Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net
Cardenal
Julio 5
Etimológicamente significa “sol”. Viene de la lengua griega.
Hay historias de santos que van configurando el espejo luminoso de la Iglesia mediante sus características personales y su forma concreta de lograr la santidad.
Este joven, nacido en 1415 y muerto en Tours en 1484, es sumamente original.
Según su confesor y director espiritual, desde temprana edad soñaba con ser franciscano con la condición de que nunca montaría a caballo.
¿Razón? Porque san Francisco montaba en burro.
Se entregó al estudio sagrado. Y se hizo un maestro experto en Biblia. La enseñaría más tarde en el convento de Mirepoix, y, además, para predicar la Palabra de Dios con dignidad, conocimiento y elocuencia.
Cuenta su confesor que, mientras otros sacerdotes predicaban solamente cuando hacía buen tiempo, él, por el contrario, no le importaba el tiempo que hiciese sino el anuncio de Dios y la evangelización.
La gente, al oírlo predicar tan bien , se preguntaba que de dónde era.
Su acompañante solía decirles que provenía de una familia noble y, de este modo, les invitaban a comer.
Cuando tenía 21 años, los sacerdotes y canónigos de la región lo eligieron obispo. El no quería. Y sin más, se fue a Roma a presentarle al Papa la renuncia.
El Papa Eugenio IV, sin embargo, le ordenó que se fuese a su diócesis. Treinta años más tarde, el rey Luis XI lo envió a Tours que entonces la más importante de Francia. Fue su confesor y le nombró cardenal en contra de su voluntad.
Era tan sensible que ni siquiera podía ver morir a un animal en la cacería. Llevó una vida de pobreza austera y de mucha oración.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com
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