Ártículos Más Recientes

11:49 p.m.

Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net

Profeta

Martirologio Romano: Conmemoración de san Amós, profeta, que siendo pastor de Tecoa y cuidador de sicómoros, fue enviado por Dios a los hijos de Israel para defender su justicia y santidad contra sus prevaricaciones (s. X a.C.).

Etimológicamente: Amós = Aquel que es fuerte, es de origen hebreo.

Breve Biografía


Amós es el primer profeta escritor y sus vaticinios, que constituyen para nosotros el primer documento del profetismo, son también una preciosa fuente de noticias sobre su vida y sobre las costumbres de su pueblo, siete siglos y medio antes de Cristo. Predicó entre el 762 y el 750 a.C., después de una precisa vocación divina que lo sacó de su pueblo, Téqoa, cerca de Belén, y de su oficio de criador de rebaños y cortador de sicómoros.


Jeroboam II, aprovechando el desinterés de Egipto y de Asia, había ampliado los límites de Israel; pero las fáciles victorias habían suscitado una situación social desordenada: había pocos ricos, ávidos de riqueza, y muchos pobres, marginados y explotados inhumanamente por los comerciantes, magistrados y funcionarios deshonestos; además, el ocio, la pereza y el deseo de placeres habían frenado el antiguo impulso religioso del pueblo de Dios. El sentimiento religioso de la antigua Alianza había sido reemplazado por la exaltación presuntuosa del hombre y por su poder.

Contra esta mentalidad laica y el cumplimiento puramente formal de la Ley, Amós levanta su voz para anunciar el inminente castigo de Dios, que destruirá a Israel, castigará a los ricos y hará desaparecer ese vacío culto idólatra de la riqueza: “Porque oprimís al pobre y le imponéis tributo del grano; casas de piedras labradas habéis construido, pero no las habitaréis; habéis plantado viñas deliciosas, pero no beberéis su vino. Porque sé que son numerosos vuestros crímenes y que son grandes vuestros pecados... Buscad el bien y no el mal, a fin de que viváis y así el Señor Dios estará con vosotros como decís... Odiad el mal y amad el bien, restableced el juicio en la puerta, y quizá Yahvé se apiade del resto de Jesé”.

El peor mal está en la presunción de haber cumplido los propios deberes religiosos con el ofrecimiento de sacrificios pingües y generosos, es decir, con un culto exterior que oculta una vida desordenada moral y socialmente. La justicia divina lanza por boca del profeta el último llamamiento antes del desastre.


Amós propone elegir entre una vida con Dios y una vida sin Dios. Pero esta prueba extrema será también un llamamiento providencial a vivir la alianza hecha con su pueblo, “elegido entre todas las familias de la tierra”, esa alianza que llegará a su perfección en el eterno reino del Mesías. Terminada su misión profética, Amós regresó a su pueblo, en donde, según una tradición que cuenta Epifanio y que se encuentra en el Martirologio Romano fue muerto con un golpe en la cabeza por el hijo del sacerdote Amasías, para hacer callar esa voz incómoda, particularmente severa contra la hipocresía de los sacerdotes.

Este día también se festeja a San Renato

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11:49 p.m.

Virgen y Fundadora

Martirologio Romano: En Valencia, en España, santa María Micaela del Santísimo Sacramento Desmaisières, virgen, fundadora de la Congregación de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, que con tenaz empeño e inflamada en el deseo de ganar almas para Dios, consagró su vida en volver al buen camino a las jóvenes descarriadas y a las meretrices (1865).

Fecha de beatificación: El 7 de junio de 1925  por el Papa Pío XI
Fecha de canonización: 4 de marzo de 1934, por el Papa Pío XI

Breve Biografía


Micaela Desmaisiéres y López de Dicastillo, vizcondesa de Jorbalán, nació en Madrid el 1 de enero de 1809, en plena Guerra de la Independencia Española, en el seno de una familia de la aristocracia. Micaela se educó en las religiosas Ursulinas de Pau, pero al quedarse huérfana de padre en 1822, regresó al hogar familiar. De su madre recibió una educación piadosa y de acuerdo a la clase social a que pertenecía. De sus ocho hermanos, casi todos murieron prematuramente salvo sus hermanos Dolores y Diego, éste ausente por sus negocios y cargos diplomáticos. Esto la obligó a ocuparse de los intereses familiares, desarrollándose así en ella un carácter enérgico y dotes de gobierno y organización. Aunque la pretendió el hijo del marqués de Villadarias, a la muerte de su madre en 1841, decide consagrar su vida a la caridad y a Dios.

Tras una visita al Hospital de San Juan de Dios, se conciencia de la lacra de la prostitución, y en abril de 1845, funda un colegio para redimir a las prostitutas en una casa en la calle de Dos Amigos de Madrid. El 12 de octubre de 1850, deja los fastos de la corte de Isabel II, para vivir con sus chicas en el colegio. Tras grandes dificultades, para 1856 el colegio ha crecido y ya tiene con ella algunas colaboradoras. Ve la necesidad de formar una comunidad que dé estabilidad a la obra, surge así la Congregación de Adoratrices, Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad. Micaela se ha convertido ya en la Madre Sacramento y ese mismo año escribe unas constituciones de su congregación que serán aprobadas por la Santa Sede en 1861. Al colegio de Madrid le siguen pronto, Zaragoza (1856), Valencia (1858), Barcelona (1861), Burgos (1863), Pinto, filial de Madrid (1864), Santander (1865) y Guadalajara (1915), ésta fundada por su sobrina María Diega Desmaissières. En agosto de 1865, la Madre Sacramento al enterarse de que en Valencia estalla una epidemia de cólera, decide viajar en tren a Valencia para ayudar a las religiosas y colegialas de su casa durante una epidemia de cólera que también acabó con su propia vida el 24 de agosto de dicho año.

APOSTOLADO SOCIAL
La Madre Sacramento dedicó su vida a la fundación de la Congregación de Religiosas Adoratrices y Esclavas de la Caridad, con sus colegios de reeducación, ejerciendo así un notable influjo en la sociedad del siglo XIX. Pero su radio de acción trasciende los límites del Instituto: actúa también en el campo eclesial y social, unas veces a instancias de la jerarquía eclesiástica y otras movida por las circunstancias sociales que la rodean.

También debemos señalar su apostolado con la Familia Real, particularmente con la reina Isabel II, que le ocupó buena parte de su tiempo en los últimos años de su vida, llamada por el confesor de la reina San Antonio María Claret.

Asimismo, las Escuelas Dominicales de España le deben su existencia.
 

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11:49 p.m.

Ayudante de los viajeros

Nació en el año 923, probablemente en el castillo Menthon, cerca de Annecy, en Savoya; murió en Novara, en 1008. Fue descendiente de una rica familia aristocrática, y recibió una esmerada educación. Rechazó contraer un matrimonio honorífico propuesto por su padre y de-cidió consagrarse al servicio de la Iglesia. Poniéndose bajo la dirección de Pedro, Archidiácono de Aosta, bajo cuya dirección progresó rápidamente, Bernardo fue ordenado sacerdote y considerando su sabiduría y virtud fue ordenado Archidiácono de Aosta (en 966), haciéndose cargo del gobierno de la diócesis, secundando al obispo. Viendo la ignorancia e idolatría que todavía imperaban entre los pueblos de los Alpes, resolvió consagrarse a su convertirlo. Por cuarenta y dos años se dedicó a predicar el Evangelio a esos pueblos y llevó la luz de la fe incluso a algunos cantones de Lombardía, ocasionando numerosas conversiones y obrando varios milagros.

Por otra razón, sin embargo, el nombre de Bernardo será célebre por siempre. Desde los mas antiguos tiempos hubo un camino a través de los Alpes Peninos, desde el valle de Aosta hasta el cantón suizo de Valais, en el que está ahora el paso del Gran San Bernardo. Este paso está cubierto por nieves permanentes de siete a ocho pies (de 2 a 2,4 metros, N. del T.) de profundidad, y sus movimientos a veces acumula hasta cuarenta pies (un metro) de altura. Aunque el paso era en extremo peligroso, especialmente en primavera a raíz de las avalanchas, no obstante era utilizado por peregrinos franceses y germanos camino a Roma. Para comodidad y protección de los viajeros San Bernardo fundó un monasterio y hospedaje en el punto más alto del paso, a 8.000 pies (2.400 metros, aproximadamente, N. del T.) sobre el nivel del mar, en el año 962.

Algunos años más tarde estableció otro hospedaje en el Pequeño San Bernardo, un monte de los Grandes Alpes, de 7.076 pies (2.160 metros, N. del T.) sobre el nivel del mar. Ambos fueron puestos a cargo de monjes agustinos, luego de conseguir la aprobación pontificia en una visita a Roma.

Estos hospedajes son famosos por su generosa hospitalidad extendida a todos los viajeros que pasan por el Gran y el Pequeño San Bernardo, así llamados en honor al fundador de estas instituciones de caridad. En todas las estaciones del año, pero especialmente durante las duras tormentas de nieve, los heroicos monjes acompañados por sus bien entrenados perros, salen en busca de víctimas que podrían sucumbir a la dureza del clima. Les ofrecen comida, ropa, y refugio a los desafortunados viajeros que corren peligro de muerte.

Los monjes dependen de donaciones y colectas para sustentarse. Actualmente, la Orden cons-ta de unos cuarenta miembros, la mayoría de lo cuales vive en los hospedajes mientras algunos viven con vecinos del lugar.

La última obra en la vida de San Bernardo fue la reconciliación de dos nobles cuyo antagonismo amenazó en convertirse en una situación fatal. San Bernardo fue sepultado en el convento de Saint Lawrence. Venerado como santo desde el S. XII en varios lugares del Piemonte (Aosta, Novara, Brescia), no fue canonizado sino hasta 1681, por Inocencio XI.

Su fiesta es celebrada en algunos santorales el 15 de junio y en otros el 28 de mayo.

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3:49 a.m.

Por: . | Fuente: ACI Prensa

Laica

Martirologio Romano: En Baependi, Minas Gerais, Brasil, Beata Francisca de Paula de Jesús, conocida popularmente como Nha Chica, laica que dedicó su vida al servicio de los necesitados ( 1895)

Fecha de beatificación: 4 de mayo de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Francisca de Paula de Jesus nació en 1808 en la aldea de São João del-Rei, un municipio del estado brasileño de Minas Gerais. Hija y nieta de esclavos, Francisca Paula de Jesús, negra, quedó huérfana a los diez años y dedicó toda su humilde vida a la caridad.

A pesar de que nunca perteneció a una organización religiosa era considerada "la madre de los pobres", era respetada por todos los que la conocieron, desde las personas más humildes hasta los hombres más poderosos de su tiempo.

Nunca se casó pues decidió dedicarse por completo al Señor. Siendo analfabeta, gozaba cuando alguien le leía las Sagradas Escrituras.

Una de las cosas que se destaca en vida es la novena que compuso a Nuestra Señora de la Concepción, de quien era devota. Asimismo, en honor a ella, construyó al lado de su casa una pequeña iglesia donde veneraba una imagen de esta advocación mariana y ante la cual oraba piadosamente por todas las personas que se le encomendaban.

En 1954 esta iglesia fue confiada a la Congregación de las Hermanas Franciscanas del Señor. Actualmente al lado del templo se lleva a cabo una obra de asistencia para los niños necesitados que es mantenida por los devotos de Nhá Chica.

Finalmente, luego de una vida dedicada a la oración y al servicio a los más necesitados, Nhá Chica falleció el 14 de junio de 1895.

S.S. Benedicto XVI firmó el 28 de junio de 2012 el decreto con el cual se reconoce un milagro gracias a la intercesión de la Venerable Francisca de Paula de Jesús lo cual permitirá su próxima beatificación.

El milagro hace referencia a la curación inexplicable de la profesora jubilada Ana Lucía Meirelles, quien sufría de hipertensión pulmonar causada por un defecto congénito del corazón, se le recomendó una cirugía. Tres días antes de la cirugía, Ana Lucía tuvo problemas y la operación tuvo que ser pospuesta. Pasaron siete días y se notó en la paciente una considerable mejora en su salud, que se atribuye a la protección de Nhá Chica.

Seis meses más tarde, bajo pedido de los médicos, Ana Lucía volvió a hacerse los exámenes preoperatorios y ellos revelaron que todo se había resuelto sin necesidad de cirugía. Esto ocurrió en 1995 y desde entonces Ana Lucía ha sido sometida a exámenes regulares que demuestran que la curación ha sido definitiva y que el problema nunca regresó.

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3:49 a.m.

Profeta del A.T.

Martirologio Romano: En Samaria o Sebaste, en Palestina, hoy Israel, conmemoración de san Eliseo, que fue discípulo de Elías y profeta en Israel desde el tiempo del rey Jorán hasta los días de Joás. Aunque no dejó oráculos escritos, con sus milagros anunció la salvación que había de llegar para todos los hombres.

Etimología: Eliseo = Dios es mi salvación, de la lengua hebrea

Breve Biografía


Eliseo es una figura dominante del siglo IX antes de Cristo. Conocemos el nombre de su padre, Safat, originario de Abel Meholah, al sur de Bewt-Shan, y sabemos que su familia era acomodada (1 Re 19, 16-19).

El Carmelo desde siempre consideró a este discípulo de San Elías, de quien heredó su doble espíritu, como su segundo padre espiritual.

Dios le elige directa y especialmente (1 Re 19,16) para que vaya en seguimiento de Elías (1 Re 19,l9ss), al cual sucederá después de la misteriosa desaparición de éste, heredando su espíritu en la medida establecida por la Ley para los primogénitos: el doble que los otros herederos [2 Re 2,1-15]. Su condición de "hombre de Dios" se revela principalmente en los prodigios de todo género con que está entretejida su vida. Los obra por si mismo, para personas particulares y para comunidades enteras.

Vivió hacia 850-800, sucesor de san Elias, al que supera ciertamente por el número y lo llamativo de sus milagros, pero no por su personalidad y su influencia religiosa. Así, Elías es mencionado en el Nuevo Testamento, significativamente, 30 veces; Eliseo sólo una vez (Lc 4,27).

Su historia, casi legendaria y a veces plagiada de la de Elías, fue recogida en 1 y 2 Re (1 Re 19, 19-21,2 Re, 13-8, 15,9,1-15,13, 14,-21). Con la unción de Yehú provocó la caída de la dinastía de Ajab. Gozaba de gran estimación entre los reyes Yosafat (2 Re 3,12) y Yoás (2 Re 13,14-19). Parece que incluso sus propios huesos obraban milagros (2 Re 13,20s).

Eliseo aparece en la Biblia cuando Elías es arrebatado y su carisma pasa a Eliseo (2 Re 1), y concluye con el milagro que tuvo lugar con el cadáver del profeta ya enterrado (2Re 13,21).

La mayoría de las narraciones, que semejan ~ermosas "florecillas", muestran a Eliseo rodeado de unos grupos que reciben el nombre de "discípulos (o hijos) de los profetas".

¿Los carmelitas sucesores de "los hijos de los Profetas"?

Esta es una cuestión ya superada, pero quizá sea bueno recordar aquí quiénes eran estos "hijos de los Profetas" a los que muchos autores de dentro y fuera de la Orden señalaron durante siglos como predecesores de los actuales carmelitas, que tienen su verdadero origen a finales del siglo XII.

San Eliseo era el Maestro y Padre de todos estos grupos, a quien acudían y obedecían: 2 Re 4,38;6, 1-2,12-21...

Quizá no nos equivoquemos si consideráramos a esas confraternidades de profetas como los últimos portadores de una fe en Yahvé, pura y sin mezcla; ni tampoco nos equivoquemos, si estimamos en alto grado su importancia en orden a la pervivencia de la fe en Yahvé, y en especial para el sello característico que tendrá en adelante. En último término, éste es el punto del que partió aquella inaudita radicación de la fe yahvista y del derecho divino que nos encontramos en los profetas más tardíos.

Los sorprendentes descubrimientos en las grutas situadas al noroeste del mar Muerto, no solamente nos proporcionan noticia de un establecimiento de esenios de estricta observancia, un siglo antes y un siglo después del nacimiento de Cristo, sino que nos proporcionan también una visión exacta de las ordenanzas rigurosas de su vida comunitaria dirigida autoritativamente (todo ello gracias al documento llamado "Reglas de la secta"), muestran bajo nueva luz los relatos referentes a las fraternidades de profetas de la época de Eliseo.

Hasta la última reforma litúrgica, obra del Vaticano II, celebrábamos su fiesta el 14 de junio. Ahora la celebramos, juntamente con la de San Elías, el 20 de julio.

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Patriarca de Constantinopla

Martirologio Romano: En Constantinopla, san Metodio, obispo, que, siendo monje, se dirigió a Roma, en el pontificado del papa Pascual I, para defender el culto de las sagradas imágenes y, elevado al episcopado, celebró solemnemente el triunfo de la fe ortodoxa. ( 847)

Breve Biografía


Defensor de imágenes durante la segunda persecución iconoclasta, nació en Siracusa a finales del siglo octavo; murió en Constantinopla el 14 de Junio de 847.

Hijo de una rica familia, vino a Constantinopla cuando era joven intentando obtener un puesto en la corte. Pero un monje lo persuadió de que cambiara de intención y entrara a un monasterio. Bajo el emperador León V (El Armennio, 813-820) se inició la persecución iconoclasta por segunda vez.


Casi todos los monjes eran aguerridos defensores de las imágenes; Metodio permaneció del lado de su orden y se distinguió por su oposición al gobierno. En 815 el patriarca Nicéforo I (806-815) fue depuesto y exiliado por su resistencia a las leyes iconoclastas; en su lugar se impuso a Theodotus I (815-821). En ese mismo año Metodio fue a Roma, aparentemente enviado por el depuesto Patriarca, para reportar el asunto al Papa (Pascual I, 817-824).

Permaneció en Roma hasta que León V fue asesinado en 820 y sucedido por Miguel II (820-829). Esperando cosas mejores del nuevo emperador, Metodio regresó entonces a Constantinopla portando una carta en la que el Papa trataba de persuadir a Miguel de que cambiara la política del gobierno y reinstaurara al Patriarca Nicéforo. Pero Miguel solo aumentó la fiereza de la persecución. Tan pronto regresó a Constantinopla, hubo entregado la carta y exhortado al emperador a actuar de acuerdo a ella, fue severamente castigado (con 70 latigazos), llevado a la isla Antigoni en el Propontis, y ahí fue encarcelado en una tumba fuera de uso. La tumba había sido concebida como un edifico de cierto tamaño; Metodio vivió en ella siete años. En 828 Miguel II, no mucho tiempo antes de su muerte, mitigó la persecución y proclamó una amnistía general. Sacando ventaja de ello, Metodio salió de prisión y regresó a Constantinopla casi agotado por sus privaciones. Su espíritu no estaba roto y retomó la defensa de las imágenes con el mismo celo que antes

Miguel II fue sucedido por su hijo Teófilo (829-842), que causó la última y más fiera persecución de los veneradores de imágenes. Metodio resistió directamente al emperador y fue nuevamente azotado y encarcelado en palacio. Pero esa misma noche escapó ayudado por sus amigos de la ciudad, que lo escondieron en su casa y le vendaron las heridas. Por esta razón, el gobierno confiscó la casa. Pero viendo que Metodio no iba a ser doblegado por el castigo, el emperador trató de convencerlo con argumentos.

El resultado de su discusión fue que Metodio en cierto grado persuadió al emperador. De cualquier manera, hacia el final de su reinado, la persecución fue mitigada. Theophilus murió en 842 e inmediatamente cambió toda la situación. Su esposa Theodora llegó a ser regente para su hijo Miguel III (El Borracho, 842-867). Ella había sido siempre una secreta veneradora de imágenes y ahora que tenía el poder, inmediatamente empezó a restaurar imágenes, liberar los confesores prisioneros y a regresar todo a las condiciones del Segundo Concilio de Nicea (787).

El patriarca de Constantinopla, Juan VII (832-842), era un iconoclasta puesto por el gobierno y al persistir en su herejía, fue depuesto y Metodio fue hecho patriarca en su lugar (842-847). Metodio ayudó entonces a la emperadora-regente en su restauración. Convocó un sínodo en Constantinopla (842) que aprobó la deposición de Juan VII y de su sucesión. No tuvo que hacer nuevas leyes sobre imágenes. Los Decretos de Nicea II que habían recibido el asentimiento del Papa y de toda la iglesia como los de un Concilio Ecuménico fueron puestos nuevamente en efecto.


El 19 de Febrero de 842, las imágenes fueron regresadas a los templos en solemne procesión. Esta fue la primera "Fiesta de la Ortodoxia", observada en memoria de aquel evento en el primer domingo de Cuaresma de cada año por toda la Iglesia Bizantina. Metodio entonces procedió a deponer a todos los obispos iconoclastas por todo su patriarcado, reemplazándolos por veneradores de imágenes. Al hacerlo, parece haber actuado severamente. Se formó una oposición contra él que por poco se vuelve un cisma organizado. El Patriarca fue acusado de violación; pero la mujer en cuestión, al ser interrogada admitió que había sido comprada por los enemigos de Metodio.

El 13 de Marzo de 842, Metodio, con gran honor para Constantinopla, compró las reliquias de su predecesor Nicéforo (que había muerto en el exilio). Fueron expuestas por algún tiempo en el templo de la Sagrada Visión y luego enterrados en el de los Apóstoles. Metodio fue sucedido por Ignacio, en cuyo tiempo se inició el gran cisma de Photius.

Metodio es un santo para católicos y ortodoxos. Es mencionado en el Martirologio Romana (14 Junio), en ese día la Iglesia Bizantina mantiene su fiesta junto a la del profeta Eliseo.

Con los otros patriarcas es aclamado defensor de imágenes, en el servicio de la fiesta de la Ortodoxia: "A Germanus, Tarasius, Nicephorus y Metodio, verdaderos altos sacerdotes de Dios y defensores y maestros de la Ortodoxia, R. Memoria Eterna (triple)." Los Sirios Uniatos (N.T.: miembros de la Iglesia Oriental que están en unión con la Iglesia Católica Romana, y reconocen al Papa romano como supremo en cuestiones de fe, pero mantienen su propia liturgia, rito y disciplina) celebran su fiesta el mismo día. Los ortodoxos tienen una curiosa leyenda: que sus oraciones y las de Teodora salvaron a Theophilus del infierno. Está narrada en el Synaxarion para la fiesta de la Ortodoxia.

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Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net

Patriarca de Alejandría
Septiembre 13

Etimológicamente significa “bien tratado”. Viene de la lengua hebrea.

San Marcos Pedro escribe:"Confiad todas vuestras fatigas al Señor pues él cuide de vosotros.

Resistid firmes a vuestro adversario en la fuerza de la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan los mismos sufrimientos".

Eulogio murió en el año 608. Nació en Esmirna.
Su vida, plenamente confiada en el Señor, tuvo que afrontar diversos problemas que había en su tiempo contra la Iglesia.

La causa de estas adversidades provenían de las herejías, sobre todo la de Eutiques, Nestorio y Arrio.

La paz de las conciencias estaba turbada. Unos decían una cosa y otros, otra.

A la Iglesia no le daba tiempo para reunir concilios y condenarlas como heterodoxas.
Muchos emperadores y gente de influencia las apoyaban. Eulogio abrazó la vida monástica y se dedicó a estudiar.

Cuando alcanzó la ciencia y la sabiduría, saltó a la palestra. Lo ordenaron de sacerdote y tomó parte activa en los concilios.

Entabló una profunda amistad con Eustaquio, patriarca de Constantinopla.

Se unieron los dos para hacer frente a los herejes. Al morir el emperador Justiniano II, le sucedió Tiberio Constantino, que era enemigo de los herejes.

Eligió en seguida a Eulogio como patriarca de Alejandría y más tarde de Constantinopla.

Entabló relaciones buena amistad con Gregorio Magno. Dado que era muy inteligente, escribió muchos libros para combatir las herejías.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

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11:49 p.m.
En el día de la fiesta de San Anthonio de Padua, gran figura de la cristiandad, el calendario litúrgico también cita una figura de nuestro tiempo.

Ésta es Mariana Biernacka (1888-1943), una de los 108 mártires polacos del nazismo que Juan Pablo II beatificó el 13 de junio de 1999, durante uno de sus viajes a Polonia.

La historia de esta mujer, es muy similar a la de Maximiliano Kolbe, franciscano, quien fue canonizado por Juan Pablo II.

En Naumowicze, Grodno (Polonia), esta viuda nacida Ortodoxa y conversa al Catolicismo a la edad de 17 años, se ofreció a ser ejecutada en lugar de su de su nuera que estaba embarazada.

Con este gesto de amor, Mariana con cincuenta y cinco años de edad, el 13 de junio de 1943 salvó dos vidas de la barbarie de la guerra.

Para ver más sobre los 108 mártires Polacos durante la segunda guerra mundial haz "click" AQUI

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11:49 p.m.

Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net

Mártir

Etimológicamente significa “águila, sin labio”. Viene de la lengua griega.

Cuando la sencillez va de par con el espíritu de infancia, tu corazón se humaniza. Brecha luminosa en tu camino, tu canto se eleva a Dios: "Tú que das de comer a pájaros y haces crecer los lirios del campo, concédenos alegrarnos con lo que tú nos colmas, y que esto nos baste".

Los emperadores romanos no sabían a ciencia cierta qué hacer con esta fuerza pujante del cristianismo. No podían ni soñar que cuantos más morían, más cristianos surgían dentro de su imperio.

Era para ellos la principal preocupación. Fue el caso de esta niña inocente llamada Aquilina.

Había nacido en Biblis de Palestina, Asia Menor. Por suerte para ella, unos misioneros abanderados del Resucitado, pasaban por allá.

Ella, al verlos, les dijo que estaba preparada para recibir el bautismo porque amaba mucho a Jesús.

Los misioneros escucharon su petición. La bautizaron. Apenas se hubo hecho cristiana, se entregó a ayudar a la gente resplandeciendo ante todos, a pesar de su edad, por su pureza y candidez.

Pero la persecución se notaba ya en el ambiente. Iba a empezar en seguida.

El emperador, enterado por su policía que había una chica cristiana, que era una joya, mandó que la llevasen ante su presencia.

Y la historia se repite. La condujeron a los dioses para que ofreciera sacrificios.

Ella se negó en rotundo. Entonces, sin entrañas ni amor, mandó que la degollaran. Era el 13 de junio del año 304.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

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11:49 p.m.

XCVI Papa

Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, san León III, papa, quien coronó como emperador romano al rey de los francos, Carlomagno, y se distinguió por su defensa de la verdadera fe y de la dignidad divina del Hijo de Dios ( 816).

Breve Biografía


Fecha de nacimiento desconocida; murió en 816. Fue elegido el mismo día que fue enterrado su predecesor (26 de diciembre de 795), y consagrado al día siguiente.

Es bastante probable que esta prisa fuera debida a un deseo de los romanos de evitar cualquier interferencia por parte de los francos en su libertad de elección. León era romano, hijo de Aciupio e Isabel. En el momento de su elección era cardenal de Santa Susana, y aparentemente también “vestiarius”, o sea jefe del tesoro pontificio (o guardarropa).


Junto con la carta dirigida a Carlomagno en la que le informaba de que había sido elegido papa por unanimidad, León le envió las llaves de la confesión de San Pedro y el estandarte de la ciudad. Esto lo hizo para mostrar que consideraba al rey franco el protector de la Santa Sede. A cambio recibió de Carlomagno cartas de felicitación y una parte considerable del tesoro que el rey había tomado a los ávaros. La adquisición de esta riqueza fue una de las causas que permitieron a León ser un gran benefactor de las iglesias e instituciones de caridad de Roma.

Empujados por los celos, por la ambición o por sentimientos de odio y venganza, un cierto número de parientes del Papa Adriano I urdieron un plan para hacer a León indigno de ejercer su sagrado oficio. Con ocasión de la procesión de las Grandes Letanías (25 de abril de 799), cuando el papa se dirigía hacia la Puerta Flaminia, fue repentinamente atacado por un grupo de hombres armados. Fue arrojado al suelo, donde intentaron arrancarle la lengua y sacarle los ojos. Después de un tiempo sangrando en la calle, fue trasladado por la noche al monasterio de San Erasmo, en el Celio. Allí, de una manera al parecer bastante milagrosa, recuperó el uso total de los ojos y la lengua. Huyendo del monasterio, se trasladó, acompañado de muchos romanos, a la corte de Carlomagno. Fue recibido por el rey franco con todos los honores en Paderborn, a pesar de que sus enemigos habían llenado los oídos del rey de maliciosas acusaciones contra él.

Después de unos meses de estancia en Alemania, el monarca franco le envió con una escolta de vuelta a Roma, donde fue recibido con gran demostración de júbilo por todo el pueblo, tanto naturales como extranjeros.


Los enemigos del papa fueron juzgados por los enviados de Carlomagno y, como no fueron capaces de probar la culpa de León ni la inocencia de ellos mismos, fueron enviados como prisioneros a Francia (Reino de los francos). Al año siguiente (800) Carlomagno en persona fue a Roma, y el papa y sus acusadores fueron puestos frente a frente. Los obispos reunidos declararon que no tenía derecho a juzgar al papa; pero León, por su propia voluntad, con el objetivo, como dijo, de disipar cualquier sospecha en las mentes de aquellos hombres, declaró bajo juramento que era totalmente inocente de los cargos que se habían presentado contra él.

A petición suya, la pena de muerte emitida contra sus principales enemigos fue conmutada por una sentencia de exilio.

Unos días después, León y Carlomagno volvieron a reunirse. Fue el día de Navidad en San Pedro. Después de leer el Evangelio, el papa se acercó a Carlomagno, que estaba de rodillas ante la Confesión de San Pedro, y le colocó una corona en la cabeza. Inmediatamente la muchedumbre reunida en la basílica pronunció el siguiente grito: “¡A Carlos, el más pío Augusto, coronado por Dios, a nuestro grande y pacífico emperador, larga vida y victoria!” Por este acto, resurgió el Imperio de Occidente y, al menos en teoría, la Iglesia declaró que el mundo estaba sujeto a un solo poder temporal, como Cristo lo había hecho sujeto a un solo poder espiritual. Se entendió que la primera obligación del nuevo emperador era ser el protector de la Iglesia romana y de la Cristiandad contra los paganos. Con la vista puesta en la alianza entre Oriente y Occidente bajo el efectivo gobierno de Carlomagno, León se esforzó en promover el proyecto de un matrimonio del emperador con la princesa de Oriente Irene. Sin embargo, el destronamiento de ésta (801) impidió que este excelente plan pudiera ser llevado a cabo. Unos tres años después de la partida de Carlomagno de Roma (801), León volvió a cruzar los Alpes para verle (804). Según algunos, fue a discutir con el emperador la división de sus territorios entre sus hijos. En cualquier caso, dos años después fue invitado a dar su aprobación a las previsiones del emperador para la mencionada partición. Actuando igualmente en armonía con el papa, Carlomagno combatió la herejía del adopcionismo que había surgido en España, pero fue algo más allá que su guía espiritual cuando deseó provocar la inserción general del “Filioque” en el Credo de Nicea. No obstante, los dos actuaron de consuno cuando hicieron a Salzburgo la sede metropolitana de Baviera y cuando Fortunato de Grado fue compensado por la pérdida de su sede de Grado con la entrega de la de Pola. La acción conjunta del Papa y el Emperador se sintió incluso en Inglaterra. Gracias a ella, Eardulfo de Northumbria recuperó su reino y se resolvió la disputa entre Eambaldo, arzobispo de Cork, y Ulfredo, arzobispo de Canterbury.

Sin embargo, León tenía muchas relaciones con Inglaterra por su cuenta. Bajo su mandato, el sínodo de Beccanceld (o Clovesho, 803) condenó el nombramiento de laicos como superiores de monasterios. De acuerdo con los deseos de Etelardo, arzobispo de Carterbury, León excomulgó a Eadberto Praen por usurpar el trono de Kent; además, retiró el palio que había sido concedido a Litchfield, autorizando la restauración de la jurisdicción eclesiástica de la Sede de Canterbury “como lo había establecido San Gregorio Apóstol y patrono de los ingleses”. León también fue llamado para solventar las diferencias entre el arzobispo Ulfredo y Cenulfo, rey de Mercia. Muy poco se sabe acerca de las diferencias entre ellos, pero, quienquiera que fuera el más culpable, lo cierto es que el arzobispo fue el que más sufrió. Parece que el Rey indujo al Papa a suspenderle en sus funciones episcopales y a mantener el reino bajo una especie de interdicto durante seis años. Hasta la hora de su muerte (822), el ansia de oro provocó que Cenulfo continuara la persecución del arzobispo. Lo mismo hizo con el monasterio de Abingdon: hasta que no recibió una gran suma de dinero de su abad, no decretó la inviolabilidad del monasterio, actuando, como declaró, a petición del señor apostólico y muy glorioso Papa León.

Durante el pontificado de León III, la Iglesia de Constantinopla se encontraba en una situación de tensión. Los monjes, que prosperaban durante este periodo bajo la guía de hombres como San Teodoro el Estudita, sospechaban de lo que ellos concebían como los principios laxos de su patriarca Tarasio, y se oponían vigorosamente a la malvada conducta de su emperador Constantino VI. Con el propósito de ser libre para casarse con Teodota, el soberano se había divorciado de su mujer, María. Aunque Tarasio condenó la conducta de Constantino, rehusó, emperador, para evitar males mayores, a excomulgarle. Por haber condenado su nuevo matrimonio, Constantino castigó a los monjes con las penas de prisión y destierro. Afligidos, los monjes pidieron ayuda a León, como hicieron cuando fueron maltratados por oponerse a la arbitraria rehabilitación del sacerdote a quien Tarasio había degradado por casar a Constantino con Teodota. El Papa replicó, no sólo con palabras de alabanza y ánimo, sino también con el envío de ricos presentes; y, tras la llegada de Miguel I al trono bizantino, ratificó el tratado entre Carlomagno y él para asegurar la paz entre Oriente y Occidente.


El Papa y el Emperador de los francos actuaron conjuntamente, no sólo en la última operación mencionada, sino en todos los asuntos de importancia. Siguiendo el consejo de Carlomagno, León, para rechazar las violentas incursiones de los sarracenos, mantuvo una flota, de suerte que la línea costera era regularmente patrullada por sus navíos de guerra. No obstante, debido a que no se consideraba competente para mantener a los piratas musulmanes fuera de Córcega, confío la protección de la isla al Emperador. Apoyado por Carlomagno, fue capaz de recuperar una parte del patrimonio de la Iglesia romana en los alrededores de Gaeta, y pudo administrarlo de nuevo a través de sus párrocos. Pero cuando murió el gran Emperador (28 de enero de 814), los malos tiempos volvieron a León. Una nueva conspiración se formó contra él, pero en esta ocasión el Papa fue informado de ella antes de que llegara a un punto crítico. Ordenó que los cabecillas de la conspiración fueran detenidos y ejecutados. Apenas se había eliminado esta conspiración cuando un grupo de nobles de la Campania se levantaron en armas y se dedicaron al pillaje por toda la región. Estaban preparándose para marchar sobre la misma Roma cuando fueron derrotados por el duque de Spoleto, a las órdenes del Rey de Italia (Langobardía o Lombardía). Las enormes sumas de dinero que Carlomagno entregó al tesoro papal permitieron a León llegar a ser un eficaz protector de los pobres y mecenas del arte; así, llevó a cabo obras de renovación en las iglesias de Romas e incluso en las de Ravena. Empleó el imperecedero arte del mosaico, no solamente para retratar las relaciones políticas entre Carlomagno y él mismo, sino fundamentalmente para decorar las iglesias, en particular su iglesia titular de Santa Susana. Hasta finales del siglo XVI se podía contemplar una figura de León en un mosaico de esa antigua iglesia.

León III fue enterrado en San Pedro (12 de junio de 816), donde se encuentran sus reliquias, junto a las de Santos León I, León II y León IV. Fue canonizado en 1673. Los denarios de plata de León III todavía existentes llevan el nombre del Emperador además del de León, mostrando así al Emperador como protector de la Iglesia y señor de la ciudad de Roma.
 

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Por: . | Fuente: ACIprensa.com

Carmelita Descalza

María Barba nació el 16 de enero de 1884 en Catanzaro (Italia), a donde la familia, oriunda de Palermo, se había trasladado momentáneamente por motivos de trabajo del padre, Pedro Barba, consejero del Tribunal Superior.

Cuando la niña tenía dos años la familia regresó a la capital siciliana y allí vivió María Barba su juventud, en el seno de una familia profundamente creyente, pero que se opuso obstinadamente a su vocación religiosa, experimentada desde los quince años de edad. María, en efecto, tuvo que luchar casi veinte años hasta ver realizada su aspiración, demostrando, durante esos años de espera y de sufrimiento interior, una sorprendente fortaleza de ánimo y una fidelidad poco común a la inspiración inicial.

En esta batalla, que se prolongó hasta su entrada en el Carmelo teresiano de Ragusa el 25 de septiembre de 1919, María Barba fue sostenida por una especialísima devoción al misterio eucarístico: en la Eucaristía veía ella el misterio de la presencia sacramental de Dios en el mundo, la muestra concreta de su amor infinito a los hombres, el motivo de nuestra plena confianza en sus promesas.

En ella, el amor a la Eucaristía se manifiesta desde la más tierna infancia. «Cuando era pequeñita —cuenta ella misma— y todavía no se me había dado Jesús, esperaba a mi madre, cuando volvía de la Santa Comunión, casi en el umbral de casa, y, de puntillas para llegar hasta ella, le decía: “A mí también el Señor!”. Mi madre se inclinaba con afecto y alentaba sobre mis labios; yo la dejaba en seguida y, cruzando y apretando las manos sobre el pecho, llena de alegría y de fe, repetía saltando: “Yo también tengo al Señor! yo también tengo al Señor”». Son señales de una vocación y de una llamada de Dios, cuya iniciativa comienza a preparar un regalo extraordinario para la Iglesia.

Desde que, a los 10 años, fue admitida a la Primera Comunión, su mayor alegría era poder comulgar. Desde entonces, privarse de la Santa Comunión, era para ella «una cruz y un tormento bien grande». En efecto, tras la muerte de su madre en 1914, no podía acercarse a la Comunión sino raramente, por no reñir con sus hermanos que no le permitían salir sola de casa.

Entrada en el Carmelo, donde tomó el nombre, en cierto modo profético, de María Cándida de la Eucaristía, quiso «acompañar a Jesús, en su condición de Eucaristía, lo más que pudiese». Prolongaba sus horas de adoración, y, sobre todo, la hora de las 23 a las 24 de cada jueves, la pasaba ante el Tabernáculo. La Eucaristía polarizaba verdaderamente toda su vida espiritual, no tanto por las manifestaciones devocionales, cuanto por la incidencia vital en la relación entre su alma y Dios. De la Eucaristía sacó fuerzas María Cándida para consagrarse a Dios como víctima el 1 de noviembre de 1927.

María Cándida desarrolló plenamente lo que ella misma define como su «vocación a la Eucaristía» ayudada por la espiritualidad carmelitana, a la que se había acercado a través de la lectura de la Historia de un alma de Santa Teresita. Son bien conocidas las páginas en que santa Teresa de Jesús describe su especialísima devoción a la Eucaristía y cómo, en la Eucaristía, experimentó la santa Fundadora el misterio fecundo de la Humanidad de Cristo.

Elegida priora del monasterio en 1924, lo fue, salvo una breve interrupción, hasta 1947, infundiendo en su comunidad un profundo amor a las Constituciones de santa Teresa de Jesús y contribuyendo de forma directa a la expansión del Carmelo teresiano en Sicilia, fundación de Siracusa, y al retorno de la rama masculina de la Orden.

A partir de la solemnidad del Corpus Domini de 1933, año santo de la Redención, María Cándida comienza a escribir lo que podríamos definir como su pequeña obra maestra de espiritualidad eucarística, La Eucaristía, «verdadera joya de espiritualidad eucarística vivida». Se trata de una larga, intensa meditación sobre la Eucaristía, siempre tensa entre el recuerdo de la experiencia personal y la profundización teológica de esa misma experiencia. En la Eucaristía ve sintetizadas, la Madre Cándida, todas las dimensiones de la experiencia cristiana. La fe: «Oh mi Amado Sacramentado, yo Te veo, yo Te creo!... Oh Santa Fe». «Contemplar con Fe redoblada a nuestro Amado en el Sacramento: vivir de Él que viene cada día». La esperanza: «Oh mi divina Eucaristía, mi querida esperanza, todo lo espero de ti... Desde niña fue grande mi esperanza en la Santísima Eucaristía». La caridad: «Jesús mío, cuánto Te amo! Es un amor inmenso el que nutro en mi corazón por Ti, oh Amor Sacramentado... Cuán grande es el amor de un Dios hecho pan por las almas! De un Dios hecho prisionero por mí».

En la Eucaristía, la Madre Cándida, entonces priora de su comunidad, descubre también el sentido profundo de los tres votos religiosos, que en una vida intensamente eucarística hallan, no sólo su plena expresión, sino también un ejercicio concreto de vida, una especie de profunda ascesis y de progresiva conformación al único modelo de toda consagración, Jesucristo muerto y resucitado por nosotros: «¿Qué himno no debería entonarse a la obediencia de nuestro Dios Sacramentado? Y ¿qué es la obediencia de Jesús en Nazareth, comparada con su obediencia en el Sacramento desde hace veinte siglos?». «Después de instruirme sobre la obediencia, cuánto me hablas, cuánto me instruyes en la pobreza, oh blanca Hostia! Quién más despojada, más pobre que Tú...No tienes nada, no pides nada!... Divino Jesús, haz que las almas religiosas estén sedientas de desprendimiento y de pobreza sincera!».«Si me hablas de obediencia y de pobreza..., qué fascinación de pureza no suscitas Tú con solo mirarte! Señor, si tu descanso lo encuentras en las almas puras, ¿qué alma, tratando contigo, no se hará tal?». De ahí el propósito: «Quiero permanecer junto a Ti por pureza y amor».

Pero es sin duda la Virgen María el verdadero modelo de vida eucarística, Ella que llevó en su seno al Hijo de Dios y que continuamente lo engendra en el corazón de sus discípulos: «Quisiera ser como María — escribe la María Cándida en una de las páginas más intensas y profundas de La Eucaristía —, ser María para Jesús, ocupar el puesto de su madre. En mis Comuniones, María la tengo siempre presente. De sus manos quiero recibir a Jesús, ella debe hacerme una sola cosa con Él. Yo no puedo separar a María de Jesús. Salve! Oh Cuerpo nacido de María!. Salve María, aurora de la Eucaristía!».

Para María Cándida, la Eucaristía es alimento, es encuentro con Dios, es fusión de corazón, es escuela de virtud, es sabiduría de vida. «El Cielo mismo no posee más. Aquel único tesoro está aquí, es Dios! Verdaderamente, sí verdaderamente: mi Dios y mi Todo». «Le pido a mi Jesús ser puesta como centinela de todos los sagrarios del mundo hasta el fin de los tiempos».

El Señor la llamó, después de algunos meses de agudos sufrimientos físicos, el 12 de junio de 1949, Solemnidad de la Santísima Trinidad en ese año.

Fue beatificada el 21 de marzo de 2004 por S.S. Juan Pablo II.

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Fundadora del Instituto de las Hermanas de Santa Mariana de Jesús

Martirologio Romano: En Riobamba, en la República del Ecuador, beata Mercedes María de Jesús Molina, virgen, que fundó una comunidad religiosa para atender y formar a niñas huérfanas y pobres, y para acoger a mujeres caídas, a fin de ayudarlas a renovar su vida de gracia († 1883).

Fecha de beatificación: 1 de febrero de 1985 por S.S. Juan Pablo II

Breve Biografía


Nació en Baba, población perteneciente en esa época parte del Departamento de Guayaquil, provincia del Guayas (luego de una división administrativa Baba queda hoy en día en la provincia de Los Ríos), el 24 de septiembre de 1828, hija de don Miguel Molina y Arbeláez y de doña Rosa Ayala y Aguilar.

Dos años más tarde murió su padre, por lo que con su madre se trasladó a vivir a Guayaquil, donde ingresó a estudiar en una de las escuela de la ciudad. Por esa época su madre le enseñó a rezar y a conocer la doctrina cristiana.

A los quince años de edad sufrió el gran dolor de perder a su madre; era entonces una bella jovencita que atraía poderosamente a muchos gentiles galanes que rondaban su casa con pretensiones amorosas, pero en 1849, cuando acababa de cumplir veintiún años, renunció a un brillante matrimonio, y al frente de un asilo de huérfanos se dedicó a la acción social y evangélica. Entonces repartió todos los bienes que había heredado de sus padres -destinándolos a obras para los pobres-, y colaboró con la incipiente Junta de Beneficencia de Guayaquil (institución de servicio social existente hasta nuestros días).

Mercedes se entregó por entero a Dios y emitió votos de virginidad perpetua tomando el camino del sacrificio, la bondad, la oración y la meditación. Sucedió entonces que estando en oración contemplativa, siguiendo los pasos de Mariana de Jesús a quien imitaba en su amor a Dios, éste le manifestó, a través de un rosal florido, que fundaría un colegio religioso.

En 1862 comenzó a levitar cuando oraba, perdía los sentidos y entraba en éxtasis después de comulgar. Al año siguiente su fama de beata se extendió por toda la ciudad ocasionando los más variados comentarios. Fue justamente por esa época cuando conoció a Narcisa de Jesús Martillo Morán, con quien compartió su casa por largo tiempo para ayudarse mutuamente en el camino de la cruz, y practicar juntas la virtud, la oración y la penitencia.

En 1870 viajó al oriente con el propósito de evangelizar a los jíbaros, y tres años más tarde, luego de cumplir con su labor cristiana a costa de muchos sufrimientos, el Señor la condujo a la ciudad de Riobamba donde el 14 de abril de 1873 vio cristalizado su deseo de fundar un instituto religioso, al que puso bajo el patrocinio de la santa quiteña Mariana de Jesús.

Posteriormente continuó llevando una vida ejemplar, de amor al prójimo y de sacrificio hasta el heroísmo, y debido al ayuno y la penitencia su cuerpo se fue debilitando poco a poco hasta que la muerte la sorprendió, en olor a santidad, el 12 de junio de 1883.

El 8 de febrero de 1946, Su Santidad el Papa Pío XII decretó la introducción de la causa de su beatificación, y el 27 de noviembre de 1981, el Papa Juan Pablo II expidió el Decreto sobre las Virtudes Heroicas y le dio el título de Venerable. Cuatro años más tarde, el 1 de febrero de 1985, «La Rosa del Guayas» fue beatificada durante la visita pastoral que el Santo Padre realizó a la ciudad de Guayaquil.

Sus restos descansan en la ciudad de Riobamba, en la misma casa donde fundó la Congregación de las Marianitas.

El Papa Pío XII, en 1946, inició el proceso de beatificación y en 1981 se le otorga el título de Venerable. El 1 de febrero de 1985, fue beatificada por Juan Pablo II durante su visita pastoral a Guayaquil.

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Laica

Martirologio Romano: En Viena, Austria, beata Hildegard Burjan, fundadora de la Sociedad de las Hermanas de la Caritas Socialis ( 1933)

Fecha de beatificación: 30 de enero de 2012, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI

Breve Biografía


Hildegard Freund nació en el seno de una familia judía no practicante. Una joven muy inteligente, Hildegard fue una de las primeras mujeres en estudiar filosofía en Zúrich. En 1907 conoció al ingeniero húngaro judío Alexander Burjan en Zúrich y juntos se fueron a vivir a Berlín para estudiar ciencias políticas y economía. Dos años después se casaron. Luego de casada, Hildegard obtuvo el doctorado en filosofía. en 1909 Hildegard cayó enferma por un serio problema en el riñón que estuvo a punto de llevarla a la muerte. Luego de una serie de operaciones, los médicos la declararon desahuciada. Las monjas del hospital comenzaron a rezar por su salud y pronto su estado de salud mejoró. Hildegard atribuyó la cura a un milagro. Durante su convalecencia en el hospital, Hildegard observó la labor social de las monjas en el hospital y pidió ser bautizada e ingresó en la Iglesia Católica.

Por motivos laborales, los Burjan se mudaron a Viena. Allí Hildegard quedó embarazada pero por sus graves problemas renales, los médicos le sugirieron que abortara. Hildergard consideró esa sugerencia como un asesinato y arriesgó su vida por dar a luz al bebe, que fue una saludable niña, de nombre Lisa.

Durante aquellos años en Viena existían graves problemas sociales. En 1912 fundó la Asociación de las obreras cristianas a domicilio. Ayudó a las poblaciones que padecían hambre, creó una red de asistencia a las familias y luchó contra el trabajo de los menores. En 1919 Hildegard se decide a fundar la congregación femenina Caritas Socialis. Constituida por un grupo de diez mujeres, organizaron una agencia de empleos, hogares para persona convalecientes y hospitales para enfermos y dementes. También fundaron hogares para madres solteras, para jovencitas y mujeres adultas sin hogar, y agencias de distribución de comida caliente para los pobres.

En los pobres y en los que sufren veía el Rostro de Jesús y se sentía sedienta de justicia: "Con el dinero y las pequeñas limosnas -decía- no se ayuda a las personas, sino que es necesario volver a darles confianza en que son capaces de hacer algo por sí mismas".

Fue la primera mujer en ser miembro del Consejo Municipal de la ciudad de Viena en 1918 por el Partido Socialcristiano y en 1919 sería diputada por el mismo partido en el Consejo Nacional de Austria. Desde allí trabajó por los menos favorecidos. Siempre vivió la actividad política como un servicio al Evangelio, a favor de los trabajadores oprimidos, siguiendo las enseñanzas de la Encíclica social "Rerum novarum", del Papa León XIII.

Sus problemas renales la llevaron a la muerte en 1933, con tan solo 50 años de edad.

Su lema era: «Entregada completamente a Dios y completamente a la Humanidad».


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Por: . | Fuente: www.pastoral-vocacional.org

Fundadora de las Hermanas de la Consolación

Nació en Reus (Tarragona) el 24 de marzo de 1815. Creció en un ambiente familiar de libertad y responsabilidad que le ayudó a madurar su personalidad muy temprano.

María Rosa, a partir del día de su primera comunión, vive una vida interior profunda, en la que el Señor, a veces, le da a gustar la dulzura inefable de su presencia. «Quien llega a probar cuán dulce es Dios -exclama- no puede dejar de caminar en su presencia». Dios es para ella «Esposo dulce» o simplemente «Dulzura mía».

Pero en su experiencia espiritual más frecuentemente predominan «el silencio de Dios» y la dolorosa sensación de la ausencia del Esposo, por quien se desvive.

Esta experiencia, que marca su vida, la hace entrar en un camino de humildad y abnegación, de olvido de sí misma y búsqueda incansable de la gloria de Dios y del bien de los hermanos. Es esa la actitud honda de su vida, que expresa cuando repite: «Todo sea para gloria de Dios. Todo para bien de los hermanos. Nada para nosotras». Este es el camino de «humildad, sencillez y caridad, de abnegación y espíritu de sacrificio» que ella dice «son el alma de su Instituto». Es la «humildad de la caridad» la que lelleva a vivir «fascinada por el otro» y a realizar los gestos más heroicos de caridad con la mayor sencillez y naturalidad.

En enero de 1841 había entrado en una Corporación de Hermanas de la Caridad, que prestaban sus servicios en el Hospital y la Casa de Caridad de Reus. Allí da pruebas de caridad heroica, en el humilde servicio a los más pobres; allí escucha el clamor de su pueblo, se conmueve y sale en su defensa. El 11 de junio de 1844, asediada y bombardeada la ciudad de Reus por las tropas del General Zurbano, con otras dos Hermanas, atraviesa la línea de fuego, se postra a los pies del General, pide y obtiene la paz para su pueblo.

Años después, va con otras Hermanas a Tortosa, donde su campo de acción se amplía. Allí descubre la falsa situación del grupo al que pertenece y experimenta «la orfandad espiritual en que se halla». Su inmenso amor a la Iglesia la lleva a dialogar con sus hermanas, a discernir con ellas los caminos del Señor. El 14 de marzo de 1857, se pone bajo la obediencia de la autoridad eclesiástica de Tortosa. Se encuentra así, sin haberlo deseado nunca, Fundadora de una Congregación que, al año siguiente -el 14 de noviembre- a petición de María Rosa, se llamará, Hermanas de la Consolación, porque las obras en que de ordinario se ejercitan» ... «se dirigen todas a consolar a sus prójimos».

Por voluntad suya, la Congregación tendrá por fin: «Dilatar el conocimiento y Reino de Jesucristo», «como manantial y modelo de toda caridad, Consuelo y perfección» y «continuar la Misión sobre la tierra de nuestro dulcísimo Redentor», «consolando al afligido», educando, sirviendo al hombre en «cualquier necesidad».

El Señor la había preparado para la misión de Fundadora a través de múltiples servicios y situaciones, a veces dolorosas, que ella vivió con serena y heroica paciencia. María Rosa vive con fortaleza estas situaciones; las vive en silencio y tiene «para cuantos afligen su espíritu, delicadas atenciones y afabilidad». Las vive con serenidad y, a patentes injusticias, responde con servicios generosos y hasta heroicos.
Así, a las autoridades de Tortosa que injustamente la han alejado de la escuela pública de niñas, presta su ayuda para la organización de un Lazareto, «dispuesta a sacrificarlo todo en pro de nuestros pobrecitos hermanos», por si sus «servicios fuesen bastantes para aliviar la suerte del prójimo».

Esta mansedumbre y paciencia en soportar no son, en María Rosa, cobardía ni debilidad, sino fortaleza que se hace parresía, valentía y libertad evangélicas, cuando están en juego los intereses de los pobres, la verdad, o la defensa del débil. La vemos salir en defensa de las amas de lactancia a quienes la administración no paga el justo salario; defender a sus hijas, injustamente desacreditadas por un administrativo de uno de sus hospitales; impedir a un médico utilizar a los niños expósitos para experimentar intervenciones quirúrgicas.

Y esto lo hace María Rosa sin perder en ningún momento su sereno equilibrio. «Poseía el secreto de ganar los corazones», «infundía recogimiento y veneración». «Era inexplicable verla siempre bondadosa, afable y cariñosa con una superioridad de espíritu envidiable».

Esta actitud constante que caracteriza a María Rosa Molas, se entiende tan sólo desde «el secreto de su corazón, que llenaba sólo Dios». Era «efecto del íntimo y continuo trato con Dios que presidía su vida, su acción, sus afectos».

«Creía de poca importancia cualquier sacrificio, humillaciones, calumnias, persecuciones. Cuanto la acercaba a Dios le era muy grato ... Difícil, inaguantable y amargo lo que sospechaba que a él ofendía».
Desde ese amor a Dios «se hacía caridad vivida», «se inclinaba sobre el necesitado, sin distinción alguna», si no era en favor de los ancianos más desvalidos y de los niños más abandonados «que eran la pupila de sus ojos».

Pasa su vida haciendo el bien, ofreciéndose a sí misma «en el don de una completa entrega en la misericordia y en el consuelo, a quien lo buscaba y a quien, aun sin saberlo, lo necesitaba».

Cumple así su misión consoladora hasta que, a fines de mayo de 1876, siente que el Señor se acerca. Tras breve enfermedad, desgastada por su servicio incansable a los pobres moría al caer el 11 de junio de 1876, domingo de la Santísima Trinidad. ç

El Papa Pablo VI la beatificó el 8 de mayo de 1977, ese día dijo de ella que fue "Maestra de Humanidad" y que "vivió el desafío humanizante de la civilización del Amor". En 1988 Juan Pablo II la declaró santa ante toda la Iglesia. Su figura sigue siendo hoy mensaje para los creyentes y para todos los hombres de buena voluntad que trabajan en la transformación del mundo.

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Por: . | Fuente: www.op.com.ar

Este apóstol elocuente y celoso, de tal modo que se le llamó un nuevo Pablo, nació el año 1369 en Castelnuovo Scrivia, cerca de Alejandría (Italia) y tomó el hábito de la Orden en Piacenza.

Enseñó filosofía y teología en la universidad de Pavía, pero sobresalió principalmente en la predicación y en el ministerio de la confesión.

Muchos pecadores se convirtieron por su predicación. Murió a los ochenta y un años el día 11 de junio de 1450 en Saluzzo, ciudad que después de su muerte libró de un grande asedio, y su cuerpo se venera allí en la iglesia de S. Juan Bautista.

Su culto fue confirmado por Pío IX el 21 de febrero de 1856.

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Por: . | Fuente: PreguntaSantoral.blogspot.com.es || santiebeati.it

Religiosa

Beata Tradicional - No incluida en el actual Martirologio Romano
(Sugerimos leer el artículo
¿Santos descanonizados?)

Fecha de beatificación: culto autorizado para la Orden de Predicadores junto con sus dos compañeras.

Breve Semblanza


Desde 1218 los dominicos ya estaban en la Bolonia, en una iglesia situada en un terreno propiedad de la familia de la beata Diana, propiamente de su hermano Lodering. Diana se hizo oyente de los sermones del Beato dominico Reginaldo de Orleáns y así maduró su vocación. Diana fue recibida en la orden en 1221, por el mismo Santo Domingo de Guzmán de paso por Bolonia; este obtuvo sus votos en secreto, por la posición contraria de su familia. Al no existir aún convento de la orden, comenzó su experiencia monástica con las agustinas (seguirían la misma regla de todas formas). Su familia intentó sacarla a rastras, llegando incluso a fracturarle alguna costilla, pero ella continuó firme en su propósito.

El Beato Jordán de Sajonia funda, ayudado por el padre de Diana, ya convencido de la vocación de su hija, el convento de Santa Inés, adonde se traslada en 1223, junto a la Beata Cecilia Cesarini y la Beata Amada de Bolonia junto a ellas conformó los orígenes de la rama femenina de los dominicos.

La figura de la beata Amada está envuelta en incertidumbre, la beata Cecilia en la "Miracula" habla de una mujer que frecuentaba el monasterio romano de San Sixto y a la que Santo Domingo liberó del demonio, a esta mujer el Santo la llamo "Hermana Amada".

En el traslado y reconocimiento de las reliquias de la beata Diana, efectuado en 1510 en el monastario Santa Inés de Bolonia, se encontró en la tumba tres cuerpos, atribuidos a Diana, Cecilia y el tercero fue atribuido (en 1584) a Sor Amada.

¡Felicidades a quienes lleven estos nombres!

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Un religioso que resistió a políticas nazis

Martirologio Romano:En Regensburg, Alemania, beato Eustaquio Kugler, religioso de la Orden de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios. ( 1946)

Fecha de beatificación: 4 de octubre de 2009, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

Ni el miedo frente a la presión nazi ni el rechazo a las personas discapacitadas que se vivía en su país con el Nacionalsocialismo de Hitler pudieron apagar la intensa espiritualidad y el amor a los limitados físicos que tuvo el hermano Eustaquio Kugler.

La diócesis de Regensburg celebra su beatificación este domingo, en una ceremonia presidida por monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos y enviado por el papa Benedicto XVI.

Hospitalario con los discapacitados

Su nombre de pila era José. A los 16 años, mientras trabajaba en una construcción, cayó de un andamio, a la altura de 4 metros y tuvo una distorsión en el pie y una herida que lo hicieron cojear toda su vida.

El hermano Kugler, (1867 – 1946) ingresó a los 26 años a la orden de San Juan de Dios, luego de haber entrado en contacto con esta comunidad durante la construcción de un hospital en Reichenbach (Alemania).

Durante casi toda su vida religiosa fue prior de diversas comunidades y de su Provincia religiosa. Cargo al que era reelegido por voluntad de los propios miembros de la orden de San Juan de Dios.

Tenía un gran sentido de la justicia y un talento para la organización. Bajo su mando estaban 16 hospitales con 2.500 personas asistidas. En 1929 se inauguró un magno hospital (masculino y femenino) con su iglesia en Regensburg, en honor a San Pío V.

Se preocupó que se atendieran principalmente a los pobres. Escribió los criterios para acompañar a los enfermos en los hospitales que se rigen en la actualidad. Aún con esta responsabilidad, pasaba las noches caminando por los pasillos del hospital velando por las necesidades de los enfermos, desde las más pequeñas.

“Los que trabajamos en el campo de la discapacidad sabemos que las personas se abren sólo con quienes tienen el corazón abierto hacia ellas. El hermano Eustaquio Kugler, fue un gran modelo de este enfoque”, afirma Ubli Doblinger, actual responsable de la pastoral del centro para personas discapacitadas de Reichenbach, en un video editado por Max Kronawitter.

Para el postulador de su beatificación, el hermano Félix Lizaso, Kugler vivió su llamado en medio de dos importantes pilares: “Una realidad existencial profunda en la comunidad, con una vida de fe y espiritualidad y una vida de entrega a los enfermos”, dijo en diálogo con Zenit.

Peligro nazi

Como muchas otras órdenes religiosas y la misma Iglesia, los hermanos de San Juan de Dios eran acechados por los nazis. También lo eran los mismos enfermos que ellos atendían. Muchos fueron deportados ya que los nazis los consideraban un tumor para la sociedad, pero el hermano Kugler puso todo su empeño por salvarlos de la cámara de gas.

El 17 de agosto de 1943 hubo un gran bombardeo sobre Ratisbona. Los alrededores del hospital fueron destruidos. En cambio, este centro de salud quedó intacto. “Podemos decir que aquí hay un santo, que nos ha salvado de la guerra y de las bombas”, decía un pastor evangélico.

Cuenta el padre Lizaso que un día Hitler pasó frente al hospital. Todos corrieron a asomarse a las ventanas para verlo. El hermano Kugler en cambio, no quiso mirarlo y decía a sus hermanos “nuestro Fuhrer vive ahí”, señalándoles el sagrario.

“Nunca iba a ningún sitio si no era con el rosario en la mano. Era un hombre muy recto. Con espíritu de oración, de recogimiento, de humildad”, asegura su postulador.

Sufrió mucho por la devastación nazi. Soportó más de 30 interrogatorios de la Gestapo. Fue tal su impresión que durante uno de estos cayó desmayado.

“Además de no delatar a ningún hermano, ni a otras personas, mantuvo gran silencio en su comunidad sobre los interrogatorios y trato recibido. Ni se quejó ni insultó a los policías” testimonia Lizaso.

Hubo hermanos que abandonaron la orden, deslumbrados por las ideologías nazis. Esto golpeó profundamente a Eustaquio. Pero guardando la calma, se refería a los nazis diciendo: “Esos árboles no crecerán hasta el cielo”.

“No era una persona de oficiales estudios teológicos, pero sí de una espiritualidad ascética profunda, una innegable vivencia mística por su vida interior y profundidad de fe, que acompañaba a sus actos en auténtica respuesta de amor a Dios”, asegura su postulador.

El hermano Kugler murió en 1946 de un tumor en el estómago. Han pasado más de 60 años después de su tránsito. Hoy sus hermanos, así como miles de fieles en Regensburg admiran de él su sencillez, su sabiduría y su espíritu de servicio.

Fue beatificado el 4 de octubre de 2009 durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

Está disponible en el sitio web de la Orden Hospitalarioa San Juan de Dios un hermoso vídeo sobre el Beato Eustaquio.

ORACIÓN
Me dirijo confiadamente a ti, oh mi Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
admirado por el ejemplo extraordinario de fe y entrega
de tu fiel Siervo Eustaquio Kugler,
que consagró enteramente su vida al servicio de la caridad,
por amor, en favor de los enfermos y desprotegidos.
Su ejemplo de vida santa y de servicio total a la hospitalidad
estimula mi fe y mi confianza en ti, para pedirte, por su intercesión,
esta intención personal... que ahora te indico.
Haz que, favorecido por tu bondad, yo te reconozca como mi Dios y Señor
y que tu Siervo Eustaquio Kugler sea glorificado para nuestro ejemplo e intercesión.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén

Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato Eustaquio, contacte a:
Frt. Félix Lizaso Berruete, OH
Barmherzigen Brüder - Bayerische Ordensprovinz
Südliches Schlosondell 5
80638 München, ALEMANIA

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Eremita y Obispo

Martirologio Romano: En Dobrowo, en Polonia, muerte de san Bogumilo, obispo de Gniezno, que, después de renunciar a su sede, llevó en este lugar vida eremítica, consumado por su austeridad ( 1182)

Breve Biografía


Después de las numerosas instancias realizadas en los siglos XVII y XVIII, iniciadas por el arzobispo Matteo Lubienski (1641-52), la papa Pío XI aprobó con el decreto firmado el 27 mayo de 1925 el culto al beato Bogumilo y estableció que Polonia lo recuerde el día 10 junio. El centro del culto a Bogumilo, ya existente en el siglo XV, era la iglesia parroquial del Santísima Trinidad en Dobrowo, dónde se encontraba su tumba. Los primeros documentos de ese culto son los decretos de los años 1443 y 1462, emanados por los arzobispos de Gniezno para reglamentar la concurrencia «al tumbam S. Bogumili». Aproximadamente en el año 1580, ejecutando el «recognitio corporis», se encontraron en la tumba el cayado pastoral y el anillo que certificaban su dignidad episcopal, dignidad que también es sustentada en los cuadros de la iglesia de Dobrowo, en los que Bogumilo es representado como obispo con la mitra, el cayado pastoral y usando el hábito camaldulense, por lo que se arguye que pertenecía a esa orden.


Una biografía, escrita en Dobrowo alrededor de 1584, que nos informa que Bogumilo era descendiente de la familia de san Adalberto, se cuenta que fue arzobispo de Gniezno en los años 1170-82, pero que, por presiones de los poderosos señores de la zona, renunció a la dignidad episcopal retirándose a una ermita, dónde finalizó sus días, luego de haber donado sus bienes a Dobrowo, a las aldeas circunstante y a los Cistercienses, Orden a la que perteneció su hermano Bogufal. Es natural que Bogumilo también fuera venerado en aquella orden, de modo particular en Koronowo. En este lugar fue redactada otra biografía, según la cual Bogumilo fue arzobispo de Gniezno en los años 1167 -72. Por esta fuente sabemos que él nació en Kozmin en el año 1116, hizo los primeros estudios en Gniezno bajo la tutela de su tío, el arzobispo Giovanni, terminando sus estudios en París. De regreso en Polonia, destinó una parte de sus bienes a la construcción de la iglesia a Dobrowo. Recomendado por su tío, fue ordenado. Al principio fue el párroco de su ciudad natal, y posteriormente pasó a ser el decano de Gniezno, luego de la muerte de su tío el año 1167, lo sucede él en la cátedra episcopal. Dotado del espíritu contemplativo, aspiró poder seguir las huellas de san Romualdo.

Conseguido el consentimiento del papa Alejandro III, renunció a la dignidad arzobispal y se retiró a un lugar desierto cerca de Dobrowo, dónde murió el 10 junio de 1182, confortado por una visión de la Virgen. Su cuerpo, primero enterrado en la iglesia de Dobrowo, fue trasladado en 1668 a Uniejów donde es venerado. Se cree que esta biografía puede fundamentarse en un documento de 1232 en el que el príncipe Vladimiro Odonicz confirmó a los Cistercienses de Sulejów la posesión de las tierras en Dobrowo y aldeas aledañas, que fueran donadas por el arzobispo Bogumilo a su hermano Bogufal y pasados por lo tanto al obispo Cristiano, cisterciense, quien los cedió a la abadía de Sulejów.


La dificultad en poder dar credibilidad los datos de estas biografías, consiste en el hecho que ni Dlugosz en su trabajo «Vitae archiepiscoporum atque episcoporum universi Regni Poloniae». Ni los anuncios necrológicos citan algún Bogumilo en la sede de Gniezno en esa época. De hecho, en los años 1153-99, la sede episcopal fue ocupada por Juan Zdzislao y Pedro. Algún historiador identifica a Bogumilo con Pedro: de hecho, Bogumilo sería, la variación eslava del nombre. También Pedro desciende de la familia de san Adalberto y tenía sus bienes en los alrededores del río Warta. Esta hipótesis, sin embargo, se contradice por la circunstancia eremítica de vida de Bogumilo, los datos indican que el arzobispo Pedro murió el 19 de agosto, mientras ocupaba aún la sede episcopal, no se lo menciona como ermitaño ni como ex arzobispo, y además, según un documento de 1219, este Pietro era director del monasterio de San Vicente en Wroclaw y pertenecía a la familia Labeclz (Labendz). Algún otro identifica al beato de Dobrowo con el arzobispo Bogumilo que murió en 1092, asumiendo su cargo en 1080, tras haber sucedido a Gregorio VII: teoría que demolería la tradición cisterciense. Otros, en cambio, como Martinus Baronius, Abraham Bzowski y el camaldulense Taddeo Mini, confunden a Bogumilo con Wloscibor que debía ser y nunca fue arzobispo; ya que, habiendo sido elegido en el año 1279, éstos, elegidos por el capítulo en el año 1279, inmediatamente fue desterrado por el príncipe Przemyslaw II y, después de haber renunciado a la dignidad episcopal, murió en un monasterio próximo a Dobrowo. Pero también esta hipótesis tiene errores: en la historia de los obispos de Gniezno del siglo XIII no se menciona a Bogumilo. La teoría más probable parece la de Pietro David, según la cual el ermitaño de Dobrowo no había sido nunca arzobispo, tan sólo un abad benedictino a Mogilno, muerto el 28 noviembre de 1179. Él habría renunciado a su dignidad como abad y pasó el resto de su vida en una ermita. Su nombre señalaría la afiliación a la familia de san Adalberto y sus bienes estaban en las proximidades de Dobrowo. También es fácil de explicar la transformación del abad en arzobispo, confirmado por la tradición.

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Por: . | Fuente: Corazonez.org

Madre de Familia y Mística

Martirologio Romano: En Roma, beata Ana María Taigi, madre de familia, que, víctima de la violencia de su marido, cuidó de él y de sus siete hijos, educándolos convenientemente, y se distinguió, además, por su atención a las necesidades espirituales y materiales de los pobres y de los enfermos ( 1837).

Breve Biografía

Tal vez no hubo en toda Roma, durante el siglo XIX, una mujer más notable que Ana María Taigi, la abnegada y trabajadora esposa de un criado y la madre ejemplar de muchos hijos, quien fue honrada con la particular estimación de tres sucesivos Pontífices y cuya pobre casa fue el centro de reunión para muchos de los altos personajes de la Iglesia y el Estado que buscaban su intercesión, su consejo y su opinión, en las cosas de Dios.

Ana María Antonia Gesualda nació el 29 de mayo de 1769, en Siena, donde su padre era boticario. La familia perdió sus bienes y, reducida a la pobreza, emigró a Roma, donde los padres de Ana trabajaron en el servicio doméstico en casas particulares, mientras que la joven se internaba en una institución que se encargaba de educar a los niños sin recursos. A la edad de trece años, Ana comenzó a ganarse el pan con su trabajo. Durante algún tiempo estuvo empleada en una fábrica de tejidos de seda y después entró al servicio ce una noble dama en su palacio.

Al convertirse en mujer, experimentó una fuerte inclinación por los vestidos ostentosos y el deseo de ser admirada, lo que en ocasiones la puso al borde del mal, y si no cayó en los abismos del pecado fue por sus buenos principios. Además, en 1790, cuando tenía veintiún años, se salvó de las tentaciones al casarse con Domenico Taigi, un servidor del palacio Chigi. Aun entonces seguían atrayéndola las cosas del mundo, pero poco a poco, la gracia se iba adueñando de su corazón y sintió remordimientos de conciencia que la impulsaron a hacer una confesión general.

Esposa y madre ejemplar
Su primer intento de abrir el corazón ante un sacerdote, chocó con una seca negativa; pero la segunda tentativa tuvo éxito. Encontró la guía espiritual que necesitaba.. en un fraile servita, el padre Angelo, quien habría de ser su confesor durante muchos años. El sacerdote se dio cuenta desde un principio que estaba tratando con un alma elegida y ella, por su parte, siempre consideró el momento en que conoció al padre Angelo como la hora de su conversión. Desde aquel día renunció a todas las vanidades del mundo y se contentó con vestir las ropas más sencillas. No volvió a tomar parte en diversiones mundanas, a menos que su esposo se lo pidiera especialmente. Su mayor consuelo y alegría los encontró en la oración, y su generoso deseo de someterse a mortificaciones externas, tuvo que ser moderarlo por su confesor quién lo adaptó a los límites en que no afectara los deberes de su vida diaria como ama de casa. Su marido era un buen hombre, pero de escasas luces y muy quisquilloso; si bien apreciaba las evidentes cualidades de su esposa, nunca pudo comprender los heroicos esfuerzos de Ana por adquirir la santidad ni sus dones especiales. Ella siempre cumplía su deberes cotidianos del hogar con extraordinaria entrega.

Con referencia a la época en que la beata comenzaba ya a ser conocida y admirada, Domenico declaró: "Con frecuencia sucedía que. al regresar a casa, la encontraba llena de gente desconocida. Pero en cuanto Ana me veía, dejaba cualquiera, ya fuese una gran señora o tal vez un prelado el que tuviese con ella, se levantaba y acudía a atenderme con el afecto y la solicitud de siempre. Se podía ver que lo hacía con todo el corazón; se habría arrodillado en el suelo a quitarme los zapatos, si yo se lo hubiese permitido. En resumidas cuentas, aquella mujer era una felicidad para mí y un consuelo para todos... Con su maravilloso tacto, era capaz de mantener una paz celestial en el hogar, a pesar de que éramos muchos, de muy distinto temperamento y había toda clase de problemas, sobre todo cuando Camilo, mi hijo mayor, se quedó a vivir con nosotros durante los primeros tiempos de su matrimonio. Mi nuera era una mujer que se complacía en crear la discordia y se empeñaba en desempeñar el papel de ama de casa para molestar a Ana; pero aquella alma de Dios sabía cómo mantener a cada cual en el puesto que le correspondía y lo hacía de una manera tan sutil, tan suave, que no la puedo describir. A veces llegaba yo a la casa cansado, de mal humor y hasta enojado, pero ella siempre se las arreglaba para aplacarme y hacerme alegre la existencia."

La familia que Ana debía cuidar estaba formada por sus siete hijos, dos de los cuales murieron cuando eran pequeños, su marido y sus padres, que vivían con ella. Cada mañana, los reunía a todos para orar; a los que podían. Los llevaba a oír misa y por la noche volvían a reunirse todos para escuchar lecturas espirituales y rezar las plegarias. Ana se preocupaba, sobre todo, de vigilar la conducta de los niños.

También tenía tiempo la beata para trabajar en sus costuras con las que, muchas veces, complementó el escaso salario de su marido, y, otras, pudo socorrer a los más pobres que ella, porque siempre fue extraordinariamente generosa y enseñó a sus hijos a serlo.

Visiones y experiencias místicas
Se diría que un trabajo doméstico tan excesivo hubiese monopolizado las energías de cualquier mujer; sin embargo, las obligaciones familiares no la privaban de entregarse a experiencias místicas de gran altura. Para dar una idea de lo que era aquello, recurrimos a las memorias sobre la beata, escritas después de su muerte por el cardenal Pedicini, a quien conoció por intermedio de su confesor y con quien compartió, durante treinta años la dirección espiritual de aquella alma elegida. Muy posiblemente, a través del cardenal se dieron a conocer las excelsas virtudes y dones sobrenaturales de la beata. Desde el momento de su conversión, Dios la gratificó con maravillosas intuiciones sobre sus designios respecto a los peligros que amenazaban a la Iglesia, sobre acontecimientos futuros y sobre los misterios de la fe. Estas cosas se le revelaron a Ana en un "sol místico" que reverberaba ante sus ojos y en el que vio también las iniquidades que los hombres cometían continuamente contra Dios. En aquellas ocasiones sentía que era su deber dar satisfacciones al Señor por aquellos agravios y ofrecerse como víctima.

Por eso sufría Ana verdaderamente agonías físicas y mentales cuando se entregaba a la plegaria por la conversión de algún pecador endurecido. Con frecuencia leía los pensamientos y adivinaba los motivos entre las gentes que la visitaban y, en consecuencia, podía ayudarlas de una manera que parecía sobrenatural. Entre las personalidades que estuvieron relacionadas con ella, debe mencionarse a San Vicente Strambi, a quien ella pronosticó la fecha exacta de su muerte.

En los primeros años después de su conversión, Ana María tuvo abundantes consuelos espirituales y arrobamientos, pero más tarde, especialmente durante los últimos años de su vida, sufrió grandemente por los ataques de Satanás. Estas pruebas, aunadas a los quebrantos de su salud y a las murmuraciones y calumnias, le dieron ocasión para mostrar resignación y soportarlas alegremente. El 9 de junio de 1837 murió, al cabo de nueve meses de agudos sufrimientos, a la edad de sesenta años.

Fue beatificada en 1920 y su sepulcro se encuentra en Roma, en la iglesia San Crisógono, de los padres Trinitarios, en cuya orden la beata era terciaria. Su cuerpo yace en ataúd de cristal para que su cuerpo incorrupto pueda contemplarse.

Es la patrona de las mujeres que reciben maltrato verbal de sus esposos.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Ana, contacte a:
Father Michael Pintacura
U.S.A. Vice Postulator - Taigi
P.O. Box 610313
San Jose, CA 95161-0313

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Abad
(7 de diciembre de 521 - 9 de junio de 597)

Fue una destacada figura entre los monjes misioneros gaélicos que reintrodujeron el cristianismo en Escocia a comienzos de la Edad Media.

Infancia y juventud en Irlanda
Era hijo de Fedlimid and Eithne, del clan Uí Néill, y nació en Gartan, cerca de Lough Gartan, Donegal. Por línea paterna era descendiente de Niall of the Nine Hostages, un rey irlandés del siglo V. Profesó como monje y fue ordenado sacerdote. Según la tradición, hacia 560 se vio envuelto en una disputa con San Finnian acerca de un salterio. Columba copió el manuscrito en el scriptorium siguiendo órdenes de San Finnian, quien pretendía quedarse con la copia. La disputa fue la causa de la batalla de Cúl Dreimhne, que tuvo lugar en 561, y en la que hubo numerosas bajas. (La copia del salterio mencionada en esta historia se identifica tradicionalmente con el Cathach de San Columba). Como penitencia por esas muertes, Columba decidió marchar como misionero a Escocia para convertir a tantas personas como habían muerto en la batalla. Se exilió de Irlanda, a donde solo regresaría en una ocasión, varios años después.

Escocia
En 563 viajó a Escocia con doce compañeros. De acuerdo con la leyenda, desembarcó en la punta sur de la península de Kintyre, cerca de Southend. Sin embargo, como todavía tenía a la vista su tierra natal, se movió hacia el norte, a la costa oeste de Escocia.

En 563 le fue concedida tierra en la isla de Iona, que se convirtió en el centro de su misión evangelizadora entre los pictos. Además de sus tareas dirigiendo el único foco de cultura letrada de la región, adquirió una gran reputación como hombre santo gracias a su actividad diplomática enter las tribus; se cuentan también varias historias de milagros realizados por él en su afán por convertir a los pictos. Visitó al rey pagano Bridei I, rey de Fortriu, en su base de Inverness, y consiguió ganarse su respeto. Desde entonces jugó un importante papel en la política del país.

Fue muy enérgico en su predicación del evangelio y, además de fundar varias iglesias en las Hébridas, trabajó para convertir su monasterio de Iona (la Abadía de Iona) en una escuela para misioneros. Fue un renombrado hombre de letras, al que se le atribuye la composición de varios himnos y la copia de su propia mano de más de 300 libros. Una de las épocas veces, si no la única, que dejó Escocia tras su llegada fue, hacia el final de su vida, cuando regresó a Irlanda para fundar el monasterio de Durrow. Murió en Iona y está enterrado en la abadía que él mismo fundó.

La principal fuente de información sobre la vida de Columba es la Vita Columbae, escrita por Adomnan, noveno abad de Iona, que falleció en 704. Tanto la Vita Columbae como Beda el Venerable refieren la visita de Columba a Bridei. Mientras que Adomnán solo explica que Columba visitó a Bridei, Beda relata una tradición más tardía, quizá de origen picto, según la cual el santo llegó a convertir al rey de los pictos. Otra fuente temprana es un poema en alabanza de Columba, probablemente compuesto también en el siglo VII, que tiene 25 estrofas de cuatro versos de siete sílabas cada uno.

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Hermanos Franciscanos

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