó una congregación de tipo contemplativa - activa, cosa que en aquel tiempo era toda una innovación, porque tan sólo existían los conventos de clausura.

La Congregación recibió la aprobación papal en 1662, propagándose en Polonia y en Lituania y, luego también en Finlandia, Rusia, Inglaterra, Brasil, Alemania, Italia y Togo.

Dedicó especial atención a la pastoral a la mujer. La beata Regina, olvidándose de sí misma, abarcaba, con una mirada clarividente, las necesidades del pueblo y de la Iglesia. Las palabras «como Dios quiera» se convirtieron en lema de su vida. Su ardiente amor la impulsaba a cumplir la voluntad del Padre celestial, a ejemplo del Hijo de Dios. No temía aceptar la cruz del servicio diario, dando testimonio de Cristo resucitado.

Murió el 18 de enero de 1613, luego de un período de larga y dolorosa enfermedad. En la actualidad su obra cuenta con unas 120 casas, repartidas por todo el mundo.

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Por: . | Fuente: Osanet.org

Virgen

Martirologio Romano: En la ciudad de L’Aquila, en el Abruzo (Italia), beata Cristina (Matías) Ciccarelli, virgen, de la Orden de San Agustín (1543).

Fecha de canonización: Su culto fue confirmado por el Papa Gregorio XVI en 1841.

Mattia Ciccarelli, fruto del matrimonio formado por Domingo y María de Perícolo, nació en Colle di Lucoli, provincia de L’Aquila (Italia), el 24 de febrero de 1480. Fue la última de seis hermanos. Ya desde la más temprana edad se distinguió por las virtudes de la obediencia, la humildad y la modestia. Su amor por la oración la llevaba a retirarse en el rincón más escondido de la casa y postrarse devotamente ante una imagen de la Virgen de la Piedad. A las oraciones unió constantemente mortificaciones y rigurosos ayunos, flagelando su cuerpo para borrar de él todo signo de belleza e impedir así ser admirada. A los once años conoció al beato Vicente de L’Aquila, que sería su director espiritual y al que confió su íntimo deseo de consagrarse por completo a Dios abrazando la vida religiosa. En junio de 1505 entró en el monasterio de Santa Lucía de las Agustinas observantes en L’Aquila, donde tomó el velo y cambió su nombre por el de Cristina.

La gran piedad, la sumisión más completa y la absoluta humildad de que dio cotidianamente claras pruebas, le alcanzaron en breve la veneración de todas las hermanas de hábito que no tardaron en elegirla abadesa, cargo para el que, muy a pesar suyo, fue reelegida repetidas veces.

Conocida por su santidad, por sus visiones y los milagros realizados, Cristina fue visitada continuamente por una gran muchedumbre de personas, desde las más modestas a las más distinguidas. Entre los diversos éxtasis con que Dios quiso favorecerla, dos resultan verdaderamente admirables: el tenido en una solemnidad de la fiesta del Corpus, cuando se la encontró levantada sobre tierra más de cinco palmos, mientras sobre su pecho resplandecía la hostia santa dentro de un ostensorio de oro (expresión con la que suele representarse a la beata), y el acaecido en un viernes y sábado santos, en los que, según su propia confesión, llegó a sentir en su carne gran parte de los dolores de la pasión de nuestro Señor.

De salud precaria y afligida por distintas enfermedades, Cristina murió el 18 de enero de 1543.

Suprimido el monasterio de agustinas de Santa Lucía el 12 de octubre de 1908, los restos mortales de la beata fueron trasladadas al monasterio de san Amico. El culto público comenzado inmediatamente después de su muerte fue confirmado por Gregorio XVI en 1841.

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Por: . | Fuente: ACIprensa.com

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En la ciudad de Tocolatlán, en México, san Jenaro Sánchez Delgadillo, presbítero, mártir durante la persecución mexicana (1927).

Fecha de canonización: 21 de mayo de 2000 por el Papa Juan Pablo II.

Nació el 19 de septiembre de 1886 en Agualele, población cercana a Zapopan, Jalisco. Sus padres fueron Cristóbal Sánchez y Julia Delgadillo, de condición humilde y cristianos observantes, que en el pueblo gozaban de estima por ser personas muy buenas.

Jenaro llegó a Tamazulita en el año de 1923, acompañado de sus padres. En este lugar ejerció su ministerio hasta su martirio, en enero de 1927.

Ante la persecución desatada por el gobierno de Calles, especialmente contra los sacerdotes, el Padre Jenaro sintió en su corazón la imposibilidad de desempeñar convenientemente su ministerio, y lloró cuando se dio orden de cerrar los templos.

Desde antes de llegar a Tamazulita había sentido ya el primer impacto de la persecución cuando fue encarcelado por leer en el templo parroquial de Zacoalco, Jalisco, la carta pastoral de su obispo, Monseñor Francisco Orozco y Jiménez.

La carta era una protesta del prelado por los artículos persecutorios que contra la Iglesia y sus ministros contenía la Constitución de 1917.

Al suspenderse el culto público el P. Jenaro tuvo que ejercer su ministerio sacerdotal a escondidas. En varias ocasiones comentó con algunos de ellos: "En esta persecución van a morir muchos sacerdotes y tal vez yo sea uno de los primeros". Y así fue.

El 17 de enero de 1927 el P. Jenaro andaba en el campo con un grupo de vecinos. Al regresar al rancho, el Padre y sus acompañantes se dieron cuenta que unos soldados los andaban buscando. Al llegar al rancho el sacerdote fue apresado y llevado a Tecolotlán.

El jefe de los soldados, mandó soltar a todos menos al sacerdote, a quien le pusieron una reata al cuello. El P. Jenaro dijo: "Bueno, paisanos, me van a colgar; yo los perdono y que mi Padre Dios también los perdone, y siempre ¡Qué viva Cristo Rey!".

Luego los soldados jalaron de la reata con violencia de manera que la cabeza del Padre Jenaro pegó contra la rama del mezquite donde habían colgado la soga. Así duró el cuerpo hasta la madrugada y antes de que amaneciera volvieron los soldados, le dieron un balazo en el hombro izquierdo, lo bajaron y ya estando en el suelo el cadáver, un soldado le dio un bayonetazo que casi lo traspasó.

Cerca de las once de la mañana dieron aviso a la madre del sacerdote y doña Julia llegó y abrazó el cadáver de su hijo y, colocándolo sobre sus rodillas, lloró amargamente.

La noticia de la muerte movió a los habitantes de los alrededores a trasladarse en masa a Tecolotlán. Al ver tal cantidad de gente las autoridades temieron una reacción violenta de la muchedumbre, por lo que ordenaron la inmediata sepultura del P. Jenaro.

Su recuerdo y testimonio quedó grabado en la memoria de la Iglesia de México y los fieles no dejaron de invocar su intercesión.

El Papa Juan Pablo II lo canonizó junto a otros 24 mártires méxicanos en el Jubileo del año 2000, el 21 de mayo.

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Por: . | Fuente: NotiDiocesis.com

Religiosa

Martirologio Romano: En Fréjus, ciudad de la Provenza, en Francia, santa Roselina, priora de Celle-Roubaud, de la Orden de la Cartuja, que se distinguió por su abnegación y por su austeridad en la comida, el sueño y el ayuno (1329).

Fecha de canonización: Su culto fue confirmado por el Papa Pío IX en 1851.

Virgen y monja de la Orden de la Cartuja que debido a sus magníficas virtudes fue nombrada priora del convento de Celle-Roubaud, en Fréjus, ciudad de la Provenza, en Francia, distinguiéndose además durante toda su vida por su abnegación y por su austeridad en la comida, el sueño y el ayuno.

Nació en Château d´Arcs en Provenza (Francia) el 27 de enero del año 1263, dentro de la nobilísima familia provenzal de los Villeneuve. Sus padres, el barón Arnaldo des Arcs y de Trans, y su madre Sibilla de Sabran, le procuraron una educación cristiana.

Si bien la santidad puede ser evidente en las personas a cualquier edad, pues la Providencia es quien dispone, en Roselina fue verdaderamente precoz. Los biógrafos, amantes de lo maravilloso, relatan que Roselina no sólo comparte el nombre con Santa Rosa de Viterbo, sino también un prodigio... floral. Narran que, mientras llevaba a escondidas pan para dar a los pobres, fue sorprendida por su padre quien le preguntó qué cosa escondía; ella respondió que eran flores, y cuando abrió su delantal, efectivamente, apareció un ramo de rosas. Un prodigio similar es narrado también en la vida de la santa de Viterbo.

Muy joven Roselina -a sus 15 años de edad-, despreciando los bienes del mundo se consagró a Dios en la Orden de la Cartuja, en Bertaud, en la diócesis de Gap, Francia. Pocos años después, debido a su especial dedicación, fortaleza y piedad, fue electa priora de la cartuja de Celle-Roubad, en el Fréjus, también en territorio francés. Su hermano Hélion de Villeneuve fue un gran benefactor de este monasterio, donde a sus expensas hizo construir una iglesia consagrada por el obispo de Digne, Elzeario.

Roselina, tras una vida de intensa oración y disciplina en la que el Señor le concedió el don de varias visiones y experiencias místicas, murió el 17 de enero de 1329. Fue sepultada en el cementerio común de dicho monasterio, pero como fuera tanta la fama de su santidad cinco años más tarde su cuerpo fue transferido a la iglesia que hiciera construir su hermano.

Sobre su sepulcro se verificaron numerosos milagros. Posteriormente sus reliquias fueron trasladadas en varias ocasiones, reposando actualmente en una capilla a ella dedicada en Celle-Roubad. Sus ojos, particularmente brillantes, se conservan en un relicario, y es debido a este prodigio que se la invoca contra las enfermedades de los ojos. Asimismo, en una última traslación efectuada en 1904 para evitar que su cuerpo sufriera mayor descomposición debido a las larvas presentes ya en el viejo relicario, los médicos que participaron pudieron ver las venas, músculos, tendones, intestinos, el pericardio y casi todo el cerebro intactos. Algunas de estas reliquias fueron entregadas a la Gran Cartuja para ser distribuidas, conservadas y veneradas entre los monasterios de la Orden.

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Por: . | Fuente: Santiebeati.it

Obispo

Martirologio Romano: En Bourges, ciudad de Aquitania, san Sulpicio, llamado el Pío, obispo, que habiendo pasado del palacio real al episcopado, su mayor preocupación fue el cuidado de los pobres (647).
San Sulpicio II, llamado «el Pío», fue obispo de Bourges, en la Francia centro-septentrional. Su vida, escrita poco después de su muerte, narra una versión bastante clásica de su juventud, es decir, el pasaje de una vida agitada a la renuncia a sus bienes y la completa donación a los pobres, seguida de una conducta muy austera: rígidos ayunos, oración nocturna, recitación cotidiana del salterio entero.

No nos ha llegado la fecha de su elección como obispo, situada habitualmente antes del 627, porque en ese año participó del Concilio de Clichy, y consagró a san Desiderio como obispo de Cahors. Los dos mantenían una regular correspondencia epistolar. Fue un pastor amadísimo por su pueblo, al que defendía de la tiranía de Lullo, ministro del rey Dagoberto. Los reyes merovingios eran en este período veladores de la Iglesia, pero Sulpicio, organizando un ayuno de tres días, intentó convencer al nuevo soberano, Clodoveo II, de tratar a su pueblo con mayor suavidad.

Poco tiempo antes de morir, ya extenuado por la fatiga, pidió al rey ser sustituido en el ministerio episcopal, para poder dedicarse más intensamente al cuidado de los pobres. Murió en el 647, y en sus funerales se vieron espectaculares manifestaciones de luto, tanto que el clero tuvo que apurar la celebración de las exequias. A su memoria se dedicó el célebre seminario parisino de Saint-Sulpice (en el que, entre otros, estudiara San Juan Bautista de La Salle.

responsable de la traducción: Xavier Villalta


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Hermanos Franciscanos

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