Clemente Vismara, Beato
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Por otra razón, sin embargo, el nombre de Bernardo será célebre por siempre. Desde los mas antiguos tiempos hubo un camino a través de los Alpes Peninos, desde el valle de Aosta hasta el cantón suizo de Valais, en el que está ahora el paso del Gran San Bernardo. Este paso está cubierto por nieves permanentes de siete a ocho pies (de 2 a 2,4 metros, N. del T.) de profundidad, y sus movimientos a veces acumula hasta cuarenta pies (un metro) de altura. Aunque el paso era en extremo peligroso, especialmente en primavera a raíz de las avalanchas, no obstante era utilizado por peregrinos franceses y germanos camino a Roma. Para comodidad y protección de los viajeros San Bernardo fundó un monasterio y hospedaje en el punto más alto del paso, a 8.000 pies (2.400 metros, aproximadamente, N. del T.) sobre el nivel del mar, en el año 962.
Algunos años más tarde estableció otro hospedaje en el Pequeño San Bernardo, un monte de los Grandes Alpes, de 7.076 pies (2.160 metros, N. del T.) sobre el nivel del mar. Ambos fueron puestos a cargo de monjes agustinos, luego de conseguir la aprobación pontificia en una visita a Roma.
Estos hospedajes son famosos por su generosa hospitalidad extendida a todos los viajeros que pasan por el Gran y el Pequeño San Bernardo, así llamados en honor al fundador de estas instituciones de caridad. En todas las estaciones del año, pero especialmente durante las duras tormentas de nieve, los heroicos monjes acompañados por sus bien entrenados perros, salen en busca de víctimas que podrían sucumbir a la dureza del clima. Les ofrecen comida, ropa, y refugio a los desafortunados viajeros que corren peligro de muerte.
Los monjes dependen de donaciones y colectas para sustentarse. Actualmente, la Orden cons-ta de unos cuarenta miembros, la mayoría de lo cuales vive en los hospedajes mientras algunos viven con vecinos del lugar.
La última obra en la vida de San Bernardo fue la reconciliación de dos nobles cuyo antagonismo amenazó en convertirse en una situación fatal. San Bernardo fue sepultado en el convento de Saint Lawrence. Venerado como santo desde el S. XII en varios lugares del Piemonte (Aosta, Novara, Brescia), no fue canonizado sino hasta 1681, por Inocencio XI.
Su fiesta es celebrada en algunos santorales el 15 de junio y en otros el 28 de mayo.
Hijo de una rica familia, vino a Constantinopla cuando era joven intentando obtener un puesto en la corte. Pero un monje lo persuadió de que cambiara de intención y entrara a un monasterio. Bajo el emperador León V (El Armennio, 813-820) se inició la persecución iconoclasta por segunda vez.
Casi todos los monjes eran aguerridos defensores de las imágenes; Metodio permaneció del lado de su orden y se distinguió por su oposición al gobierno. En 815 el patriarca Nicéforo I (806-815) fue depuesto y exiliado por su resistencia a las leyes iconoclastas; en su lugar se impuso a Theodotus I (815-821). En ese mismo año Metodio fue a Roma, aparentemente enviado por el depuesto Patriarca, para reportar el asunto al Papa (Pascual I, 817-824).
Permaneció en Roma hasta que León V fue asesinado en 820 y sucedido por Miguel II (820-829). Esperando cosas mejores del nuevo emperador, Metodio regresó entonces a Constantinopla portando una carta en la que el Papa trataba de persuadir a Miguel de que cambiara la política del gobierno y reinstaurara al Patriarca Nicéforo. Pero Miguel solo aumentó la fiereza de la persecución. Tan pronto regresó a Constantinopla, hubo entregado la carta y exhortado al emperador a actuar de acuerdo a ella, fue severamente castigado (con 70 latigazos), llevado a la isla Antigoni en el Propontis, y ahí fue encarcelado en una tumba fuera de uso. La tumba había sido concebida como un edifico de cierto tamaño; Metodio vivió en ella siete años. En 828 Miguel II, no mucho tiempo antes de su muerte, mitigó la persecución y proclamó una amnistía general. Sacando ventaja de ello, Metodio salió de prisión y regresó a Constantinopla casi agotado por sus privaciones. Su espíritu no estaba roto y retomó la defensa de las imágenes con el mismo celo que antes
Miguel II fue sucedido por su hijo Teófilo (829-842), que causó la última y más fiera persecución de los veneradores de imágenes. Metodio resistió directamente al emperador y fue nuevamente azotado y encarcelado en palacio. Pero esa misma noche escapó ayudado por sus amigos de la ciudad, que lo escondieron en su casa y le vendaron las heridas. Por esta razón, el gobierno confiscó la casa. Pero viendo que Metodio no iba a ser doblegado por el castigo, el emperador trató de convencerlo con argumentos.
El resultado de su discusión fue que Metodio en cierto grado persuadió al emperador. De cualquier manera, hacia el final de su reinado, la persecución fue mitigada. Theophilus murió en 842 e inmediatamente cambió toda la situación. Su esposa Theodora llegó a ser regente para su hijo Miguel III (El Borracho, 842-867). Ella había sido siempre una secreta veneradora de imágenes y ahora que tenía el poder, inmediatamente empezó a restaurar imágenes, liberar los confesores prisioneros y a regresar todo a las condiciones del Segundo Concilio de Nicea (787).
El patriarca de Constantinopla, Juan VII (832-842), era un iconoclasta puesto por el gobierno y al persistir en su herejía, fue depuesto y Metodio fue hecho patriarca en su lugar (842-847). Metodio ayudó entonces a la emperadora-regente en su restauración. Convocó un sínodo en Constantinopla (842) que aprobó la deposición de Juan VII y de su sucesión. No tuvo que hacer nuevas leyes sobre imágenes. Los Decretos de Nicea II que habían recibido el asentimiento del Papa y de toda la iglesia como los de un Concilio Ecuménico fueron puestos nuevamente en efecto.
El 19 de Febrero de 842, las imágenes fueron regresadas a los templos en solemne procesión. Esta fue la primera "Fiesta de la Ortodoxia", observada en memoria de aquel evento en el primer domingo de Cuaresma de cada año por toda la Iglesia Bizantina. Metodio entonces procedió a deponer a todos los obispos iconoclastas por todo su patriarcado, reemplazándolos por veneradores de imágenes. Al hacerlo, parece haber actuado severamente. Se formó una oposición contra él que por poco se vuelve un cisma organizado. El Patriarca fue acusado de violación; pero la mujer en cuestión, al ser interrogada admitió que había sido comprada por los enemigos de Metodio.
El 13 de Marzo de 842, Metodio, con gran honor para Constantinopla, compró las reliquias de su predecesor Nicéforo (que había muerto en el exilio). Fueron expuestas por algún tiempo en el templo de la Sagrada Visión y luego enterrados en el de los Apóstoles. Metodio fue sucedido por Ignacio, en cuyo tiempo se inició el gran cisma de Photius.
Metodio es un santo para católicos y ortodoxos. Es mencionado en el Martirologio Romana (14 Junio), en ese día la Iglesia Bizantina mantiene su fiesta junto a la del profeta Eliseo.
Con los otros patriarcas es aclamado defensor de imágenes, en el servicio de la fiesta de la Ortodoxia: "A Germanus, Tarasius, Nicephorus y Metodio, verdaderos altos sacerdotes de Dios y defensores y maestros de la Ortodoxia, R. Memoria Eterna (triple)." Los Sirios Uniatos (N.T.: miembros de la Iglesia Oriental que están en unión con la Iglesia Católica Romana, y reconocen al Papa romano como supremo en cuestiones de fe, pero mantienen su propia liturgia, rito y disciplina) celebran su fiesta el mismo día. Los ortodoxos tienen una curiosa leyenda: que sus oraciones y las de Teodora salvaron a Theophilus del infierno. Está narrada en el Synaxarion para la fiesta de la Ortodoxia.
Fecha de beatificación: 4 de mayo de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.
A pesar de que nunca perteneció a una organización religiosa era considerada "la madre de los pobres", era respetada por todos los que la conocieron, desde las personas más humildes hasta los hombres más poderosos de su tiempo.
Nunca se casó pues decidió dedicarse por completo al Señor. Siendo analfabeta, gozaba cuando alguien le leía las Sagradas Escrituras.
Una de las cosas que se destaca en vida es la novena que compuso a Nuestra Señora de la Concepción, de quien era devota. Asimismo, en honor a ella, construyó al lado de su casa una pequeña iglesia donde veneraba una imagen de esta advocación mariana y ante la cual oraba piadosamente por todas las personas que se le encomendaban.
En 1954 esta iglesia fue confiada a la Congregación de las Hermanas Franciscanas del Señor. Actualmente al lado del templo se lleva a cabo una obra de asistencia para los niños necesitados que es mantenida por los devotos de Nhá Chica.
Finalmente, luego de una vida dedicada a la oración y al servicio a los más necesitados, Nhá Chica falleció el 14 de junio de 1895.
S.S. Benedicto XVI firmó el 28 de junio de 2012 el decreto con el cual se reconoce un milagro gracias a la intercesión de la Venerable Francisca de Paula de Jesús lo cual permitirá su próxima beatificación.
El milagro hace referencia a la curación inexplicable de la profesora jubilada Ana Lucía Meirelles, quien sufría de hipertensión pulmonar causada por un defecto congénito del corazón, se le recomendó una cirugía. Tres días antes de la cirugía, Ana Lucía tuvo problemas y la operación tuvo que ser pospuesta. Pasaron siete días y se notó en la paciente una considerable mejora en su salud, que se atribuye a la protección de Nhá Chica.
Seis meses más tarde, bajo pedido de los médicos, Ana Lucía volvió a hacerse los exámenes preoperatorios y ellos revelaron que todo se había resuelto sin necesidad de cirugía. Esto ocurrió en 1995 y desde entonces Ana Lucía ha sido sometida a exámenes regulares que demuestran que la curación ha sido definitiva y que el problema nunca regresó.
San Bernardo de Claraval, el gran reformador de la espiritualidad de todo el Medioevo, logró que toda su familia abrazara el estado de la vida religiosa.
Gerardo era un joven aguerrido y soñaba con irse a combatir en la guerra. En una de las batallas cayó mal herido.
Esa situación, nueva en su existencia ardorosa y llena de ilusiones, le hizo cambiar mucho. Y dándole vueltas a su cabeza y a los deseos de su corazón, pensó que lo mejor era dedicarse a amar a Dios y al prójimo. Pidió permiso para entrar en Claraval.
Su gran dificultad radicaba en que no sabía leer ni escribir. Pero como en la vida todos hacemos falta, el abad le concedió lo que anhelaba.
Era un buen hombre al que le iban bien los negocios y la actividad en el trabajo.
San Bernardo, con su atinada inteligencia y su gran virtud, le confió el cuidado material del monasterio, la administración de las cosas temporales, la organización de la comunidad y todo el inmenso trabajo de las viñas y de la bodega.
Aunque no sabía nada de letras, sin embargo, Dios le había dado dones naturales y un sentido común extraordinario para todo lo que le ordenasen.
Por lo demás, era un hombre honesto a carta cabal en el trato con todo el mundo. Se fiaban de sus palabras y no andaba con adulaciones estúpidas que no conducen a ninguna parte.
Se puede decir que se reveló grande en las cosas pequeñas. Y no hay que pedirle más peras al olmo. Cada uno es quien es. Murió antes de cumplir los 50 años.
San Bernardo lloró amargamente la muerte de su hermano. Era el año 1138.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com
Cuando la sencillez va de par con el espíritu de infancia, tu corazón se humaniza. Brecha luminosa en tu camino, tu canto se eleva a Dios: "Tú que das de comer a pájaros y haces crecer los lirios del campo, concédenos alegrarnos con lo que tú nos colmas, y que esto nos baste".
Los emperadores romanos no sabían a ciencia cierta qué hacer con esta fuerza pujante del cristianismo. No podían ni soñar que cuantos más morían, más cristianos surgían dentro de su imperio.
Era para ellos la principal preocupación. Fue el caso de esta niña inocente llamada Aquilina.
Había nacido en Biblis de Palestina, Asia Menor. Por suerte para ella, unos misioneros abanderados del Resucitado, pasaban por allá.
Ella, al verlos, les dijo que estaba preparada para recibir el bautismo porque amaba mucho a Jesús.
Los misioneros escucharon su petición. La bautizaron. Apenas se hubo hecho cristiana, se entregó a ayudar a la gente resplandeciendo ante todos, a pesar de su edad, por su pureza y candidez.
Pero la persecución se notaba ya en el ambiente. Iba a empezar en seguida.
El emperador, enterado por su policía que había una chica cristiana, que era una joya, mandó que la llevasen ante su presencia.
Y la historia se repite. La condujeron a los dioses para que ofreciera sacrificios.
Ella se negó en rotundo. Entonces, sin entrañas ni amor, mandó que la degollaran. Era el 13 de junio del año 304.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com
Ésta es Mariana Biernacka (1888-1943), una de los 108 mártires polacos del nazismo que Juan Pablo II beatificó el 13 de junio de 1999, durante uno de sus viajes a Polonia.
La historia de esta mujer, es muy similar a la de Maximiliano Kolbe, franciscano, quien fue canonizado por Juan Pablo II.
En Naumowicze, Grodno (Polonia), esta viuda nacida Ortodoxa y conversa al Catolicismo a la edad de 17 años, se ofreció a ser ejecutada en lugar de su de su nuera que estaba embarazada.
Con este gesto de amor, Mariana con cincuenta y cinco años de edad, el 13 de junio de 1943 salvó dos vidas de la barbarie de la guerra.
Para ver más sobre los 108 mártires Polacos durante la segunda guerra mundial haz "click" AQUI
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