PERSONAJE FICTICIO MENCIONADO POR N.S. JESUCIRSTO EN UNA PARÁBOLA
Las fuentes verídicas para un resultado incorrecto, pero rico en consecuencias de arte, devoción y caridad muy valiosas.» son los dos relatos evangélicos siguientes y bien conocidos de todos:
La resurrección, por Jesucristo, de su amigo Lázaro de Betania (Jn, XI,1-44 y XII,1-11) y la parábola del pobre ulceroso Lázaro y el rico Epulón (Lc, XVI,16-31). El amigo y hospedero de Jesús era sanote y por esto mismo, no venía a la medida para referencia directa con los de piel enferma y , por esto, segregados de la sociedad, pero era acogedor.
El de la parábola carece de cuerpo (es ficticio), pero sí que se le presenta llagado, también con el nombre de Lázaro y etiquetado por Cristo (en la parábola) como ciudadano apto para el cielo o santo modélico, en especial para santos leprosos y asimilados.
La coincidencia del nombre y posesión de virtudes: caridad acogedora en el hombre de Betania y la humildad postulante en el modelo para padecidos, son genes estupendos para crear un tipo: en esta circunstancia. San Lázaro.
Ya que las dos fuentes evangélicas las tenemos todos a mano ¿para qué copiarlas aquí?
Pero, visto lo visto, parece conveniente, por el sentir devocional y artístico de los siglos, que no conviene una dicotomía y que debe seguir en los altares la imagen del Lázaro leproso, pero recordando que tan sólo es un personaje ficticio ceado por Jesús como referente de santidad.
Es conocido el uso de este personaje en rituales paganos (p.ej.: en la santería), no es recomendable ni conveniente caer en estos ritos contrarios a nuestra fe.
Lo conveniente es celebrar al Lázaro sano y acogedor hospedero (el amigo del Señor) en las liturgias.
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