Reinaldo de Concorégio, Beato

De la noble familia de los De Concorégio, nació en Milán entre los años 1240 y 1250; de su juventud no se sabe nada, lo encontramos ya en la universidad de Bolonia donde algunos ciudadanos de Lodi le proponen, que a partir de octubre de 1287, sea el profesor de Derecho en su ciudad; en el mayo de 1287, el obispo de Lodi le pide su opinión sobre algunos temas legales, esto nos hace entender que gozó de fama de jurisconsulto y en efecto tuvo el título académico de ´magister´ en 1295.

En 1289 entró en el equipo de trabajo del vice canciller de la Curia romana, el cardenal milanés Pietro Peregrosso, quien viendo los buenos resultados de varias misiones en Francia que llevó a feliz término, en 1295 lo designó entre sus herederos.


Continuó su labor en la Curia romana como secretario del cardenal Benedetto Gaetani y luego capellán del papa Bonifacio VIII. El 13 de octubre de 1296 el papa lo nombra obispo de Vicenza, sede que alcanzó de modo borrascoso, porque los vicentini1 eligieron otro obispo, pero al final la autoridad del papa prevaleció.


Tuvo en aquel período encargos diplomáticos especiales siendo arbitro en las contiendas que agitaron Francia e Inglaterra a propósito de Guinea; fue llamado por el papa a Florencia para apoyar a los ´Neri´, como vicario en la Romaña2 (1302), llegando a ser el Rector espiritual y temporal de la Región.


En esta función se encontró enredado en las conocidas turbulencias de esta zona que vivía en continuos conflictos, en Forlì, su sede, bajaba a la plaza para llevar la paz, pero fue atacado y herido gravemente, curó milagrosamente de las profundas heridas y continuó su labor pero sin éxito.


La "bofetada de Anagni"3 y la posterior muerte de Bonifacio VIII, 11 de octubre1303, determinó la caída de la autoridad pontificia en Romaña. En el mismo año, tras la muerte de Obizzo Sanvitale arzobispo de Ravena, el clero ignorando las disposiciones del anterior pontífice, que asumía el nombramiento de los sucesores episcopales, se reunió y dividido en dos grupos, eligieron cada uno un sucesor; el nuevo papa Benedetto XI, acogió la solicitud de quienes habían elegido a Reinaldo de Concorégio, quien después de haber sido reemplazado en la sede de Vicenza y en la rectoría de Romaña, en octubre de 1305 tomaba posesión de la nueva sede arzobispal.


En 1307 convocó un Concilio local, recompuso las relaciones con Roma, retomó la antigua práctica de las visitas parroquiales con un preciso ceremonial. Tuvo en 1309 un según concilio en Bolonia provincial y un tercero en Ravena en 1311.


Viajó mucho por los grandes e incómodos encargos que recibió tanto del Papa cuanto del rey de Francia; por encargo de Enrique VII, rey de Alemania, dio una vuelta por varias ciudades lombardas intentando lograr las reconciliaciones.


Fue artífice de la absolución a los Templarios italianos en el Concilio de Rávena, indagados y amenazados con la disolución de la orden por deseo de Felipe el Hermoso. Condenó junto a sus obispos coadjutores la tortura y la amenaza como medios para conseguir confesiones, no aceptándolas si eran obtenidas con estos métodos. En este tema discrepó con el Papa Clemente V.


Durante Concilio de Vienne, Francia, (1311 -1312), aunque la orden de los Templarios fue disuelta, el papa Clemente V, quien seguía consejos del rey de Francia, tuvo que admitir que ninguna de las acusaciones fueron probadas y Reinaldo, que participó en el Concilio, tuvo así una bonita confirmación a su recto actuar.


En 1314, convocó el cuarto Concilio diocesano en Argenta, con el objetivo de recobrar los bienes de la Iglesia, restablecer la disciplina del clero, de los fieles y del culto. Un quinto y último Concilio local se efectuó en Bolonia en 1317.


Con imponentes trabajos hizo restaurar la catedral de san Orso, incrementó la predicación en lengua vulgar. En 1314, ya inestable de salud, se estableció en el castillo de Argenta y gobernó la sede episcopal de Rávena por vicarios, alejándose paulatinamente de la acción política y limitándose a la dirección de la diócesis.


Murió el 18 de agosto de 1321, quizás en su castillo de Argenta, el culto a Reinaldo siempre ha sido una constante tradición de la Iglesia ravenesa; en un documento del 1340 le es atribuido el título de ´beato´; en el 1413 el franciscano Niccolò de Rimini escribe ´Actos y milagros´ relatando esos hechos; en el 1566 durante un reconocimiento, el cuerpo fue encontrado casi intacto y con una larga barba y así es representado.


Sus reliquias están en Lodi, Concorégio, Vicenza, lugares dónde incluso es venerado. El culto oficial fue concedido a la diócesis de Ravena y a las otras ciudades, por el papa Pío IX, el 15 de enero de 1852.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!




1vicentini: gentilicio de Vicenza. arriba

2La Romaña es una región histórica de Italia central que actualmente forma parte de la región de la Emilia-Romaña. 3La bofetada de Anagni es un episodio sucedido en la ciudad de Anagni el 7 de septiembre de 1303. Actualmente se cree que no se trató propiamente de una bofetada materialmente dada, sino más bien a un golpe moral, aun cuando algunos historiadores atribuyen a Sciarra Colonna el acto de abofetear al Papa Bonifacio VIII: El episodio fue cantado por Dante Alighieri en su Divina Comedia (Purgatorio, Canto XX, 85-90).

El absolutismo monárquico del rey de Francia, Felipe IV el Hermoso, teorizado por los romanistas de su corte, no admitía ningún poder exterior a su voluntad, por lo que chocó con la doctrina teocrática del papa Bonifacio VIII, que afirmaba el derecho pontificio sobre todos los hombres, incluso los soberanos. Para ello promulgó la bula "Unam Sanctam" (1302), que desató la tormenta entre los dos poderes, puesto que la acompañó poco después con la excomunión del rey. El canciller de Felipe IV, Guillaume de Nogaret, aconsejó al rey la acción directa contra el Papa. Con la calumnia, Nogaret indispuso los ánimos, al mismo tiempo que con sus tropas se presentó en la residencia papal de Anagni, forzó la guardia del castillo y en una escena violenta y humillante ultrajó al pontífice y se apoderó de su persona. Libre al día siguiente, con la ayuda de tropas romanas amigas, Bonifacio VIII no resistió la afrenta; al cabo de tres días murió en Roma (11 de octubre de 1303).

El ultraje causó la ira incluso de algunos adversarios de la política del Papa, como el mismo Dante, que consideró la ofensa como realizada contra Cristo mismo.arriba



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