Por: . | Fuente: franciscanos.net
Presbítero
Fecha de beatificación: Culto aprobado el 28 de febrero de 1923 por el Papa Pío XI.
El siglo XV es el siglo de oro del franciscanismo. Los numerosos conventos, esparcidos un poco por todas partes, también en el fuerte y gentil Abruzzo, parecían colmenas, ricos en santos religiosos y ardientes apóstoles. En este feliz período Lorenzo plasmó su eximia virtud, tanto que emulaba a sus grandes cohermanos, el primero de todos San Juan de Capistrano, la gloria más brillante del Abruzzo, el incansable apóstol de Europa. La vida sacerdotal de Lorenzo duró 35 años y puede resumirse en estas pocas y sencillas palabras: predicó, enseñó, exhortó y pacificó pueblos. Fue un profundo teólogo y famoso predicador. Su palabra parecía la de un profeta, conmovía hasta el llanto. Las conversiones eran frecuentes. No subía nunca al púlpito sin someterse antes a ásperas flagelaciones, consciente de que la penitencia atrae las divinas misericordias. Para responder a las frecuentes solicitudes de predicación que le venían de todas partes de Italia, debía emprender largos y difíciles viajes. Caminaba siempre a pie descalzo. Su comportamiento era ya una de sus convincentes predicaciones.
En 1535 los habitantes de Ortona a Mare, deseosos de escuchar la palabra de Lorenzo le pidieron predicar la cuaresma, pero la fibra del infatigable apóstol, se había reducido a un estado lamentable, a causa de las largas fatigas, las ásperas penitencias y los largos viajes. La cuaresma de aquel año marcó la extinción de una llama. El bien obrado entre los ortoneses fue extraordinario. Cuando lo veían subir al púlpito se sentían conmovidos hasta las lágrimas, cuando bajaba de él le besaban las manos y la túnica. Todos le demostraron reconocimiento por el gran bien realizado en medio de ellos. Un día, mientras predicaba, inspirado por el Señor exclamó con espíritu profético: Dentro de quince días estaré en la eternidad yo en primer lugar y después me seguirán otros de ustedes.
Efectivamente después de unos días fue atacado por un fuerte acceso de gota que lo obligó a suspender la predicación y reducirse al lecho. Purificado por el dolor soportado con gran resignación, expiraba serenamente el 6 de junio de 1535, a la edad de 59 años, en Ortona a Mare. Su cuerpo después de algunos años fue encontrado incorrupto. En 1829 fue colocado bajo el altar mayor en la iglesia franciscana de Santa María delle Grazie del lugar.
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