Por: Lamberto de Echeverría, Bernardino Llorca y José Luis Repetto Betes | Fuente: AÑO CRISTIANO Edición 2004
Rey de Bretaña
Una vez en el trono quiso afianzar su poder, logra extender considerablemente el territorio de su reino y procura ser un buen rey. Procuró una buena organización del país y una adecuada administración de la justicia. Mostró sentimientos religiosos y se preocupa por la Iglesia, fomentando la erección de vanas sedes episcopales y protegiendo a los monasterios.
Parece que, movido por los remordimientos de conciencia sobre la forma de su ascenso al trono, estableció en 873 un consejo de regencia y abdicó de la corona, pero ya era tarde para impedir el progreso del partido formado contra él y que había logrado apoderarse de su propio hijo. Buscó el rey refugio en el monasterio de Plélan, pero, viendo que allí no estaba seguro, pasó a Landernau, y estando en una iglesia de Elorn lo alcanzaron sus enemigos. Él se puso en sus manos y éstos no dudaron en asesinarlo. Era el 25 de junio de 874. Inmediatamente, este asesinato fue visto por el pueblo como un martirio, pues se fijó más en el buen gobierno del rey que en su sangriento acceso al poder. Su culto comenzó enseguida y se prongó por los siglos.
AÑO CRISTIANO Edición 2004
Autores: Lamberto de Echeverría (), Bernardino Llorca () y José Luis Repetto Betes
Editorial: Biblioteca de Autores Católicos (BAC)
Tomo VI Junio ISBN 84-7914-729-6
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