Nació el 28 de noviembre de 1852 en Alemania, hija y heredera de un acomodado agricultor. Su deseo de unirse a la obra misionera emprendida por el sacerdote Arnoldo Janssen, la llevó a ingresar a la Casa Misional de Steyl en 1882.
En 1889, participa -junto con Josefa Hendrina Stenmanns- en la fundación de las Hermanas Misioneras Siervas del Espíritu Santo.
En 1898, el P. Arnoldo Janssen le pide que ingrese a la Congregación de las Hermanas Siervas del Espíritu Santo de la Adoración Perpetua, fundada el 8 de diciembre de 1896. obra que iba a ser consolidada definitivamente por su sucesora: María Micaela Tönnies.
El llamado que recibe Elena y que la marca desde su niñez, es el llamado a la misión. Se siente convocada a llevar calor, luz y la seguridad del amor de Dios a los niños abandonados de China. Sus anhelos de ir a la misión no se cumplieron jamás, pero hoy sus hermanas están repartidas por todo el mundo.
El 3 de febrero de 1900 partió de esta tierra a su destino definitivo.
Su vida religiosa se caracterizó por una relación viva y profunda con el Espíritu Santo y su entrañable amor a Jesús Sacramentado.
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