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Fundadora de la Congregación

de Hermanas Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús


Martirologio Romano: En Alcantarilla, en la Región de Murcia, España, beata Piedad de la Cruz (Tomasa) Ortiz Real, virgen, que por amor a Dios se dedicó con celo a la educación y a la catequésis de los pobres y fundó la Congregación de Hermanas Salecianas del Sagrado Corazón de Jesús.

Fecha de beatificación: 21 de marzo de 2004 por el Papa Juan Pablo II.



Piedad de la Cruz Ortiz Real, hija de José y de Tomasa, nació en Bocairente, (Valencia) —España—, el 12 de noviembre de 1842, siendo bautizada al día siguiente con el nombre de Tomasa. Ocupaba el quinto lugar entre ocho hermanos.

En la escuela se distinguió por la piedad, la constancia y el talento en la música, en el bordado y en la recitación.


A los diez años hizo su primera Comunión. Con mirada retrospectiva ella misma narra así sus sentimientos: «Cuando recibí por primera vez la Sagrada Comunión, quedé como anonadada y experimenté que Jesús me llamaba a la Vida Religiosa». Este encuentro con Cristo en la Eucaristía la marcó para siempre. Tomasa querrá ser del Señor y vivir para Él.


Completó su formación humana y espiritual en el Colegio de Loreto que las Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos tenían en Valencia. Cuando pidió ingresar en el noviciado de ese Instituto, su padre, considerando la situación política de la época y la juventud de Tomasa, la obligó a volver a casa.


Tres aspectos caracterizaron esta etapa de su vida en Bocairente: el espíritu de piedad y oración, su dedicación a hacer el bien a los niños pobres, los ancianos y enfermos y el tesón en dar una respuesta a aquello que sintió en su interior el día de la primera Comunión.


Por fin, Tomasa, parece que podría realizar el sueño de su vida: Consagrarse al Señor en un convento de Carmelitas de clausura en Valencia, pero una enfermedad, la obligó a abandonar el noviciado y volver a la casa paterna. Una vez recuperada, hizo un nuevo intento de ingresar en un convento de clausura y otra vez ocurrió lo mismo.


A través de estos acontecimientos, Tomasa descubrió que Dios no la quería por ese camino. Ella le pedía ver claro cuál era su voluntad, y su oración era ésta: «Tuya, Jesús mío, tuya quiero ser, pero díme dónde».


Con la certeza de sentirse llamada a una vida de especial Consagración, pero con la duda de dónde la quería Dios, Tomasa se dirigió a Barcelona. Allí, después de muchas dificultades, el Señor respondió a la búsqueda vocacional de Tomasa haciéndola vivir una profunda experiencia mística, en la que el Corazón de Jesús, mostrándole su hombro izquierdo ensangrentado, le dijo: «Mira cómo me han puesto los hombres con sus ingratitudes, ¿quieres tú ayudarme a llevar esta cruz?». A lo que Tomasa respondió: «Señor, si necesitas una víctima y me quieres a mí, aquí estoy, Señor». Entonces, el Redentor le dijo: «Funda, hija mía, que de ti y de tu Congregación siempre tendré misericordia».


Esta Experiencia fue crucial para Tomasa, le dio tal certeza, que jamás se borraría de su mente y de su corazón. Desde ese momento, comprendió que Dios le pedía dar vida a un nuevo Instituto.


El interrogante ahora era dónde fundar, dónde dar respuesta positiva a la invitación de Cristo a llevar la cruz de los más pobres, de los que menos cuentan para este mundo. El Obispo D. Jaime Catalá fue quien le indicó que le abriera el corazón a su confesor y que hiciera lo que él le indicaba. Con este gesto, Tomasa, se sometió en fe a la Jerarquía de la Iglesia para hacer la voluntad de Dios.


Las inundaciones del río Segura que en 1884 habían destrozado la huerta murciana y la escasez de Congregaciones religiosas en esta zona, hizo que la orientara hacia esos lugares de mayor necesidad.


En el mes de marzo, Tomasa, acompañada de tres postulantes, salió de Barcelona camino de Puebla de Soto, a 1 km. de Alcantarilla, para fundar allí, con la autorización del Obispo de Cartagena-Murcia, la primera Comunidad de Terciarias de la Virgen del Carmen.


Los habitantes de la huerta murciana aún no se habían repuesto de la tragedia de las inundaciones de 1884, cuando apareció el cólera. Tomasa, —que por entonces había tomado el nombre de Piedad de la Cruz— y sus Hijas se multiplicaban en el cuidado a los enfermos y a las niñas huérfanas en un hospitalillo que ella llamó de «La Providencia».


Iban llegando otras jóvenes, atraídas por el modo de vivir de aquellas primeras Terciarias Carmelitas. La Casa se quedó pequeña, hubo que comprar la de Alcantarilla. También se estableció una nueva Comunidad en Caudete... Todo hacía pensar que al fin, Tomasa había encontrado el lugar donde llevar a cabo su vocación.


Sin embargo... de nuevo la cruz. Era el signo que ella había pedido para saber que todo aquello era de Dios: «Fundar en tribulación» y el Corazón de Jesús se lo concedió con creces.


Aunque la Virgen María ocupó un lugar muy importante en el corazón y en la vida de Tomasa, su Carisma estaba centrado en el Corazón de Cristo. Y... ¡designios de Dios! Aparecieron algunas tensiones entre las Comunidades de Alcantarilla y Caudete, ya que la Congregación no tenía aún la aprobación diocesana.


En el mes de agosto, las Hermanas de Caudete se dirigeron a Alcantarilla y se llevaron las novicias, dejando a Madre Piedad sola con Sor Alfonsa. Fueron días de mucho dolor. La Fundadora, como siempre, se refugió en la oración, se postró ante el Cristo del Consuelo y allí permaneció horas y horas clavada a sus pies. Sufre, pero no se rompe, porque la barquilla de su vida estaba bien anclada en el Señor.


Una vez más acudió a la Jerarquía eclesiástica en busca de orientación y de luz. Será el Obispo Bryan y Livermore quien envíe a Tomasa y a su fiel compañera, Sor Alfonsa, al Convento de la Visitación de las Salesas Reales en Orihuela para hacer un mes de ejercicios espirituales y para proyectar una nueva Fundación, tomando como protector a un Santo Obispo. Es aquí, donde el Espíritu Santo iluminó vivamente a M. Piedad, al tiempo que la llenaba de fuerza profética, le mostraba su verdadero Carisma, y el título de su Congregación, que estaría bajo el patrocinio de S. Francisco de Sales.


Y... llegó la hora de Dios. Era el 8 de septiembre de 1890. Nacía en la Iglesia, después de muchas dificultades y tribulaciones, la Congregación de Hermanas Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús, una Congregación donde el Corazón de Cristo quiere ser amado, servido y desagraviado de las ofensas que recibe de los hombres. Y al amar, servir y desagraviar, ver el rostro del Señor en las niñas huérfanas, en las jóvenes obreras, en los enfermos, en los ancianos abandonados... y ayudarles a llevar la cruz.


Nos legó su propio Carisma: Hacer sensible ante los hombres, especialmente pobres, el amor del Padre Providente, manifestado en el Corazón misericordioso de Jesús abierto en brazos de la Cruz.


Aunque toda la vida de Madre Piedad fue una renuncia al mundo, no por eso había «huido» del mundo, sino que seguía en él haciendo el bien y luchando contra el mal. Testigos de ello fueron tantos matrimonios rotos o a punto de romperse, tantas jóvenes a las que iba a buscar a las fábricas para formarlas en la escuela dominical, niñas sin hogar a las que amó entrañablemente, ancianos solos, enfermos ...


Vivió pobre y murió pobre, sentada en un sillón, porque «Aquel —decía señalando el Crucifijo— murió en la cruz y yo no debo morir en la cama, sino en el suelo». Expiró con el crucifijo en los labios y en la santa paz de Dios. Era el sábado, 26 de febrero de 1916.


La gente sencilla exclamaba con profundo sentimiento: ¡Ha muerto una santa! ¡Ha muerto nuestra madre!


El día 6 de febrero de 1982 tuvo lugar en la Diócesis de Cartagena-Murcia la apertura del Proceso de Beatificación y Canonización de la Sierva de Dios.


El día 7 de mayo de 1983 fue clausurado dicho Proceso, pasando a Roma, que aprueba la validez del mismo el 3 de febrero de 1984.


Después de un estudio exhaustivo sobre las virtudes practicadas por Madre Piedad, el 1 de julio de 2000, en el Vaticano, en presencia de S.S. Juan Pablo II, se dio lectura al Decreto de reconocimiento de Virtudes Heroicas, y el 12 de abril de 2003 al Decreto sobre el milagro, dando paso así a la Beatificación en Roma el 21 de marzo de 2004.


Reproducido con autorización de Vatican.va



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Otros Santos y Beatos
Otros Santos y Beatos

San Faustiniano, obispo

En Bolonia, en la región de la Emilia, san Faustiniano, obispo, que con su predicación confirmó y acrecentó a la Iglesia, que estaba sufriendo a causa de la persecución (s. IV).

San Agrícola, obispo

En Nevers, de Neustria, san Agrícola, obispo (c. 594).


San Víctor, eremita

En Arcis-sur-Aube, en la Champaña, en Francia, san Víctor, eremita, cuyas alabanzas escribió san Bernardo (s. VII).


San Andrés, obispo

En Florencia, de la Toscana, san Andrés, obispo (s. IX).






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Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, beato Roberto Drury, presbítero y mártir, que, acusado injustamente de participar en una conjura contra el rey Jacobo I, subió al patíbulo en Tyburn confesando a Cristo y revestido con el hábito eclesiástico para demostrar su dignidad sacerdotal (1607).

Fecha de beatificación: 22 de noviembre de 1987, junto a otros 84 mártires de Inglatera, Escocia y Gales, por el Papa Juan Pablo II.



Nace alrededor de1567 en Buckinghamshire, Inglaterra.

Estudió en el Colegio Inglés de Rheims, Francia, en 1588, y luego en el Colegio Inglés de Valladolid, España, en 1590. Fue ordenado en Valladolid en 1593. Regresó a Inglaterra en 1593 como ministro de los católicos encubiertos en los alrededores de Londres, Inglaterra.


Fue uno de los firmantes de la «Ley de lealtad» del 31 de enero de 1603 elaborada por el Dr. William Bishop, que reconocía a la reina como soberana legal sobre la tierra, pero les permitía mantener lealtad al Papa en asuntos religiosos.


Cuando Jacobo I subió al trono, el rey demandó que los firmantes de esa directiva firmaran un nuevo juramento que reconocía su autoridad sobre asuntos espirituales. Roberto se negó, y fue detenido en 1606 por el crimen de ser sacerdote. Le ofrecieron su libertad si él firmara el juramento; él rechazó la oferta.


Fue ahorcado, descolgado, y descuartizado el 26 de febrero de 1607 en Tyburn, Londres Inglaterra


El grupo de 85 mártires está integrado por;

Alexander Blake

Alexander Crow

Anthony Page

Arthur Bell

Charles Meehan

Christopher Robinson

Christopher Wharton

Edmund Duke

Edmund Sykes

Edward Bamber

Edward Burden

Edward Osbaldeston

Edward Thwing

Francis Ingleby

George Beesley

George Douglas

George Errington

George Haydock

George Nichols

Henry Heath

Henry Webley

Hugh Taylor

Humphrey Pritchard

John Adams

John Bretton

John Fingley

John Hambley

John Hogg

John Lowe

John Norton

John Sandys

John Sugar

John Talbot

John Thules

John Woodcock

Joseph Lambton

Marmaduke Bowes

Matthew Flathers

Montford Scott

Nicholas Garlick

Nicholas Horner

Nicholas Postgate

Nicholas Woodfen

Peter Snow

Ralph Grimston

Richard Flower

Richard Hill

Richard Holiday

Richard Sergeant

Richard Simpson

Richard Yaxley

Robert Bickerdike

Robert Dibdale

Robert Drury

Robert Grissold

Robert Hardesty

Robert Ludlam

Robert Middleton

Robert Nutter

Robert Sutton

Robert Thorpe

Roger Cadwallador

Roger Filcock

Roger Wrenno

Stephen Rowsham

Thomas Atkinson

Thomas Belson

Thomas Bullaker

Thomas Hunt

Thomas Palaster

Thomas Pilcher

Thomas Pormont

Thomas Sprott

Thomas Watkinson

Thomas Whitaker

Thurstan Hunt

William Carter

William Davies

William Gibson

William Knight

William Lampley

William Pike

William Southerne

William Spenser

William Thomson


Si usted tiene información relevante para la canonización de este grupo de Beatos, contacte a:

Catholic Bishops’ Conference of England and Wales

39 Eccleston Square

London SW1V 1BX, UNITED KINGDOM



1:04 a.m.
Santo de heroicas virtudes y de invicta paciencia en la adversidad.

Nacido en Astorga y cristiano desde pequeño. La región del Bierzo es el escenario de sus virtudes y de su vida. Quiso entrar en el monasterio que fundó san Fructuoso en Compludo, pero por razones todavía hoy desconocidas no pudo entrar.


Fallido el intento monacal, comienza una vida de oración y penitencia viviendo al estilo de los antiguos eremitas. Su modo de vivir, poco frecuente en la época, hace que de boca en boca vaya pasando la noticia de su existencia entre los habitantes del lugar que empiezan a visitarle en la ermita que hay junto al castillo llamado de la Piedra, en Astorga. Allá concurren con deseos de escucharle y de ser confortados en sus penas. El clérigo el cuidador de la ermita sólo comienza a interesarse por ella cuando advierte el sonar de las monedas y huele los pingües beneficios de las ofrendas; como se posesiona de ellas de mala manera, el santo se marcha para no facilitar su codicia extrema; pero hasta los pocos libros que tenía hubo de dejarlos en la ermita por considerar el clérigo chupón que fueron de ella.


La gente del lugar le echa de menos y le sugieren un nuevo sitio para vivir, rezar y predicar. En Ebronato le edifican los fieles un oratorio donde se instala y recomienza. Como la gente se arremolina en torno a él, el obispo nombra un presbítero para que atienda la pequeña iglesia construida; Justo se llama el pastor y su justicia en el nombre se queda. De nuevo queda Valerio sin techo y reducido a la miseria. La gente sigue queriéndole y sufre la mala envidia de Justo que en alguna ocasión llegó a emplear la violencia física contra Valerio.


En el mismo Bierzo, allí donde Fructuoso fundó el monasterio de san Pedro, encuentra un lugar tranquilo y puede reanudar una vez más su vida penitente y orante de eremita. El obispo de Astorga, Isidoro, le llama y pide su compañía para asistir al concilio de Toledo, al que no llegan por la muerte del prelado.


También escribió dejando por escrito testimonio de la época. Esta literatura se conservó en el monasterio de Carracedo y la mantuvo como tesoro la iglesia de Oviedo. Su pluma dejó a la posteridad la vida de san Fructuoso, un abundante grupo de máximas y consejos a los religiosos del Bierzo, las revelaciones de los monjes Máximo y Bonelo y la historia del abad Donadeo.


Terminó su vida a finales del siglo VII y sus reliquias se conservaron en el Altar Mayor de la iglesia del monasterio de san Pedro de los Montes, de la orden benedictina, cerca de Ponferrada.


A quien se interna en su vida le da la sensación de que Dios lo preparó para la contrariedad. Y lo muy curioso del caso es que sus enfrentados siempre fueron clérigos. ¿Tan feo les pareció Valerio? Muchos de los buenos afirman, con pueril benevolencia, que es muy difícil convivir en esta tierra con un santo verdadero; pero quizás no caen en la cuenta de que a quien seriamente le cuesta convivir con los demás es al que lleva vida recta.



1:04 a.m.
No son muchas las noticias que poseemos de la vida de este ilustre carmelita.

Buena fuente de estas noticias, aunque muy parca, es el Catálogo de los Santos, escrito a finales del siglo XIV.


Según él, nuestro Avertano nació en la diócesis de Limoges (Francia) a finales del siglo XII.


Con deseos de alcanzar la santidad y atraído por los buenos ejemplos de los carmelitas que venidos de Oriente acababan de llegar a su patria, abrazó la vida del Carmelo como hermano de obediencia.


Pronto llamó la atención por sus muchas virtudes, que ejerció en todos los conventos donde le tocó vivir


Fue a Italia y, con gran fama de santidad, visitó varios santuarios y obró el Señor por su medio muchos prodigios.


Murió en Lucca en el siglo XIII donde fue enterrado.


Pronto acudieron a venerar su sepulcro de toda Italia y de otras naciones porque el Señor obraba muchos milagros en favor de cuantos acudían a él.


Hay pinturas muy antiguas alusivas a su entierro y a sus milagros.


En el misal carmelita de 1514 ya se introdujo su nombre como beato de la Orden.


La Santa Sede aprobó su oficio de misa y brevario el 1672. Su vida va unida con la del Bto. Romeo porque parece ser que el cuerpo de este último fue enterrado en el mismo sepulcro que el del Beato Avertano.



1:04 a.m.
Martirologio Romano: En Nazianzo, de la región de Capadocia, san Cesáreo, médico, hermano de san Gregorio Nazianceno (369).

Etimológicamente: Cesáreo = Aquel con larga cabellera, es de origen latino.



El hijo menor de Gregorio el Viejo, obispo de Nacianzo, y su esposa Nonna, Cesáreo nació en la villa familiar de Nacianzo. Su madre, su hermano Gregorio -el famoso teólogo-, y su hermana Gorgona, son venerados como santos.

Cesáreo probablemente estudió en Cesarea Mazaca en Capadocia preparándose para las escuelas de élite de Alejandría en Egipto; allí sus estudios favoritos fueron geometría, astronomía y especialmente medicina. En esta última ciencia destacó respecto a todo el resto de estudiantes.


Alrededor de 355 llegó a la capital imperial, Constantinopla y ya había ganado gran reputación por su habilidad médica, cuando su hermano Gregorio, en dirección al hogar desde Atenas, apareció allí, alrededor del año 358. Cesáreo sacrificó un puesto bien remunerado y honorable para regresar con Gregorio junto a sus padres. Pronto se demostró que la capital lo atraía profundamente, y con el tiempo se convirtió en un eminente doctor en la corte bizantina de Constancio II y, con gran pesar por parte de su familia, de Juliano. Juliano fracasó en sus esfuerzos por ganárselo para el brevemente restaurado paganismo. Cesáreo, que apreciaba más su fe que el favor imperial, acabó abandonando la corte, pero regresó a Constantinopla después de la muerte de Juliano en 363.


Con el emperador Valente, Cesáreo fue cuestor de Bitinia, un cargo que incluía tesorería y recolección de impuestos. Después de escapar de un terremoto que sacudió Nicea (11 de octubre de 368), San Basilio le escribió, rogándole que dejara su posición política y la abandonara para seguir una vida religiosa. Sin embargo, Cesáreo resultó muerto repentinamente por la extensión de la plaga que siguió al terremoto, poco después de haber recibido el bautismo, que él, como muchos otros de la época, había demorado hasta el final de su vida. Después de su muerte, su gran patrimonio fue rápidamente saqueado por sirvientes y acreedores. Su hermano Gregorio insistió en que lo que quedara de la finca se distribuyera entre los pobres y los parientes que quedaban vivos. Sus restos fueron enterrados en Nacianzo, donde su hermano pronunció la oración fúnebre en presencia de sus padres. En la oración «Oh, su hermano: san Cesáreo», Gregorio retrata a su hermano como un modelo cristiano y asceta, proporcionando la principal fuente de detalles de su vida y estableciendo las bases para su eventual canonización.


Su moderno biógrafo, John McGuckin sostiene que mientras Cesáreo y su hermano Gregorio estaban muy próximos, tenían caracteres muy diferentes. Mientras Gregorio perseguía una vida religiosa, su hermano, más vivaz y sociable, estaba muy cómodo en el mundo de la política bizantina. Los dos eran figuras complementarias; Gregorio se fiaba de su hermano para que le guiase a través de las tribulaciones, mientras que Cesáreo animó los intereses literarios y retóricos de su hermano.


La afirmación de que este Cesáreo era el mismo que Cesáreo, Prefecto de Constantinopla, que en 365 fue enviado a prisión por Procopio, se basa en una suposición que hizo Jacques Godefroy (1587-1652), el editor del Código Teodosiano (Lyon, 1665), y no en ningún fundamento histórico sólido.


Los cuatro Diálogos de 197 preguntas y respuestas que tradicionalmente se atribuyen a Cesáreo y que pueden encontrarse en Migne, Patrologia Graeca, XXXVIII, 851-1190, difícilmente pueden provenir de su pluma, debido a su naturaleza, contenidos y anacronismos. En general se supone que son espurias.



1:04 a.m.
Martirologio Romano: Junto al río Beijiang, cerca de la ciudad de Shiuchow, en la provincia china de Guanddong, santos mártires Luis Versiglia, obispo, y Calixto Caravario, presbítero, de la Sociedad Salesiana, que sufrieron el martirio por causa de su acción pastoral en favor de las personas que les estaban confiadas (1930).

Etimológicamente: Calixto = Aquel de gran belleza, es de origen griego.


Fecha de canonización: 1 de octubre de 2000 por el Papa Juan Pablo II.



Calixto nació en Cuorgné, cerca de Turín, el 8 de junio de 1903. Fue alumno del oratorio de Valdocco.

Al encontrarse en Turín, en 1921, con Monseñor Luis Versiglia, misionero, prometió alcanzarlo en China, y cumplió con su palabra dos años después.


Todavía se encontraba en período de formación inicial, cuando marchó a China como misionero salesiano.


Ordenado de sacerdote en 1929 por monseñor Luis Versiglia, se destinó al vicariato de Shiu Chou.


Ordenado sacerdote, siempre muy fiel a su consagración religiosa y animado por una caridad cada vez más ardiente, acompañaba a Monseñor Versiglia en una visita pastoral en el distrito de Lin Chow, junto con dos maestros, dos catequistas y una alumna cuando el 25 de febrero de 1930, en un lugar aislado del río, fueron asaltados por piratas comunistas. Por defender la incolumidad y la virginidad de las tres mujeres, ambos misioneros fueron asesinados en Li Tau Tseu, a orillas del río Lin Chou.


La autenticidad de su martirio fue reconocida por la Congregación de Causas de los Santos el 13 de Noviembre de 1976.


El Papa Juan Pablo II los beatificó como mártires salesianos, el 15 de mayo de 1983, reconociendo en ellos el ideal del pastor que da la vida por sus ovejas, por causa de la verdad y de la justicia, defensores de los pobres, triunfadores sobre el mal del pecado y de la muerte.


El mismo Juan Pablo II, en el año 2000 proclamó oficialmente su santidad junto a otros 119 de mártires chinos.


Si desea leer más sobre su martirio les recomendamos este extracto de Familia Salesiana, Familia de Santos



12:48 a.m.
Su apelativo bien pronunciado indica al poseedor de una virtud altamente costosa de conseguir y dice mucho con relación a la templanza que ayuda al perfecto dominio de sí. Buen servicio hizo esta virtud al santo que la llevó en su nombre.

El pastor de Tréveris trabaja y se desvive por los fieles de Jesucristo, allá por el siglo V. Lo presentan los escritos narradores de su vida adornado con todas las virtudes que debe llevar consigo un obispo.


Al leer el relato, uno va comprobando que, con modalidades diversas, el hombre continúa siendo el mismo a lo largo de la historia. No cambia en su esencia, no son distintos sus vicios y ni siquiera se puede decir que no sea un indigente de los mismos remedios ayer que hoy. Precisamente en el orden de la sobrenatural, las necesidades corren parejas por el mismo sendero, las virtudes a adquirir son siempre las mismas y los medios disponibles son idénticos. Fueron inventados hace mucho tiempo y el hombre ha cambiado poco y siempre por fuera.


Modesto es un buen obispo que se encuentra con un pueblo invadido y su población asolada por los reyes francos Merboco y Quildeberto. A su gente le pasa lo que suele suceder como consecuencia del desastre de las guerras. Soportan todas las consecuencias del desorden, del desaliento, del dolor de los muertos y de la indigencia. Están descaminados los usos y costumbres de los cristianos; abunda el vicio, el desarreglo y libertinaje. Para colmo de males, si la comunidad cristiana está deshecha, el estado en que se encuentra el clero es aún más deplorable. En su mayor parte, están desviados, sumidos en el error y algunos nadan en la corrupción.


El obispo está al borde del desaliento; lleno de dolor y con el alma encogida por lo que ve y oye. Es muy difícil poner de nuevo en tal desierto la semilla del Evangelio. Humanamente la tarea se presenta con dificultades que parecen insuperables.


Reacciona haciendo cada día más suyo el camino que bien sabía habían tomado con éxito los santos. Se refugia en la oración; allí gime en la presencia de Dios, pidiendo y suplicando que aplaque su ira. Apoya el ruego con generosa penitencia; llora los pecados de su pueblo y ayuna. Sí, son muchas las horas pasadas con el Señor como confidente y recordándole que, al fin y al cabo, las almas son suyas.


No deja otros medios que están a su alcance y que forman parte del ministerio. También predica. Va poco a poco en una labor lenta; comienza a visitar las casas y a conocer en directo a su gente. Sobre todo, los pobres se benefician primeramente de su generosidad. En esas conversaciones de hogar instruye, anima, da ejemplo y empuja en el caminar.


Lo que parecía imposible se realiza. Hay un cambio entre los fieles que supo ganar con paciencia y amabilidad. Ahora es el pueblo quien busca a su obispo porque quiere gustar más de los misterios de la fe. Ya estuvieron sobrado tiempo siendo rudos, ignorantes y groseros.


Murió -y la gente decía que era un santo el que se iba- el 24 de febrero del año 486.


El relato reafirma juntamente la pequeñez del hombre -el de ayer y el de hoy- y su grandeza.



12:48 a.m.
Martirologio Romano: En Mantua, en Lombardía, beato Marcos de Marconi, religioso de la Orden de los Ermitaños de San Jerónimo (1510).

Fecha de beatificación: 2 de marzo de 1906 por el Papa Pío X.



Etimológicamente significa “nacido en marzo, consagrado al dios Marte”. Viene de la lengua latina.

El creyente no se compara con los demás, ni con su capacidad. ¿Por qué agotarte lamentando tus imposibilidades? ¿Has olvidado a Dios? Vuélvete a él. Pase lo que pase, atrévete a comenzar otra vez.


Este joven, nacido en Mántua en 1480, sintió pronto la vocación de ermitaño, como la vocación mejor para lograr lo que sentía en su corazón: la santidad.


En realidad, aunque todavía tenía 15 años, ya se ponía a ocultas el hábito de ermitaño, hacía mucha oración y se entregaba a duras penitencias. No fue raro, por tanto, que muriera a los 30 años tal día como hoy del año 1510.


De su vida se conoce muy poco. Ahora bien, tras su muerte se escribieron páginas y páginas por todo cuanto hizo en bien de sus pueblo.


Su tumba se convirtió en lugar de muchas peregrinaciones. Máxime, cuando después de varios años, descubrieron que su cuerpo estaba intacto. Su culto se propagó rápidamente por todos sitios. Las gracias y los favores que hacía cuando se pedía algo por su intercesión, eran lluvias suaves que iban calando en la gente.


Durante la guerra del emperador de Austria y el duque de Mántua hubo muchas destrucciones de edificios e iglesias. El cuerpo del santo lo escondieron para ponerlo después en una iglesia nueva.


Al final del siglo XVIII, Napoleón suprimió los conventos y destruyó la iglesia. La urna Fue de una parte para otra hasta que, por fin, la dejaron en la catedral.


Los obispos de Mantua, a partir de 1830, se asegurarán de que el culto del beato Marcos se hiciera oficial en la Iglesia, y fue el propio obispo de Mantua, Giuseppe Sarto, quien, convertido en Papa con el nombre de Pío X, confirmó el culto.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!


Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com



12:48 a.m.
Martirologio Romano: En la ciudad de Algemesí, en la región de Valencia, beata Josefa Naval Girbés, virgen, que se consagró a Dios en la vida civil, entregada a catequizar a los niños (1893).

Fecha de beatificación:El 25 de septiembre de 1988 fue beatificada por Juan Pablo II.



Josefa Naval Girbés, nació en Algemesí, en la Ribera del Júcar, a 32 Km. de Valencia, España, el 11 de diciembre de 1820. Sus padres Francisco Naval y Josefa María Girbés tuvieron cinco hijos de los que Josefa fue la primera. Fue bautizada en la parroquia de San Jaime Apóstol, el mismo día de su nacimiento, con el nombre de María Josefa, de mayor la llamarán Pepa, o Señora Pepa. El 10 de noviembre de 1828 recibió la Confirmación y después recibió la Primera Comunión.

EDUCACION


Asistió a la escuela de La Enseñanza, patrocinada por el Cabildo Catedral. Desde la adolescencia se consagró al Señor con voto perpétuo de castidad. Recorrió el camino de la oración y de la perfección evangélica en una vida de sencillez y de caridad. En su compromiso de vida, se dedicó con generosidad a las obras de apostolado en la comunidad parroquial.


El Decreto para su beatificación dice: ...la Sierva de Dios tuvo a su parroquia como Madre en la fe y en la gracia y, en cuanto tal, la amó y la sirvió con humildad y espíritu de sacrificio. Por ello, mostraba sincera veneración a su párroco y se confió a su dirección espiritual; atendía a la confección, conservación y limpieza de los ornamentos litúrgicos y al adorno de los altares; todos los días acudía a la iglesia parroquial para participar en el sacrificio eucarístico, pero se distinguió sobre todo, por su apostolado inteligente y fecundo, que siempre desarrolló de acuerdo con sus pastores, a los cuales profesaba absoluto respeto y obediencia...


SU ACCION APOSTOLICA


Enseñaba a los pobres, aconsejaba a cuantos acudían a ella, restauraba la paz en las familias desunidas, organizaba en su casa reuniones con el fin de ayudar a las madres en su formación cristiana, encaminaba de nuevo a la virtud a las mujeres que se habían apartado del recto camino y amonestaba con prudencia a los pecadores. Pero la obra en la que centraba, sobre todo, sus cuidados y energías fue la educación humana y religiosa de las jóvenes, para quienes abrió en su casa una escuela gratuita de bordado, en el que era muy entendida. Aquel taller se convirtió en un centro de convivencia fraterna, oración, alabanza a Dios y explicación y profundización de la Sagrada Escritura y de las verdades eternas.


UNGIDA DE AMOR MATERNO


Con afecto maternal la Sierva de Dios fue para sus discípulas una verdadera maestra de la vida, modelo de fervoroso amor a Dios, lámpara que daba luz y calor. Les dio innumerables ejemplos de fe viva y comunicativa, de caridad diligente y alegre sumisión a la voluntad de Dios, y de los superiores, así como también de máxima solicitud por la salvación de las almas, prudencia singular, práctica constante de la humildad, pobreza, silencio y paciencia en las contrariedades y dificultades. Era notorio el fervor con que cultivaba la vida interior, la oración, la meditación, la aceptación de las molestias y su devoción a la Eucaristía, ala Virgen María y a los Santos. De este modo, contribuyó eficazmente la Sierva de Dios al incremento religioso de su parroquia.


VIRGEN SEGLAR


Fue miembro de la Orden Tercera de la Virgen del Carmen y de S. Teresa de Jesús, y profesaba gran devoción a San Juan de la Cruz. En casa de María Dolores Masiá Morán, vecina de Algemesí, se conserva un cuadro de la Virgen del Carmen bordado en oro y seda por su madre Vicenta Morán, cuando tenía 9 años, bajo la dirección de la señora Pepa. Lleva esta inscripción: Nuestra Señora del Carmen Vicenta Morán Edad 9 años Año 1893. Es el año en que murió la Beata, y este bordado artístico dirigido por ella es una de las últimas muestras de su devoción mariano carmelitana. Entregó piadosamente su alma a Dios en Algemesí el 24 de febrero de 1893. Su cuerpo se conserva en la iglesia parroquial de San Jaime, de su ciudad natal.



12:48 a.m.
Martirologio Romano: En Pamplona, beata Ascensión del Corazón de Jesús (Ascensión Nicol Goñi), virgen (1940)

Fecha de beatificación: 14 de mayo de 2005 por el Papa Benedicto XVI.



Nació en Tafalla (Navarra, España), el 14 de marzo de 1868, última hija del matrimonio de Juan Nicol y Águeda Goñi. Su padre era comerciante de calzado y aperos de labranza. Fue bautizada y se le impuso el nombre de Florentina, por la memoria de la santa que se celebra en esa fecha. Recibió la educación propia de las niñas de su estrato social, y luego fue a Huesca, al centro que las religiosas Dominicas de la Tercera Orden tenían y que se conocía como el Beaterio de Santa María Magdalena y Santa Rosa. Allí descubrió su vocación religiosa.

Cuando tenía 17 años, el 22 de octubre de 1885, fue admitida en la comunidad de religiosas de Santa Rosa de Huesca. Tuvo un noviciado feliz, se sentía llena de fervor y desbordante generosidad; todo le parecía poco para lo que ella anhelaba entregar a Dios; además, lo hacía con alegría y espontaneidad. Profesó al año siguiente y recibió el nombre de Ascensión del Sagrado Corazón.


Encontró ciertas dificultades cuando, en 1907, fue nombrada directora del Externado, pues su carácter jovial y alegre le atraía las muestras de afecto de las niñas; las superioras consideraron desmedida la familiaridad amistosa hacia la joven religiosa directora. Para corregirla, la trasladaron a otros trabajos comunitarios, donde no tenía necesidad de tratar a las pequeñas. Pasada esta prueba, regresó a la enseñanza, fortalecida por la práctica de la virtud de la obediencia.


En 1912 el Gobierno clausuró la Escuela normal de Santa Rosa de Huesca. Las religiosas se hallaron de pronto sin su trabajo apostólico de preparación de docentes y sin su fuente de recursos económicos. Aquí se sitúa el primer encuentro de la madre Ascensión con el padre dominico fray Ramón Zubieta, que llegó hasta Huesca a buscar religiosas que quisieran integrarse en el trabajo de la misión de Urubamba y Madre de Dios en Perú.


Como la orden ya tenía intención de enviar a América, en particular a Perú, a las religiosas a las que el Gobierno había privado de su Escuela normal, el proyecto pasó al Consejo de la Casa, mientras el padre Zubieta recibía en Roma la ordenación como obispo de Aráa (15 de agosto de 1913). Se formalizó el proyecto misionero y cinco hermanas del Beaterio de Santa María Magdalena y Santa Rosa de las Religiosas Dominicas de la Tercera Orden partieron el 17 de noviembre de 1913; llegaron a Lima el 30 de diciembre, después de hacer escala en Río de Janeiro. El viaje en barco proporcionó a monseñor Zubieta la oportunidad de conocer más a fondo a las religiosas, y en particular a la madre Ascensión, a quien iba a profesar un profundo y afectuoso respeto, evidente en todas sus cartas.


El Beaterio de Nuestra Señora del Patrocinio de Lima fue escogido para recibir a las madres de Santa Rosa de Huesca, a las misioneras que se iban a dedicar al apostolado en su prefectura apostólica de Santo Domingo del Urubamba y Madre de Dios en Perú. El Beaterio sufría entonces de relajación y falta de vida regular. El obispo dispuso que todas se sometieran a las reglas y constituciones de las madres de Huesca y, el 2 de febrero, nombró a la madre Ascensión superiora responsable; pero la reacción de las hermanas peruanas fue muy enérgica y se procedió a organizar la elección: el 1 de abril fue elegida para el cargo de priora por la comunidad del Patrocinio por una mayoría de votos muy grande.


El espinoso proceso de integración de las dos comunidades de Lima reclamó la presencia de la madre Ascensión en el Beaterio del Patrocinio, donde había sido elegida priora. Las adversidades la condujeron a un desprendimiento mayor y a buscar sólo en Dios su consuelo, aun en medio de soledades y aridez espiritual.


A finales de abril de 1918, pasó por Lima el padre Theissling, maestro de la Orden de Predicadores, en visita canónica; aprobó la obra y les encomendó la fundación de acuerdo al nuevo Derecho canónico de 1917, pues ya tenían diez religiosas españolas y veinte peruanas, y contaban ya con cuatro casas.


El padre Osende, o.p., trabajó en las Constituciones y aceleró el proceso jurídico. Así nació la Congregación de las "Misioneras Dominicas del Santísimo Rosario". El 27 de septiembre fueron aprobadas las primeras Constituciones. Y el 5 de octubre se erigió en Lima la congregación; la madre Ascensión fue nombrada superiora general. Se decidió que el noviciado se hiciera en Pamplona (España).


Con ocasión de la visita ad limina de mons. Zubieta al Papa Benedicto XV, la madre Ascensión y la madre Visitación pudieron también tener la entrevista con el Papa, y le trataron un número importante de problemas que sólo podían ser resueltos por la Santa Sede. El 25 de marzo de ese mismo año la Congregación fue agregada a la Orden de Predicadores.


La desmedida actividad y la falta de descanso habían agotado a monseñor Zubieta; su salud cedió y finalmente, el 19 de noviembre de 1921, murió santamente, a los 57 años de edad.


La madre Ascensión siempre se negó a que la llamaran fundadora. Para ella el fundador era mons. Zubieta, pero, al morir este, recayó sobre ella toda la responsabilidad de la naciente fundación, así como la interpretación del carisma de la Congregación, a la vez misionero y educativo.


La inauguración del colegio de Sonsonete, en El Salvador, en 1924, marcó el momento de la autonomía de la Congregación. La madre Ascensión desplegaba una prudencia audaz, unida a su exquisita misericordia, durante los aciagos tiempos de la guerra civil española, la segunda guerra mundial y la revolución comunista en China; un gobierno lúcido y firme al servicio de las religiosas que, con indecibles obstáculos, se consagraban a la difusión del Evangelio en las misiones y en las escuelas.


Habían pasado los seis años reglamentarios desde la fundación de la Congregación y la celebración del primer consejo general; se convocó el primer capítulo general, donde la madre Ascensión fue elegida priora general. La Congregación fue tomando forma de institución internacional.


En 1926, a pesar de las reticencias de la madre Ascensión debido a las necesidades locales, ante la insistencia del obispo del lugar, la Congregación se hace cargo del Colegio nacional de Cuzco. Se fundó una comunidad para atender la Escuela de educandas y, por tanto, la Congregación se abrió a la educación civil, además de la educación propiamente religiosa. Más tarde se harán cargo también del Colegio nacional de Arequipa, en 1928, y luego de otro más en Puno.


La Congregación recibió la aprobación de Roma ad experimentum por siete años. La llamada misionera a China se hacía cada vez más apremiante; en septiembre de 1932, ese proyecto tan deseado podía iniciarse; al frente de la expedición de China iba la madre Ascensión.


El segundo capítulo general, celebrado en Pamplona, reeligió por segunda vez a la madre Ascensión; y se dirigió a China por segunda vez. Otro Beaterio, Santa Rosa de Zaragoza, se incorporó a la Congregación. Ese año, el 22 de diciembre, Roma permitió a la Congregación su división en provincias.


El tercer capítulo general volvió a reelegir a la madre Ascensión. Esta vez su salud ya no tendría los recursos para soportar el peso de tantas responsabilidades y exigencias. El 6 de enero del año siguiente se le declaró la enfermedad que la llevaría a la muerte. El 22 de enero recibió el viático y la extrema unción, en medio de sufrimientos muy agudos, que sobrellevó con virtud; murió con fama de santidad el 24 de febrero en la ciudad de Pamplona.



12:04 a.m.
Martirologio Romano: En Bilbao, del País Vasco, en España, beata Rafaela de Villalonga Ybarra, la cual, siendo madre de siete hijos y con el consentimiento de su marido, hizo profesión religiosa y fundó el Instituto de las Hermanas de los Ángeles Custodios, para la protección de las jóvenes y para enseñarles el camino de los preceptos del Señor (1900).

Fecha de beatificación: 30 de septiembre de 1984 por el Papa Juan Pablo II.



Nace en Bilbao en 1843 en el seno de una familia profundamente cristiana donde le inculcan las virtudes humanas que fueron la base de una vida excepcional. Se casó joven con D. José Vilallonga y fue madre de siete hijos., supo hacer compatibles sus obligaciones familiares con una vida llena de caridad y riqueza espiritual.

Su unión con Dios alcanzó los niveles propios de los santos. Los escritos sobre sus experiencias espirituales, así como su numerosa correspondencia, reflejan a una mujer llena de amor a Jesucristo y a sus semejantes.


Su actividad caritativa, dedicada al principio a remediar todo tipo de necesidades, se orientó, en la plenitud de su madurez, a proteger y cuidar de las niñas y jóvenes que, en el Bilbao industrial de finales del siglo XIX, estaban expuestas a los daños de la pobreza y la ignorancia.


Surge entonces la figura de Rafaela Ybarra, que se rebela contra la injusticia, los abusos y los vicios creados por la prepotencia de la prosperidad. Con gran sensibilidad cristiana y social se entrega completamente a las principales víctimas de aquella sociedad: las jóvenes y niñas. Recoge de las calles a las más desfavorecidas creando Instituciones de acogida donde les proporciona todo aquello que la sociedad les niega: cariño, alimentación, educación, salud y amor. Promovió pisos para acogerlas y talleres para su formación y sustento; al mismo tiempo, impulsó la creación en Bilbao de numerosas Instituciones de protección a la mujer.


Con las primeras voluntarias comprometidas con esta tarea, creó la primera residencia-taller, a la que imprimió su propio carisma y estilo: "dulzura en los medios y firmeza en los fines" "lo que no alcance el amor, no lo conseguirá el temor".


Era el 8 de diciembre de 1894, cuando en un pequeño piso de Bilbao, Rafaela Ybarra junto a tres jóvenes entusiastas de la obra que Rafaela iba a realizar, comenzaron su aventura de ser madres y educadoras de aquellas niñas y jóvenes que iban a necesitar ayuda en aquellos difíciles años de finales de siglo.


En su misión se asemejaría a los Ángeles Custodios, cuyo nombre tomaría para su fundación, y cuyas actitudes habría de imitar.


Unidas a Dios por la oración y el apostolado, llevarían el anuncio del amor de Dios, al mundo de la niñez y de la juventud.


El acontecimiento cumbre en la vida de Rafaela y en la de la obra por ella iniciada, se produjo el 2 de Agosto de 1897, fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles, fecha en que se puso la primera piedra del Colegio Ángeles Custodios de Zabalbide en Bilbao, para quedar inaugurado definitivamente el Colegio el 24 de marzo de 1899. La Congregación de los Santos Ángeles Custodios, tiene por fin Casa Madre, que podrá servir de modelo a las que mas tarde se levantarán.


Rafaela Ibarra fallece el 23 de febrero del año siguiente, 1900, a los 57 años, sin poder ver consolidada su fundación.


El Instituto de las Hermanas de los Ángeles Custodios, hoy hacen vivo y presente, con más de 35 casas repartidas por España y América, uno de sus grandes mensajes «nunca os canséis de hacer el bien».


Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Rafaela, escriba a:

Hermanas de los Santos Ángeles Custodios

C/ Mantuano, 32-4º-B

28002 Madrid, ESPAÑA

- o -

Hermanas de los Santos Ángeles Custodios

Avda. de las Universidades, 10

48007 Bilbao, ESPAÑA




¡Felicidades a quien lleve este nombre!



12:04 a.m.
Santa Romana virgen, en Todi (ciudad italiana) en el siglo IV.

Esta chica sintió muy pronto en su vida la vocación religiosa. A los diez años se marchó de casa y se fue el monte de Soratte San Silvestre para recibir el bautismo.


Una vez que se hubo hecho cristiana, se fue a Todo. Allá buscó un lugar en el que pudiera vivir sola en constante oración y con profunda fe.


Pronto su fama de santa llegó a los oídos de los cristianos. Muchos de ellos y ellas se acercaron y siguieron su forma de vivir santamente.


Era hija de Calfurnio, gobernador de Roma. Una vez que abrazó la fe en Cristo, renunció a todo lujo y comodidades que bien pudiera haber tenido por su rango y abolengo.


Hoy día, en el monte en el que vivió feliz como ermitaña, hay una inscripción que afirma:” el 23 de febrero en Todi, la santa Romana virgen recibió el bautismo en esta cueva en la que realizó milagros y su gloria cobró fama. Esta inscripción es difícil de leer.


Eligió ese lugar para sentirse más unida al Papa san Silvestre porque admiraba su santidad. De aquí surgió el hecho de que se le llame a este lugar Monte san Silvestre.


El papa le solía enviar consuelos espirituales. Una vez le dijo:” Vuelve cuando florezcan las rosas”. Y aunque era pleno invierno y todo estaba nevado, una mañana volvió a san Silvestre con una rosa florida.


Se encaminó sola a la ciudad de Todi. Tan querida era que iban a verla y se unían a ella en la oración. Era el año 324.


Su cuerpo fue sepultado en la gruta o cueva. Murió santamente ante muchas personas. Se construyó un altar en el que se celebraban muchas misas. En 1301 fue trasladado su cuerpo a la iglesia de san Fortunato.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!


Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com



12:03 a.m.
Martirologio Romano: En Roma, beata Josefina (Judit Adeleide) Vannini, virgen, que fundó la Congregación de las Hijas de San Camilo, para servir a los enfermos (1911).

Fecha de beatificación: 16 de octubre de 1994 por el Papa Juan Pablo II.



Dios a veces se vale de los “fracasos” para manifestar su gloria en medio de los hombres. Judith Vannini, se quedó pasmada al recibir la noticia de que ya no podía pertenecer más a la Congregación de las Hijas de San Vicente de Paul. No lo podía creer, su vida en los últimos 23 años había transcurrido con estas buenas religiosas, pero su salud era muy frágil y fue invitada a dejar la comunidad.

Judith había nacido el 7 de julio de 1859 en el seno de una humilde familia en Roma. Cuando tenía 7 años su padre y su madre perdieron la vida y entonces fue llevada a un hospicio que atendían las Hijas de San Vicente de Paul, quienes la acogieron como una hija durante 17 años. A lo largo de este tiempo había aprendido a amar a Dios con intensidad y todo en ella manifestaba una clara vocación a la vida consagrada. En 1883 fue admitida como aspirante en la comunidad a la que tanto debía. Pero ahora con casi 30 años, sin familia y sin conocer el mundo, tenía que empezar una nueva vida.


A los ojos de alguien que no entiende las cosas de Dios, la situación de Judith podía parecer un rotundo fracaso. Su lucha interior era tremenda, ella quería ser fiel a Dios y parecía que el Señor le pagaba mal toda su entrega. Cargada de dolor vuelve a Roma, en donde se aloja en la casa de una tía y donde sus dos hermanos tratan de convencerla de abandonar toda idea de ingresar a otra Congregación.


Los camilos, comunidad dedicada al apostolado hospitalario, habían encargado al P. Luis Tezza la formación de una comunidad religiosa femenina que compartiera su misma espiritualidad. El P. Luis se fue a Francia a trabajar en el encargo recibido, pero entonces la persecución contra la Iglesia en Francia, deshizo el grupo de jóvenes que había formado y él tuvo que regresar a Italia. Al P. Luis también parecía que las cosas no le estaban saliendo bien, pero era un hombre de Dios y sabía que el Señor le indicaría los signos en el momento oportuno.


En 1891, la Providencia reunió en una capillita en Roma a Judith, que había ido a recibir unos Ejercicios Espirituales, y al P. Tezza, quién había llegado hasta allí para reemplazar a un hermano suyo en una plática espiritual. Luego de la plática, Judith, animada por la profundidad espiritual que había percibido en este sacerdote, le busca y le cuenta todo lo que le había pasado. El P. Luis, iluminado por el cielo, reconoció en Judith a la persona indicada para iniciar la nueva congregación que con el nombre de Hijas de San Camilo es fundada el 2 de febrero de 1892.


Judith, que ahora era la madre Josefina, y otras jóvenes van a ser purificadas al poco tiempo en el crisol de las pruebas. Inesperadamente tienen que dejar Roma, pues la Santa Sede había decidido que en la Ciudad Eterna no se erijan nuevas comunidades religiosas. Por otro lado, unos envidiosos calumniaron al P. Luis y se le impuso la prohibición de acercarse a la Madre Josefina y a su comunidad. Pero la fidelidad y la mortificación de Josefina y el P. Luis dieron sus frutos. En solo 20 años estas religiosas estaba sirviendo en varios países y contaban con 126 hermanas. La Madre muere el 23 de Febrero de 1911 en Roma. El buen P. Luis Tezza había partido para el Perú en 1902 y allí muere años más tarde en olor de santidad en la ciudad de Lima. El Papa Juan Pablo II tuvo la bendición de beatificar a la Madre Josefina el 16 de Octubre de 1994 y al P. Luis Tezza el 4 de noviembre de 2001. Los restos de ambos descansan en Roma.


Si usted tiene información relevante para la canonización de la Neata Josefina, por favor comuníquese a:

Figlie di S. Camillo

Via Anagnina, 18

00046 Grottaferrata (RM), ITALIA



11:33 p.m.
Martirologio Romano: Fiesta de la cátedra de san Pedro, apóstol, al que el Señor dijo: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. En el día en que los romanos acostumbraban a recordar a sus difuntos, se celebra la sede de aquel apóstol, cuyo sepulcro de conserva en el campo Vaticano y ha sido llamado a presidir en la caridad a toda la Iglesia.

Hoy se celebra la festividad de la Cátedra de San Pedro, una ocasión solemne que se remonta al cuarto siglo y con la que se rinde homenaje y se celebra el primado y la autoridad de San Pedro.


La palabra "cátedra" significa asiento o trono y es la raíz de la palabra catedral, la iglesia donde un obispo tiene el trono desde el que predica. Sinónimo de cátedra es también "sede" (asiento o sitial): la "sede" es el lugar desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la Santa Sede es la sede del obispo de Roma, el Papa.


Hace no muchos años, antes de rezar el Ángelus en este día, el Papa Juan Pablo II recordó que "la festividad litúrgica de la Cátedra de San Pedro subraya el singular ministerio que el Señor confió al jefe de los apóstoles, de confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la fe. En esto consiste el ´ministerium petrinum´, ese servicio peculiar que el obispo de Roma está llamado a rendir a todo el pueblo cristiano. Misión indispensable, que no se basa en prerrogativas humanas, sino en Cristo mismo como piedra angular de la comunidad eclesial". "Recemos -dijo- para que la Iglesia, en la variedad de culturas, lenguas y tradiciones, sea unánime en creer y profesar las verdades de fe y de moral transmitidas por los apóstoles".


La cátedra es en realidad el trono que Carlos el Calvo regaló al papa Juan VIII y en el que fue coronado emperador el día de Navidad del año 875. Carlos el Calvo era nieto de Carlomagno. Durante muchos años la silla fue utilizada por el papa y sus sucesores durante las ceremonias litúrgicas, hasta que fue incorporada al Altar de la Cátedra de Bernini en 1666.


Tradiciones, leyendas y creencias afirmaron durante muchos años que la silla era doble y que algunas partes se remontaban a los primeros días de la era cristiana e incluso que la utilizó San Pedro en persona. La silla ha sido objeto de numerosos estudios a lo largo de los siglos y la última vez que fue extraída del nicho que ocupa en el altar de Bernini fue durante un período de seis años, entre 1968 y 1974. Los análisis efectuados en aquella ocasión apuntaban a que se trataba de una sola silla cuyas partes mas antiguas eran del siglo VI. Lo que se había tomado por una segunda silla era en realidad una cubierta que servía tanto para proteger el trono como para llevarlo en procesión.


Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado todo el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la misa del Capítulo de San Pedro.


Fuente: VIS - Servicio Informativo Vaticano



11:33 p.m.
Martirologio Romano: En la ciudad de Sendai, en Japón, beato Diego Carvalho, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, después de soportar injurias, cárceles y caminatas realizadas en pleno invierno, con fe intrépida confesó a Cristo, junto con sus compañeros, en el suplicio del agua helada (1624).

Fecha de beatificación: 7 de mayo de 1867 por el Papa Pío IX.



Nació alrededor del año 1578 en Coimbra, Portugal, no se conocen datos fidedignos de su vida anteriores a su ingreso en la orden jesuita el 14 de noviembre de 1594.

Estudiaba filosofía cuando fue enviado a la misión en Oriente. Zarpo de Lisboa con otros diecinueve jesuitas. Tras unos meses en Goa (India), seguramente acabando el segundo año de filosofía, fue enviado, en 1601, a Macao, donde cursó el tercer año y los tres te teología. Luego fue maestro de latín y se dedicó a la predicación durante unos seis meses.


El 29 de junio de 1609 llegó a Japón, participó en un curso de japonés durante dos años, tiempo en el que también colaboró como misionero en Amakusa. En 1612 fue trasladado a la zona de Miyaco (Kyŏto), donde siguió su labor misionera hasta inicios de 1614 cuando la persecución de Tokugawa Ieyaso buscaba la expulsión de los misioneros y a la erradicación del catolicismo del Japón. Atendió en Nagasaki y sus alrededores a las comunidades cristianas hasta noviembre, mes en el que la mayoría de los misioneros fueron expulsados a Macao y Manila.


El 6 de enero de 1615 partió de Macao con destino a Conchinchina (Vietnam) y luego a Turan (hoy Da Nang) con el fin de empezar una misión entre los residentes y emigrados japoneses en aquellas zonas. Para la fiesta de la Resurrección tenían ya edificada una capilla y celebraron los primeros bautizos.


En 1616 regresó a Macao, y luego pasó de nuevo a Japón, a donde ingresó disfrazado. Cuidó un año de los cristianos perseguidos en la región de Õmura y luego partió a Dewa, Õshū e Iwashiro, recorriendo una extensa parte de la región septentrional de la isla mayor, donde el único jesuita, Girolomo De Angelis, era un misionero itinerante. Recorrió sin cesar esas regiones, teniendo como centro de operaciones a las comunidades cristianas en Akita (fundadas por él) y Sendai. Visitó tres veces a los cristianos desterrados en Tsugaru.


En 1620 pasó a la isla de Exo (Hokkaidō) donde, el 5 de agosto, celebró la primera Misa en la historia de esa isla. Las cartas que el enviaba a Europa, describiendo sus visitas a los nativos ainu, detallaban tan bien la geografía que ayudaron a perfeccionar la cartografía del Oriente que se hacía en el continente europeo.


Al menos desde 1623 fue el superior de la misión en el Japón septentrional. El 8 de febrero de 1624 lo apresaron en Oroshie, no lejos de Mizusawa; debían llevarlo a Sendai, partieron el 10 y llegaron el 17, pese a que en condiciones normales ese camino se lo hacía en tan sólo tres días; el 18 sufrió por primera vez el tormento: lo sumergían en las heladas aguas del río Hirose, al pie de la fortaleza del daimyō Date Masamune. Este tormento lo repitieron el 22, desde las 10 de la mañana hasta casi el medio día, esta vez lo sacaron del río ya muerto.



fuente: Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús

Tomo I: AA – Costa Rica

Autor: Charles E. O’Neill

Universidad Pontifica Comillas – MADRID

ISBN 84-8468-037-1



Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato Diego, escriba a:

Catholic Bishops’ Conference of Japan

2-10-10 Shiomi Koto-ku

Tokyo 135-8585, JAPÓN



11:33 p.m.
Martirologio Romano: En Longchamp, suburbio de París, en Francia, beata Isabel, virgen, que, siendo hermana del rey san Luis IX, renunció a matrimonio de realeza y a ventajas mundanas y fundó un monasterio de Hermanas Menores, con las que sirvió a Dios en humildad y pobreza (1270).

Etimológicamente: Isabel = Aquella a quien Dios da la salud, viene de la lengua hebrea.


Fecha de beatificación: Su culto fue confirmado por el papa León X el año 1521



Nació el año 1225 y era hija del rey Luis VIII de Francia y de su esposa Blanca de Castilla, y era, por tanto, hermana del rey San Luis IX.

Isabel se cría en la corte paterna bajo los cuidados de su madre que infundió en ella, como en su hermano Luis, los más fervorosos sentimientos religiosos y el horror al pecado. Ya de pequeña aprendió a amar a los pobres y a emplear mucho tiempo en los actos de piedad y culto divino.


Solicitó su mano el príncipe Conrado, hijo y heredero del emperador Federico II. La propuesta fue acogida con satisfacción por la reina viuda Blanca de Castilla y por su propio hermano Luis, y al papa Inocencio IV, a quien se había dado noticia de la petición, le pareció buena para soldar la paz entre los príncipes cristianos y le escribe a Isabel diciéndole que contaría con su bendición. Pero Isabel contesta al papa que ella ha hecho voto de virginidad y que desea mantener su consagración a Dios. Inocencio IV contesta a la princesa que no puede menos que alabarla por esta deliberación y que la animaba a proseguir en tan santo propósito.


Isabel prosigue entonces en medio de la corte llevando una vida dedicada a la caridad y a la piedad y puede ver cómo su hermano Luis, llevado de un alto idealismo, marcha a las Cruzadas, donde sus armas no consiguen el triunfo esperado sino que incluso es apresado y a gran precio recupera la libertad. Estando su hermano ausente, muere su madre Blanca.


A partir de entonces ya no se cree necesaria en la corte y piensa poner en práctica el propósito concebido de fundar un convento de clarisas en el que pasar el resto de sus días. Su hermano le da la oportuna licencia y surge así el convento de Longchamp el año 1257, que ella coloca bajo la advocación de la Humildad de Nuestra Señora. Parece claro que, aunque la Orden Franciscana presenta a Isabel como monja de la segunda orden y con ese título se confirmó su culto, en realidad ella nunca profesó ni emitió los votos religiosos. Vivió en un ala del convento, en una especie de casa aparte, no en las celdas de las monjas, y continuó su costumbre de generosidad extrema con los pobres. De esta forma además evitó el que las monjas la pudieran elegir abadesa.


Su vida fue santa: toda ella dedicada a la oración, la penitencia y las buenas obras, pudiendo ser vista en éxtasis con que el Señor la favorecía.


Murió el 22 [para otros, el 23] de febrero del año 1270, y su culto fue confirmado por el papa León X el año 1521 al permitir al monasterio de Longchamp celebrar su fiesta, que posteriormente el papa Inocencio XII, a finales del s. XVIII, extendió a toda la Orden Franciscana.


¡Felicidades q quien lleve este nombre!



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