San Román había sufrido terriblemente con el tirano Asclepiades.
El juez se había quedado admirado después del juicio. Le habían cortado la lengua y seguía hablando con mayor perfección.
El juez le pidió más pruebas a san Román. Este le dijo que, al primer niño de siete años que viese en la calle, le avisara para hacerle alguna preguntas.
Este niño era Barulas. Dispóngase a creer lo que diga ante esta pregunta: ¿ Es mejor adorar a muchos dioses o a uno solo?
El niño contestó: “Los hombres deben adorar a un solo Dios que tiene un Hijo Jesús, que forma con él un solo Dios”.
No aceptó la respuesta del niño.
Y le preguntaron al niño: "¿Quién te ha enseñado esa verdad?", le preguntó el tirano.
El niño respondió:" Mi madre, contestó el niño".
Llamó a la presencia y, en su presencia, lo flageló. Asclepiades, llevado por el diablo, lo mandó asesinar juntamente con su madre.
El niño pidió agua. La madre le animó a que siguiera adelante, ya que en seguida iba a estar en el paraíso.
Todo esto tuvo lugar en el año 303.
La palabra de Dios fue la que impulsó a madre e hijo a dar testimonio de su fe en el Señor.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
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