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Presbítero Capuchino

Martirologio Romano: En Amatrice, lugar del Abruzo, san José de Leonessa, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que en Constantinopla sostuvo en su fe a los cristianos cautivos y, habiendo sufrido grandes tribulaciones por haber predicado el Evangelio incluso en el palacio del Sultán, regresó a su patria y se distinguió por atender a los pobres (1612).

Fecha de canonización: 29 de junio de 1746 por el Papa Benedicto XIV.

Este santo nació en 1556 en Leonessa en Umbria, y a la edad de dieciocho años hizo su profesión como fraile capuchino en su ciudad natal, y tomó el nombre de José, en lugar de Eufranio, su nombre de pila.

Era humilde, obediente y mortificado en grado heroico, y tres días a la semana no tomaba otro sustento que pan y agua. Generalmente predicaba con un crucifijo en la mano, y el fuego de sus palabras inflamaba el corazón de sus oyentes. En 1587 fue enviado a Turquía como misionero entre los cristianos de Pera, suburbio de Constantinopla. Allí animaba y servía a los esclavos cristianos de las galeras con maravillosa devoción, especialmente durante una peste maligna, de la cual se contagió, aunque después recobró la salud. Convirtió a muchos apóstatas, y se expuso al rigor de la ley turca cuando predicaba la fe a los musulmanes. José fue encarcelado dos veces, y la segunda vez lo condenaron a cruel muerte.

Mediante afilados garfios que atravesaban una de sus manos y uno de sus pies fue colgado de una horca. Sin embargo, después de haber sido torturado por muchas horas, fue puesto en libertad y se le conmutó su sentencia por el destierro. Desembarcó en Venecia y, después de una ausencia de dos años, regresó de nuevo a Leonessa, donde reanudó sus labores con extraordinario celo. Hacia el fin de su vida sufrió mucho a causa de un tumor. Para extirpárselo, fue sometido a dos operaciones durante las que no exhaló el menor gemido o queja, sosteniendo todo el tiempo un crucifijo sobre el cual tenía fijos los ojos. Cuando se sugirió que antes de la operación debería ser atado, señaló el crucifijo, diciendo: "Este es el lazo más fuerte; esto me sujetará mejor que cualquier cuerda lo haría". La operación no tuvo éxito y San José murió felizmente el 4 de febrero de 1612, a la edad de cincuenta y ocho años.


 

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Por: . | Fuente: andricki.de

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dacahu, en Alemania, Beato Alois Andritzki, sacerdote y mártir ( 1943)

Fecha de beatificación: 13 de junio de 2011 siendo Papa Benedicto XVI.

Andritzki Alois fue el hijo del matrimonio de Magdalena y Juan Andritzki. Tuvo dos hermanas y tres hermanos. Sus tres hermanos también estudiaron teología. El hermano menor, Alfonso, que perteneció a los jesuitas, murió como soldado en la Segunda Guerra Mundial.

Asistió a la escuela primaria en Radibor pasó después de cuatro años de escuela primaria a la escuela secundaria católica en Bautzen, y aprobó el examen de matriculación con distinción. De 1934 a 1937 estudió teología y filosofía en la Universidad de Paderborn. Después de su graduación, vivió en el seminario de la diócesis de Meissen en Schmochtitz, Bautzen.

Alois fue miembro de la asociación soraba de estudiantes de secundaria "Włada" (sorabos: minoría étnica eslava de Alemania, que habita a unos 80 kilómetros al sureste de Berlín) y por dos años se desempeñó como su presidente. Durante sus estudios, fue editor del periódico estudiantil de los estudiantes sorabos "Serbski" y portavoz de los estudiantes de aquella etnia.

Fue ordenado sacerdote el 30 de Julio de 1939 por el obispo Pedro Legge en la Catedral de San Pedro en Bautzen. El 6 de Agosto de 1939 celebró su primera misa en su ciudad natal Radibor. Fue capellán de la Hofkirche de Dresde (Catedral de la Santísima Trinidad). Allí se le encomendó la tarea de ser pastor de jóvenes, Prefecto de la Kapellknaben Dresdner (coro juvenil de la Catedral de Dresden-Meissen) y presidente del Dresdner Kolpingfamilie (rama diocesana de obra fundada por el sacerdote Adolfo Kolping en Colonia y que se extendió por toda Alemania).

Alois Andritzki resultaba incómodo para el partido y las autoridades nazis a causa de su personal sinceridad y negativa actitud a la ideología nazi. Probablemente fue vigilado por los representantes de la supremacía racial, ya que Alois Andritzki no negaba su pertenencia a la minoría eslava de los sorabos. En conferencias y reuniones denunció la persecución de sacerdotes y creyentes por parte de los nazis y criticó los escritos del ideólogo nazi Alfred Rosenberg.

Era el 21 de enero de 1941 cuando fue arrestado por la Gestapo. Después del interrogatorio, el 7 de febrero de 1941 fue llevado a la prisión preventiva de Dresde y luego llevado a juicio acusado de "ataques violentos contra el gobierno y el partido" y condenado a una pena de prisión de seis meses. Dado que se negó rotundamente a cooperar con los nazis, el 2 de octubre de 1941 fue trasladado de Dresde al campo de concentración de Dachau. Allí le asignaron el número 27829 y colocado junto a otros miembros del clero en el "bloque de sacerdotes".

Durante su tiempo de encarcelamineto, Andritzki trató, a pesar de las malas condiciones de detención, de vivir sus votos sacerdotales con la actitud y estilo de vida correspondientes a tal condición. Con otros sacerdotes, estudió la Biblia con regularidad y manatenían el ciclo litúrgico.

En diciembre de 1942, entre los prisioneros desnutridos del campamento de concentración de Dachau se propagó una violenta fiebre como resultado de las malas condiciones de higiene. Poco después de la Navidad de 1942, Alois Andritzki enfermo y fue atendido hasta el 19 de enero de 1943, después de que se recuperó, en la enfermería le pusieron una inyección letal. Su cuerpo fue arrastrado y después incinerado.la Friedrichstrasse.

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Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, beato Juan Nelson, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que por haber negado la suprema potestad de la reina Isabel I en lo referente a la vida del espíritu, fue condenado a muerte y ahorcado en Tyburn (1578).

Fecha de beatificación: 29 de diciembre de 1886 por el Papa León XIII.

Breve Biografía


El Beato Juan (John) Nelson nació en Skelton, Yorkshire, Inglaterra, en el año 1534. Estaba acercándose a los 40 cuando viajó a Douai (Francia) para prepararse para ser sacerdote. Dos de sus cuatro hermanos también harían sus estudios sacerdotales en este mismo lugar. Recibió la ordenación sacerdotal en Binche (Henao, Bélgica) de manos de Monseñor Louis de Berlaymont, Arzobispo de Cambrai, el 11 de junio de 1576. Apenas cinco meses después, en el mes de noviembre, ya estaba en Londres realizando su misión. Fue arrestado el 1 de diciembre de 1578 y llevado a la prisión de Newgate.

Cuando fue interrogado, aproximadamente una semana después, se negó a hacer el juramento que reconocía la supremacía de la Reina en materia espiritual, y fue provocado por los comisionados a declarar que la Reina estaba apartada de la doctrina de la verdadera y única Iglesia, es decir era cismática. Bajo la Legislación de 1571, una declaración así era alta traición y la condena era la muerte. La sentencia fue dictada algunas semanas después, el sábado 1 de febrero de 1578, y confirmada después cuando fue llevado a un calabozo en la Torre de Londres. Mientras estuvo en prisión se alimentó tan sólo de pan y agua y se le permitió decir Misa y confesar.

En el día de su ejecución se negó a ser asistido por ministros protestantes luego de que se reuniera con sus familiares. Llevado a Tyburn y se le permitió hablar a los espectadores, la mayoría de ellos hostiles en la Inglaterra protestante. Se negó a pedir perdón a la Reina y pidió que los católicos presentes en la muchedumbre rezaran con él mientras recitaba varias oraciones comunes en latín.

Él fue colgado, pero aún vivo fue bajado para ser descuartizado. Según relatos de la época, mientras el verdugo lo habría sus últimas palabras fueron: “perdono a la reina y a todos los autores de mi muerte”, aunque este dato puede ser parte de su leyenda.</span></span>

Fuente: Catholic.org
OurLadyStears.blogspot.com


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Por: . | Fuente: Vatican.va

Virgen y Fundadora
de la Congregación de las Hermanas de Jesús y María

Martirologio Romano: En Lyon, en Francia, santa María de San Ignacio (Claudina) Thévenet, virgen, quien, movida por la caridad y con ánimo esforzado, fundó la Congregación de las Hermanas de Jesús y María, para la formación espiritual de las jóvenes, especialmente las de condición humilde (1837).

Fecha de canonización: 21 de marzo de 1993 por S.S. Juan Pablo II.

CLAUDINA THÉVENET, la segunda de una familia de siete hijos, nace en Lyon el 30 de marzo de 1774. " Glady ", como se la llama familiarmente, ejerce muy pronto una bienhechora influencia sobre sus hermanos y hermanas porque su bondad, delicadeza y olvido propio la llevan a complacer siempre a los demás.

Tiene 15 años cuando estalla la Revolución Francesa. En 1793 vive las horas trágicas del asedio de Lyon por las fuerzas gubernamentales y, en enero de 1794, llena de horror y de impotencia, asiste a la ejecución de sus hermanos, condenados a muerte por represalia, después de la caída de la ciudad. Sus últimas palabras: "Perdona, Glady, como nosotros perdonamos" las hace muy suyas, las graba en su corazón y la marcan profundamente dando nuevo sentido a su vida. En adelante se dedicará a socorrer las innumerables miserias que la Revolución había producido. Para Claudina, la causa principal del sufrimiento del pueblo era la ignorancia de Dios y esto despierta en ella un gran deseo de darlo a conocer a todos. Niños y jóvenes atraen principalmente su celo apostólico y arde por hacer conocer y amar a Jesús y a María.

El encuentro con un santo sacerdote, el Padre Andrés Coindre, le ayudará a conocer la voluntad de Dios sobre ella y será decisivo en la orientación de su vida. En el atrio de la iglesia de San Nizier, el Padre Coindre había encontrado dos niñas pequeñas abandonadas y temblando de frío. Las condujo a Claudina quien no vaciló en ocuparse de ellas.

La compasión y el amor hacia las niñas abandonadas son el origen de la Providencia de San Bruno en Lyon (1815). Algunas compañeras se unen a Claudina. Se reúnen en Asociación. Elaboran y experimentan un Reglamento y pronto la eligen como Presidenta.

El 31 de julio de 1818 el Señor se deja oír por la voz del Padre Coindre: "hay que formar una comunidad. Dios te ha elegido" dijo a Claudina. Y así, el 6 de octubre de ese mismo año, se funda la Congregación de Religiosas de Jesús-María, en Pierres-Plantées, sobre la colina de la Croix Rousse. En 1820 la naciente Congregación se instalará en Fourviére (frente al célebre santuario) en un terreno adquirido a la familia Jaricot. En 1823 obtiene la aprobación canónica para la Diócesis del Puy y en 1825 para la de Lyon.

El fin inicial del joven Instituto era recoger las niñas pobres hasta los 20 años de edad. Se las enseñaba un empleo y los conocimientos propios de la escuela primaria, todo ello desde una sólida formación religiosa y moral. Pero querían hacer más, y Claudina y sus hermanas abrieron también sus corazones a niñas de clases acomodadas construyendo para ellas un pensionado. El fin apostólico de la Congregación será pues, la educación cristiana de todas las clases sociales con una preferencia por las niñas y jóvenes, y entre ellas, las más pobres.

Los dos tipos de obras se desarrollan simultáneamente a pesar de las pruebas que acompañarán a la Fundadora a lo largo de los últimos doce años de su peregrinación en esta tierra: la muerte dolorosamente repentina del Padre Coindre (1826) y de las primeras hermanas (1828); la tenacidad para impedir la fusión de su Congregación con otra también recién fundada; los movimientos revolucionarios de Lyon en 1831 y 1834 con todas las consecuencias que debieron sufrir los habitantes de Fourviére, por ser la colina punto estratégico de los dos bandos antagónicos.

El insigne valor de la Fundadora no se deja intimidar por la adversidad, al contrario, emprende con audacia nuevas construcciones, entre ellas la de la Capilla de la Casa Madre, al mismo tiempo que se entrega a la redacción de las Constituciones de la Congregación. Las estaba ultimando cuando, a sus 63 años, la muerte llamó a su puerta. Era el 3 de febrero de 1837.

"Hacer todas las cosas con el único deseo de agradar a Dios" fue el hilo conductor de toda su vida. Esta búsqueda constante de la voluntad de Dios, "llevar una vida digna del Señor agradándole en todo", le dio una fina sensibilidad para leer los signos de los tiempos, discernir los designios de Dios sobre ella y dar una respuesta íntegra y total. Ese camino le ha merecido "compartir la suerte de los santos en la Luz" (Col. 1, 10-11).

"Encontrar a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios" es vivir en espíritu de alabanza. En un mundo en que está demasiado ausente la esperanza, redescubrir la bondad del Creador, presente en la creación y en las personas, reafirma el sentido de vivir e invita a la acción de gracias. Claudina hizo de su vida religiosa apostólica "un himno de gloria al Señor". Sus últimas palabras: "Qué bueno es Dios" fueron la exclamación admirativa de la bondad de Dios que había sabido descubrir aún en los momentos más dolorosos de su vida.

Claudina imprimió en su Congregación su fuerte personalidad. Dotada de una grandeza de alma poco común, de prudente inteligencia y buena organización, fue, sobre todo, una mujer de gran corazón. Y quería que sus hijas fueran verdaderas madres de las niñas confiadas a su cuidado: "Es necesario ser madres de las niñas - les decía - sí, verdaderas madres, tanto del alma como del cuerpo". Ninguna parcialidad, ninguna preferencia, "las únicas que os permito son para las más pobres, las más miserables, las que tienen más defectos. A estas sí, amadlas mucho".

La solidez de una construcción se revela al paso del tiempo. Cinco años apenas de la muerte de la Fundadora sus hijas llegaban a la India (1842). En 1850 entran en España y en 1855 van al Nuevo Mundo, a Canadá.

175 años después de la fundación de la Congregación, son más de mil ochocientos las Religiosas de Jesús-María repartidas hoy en ciento ochenta comunidades por los cinco continentes. Todas acogen con grande gozo y gratitud la canonización de esta humilde y generosa hija de Francia que el Señor escogió para hacerla su Fundadora.

Reproducido con autorización de Vatican.va

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Por: . | Fuente: www.frasales.edu.ec

Sacerdote y Fundador
de los Oblatos y de las Oblatas de San Francisco de Sales

Martirologio Romano: En Aube, Francia, Beato Luis Brisson, sacerdote fundador de los Oblatos y de las oblatas de San Francisco de Sales ( 1908)

Fecha de beatificación: 22 de septiembre de 2012, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI

Nació en Plancy (Francia) el 23 de junio de 1817. Fue hijo único, con una sólida educación cristiana, precursora de la gran misión a la que Dios le destinaba. A sus cortos 5 años se presentó en la fábrica de su pueblo para exhortar a los obreros a asistir a la Misión que se daba en la Parroquia, al que ellos impresionados por su palabra, acudieron. A los 11 años recibió su Primera Comunión.

Terminada la educación primaria en la casa parroquial entró en el Seminario Menor de Troyes, donde se distinguió por su ardiente piedad e inteligencia. Culminó sus estudios en el Seminario Mayor del que más tarde fue un profesor muy apreciado.

El 19 de Diciembre de 1840, se ordenó como sacerdote y poco después fue nombrado Capellán de la Visitación de Troyes, desempeñando dichas funciones en forma eficiente por más de cuarenta años. Su vida se basa en la espiritualidad de San Francisco de Sales, así como también sus métodos en lo concerniente a la orientación espiritual en general y de la educación de la juventud en particular.

Su porte era noble y digno, su paciencia inalterable, una fina expresión de paz y bondad irradiaba de su mirada penetrante. Con razón León XIII lo llamó el “hombre de la paz”.

Francia a mediados del siglo XIX se encuentra en plena expansión industrial. Mucha gente, especialmente jóvenes, llegan del campo a la ciudad, buscando días mejores, pero al mismo tiempo que ofrecen su mano de obra, las jovencitas en particular se hallan expuestas a la inmortalidad de las fábricas. Todo este entorno se convierte en una inquietud que taladra el Corazón del Padre Brisson. Esto evidenció la real necesidad de fundar una casa que acogiera a estas jovencitas, un lugar que fortifique su espíritu cristiano, y a la vez sirva de apoyo para mejorar sus condiciones de vida y sano esparcimiento.

Es en el mismo año de 1858 cuando inició las primeras obras sociales en Francia: “Las Obras Obreras”, para lo cual contó con el apoyo de Madre Chappuis. La administración inicialmente se encargó a otras personas, pero debido a que esa no era la dirección adecuada aparecieron inconvenientes, entonces es preciso contar con mujeres que realmente se entreguen al proyecto con todo su amor, y esto se lograría a través de la fundación de una congregación religiosa según el espíritu de San Francisco de Sales, esta propuesta no entusiasmó al Padre Brisson, muchas fueron las pruebas que pidió a Dios para conocer su voluntad. Estas se hicieron manifiestas inmediatamente y no pudo seguir resistiendo ya que sucedió un hecho trascendental: la aparición de Nuestro Señor al joven sacerdote en el locutorio del Monasterio de la Visitación de Troyes, con la imposición de obedecer. Rendida su voluntad y dando cumplimiento a los designios de la Providencia, hace a Dios la ofrenda de su incondicional colaboración fundando dos congregaciones: Los Padres Oblatos y las hermanas Oblatas de San Francisco de Sales.

Es a través de la joven Léonie Aviat, que la misión toma fuerza, pues ella se convertiría en la cofundadora junto al Padre Brisson de la Congregación de Oblatas en 1866 y bajo su responsabilidad estará la realización de las actividades que lleven a un pleno desarrollo las obras sociales iniciadas con las “Obras Obreras”, siendo esta una innovación revolucionaria en la manera de brindar ayuda al pueblo, a las obreras; atrae críticas mordaces y burlas grotescas, sin embargo el proyecto se afianza.

Por los años1868 – 1869, a petición de su Obispo, reorganizó la única escuela particular de Troyes, venida a menos por asuntos pecuniarios. Construyó el Colegios San Bernardo que llegó a ser la cuna de los Oblatos de San Francisco de Sales.

La persecución religiosa en Francia (1903 – 1904) es una de las más duras pruebas que deben pasar las congregaciones religiosas. Fuerte e inquebrantable en su fe, lejos de dejarse abatir, El Padre Brisson intensificó su vida de oración y su confianza en Dios. Por su avanzada edad no sale exiliado al exterior, pero se ve obligado a recluirse en Plancy, su pueblo natal en su casa paterna junto al hogar y a los talleres construidos bajo su dirección para albergar a las obreras que venían desde lejos en pos de amparo y de trabajo.

El 2 de Febrero de 1908 falleció, sin embargo su carisma, enseñanzas y ejemplo sobreviven con pujante vitalidad.

Sus instrucciones, conferencias y coloquios diarios, recogidos piadosamente por sus hijas e hijos espirituales constituyen el tesoro de la Congregación y forman su código impregnado de la Doctrina del Salvador.

El Padre Luis Brisson, un perfecto discípulo de San Francisco de Sales, es considerado un Misionero por excelencia, pues su obra no solo se desarrolló en su lugar de origen, sino que no conoce fronteras, fue su deseo beneficiar a más personas con el espíritu salesiano, así apoyó la fundación de Casas de las Oblatas en otros países de Europa, África y América.

El milagro de la beatificación

En la fría mañana del 18 de junio de 1953, en la estación del ferrocarril de Alausí, se encontraba alegrando el día la Hermana Margarita Teresa, en compañía de la Sra. Italia Catani, comentándole afligida por el accidente acaecido el día anterior (17 de junio), que había tenido su sobrino Carlitos Catani de ocho años de edad.

Una rueda de tractor le había aplastado el pie derecho, dejándole tres dedos destrozados e imposibilitándolo para caminar correctamente.

La Sra. Italia, angustiada pidió a la Madre Oblata, ore por su sobrino, ya que los doctores optaban por la intervención quirúrgica amputarle los dedos. Iluminada por la luz divina, Sor Margarita Teresa se le ocurrió realizar una Novena al Padre Luis Brisson, haciéndola partícipe a la Sra. Italia. La Hermana Margarita fue a visitar y conocer a Carlitos, encontrándolo postrado y muy adolorido en la cama. Conversó con los papás del niño, para comenzar con la Novena y aceptar, se le coloque en el pie de Carlitos la reliquia del Siervo de Dios. Los padres aceptaron con fe y devoción, ante la bondad de la oblata, de querer ver a su hijo sano.

Comenzaron el novenario con los familiares, amigos, vecinos, elevando fervientes oraciones y con toda la divinidad de un corazón profundo, se escuchaba con una dulce voz, a la Hermana Margarita clamar:

“Dios mío, por la promesa que habéis en dar, a los que pedirán con fe y confianza. Os suplicamos concedernos el milagro, que prosperimos por la intercesión del Padre Luis Brisson”.

Le encomendó a la mamá, que siga orando y le deje la reliquia del Buen Padre, en el pie y que no debería haber ningún otra, para cuando esté hecho el milagro, no haya confusión. Mientras en la Comunidad de Oblatas San Francisco de Sales, seguían con la misión de rezar por la salud de Carlitos Catani.

Terminado el novenario, al tercer día, el niño le dijo a la mamá, que ya no sufría más. La Hermana Margarita, regresó de su viaje a los 15 días, cuál fue su sorpresa y se llenó de gozo, ver a Carlitos salir de la escuela, alegre y caminando. Sor Margarita le preguntó, que si estaba bien y le contestó, que sí, se encontraba mejor. Preguntándole también, qué le había dicho el médico, diciéndole:

-Ya estoy bueno y no tengo que viajar a Quito, sino a Riobamba, para una radiografía.

La Hermana sigue preguntando:

- ¿Cuándo vas a Riobamba?

A lo que Carlitos contesta:

- Después de los exámenes, porque mi mamá no quiere que falte a clases.

Sor Margarita le dice a Carlitos, que desea ver sus dedos del pie derecho, invitándolo para el día siguiente que vaya con su mamá a la Comunidad de las Oblatas.

Carlitos va a la comunidad y la Hermana le quitó el zapato y la media, para poder constatar que los huesos de los tres dedos del pie, estén correctos. Le tocó sus deditos, preguntándole que si le dolía, a lo que el niño, contestó, que no.

“Hay que seguir orando, para que las falanges de los dedos, crecieran”, mencionó la buena Madre.

Interesada la Hermana Margarita por el bienestar de Carlitos, lo visitaba en la escuela, viéndolo jugar como un cabrito inquieto con sus compañeros, le preguntaba si le dolía sus dedos, recibiendo una respuesta negativa.

El doctor Miguel Albán, a pedido de Sor Margarita, emitió un certificado muy detallado del accidente de Carlitos, antes y después de todo lo que había ocurrido. La Hermana le preguntó al doctor Albán, si en el proceso de haber recuperado la dureza de los huesos de los dedos del pie de Carlitos, hay algo extraordinario en la curación. Respondiendo el doctor, que sí, el niño se sanó sin terapia física alguna, ni instrumento ortopédico

La Madre Margarita Teresa viajó a Europa y regresó al Ecuador, a recoger y dar testimonio de fe, de lo que había acontecido.

Este relato fue redactado por la Lic. Sofía Pincay San Lucas.

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Por: . | Fuente: notidiocesis.com.mx

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Hanoi, en Tonquín, hoy Vietnam, san Juan Teófano Vénard, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que tras pasar seis años de trabajos de ministerio en la clandestinidad y en medio de grandes dificultades, aceptó con alegre ánimo, en tiempo del emperador Tu Duc, ser encerrado en una cueva y después degollado (1861)

Fecha de canonización: 19 de junio de 1988 por el Papa Juan Pablo II, junto a otros 116 mártires en Vietnam.</span>

Breve Biografía

Sacerdote de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir que tras pasar seis años de trabajos de ministerio en la clandestinidad y en medio de grandes dificultades, aceptó con alegre ánimo el martirio por la causa de Cristo. Permaneció encerrado en una jaula por más de ocho semanas y después fue degollado. Sus cartas, escritas durante el cautiverio, inspiraron a Santa Teresita del Niño Jesús a orar por las misiones.

Jean-Théophane Vénard (en francés) nació el 21 de febrero de 1829 en Saint-Loup-sur-Thouet (Francia), en el seno de una familia profundamente cristiana y patriarcal.

Solía leer los "Anales de la Propagación de la Fe"; de ahí fue que supo de los atroces sufrimientos que padecían los cristianos por odio a la fe en tierra vietnamita. Entonces tomó una decisión heroica: "Yo también quiero ir a Tonkín, yo también quiero ser un mártir".

En 1841 el jovencito ingresó al colegio Doué-la-Fontaine. A sus 18 años estudiaba la Filosofía en el Seminario de Montmorillon y posteriormente la Teología en el Seminario Mayor de Poitiers. "El Seminario es el paraíso en la tierra", escribió un día.

Sintiendo en su corazón el llamado de Dios a un apostolado más vasto, manifestó a su obispo el deseo de adherirse a la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París.

Ordenado sacerdote en 1852, después de 15 meses de viaje el P. Vénard arribó a Hong Kong, donde le fue anunciado su destino: el Tonkín (Vietnam) adonde llegó en 1854.

Invocando a María, "mi reina y mi madre", y bajo la protección de su ángel de la guarda, se dispuso a entregarse completamente al servicio de Dios, aprendiendo rápidamente la lengua indígena.

Desde 1851 el rey Tu-Duc, instigado por sus consejeros, emanó un edicto para ordenar que los sacerdotes europeos fueran arrojados al río, los vietnamitas descuartizados y el delator premiado; posteriormente ordenó que todos los cristianos fueran proscritos. Algunos alcanzaron a esconderse, entre ellos el Obispo y el P. Vénard, pero toda la villa fue destruida.

Siempre de refugio en refugio, el misionero continuó evangelizando hasta su arresto, el 30 noviembre de 1860 en Kim-Bang. Fue encerrado en una jaula de bambú y transportado en ella hasta Hanoi donde fue condenado a muerte.

Transcurrieron ocho semanas antes de que se ratificara la sentencia, tiempo que el padre Vénard aprovechó para catequizar a cuanto visitante llegaba y escribir cartas, algunas de ellas dirigidas a su familia.

El 2 de febrero de 1861, a sus casi 32 años de edad, el P. Vénard fue cruelmente decapitado tras cinco golpes de espada. Sus despojos mortales fueron trasladados a Francia en 1865, al Seminario de la Sociedad para las Misiones Extranjeras de París.

Beatificado por Pío X (1906), fue canonizado por Juan Pablo II (1988) junto a 116 compañeros mártires en Vietnam de los siglos XVIII-XIX, siendo su festividad el 24 de noviembre, en tanto que la memoria litúrgica de Saint-Jean-Théophane la recordamos el 2 de febrero.</span>


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Hermanos Franciscanos

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