Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net
Eremita
Etimológicamente significa “amarillo”. Viene de la lengua latina.
Nació en Lombardía y murió al final del siglo VI en san Flavy.
Nos encontramos en una época de guerras entre los Lombardos y los Francos.
Por lo visto, Flavio fue llevado como prisionero por los Francos a Italia. (553) o bien lo abandonaron los Lombardos en Champagne (568).
Dicen que lo compró como esclavo un señor por unas monedas, equivalentes al precio de un caballo.
Flavio se casó con una de sus esclavas y lo nombró capataz de sus territorios.
Como era un mozo guapo, la mujer de su dueño se enamoró de él y le hizo proposiciones.
Como era un cristiano lleno de virtud y de fe en Cristo, rechazó todas las malas intenciones de su dueña.
Esta, ofendida por su negativa, le dijo a su marido que Flavio había intentado violarla. El marido, que conocía la virtud del joven, lo que hizo fue vigilar a su mujer.
Otra mentira que le echó a su marido fue que el joven le robaba sus bienes. El dueño comprobó que el joven trabajaba mucho y de lo que le sobraba se lo daba a los pobres.
Viendo que eran tan buenos, el buen señor – para evitar males mayores – le indicó a Flavio que entrara en un monasterio y su mujer en otro.
Más que monasterios lo que buscaban eran lugares en los que vivir tranquilos. Y para esto, nada mejor que las emitas que estaban cerca de la propiedad del señor, lo que es hoy san Flavy, en el cantón de Macilly-le-Hayer.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
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