Obisopo y Mártir
San Dionisio, gran paladín de la fe católica, asistió en el año 355, en el palacio de su ciudad episcopal, a un sínodo que el emperador Constancio, favorecedor de los arrianos, había reunido para que condenase a Atanasio. San Dionisio, san Eusebio de Vercelli y san Lucifer de Cagliari, formaron parte del reducido grupo de los que se negaron a firmar el decreto. El emperador los desterró por ello.
San Dionisio se retiró a Capadocia, donde murió hacia el año 360, probablemente poco antes de que el emperador Juliano restituyese a los obispos desterrados a sus diócesis. Hay que hacer notar que san Basilio envió, desde Capadocia a Milán, los despojos mortales de san Dionisio. Todavía se conserva la carta en que san Basilio cuenta a san Ambrosio las medidas que tomó para asegurarse de la autenticidad de las reliquias.
Publicar un comentario