Maravillas de Jesús, Santa

12:34 a.m.

Diciembre 11




Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, en el Carmelo Maravillas de Jesús, nació en Madrid el 4 de noviembre de 1891, la menor de cuatro hermanos. Su padre, embajador de España ante la Santa Sede, se distinguió por sus gestiones a favor de la Iglesia y de las Órdenes religiosas. Ingresa en el monasterio carmelitano de El Escorial en 1919, tomando el hábito en 1920 y hace su primera profesión en 1921. De sus largas vigilias ante el Sagrario en el convento de El Escorial recibe la inspiración de fundar un carmelo en El Cerro de los Ángeles, donde se había erigido un monumento al Sagrado Corazón en 1919 y se había consagrado a Él la nación. Con la aprobación del entonces Obispo de Madrid, Monseñor Eijo y Garay, el 19 de mayo de 1924 la Hermana Maravillas y tres religiosas del convento de El Escorial se instalan provisionalmente en una casa de Getafe, para atender la edificación del convento. El 30 de mayo de 1924 hace su profesión solemne, y en junio de 1926 es nombrada Priora de la comunidad del convento de El Cerro, que es inaugurado el 31 de octubre de ese mismo año. Aumentan las vocaciones y, con ellas, las fundaciones de nuevos carmelos –a los que llama "casas de la Virgen"- incluso en Kottayam (India). Durante la República pasa largas horas de Vigilia, para reparar las ofensas al Sagrado Corazón. Durante la Guerra Civil, las Carmelitas se ven obligadas a abandonar el convento y, después de muchas privaciones y sacrificios, llegan a Las Batuecas (Salamanca), donde fundan un nuevo carmelo. En 1939 regresan al Cerro de los Ángeles. Funda carmelos en España y ayuda fundar otros en el extranjero. En 1961 funda el Carmelo de La Aldehuela (Madrid), donde vivirá hasta su muerte en 1974.


¿Cómo vivió el amor a Cristo la madre Maravillas?


De inteligencia clara y profunda, con una voluntad orientada al bien, fiel a la gracia, cuenta de sí misma que a los cinco años hizo voto de castidad. En su juventud ya se destacó por las obras de caridad y beneficencia. Su anhelo de amor a Jesús explica sus ansias de sufrir, reparar y entregarse totalmente a Dios. Su gran devoción al Sagrado Corazón de Jesús la llevará a hacer largas vigilias ante el Sagrario. De gran serenidad, valor y alegría, es ejemplo admirable para sus hermanas. Durante la persecución religiosa en el período de la Segunda República, Madre Maravillas dio testimonio de fe, heroísmo y fortaleza, prudencia y serenidad, y de una extraordinaria confianza en Dios.

Su caridad desbordante la llevará a construir, desde la clausura de La Aldehuela, una barriada de casas prefabricadas, una iglesia, y un colegio para los niños pobres; a hacer una fundación benéfica para ayudar a las religiosas enfermas; a edificar una clínica para las religiosas de clausura, y a comprar una casa en Madrid para las carmelitas de clausura que tengan que permanecer en la ciudad por tratamiento médico.

Solía empezar sus obras de caridad sin medios económicos, con una gran confianza en la Providencia divina. Funda la "Asociación de Santa Teresa" para favorecer la ayuda espiritual y material entre los Carmelos.

El único verdadero sufrimiento de su vida eran las ofensas a Dios.

Amó y vivió la pobreza absoluta, poniendo el trabajo manual como el medio para sustentarse.

Fue una gran mística, viviendo una maravillosa experiencia de unión con Dios y una rica vida interior, reflejada en sus cartas íntimas a sus directores espirituales.



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