José el Himnógrafo , Santo

11:03 p.m.
Martirologio Romano: En Constantinopla, san José, por sobrenombre “Himnógrafo”, presbítero, que, siendo monje, en la persecución desencadenada por los iconoclastas fue enviado a Roma para pedir la protección de la Sede Apostólica y, después de muchos padecimientos, recibió la custodia de los vasos sagrados de la iglesia de Santa Sofía (886).

Etimológicamente: José = Aquel al que Dios ayuda, es de origen hebreo



La «Vita» de san José el Himnógrafo fue escrita por su discípulo y sucesor Teófano; nace en Sicilia en el 816, durante el tiempo de las invasiones árabes del 827 su familia se se refugió en el Peloponeso (Grecia meridional).

A los 15 años (en el año 831) se mudó a Tesalónica (la actual Salónica) en Macedonia, tomando el hábito religioso en el monasterio de Latomia. Consagrado sacerdote, tuvo como maestro espiritual a san Gregorio el Decapolita, que hacia el 840 lo lleva consigo a Constantinopla, donde junto a otros discípulos vivieron en la iglesia de San Antipas.


Al año siguiente, José fue enviado a Roma, al papa Gregorio IV, para pedir su ayuda en la lucha entablada por su maestro y condiscípulos contra la herejía iconoclasta, iniciada por el emperador León III el Isáurico en el 726.


La nave sobre la que viajaba cayó en manos de piratas árabes que lo condujeron a Creta; fue rescatado y liberado por personas caritativas, y en el 843 volvió a Constantinopla, donde encontró a su maestro Gregorio muerto o moribundo.


Permaneció como eremita en la misma iglesia de San Antipas, y luego por cinco años fue a la iglesia de San Juan Crisóstomo, donde en el 850 fundó un monasterio, del que fue abad, trasladando allí las reliquias de Gregorio –su maestro-, de su discípulo Juan, y las de san Bartolomé, que las había obtenido en Tesalónica.


Quedó relacionado con los acontecimientos de la deposición del patriarca Ignacio, ocurrida el 23 de noviembre del 858, y puesto que era amigo y sostenedor del patriarca, fue exiliado por el poderoso César Bardas a Cherson, en Crimea, donde permaneció posiblemente hasta la reposición de Ignacio en la sede, en el 867.


El emperador Basilio I el Macedonio (812-886) le confió la custodia de Santa Sofía de Constantinopla, y en esta función recibió a los enviados del papa Adrián II al Concilio de Constantinopla, el 25 de septiembre del 869. Después de una interrupción, retomó nuevamente el cargo hasta el 886, año en el que murió, el 3 de abril. Son célebres sus himnos en la liturgia griega, de lo cual deriva su nombre de “el Himnógrafo”.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



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