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Mártires en Japón

Martirologio Romano: En el lugar llamado Edo, de Japón, beatos mártires Francisco Gálvez, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, Jerónimo de Angelis, presbítero, y Simón Yempo, religioso, estos dos últimos de la Compañía de Jesús, todos los cuales fueron quemados por odio a la fe († c. 1622/1623).

Breve Semblanza


Llegada del cristianismo a Japón

Los primeros cristianos japoneses recibieron el bautismo en 1548, en Goa, de manos del obispo Juan de Albuquerque. Ellos fueron los que guiaron los pasos de san Francisco Javier por el archipiélago nipón. Pero los jesuitas fueron pronto expulsados del país.

En 1593 desembarcaban en Japón los franciscanos descalzos Pedro Bautista Blázquez, Bartolomé Ruiz, Francisco de San Miguel y Gonzalo García, que no tardaron en recibir refuerzos desde Filipinas. En sólo tres años lograron bautizar a unos 20.000 neófitos, pero en 1596 estalló la persecución. Pedro Bautista y cinco compañeros suyos, tres jesuitas nativos y 17 cristianos seglares murieron crucificados en Nagasaki.

En tres años llegaron a bautizar a unos 20.000 neófitos. En 1596 estalló la persecución contra los cristianos, y el 5 de febrero del año siguiente morían crucificados en Nagasaki san Pedro Bautista , cinco compañeros suyos, tres jesuitas nativos y 17 cristianos seglares. Su martirio supuso nuevas conversiones y mayor expansión misionera, y fue en una de las nuevas oleadas de misioneros cuando llegó al país el beato Francisco Gálvez.


FRAY FRANCISCO GÁLVEZ DE URIEL

Este franciscano, sacerdote y misionero, nació de Francisco Gálvez y de Juana Iranzo, familia hidalga y bien situada de Utiel (Valencia), , unos días antes del 15 de agosto, fecha de su bautismo.

Se inició en las letras en la escuela de la parroquia, pero pasó enseguida al Colegio Seminario del Salvador, inaugurado el 6 de agosto de 1585, cuando Francisco estaba a punto de cumplir los siete años. En palabras del fundador, el sacerdote local Don Gonzalo Muñoz Iranzo, la finalidad del colegio era "que aquí los niños y niñas, desde chiquitos, aprendan la Doctrina cristiana, y los mayores y estudiantes aprendan los principios de Gramática y Latinidad, para que aquí salgan buenos ministros para la Iglesia y vayan a otras Universidades para aprender otras ciencias y facultades y a Religiones y Monasterios para mejor servir a Dios, que éste es el celo del Salvador del mundo, a quien se debe todo y a quien se le dé la honra y gloria por siempre jamás, amén".

Hacia los 14 años, ell joven Francisco saldrá de aquí bien preparado para empezar su formación universitaria en el Estudio General de Valencia. En su certificado de estudios del 10 de abril de 1598 consta que era ya subdiácono, que cursó Artes, Lógica y Filosofía, bajo el magisterio del catedrático José Roque Rocafull, doctor en Artes liberales, y, y que luego completó los cuatro años de Teología. Cumplidos todos los requisitos, recibió enseguida el diaconado, seguramente de manos del santo arzobispo de Valencia Juan de Ribera, quien lo destinó a una de las parroquias de la ciudad.

Muy fuerte debió de sentir la llamada a la vida religiosa, pues, sin esperar a la ordenación sacerdotal, solicitó ser admitido en el convento valenciano de San Juan de la Ribera, de los franciscanos descalzos o alcantarinos. Esta rama de la observancia, una de las de mayor austeridad, se caracterizaba por una vida de pobreza, austeridad, mortificación y compromiso evangelizador y con los pobres. Descalzos eran también, aparte de san Pedro de Alcántara, san Pascual Báilón y el beato Andrés Hibernón, contemporáneos suyos.

A Oriente por la ruta occidental

El beato Francisco Gálvez profesó la regla franciscana el 6 de mayo de 1600 y se ordenó sacerdote a finales del mismo año, o a comienzos de 1601. Poco después, el 28 de junio, a petición propia, partía como misionero hacia al Extremo Oriente desde el puerto de Sanlúcar de Barrameda. Lo sabemos porque el 1 de marzo de 1601, el rey Felipe II, por real cédula que se conserva en el sevillano Archivo de Indias, autorizaba a fray Juan Pobre, procurador de la Provincia franciscana de Filipinas, viajar a dichas islas con 40 misioneros, a expensas reales.

El viaje se hacía entonces por la ruta occidental. Tras dos meses de travesía, la misión dirigida por Juan Pobre desembarcaba en San Juan de Ulúa, el puerto de Veracruz, en Méjico. De aquí se dirigieron a pie hasta la capital azteca. Ocho años permaneció el beato Francisco en tierras mejicanas, sin que podamos precisar dónde residió ni en qué se ocupó todo ese tiempo. Lo que si sabemos es que sólo en 1609 pudo embarcarse en Acapulco, donde la congregación tenía una hospedería para los frailes de paso, rumbo a Manila. Tanto el archipiélago filipino como el japonés formaban parte de la floreciente provincia franciscana de San Gregorio Magno, cuyo primer procurador había sido san Pedro Bautista, uno de los protomártires de Japón recientemente crucificados en Nagasaki. A raíz del martirio la Provincia había experimentado un fuerte crecimiento, pasando de 41 conventos, 125 religiosos y 60.892 cristianos a finales del siglo XVI, a 57 conventos y 114.000 cristianos en 1622.

El beato Francisco Gálvez fue destinado al convento filipino de Dilao, un barrio del extrarradio de Manila, donde había una colonia de japoneses cristianos. Trabajando pastoralmente con ellos fue como fray Francisco pudo aprender la lengua nipona. Hizo tantos progresos que sus superiores lo nombraron ministro de los japoneses de Balete, jurisdicción de Dilao.

Evangelizador en Japón

En 1612, bien preparado por el contacto diario con los nipones, el beato Francisco hizo su primer viaje a Japón. Durante dos años pudo desarrollar una breve pero intensa labor misionera: anuncio del Evangelio en japonés con soltura, traducción de libros religiosos (Vidas de Santos, un Catecismo, varios opúsculos devocionales) que facilitaron su tarea, y atención a los leprosos de Asakusa hasta contagiarse con la enfermedad.

El 27 de octubre de 1614, por decreto imperial, el beato Galvez y los demás misioneros tuvieron que abandonar el territorio y regresar a Manila, pues Japón no se abrió a los europeos hasta el siglo XIX, y las persecuciones contra los cristianos no terminaron hasta el año 1873. Pero fray Francisco se las ingenió para regresar, porque allá había dejado a un pequeño grupo de cristianos que él mismo bautizó, y necesitaban de su presencia, apoyo, consejos y consuelos. En 1616, con la armada del Gobernador de Filipinas, llegó hasta Singapur, desde donde pudo llegar a Malaca, colonia portuguesa donde los franciscanos, seis años antes, habían obtenido del rey de Camboya permiso para evangelizar en su territorio. Sólo encontró una galeota que viajaba a Japón, pero no admitía pasajeros, y menos misioneros, pues aún estaba reciente el decreto de expulsión. Entonces recurrió a una estratagema: se tiznó de negro y se contrató como galeón o remero, a cambio de una pequeña ración diaria de arroz. Pero todo lo soportó con paciencia, incluso el año y medio que tuvo que esperar en Macao, antes de tocar suelo japonés.

Cumplido su propósito, aún pudo moverse con cierta libertad, gracias a la tolerancia de las autoridades locales. Incluso ejerció de mediador diplomático, entregando al príncipe de Voxu, Masamuné, por encargo del beato Luis de Sotelo, martirizado poco después en Omura, unas cartas y presentes que traía de parte del rey de España y del Papa. Fray Francisco fue bien recibido y agasajado, con orden de atenderle en todo lo necesario, y con la asignación de un lugar tranquilo donde poder dedicarse sin molestias a la evangelización. Gracias a este especial privilegio del príncipe Masamuné, el Beato Gálvez pudo desarrollar una intensa y fructuosa actividad misionera en los territorios de Voxy y Mongami, multiplicando las conversiones.

Martirizado en Yedo (Tokio)

Aún no se habían agotado las anteriores órdenes de expulsión, cuando, en agosto de 1623, el Emperador nombró nuevo "shogum" o jefe de gobierno a Iemitsu. Y éste, al ver que no se cumplían con demasiado rigor, ordenó eliminar a los cristianos, prometiendo honores y dinero a quiénes los denunciaran. Enseguida alguien (un cristiano renegado, o un bonzo que se hizo pasar por tal) delató ante el gobernador a los cristianos y misioneros de Yedo, la actual Tokio, entre ellos al jesuita siciliano Jerónimo de los Ángeles. Fray Francisco Gálvez fue apresado en Kamakura, antes de poder huir con el japonés converso Hilario Mongazaimón, síndico de la orden franciscana. Con él apresaron también a fray Juan Cambo, que había sido portero en el antiguo convento de Nagasaki, a fray Padre Doxico, a Hilario y a su esposa Marina, con confiscación de todos sus bienes.

Los llevaron a Yedo, y fueron presentados ante el Consejo del Emperador. Acusado de engañar a los conversos japoneses arriesgando sus vidas, el beato Francisco respondió en voz alta y en elegante japonés: "Yo no he engañado a nadie, ni predico falsa doctrina, ni he sido causa de muerte; antes bien, por amor de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Salvador del mundo, y por amor de sus escogidos los cristianos, les he predicado la verdad y verdadera salvación, sin la cual nadie se puede salvar, ni vuestras mercedes se salvarán, si no creen lo que yo predico. No he sido causa de la muerte de los cristianos, sino vuestras Mercedes lo son, que se la dan injustamente".

No le dejaron seguir hablando. En prisión se encontró con fray Jerónimo de los Ángeles, apresado pocos días antes que él. Se alegraron de verse, se confesaron mutuamente, se prepararon para morir y animaron a los demás cristianos detenidos con ellos. Cuando llegó Iemitsu a Yedo, condenó a muerte a los 51 detenidos, ordenando que los pasearan por las calles de la Corte antes de ser quedamos vivos en la hoguera. En el cortejo iban tres grupos: el primero estaba encabezado por el P. Jerónimo de los Ángeles, a caballo, y el hermano laico Simón Yempo y 17 condenados más a pie. El segundo lo presidía fray Francisco Gálvez a caballo, con otros 16 condenados tras él. A la cabeza del tercer grupo iba Faramondo, caballero pariente y primo del Emperador, noble y rico, que se bautizó en Osaka en 1600 y había sido torturado en una anterior persecución.

El martirio se consumó el 4 de diciembre de 1623: dos jesuitas, el beato Francisco Gálvez y 47 "cordígeros" o franciscanos seglares, fueron quedamos vivos en una gran plaza de las afueras de Yedo, a la vista de muchos nobles y señores que habían sido invitados a los festejos de la investidura del shogun, y de un gran gentío, también cristianos, que acudieron de todas partes. Aunque pusieron guardia para los cristianos no retiraran sus restos y cenizas, pero éstos supieron esperar hasta la cuarta noche, cuando ya nadie vigilaba.

En poco tiempo, los cristianos de Japón quedaron sin sacerdotes y reducidos al silencio y la clandestinidad, hasta que fueron descubiertos de nuevo en 1865, año en que se volvió a permitir la entrada de misioneros católicos en el país.

JERÓNIMO DE ANGELIS

Jerónimo de Angelis había nacido en Enna (Sicilia) en 1567, y en su juventud se decidió por estudiar leyes con las miras puestas en ejercer de abogado. Pero accedió a hacer una tanda de ejercicios espirituales y en ellos descubre que su verdadera vocación es la vida religiosa, y opta por la Compañía de Jesús en la que ingresa en 1585. Se ofrece para las misiones y no estaba aún ordenado de sacerdote cuando es destinado al Japón. Parte para allí en compañía del Beato Carlos Spínola, pero su viaje duraría seis años por ser muy accidentado. Parten de Lisboa, llegan a Brasil y luego a Puerto Rico, donde unos piratas ingleses los obligan a ir a Londres y de aquí vuelven a Lisboa, de donde reemprenden el viaje, llegando por fin a Japón en 1602. Una vez ordenado sacerdote, trabaja en Suxini, funda la cristiandad de Sarunga y llega la orden de salida del Japón en 1614, pero él se queda secretamente en Nagasaki. Recorre varias regiones en las que no estaba establecida aún ninguna comunidad cristiana y logra crear varias. Visita el acantonamiento de Zugaru, donde estaban recluidos muchos confesores de la fe, condenados a una vida de fatigas y privados de los sacramentos. Evangeliza también en la isla de Yeso. En 1622 se le nombra superior de la misión de Yeddo, donde se establece. Se dice que había logrado convertir unas diez mil personas. Puso empeño en convertir personas escogidas e influyentes pensando que así el evangelio se expandiría con mayor fuerza. Su detención se debió a que oyó decir que León Takeya, su hospedador, sería puesto en libertad si el padre De Angelis se entregaba. Lo meditó y se entregó. En el interrogatorio se negó a decir quién lo hospedaba. Llevado a la cárcel encontró en ella cincuenta cristianos, entre ellos su compañero de martirio Simón Yempo, y también el P. Francisco Gálvez. A finales de noviembre fue condenado a muerte.

Nota: La imagen que grafica este artículo corresponde al beato Jerónimo de Angelis.

SIMÓN YEMPO

Simón Yempo había nacido en Notzu, en el reino de Findo (Japón) en 1580. Inclinado a la vida interior ingresó en su juventud en un monasterio budista. Pero su superior se hizo cristiano y él se interesó entonces por el cristianismo y se convirtió también. En 1598 entró en una escuela de catequistas que tenían los jesuitas y, obtenida esta condición, fue catequista a lo largo de veinticinco años con mucho celo, trabajando sin cansancio y viviendo con mucha austeridad. Fue admitido como hermano en la Compañía de Jesús. Acompañó mucho tiempo al P. Jerónimo de Angelis en sus correrías apostólicas. Encarcelado cuando él, trabajó en la cárcel por la conversión de otros presos, y fue condenado a muerte por su condición de cristiano y propagandista de la religión.


El 7 de julio de 1867, Pío XI los beatificaba con los otros 201 mártires ejecutados en Japón entre los años 1617 y 1632.

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Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net

Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia, célebre por su santidad y por su doctrina, que luchó valerosamente de palabra y por escrito contra el emperador León Isáurico para defender el culto de las sagradas imágenes, y hecho monje en la laura de San Sabas, cerca de Jerusalén, compuso himnos sagrados y allí murió. Su cuerpo fue enterrado en este día (c. 750).

Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.

Nota: Anteriormente se lo celebraba el 27 de marzo

Breve Biografía


Juan Damasceno (Yahia ibn Sargun ibn Mansur, nacido a mediados del siglo VII de una familia árabe cristiana y muerto en el 749) es considerado el último representante de la patrología griega y el equivalente oriental de San Isidoro de Sevilla por sus obras monumentales como la Fuente del conocimiento. Su actividad literaria es multiforme: pasa con autoridad de la poesía a la liturgia, de la elocuencia a la filosofía y a la apologética. Hijo de un alto funcionario del califa de Damasco, Juan fue compañero de juegos del príncipe Yazid, que más tarde lo promovió al mismo puesto del padre, que corresponde en cierto modo al de ministro de Hacienda. En calidad de “Logothete”, fue representante civil de la comunidad cristiana ante las autoridades árabes.


A un cierto punto Juan renunció a la corte y a su alto cargo, probablemente por las tendencias anticristianas del califa. En compañía del hermano Cosme, futuro obispo de Maiouma, se retiró al monasterio de San Sabas cerca de Jerusalén, en donde, ordenado sacerdote, profundizó su formación teológica, preparándose para el cargo de predicador titular de la basílica del Santo Sepulcro.

Era el período en el cual el emperador de Bizancio, León III Isáurico, inauguraba la política iconoclasta, es decir, desterraba todas las imágenes sagradas, cuyo culto era considerado como un acto de idolatría. El anciano patriarca de Constantinopla, San Germán, defendió el culto tradicional explicando la verdadera naturaleza del homenaje que se les rendía a las imágenes, pero pagó con la destitución su acto de valentía. Desde Jerusalén, bajo el dominio árabe, se hizo oír otra voz en favor del culto de las imágenes, la del entonces desconocido monje Juan Damasceno o de Damasco, que con sus Tres discursos en favor de las sagradas imágenes se impuso inmediatamente a la atención del mundo cristiano. El emperador, no pudiendo atacar directamente al monje, recurrió vilmente a la calumnia, haciendo falsificar una carta de Juan, en la que éste habría tramado una conjuración para restituir el dominio de la ciudad de Jerusalén al emperador bizantino.

En esta disputa teológica, hecha de sutiles distinciones, Juan pudo demostrar toda su preparación teológica, puesta al servicio no sólo del patriarca de Jerusalén, sino de toda la Iglesia. En efecto, el segundo concilio de Nicea, en reparación de las injurias recibidas por el defensor de la ortodoxia, proclamó no sólo su ciencia, sino también su santidad. León XIII lo proclamó doctor de la Iglesia en el año 1890.

La Iglesia lo recuerda el 4 de Diciembre, aunque en muchos sitios se mantiene la fecha tradicional antigua de festejarlo el 27 de Marzo.

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Abadesa

Martirologio Romano: En Cenómano (hoy Le Mans), de Neustria, santa Adrehildis o Ada, abadesa del monasterio de Santa María (c. 692).

Etimología: Ada = "Aquella que lleva adorno y es bella", es de origen hebreo

Fue monja, abadesa, y virgen consagrada.

Vivió en el siglo VII.

Ella era sobrina de San Engelbert quien fue asesinado por su propio primo.

Ella y su familia eran muy devotos.

Fue monja en Soissons, Francia, y posteriormente abadesa de San Julien de Prés, Le Mans, Francia.

Es la santa patrona de las mujeres religiosas y monjas en Francia.

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Predicador mercedario, el beato Luis Gallo fue enviado a Maruecos para evangelizar.

Capturado y condenado a muerte por enseñar la Palabra del Señor e indicar los errores en la fe de los musulmanes.

Por la defensa de la religión de Cristo sufrió muchas multas y encarcelamiento, flagelado y finalmente recibió gloriosamente el martirio de la flama muriendo quemado en el año 1258.

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Obispo

Martirologio Romano:En Trento, de la región del Véneto, beato Juan Nepomuceno De Tschiderer, obispo, el cual administró aquella Iglesia con el ardor evangélico de la fe, pero con comprensión, y en tiempo de aflicción dio a su grey un admirable testimonio de amor (1860).

Hijo de Joseph Joachim y Caterina de Giovanelli. nació el 15 de Abril de 1777 en Bolzano, Diócesis de Trento, Italia

Realizó sus estudios de enseñanza secundaria en un colegio franciscanos.

En 1792 su familia se mudó a Innsbruck, Austria, donde estudió filosofía y teología en la universidad.

Fue ordenado sacerdote el 27 de julio de 1800.

Aunque no era un benedictino, Juan en un ejemplo viviente del lema de aquellos "oración y rabajo."

Fue párroco de varias parroquias de las montañas tirolesas. fue profesor en el seminario teológico de Trento, y decano de las escuelas en Sarentino y Merano.

Retornó a Trento en 1827 como miembro de la Catedral de San Vigilio, Fue Pro Vicario General de la diócesis. Obispo Auxiliar de Bressanone de Vorarlberg en 1832. Obispo en Innsbruck el 20 de mayo de 1832. Obispo de Innsbruck, el 3 de mayo de 1835.

Juan nunca dejó que sus tareas administrativas eclipsaran sus labores pastorales, y pasó gran parte de su tiempo en la predicación, la escritura, como catequista, la reactivación de las misiones, ayudando a los pobres y enfermos, la celebración de la Santa Misa, escuchando confesiones, y administrando los sacramentos de la Confirmación y de la Ordenación Sacerdotal, incluyendo a veces a candidatos de otras diócesis cuyos obispos no estaban disponibles.

Supervisó la construcción y restauración de más de 60 iglesias, mantuvo buenas relaciones con los sacerdotes, preocupandose por su formación permanente. Promueve la educación cristiana de los niños y niñas para la vida religiosa, con el apoyo seminaristas, aseguradose que las enseñanzas en el seminario fueran estrictamente apegadas a la doctrina. Ayudó en la fundación de un instituto de audición y lenguaje, y motivaba a todos a rezar el Rosario cada día.

Trabajó y proporcionó fondos para la atención de las víctimas de las epidemias de cólera de 1836 y 1855, y en la guerra de 1859.

Trabajó para superar aquellos obstáculos entre la Iglesia y el Estado que fueron creadas por la legislación de aquella época.

A finales de la vida tenía previsto una peregrinación a Roma para asistir a la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, pero la enfermedad se lo impidió.

El 31 de diciembre de 1854, ordenó como sacerdote a San Daniel Comboni.

Murió el 3 de Diciembre de 1860 en Trento.

Beatificado por Juan Pablo II el 29 de Abril de 1995.

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Por: P. Felipe Santos |

Obispo

Martirologio Romano: En Winchester, en Inglaterra, sepultura de san Birino, el cual, enviado a Gran Bretaña por el papa Honorio, tuvo su primera sede en Dorchester y difundió con empeño el anuncio de la salvación entre los sajones occidentales (650).

Etimología: Birino = “rojizo”. Viene de la lengua alemana.

Este joven inglés pasó a la gloria del Padre en el año 650. Cuenta el gran sabio de las islas, Beda el Venerable, que Birino fue el autor, con la ayuda de Dios, de la conversión de los Sajones al cristianismo.

Fu enviado por el mismo Papa Honorio I (625-38). Después de haber sido consagrado obispo por Asterio, se fue a Inglaterra.

Pero él quería ir a lugares en los que no hubiera entrado todavía nadie a predicar.

Comenzó por los Anglosajones de Occidente que eran totalmente paganos. Tan bien le fue con ellos que prefirió permanecer allí sin salir para otros sitios.

En el año 635 – llevaba tan sólo uno – el misionero intrépido por amor a Dios, pudo convertir al rey de la región. Asistió al bautismo el rey de Northumbria.

Beda, que ya lo conocía, dijo de él estas palabras sintéticas:"Santísimo y valiente".

Los dos reyes entregaron la ciudad de Dorchester a Birino para que pusiera allí la sede episcopal.

El apóstol aceptó con gusto. Y toda su vida allá la empleó en evangelizar y en construir iglesias.

Cuando murió, todos pidieron que fuera enterrado en su ciudad querida.

Después de muchos años, durante el episcopado de Edda (876-903), su cuerpo se trasladó a la iglesia de la ciudad de Venta (Winchester), que había sido consagrada en el 648. En 1035, los colocaron en un relicario, y más tarde volvieron de nuevo a su iglesia en donde están en la actualidad.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

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Por: . | Fuente: Franciscanos.net

Abadesa

Martirologio Romano: En L’Aquila, en el Abruzo, beata Antonia de Florencia, viuda, después fundadora y primera abadesa del monasterio de Corpus Christi, siguiendo la primera Regla de santa Clara ( 1472).

Fecha de beatificación: Culto confirmado el 17 de septiembre de 1847 por el Papa Pío IX.

En los años bisisestos se celebra el día 29 en lugar del 28.

Breve Biografía

Antonia nació en Florencia en 1401. Poco se sabe de su infancia. A los 15 años se casó, tuvo un hijo, y estando éste todavía muy pequeño, ella enviudó. Para atender a las necesidades del hijo, aceptó un nuevo matrimonio, con igual fortuna, pues el marido murió pronto. Entonces ella decidió que ni el mundo era para ella, ni ella para el mundo. Y una vez que el hijo pudo valerse por sí mismo, ella entró entre las Hermanas Terciarias Regulares de San Francisco fundadas por la Beata Angelina de Marsciano, que tenían entonces su convento en San Onofre, en Florencia. Desde entonces el convento fue su pobre y durísima familia. Su única ambición era santificarse. Con su forma de vida edificó a sus compañeras y también mereció la estima de sus superiores. Fue enviada a Foligno, al convento de Santa Ana, y luego a Aquila, al convento de Santa Isabel. Aquí tuvo como director espiritual a san Juan de Capistrano, quien, junto con San Bernardino de Siena, promovía la llamada “observancia”.

Antonia sentía la urgencia de una regla más austera, de una pobreza más rígida, de una abnegación más perfecta. Con la aprobación de Nicolás V, y la bendición de San Juan de Capistrano, Vicario general, en 1447 se retiró con doce compañeras al monasterio del Corpus Domini para observar en todo su rigor la primera regla de Santa Clara. San Juan de Capistrano le encomendó la dirección del monasterio para que fuera modelo del nuevo espíritu “observante” también en la Segunda Orden, rama femenina franciscana.

Por muchos años fue superiora modelo, reformadora de las costumbres, ejemplo de virtudes y de obediencia. Sufrió desventuras y calumnias pero no la postraron. Venció sus propias tribulaciones curando las ajenas. Al acercarse la muerte, llamó a sí a sus cohermanas para recomendarles la exacta observancia de la regla y la caridad fraterna. Tenía 71 años cuando murió, el 28 de febrero de 1472. La ciudad de Aquila la veneró como santa desde su muerte.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!


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Obispo

Martirologio Romano: En Worchester, en Inglaterra, san Osvaldo, obispo, que fue primero canónigo y después monje, presidió las sedes de Worchester y de York, introdujo en muchos monasterios la Regla de san Benito, siendo un maestro benigno, alegre y docto (992).

En los años bisiestos se celebra el día 29 en lugar del 28.

Breve Biografía

Hijo de padres daneses, se hizo monje benedictino en el monasterio de Fleury, en Francia, y posteriormente recibió la ordenación sacerdotal en Inglaterra en el año 959. Por recomendación de san Dunstan, con quien san Osvaldo compartía los ideales monásticos, fue nombrado obispo de Worcester en el año 961, donde convirtió el cabildo de la iglesia catedral en una comunidad monástica, fundó también otros dos monasterios en Westbury-on-Trym, cerca de Bristol, y el más influyente de Ramsey, para el cual obtuvo que el monastero de Fleury le “prestara” a san Abón, como maestro.

Cuando fue nombrado arzobispo de York, se le permitió mantener también la diócesis de Worcester. En la reacción anti monástica que siguió a la muerte de san Eduardo mártir, las comunidades monásticas se dispersaron temporalmente. Tenía como características personales la amabilidad, la cortesía y la alegría, que lo hicieron ser muy amado por el pueblo.

Murió en Worcester el 28 de febrero del 992 después de lavar los pies a doce pobres y de sentarse con ellos a la mesa. Su cuerpo fue trasladado a un sepulcro nuevo por san Wulfstano, también obispo de Worcester desde 1062 hasta 1095.

responsable de la traducción: Xavier Villalta

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Por: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid

Monje

No está incluido en el actual Martirologio Romano.
En los años bisiestos se celebra el día 29 en lugar del 28.

Breve Biografía

Los años bisiestos tienen el inconveniente de celebrar un tanto aislada en clara desventaja con respecto a los demás santos la fiesta de los que el santoral coloca en este día. Menos mal que desde la altura de la santidad esa situación peculiar, debida a las imperfecciones humanas que no encuentran otra forma para medir el tiempo, a mí se me antoja que puede ser una más de las oportunidades que en el Cielo deben tener los bienaventurados para bromear entre ellos aquello de la gloria accidental y para ejercer su función de intercesores al compadecerse mejor de las flaquezas tan comprobables de los hombres.

Es el caso de Dositeo. Cuenta una antiquísima biografía suya que pasó los años de su juventud alineado en las filas del ejército, peleón como el primero y entusiasta de las victorias como el que más. Era cristiano. Entre guerra y guerra tuvo la oportunidad de visitar los Santos Lugares; peregrino piadoso, fue rememorando los acontecimientos de la Salvación que allí se realizaron; su amor a Jesucristo fue creciendo entre las piedras que ahora podía tocar y besar; en Getsemaní se quedó profundamente impresionado ante la visión de un cuadro que representaba los tormentos del Infierno. Aquello fue la ocasión para que diera un vuelco su vida. Decidió abandonar sus bien estudiados planes de futuro y los cambió por hacerse monje en Gaza (Palestina); desde entonces, intentó poner en juego todas sus energías con el fin de lograr la más perfecta imitación de Jesucristo, bajo la dirección del abad san Doroteo.

Desprendimiento es la palabra-clave desde entonces.

Comprendió con claridad que cualquier persona, cosa y situación de la tierra podría servirle de enredo y estorbo para el anhelo del Cielo. Y con el paso del tiempo cuentan sus biógrafos, logró un desapego completo y perfecto de todas las cosas, manifestado incluso en el desprendimiento de los libros para los rezos y de las herramientas con las que trabajaba su huerto.

Debían tener razón, porque ¡tantas veces se oculta el apegamiento detrás de la razonable excusa de poseer las cosas consideradas imprescindibles para el ejercicio de la profesión, o de las que son un medio para vivir! De esta manera, se presenta al asceta san Dositeo como un inmenso mazo de amor a Dios, un hombre cuya voluntad está plena deseos, de ansias, de anhelos de vivir en exclusiva para el Señor, con la decisión de entrar en su eterna posesión sin la rémora o lastre que pueda suponer el más ínfimo cariño a las cosas terrenas.

Pensándolo bien, no es extraño que con esa desnudez heroica de afectos a lo que la mayoría de los mortales aprecian, Dositeo haya dado una prueba más al acertar a morirse en el día del año que sólo cada cuatro llega. Así, ni siquiera está apegado a su recuerdo.

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Por: . | Fuente: aboga.wordpress.com

Fundadora de la Congregación de las Hermanas
Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción

Martirologio Romano: En Lisboa, Portugal, beata María Clara del Niño Jesús, (en el siglo Libania do Carmo Galvao Meixa De Morua Telles e Albuquerque), virgen, fundadora de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción. ( 1899)

Fecha de beatificación: 21 de mayo de 2011 durante el pontificadc de S.S. Benedicto XVI.

Breve Biografía

La venerable sierva de Dios Libania do Carmo Galvao Meixa De Morua Telles e Albuquerque nació el 15 de junio de 1843 en el palacio de la Quinta del Bosque en Amadora, cerca de Lisboa. Sus padres, Nuno Tomás de Mascareñas y Galvao Mexía de Moura Telles y Albuquerque y María de la Purificación de Sá Carneiro Duarte Ferreira, profundamente cristianos, procedían de noble linaje. Libania era la tercera de siete hermanos; a los 14 años quedó huérfana y fue acogida en el Asilo Real de Ajuda, institución que atendían las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Cuando en 1862 estas hermanas francesas fueron expulsadas de Portugal, ella pasó a vivir con los marqueses de Valada, sus parientes.

En 1867 sintió la vocación a la vida religiosa y entró en el pensionado de San Patricio (Lisboa), casa de las Capuchinas de Nuestra Señora de la Concepción; pasados dos años, tomó el hábito y adoptó el nombre de María Clara del Niño Jesús. Como las leyes portuguesas impedían el ingreso en la vida religiosa, la sirva de Dios fue orientada por el director espiritual de la Fraternidad de las Capuchinas, padre Raimundo dos Anjos Beirao, al monasterio francés de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias y Maestras de Calais, donde hizo el noviciado y emitió los votos en 1871.

Ese mismo año, regresó al convento de San Patricio en Lisboa y, bajo la orientación del padre Beirao, comenzó allí la reforma espiritual de las Terciarias Capuchinas. De ese modo nace, el 3 de mayo de 1871, la Congregación de las Hermanas Hospitalarias de los Pobres por Amor de Dios, aprobada por Pío IX el 27 de marzo de 1876. En 1964 tomó el nombre actual de Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción.

La Madre María Clara falleció santamente el 1 de diciembre de 1899, a los 56 años, en Lisboa. Sus restos mortales se custodian en la cripta de la capilla de la Curia General, en Linda-a-Pastora, Queijas (Lisboa).

A lo largo de su vida, abrió numerosas casas para acoger a los más pobres y necesitados, a los excluidos de la sociedad portuguesa en la mitad del siglo XIX. Fue la hermana de todos, abierta a las necesidades humanas más elementales; los ancianos, los enfermos, los niños huérfanos y abandonados, los pobres, los desterrados, los obreros, los estudiantes pobres, los mendigos de las calles, las familias necesitadas de luz y de abrigo. Para todos tenía la Madre María Clara una casa permanentemente abierta, donde eren acogidos con ternura de madre.

El Milagro

El milagro comprobado ocurrió en a diócesis Tui-Vigo (Provincia de Pontevedra, España) y fue la curación de Georgina Troncoso Monteagudo, baionesa de 84 años, que durante 34 años sufrió un pioderma gangrenoso.

La madre Clara fue proclamada “Venerable” en 2008 y el pasado diciembre el Vaticano ratificó que la sanación de Georgina en 2003 fue obra de la monja lusa. Durante esos cinco años la Congregación para las Causas de los Santos investigó los hechos y el tribunal médico diocesano que se desplazó hasta Galicia dio por probado que se trataba de un acontecimiento sobrenatural. “Yo lo tengo muy claro, fue un milagro, para mí no tiene otra explicación y para los médicos tampoco”, asegura Georgina junto a la hermana Rita, una de las tres monjas franciscanas que continúan desarrollando su labor en Baiona. La enfermedad que sufrió se remonta a finales de 1968, cuando trasladaba objetos junto a su hermana. Un golpe le provocó graves heridas y la gangrena comenzó a extenderse por todo el brazo provocándole dolores terribles. “Sufría mucho y tenía que acudir todos los días para tratarme”, señala. Médicos de Vigo y Madrid realizaron varios injertos pero constataron que no había cura.

Estampa entre los vendajes Georgina Troncoso había estudiado en el Colegio Virgen de la Roca, donde impartían enseñanzas las monjas de la orden. “Me dieron una estampa de la madre Clara y la colocaba entre los vendajes”, recuerda. La inesperada muerte del doctor vigués Ignacio de Castro en junio de 2002 supuso un golpe duro de superar y la mujer se encomendó más que nunca a la monja portuguesa. “Dejé de acudir todos los días al médico y tan sólo una vez a la semana me veía el de cabecera”, señala antes de explicar lo ocurrido año y medio después. “Me descubrí el brazo y estaba perfectamente, tenía buen color y había recuperado la movilidad”, indica. El médico tampoco encontró una explicación. El hecho no pasó desapercibido y varios medios de comunicación portugueses ya se han hecho eco del “milagro gallego” de la madre Clara.

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Es descrito como un apuesto joven protestante, que estudió en Oxford.

Convertido al catolicismo estudió en el colegio inglés en Reims, Francia, y fue ordenado sacerdote el 29 de marzo de 1578.

Regresó a Inglaterra en Agosto de 1579, como misionero en Somersetshire, detenido el 28 de abril de 1581 en Londres en la casa del Padre Robert Persons.

Fue torturado en las Torres de Londres, en parte para que indicara el paradero del Padre Robert. Durante su encarcelamiento escribió a los Jesuitas solicitando ser admitido, recibiendo respuesta positiva en las últimas semanas de su arresto.

Fue condenado a morir, junto con otros seis sacerdotes el 16 de Noviembre de 1581 en Wetminster, su crimen: ser sacerdotes católicos.

En prisión, Alejandró talló una pequeña cruz de madera, que luego usaba todo el tiempo, incluso durante el juicio donde le dijo al juez: "Usted podrá quitármela de mis manos, pero no de mi corazón".

Es uno de los cuarenta mártires de Inglaterra y Gales.

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Es el primer santo inglés de la Compañía de Jesús. Con su simpatía, alegría contagiosa, con su patriotismo y oratoria supo dar, a los ingleses perseguidos, el entusiasmo que les faltaba para defender su fe.

Niñez y juventud
Edmundo Campion nace en Londres, el 15 de enero de 1540, poco después que el rey Enrique VIII lograra separar a Inglaterra de la obediencia de la Iglesia católica.

Su padre fue un librero de Londres. Desde muy pequeño aprende a devorar libros. Al quedar huérfano, el gremio de los mercaderes de Londres decide encargarse de su formación. Fue un excelente alumno.

Esos son los años turbulentos de Eduardo VI, niño también de pocos años.

Durante el reinado de María Tudor
Cuando cuenta 13 años, en 1553, Edmundo es elegido para componer y leer un discurso de felicitación a la Reina María Tudor. Ella también es hija de Enrique VIII y ha sucedido a su hermano Eduardo.

Poco después, el Alcalde Mayor de Londres, Sir Thomas White, determina fundar un Colegio católico, en Oxford. El cambio religioso, sucedido con el nuevo reinado, lo mueve a hacerlo. Recordando al joven Edmundo Campion, por el hermoso discurso a la Reina, le ofrece una beca en el nuevo Colegio. Edmundo pasa a educarse, entonces, al Colegio de Saint John, donde con distinción continúa sus estudios.

En Oxford
Cuando muere la Reina María, en 1558, las cosas se precipitan en Inglaterra y también en Oxford. Le sucede su hermana Isabel, hija de Enrique y de Ana Bolena, educada en la fe protestante.

El favorito de la Reina, el conde de Leicester, Roberto Dudley, es nombrado Canciller de la Universidad de Oxford.

Edmundo Campion tiene, entonces, 18 años. Ha sido nombrado profesor en el Colegio de Saint John. Un buen número de alumnos, sigue sus clases. La influencia de Campion aparece muy claramente. Los jóvenes frecuentan sus conferencias, imitan su tipo de elocuencia e incluso su modo de vestir. Con orgullo algunos empiezan a llamarse campionistas.

Fama de orador
A los oídos de Roberto Dudley llegó la fama de la oratoria de Edmundo Campion. Cuando muere su esposa, el Canciller dispone que sea Campion quien escriba y pronuncieel elogio fúnebre. San Edmundo compone un hermoso discurso que llenade satisfacción al vanidoso Canciller.

A la muerte de Sir Thomas White, el fundador del Colegio de Saint John, en 1564, Campion pidió el honor de escribir su elogio. La renovada admiración del Canciller, al escucharlo, hacen concebir en Campion una protección y un porvenir muy seguro.

Discurso ante la reina Isabel
Dos años más tarde, en 1566, la reina Isabel visitó Oxford. Entre las fiestas de recibimiento debe destacar un acto académico de filosofía.

Edmundo Campion, el joven profesor de 26 años, es el encargado de organizar y de mostrar, ante la Reina, la erudición, la profundidad de ciencia y la elegancia en el buen decir. Isabel se admira y decide de veras utilizar los servicios de Campion. Lo recomienda interesada a Leicester.

Vice canciller de Oxford
Roberto Dudley, conde de Leicester nombra entonces a Edmundo Campion, orador de la Universidad. Poco después, lo elige Prorrector de la misma, oficio que equivale al de Vice canciller.

Todos estos cargos, los recibe Campion antes de tener el grado de doctor, lo que resulta extraordinario. Es la promesa de una gran carrera.

Un paso en falso
Es posible que Edmundo Campion haya prestado el juramento de supremacía en 1560. Pero ello no lo intranquiliza. En forma regular frecuenta los ahora servicios protestantes de la capilla del Colegio de Saint John. Edmundo es católico y no piensa separarse de su fe. Pero la situación se va haciendo crítica.

Poco a poco, se deja vencer. En 1567 acepta la ordenación diaconal, de manos de su amigo el obispo de Gloucester, Ricardo Cheney, de la Iglesia reformada.

Sus amigos, entonces, se dividen, unos lo felicitan, los más se horrorizan. Edmundo Campion se sumerge en un mar de dudas y en un recriminarse por la decisión tomada.

Los estudios de teología
En Oxford la división es clara. Hay un partido católico mayoritario y un partido protestante ascendente.

Edmundo Campion vacila entre los dos, sin deseos de elegir. Su anhelo más íntimo es que lo dejen estudiar en paz y poder desempeñar sus deberes de profesor y de orador universitario. Según los estatutos del Colegio, su obligación es dedicarse al estudio de teología y aceptar la ordenación sacerdotal, si quiere continuar su carrera en la Universidad. Edmundo Campion posterga la decisión, hasta donde puede, concentrándose en el estudio de Aristóteles y en la teología natural.

En 1567 le fue necesario iniciar el estudio de los Padres de la Iglesia. Y en la medida de su avance, cada vez se siente más lejos de la Iglesia Anglicana. Trata de refugiarse en la oración. Consulta a su amigo Tobie Matthew quien parece no tener escrúpulos en el abandono de la antigua fe. “No leo a los Padres, para no creerles”, es la respuesta.

El camino de Tobie Matthew, más tarde obispo de Durham y después arzobispo de York, parece fácil. Edmundo Campion ama a Inglaterra, ¿es razonable rechazar lo bueno de la reforma por un anhelo de perfección?. Pero en Inglaterra no hay libertad. Y eso lo intranquiliza.

Tormentas exteriores
En la primavera de 1568, María Estuardo, católica y heredera del trono, fue hecha prisionera.

Poco después Gregorio Martin, su íntimo amigo durante trece años, abandona Oxford y se exilia en el continente.

La tormenta anglicana lo va presionando. Primero, pierde una beca. Después su cargo como juez escolástico de la Universidad.

La vuelta al buen camino
Con la aprobación de Leicester, Edmundo Campion se decide pasar a Dublin. Allí podrá trabajar en el proyecto de la creación de la Universidad Nacional.

Se adapta fácilmente al nuevo ambiente y empieza a vivir en paz con su conciencia. La católica Irlanda está bajo el poder del gobierno imglés, pero las leyes religiosas no se aplican.

En Irlanda
Con el pensamiento puesto en la Universidad irlandesa, prepara una disertación, De Homine Academico. Es un verdadero catálogo de las virtudes y cualidades de un formador universitario. Sin duda es su propio programa y que, en parte, lo siente realizando.

Poco tiempo después empieza a trabajar en una historia de Irlanda. Es toda una obra literaria. La dedica al conde de Leicester, buscando siempre una protección.

Tormentas interiores
El 25 de febrero de 1570, San Pío V dicta la Bula Regnans in Excelsis, de excomunión contra Isabel, liberando a sus súbditos de la obligación de obedecerla.

Una copia de la Bula es clavada en la puerta del palacio del obispo de Londres el 25 de mayo por el caballero católico John Felton. Este es torturado y ejecutado. En el cadalso regaló a la Reina un gran anillo de brillantes, que llevaba cuando fue arrestado, manifestándole que no deseaba su mal, pero que creía que se destitución era buena para el país y para su salvación eterna.

Una verdadera persecución cae, entonces, sobre los cristianos que continúan con su adhesión a Roma.Edmundo Campion, tocado íntimamente por los contenidos de la Bula y acosado por los remordimientos de conciencia, decide entonces dejar Irlanda. Por lo demás es buscado afanosamente por las autoridades, pues todo católico debe ser interrogado.

Perseguido, Campion vuelve a Londres. Allí no es buscado. Se le cree en Irlanda.

Testigo de un martirio
En Londres asiste, en Westminster Hall, atónito entre la muchedumbre, al despiadado juicio contra el Bienaventurado John Storey. Este se había exiliado en Flandes. Al poco tiempo, ya anciano, en el Colegio de Douai, recibió la ordenación sacerdotal. Sir William Cecil lo había hecho raptar y traer desde Amberes, acusándolo de traición.

Ese Colegio de Douai fue toda una institución para la restauración católica de Gran Bretaña. Había sido fundado por Sir William Allen a quien su fe lo obligó a abandonar Inglaterra y ordenarse de sacerdote en Lovaina. Lo fundó para los ingleses, con el fin de formar sacerdotes que pudieran, más tarde, predicar la fe en la patria. Algunos años más tarde, ya cardenal, fundó otro Colegio similar en Reims.

En Flandes
Edmundo Campion decide pasar a Flandes. Consigue dinero entre sus antiguos alumnos católicos y se embarca el 1 de junio de 1571.

Una fragata inglesa intercepta a la nave. Por no llevar pasaportes, Campion es detenido y devuelto a Inglaterra. El capitán se queda con el dinero y lo deja huir, pero en territorio inglés.

De nuevo, muy pronto, consigue dinero entre los amigos. Un segundo intento y, esta vez, feliz. A fines de junio de 1571, con grandes muestras de gozo y alegría fue recibido en el Colegio de Douai.

Gran parte de los trece candidatos que, allí, se preparan al sacerdocio son antiguos amigos y los más, alumnos suyos en Oxford. Allí está su amigo Gregorio Martin.Estudios sacerdotales

En Douai, San Edmundo Campion vuelve formalmente a la Iglesia católica. Es admitido a los sacramentos, de los que ha estado privado desde hace más de diez años. Se siente feliz, viviendo en una comunidad enteramente católica. Sir William Allen lo considera como una adquisición sensacional.

Dos años enteros dedica Edmundo Campion a terminar los estudios de teología. En Douai recibe las órdenes menores y el subdiaconado, requisitos exigidos por la Iglesia católica antes de las órdenes del diaconado y el sacerdocio.

Al pedir las órdenes sagradas y al recibirlas, Campion siente que puede expiar la falta de haber sido ordenado diácono por un obispo anglicano.

Discernimiento vocacional

Después viene el largo discernimiento. ¿Qué debe hacer?. Señor, ¿qué quieres que haga?.En la oración comprende que debe dirigirse a Roma y que allí el Señor le mostrará el mejor camino.

Viaje a Roma
El viaje a Roma lo hace, solo y a pie, en penitencia. Pide limosna en los caminos y ora sin cansancio. A fines de febrero de 1573, llega a la Ciudad eterna. Por cierto, se hospeda en el hospital de los ingleses, como peregrino.

El primer tiempo lo dedica a la oración y a la visita de las principales Iglesias de Roma. Visita al cardenal Gesualdi con quien tiene largas conversaciones a propósito de la Bula Regnans in Excelsis.

Pero pronto, entiende claramente la voluntad de Dios. Debe entrar en la Compañía de Jesús. En ella podrá darse a los demás y, con la voluntad del Señor, podrá volver a predicar la fe en Inglaterra.

Su ingreso a la Compañía de Jesús

Es admitido por el P. Everardo Mercuriano, recién elegido General de la Compañía. La Congregación General continuaba todavía en funciones. Varios de los padres congregados, lo han conocido y oído hablar de él. La simpatía de Campion les gana el corazón a todos. Cada Provincial lo quiere para su propia Provincia. En Inglaterra no hay jesuitas. El General, lo admite para la Provincia alemana, la de Austria.

Noviciado
En Austria Terminada la Congregación General, a mediados de junio de 1573, con el P. Provincial alemán viaja a Praga para iniciar su noviciado de dos años. San Edmundo Campion es uno de los fundadores del Noviciado en Brünn, muy cerca de Praga. Allí, todo le es fácil, en especial la experiencia del mes de Ejercicios. Los trabajos humildes y el apostolado le resultan llenos de consolación. Y su facilidad en los estudios le sirve extraordinariamente para el aprendizaje del nuevo idioma.

En Praga
En septiembre de 1574, los Superiores lo destinan al Colegio de Praga, a continuar el noviciado e iniciar la etapa de magisterio con los alumnos de retórica. Sus cualidades literarias, adquiridas en Oxford, le permiten un año brillante. En 1575 hace los votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia. En el Colegio, funda la Congregación Mariana (hoy, Comunidades de Vida cristiana, CVX) para sus alumnos. Al año siguiente le añaden el cargo de Prefecto general del Internado y las predicaciones en la Iglesia. En diversas ocasiones predica en la corte. Y con su oratoria verdaderamente atrayente se gana el ánimo del mismo emperador Rodolfo II.

Ordenación sacerdotal
El 8 de septiembre de 1578, el arzobispo de Praga lo ordenó sacerdote. Y hasta marzo de 1580 ejerce en la capital del imperio su sacerdocio y ministerio de enseñanza. El idioma alemán parece no tener secretos para él.

Llamado a Roma
Por ese tiempo, el cardenal y doctor, Sir William Allen, fundador del Colegio de Douai, presenta al Papa Gregorio XIII y al P. General Everardo Mercuriano, un largo y muy bien fundado memorial. En él solicita el envío de refuerzos sacerdotales a Inglaterra. El Colegio inglés de Douai ha crecido mucho. Cada año se ordenan treinta o cuarenta sacerdotes. Más de la mitad logra atravesar el Canal hacia Inglaterra. Los informes recibidos coinciden respecto al entusiasmo de las gentes, al deseo de recibir los sacramentos y al ansia de ser reconciliados con la Iglesia. El Papa Gregorio XIII decide apoyar al cardenal Allen y funda en Roma el Colegio Inglés. Los primeros seminaristas vienen todos desde Douai. Dos años después, en 1578, la dirección del Colegio Inglés es entregada a la Compañía de Jesús, con gran gozo del cardenal Allen. El P. General Everardo Mercuriano se aviene a tomar la dirección del Colegio y a hacer suyos los objetivos de su fundación. Es decir, promete al cardenal Allen que la Compañía de Jesús enviará misioneros a Inglaterra. Allen pide expresamente al P. Edmundo Campion para la primera expedición. El P. General accede.

San Edmundo Campion es, entonces, llamado a Roma.

Destino a Inglaterra
San Edmundo deja Praga el 25 de marzo de 1580, postergado algunos meses por el Provincial de Austria. Llega a Roma el sábado de Pascua, el 9 de abril. El viaje lo hace a pie, a caballo y en parte en coche, de acuerdo a los azares del camino. En Roma, San Edmundo Campion, con profundo gozo, acepta la invitación del P. General. Su compañero de misión será el P. Roberto Persons, jesuita inglés, seis años más joven que él.

San Edmundo lo conoce bien desde los tiempos de Oxford. Fue su discípulo, y Campion al saberlo católico lo había liberado del juramento de supremacía. Las autoridades entonces intervenieron y Persons debió prestar el juramento, pasando así a ser profesor del Colegio de Balliol. A ruegos de Campion, el P. Persons es nombrado Superior de la Compañía de Jesús en Inglaterra.

Instrucciones
Las intrucciones del General de la Compañía son muy precisas. Se verán obligados a descartar el traje talar y a viajar disfrazados. Deberán vivir entre seglares bajo nombres supuestos. Vivirán solos durante largos períodos. No podrán realizar retiros periódicos para recobrar las fuerzas espirituales. El objetivo de la misión queda también delineado. Trabajarán en “la conservación y aumento de la fe de los católicos de Inglaterra”. No deberán disputar con los protestantes. Les queda prohibido, en forma absoluta, inmiscuirse en los asuntos de Estado o enviar informes políticos. No deben permitir ninguna conversación contra la Reina. San Edmundo recibe las aclaraciones que pide. Queda claro, la Bula Regnans in Excelsis obliga sólo a la Reina y a los protestantes. Los católicos, mientras la Reina gobierne de facto, deben obedecer en todo lo que no toque a la fe católica.

El viaje a la patria
El 18 de abril de 1580 sale de Roma esa primera expedición jesuita a Inglaterra. La componen los PP. Roberto Persons, Edmundo Campion y el Hermano Rodolfo Emerson.
Con ellos van otros tres sacerdotes del Colegio inglés, dos seminaristas y cuatro sacerdotes ingleses radicados en Roma.Antes de salir, el Papa Gregorio XIII los abraza, a cada uno, cariñosamente, los bendice, a ellos y a toda Inglaterra. San Felipe Neri también los bendijo. En Milán, San Carlos Borromeo los obliga a alojar en su propio palacio arzobispal. Edmundo Campion predica en la Catedral, con gran complacencia del arzobispo. El resto del viaje lo hacen a través de Suiza, país ya sumido en las ideas de la reforma protestante. En Ginebra son admitidos, por ser ingleses, a pesar de ser católicos. San Edmundo, incluso, tiene una conversación con el célebre calvinista Teodoro Beza, ya anciano, quien lo recibe en su casa, después de comer. Fue una velada agradable, llena de humanismo.

En Reims tiene lugar el encuentro con el cardenal doctor, Sir William Allen. Campion, a petición de su amigo, predica a los jóvenes ingleses del Seminario. En su propio idioma, después de tantos años. Lo hace con fluidez y corrección, como si jamás hubiera dejado Inglaterra.

Inglaterra
El ingreso en Inglaterra resulta muy difícil. Las autoridades inglesas ya estaban en conocimiento de la expedición católica. Los informantes han comunicado nombres y también fechas. Conocedores de la dificultad, los jesuitas resuelven disolver la expedición. Cada cual, ingresará como pueda hacerlo.

Los jesuitas flamencos del Colegio de San Omer, prepararon el paso del Canal. Los tres jesuitas no deben viajar juntos. El P. Roberto Persons, como Superior, será el primero. Los otros dos pasarán a Inglaterra un tiempo después. Roberto Persons, vestido de militar y fingiendo ser soldado de los Países Bajos, cruza el Canal sin mayor dificultad. Edmundo Campion y Rodolfo Emerson, vestidos de mercaderes, son detenidos en Dover, el 24 de junio. Las autoridades tienen sospechas, los registran minuciosamente, pero al fin los dejan pasar. Ambos se dirigen al puerto de Gravesend, distante 30 kilómetros de Londres. En un bote, por el Támesis, llegan a la capital. Entretanto, el P. Roberto Persons había encargado a jóvenes católicos que se turnaran, paseándose, en los muelles de Londres. Uno de ellos los reconoce, por las señas del Hermano, y los lleva a la casa alquilada por Persons.Ministerios.

Así comenzaron los años ingleses del ministerio de Campion. El mejor resumen de esos años lo da él mismo en carta al P. General. “Por todas partes se publican contra nosotros edictos llenos de amenazas”. “Con las precauciones que tomamos y con las oraciones de los buenos y, especialmente con el favor de Dios, hemos recorrido con toda felicidad buena parte de la isla.

Nunca nos han faltado personas, que olvidadas de su propio peligro se mostraron solícitas de nuestra seguridad”. “La persecución se ha embravecido. Nuestra comunidad está triste, porque no se habla sino de muerte, de prisión o pérdida de bienes de los fieles.

Y con todo, vamos adelante animosamente”. “En la actualidad son innumerables los que vuelven a la Iglesia. Trabajo desde muy de mañana hasta gran parte de la noche, habiendo cumplido los diversos oficios y predicado algunos días dos veces. Trabajo en una infinidad de asuntos: doy respuesta a casos de conciencia, organizo el trabajo de otro sacerdotes distribuyéndolos donde hubiere mayor necesidad; reconcilio a los separados con la Iglesia, procuro ayudas temporales para los que sufren en las cárceles. Son tantos, que fácilmente desmayaría de fatiga, pero es Dios quien favorece”.

“La mayor consolación la recibimos al constatar la increible alegría de estos hermanos, por nuestra venida a Inglaterra”.

Defensa de la fe
Fue muy célebre el famoso documento, escrito por San Edmundo dirigido al Consejo de la Reina. En él refuta el falso rumor, difundido por las autoridades. Los católicos, de ninguna manera, pretenden la desobediencia civil y aman especialmente a la Reina Isabel. El excelente estilo gusta a todos, aún a muchos protestantes. Las ediciones de este escrito se multiplican y es conocido por toda la población.

Los católicos se sienten muy confortados y tranquilos al verse defendidos en su patriotismo. Poco después Campion compone y edita, en abril de 1581, su opúsculo “Diez Razones“, un compendio de la fe católica y los principales argumentos teológicos. Esta obra ocasiona una verdadera revolución en la Iglesia reformada. Fue todo un éxito. Católicos y protestantes no pueden hablar, durante meses y en todas partes, sino del libro del P. Edmundo Campion. Las autoridades, muy molestas, se endurecen y la persecución se hace más rigurosa. En la Universidad de Oxford, el libro de Campion fue conocido y comentado, con admiración, por todos y en especial por sus compañeros y antiguos discípulos.

Detención
El 16 de julio de 1581, el P. Edmundo Campion es detenido en el castillo de Lyford. Es traicionado por Jorge Elliot, quien se ha hecho pasar por católico. San Edmundo no guarda rencor alguno al traidor. Requerido por él, sonriendo le dice: “Dios te perdone, Jorge, y yo te perdono. Si te arrepientes y te confiesas, yo te absolveré, pero tendrás que hacer penitencia”. Es llevado a Londres y encerrado en la Torre. En el calabozo Little Ease, tal vez el más lóbrego y húmedo, de las 22 torres. Allí pasó el primer tiempo. Por expreso deseo de la Reina Isabel, es llevado a su presencia, al cuarto día. “¿Me tenéis por verdadera Reina de Inglaterra?”. “Sí, Majestad”. La Reina promete: “Os ofrezco la vida, la libertad, bienes de fortuna, grandeza y honores, si consentís en servirme”. La respuesta de San Edmundo es muy rápida: “Soy vuestro vasallo, mi Reina, pero soy católico”. Por ultimo la Reina dice: “En vos no hay otro crimen que el ser papista”. “Esta es mi mayor gloria”, le contestó Campion, con un buen humor inglés.

Prisión
Se le dio un trato muy humano, para ablandarlo. Los carceleros, por expreso encargo de la corte, renuevan constantemente las promesas de la Reina. Le dicen que su conversión al protestantismo lo llevará al arzobispado de Canterbury. Cuando las autoridades constatan el fracaso, lo someten a la tortura. Pero no logran una sola palabra de debilidad. Ni siquiera una indiscreción que pudiera delatar a los otros jesuitas, o a algún católico.

Disputas teológicas
Destrozado por los tormentos, días después, lo hacen disputar con los mejores teólogos protestantes. San Edmundo Campion hace un gran esfuerzo. Muestra serenidad, e incluso amabilidad con todos. Con un dejo de humor les dice no estar en las mejores condiciones para sostener una discución teológica.

Y, sin embargo, con verdadera sabiduría expone muy bien los argumentos. El conde de Arendel, protestante, hijo del duque de Norfolk, presente en las disputas y convencido por Campion, decide volver a la fe católica. Merecerá más tarde dar su vida por la fe.

Condenación a muerte
A los actos finales lo acompañan San Alexander Briant y el Bienaventurado Thomas Cottam, ambos sacerdotes de la Compañía de Jesús, Ralph Sherwim y otros sacerdotes católicos. San Edmundo dijo en esa ocasión: “Se nos acusa y se pide nuestra muerte. No tenemos a quien apelar, sino a las conciencias de Uds. ¿Pueden Uds. creer a nuestros acusadores?.

Uds. lo saben, ellos han traicionado a Dios y al hombre. No han mostrado el menor fundamento para dar crédito a sus juramentos. Ni siquiera son hombres honrados. Aunque Uds. quisieran creerles, no pueden. Yo encomiendo todo a Dios. Esta condena la encomiendo a Uds. Nunca hemos temido a la muerte. Lo único que podemos decir es, que si nuestra religión nos hace traidores, merecemos ser condenados. Pero somos, y hemos sido, los mejores súbditos que la Reina haya tenido. Al condenarnos, Uds. condenan a todos nuestros antepasados, a todos los sacerdotes, obispos y reyes, a todo lo que fue la gloria de Inglaterra, la isla de los santos y la más fiel hija de la Sede de San Pedro. La posteridad nos dará la razón. El juicio futuro no va a estar sujeto a la corrupción como el de hoy.” Y ese día, el 21 de noviembre de 1581, todos son condenados a muerte. “Sean llevados a Tyburn. Serán ahorcados. Descolgados con vida, se les cortarán las partes inferiores y se les arrancarán las entrañas para ser quemadas en presencia de ellos. Se les cortará la cabeza y serán descuartizados. Y Dios tenga piedad de Uds”. San Edmundo Campion entona entonces el Te Deum. Los otros sacerdotes condenados lo siguen en su canto.

Los últimos días
San Edmundo estuvo encadenado los once días que mediaron entre el juicio y la ejecución. Recibió la visita de una hermana, facultada para hacerle el último ofrecimiento de libertad y de grandes beneficios, a condición de que renunciara a su Fe. También lo visita Jorge Elliot. “Si yo hubiera pensado que habíais de sufrir algo más que la prisión, yo nunca os hubiera acusado”. “En ese caso, le contesta con humor Campion, os suplico, en nombre de Dios, que hagáis penitencia y que confeséis vuestro pecado, para gloria de Dios y salvación de vuestra alma“. Y ante el temor manifestado por Elliot, por las posibles represalias católicas, le agrega: “Estáis equivocado si creéis que los católicos llevan su odio y su ira hasta la venganza. Para que os sintáis seguro, si queréis, os recomendaré a un Duque católico alemán, donde podréis vivir en paz”.

El carcelero de San Edmundo Campion, presente en la entrevista, se conmovió de tal modo por la generosidad de Campion, que se hizo católico.

El martirio
El 1° de diciembre de 1581 sufre el martirio, en compañía de San Alexander Briant y de Ralph Sherwim.Lo sacan de la Torre. Está lloviendo. Ha llovido durante varios días. Un gran multitud se ha agolpado a las puertas. San Edmundo, con una sonrisa, los saluda a todos. “Que Dios os salve, caballeros, y os haga buenos católicos”. Lo atan a una rastra tirada por un caballo. A él y a Briant los arrastran lentamente por la lluvia y el barro, hasta llegar a Tyburn. Al pasar por el Arco de Newgate ve una imagen de la Virgen María, que se ha salvado de los martillazos, y la saluda cariñosamente. En el camino un católico le enjuga el rostro, salpicado de lodo y suciedad. San Edmundo le dijo: “Dios te premie y te bendiga”.

En Tyburn, San Edmundo subió a la carreta instalada bajo la horca. El mismo se pone la soga alrededor del cuello. Entonces, pide utilizar el derecho que le otorga la ley, decir unas palabras.“Soy inocente de las traiciones que me han acusado. Soy católico y sacerdote de la Compañía de Jesús. En esta fe he vivido y en ella quiero morir”. Entonces le gritan que pida perdón a la Reina.”¿En qué la he ofendido?. Soy inocente. He rezado y rezo mucho por ella”. Un cortesano le exige que diga por cuál Reina reza. “Por Isabel, vuestra Reina y la mía, a la que deseo un largo reinado, tranquilo y feliz”. De inmediato dieron orden de retirar la carreta que estaba bajo sus pies. Y San Edmundo queda colgando. Inconsciente, tal vez muerto, cortan la cuerda que lo ata y el carnicero lo descuartiza. Entre los presentes, en primera línea, está Enrique Walpole, un joven de familia católica, pero inclinado a la reforma. Tan cerca está, que un poco de sangre le salpica el abrigo cuando el carnicero arranca las entrañas de Campion y las arroja al caldero de agua hirviendo. Enrique Walpole se conmovió profundamente. Tanto que decidió, poco después, cruzar el mar y ordenarse de sacerdote en la Compañía de Jesús. Trece años más tarde morirá del mismo modo que San Edmundo, en el cadalso de York.

Glorificación
San Edmundo Campion fue canonizado el 25 de octubre de 1970 conjuntamente con San Alexander Briant, San Enrique Walpole y otros siete jesuitas, ingleses y galeses, mártires de la fe, como él. También fue canonizado su compañero San Ralph Sherwim.

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11:45 p.m.
Martirologio Romano: Paracuellos del Jarama, Madrid, España, beato Jósé López Piteira, religioso agustino que, acudiendo a lejanas tierras en respuesta al llamado hecho por el Señor, fue asesinado por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 28 de octubre de 207, por el Papa Benedicto XVI, junto a otros 497 mártires de la persecución a la fe en España.

La divina providencia quiso que este joven, primer beato cubano, viniese a derramar su sangre defendiendo su fe en Cristo, en España, la tierra de sus antepasados, aunque llevó clavada en su corazón hasta su postrer aliento la isla caribeña que le vio nacer. Pero un apóstol es ciudadano del mundo, un vastísimo territorio que se conquista palmo a palmo entregándolo todo, como Cristo exige en el Evangelio, de modo que cualquier lugar al que se vea conducido en aras de la voluntad divina se convierte en un destino amado e irrenunciable. Y esto que José tuvo presente en todo momento, unido a la gracia divina que le alumbró, hizo que no tambalease lo más mínimo justamente cuando se enfrentó a la muerte brutal que otros le impusieron. No es tan mundialmente conocido como otros mártires, pero forma parte por derecho propio de quienes supieron hacer frente con toda valentía a ese cruel instante que se cernía sobre ellos, y que generosamente dieron su vida dejando tras de sí un admirable legado de amor.

Un día de primeros del siglo XX su humilde familia abandonó la noble tierra gallega para ganarse el sustento, como hicieron tantos compatriotas. Allí quedaron, bajo la custodia de los abuelos, dos de sus hijos, de los que se despedirían con inmenso dolor. En su equipaje portaban la fe heredada de sus padres como un preciado tesoro que habrían de transmitir a su numerosa prole. José nació en Jatibonico el 2 de febrero de 1912. Fue el quinto de los hijos que vinieron al mundo en ese hogar creado por Emilio y Lucinda, y segundo de los varones; después nacerían cinco vástagos más.

En plena niñez, poco antes de cumplir sus cinco primeros años de vida, José regresó junto a sus progenitores a España. Aunque apenas existen datos de su infancia, debió ser uno de esos niños que no crean problemas. Cursó estudios en régimen de internado con los benedictinos de Santa María de San Clodio, del municipio de Leiro, Orense, dando así sus primeros pasos hacia la vida religiosa. A buen seguro que sus padres habrían puesto grandes esperanzas en él. Finalizados sus estudios, se integró con los agustinos de Leganés, Madrid. Profesó con ellos en 1929, y prosiguió su formación en el monasterio de san Lorenzo del Escorial. Se han destacado las cualidades que apreciaron en él en esa época de su vida subrayando su «carácter bondadoso y tratable, entusiasta y observante».

Y efectivamente no sería mal religioso cuando un año antes de convertirse en sacerdote, momento que aguardaba gozoso, ya estaba decidido su futuro como vicario apostólico de Hai Phòng, en Vietnam. Sus superiores habían vislumbrado en él las cualidades y virtudes que iban configurándole como un gran apóstol. No llegó a partir y tampoco pudo recibir el sacramento del orden. Sus sueños se truncaron violentamente al ser apresado el 6 de agosto de 1936 junto a sus hermanos religiosos en medio de la fratricida contienda española. El antiguo colegio madrileño de San Antón, que había sido propiedad de los padres escolapios, donde tantos alumnos fraguaron y compartieron su fe –entre otros Fernando Rielo, fundador de los misioneros y misioneras identes–, convertido entonces en cárcel, fue el escenario donde se desenvolvieron los preámbulos del particular calvario de José.

Cuando llegaron a buen puerto las gestiones realizadas por sus atribulados familiares ante las autoridades cubanas, en un gesto de valentía y coherencia, el beato declinó la oferta de su liberación que se había obtenido tornando a favor suyo las dificultades que entrañaba tal decisión. Y su temple apostólico, lleno de caridad, se puso de manifiesto en su inquebrantable voluntad de dar hasta el final los mismos pasos de sus hermanos de comunidad: «Están aquí todos ustedes que han sido mis educadores, mis maestros y mis superiores, ¿qué voy a hacer yo en la ciudad? ¡Prefiero seguir la suerte de todos, y sea lo que Dios quiera!». Así lo determinó, con rotundidad, dispuesto a cumplir la voluntad divina. Los rostros de sus superiores y formadores le contemplaban conmovidos. Y con ellos compartió numerosos sufrimientos en cerca de cuatro meses marcados por las privaciones y la angustia, hasta que entregó su alma a Dios en Paracuellos del Jarama, Madrid.

Fue ajusticiado el 30 de noviembre de 1936, junto a otros 50 religiosos agustinos, exclamando: «¡Viva Cristo Rey!», al tiempo que renovaba el supremo acto de perdón aprendido del Redentor hacia quienes le privaban de su vida; así le franqueaban las puertas del cielo. Tenía 24 años.

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Sacerdote Dominico

Martirologio Romano: En Montpellier, de la Provenza, en Francia, beato Juan de Verceli, presbítero, maestro general de la Orden de Predicadores, que predicó incansablemente la reverencia al nombre de Jesús († 1283).

Fecha de beatificación: Culto confirmado por el Papa Pío X en el año 1903

Nota: Anteriormente se lo recordaba el día 1 de diciembre

Breve Biografía


Juan nació en Vercelli alrededor del año 1205.

Cuando la historia habla de él por primera vez, tenía ya cuarenta años y era prior de los dominicos de Vercelli.

Tras haber dado pruebas de su fuerza de carácter y habilidades en varios cargos y misiones, fue elegido como sexto maestro general de la Orden de Predicadores, en 1624.

Durante diecinueve años, desempeñó ese oficio en forma muy distinguida. Juan era de estatura más bien baja (en su primera carta a sus hermanos se llama a sí mismo "pobre hombrecito") y de rostro tan alegre que, según se dice, exigía que su ayudante fuese siempre un fraile de aspecto severo e imponente.Pero su energía suplía con creces su baja estatura.

En efecto, visitó y reformó incansablemente los conventos de su orden en toda Europa, sin dispensarse jamás durante sus viajes de los ayunos eclesiásticos y de los de su orden.

Gregorio X, poco después de su elección al pontificado, confió a Juan de Vercelli y a los dominicos la tarea de hacer la paz entre los estados italianos. Tres años más tarde, el Papa pidió al beato que redactase un "esquema" para el segundo Concilio Ecuménico de Lyon.

En el Concilio conoció el Beato Juan a Jerónimo de Ascoli (más tarde Nicolás IV), quien había cedido a San Buenaventura en el cargo de general de los franciscanos. Ambos escribieron juntos una carta a sus súbditos.

Más tarde, la Santa Sede los envió como mediadores entre Felipe III de Francia y Alfonso X de Castilla. Ello no fue más que una continuación del oficio de pacificación en el que tanto se distiuguió Juan de Vercelli.

El beato fue uno de los primeros propagadores de la devoción al nombre de Jesús, que el Concilio de Lyon recomendó como acto de reparación por las blasfemias de los albigenses.

El Beato Gregorio X eligió particularmente a Juan de Vercelli como capitán de la Orden de Predicadores, para difundir esa devoción. El beato escribió inmediatamente a todos los provinciales.

Filialmente se decidió que en todas las iglesias de los dominicos hubiese un altar dedicado al Santo Nombre de Jesús y que se formasen cofradías contra la blasfemia.

En 1278, el maestro general envió a un visitador a Inglaterra, donde algunos frailes habían atacado la doctrina de Santo Tomás de Aquino, muerto recientemente.

El beato había nombrado al Doctor Angélico para ocupar la cátedra de teología en París, ya que San Alberto Magno no quiso aceptarla. Dos años más tarde, Juan de Vercelli asistió a un capítulo general en Oxford. Como su predecesor, Humberto de Romanos, el beato se negó a aceptar la dignidad episcopal y un cargo en la curia romana.

También renunció al cargo de general de la orden, pero su renuncia no fue aceptada, de suerte que ejerció ese oficio hasta su muerte, ocurrida el 30 de noviembre de 1283.

Su culto fue aprobado en 1903.

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Por: . | Fuente: P. Jesús Martí Ballester || www.bernardo-francisco-de-hoyos.inf

Apóstol del Corazón de Jesús en España

Martirologio Romano: Presbítero jesuita, primer y principal apóstol en España de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús ( 1735)

Fecha de beatificación: 18 de abril de 2010, siendo Papa S.S. Benedicto XVI.

Nació en Torrelobatón (España) en 1711. Su padre don Manuel de Hoyos era secretario del ayuntamiento de Torrelobatón, pero su familia era originaria de Hoyos. Su madre doña Francisca de Seña, nació en Medina del Campo. El niño fue bautizado a los 16 días con el nombre de Bernardo por deseo de sus padres (nació un 20 de agosto, memoria litúrgica de San Bernardo deClaraval), y también con el nombre de Francisco, a propuesta del Párroco de la Iglesia de Santa María de Torrelobatón donde fue bautizado, poniendo al niño bajo la protección de San Francisco Javier.A los 9 años Bernardo recibió la confirmación en Torrelobatón, a los 10 años fue a estudiar en el colegio de los Jesuitas de Medina del Campo, y a los 11 años al colegio de los Jesuitas de Villa García de Campos. A los 14 años, con el permiso de su familia, fue admitido en el noviciado de los Jesuitas en Villa García de Campos.

Terminó el noviciado con casi 17 años, y emitió los votos simples perpetuos. Desde los 17 hasta los 20 años, Bernardo estudió filosofía en el colegio de los santos Pedro y Pablo en Medina del Campo. A los 20 años Bernardo comenzó los estudios de teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid. Cuando Bernardo tenía 13 años, murió su padre don Manuel de Hoyos. Este es un fragmento del testamento de don Manuel: "A mis hijos recomiendo que sean temerosos de Dios y de la propia conciencia, obrando y procediendo bien según sus obligaciones, porque así merecerán el mayor alivio y, sobre todo, el agrado de la misericordia de su Majestad que les guiará y les iluminará para su santo servicio y para permanecer en él hasta la muerte, guardando obediencia, respeto y veneración a su madre, abuelo, tío, y todas las otras personas, a fin de que consigan en esta vida el afecto de todos y en la otra el eterno descanso".

Sobre su madre doña Francisca, podemos leer estas palabras: "crió a Bernardo su madre doña Francisca con especial esmero y cuidado, diciendo algunas veces que tendría gravísimo escrúpulo del menor descuido, porque si perdía aquel hijo, la daba a conocer el cielo, que le quitaba un santo grande". En el siguiente fragmento, se indica como era el joven Bernardo de Hoyos en el colegio: "era muy puntual a las confesiones y comuniones, que los estudiantes de nuestras aulas de gramática practican todos los meses, y recibía con suma docilidad los buenos consejos de sus maestros, cuando exhortaban a sus discípulos a la devoción a María Santísima, a la frecuencia de los sacramentos, a evitar toda culpa aunque fuese venial, y a los demás ejercicios virtuosos que inspiran los maestros a sus discípulos al tiempo mismo que les enseñan las letras".

VOTOS SIMPLES PERPETUOS

Cuando pronunció la fórmula de los votos simples perpetuos, con casi 17 años, escribe el mismo Bernardo lo que sintió en ese momento: “Al empezar a leer la fórmula de los votos ví en la sagrada eucaristía al mismo Jesucristo, que me oía, como juez en su trono, muy afable. Quedé al principio como fuera de mí, al ver tan gran Majestad, mas no fue tanto, que se conociese en lo exterior. Vile venir, y entrar en mi dichosa boca: causó mayor reverencia amorosa, y amor reverente, al verle entrar y estar en mi lengua. Después que pasó la Sagrada Forma, me dijo el Señor estas palabras intelectuales: “desde hoy me uno más estrechamente contigo por el amor que te tengo ". Contexto histórico durante la vida de Bernardo de Hoyos durante toda la vida de Bernardo de Hoyos reinaba en España y en la América Española el rey Felipe V, de la familia Borbón, que era nieto del rey de Francia Luis XIV. En Francia, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se había extendido mucho con los escritos de Santa Margarita María de Alacoque, y su confesor, san Claudio de la Colombière. Sobre la importancia de la consagración al Sagrado Corazón de Jesús, escribe Santa Margarita María de Alacoque: “... cuando nos hemos consagrado y dedicado por completo a este Corazón adorable, para honrarle y amarle con todos nuestros medios, abandonándose del todo a él, él se cuida de nosotros y nos hace arribar al puerto de salvación, a pesar de las borrascas ".

NADA SABIA DEL CULTO AL CORAZÓN DE JESÚS

De esta etapa de su vida, recogemos un hecho importante. En 1733, cuando Bernardo tenía 21 años y era estudiante de teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid, recibió una carta de su amigo Agustín Cadaveraz que era sacerdote y profesor de gramática en Bilbao. A Agustín le habían pedido un sermón para la octava de Corpus, y recordaba Agustín que en Valladolid había leído un libro escrito en latín cuyo título era ´de cultu Sacratissimi Cordis Iesu´, del P. José de Gallifet, sobre la devoción al Corazón de Jesús. Para preparar el sermón, Agustín le pedía a Bernardo que copiase determinados fragmentos de ese libro y que se los enviase. Bernardo tomó el libro de la biblioteca y lo llevó a su habitación para copiar los párrafos pedidos.

HABLA DIOS

Esto es lo que relata Bernardo: "Yo que no había oído jamás tal cosa, empecé a leer el origen del culto del Corazón de nuestro amor Jesús, y sentí en mi espíritu un extraordinario movimiento fuerte, suave y nada arrebatado ni impetuoso, con el cual me fui luego al punto delante del Señor Sacramentado a ofrecerme a su Corazón para cooperar cuanto pudiese a lo menos con oraciones a la extensión de su culto". "No pude echar de mí este pensamiento hasta que, adorando la mañana siguiente al Señor en la Hostia Consagrada, me dijo clara y distintamente que quería por mi medio extender el culto de su Corazón Sacrosanto, para comunicar a muchos sus dones por su corazón adorado y reverenciado, y entendí que había sido disposición suya especial que mi hermano el P. Agustín de Cardaveraz me hubiese hecho el encargo para arrojar con esa ocasión en mi corazón estas inteligencias. Yo, envuelto en confusión renové la oferta del día antes, aunque quedé algo turbado, viendo la improporción del instrumento y no ver medio para ello".

"Todo el día anduve en notables afectos al Corazón de Jesús, y ayer estando en oración, me hizo el Señor un favor muy semejante al que hizo a la primera fundadora de este culto, que fue una hija de nuestro santo director, San Francisco de Sales, la venerable madre Margarita Alacoque, y lo trae el mismo autor en su vida: “mostróme su Corazón todo abrasado en amor, y condolido de lo poco que se le ama. Repitióme la elección que había hecho de este su indigno siervo para adelantar su culto, y sosegó aquel generillo de turbación que dije, dándome a entender que yo dejase obrar a su providencia, que ella me guiaría, que todo lo tratase con el P. Juan de Loyola que sería de singular agrado suyo, que esta provincia de su compañía tuviese el oficio y celebrase la fiesta de su Corazón, como se celebra en tan innumerables partes”.

“El domingo pasado (dice) inmediato a la fiesta de nuestro San Miguel, después de comulgar, sentí a mi lado a este santo Arcángel que me dijo cómo extender el culto del Corazón de Jesús por toda España, y más universalmente por toda la Iglesia, aunque llegará día en que suceda, ha de tener gravísimas dificultades, pero que se vencerán, que él, como Príncipe de la Iglesia, asistirá a esta empresa; que en lo que el Señor quiere se extienda por nuestro medio, también ocurrirán dificultades, pero que experimentaremos su asistencia". "Después de esto quedé un poco recogido, cuando por una admirable visión imaginaria, se me mostró aquel divino Corazón de Jesús todo arrojando llamas de amor, de suerte que parecía un incendio de fuego abrasador de otra especie que este material". "Agradecióme el aliento con que le ofrecí hasta la última gota de mi sangre en gloria de su Corazón, y para que yo experimentase cuán de su agrado es esta oferta, por lo mucho que se complacía en los deseos solos, que yo tenía de extender por el mundo, cerró y cubrió mi corazón miserable dentro del suyo, donde por visión intelectual admirable vi los tesoros y riquezas del Padre depositadas en aquel sagrario, el deseo y como ímpetu que padecía su corazón por comunicarlas a los hombres, el agrado en que aprecien aquel Corazón, conducto soberano de las aguas de la vida, con otras inteligencias maravillosas en que por modo más especial entendí lo que San Miguel me había dicho.

Pues las dulzuras, los gozos, suavidades y celestiales delicias que allí inundaron mi pobre corazón sumergido en aquel océano de fuego de amor, sólo el mismo Jesús lo sabe, que yo no"."Desde este punto he andado absorto, y anegado en este Divino Corazón; al comer, al dormir, al hablar, al estudiar y en todas partes parece que no palpa mi alma otra cosa que el Corazón de su Amado, y cuando estoy delante del Señor Sacramentado, aquí es donde se desatan los raudales de sus deliciosísimos favores, y como este culto mira al Corazón Sacramentado, como a su objeto, aquí logra de lleno sus ansias amorosas”. "Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mi sólo, sino para que por mi las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: “reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes’ “yo no salgo del Corazón Sagrado; allí me encontrará v. r. (Bernardo escribe al P. Juan de Loyola); quiere este Divino Dueño que yo sea discípulo del Corazón Sagrado de Jesús, y discípulo amado: así la obra de Bernardo de Hoyos. En sus pocos años de vida escribió varios centenares de cartas principalmente a su director espiritual, el p. Juan de Loyola, con el fin de difundir por toda España la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, entre ellos: escritos espirituales, apuntes y sermones.

EL REINADO DEL SAGRADO CORAZÓN

En una carta del día 28 de octubre de 1733, Bernardo de Hoyos decía: en la acción de gracias después de haber comulgado "pedí la extensión del reino del mismo Corazón Sagrado en España, y entendí que se me otorgaba. y con el gozo dulcísimo que me causó esta noticia quedó el alma como sepultada en el Corazón Divino, en aquel paso que llaman sepultura. Muchas y repetidas veces he sentido estos asaltos de amor en estos días, dilatándose tanto en deseos mi pobre corazón que piensa extender en el nuevo mundo el amor de su amado Corazón de Jesús, y todo el universo se le hace poco".

La principal fuente para conocer estos escritos de Bernardo es el libro "vida del angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la Compañía de Jesús" escrito por Juan de Loyola. Dice el propio p. Loyola: “Todos estos papeles han estado a mi vista al tiempo de escribir esta historia; y todos están hoy en este colegio de nuestro S. Ignacio de Valladolid, noticia que puede satisfacer a cualquiera que dudase de algún hecho particular de lo que escribo”.

BERNARDO CONSAGRADO SACERDOTE

A los 23 años le correspondía a Bernardo comenzar el cuarto curso de teología, y aunque no tenía edad para ordenarse, sus superiores pidieron dispensa para que pudiese hacerlo durante ese curso, y con esta dispensa pudo ordenarse de diácono. Poco después se ordenó de Presbítero, y unos días después celebró la primera misa en el colegio de san Ignacio de Valladolid. A los 24 años, pocos meses después de haber sido ordenado sacerdote, enfermó de tifus y falleció, habiendo recibido el viático y la santa unción.

CAUSA DEL PADRE HOYOS

En 1961 fue aprobada la investigación histórica o positio, y el 12 de enero de 1996 el papa Juan Pablo II leyó el decreto que declaraba heroicas las virtudes del desde entonces venerable Padre Hoyos.

En lo que respecta a la Causa del Padre Hoyos, en marzo de 2008 "... la Consulta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos ha reconocido por unanimidad que el caso de la curación de María de las Mercedes Cabezas no puede ser explicado en base a los datos de la ciencia médica". Nos encontramos ante una "curación instantánea, completa y duradera, científicamente inexplicable".

Mercedes Cabezas Terrero, de 23 años, hija de labradores de San Cristóbal de la Cuesta (Salamanca), tenía una tumoración de grandes proporciones, y quedó curada instantáneamente el 23 de Abril de 1936, después de rezar una novena y de pedir con frecuencia la intercesión del P. Bernardo de Hoyos para su curación.

Cumplidos así todos los requisitos, el 16 de enero de 2009 el papa Benedicto XVI firmó el decreto que reconocía el citado milagro y admitía la beatificación, que, siguiendo los procedimientos en vigor, se celebró en la Archidiócesis de Valladolid, donde se promovió la causa, el 18 de abril de 2010, en el paseo Central del Campo Grande de Valladolid, y fue presidida por Mons. Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, como representante pontificio.

Para conocer más sobre el Beato Bernardo de Hoyos se puede leer la Biografía escrita por su Director espiritual el P. Juan de Loyola S.J. poco después de la muerte de Bernardo en 1735. También se puede consultar el sitio web oficial por la canonización del Beato Bernardo de Hoyos.

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Por: . | Fuente: Vatican.va

Fundadora del Instituto de
Hermanas de la Adoradoras Perpetuas del Santísimo Sacramento

Martirologio Romano: En Roma, Italia, beata María Magdalena de la Encarnación (Catalina) Sordini, virgen, fundadora del Instituto de las Hermanas de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento. ( 1824)

Fecha de beatificación: 3 de mayo de 2008, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

Nació en Porto Santo Stefano (Italia) el 16 de abril de 1770, en el seno de una familia fervientemente católica. Fue bautizada al día siguiente con los nombres de Catalina María Francisca Antonia.

Creció en un ambiente impregnado de religiosidad ejemplar. Su padre, Lorenzo Sordini, promovió que en la iglesia parroquial se expusiera a la veneración pública, en circunstancias especiales, con espíritu de amor y reparación, el Santísimo Sacramento, como por ejemplo el jueves de carnaval. Así, desde su adolescencia, Catalina pasaba horas en adoración junto a Jesús sacramentado.

A los 17 años recibió una propuesta de matrimonio de parte de Alfonso, joven de posición acomodada que le regaló preciosas joyas. En una ocasión, adornada con ellas, al mirarse en un espejo se le apareció el rostro doloroso de Jesús crucificado que la invitaba a entregarse totalmente a él y le decía: "Catalina, ¿me abandonas por un amor humano?". En febrero de 1788 ingresó en el monasterio de las Terciarias Franciscanas de Ischia di Castro. Al vestir el hábito religioso tomó el nombre de sor María Magdalena de la Encarnación.

El 19 de febrero de 1789, jueves de carnaval, en el refectorio vio a "Jesús como en un trono de gracia en el Santísimo Sacramento, rodeado de vírgenes que lo adoraban" y oyó una voz que le decía: "Te he elegido para instituir la obra de las Adoratrices Perpetuas, que día y noche me ofrecerán su humilde adoración para reparar las ofensas y las ingratitudes de la humanidad e impetrar gracias y ayudas de mi divina misericordia". Aquel día se convirtió para ella en el "día de la luz".

El 20 de abril de 1802 fue elegida abadesa, cargo que ocupó hasta 1807, cuando, siguiendo la voluntad de Dios que deseaba un nuevo instituto —y escritas las Constituciones—, se trasladó a Roma, con algunas hermanas y la bendición de Pío VII, para fundar el primer monasterio de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, en el convento de San Joaquín y Santa Ana, en Quattro Fontane. La fundación tuvo lugar el 8 de julio de 1807. Por iniciativa suya la iglesia se abrió a la adoración de los fieles laicos.

Gracias a su unión con Dios cada vez más íntima, a su gran espíritu de fe y a su intensa oración en tiempos muy difíciles, por la invasión de los franceses después de la Revolución, logró realizar muchas obras, en beneficio del monasterio y también de muchas personas que recurrían a ella.

La madre María Magdalena profetizó al Papa Pío VII la deportación a Francia: "Pero no tenga miedo; nadie le podrá perjudicar y volverá glorioso a Roma". También llegó la cruz para las Adoratrices, en forma de supresión del instituto; y ella fue exiliada a Florencia.

Caído el régimen napoleónico, en el año 1814 la madre volvió a Roma con algunas jóvenes florentinas y el 18 de septiembre de 1817 vistió el nuevo hábito religioso, que había visto en visión el "día de la luz": sayo blanco y escapulario rojo, símbolos del candor virginal y del amor a Jesús crucificado y eucarístico.

El 10 de marzo de 1818 la Santa Sede reconoció oficialmente la congregación, que la madre María Magdalena puso bajo el patrocinio de la Virgen de los Dolores.

Murió el 29 de noviembre de 1824 en Roma, donde reposan sus restos.

El instituto cuenta hoy con más de noventa monasterios esparcidos por todo el mundo.

El milagro para su beatificación

El milagro comprobado, y por el que S.S. Benedicto XVI la declarara beata el 3 de mayo de 2008, fue la sanación de Juan de Dios Rodríguez Madrid, un sinaloense de 60 años, que el 2 de julio de 1994 tuvo un accidente. El iba sentado en la parte trasera de una camioneta que corría a gran velocidad, al dar el vehículo una curva él cayo a tierra golpeándose fuertemente la cabeza contra el pavimento.

Llegó inconsciente al hospital. El 3 de julio a la 01:40 horas fue preso de fuertes convulsiones, las que provocaron que cayera de la camilla del tomógrafo; golpeándose nuevamente la cabeza lo que empeoró la situación. Los exámenes que se le realizaron pusieron en evidencia una fractura linear fronto-parietal, hemorragia subaracnoidea, edema cerebral difuso y hematoma laminar sottodurale occipital. Los médicos que lo atendieron manifestaron un pronóstico desfavorable, temían por su vida y por los trastornos neurológicos secundarios al grave trauma cráneo encefálico.

La madre María Eugenia Monárrez Madrid, sobrina de Juan de Dios, monja Adoratriz Perpetua del Santísimo Sacramento, avisada del accidente, invitó a la comunidad y a su familia a rogar a la Madre María Magdalena de la Encarnación, y se inició una novena. La mañana del lunes 4 de julio se le permitió a María Eugenia visitar al enfermo y el médico que lo asistía en el departamento de Terapia Intensiva le confirmó la gravedad de la situación. Con toda su fe, María Eugenia pone una reliquia sobre la cabeza de su tío, invoca la gracia de la curación por intercesión de la Madre y el 6 de julio, tercer día de la Novena, a las 13:35 horas, en presencia de los doctores Marenco y Rivera, inesperadamente el enfermo mueve las extremidades, trata verbalmente con los presentes que le asisten, se levanta solo del lecho y sin apoyo, camina.

Los médicos afirmaron que la evolución de la mejoría fue inesperada, rápida e impresionante, para la cual no tienen explicación, pues de un caso así, quien sobrevive, queda paralizado.

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