Con fama de “excelente pintor” dejó “algunos cuadros” en Zaragoza, y como jesuita siempre trabajó en su profesión. Aún en el mar, durante su viaje.
Al llegar a España el Padre Ignacio de Azevedo, nombrado Provincial del Brasil por el San Francisco de Borja, con la misión de reclutar jesuitas en las Provincias de España y Portugal, se le dio como compañero, en Zaragoza, en 1570, al Hermano Juan de Mayorga, navarro, de casi 38 años de edad. Y como pintor se pensó que podría adornar con sagradas imágenes los templos de las nuevas reducciones en las Indias.
Viajó al Brasil con la expedición del Padre Ignacio de Azevedo, pero en barco diferente. En la isla Madeira pidió con fervor sustituir a alguno de los que pedían cambiar de embarcación, y así pudo formar parte del grupo de los jesuitas que salían el 30 de junio de 1570 hacia las islas Canarias.
En el día del martirio, “habiendo entrado los calvinistas por el castillo de proa, el Hermano Juan de Mayorga anduvo metido entre ellos exhortando y animando a los nuestros. Y como en todo el tiempo de la pelea, nunca dejase de exhortar, como le había encargado la obediencia, con su sotana, birrete y barba bien rapada mostraba claramente ser de la Compañía de Jesús. Pero no tenía armas sino únicamente las de la Palabra de Dios y de la Fe Católica”.
Al fin lo atacaron cinco calvinistas. Lo hirieron de mala manera en el pecho y en la espalda. Cayó moribundo al pie de una copia que él mismo había pintado del cuadro de la Virgen de Santa María la Mayor. Lo arrojaron vivo al mar.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
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