Por: . | Fuente: aica.org
Religiosa
Fecha de Beatificación: 30 de mayo de 2010 durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.
En Milán, cerca de la casa de la familia De Micheli, en 1912 se establece una comunidad de la congregación Hijas de la Inmaculada Concepción, venida de la Argentina, a la que el párroco de San Pietro in Sala le confía el oratorio femenino.
El 15 de octubre de 1913, a la edad de 23 años, Josefina ingresa a esta Congregación y es recibida por la Fundadora, Sierva de Dios María Eufrasia Iaconis.
Al año siguiente, en la ceremonia de la vestición religiosa, recibe el nombre de María Pierina. Cuatro años después de emitir los primeros votos, es destinada con otras compañeras a la Casa Madre de la Congregación, en Buenos Aires. Allí, en 1921, se consagra para siempre, con la emisión de los votos perpetuos, y en noviembre del mismo año, vuelve a Milán.
Luego de ser durante varios años Superiora de Milán, en 1939 pasa a Roma como Superiora de una nueva casa y en 1940 recibe el nombramiento de Superiora Regional.
Con la bendición y el aliento de Pío XII, acuña y difunde la medalla que la Santísima Virgen le había pedido. La Madre Pierina comunica al Papa que, el 31 de mayo de 1938, mientras oraba en la Capilla de Milán, tuvo una visión en la que la Virgen María le mostraba un escapulario formado por dos retazos de tela blanca: uno con la imagen del Divino Rostro y a su alredor el texto "Illumina, Domine, vultum tuum super nos" (Ilumínanos con tu rostro o Señor), y sobre el otro lado una Hostia resplandeciente y a su alrededor el texto "Mane nobiscum Domine" (Estás con nosotros Señor).
Ese escapulario, reemplazado luego por la medalla, será un arma de defensa, un escudo de fortaleza, una prenda de amor y misericordia que Jesús quiere dar al mundo. Promete a los que la lleven y hagan los días martes una visita al Santísimo Sacramento, ser fortificados en la fe, prontos a defenderla y a superar todas las dificultades internas y externas y además una muerte serena bajo la mirada de su Divino Hijo.
Transcurridos los duros años de la Segunda Guerra Mundial y apenas le fue posible, la Madre Pierina parte el 7 de junio de 1945 de Roma hacia Milán en un camión, con el deseo de volver a ver a las Hermanas.
En los primeros días de julio llega a la casa Santo Volto (Santo Rostro) en Centonara D´Artò, provincia de Novara, donde habían trasladado el Noviciado. Enferma gravemente y allí, el 26 de julio de 1945, a la edad de 54 años, se duerme en el Señor rodeada por sus hijas espirituales.
Carisma específico de la Madre María Pierina
María Pierina De Micheli vivió intensamente el carisma de las Hijas de la Inmaculada Concepción. Amó profundamente a la Virgen Inmaculada con un corazón siempre dispuesto a aceptar la voluntad de Dios. Manifiesta en su Diario: Quiero pedir cada día a la Virgen la gracia de vivir en un abandono gozoso .
Como don personal experimentó un incondicional amor al Divino Rostro de Jesús, que se le presentó numerosas veces, haciéndole participar de sus sufrimientos y pidiéndole que se entregase como reparadora por la santificación de los sacerdotes y la conversión de los pecadores, gozando también de las consolaciones propias de los místicos.
La medalla que ella acuñó fue instrumento de numerosas gracias y se sigue difundiendo a lo largo de los años.
Congregación Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires
La familia religiosa de las Hijas de la Inmaculada Concepción nació en Buenos Aires en 1904, fundada por la Sierva de Dios María Eufrasia Iaconis.
Sus miembros se sienten llamadas a vivir su identidad eclesial con un carisma particular, inspirando la vida espiritual y el apostolado en el misterio de la Inmaculada Concepción.
Animadas de esta específica espiritualidad mariana, las Hijas de la Inmaculada Concepción están disponibles a la Voluntad de Dios, a favor de los hermanos, cultivando una gran apertura a las necesidades de la Iglesia, siguiendo el ejemplo de su Fundadora, una mujer fuerte y fiel, que enfrentó grandes dificultades, dispuesta a cualquier sacrificio por el bien de la Congregación.
La Madre María Eufrasia Iaconis llegó a la Argentina a fines del siglo XIX, y su primera tarea fue la asistencia a los enfermos en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Más tarde se lanzó a la tarea educativa, fundando colegios en diversas provincias del país. Su espíritu incansable y generoso la llevó a fundar también en Milán, Italia. Falleció el 2 de agosto de 1916, a la edad de 48 años.
Sus hijas, con el deseo de ser la presencia de María en el mundo de hoy, desarrollan su apostolado en colegios, hospitales, hogares de ancianos, pensionados, guarderías infantiles, 1arroquias y obras misioneras.
En la Argentina se encuentran presentes en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. El carisma se ha extendido a Italia, España, Brasil, Chile y México.
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