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Martirologio Romano: En la ciudad de Cenomanum (hoy Le Mans), en el reino de los francos, san Alderico (Aldric), obispo, que se esforzó en promover el culto a Dios y a los santos (856).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

El Santo nació de una noble familia, de ascendencia en parte sajona y en parte bávara, hacia el año 800. A los doce años su padre le envió a la corte de Carlomagno, donde formó parte de la servidumbre de Luis el Piadoso y se ganó la estima de todos. Hacia el año 821 pasó de Aquisgrán a Metz, para ingresar en la escuela episcopal y recibió la tonsura clerical. Después de su ordenación, el emperador Luis le llamó de nuevo a la corte y le nombró capellán y confesor suyo. El año 832, san Alderico fue elegido obispo de Le Mans. Empleó toda su fortuna y sus fuerzas en socorrer a los pobres, mejorar los servicios públicos, construir iglesias y monasterios y promover la religión. Su fidelidad a Luis el Piadoso y a Carlos el Calvo permaneció inalterable durante las guerras civiles que dividieron el Imperio. Una facción le expulsó de su sede durante casi un año, por haber declarado a los monjes de Saint-Calais que estaban sujetos a su jurisdicción. Tal pretensión del santo obispo no estaba en realidad justificada, pues se apoyaba en documentos falsificados, aunque no nos consta que el prelado haya sido personalmente responsable de tal falsificación.

Han llegado hasta nosotros algunos fragmentos del reglamento que san Alderico redactó para su catedral. En él ordena que se enciendan diez cirios y noventa lámparas en todas las grandes fiestas. También nos son conocidos tres testamentos del santo prelado. El último de ellos es un edificante testimonio de su piedad. En los dos primeros cede tierras y posesiones a muchas iglesias de su diócesis, y da prudentes consejos y reglas para mantener el orden y el espíritu de caridad. Alderico quedó paralítico dos años antes de su muerte. Confinado al lecho, redobló su fervor y su asiduidad a la oración. Murió el 7 de enero del año 856, y fue sepultado en la iglesia de San Vicente, de la que había sido un gran bienhechor.

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Mártir Laico

Martirologio Romano: En Melitene, ciudad de Armenia, san Polieucto (Polyeuktos), mártir, que, siendo soldado, a raíz del decreto del emperador Decio que obligaba a sacrificar a los dioses, rompió los ídolos, por lo cual fue cruelmente martirizado hasta ser degollado, recibiendo así el bautismo con su propia sangre (c. 250).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

La ciudad de Melitene en Armenia [hoy Turquía], que era una ciudad militar romana, es ilustre por el gran número de sus mártires. Entre ellos, el mártir de mayor alcurnia fue Polieucto, un oficial romano de padres griegos. Siendo aún pagano, se hizo amigo de un celoso cristiano llamado Neraco, quien, cuando llegaron a Armenia noticias de la persecución contra los cristianos, se preparó para entregar su vida por la fe. Su única pena era que Polieucto todavía fuese gentil, pero tuvo la alegría de atraerlo a la verdad y de inspirarle un ardiente deseo de morir por la religión cristiana. Polieucto abiertamente se declaró cristiano, y pronto fue aprehendido y condenado a crueles tormentos. Cuando los verdugos se cansaron de atormentarlo, comenzaron a tratar de persuadirlo para que renunciase a Cristo. Las lágrimas y súplicas de su esposa Paulina, de sus hijos y de su suegro hubieran sido suficientes para hacer flaquear a un hombre menos resuelto. Polieucto, sin embargo, fortalecido por Dios se mantuvo más firme en la fe y recibió con alegría la sentencia de muerte. De camino a la ejecución, exhortó a los circunstantes a que renunciaran a sus ídolos y habló con tanto fervor, que muchos se convirtieron. Fue decapitado durante la persecución de Decio o Valeriano.

Tenemos pruebas convincentes del martirio de San Polieucto en Melitene: se sabe de una iglesia que le fue dedicada antes de 377. Su nombre aparece el 7 de enero, en el martirologio siríaco del siglo cuarto, como el de un mártir muerto en Melitene. El mismo asiento se encuentra en el Hieronymianum.

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Obispo

Martirologio Romano: En Palermo, ciudad de Sicilia, tránsito del beato Mateo Guimerá, obispo de Agrigento, de la Orden de los Hermanos Menores, propagador devoto del Santísimo Nombre de Jesús (1451)

Fecha de beatificación: La confirmación oficial de su culto inmemorial o beatificación equivalente, con aprobación del culto, misa y oficio del Beato, la concedió el papa Clemente XIII el 22 de febrero de 1767.

Mateo, a quien se le han dado muchos y variados apelativos, nació el año 1376 ó 1377 en Girgenti, hoy Agrigento, en el reino de Sicilia, que entonces pertenecía a la corona de Aragón; más tarde, en su vida de apostolado, gozaría Mateo de la amistad, admiración y protección de sus reyes, D. Alfonso V el Magnánimo y su esposa Dña. María de Castilla.

Sus padres eran, según algunos autores, oriundos de Valencia (España), y ciertamente le dieron una buena educación cristiana. Muy joven, en 1391-92, vistió el hábito de los franciscanos Conventuales en el convento de San Francisco de Agrigento, donde hizo la profesión religiosa en 1394. Prendados de sus cualidades espirituales e intelectuales, los superiores lo enviaron a estudiar al famoso centro de estudios que la Orden tenía en Bolonia. Luego lo mandaron para completar sus estudios a Barcelona, donde los Conventuales tenían otro centro de estudios importante; allí consiguió probablemente el título de maestro, y recibió la ordenación sacerdotal en 1400. Aquel mismo año empezó el apostolado de la predicación en Tarragona y en otras poblaciones.

En los años 1405-1416, lo encontramos en Padua, en el convento de San Antonio de los Conventuales, como maestro de novicios o de recién profesos, lo que, una vez más, muestra el aprecio en que le tenían los superiores. Después volvió a España, donde permaneció hasta finales de 1417; así lo dice una carta del rey Alfonso el Magnánimo, de fecha 28 de noviembre de 1417, que explica además la razón por la que Mateo regresaba tan pronto a Italia: su deseo de encontrarse con san Bernardino de Siena, de conocer el movimiento de la Observancia y de incorporarse al mismo.

El movimiento franciscano de la Observancia, que trataba de llevar a la Orden de Hermanos Menores a una más fiel y estricta observancia de la Regla de San Francisco, sin dispensas ni atenuaciones, surgió en el siglo XIV y se fue organizando y difundiendo en el siglo siguiente, bajo la guía e impulso de san Bernardino de Siena, que tuvo como principales colaboradores a san Juan de Capistrano, Alberto de Sarteano, san Jaime de la Marca y el beato Mateo de Agrigento. Éste se encontró con san Bernardino en 1418, tal vez en el Capítulo general de Mantua, y, con los debidos permisos, se pasó en seguida a los Observantes. Hay que tener en cuenta que la Orden de Hermanos Menores, fundada por san Francisco de Asís, fue una sola Orden hasta que, en 1517, León X la dividió jurídicamente en dos: Conventuales y Observantes; con anterioridad, ya existían en su seno esas diversas tendencias, ramas o grupos, pero seguían siendo una misma familia religiosa.

El encuentro y la amistad con san Bernardino marcaron profundamente la vida del beato Mateo. El gran santo lo tomó como compañero al descubrir en él afanes y sentimientos muy similares a los suyos. Y junto a él en muchas ocasiones y a veces, por indicación suya, en otros lugares predicó Mateo sin descanso; su vida austera y llena de espiritualidad acreditaba por todas partes sus sermones. También se cuentan milagros que Dios obró por medio de su siervo. Al mismo tiempo, se había hecho paladín del Nombre de Jesús, como San Bernardino, pero quería que al de Jesús fuera unido el de María, la Madre del Señor. Y por ello, a muchos de los conventos que fundó en Italia y en España les puso el nombre de Santa María de Jesús.

En época reciente se han encontrado, y los comenzó a editar el P. Agustín Amore en 1960, casi un centenar de sermones del beato Mateo, escritos en lengua vulgar o en latín y que suelen comentar un texto bíblico. En ellos se pone de manifiesto la sólida formación teológica de su autor, la lógica con que argumentaba y el celo apostólico y hasta los sentimientos íntimos que embargaban su espíritu.

A la vez que a la predicación, se dedicó con ardor a la expansión y organización de la Observancia, lo que le valió la estima del rey Alfonso V y la confianza del papa Eugenio IV que le encomendó delicadas misiones para la renovación de los religiosos y del clero, particularmente en Sicilia. En 1425 el papa Martín V concedió al beato Mateo la facultad de fundar conventos de la Observancia, y fueron numerosos los que fundó o reformó tanto en Italia como en España, a la mayoría de los cuales, como queda dicho, aunque no a todos, dio el nombre de Santa María de Jesús: Mesina, Palermo, Agrigento, Siracusa, Barcelona, Valencia, etc. Además ejerció cargos de gobierno en Sicilia: fue Vicario provincial de 1425 a 1430, y Comisario general de la Provincia de Sicilia de 1432 a 1440.

El beato Mateo pasó en España al menos cuatro temporadas, dos cuando estaba con los Conventuales y otras dos estando con los Observantes. A las dos primeras ya nos hemos referido. La tercera tuvo lugar en 1427-28, cuando por invitación de los soberanos aragoneses estuvo predicando en Valencia, Barcelona, Vich y otras ciudades. De nuevo, la primera mitad del año 1430, por invitación insistente de la reina Dña. María, esposa del rey Alfonso V, el Beato la pasó por tierras de Valencia y Barcelona predicando y, como ya había hecho antes, cumpliendo misiones reales de pacificación y de beneficencia, difundiendo la devoción al Santísimo Nombre de Jesús, impulsando la implantación de la Observancia y fundando o reformando conventos.

Dedicado de lleno a un apostolado intenso y fecundo se hallaba el beato Mateo, cuando su diócesis natal lo eligió y reclamó como obispo; él se resistió cuanto pudo a lo que consideraba una dignidad y puesto para el que no estaba preparado. Pero el rey Alfonso insistió ante el papa Eugenio IV, quien lo nombró obispo de Agrigento el 17 de septiembre de 1442. El 30 de junio de 1443 recibió la consagración episcopal y, por obediencia, hubo de tomar el báculo pastoral de la diócesis.

No era un secreto para nadie qué tipo de obispo iba a ser fray Mateo: un obispo reformador, un hombre celoso de la disciplina eclesiástica, impulsor de la renovación, con criterio y actitudes evangélicas, así en el clero como en el pueblo confiado a su cuidado. Ello le enfrentó con quienes se negaban a cualquier reforma que supusiera pérdida de posiciones poco edificantes o de intereses bastardos, y ante la firmeza de Mateo no dudaron en acudir con calumnias a la Santa Sede, que lo llamó y le pidió explicaciones de su conducta. En efecto, por su generosidad hacia los pobres fue acusado por los clérigos que le eran contrarios, de dilapidar los bienes de la Iglesia; lo cierto es que había renunciado a todos sus ingresos en favor de los pobres, reservándose lo estrictamente necesario para sí mismo y para sus más inmediatos colaboradores. Además, lo acusaron falsamente de relaciones ilícitas con una mujer. En el proceso, que se desarrolló en la corte pontificia, se demostró la total inocencia del Beato, por lo que el Papa lo absolvió de todas las acusaciones, le confirmó su confianza y lo devolvió a su sede episcopal.

El beato Mateo se sintió confortado por el esclarecimiento de la verdad y por la bendición que mereció del Papa su conducta y forma de proceder, y continuó en su misma labor reformadora. Pero sus adversarios no se aquietaron y muy pronto le crearon nuevos problemas y conflictos. El santo obispo llegó a pensar que las dificultades se debían a su incapacidad para el episcopado, y rogó y suplicó a la Santa Sede, después de madura reflexión e incluso de consultar el caso con san Bernardino de Siena, que le aceptara la renuncia a su cargo, y tanto insistió que al fin le fue aceptada. Había permanecido tres escasos años al frente de su diócesis. Entonces, con la mayor humildad, se reintegró a su comunidad religiosa en Palermo, en la que vivió como un fraile más, sin admitir que se le dieran honores o privilegios. Y allí falleció santamente el 7 de enero de 1450. El pueblo cristiano lo tuvo por santo desde entonces y su culto continuó a lo largo de los siglos. En 1759 se inició el proceso diocesano de beatificación.

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Por: . | Fuente: Santiebeati.it

Abad

Martirologio Romano: En Würzburg, ciudad de Franconia (hoy Alemania), beato Macario, abad, que fue el primer superior del monasterio de los Escoceses de esta ciudad (1153)
Benedictino desde muy joven, viajó desde Escocia a Alemania, junto con sus compañeros Cristiano y Eugenio, por el año 1138 aproximadamente. Según Zimmermann, fue prior del monasterio de Santiago en Ratisbona y de allí el abad Dermizio (Dermitius) lo envió a Würzburg junto con once monjes. Está registrado que el obispo Embrico (1125-46) consagró en 1139 a Macario como primer abad del monasterio escosés de San Santiago, fundado recientemente en Würzburg. Las fuentes resaltan su erudición, vida ascética y describen milagros realizados por él. Murió en 1153: el aniversario de su muerte de acuerdo a Zimmermann es el 6 de enero, aunque se conoce que en algunos lugares de la diócesis de Würzburg es celebrado en otras fechas (23 o 24 de enero y 19 de diciembre).

Durante la Edad Media, por mucho tiempo, la tumba del beato estaba olvidada; en 1614 se descubrieron sus reliquias y solemnemente fueron depositadas en una urna, al año siguiente, Macario resultó objeto de gran devoción popular: se lo invocaba especialmente para las enfermedades con fiebres altas. Se dice que en junto a su tumba han ocurrido veintiocho curaciones milagrosas. En 1731 se fundó en su honor la «Hermandad de Macario», enriquecida con indulgencias, que dejó de existir después de la Segunda Guerra Mundial. En 1823 se realizó el traslado de las reliquias, desde el monasterio, secularizado en 1803, a la capilla de la Virgen, misma que en 1945 fue destruida y que actualmente se encuentra ya reconstruida.

En el Breve Apostólico de 1734 a la Hermandad y en otros testimonios, a Macario se lo llama "santo".

responsable de la traducción: Xavier Villalta


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Por: José Ma. Pou y Martí | Fuente: Franciscanos.org

Religiioso Franciscano

Martirologio Romano: En Roma, san Carlos de Sezze, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, el cual desde la infancia se vio obligado a ganar el pan cotidiano, e invitaba a sus compañeros a imitar a Cristo y a los santos. Vestido con el sayal franciscano, se entregaba largamente a la adoración del santísimo Sacramento del Altar (1670).

Fecha de canonización: 12 de abril de 1959 por el Papa Juan XXIII.

Algunos escritores modernos han llamado la atención de los teólogos místicos hacia este lego franciscano, antes casi desconocido a causa de quedar todavía inéditos en su mayor parte sus numerosos escritos, que son cuarenta entre tratados y cartas; solamente seis, y no ciertamente los más importantes, merecieron el honor de la imprenta.

Nació este santo varón en Sezze, hermosa villa de la provincia romana, el 22 de octubre de 1613, de padres muy pobres de bienes temporales pero muy ricos de virtudes, los cuales le procuraron únicamente la instrucción elemental, que bien pronto tuvo que interrumpir para dedicarse a la guarda de las ovejas, lo cual empero sirvióle admirablemente, como a otro Pascual Bailón, para el ejercicio de la oración y la lectura de libritos piadosos. Visitaba con frecuencia la iglesia de los Frailes Menores, no muy lejana de su casa, y al contemplar en ella los toscos cuadros de los beatos (hoy canonizados) Salvador de Horta y Pascual Bailón, legos españoles de la expresada Orden, sentía tal entusiasmo que, como escribió después, exclamaba: «Si yo llego a entrar en esta religión imitaré a estos santos: pasaré las noches en la iglesia y haré asperísima penitencia».

Cayó luego en muy grave enfermedad, la cual fue causa decisiva de su vocación religiosa, de modo que a los diecisiete años de edad pidió licencia para entrar entre los religiosos franciscanos de la provincia de Roma en el estado laical, lo cual consiguió después de larga y dura prueba, siendo enviado al convento de Nazzaro, donde vistió el pobre sayal de San Francisco el día 18 de mayo de 1635, empezando luego el noviciado. Pasado el año de probación entre rigurosos ejercicios de penitencia y grandes tribulaciones espirituales, algunos religiosos profesos estaban perplejos en permitirle o negarle la licencia para pronunciar los tres votos perpetuos, dudando que pudiese sostener el peso de la vida regular. En esta lamentable situación acudió el devoto joven a la Virgen Santísima, de quien había recibido ya tantísimos favores; esta clementísima Madre vino sin tardar en su auxilio, de modo que, desapareciendo aquellos temores, pudo el día 19 de mayo de 1636 consagrarse por siempre al Señor, cambiando el nombre de Juan Carlos por el de Carlos de Sezze.

La vida del fervoroso lego después de su profesión fue bastante sencilla, residiendo sucesivamente en los conventos de Morlupo, Ponticelli, Palestrina, Carpineto (patria del futuro papa León XIII), San Pedro in Montorio de Roma (en gran parte edificado por los Reyes Católicos Fernando e Isabel) y San Francisco a Ripa, que conserva el recuerdo de la habitación de San Francisco y donde Carlos de Sezze falleció santamente el día 6 de enero de 1670. Morando en Morlupo tuvo una tremenda visión que lo alentó en el progreso de la vida contemplativa; en Ponticelli dióse enteramente al ejercicio que llamaba «la confianza en Dios» o la pequeñez espiritual, a guisa de un niño descansando en el regazo de su madre y que tanto recomienda el Santo en sus escritos. Bien pronto le cautivó otro ejercicio saludable: rogar todos los días por la propagación de la fe en los países paganos, deseando además derramar en ellos la sangre por Cristo, y al efecto pidió y obtuvo partir como misionero para las Indias de patronato portugués; pero al ir para allá le sobrevino una grave enfermedad, por lo cual fue trasladado a la enfermería de San Francisco a Ripa, llorando amargamente porque no podía acompañar a los que salían destinados a aquellas misiones.

En aquel tiempo la provincia romana abrió un convento de retiro en Castelgandolfo, donde los religiosos vivían con extraordinaria austeridad, muy semejante a la de los antiguos anacoretas; allí acudió nuestro Carlos con permiso de los superiores; pero por lo visto el sitio no era muy sano, así es que poco después, esto es, en 1643, hubo que cerrar aquel convento a causa de las enfermedades contraídas por algunos religiosos; por lo cual el siervo de Dios fue trasladado a Carpineto, donde pudo dar pruebas de su heroica caridad durante la terrible epidemia que devastó aquella región. Viósele muchas veces asistiendo a los pobres apestados más peligrosos, sin cuidarse de su propia salud y también cargando sobre sus espaldas a los muertos para darles cristiana sepultura. Dios permitió que, en vez de premio por tanta abnegación y sacrificio, recibiese una pública reprensión y fuese trasladado al convento romano de San Pedro in Montorio para encargarse del oficio de sacristán y, más tarde, del de cuestor de limosnas en la misma capital. Ejercitando este último humilde servicio recibió de Jesús Sacramentado el más estupendo prodigio de su vida, que le mereció el título de «Serafín de la Eucaristía», pues que entrando una mañana en la iglesia de San José «de Capo de Case», situada cerca de la actual plaza de España, y oyendo allí en compañía de algunos fieles y todo absorto en el amor de Jesús el santo sacrificio de la misa, al llegar el acto de la elevación un rayo luminoso partió de la hostia sagrada hiriendo el costado del Santo hasta penetrar su corazón –cuya señal se observa todavía actualmente–, con lo cual cayó el extático lego en un admirable deliquio de amor y dolor, como él mismo refiere en su autobiografía. Desde este momento la vida de fray Carlos fue eminentemente eucarística, de modo que frecuentemente, después de la santa comunión, experimentaba largos coloquios e íntimas comunicaciones con Jesús, a quien tanto recreaba el fervor y sencillez columbina de su siervo.

Este fidelísimo hijo del «Pobrecillo de Asís» fue decorado con el don de milagros: numerosísimos enfermos recobraron la salud mediante las oraciones que por ellos elevaba al Señor, a la Virgen Santísima y al entonces Beato Salvador de Horta, taumaturgo catalán, cuya devoción habían propagado por Italia los franciscanos de Cerdeña, en cuya capital había fallecido en 1567, y en este mismo tiempo trabajaba en Roma para su canonización el Beato Buenaventura de Barcelona, lego también fallecido igualmente como su compatriota en tierras italianas. El mismo Carlos de Sezze refiere difusamente unos veinte milagros obrados por él mediante una reliquia del prodigioso franciscano de Horta, que llevaba siempre consigo. Estos milagros, lo mismo que sus excelsas virtudes y maravillosas profecías, hicieron popular en el Lacio el nombre de fray Carlos, de modo que hasta algunos cardenales y papas lo colmaron de obsequios. Predijo el honor del Papado a los purpurados Chigi (Alejandro VII), Rospigliosi (Clemente IX), Alfieri (Clemente X) y Albani (Clemente XI); otros pontífices lo invitaron no pocas veces a su corte para aprovecharse de sus sobrenaturales consejos y espiritual doctrina.

Maravilla causa ver en Carlos de Sezze, que solamente había aprendido a leer y escribir, una doctrina mística tan sublime, que algunos escritores modernos la comparan a la de Santa Teresa o de San Juan de la Cruz, proclamándolo uno de los mejores autores de la misma disciplina en el siglo XVII, dotado ciertamente de ciencia infusa. Es verdaderamente un escritor fecundo. No se han conservado todas sus obras, pues sabemos que estando en Carpineto su confesor le mandó quemar un libro de meditaciones, lo cual ejecutó sin resistencia alguna, y otro confesor suyo, el padre Antonio de Aquila, el cual nos ha dado la primera lista de los mismos escritos, asegura que había otros ya entonces perdidos. De todos modos, los que existen actualmente dan derecho a proclamar a San Carlos autor espiritual de grande fecundidad y seguro magisterio.

Entre sus obras, estudiadas recientemente con utilísimos detalles por el docto padre Jaime Heerinckz, descuellan por su importancia: Le tre Vie, tratado sobre la vía purgativa, iluminativa y unitiva; Cammino interno dell´anima; Discorsi sopra la vita di N. Signor Gesù Cristo; Sacro Settenario, que, según dice el mismo autor, la seráfica madre Santa Teresa de Jesús se lo dictó textualmente; finalmente la obra más extensa y de mayores vuelos: Le grandezze della misericordia di Dio in un anima diulata dalla grazia divina, que es su autobiografía, compuesta por inspiración divina y por mandato de su confesor. El Santo trabajó en esta última obra desde 1661 hasta 1665, mientras residía en el convento romano de San Pedro in Montorio. Describe en ella su propia vida y sobre todo las gracias que había recibido del Altísimo desde su infancia a la edad de cincuenta y dos años. El libro está dividido en siete partes y en ciento doce capítulos, su materia está saturada de preciosas ideas y descripciones importantes no solamente por lo que se refiere a la vida del autor, sino también y principalmente por la multitud de fenómenos místicos y muy extraordinarios, en esta voluminosa obra descritos, y que pueden ser utilísimos a los cultivadores de la ciencia mística.

La doctrina espiritual de este siervo de Dios es siempre sólida y sustancial; y a pesar de que su autor no pudo dedicarse a estudios de alta teología, trata de ella de una manera maravillosa, describiendo sapientemente los grados más elevados de la mística católica, de modo que en este sujeto verificóse de nuevo la verdad de la sentencia evangélica según la cual el Señor esconde los misterios divinos a los sabios del mundo y los revela a los párvulos de espíritu.

Murió el Santo en el convento romano de San Francisco a Ripa en la fiesta de los Reyes de 1760, después de pocos días de enfermedad, durante la cual recibió, arrodillado en el suelo, el divino Viático, confortado con una celestial visión del Salvador, de la Virgen Santísima y de muchos ángeles. El papa León XIII lo elevó a los primeros honores de los altares en 1882 y Juan XXIII lo canonizó en el año 1959 juntamente con la barcelonesa Joaquina Vedruna de Más, fundadora de las Carmelitas de la Caridad.

Su sepulcro se venera en la iglesia franciscana de San Francisco a Ripa, pero el corazón incorrupto, con la señal de la cruz impresa en el acto del prodigio eucarístico referido, se conserva en la capilla del convento llamada de San Francisco.

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Mártires

Martirologio Romano: En Antinoe, de la Tebaida (hoy Egipto), santos Julián y Basilisa, mártires (s. IV).

Etimología: Julián = Aquel que pertenece a la familia Julia, es de origen latino.

Basilisa = aquella que reina, es de origen griego.

Nació san Julián en Antioquía, de padres cristianos, a fines del siglo tercero.

Habiéndose desposado con una honestísima doncella llamada Basilisa, guardaron los dos, de común acuerdo, perfectísima continencia. Porque el mismo día de la boda, a la que había concurrido la nobleza de la ciudad, estando los desposados en su tálamo, se sintió en el aposento un olor suavísimo de rosas y azucenas. Quedó maravillada Basilisa de aquella extraordinaria fragancia y preguntó a su esposo, qué olor era aquel que sentía y de dónde venía, porque no era tiempo de flores. Respondió Julián: El olor suavísimo que sientes es de Cristo, amador de la castidad, la cual yo de su parte te prometo, como le he prometido a Jesucristo, si tú consintieres conmigo y le ofrecieres también tu virginidad. Respondió Basilisa que ninguna cosa le era más agradable que imitar su ejemplo.

Poco después llevó el Señor para sí a los padres de Julián y Basilisa, dejándolos herederos de sus haciendas riquísimas; y ellos comenzaron luego a gastarlas con larga mano en socorrer a los pobres.

Consagróse él a instruir en la religión cristiana a los hombres y ella a las mujeres en diversa casa. Arreciaban por este tiempo las persecuciones de Diocleciano y Maximiano, pero Basilisa pudo librarse de ellas, y acabó su vida santa y preciosa de muerte natural.

Su marido Julián fue quien alcanzó la palma de un glorioso martirio.

El bárbaro gobernador Marciano mandó prender al santo y abrasar su casa y a Julián le pasearon por la ciudad cargado de cadenas, y precedido de un pregonero que decía: Así se han de tratar a los enemigos de los dioses y despreciadores de las leyes imperiales. Encerráronle después en oscuro y hediondo calabozo, a donde fueron a visitarle siete caballeros cristianos, que, con un sacerdote llamado Antonio, lograron ser compañeros de su martirio.

Llegado el día de la ejecución, mientras el gobernador, sentado en público tribunal, interrogaba a Julián, acertaron a pasar por allí unos gentiles, que llevaban a enterrar a un difunto.

En tono de mofa le dijeron que resucitase al muerto. Entonces Julián, en nombre de Jesucristo, le resucitó lo cual llenó a todos de grande espanto, y más, cuando oyeron que aquel. hombre resucitado, públicamente confesaba a Jesucristo.

Atribuyó el gobernador tan estupendo suceso a la poderosa magia de Julián, y condenó al resucitado a los mismos suplicios. Encerráronles a todos en unas cubas encendidas, mas los condenados salieron de ellas sin la menor lesión; arrojáronles después a las fieras del anfiteatro, y las fieras no osaron hacerles daño alguno. Finalmente, avergonzado el cruel tirano, les hizo degollar, y así entregaron en este día sus almas purísimas al Creador.

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Virgen

Martirologio Romano: En Alejandría de Egipto, santa Sinclética, virgen, de quien se cuenta que llevó vida eremítica (s. IV).
Santa Sincletica nació en Alejandría de Egipto, de una rica familia de Macedonia. Su gran fortuna y belleza le atrajeron numerosos pretendientes, pero Sinclética había consagrado su corazón al Esposo celestial y para librarse de aquellos recurría a la fuga. Sin embargo consideraba a su propio cuerpo como a su peor enemigo y se dedicó a domarlo con ayunos y otras asperezas. Su mayor sufrimiento era verse obligada a comer más frecuentemente de lo que deseaba. Sus padres la constituyeron heredera de toda su fortuna, pues sus dos hermanos habían muerto y su única hermana era ciega y estaba confiada a su custodia. Habiendo distribuido su fortuna entre los pobres. Sinclética se retiró con su hermana a una cámara sepulcral abandonada, que formaba parte de las posesiones de sus parientes. Ahí se cortó los cabellos, en presencia de un sacerdote, para mostrar su absoluto despego del mundo, y renovó su consagración a Dios. A partir de ese instante, la oración y las buenas obras constituyeron su principal ocupación; pero su total retiro, que la ocultó a los ojos del mundo, nos ha dejado también a nosotros sin noticias.

Numerosas mujeres acudían a ella en busca de consejo. Si su humildad le hacía difícil instruir a otros, su caridad la impulsaba a hacerlo. Sus palabras tenían un acento tan profundo de humildad y de convencimiento, que impresionaban profundamente a sus oyentes. «¡Oh —exclamaba Sinclética—, cuan felices seríamos si trabajáramos por ganar el cielo y servir a Dios, como los mundanos trabajan por acumular riquezas y bienes perecederos! En tierra arrostran a los bandidos y salteadores; en el mar se exponen a los vientos y a las olas y sufren naufragios y calamidades; todo lo intentan y a todo se atreven; en cambio nosotros, que servimos a un Señor tan grande y esperamos un premio inefable, tenemos miedo de la menor contradicción». Frecuentemente predicaba la humildad: «Un tesoro sólo está seguro cuando está escondido; descubrirlo equivale a exponerlo a la codicia del primero que venga y a perderlo; igualmente, la virtud sólo está segura cuando permanece secreta, y quien la ostenta la verá disiparse como el humo». Con estos y otros discursos exhortaba nuestra santa a la caridad, a la vigilancia y a todas las virtudes.

A los ochenta años de edad, Sinclética contrajo una intensa fiebre que le atacó los pulmones, al mismo tiempo que una violenta gangrena le consumía los labios y las mandíbulas. Llevó su enfermedad con increíble paciencia y resignación, a pesar de que en los últimos tres meses el dolor no le dejaba reposo. Aunque la gangrena la había privado del uso de la palabra, su paciencia era un sermón más eficaz que cualquier predicación. Tres días antes de su muerte, Sinclética tuvo una visión en la que le fue revelada la hora en que su alma abandonaría el cuerpo. Al llegar el momento previsto, aureolada de una luz celestial y consolada con divinas visiones, Sinclética entregó su alma a Dios, a los ochenta y cuatro años de edad.

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Por: . | Fuente: Franciscanos.net

Sacerdote Franciscano

Martirologio Romano: En la ciudad de Todi, en la Umbría (Italia), beato Rogerio, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, discípulo de san Francisco y ferviente imitador suyo (1237).

Fecha de beatificación: Benedicto XIV el 24 de abril de 1751 aprobó la invocación como beato.

La primera clarisa honrada con culto público no fue Santa Clara, sino la Beata Felipa Mareri, muerta en 1236, cuando santa Clara todavía vivía en San Damián de Asís. Al nombre y a la vida de la Beata Felipa está ligada la vida y la figura del Beato Rogelio, umbro también, de Todi, que conoció personalmente a San Francisco y fue uno de sus primerísimos seguidores junto con Bernardo de Quintaval, Gil, León, Silvestre. San Francisco solía decir: verdadero hermano menor es el que tiene la fe de Fray Bernardo, la simplicidad y la pureza de Fr. León, la benignidad de Fr. Angel, la presencia agradable de Fr. Maseo, la paciencia de Fr. Junípero, la solicitud de Fr. Lúcido y la caridad de Fr. Rogelio.

Por su equilibrio, unido al más ferviente celo misionero, fue enviado por San Francisco a España para fundar allí la Orden Franciscana. Erigió conventos, acogió religiosos que supo formar en el espíritu seráfico y los organizó como Provincia religiosa. Cuando hubo cumplido su oficio de organizador, regresó a Italia. San Francisco entonces le confió la dirección espiritual del monasterio de las Clarisas fundado por la beata Felipa Mareri, después que esta mujer de vida excepcional y casi desconcertante hubo templado en la soledad de un eremitorio rural su vocación de penitente y de guía de otras mujeres penitentes.

Con los sabios consejos del franciscano Rogelio, la comunidad de Felipa Mareri, que al principio había tenido carácter un poco irregular, o mejor, no bien definido, se enmarcó ejemplarmente en la Regla de la Segunda Orden, la misma que San Francisco había dictado para Santa Clara y sus damas y que ya producía copiosos frutos espirituales. Felipa Mareri se ligó con afectuosa devoción al franciscano de Todi, bajo cuya dirección la comunidad por ella querida, progresaba tan claramente en la perfección. Cuando la Beata de Rieti estuvo cercana a la muerte, pidió ser confortada por el Beato de Todi. En el elogio fúnebre él la invocó como se invoca a los santos.

Rogelio sobrevivió poco a su hija espiritual. Volvió a Todi, donde su vida dio nuevos fulgores de santidad. Meditaba a menudo en el nacimiento de Jesús, que muchas veces se le apareció en forma de niño y tuvo el gozo de apretarlo amorosamente en sus brazos. Una mujer paralítica volvió a caminar después de haber recibido su bendición. Otra mujer afectada de locura, que se descontrolaba con gritos y acciones descompuestas, al contacto de su mano curó perfectamente. El 5 de enero de 1237 fue llamado por Dios al premio eterno el siervo fiel y bueno. Gregorio IX, que lo conoció personalmente, aprobó su culto locla, y Benedicto XIV el 24 de abril de 1751 aprobó la invocación como beato.

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Por: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid

Obispo

Martirologio Romano: En Cartago, ciudad del norte de África (hoy Túnez), san Deogratias (Diosgracias), obispo, que redimió a muchos cautivos capturados por los vándalos, ofreciéndoles cobijo en dos grandes basílicas dotadas de camas y lechos (457/458)..

Con el rey de los vándalos Genserico, hijo ilegítimo de Godegiselo al frente, los bárbaros pasan Hispania y llegan hasta África. Son arrianos y frecuentemente calificados como gente cruel, dura, inclemente y devastadora.

Cartago fue invadida en el año 439 y allí es el lugar geográfico en donde tiene lugar nuestro relato hodierno. Los nuevos dueños hacen según costumbre una limpieza general entre la gente más influyente en el pueblo; a los nobles que no matan los destierran; los obispos son considerados igualmente como un poder digno de tener en cuenta a la hora de asentar los territorios conquistados y se les pone más allá de las fronteras por lo poco; los bienes materiales de unos y otros son incautados y pasan a otras manos, porque para algo son las guerras. Ya el obispo Quodvultdeus fue metido con otros en una nave a la deriva y colocados en algún punto del amplio mar para morir sin remedio. De este modo, estuvieron los fieles de Cartago sin pastor por catorce años.

A ruegos del emperador Valentiniano III permitió Genserico que fuera mandado a aquellos cristianos romanos un obispo; se llamaba Deogracias y recibió la consagración en el año 453. Un hombre probo, limpio, sabio y santo.

Roma era un fruto sumamente apetecido para los bárbaros. Genserico le puso sitio con su ejército y la toma en el año 455. Cada rincón de la Ciudad Santa muestra en los catorce días de saqueo las consecuencias de la invasión bárbara; se ven incendios y hay destrucción por todas partes. Los tesoros cambian de mano porque son el botín y una parte de la población es llevada cautiva a África. Los prisioneros se distribuyen entre los vándalos y los mauritanos naturales del país produciéndose en cada caso un drama personal: las familias han quedado rotas, los padres son separados de sus hijos y las esposas están sin sus maridos.

El obispo Deogracias realiza una labor humanitaria de primer orden que es obra de misericordia en esta coyuntura de emergencia. Vende los vasos sagrados de oro y plata que están al servicio del altar para rescatar a los cautivos pagando su precio; habilita los templos de san Fausto y san Severo para que sirvan de hospital, asilo y residencia donde se pueda prestar un socorro inmediato a los enfermos y a los más débiles; él mismo no se dispensa de atender personalmente a los que están cerca con el peso de la cruz a sus espaldas dándoles el apoyo y consuelo que necesitan. Reza y hace; es lo que manda la caridad.

En Cartago se palpa lo evidente. Todos miran en Deogracias a un adelantado de los derechos humanos que aún no se habían inventado. Lo hizo tan bien al susurro de la caridad que los envidiosos aún quisieron quitarlo de en medio sin que el buen Dios les diera esa oportunidad porque se lo llevó antes, justo en el año 456.

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Por: . | Fuente: ACI Prensa

Obispo

Martirologio Romano: En Dijon, ahora en Borgoña (Francia), san Gregorio, que, después de haber regido la región de Autun, fue ordenado obispo de Langres. ( c.539)
Noble de nacimiento, Gregorio gobernó durante cuarenta años el distrito de Autun, con el cargo de "conde" y se distinguió por su sentido de justicia. Era ya entrado en años, cuando murió su esposa Armentaria y él decidió realizar su deseo de abandonar el mundo y entregar su vida a Dios.

Elegido obispo de Langrés por el pueblo y el clero, San Gregorio fue un ejemplo de fidelidad a sus deberes pastorales. Hacía grandes penitencias en lo referente a la bebida y la comida. Con frecuencia pasaba una parte de la noche en oración, sobre todo en el bautisterio de Dijon, donde habitaba. San Gregorio, murió en Langrés, en 539. Según su deseo, sus restos fueron trasladados al santuario de San Benigno. Aun en los milagros que realizó después de su muerte, parece haber tenido predilección por los prisioneros de la justicia humana.

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Obispo

Martirologio Romano:En la ciudad de Reims, en Neustria (hoy Francia), san Rigoberto, obispo, que habiendo sido expulsado de su sede por Carlos Martel, en contra de lo dispuesto por los cánones, llevó una vida humilde (743).

Etimológicamente: Rigoberto = Aquel que es atractivo por su poder

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

San Rigoberto fue un monje benedictino, y más tarde abad del monasterio de San Pedro de Orbais. En el año 698 sucedió a san Rieul como obispo de Reims.

Los padres de san Rigoberto se llamaban Constantino y Francine. Desde muy joven se dio a la disciplina y oración. Fue un gran amante de la castidad, que alcanzó con trabajos, oraciones, y la asidua meditación de la Palabra de Dios. Muy joven fue elegido abad del monasterio benedictino de San Pedro de Orbais. Por su humildad, sabiduría, justicia y prudencia fue elegido arzobispo de Reims en el 698. En sus sermones hablaba insistentemente de la importancia de la penitencia y las buenas obras. Escribió varias obras por las que muchos se convirtieron y, alentados por sus ejemplos, se congregaban junto a él para alcanzar la santidad, como un maestro.

Durante su obispado, san Rigoberto facilitó los materiales para que se pudiera construir la catedral de Reims, una de las mejores de la época, muchas de cuyas piedras provenían de la muralla de la antigua ciudad. Asimismo restableció la vida canónica entre sus sacerdotes (antiguamente se llamaba canónico a la iglesia o la casa donde residían los canónigos reglares), facilitándoles viandas y acomodamiento, así como un fondo común para la diócesis.

San Rigoberto vivió los tiempos difíciles del paso de la dinastía merovingia a la carolingia, de Dagoberto II y Childerico III a Carlos Martel, el padre de Pipino el Breve, tiempo en el que San Rigoberto se ciñió estrictamente a su labor espiritual, trabajando con su clero y su pueblo por la fidelidad al Evangelio y al Papa de Roma, el griego San Zacarías y sus predecesores. Bautizó al mayordomo de palacio del reino de Austrasia Carlos Martel, pero hacia 717, parece ser que San Rigoberto ofendió a Carlos Martel porque no se alió con él contra Raganfredo, mayordomo de Neustria. Debido a ello, Carlos Martel le desterró a Gascuña y entregó su archidiócesis a su favorito, el sacerdote militar Milón (o Milo) de Trèves, que disfrutaba ya de las rentas de la sede de Tréves.

Carlos Martel le rehabilitó más tarde, pero Rigoberto no quiso volver a su puesto para evitar el escándalo entre los fieles, por lo que Martel le regaló una residencia en Gernicourt (en la diócesis de Soissons, en el departamento de Aisne), donde Rigoberto se retiró y murió por causas naturales en 743 (o c. 750).

Su cuerpo se encuentra enterrado en la iglesia San Thierry (en Reims). En 864, el arzobispo Hincmar de Reims trasladó sus restos a la iglesia en donde actualmente se le venera. Su primera “vitae” ensanzando sus virtudes fue escrita en el año 890 por un canónigo de Reims.

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MIS RECUERDOS DE DON MANUEL

Era yo muy jovencito cuando conocí a Don Manuel. Os cuento: De los 36 niños que habíamos ingresado en el seminario en el curso 1932-33, regresamos al seminario 2, al terminar la guerra civil de España. La biblioteca del seminario se había salvado por haberla trasladado al Colegio del Patriarca, que fue totalmente respetado. Me encargaron la organización de aquel enorme volumen de libros. Y allí me encontré una pila de revistas de EL GRANITO DE ARENA. Me encantó. Devoraba cada número. La facilidad y encanto con que escribía Don Manuel, el ARCIPRESTE DE HUELVA, me enganchó. Y me suscribí a esa revista mensual. Y fui siguiendo sus andanzas.

LO QUE PUEDE UN CURA HOY

Su libro LO QUE PUEDE UN CURA HOY, resultó un punto de referencia para los sacerdotes de la primera mitad del siglo XX. Ya sacerdote, lo leí de cabo a rabo y muchas de mis actuaciones primerizas venían inspiradas en dicho libro. Aquel consejo de que la iglesia parroquial abriera sus puertas antes que las otras casas de la parroquia, lo cumplía con el consiguiente madrugón y el asombro de los feligreses.

FIGURA SEÑERA

Don Manuel nació en Sevilla en 1877, en una familia humilde y profundamente religiosa. Su padre, Martín González Lara, era carpintero, su madre, Antonia, se ocupaba del hogar. En este ambiente Manuel creció serenamente. Dejó huella en su corazón haber formado parte de los famosos «seises» de la catedral de Sevilla, que bailaban y cantaban en las solemnidades del Corpus y de la Inmaculada. Como seise consolidó su amor a la Eucaristía y a la Virgen.

AL SEMINARIO

Sin avisar a sus padres se presentó al examen de ingreso al seminario. Sus buenos padres acogieron la sorpresa considerando como manifestación de los caminos de Dios y aceptándolos como tales. Costeó sus estudios trabajando como fámulo. El 21 de septiembre de 1901, le confirió el sagrado presbiterado el hoy beato cardenal Marcelo Spínola.

PALOMARES DEL RIO, SU PRIMER DESTINO

En 1902 fue enviado a dar una misión en Palomares del Río. Él mismo nos describe esta experiencia. Escuchó las desalentadoras perspectivas que le presentó el sacristán, y dice: «Fuime derecho al Sagrario... y ¡qué Sagrario, Dios mío! ¡Qué esfuerzos tuvieron que hacer allí mi fe y mi valor para no salir corriendo para mi casa! Pero, no huí. Allí de rodillas... mi fe veía a un Jesús tan callado, tan paciente, tan bueno, que me miraba... que me decía mucho y me pedía más, una mirada en la que se reflejaba todo lo triste del Evangelio... La mirada de Jesucristo en esos Sagrarios es una mirada que se clava en el alma y no se olvida nunca. Vino a ser para mí como punto de partida para ver, entender y sentir todo mi ministerio sacerdotal». Esta gracia irá madurando en su corazón.

LA OBEDIENCIA, MOTOR DE LA COSECHA

El arzobispo de Sevilla, Marcelo Spínola y Maestre, había vivido en sus años jóvenes en Huelva, ejerciendo de abogado, y seguía, como arzobispo, con gran preocupación, su vida eclesial, que ofrecía, en sus pastores y en sus fieles, un panorama poco esperanzador. Y tomó una decisión arriesgada. D. Manuel González, recién ordenado, había ya dado muestras de extraordinarias dotes intelectuales y apostólicas, pero todavía no había cumplido 28 años. El sacerdote, que consideraba como fundamental la virtud de la obediencia, nos relata la entrevista: «Llamado una mañana- cuenta - por mi santo Arzobispo, Pastor a lo Buen Pastor y, a fue de tal, de una delicadeza suma en todos sus procederes, me dice sonriente: -¿Quiere Vd. ir a Huelva? - Yo voy volando a donde me mande mi prelado. - No; yo no le mando ir a Huelva; aquello está tan mal, y, lo que es peor, tan dividido entre los pocos buenos... Estoy tan harto de probar procedimientos para mejorarlo sin obtenerlo, que me he acordado de Vd. como última tentativa; al fin y al cabo Vd. es joven y, si se estrella en Huelva, como lo temo, el mismo que lo lleva lo puede traer. Pero, repito, esto no es un mandato sino un deseo. -Señor, los deseos de mi prelado son para mí órdenes, ¿cuando quiere que me vaya? -No, no; ahora se va Vd. a su casa y, durante tres días y con completa reserva de esta conversación, madure este deseo mío delante de su Sagrario y vuelva después con su decisión. -Espero, con la gracia de Dios, que dentro de tres días vendré aquí a decir a V. E. lo mismo que ahora le digo. Me despedí y ¡qué tres días pasé! ¡Sin apenas dormir ni comer y con esfuerzos sobrehumanos para conservar la buena cara y el buen humor! ¡Había oído hablar en todos los años de mis estudios tan mal de la situación religiosa en Huelva...! Llegado el tercer día, me presenté de nuevo al señor Arzobispo. -Sr., aquí me tiene para repetirle lo que le dije el otro día; ¿Cuando quiere que me vaya a Huelva? -Pero, ¿así? ¿tan decidido? -Sí, señor; completamente decidido. Ahora, que, como a mi Prelado debo hablar como al Jesús de mí Sagrario, debo decirle que me voy a Huelva tan decidido en mi voluntad como contrariado en mi gusto. -Me lo explico y no me extraña; espero que ese desprecio de su gusto, para abrazarse a la voluntad del Prelado le ayudará mucho en su misión en Huelva. Sé que es Vd. muy joven para un Arciprestazgo tan importante y para lo malo que está aquello; yo he vivido allí y lo conozco, pero ¡no importa! Vaya, pruebe y si no le va bien, se viene. La puertas de este palacio siempre estarán abiertas para Vd.; y en mí siempre tiene un Padre a quien le puede contar todo, que lo recibirá con los brazos abiertos ».

ARCIPRESTE DE HUELVA

«El 1 de marzo de 1905, fui nombrado Cura Ecónomo de san Pedro de Huelva; tomé posesión el día 9. El 16 de junio fui nombrado arcipreste». Fue nombrado Cura ecónomo o regente porque el Cura propio, D. Manuel García Viejo, vivía aún, aunque ya muy anciano y achacoso. Al dar cuenta el Arzobispo a unos católicos onubenses del nombramiento que acababa de hacer, les dijo: «Envío a Vds. una alhajita».

SU PROGRAMA

Lo decisivo para él, al llegar a Huelva no era hacerse presente en la sociedad onubense de cualquier manera, sino hacerse presente con la fuerza salvadora de Jesús, que brota de la Eucaristía. ¿Por dónde empezar? Se propuso hacer de la Eucaristía celebrada y adorada, la cumbre y la fuente de toda su actividad. Así se anticipó al Concilio Vaticano II: «La sagrada liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para que los hombres puedan llegar a la liturgia es necesario que antes sean llamados a la fe y a la conversión... No obstante, la liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan a que, una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan, alaben a Dios en medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor.

FAMILIAS Y ESCUELAS

Se preocupó también de la situación de las familias necesitadas y de los niños, para los que fundó escuelas. Tanto la biología como la experiencia nos demuestran la existencia de gemelos biológicos lo que podemos comprobar en la vida, en la sociedad familiar y en la relación de cada día. También la historia nos demuestra la existencia de personas gemelas no biológicas, unas veces de carácter y trayectoria, ya sean estadistas, como Kennedy y Lincoln; educadores, como D. Manuel González García, Arcipreste de Huelva y Obispo de Málaga y D. Manuel Siurot, a quien don Manuel llamaba su alter ego y que colaboró en la educación creando y dirigiendo escuelas, tanto en Huelva como en Málaga.

MARIAS DE LOS SAGRARIOS ABANDONADOS

El 4 de marzo de 1910, ante un grupo de colaboradoras, derramó el gran anhelo de su corazón. Así nos lo narra: «Permitidme que, yo que invoco muchas veces la solicitud de vuestra caridad en favor de los niños pobres y de todos los pobres abandonados, invoque hoy vuestra atención y vuestra cooperación en favor del más abandonado de todos los pobres: el Santísimo Sacramento. Os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado... os pido por el amor de María Inmaculada y por el amor de ese Corazón tan mal correspondido, que os hagáis las Marías de esos Sagrarios abandonados». Así nació la «Obra para los Sagrarios-Calvarios». Obra para dar una respuesta de amor reparador al amor de Cristo en la Eucaristía, a ejemplo de María Inmaculada, el apóstol san Juan y las Marías, fieles en el Calvario. La Unión Eucarística Reparadora, iniciada con las Marías de los Sagrarios y Discípulos de san Juan, se extendió rápidamente y abrió camino a la Reparación Infantil Eucarística en el mismo año;

MISIONEROS EUCARISTICOS

Funda los sacerdotes Misioneros Eucarísticos en 1918; la congregación religiosa de Misioneras Eucarísticas de Nazaret en 1921, en colaboración con su hermana María Antonia, la institución de Misioneras Auxiliares Nazarenas en 1932, y la Juventud Eucarística Reparadora en 1939.

RÁPIDA PROPAGACIÓN

La rápida propagación de la Obra en otras diócesis de España y América, a través de la revista «El Granito de Arena», le impulsó a solicitar la aprobación del Papa. Don Manuel llegó a Roma en 1912, y el 28 de noviembre fue recibido por el Papa San Pío X, a quien fue presentado como «el apóstol de la Eucaristía». San Pío X se interesó por toda su actividad apostólica y bendijo la Obra.

OBISPO AUXILIAR DE MALAGA

El Papa Benedicto XV le nombra obispo auxiliar de Málaga y recibe la ordenación episcopal en 1916 y en 1920 fue nombrado obispo residencial, acontecimiento que decidió celebrar dando un banquete a los niños pobres, en vez de a las autoridades; que, junto con los sacerdotes y seminaristas, sirvieron la comida a los tres mil niños. COMO EN HUELVA Como pastor de la diócesis malagueña, inició su misión tomando contacto con su grey para conocer sus necesidades. Como en Huelva, potenció las escuelas y catequesis parroquiales, practicó la predicación callejera conversando con todo el que se encontraba de camino... y descubrió que la necesidad más urgente era la de sacerdotes. Este problema debía afrontarse desde la situación del seminario, la cual era lamentable.

UN NUEVO SEMINARIO

Con una confianza sin límites en la mano providente del Corazón de Jesús, emprendió la construcción de un nuevo seminario que reuniese las condiciones necesarias para formar sacerdotes sanos humanos, espiritual, pastoral e intelectualmente. Sueña y proyecta «un seminario sustancialmente eucarístico. En el que la Eucaristía fuera: en el orden pedagógico, el más eficaz estímulo; en el científico, el primer maestro y la primera asignatura; en el disciplinar el más vigilante inspector; en el ascético el modelo más vivo; en el económico la gran providencia; y en el arquitectónico la piedra angular».

SACERDOTE HOSTIA

A sus sacerdotes, y a los miembros de las diversas fundaciones que realizó, les propondrá como camino de santidad «llegar a ser hostia en unión de la Hostia consagrada», que significa «dar y darse a Dios y en favor del prójimo del modo más absoluto e irrevocable». Manuel González no escatima esfuerzos para mejorar la situación humana y espiritual de su diócesis. Su ingente actividad hace que no pase desapercibido, y con la llegada de la República a España su situación se hace delicada.

LLAMAS EN EL PALACIO EPISCOPAL

El 11 de mayo de 1931 el ataque es directo, le incendian el palacio episcopal y ha de trasladarse a Gibraltar para no poner en peligro la vida de quienes lo acogen. Al salir de su palacio incendiado, le preguntarán los milicianos, a dónde quiere que lo lleven y contestó. ¿Ustedes creen que me dedico por las noches a dormir fuera de mi casa? Y cuando ya encuentra refugio les dice a las monjitas que con él habían sumido las hostias consagradas del sagrario: “Hermanas, ya tienes ustedes cosas que contar para cuando sean viejas”. Desde 1932 rige su diócesis desde Madrid, y el 5 de agosto de 1935 el Papa Pío XI lo nombra obispo de Palencia. En el discurso de entrada se emocionó mucho y dijo: “Necesitaba llorar de alegría después de haber llorado tantos años de amargura”. “Me duele el corazón de tanto amar”.

LA FECUNDIDAD DE SU PLUMA

Con estilo ágil, lleno de gracia andaluza y de unción, transmitió el amor a la Eucaristía, introdujo en la oración, formó catequistas, guió a los sacerdotes. Entre sus libros, destacamos: "El abandono de los Sagrarios acompañados", "Oremos en el Sagrario como se oraba en el Evangelio", "Artes para ser apóstol", "La gracia en la educación", "Arte y liturgia", etc. Escritos que por su gran difusión se han recopilado en la edición de sus Obras Completas.

ENFERMO

Los últimos años su salud empeora notablemente, prueba que vive de modo heroico, sin perder la sonrisa de su rostro siempre amable y acogedor, y la aceptación de los designios del Padre. Al salir de Palencia para Madrid, desde la camilla ante el sagrario de su capilla, le dijo al Señor: "Si quieres que vuelva, bendito seas, si no quieres que vuelva, bendito seas". En la clínica pide que le situen cerca de la ventana para ver la luz: "Hermana, le dice a la religiosa enfermera, soy andaluz". El 4 de enero de 1940 entregó su alma al Señor. Fue enterrado en la catedral de Palencia, donde podemos leer el epitafio que él mismo escribió: «Pido ser enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!». He tenido el regalo de poder orar en esa capilla de la Catedral de Palencia ante su lápida a los pies del sagrario. Juan Pablo II declaró sus virtudes heroicas el 6 de abril de 1998, y aprobó el milagro atribuido a su intercesión el 20 de diciembre de 1999. Manuel González García, obispo de Málaga y de Palencia, fue una figura significativa y relevante de la Iglesia española durante la primera mitad del siglo XX.

PALABRAS DE JUAN PABLO II EN LA BEATIFICACION

“Esa fue la gran pasión del nuevo beato Manuel González García, obispo de Málaga y después de Palencia. La experiencia vivida en Palomares del Río ante un sagrario abandonado le marcó para toda su vida, dedicándose desde entonces a propagar la devoción a la Eucaristía, y proclamando la frase que después quiso que fuera su epitafio: “¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!". Fundador de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, el beato Manuel González es un modelo de fe eucarística, cuyo ejemplo sigue hablando a la Iglesia de hoy”.

JESUS MARTI BALLESTER
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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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La II República española, proclamada el 14 de abril de 1931, llegó impregnada de fuerte anticlericalismo. Apenas un mes más tarde se produjeron incendios de templos en Madrid, Valencia, Málaga y otras ciudades, sin que el Gobierno hiciera nada para impedirlos y sin buscar a los responsables para juzgarles según la ley. Los daño fueron inmensos, pero el Gobierno no los reparó ni material ni moralmente, por lo que fue acusado de connivencia. La Iglesia había acatado a la República no sólo con respeto sino también con espíritu de colaboración por el bien de España. Estas fueron las instrucciones que el Papa Pío XI y los obispos dieron a los católicos. Pero las leyes sectarias crecieron día por día. En este contexto fue suprimida 1a Compañía de Jesús y expulsados los jesuitas.

Durante la revolución comunista de Asturias (octubre de 1934) derramaron su sangre muchos sacerdotes y religiosos, entre ellos le diez Mártires de Turón (9 Hermanos de las Escuelas Cristianas y un Pasionista, canonizados el 21 de noviembre de 1999).

Durante el primer semestre de 1936, después del triunfo del Frente Popular, formado por socialistas, comunistas y otros grupos radicales, se produjeron atentados más graves, con nuevos incendios de templos, derribos de cruces, expulsiones de párrocos, prohibición de entierros y procesiones, etc., y amenazas de mayores violencias.

Éstas se desataron, con verdadero furor, después del 18 de julio d 1936. España volvió a ser tierra de mártires desde esa fecha hasta el 1 de abril de 1939, pues en la zona republicana se desencadenó la mayor persecución religiosa conocida en la historia desde los tiempos del Imperio Romano, superior incluso a la Revolución Francesa.

Fue un trienio trágico y glorioso a la vez, el de 1936 a 1939, que debe ser fielmente recordado para que no se pierda la memoria histórica.

Al finalizar la persecución, el número de mártires ascendía a casi diez mil: 13 Obispos; 4.184 Sacerdotes diocesanos y seminaristas, 2.365 Religiosos, 283 Religiosas y varios miles de seglares, de ambos sexos, militantes de Acción Católica y de otras asociaciones apostólicas, cuyo número definitivo todavía no es posible precisar.

El testimonio más elocuente de esta persecución lo dio Manuel de Irujo, ministro del Gobierno republicano, que en una reunión del mismo celebrada en Valencia -entonces capital de la República-, a principios de 1937, presentó el siguiente Memorándum:

«La situación de hecho de la Iglesia, a partir de julio pasado, en todo el territorio leal, excepto el vasco, es la siguiente: a) Todos los altares, imágenes y objetos de culto, salvo muy contadas excepciones, han sido destruidos, los más con vilipendio. b) Todas las iglesias se han cerrado al culto, el cual ha quedado total y absolutamente suspendido. e) Una gran parte de los templos, en Cataluña con carácter de normalidad, se incendiaron. d) Los parques y organismos oficiales recibieron campanas, cálices, custodias, candelabros y otros objetos de culto, los han fundido y aún han aprovechado para la guerra o para fines industriales sus materiales. e) En las iglesias han sido instalados depósitos de todas clases, mercados, garajes, cuadras, cuarteles, refugios y otros modos de ocupación diversos. f) Todos los conventos han sido desalojados y suspendida la vida religiosa en los mismos. Sus edificios, objetos de culto y bienes de todas clases fueron incendiados, saqueados, ocupados y derruidos. g) Sacerdotes y religiosos han sido detenidos, sometidos a prisión y fusilados sin formación de causa por miles, hechos que, si bien amenguados, continúan aún, no tan sólo en la población rural, donde se les ha dado caza y muerte de modo salvaje, sino en las poblaciones. Madrid y Barcelona y las restantes grandes ciudades suman por cientos los presos en sus cárceles sin otra causa conocida que su carácter de sacerdote o religioso. h) Se ha llegado a la prohibición absoluta de retención privada de imágenes y Objetos de culto. La policía que practica registros domiciliarios, buceando en el interior de las habitaciones, de vida íntima personal o familiar, destruye con escarnio y violencia imágenes, estampas, libros religiosos y cuanto con el culto se relaciona o lo recuerde ».

Y el cardenal arzobispo de Tarragona, Francisco Vidal y Barraquer (1868-1943), que se hallaba refugiado en Italia y fue invitado por el Gobierno republicano en 1938 para que regresara a su diócesis, dijo:

«¿Cómo puedo yo dignamente aceptar tal invitación, cuando en las cárceles continúan sacerdotes y religiosos muy celosos y también seglares detenidos y condenados, como me informan, por haber practicado actos de su ministerio, o de caridad y beneficencia, sin haberse entrometido en lo más mínimo en partidos políticos, de conformidad a las normas que les habían dado?».

Y añadía: «Los fieles todos, y en particular los sacerdotes y religiosos, saben perfectamente los asesinatos de que fueron víctimas muchos de sus hermanos, los incendios y profanaciones de templos y cosas sagradas, la incautación por el Estado de todos los bienes eclesiásticos y no les consta que hasta el presente la Iglesia haya recibido de parte del Gobierno reparación alguna, ni siquiera una excusa o protesta».

Sobre esta persecución son esenciales la obra de Antonio MONTERO MORENO, Historia de la persecución religiosa en España. 19361939 (Madrid, BAC, 1960, reimpresa en 1999) y los libros de Vicente CÁRCEL ORTÍ, La persecución religiosa en España durante la Segunda República (1931-1939) (Madrid, Rialp, 1990), Mártires españoles del siglo XX (Madrid, BAC, 1995), Buio sull´altare. La persecuzione religiosa spagnola, 1931-1939 (Roma, Città Nuova, 1999), La gran persecución. España 1931-1939 (Barcelona, Planeta, 2000), Mártires del siglo XX. Cien preguntas y respuestas (Valencia, Edicep, 2001) y Persecuciones religiosas y mártires del siglo XX (Madrid, Palabra, 2001). Sobre los de Valencia cf. V. CÁRCEL ORTÍ y R. FITA REVERT, Mártires valencianos del siglo XX (Valencia, Edicep, 1998).

LOS MÁRTIRES

A los sacerdotes, religiosos y seglares que entregaron sus vidas por Dios el pueblo comenzó a llamarles mártires porque no tuvieron ninguna implicación política ni hicieron la guerra contra nadie. Por ello, no se les puede considerar caídos en acciones bélicas, ni víctimas de la represión ideológica, que se dio en las dos zonas, sino mártires de la fe.

Los mártires que beatificó el Santo Padre Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001, demuestran la unidad y diversidad eclesial y esta celebración resulta pastoralmente significativa, porque ve unidos en un único rito a muchos mártires de una misma archidiócesis y tiene las siguientes características:

- la representatividad eclesial del grupo de mártires, pues hay sacerdotes, religiosos y seglares, que son expresión de los numerosos carismas y familias de vida consagrada;

- la representatividad de la Iglesia en España porque este grupo representa 37 diócesis. Todos ellos se encontraban en Valencia desarrollando sus respectivos ministerios y actividades apostólicas y algunos de ellos han sido unidos en el proceso por competencia, en base a la normativa canónica vigente;

- el elevado número de sacerdotes seculares y de seglares, pues es la primera vez que son beatificados 40 miembros de los presbíteros diocesanos de Valencia (37) y Zaragoza (3), así como 22 mujeres y 20 hombres y jóvenes, miembros de la entonces floreciente Acción Católica Española y de otras asociaciones de apostolado seglar, de todas las edades, profesiones y estado social;

- el actual contexto pastoral favorable, que ha despertado interés en las diócesis españolas hacia esta página gloriosa de la reciente historia. Ésta había quedado un tanto olvidada, pero testimonia la fe y la fidelidad de la Iglesia en España y, más en concreto, en Valencia que tuvo sus orígenes a principios del siglo IV en el martirio diácono Vicente. El desarrollo de los procesos, las correspondientes catequesis y la fama martyrii han llevado a las comunidades, cristianas a un mayor interés y devoción hacia los mártires.

Por ello, la beatificación de todos ellos juntos es sumamente oportuna y es de desear que susciten una vida cristiana más intensa, un mayor fervor espiritual y un renovado interés por mantener viva la memoria de estos gloriosos testigos de la Fe.

El clima espiritual favorable creado por el Gran Jubileo del 2000 ha permitido que, concluido el largo proceso canónico, pudiera celebrarse esta beatificación el 11 de marzo de 2001, como primer fruto espiritual del Año Santo apenas terminado.

Estos mártires fueron los primeros beatos del Tercer Milenio.

ESPIRITUALIDAD DE ESTOS MÁRTIRES

La mayoría de los sacerdotes y seglares no necesitaban el martirio para ser beatificados, porque ya en vida tenían famade santos algunos de ellos se llegó a decir que eran tan buenos, que precisamente por eso fueron martirizados.

Todos ellos fueron hombres y mujeres muy ejemplares, plenamente entregados a sus ministerios respectivos, Los sacerdote: de seminaristas fueron modelos por sus virtudes, por su amor Eucaristía y por su devoción a la Virgen. Se entregaron de lleno parroquias: culto litúrgico, confesiones, catequesis, apostolado los jóvenes, visitas asiduas a los enfermos, ayuda a los pobres y necesitados fueron sus principales actividades apostólicas.

Lo mismo hay que decir de los religiosos y religiosas, desarrollaban una intensa labor apostólica y social en colegios, a y hospitales; una labor que nunca fue suficientemente reconocida. Muchos de ellos, además de mártires de la fe, fueron apóstoles caridad, de la enseñanza religiosa y de la formación humana.

Los sacerdotes fueron semejantes al santo cura de Ars cumplimiento de su ministerio, semejantes en todo a otro párroco valenciano, que no fue mártir, pero tiene abierto el proceso de beatificación: el Beato José Bau Burguet, párroco de Masarrochos, fallecido en 1932. Éste influyó decisivamente en la formación espiritual de los sacerdotes valencianos del primer tercio del siglo XX.

Los hombres, mujeres y jóvenes eran muy piadosos, muy entregados a la Iglesia y a todas sus obras de caridad y apostolado; nacieron y vivieron en familias de antigua tradición cristiana, recibieron una formación religiosa muy sólida y vivieron una auténtica vida cristiana, alimentada diariamente con la Eucaristía, la devoción a la Virgen, el rezo del Santo Rosario y otras devociones particulares; vivieron entregados apostólicamente a sus respectivas parroquias a través de la Acción Católica y de otras asociaciones apostólicas; dieron siempre un testimonio coherente de vida cristiana, que culminó con el martirio. Todos ellos fueron martirizados única y exclusivamente por motivos religiosos, murieron amando y perdonando a sus verdugos y diciendo "¡Viva Cristo Rey"!, porque tuvieron un sentido teológico muy profundo de la realeza de Cristo y porque éste fue el grito con el que los cristianos hicieron frente a los totalitarismos del siglo XX.

Hoy los veneramos en los altares como mártires de la fe cristiana, porque la Iglesia ha reconocido oficialmente que entregaron sus vidas por Dios durante la persecución religiosa de 1936. No les debemos llamar caídos en guerra, porque no fueron a la guerra ni la hicieron contra nadie, pues eran personas pacíficas, que desarrollaban normalmente sus actividades en sus pueblos y parroquias; tampoco les podemos llamar víctimas de la represión política, porque los motivos fundamentales de sus muertes no fueron de carácter político o ideológico sino religioso: porque eran sacerdotes o religiosos, porque eran seglares católicos practicantes, muy comprometidos con la Iglesia en la defensa y promoción de la fe cristiana.

LOS PROCESOS CANÓNICOS

Durante la persecución religiosa republicana la Archidiócesis de Valencia pagó uno de los mayores tributos de sangre (361 sacerdotes, 373 hombres y jóvenes de Acción Católica, 93 Mujeres de Acción Católica y varios centenares de religiosos de diversos institutos masculinos y femeninos fueron martirizados) y esto explica el hecho de que en ella se abrieron la mayoría de los procesos de beatificación que ese 11 de marzo llegaron a su punto final.

Impulsados por los arzobispos Mareclino Olaechea (1946-1966) y José María García Lahiguera (1969-1978), Siervo de Dios, así como por el Presbiterio Diocesano y el Foro de Laicos, lo mismo que por las respectivas Ordenes y Congregaciones religiosas, Valencia dedicó muchas energías humanas para que estos procesos pudieran llegar a su conclusión y fueran un instrumento de evangelización, especialmente en los campos de la catequesis, de la pastoral juvenil y de la promoción vocacional.

Todos los procesos canónicos de los Siervos de Dios que el 11 de marzo de 2001 fueron beatificados fueron instruidos en la archidiócesis de Valencia, a excepción del de los Franciscanos Conventuales (n. 99 a 104), que se hizo en Barcelona, y el del Beato Francisco Castelló Aleu (n. 233), que se instruyó en Lleida.

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LOS NOMBRES DE LOS MÁRTIRES

CAUSA DE LOS SACERDOTES DIOCESANOS,
MUJERES, HOMBRES Y JÓVENES DE ACCIÓN CATÓLICA
Y DE OTRAS ASOCIACIONES APOSTOLICAS
DE LA ARCHIDIÓCESIS DE VALENCIA

(Decreto de la Congregación de las Causas de los Santos, leído
ante el Santo Padre el 18 de diciembre de 2000)

SACERDOTES DIOCESANOS

1. Beato José Aparicio Sanz, Arcipreste de Enguera (* Enguera, 12-III-1893 †Picadero de Paterna, 29-XII-1936) Martirizado junto con su coadjutor (n. 12).

2. Beato Fernando González Añón, Párroco de Turís (* Turís, 17-II-1886 †27-VIII-1936).

3. Beato Juan ventura solsona, Arcipreste de Villahermosa del Río (* Villahermosa del Río, Castellón, 1875 †Castillo de Villamalefa, Castellón, 17-IX-1936).

4. Beato José ruiz bruixola, Párroco de San Nicolás, de Valencia (* Foios 1857, 30-III-1857 †Gilet, 29-X-1936).

5. Beato Ramón martí soriano, Cura Regente de Vallada (* Burjassot, 7-X-1902 †Carretera de Godella a Bétera, 27-VIII-1936).

6. Beato Joaquín vilanova camallonga,Coadjutor de lbi (* Ontinyent, 6-X-1888 † Ibi, Alicante, 29-VII-1936).

7. Beato Enrique morant pellicer, Cura de Barx (*Bellreguard, 13-X-1908 †Xeraco, 3-X-1936).

8. Beato Carmelo Sastre Sastre, Párroco de Piles (* Pego, Alicante, 21-XII-1890 †Palma de Gandía, 15-VIII-1936).

9. Beato Vicente ballester far, Capellán de las Agustinas de Xábia (*Benidoleig, Alicante, 4-II-1888 †Carretera de Teulada a Benissa, Alicante, 23-IX-1936).

10. Beato Ramón Esteban bou pascual, Cura Regente de Planes (* Benimantell, Alicante, 12-X-1906 †La Nucía, Alicante, 15-X-1936).

11. Beato Pascual ferrer botella, Capellán de San Vicente de Algemesí (* Algemesí, 9-XI-1894 †Sueca, 24-IX-1936).

12. Beato Enrique juan requena, Coadjutor de Enguera (* Aielo de Malferit, 2-III-1903 †Picadero de Paterna, 29-XII-1936). Martirizado junto con su párroco (n. l).

13. Beato Elías carbonell mollá, Coadjutor de Cocentaina (*Cocentaina, Alicante, 20-XI-1869 †Sax, Alicante, dióc. Orihuela, 2-X-1936). Martirizado junto con su hermano Juan (n. 14).

14. Beato Juan Carbonell Mollá, Coadjutor de Cocentaina (*Cocentaina, Alicante, 6-VI-1874 †Sax, Alicante, dióc. Orihuela, 2-X-1936). Martirizado junto con su hermano Elías (n. 13).

15. Beato Pascual Penadés Jornet, Regente de Bélgida (* Montaverner, 3-1-1894 †Puerto de Cárcer, 15-IX-1936).

16. Beato Salvador Ferrandis Seguí, Párroco de Pedreguer (* L´Orxa, Alicante, 25-V-1880 †Carretera del Vergel, Alicante, 3-VIII-1936).

17. Beato José Toledo Pellicer, Coadjutor de Banyeres (*Llaurí, 15-VII-1909 †El Saler de Valencia, 10-VIII-1936).

18. Beato Fernando García Sendra, Cura de Sagra (*Pego, Alicante, 31-III 1905 †La Pedrera de Gandía, 18-IX- 1936).

19. Beato José García Mas, Capellán del Ecce-Homo de Pego (* Pego, Alicante, 11-VI-1896 †La Pedrera de Gandía, 18-IX-1936).

20. Beato José María Segura Penadés, Coadjutor de Ontinyent (* Ontinyent, 13-X- 1896 †Genovés, 11 -IX- 1936).

21. Beato Salvador Estrugo Solves, Capellán del Hospital de Alberic (* Alzíra, 12-X- 1862 † Alberie, 10-VIII- 1936).

22. Beato Vicente Sicluna Hernández, Párroco de Navarrés (* Valencia, 30-IX-1859 †Bolbaite, 22-IX-1936).

23. Beato Vicente María Izquierdo Alcón, Párroco de La Pobla de Farnals (* Mosqueruela, Teruel, 25-V-1891 †Rafelbunyol, 18-VIII-1936).

24. Beato José María Ferrándiz Hernández, Arcipreste de Alcoi (* El Camp de Mirra, Alicante, 11-VIII-1879 †Rotglá, 24-IX-1936).

25. Beato Francisco Ibáñez Ibáñez, Abad de la Colegiata de Xátiva (*Penáguila, Alicante, 22-IX-1876 †Llosa de Ranes, 19-VIII-1936).

26. Beato José González Huguet, Párroco de Cheste (*Alaquás, 23-1-1874 †Ribarroja, 12-X-1936).

27. Beato José Fenollosa Alcayna, Canónigo de la Colegiata de San Bartolomé, de Valencia (* Rafelbunyol, III-1903 †Sagunto, 27-IX-1936).

28. Beato Félix Yuste Cava, Párroco de San Juan y San Vicente, de Valencia (*Chulilla, 21-II-1887 †El Saler de Valencia, 14-VIII-1936).

29. Beato Vicente Pelufo Corts, Capellán de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, de Alzíra (* Alzira, 26-11-1868 †11-IX-1936).

30. Beato José Canet Giner, Vicario de Catamarruch (*Bellreguard, 24-VIII-1903 †La Pedrera de Gandía, 4-X-1936).

31. Beato Francisco Sendra Ivars, Cura Regente de Calpe (*Benissa, Alicante, 23-1V-1899 Teulada, Alicante, 4-1X-1936).

32. Beato Diego Llorca Llopis, Coadjutor de Benissa (* Oliva, 2-VII- 1896 †Gata de Gorgos, Alicante, 6-1X- 1936).

33. Beato Alfonso Sebastiá Vinals, Director de la Escuela de Formación Social de Valencia (* Valencia, 27-V-1910 †Paterna, 1-IX-1936).

34. Beato Germán Gozalbo Andreu, Misacantano de Torrent (* Torrent, 30-VIII-1933 †Monserrat, 22-IX-1936).

35. Beato Gonzalo Viñes Masip, Canónigo de la Colegiata de Xátiva (* Xàtiva, 19-I-1883 †Valles, 10-XII- 1936).

36. Beato Vicente Rubiols Castelló, Cura Párroco de La Pobla Llarga (*Gandía, 13-III-1874 †La Pobla Llarga, 4-VIII-1936).

37. Beato Antonio Silvestre Moya, Cura Ecónomo de Santa Tecla, de Xàtiva (*L´Ollería, 26-X-1892 †El Saler de Valencia, 7-VIII-1936).

MUJERES DE ACCIÓN CATÓLICA

38. Beata Amalia Abad Casasempere. Viuda y madre de dos hijas. Dedicada a sus labores. (*Alcoi, Alicante, 11-XII-1897 †Beníllup, Alicante, 21-IX-1936).

39. Beata Ana María Aranda Riera. Soltera. Sus labores. (* Denia, Alicante, 24-1-1888 †Paterna, 14-X-1936).

40. Beata Florencia Caerols Marúnez. Soltera. Obrera textil. Caudete, Albacete, 20-II-1890 †Rotglá Corbera, 2-X-1936).

41. Beata María Climent Mateu. Martirizada junto con su madre. Sus labores. (Xàtiva, 13-V-1887 †20-VIII- 1936).

42. Beata Társila Córdoba Belda. Madre de tres hijos fallecidos, viuda. Sus labores. (*Sollana, 8-V-1861 †Algemesí, 17-X-1936).

43. Beata Francisca Cualladó Baixauli. Soltera. Modista (* Valencia 3-XII-1890†Benifaió, 19-IX-1936).

44. Siervade Dios María Teresa Ferraguid Roig. Martirizada a sus 83 añosjunto con sus cuatro hijas, religiosas de clausura (n. 117, 118, 119 y 122).Sus labores. (* Algemesí, 14-1-1853 †Alzira 25-X-1936).

45. Beata Luisa María Frias Cañizares. Soltera. Profesora de la Universidad de Valencia. (* Valencia, 20-VI-1896 †Paterna, 6-XII-1936).

46. Beata Encarnación Gil Valls. Soltera. Maestra nacional. (* Ontinyent, 27-1-1888 †Ollería, 24-IX-1936).

47. Beata María Jordá Botella. Soltera. Sus labores. (* Alcoi, Alicante, 26-1-1905 †Benifállím, Alicante, 27-IX-1936)

48. Beata Hermínia Martínez Amigó. Martirizada junto con su marido. Sus labores. (*Puzol, 31-VII-1887 †Gilet, 26-IX-1936).

49. Beata María Luisa Montesinos Orduna. Martirizada junto con su padre, sus tres hermanos y su tío. Sus labores. (* Valencia, 3-III-1901†Picassent, 31-1-1937).

50. Beata Josefina Moscardó Montalvá. Soltera. Sus labores. (* Alzira, 10-1V-1880 †22-1X-1936).

51. Beata María del Olvido Noguera Albelda. Sus labores. (* Carcaixent, 30-XII-1903 †Benífairó de Valldigna, 30-XI-1936.

52. Beata Crescencia Valis Espí. Martirizada junto con sus tres hermanas. Sus labores. (*Ontinyent, 9-VI-1863 † 20-1X-1936).

53. Beata María de la Purificación Vidal Pastor. Soltera. Sus labores. (* Alzira, 14-IX-1892 † Corbera, 21-IX-1936).

54. Beata María del Carmen Viel Ferrando. Soltera. Sus labores. (* Sueca, 27-XI-1893 †El Saler de Valencia, 4-XI-1936).

55. Beata Pilar Villalonga Villalba. Soltera. Sus labores (* Valencia, 22-1-1891 †Burjassot, 11-XII-1936).

56. Beata Sofia Ximénez Ximénez. Viuda, madre de dos hijos. Sus labores. Martirizada junto con su hermana Puri­ficación, religiosa (n. 204) y con otra religiosa (n. 205). (* Valencia, 15-X-1876 †Paterna, 23-IX-1936).

HOMBRES Y JÓVENES DE ACCIÓN CATÓLICA

57. Beato Rafael Alonso Gutiérrez. Casado, padre de seis hijos. Administrador de correos. (* Ontinyent, 14-VI-1890 †Agullent, 11-VIII-1936). Martirizado junto con Carlos Díaz (n. 60).

58. Beato Marino Blanes Giner. Casado, padre de nueve hijos. (* Alcoi, Alicante, 17-IX-1888 †8-IX-1936).

59. Beato José María Corbín Ferrer. Soltero. Univer­sitario. (* Valencia, 26-XII-1914 †Santander, en el barco-prisión "Alfonso Pérez", 27-XII-1936).

60. Beato Carlos Díaz Gandía. Casado, padre de una niña de ocho meses. (* Ontinyent, 25-XII- 1907 †Agullent, 11 -VIII- 1936). Martirizado junto con Rafael Alonso (n. 57)

61. Beato Salvador Damián Enguix Garés. Viudo, padre de seis hijos. Veterinario. (* Alzira, 27-IX- 1862 †29-X- 1936).

62. Beato Ismael Escrihuela Esteve, Casado, padre de tres hijos. (* Tavernes de Valldigna, 20-V-1902 †Picadero de Paterna 9-IX-1936).

63. Beato Juan Bautista Faubel Cano. Casado, padre de tres hijos. Pirotécnico. (* Llíria, 3-I-1889 †Paterna, 28-VIII-1936).

64. Beato José Ramón Ferragud Girbés.Casado, padre de ocho hijos. Labrador. (*Algemesí, 10-X-1887 †Alzira, 24-IX-1936).

65. Beato Vicente Galbis Gironés. Casado, padre de un hijo. Abogado. (* Ontinyent, 9-IX-1910 † Benisoda, 21-IX-1936).

66. Beato Juan Gonga Marúnez. Soltero. Oficinista. (* Carcaixent, 25-111-1911 begin_of_the_skype_highlighting              25-111-1911      end_of_the_skype_highlighting †Simat de Valldigna, 13-XI-1936).

67. Beato Carlos López Vidal. Casado, sin hijos. Segundo sacristán de la Colegiata de Gandía. (* Gandía, 15-XI- 1894 †La Pedrera de Gandía, 6-VIII- 1936).

68. Beato José Medes Ferrís. Casado, sin hijos. Martirizado junto con sus tres hermanos religiosos. (* Algernesí, 13-1-1885 †Alcudia de Carlet 12-XI-1936).

69. Beato Pablo Meléndez Gonzalo. Abogado y periodista. Casado, padre de diez hijos. Martirizado junto con su hijo Alberto. (* Valencia, 7-XI-1876 †Castellar, 23-XII-1936).

70. Beato José Perpiñá Nácher. Casado. Telegrafista y abogado. (* Sueca, 22-II-1911 †Picadero de Paterna, 29-XII-1936).

71. Beato Arturo Ros MONTALT. Casado y padre de seis hijos, Trabajador de la yutera. (* Vinalesa, 26-X-1901 † Moncada, 28-VIII-1936).

72. Beato Pascual Torres Lloret. Casado y padre de cuatro hijos. Constructor. (*Carcaixent, 23-I-1885 †6-IX-1936).

73. Beato Manuel Torró Garúa. Casado, sin hijos. Aparejador. (* Ontinyent, 2-VII-1902 †Benisoda, 21-IX-1936).

74. Beato José María Zabal Blasco. Casado, padre de tres hijos. Empleado de la Estación del Norte de Valencia. (* Valencia, 20-III-1898 † Picadero de Paterna 8-XII-1936).

CAUSA DE LA ORDEN DE PREDICADORES
(DOMINICOS) O.P.

(Decreto del 20 de diciembre de 1999)

Este grupo comprende 18 frailes predicadores de la provincia religiosa de Aragón, la cual fue erigida en 1301. A esta provincia pertenecieron San Vicente Ferrer, San Luis Bertrán y los beatos Dalmacio Moner y Francisco Coll.

Son los primeros dominicos españoles víctimas de la persecución religiosa de la II República española elevados al honor de los altares.

Nueve de los nuevos beatos eran miembros del convento de Calanda (Teruel), entonces casa de Formación; cinco de Valencia y cuatro de Barcelona.

A ellos se unen dos sacerdotes de la archidiócesis de Zaragoza.

75. Beato Jacinto Serrano López, vicario provincial (*´ Urrea de Gaén, Teruel, dióc. Zaragoza, 30-VII- 1901 †Puebla de Híjar, Teruel, 25-XI-1936).

76. Beato Luis Urbano Lanaspa, vicario provincial. (* Zaragoza, 3-VI-1882 † Valencia, 25-VIII-1936).

77. Beato Constantino Fernández Álvarez (* La Vecilla, León, 7-11-1907 † Valencia, 29-VIII- 1936).

78. Beato Rafael Pardo Molina, cooperador (* Valencia, 28-X-1899 † 26-IX-1936).

79. Beato Lucio Martínez Mancebo, maestro de novicios (* Vegas del Condado, León, 28-VII-1902 † Calanda, Teruel, 29-VII-1936).

80. Beato Antonio López Couceiro (* El Ferrol, La Coruña, dióc. Mondoñedo-El Ferrol, 15-XI-1869 † Calanda, Teruel, 29-VII-1936).

81. Beato Felicísimo Díez González (* Devesa de Curueño, León, 26-XI-1907 † Calanda, Teruel 29-VII-1936).

82. Beato Saturio Rey Robles (* Devesa de Curueño, León, 21-XII-1907 †Calanda, Teruel 29-VII-1936).

83. Beato Tirso Manrique Melero (* Alfaro, La Rioja, dióc. Calahorra y La Calzada, 26-I-1877 †Calanda, Teruel, 29-VII-1936).

84. Beato Gumersindo Soto Barros, cooperador (* Amil, La Coruña, 2 1 -X- 1869 †Calanda, Teruel, 29-VII- 1936

85. Beato Lamberto De Navascués y de Juan, novicio, cooperador (* Zaragoza, 18-V-1911 † Calanda, Teruel, 29-VII-1936).

86. Beato José María Muro Sanmiguel (* Tarazona, Zaragoza, 26-X-1905 † Castelserás, Teruel , 30-VII-1936).

87. Beato Joaquín Prats Baltueña, novicio, clérigo (* Zaragoza, 5-III-1915 †Castelserás, Teruel, 30-VII-1936).

88. Beato Francisco Calvo Burillo (* Hijar, Teruel, 21-XI-1881 † 2-VIII-1936).

89. Beato Francisco Monzón Romeo (* Hijar, Teruel, 29-111-1912 † 29-VIII-1936).

90. Beato Ramón Peiró Victorí (* Aiguafreda, Barcelona, 7-III-1891 † El Morrot, Barcelona, 21-VIII-1936).

91. Beato José María Vidal Segú (* Secuita, Tarragona, 3-II-1912 † Barcelona, IX-1936)

92. Beato Santiago Meseguer Burillo (* Híjar, Teruel, 1-V-1885 † Barcelona, XI-1936).

Sacerdotes de la archidiócesis de Zaragoza, incluidos en el proceso de los dominicos:

93. Beato Manuel Albert Ginés, coadjutor de Calanda. (* Calanda, Teruel, 3-X-1867 †29-VII-1936).

94. Beato Zósimo Izquierdo Gil, párroco de Castelserás (* Víllahermosa del Campo, 17-XII-1895 †Castelserás, 30-VII-1936).

CAUSA DE LA ORDEN FRANCISCANA
DE LOS FRAILES MENORES (O.F.M.)

(Decreto del 20 de diciembre de 1999)

95. Beato Pascual Fortuño Almela. Vicario del convento de Santo Espíritu del Monte. (*Villarreal de los Infantes, Castellón, dióc. Segorbe-Castellón, 5-III- 1886 † 7-IX-1936). Martirizado con un golpe de machete en el pecho.

96. Beato Plácido García Gilabert (* Benitachell, Alicante, dióc. Valencia, 1-I-1895 † Denia, Alicante, dióc. Valencia, 16-VIII-1936). Fue atrozmente mutilado y asesinado.

97. Beato Alfredo Pellicer Muñoz. Estudiante de Teología. (* Bellrreguard 10-IV-1914 † 4-X-1936). Fusilado.

98. Beato Salvador Mollar Ventura. Sacristán del colegio de Benissa. (* Manises 27-III-1896 † Paterna, 26-X-1936. Fusilado.

CAUSA DE LA ORDEN FRANCISCANA
DE LOS FRAILES MENORES CONVENTUALES
(O.F.M.Conv.)

(Decreto del 26 de marzo de 1999)

Estos seis mártires eran miembros de la comunidad religiosa de Granollers (Barcelona), la única que la Orden de los Frailes Menores Conventuales había erigido en España a principios del siglo XX, después de la supresión llevada a cabo por el rey Felipe II en 1567.

La violenta persecución que se levantó en el verano de 1936 sorprendió a los religiosos en sus puestos de trabajo, dispuestos a confesar su fidelidad a Cristo. En la tarde del 20 de julio, los milicianos de la F.A.I. quemaron la iglesia y el convento, mientras que todos los religiosos se dispersaron y buscaron refugio junto a amigos y bienhechores. Sin embargo, muy pronto fuero descubierto y, en fechas distintas, del 27 de julio a los primeros días de septiembre, fueron arrestados, encarcelados, juzgados sumariamente y, en fin, matados por el simple hecho de ser religiosos y sacerdotes franciscanos.

99. Beato Modesto Vegas Vegas. Sacerdote. (* La Serna, Palencia, 24-II-1912 † Llisa, Barcelona, 27-VII-1936)

100. Beato Dionisio Vicente Ramos. Sacerdote. (* Caudé, Teruel, 9-X-1871 † Granollers, Barcelona, 31-VII-1936). Martirizado junto con el siguiente.

101. Beato Francisco Remón Játiva. Hermano. (* Caudé, Teruel, 22-IX-1890 † Granollers, Barcelona, 31-VII-1936.

102. Beato Alfonso López López. Sacerdote. (* Secorún, Huesca, dióc. Jaca, 16-XI-1878 †Samalús, Barcelona, 3-VIII-1936). Martirizado junto con el siguiente.

103. Beato Miguel Remón Salvador. Hermano. (* Caudé, Teruel, 17-IX-1907 †Samalús, Barcelona, 3-VIII-1936).

104. Beato Pedro Rivera Rivera. Sacerdote. (* Villacreces, Valladolid, 3-IX-1912 † Barcelona, 1-IX-1936

CAUSA DE LA ORDEN FRANCISCANA
DE LOS FRAILES MENORES CAPUCHINOS
(O.F.M.Cap.)

(Decreto del 20 de diciembre de 1999)

En el grupo de los Mártires españoles de la Orden de los Frailes Capuchinos, hay 12 religiosos y 5 monjas clarisas Capuchinas. Los Capuchinos sacerdotes y hermanos, pertenecían todos a la Provincia religiosa de la « Preciosísima Sangre de Cristo » de Valencia, y fueron asesinados en distintos lugares, sin hacerles ningún proceso formal previo.

Todos ellos de edades diferentes que van de los 23 a los 80 años de edad, provenientes de las distintas fraternidades de la Provincia Religiosa, empeñados en trabajos y apostolados diversos, predicadores, confesores, profesores formadores, otros empeñados en los trabajos de servicio a la fraternidad y a la gente que se acercaba al Convento.

Se trata de los primeros Capuchinos españoles martirizados durante la persecución del 1936-1939 que son Beatificados.

A este grupo se añade una monja agustina hermana de tres de las Capuchinas con su madre que quiso estar junto a sus hijas hasta la muerte.

105. Beato Aurelio de Vinalesa (José Ample Alcaide). Sacerdote. (* Vinalesa, 3-II-1896 † Barranco de Carraixet, 28-VIII-1936).

106. Beato Ambrosio de Benaguacil (Luis Valls Ma­tamales). Sacerdote. (* Benaguasil, 3-V-1870 † Carretera de Valencia a Barcelona, 24­VIII-1936).

107. Beato Pedro de Benisa (Alejandro Mas Ginester). Sacerdote. (* Benissa, Alicante, 11 -XII- 1876 † Denia, Alicante, 26-VIII- 1936).

108. Beato Joaquín de Albocácer (José Ferrer Adell). Sacerdote. (* Albocásser, Castellón, 23-IV-1879 † Carretera de Puebla Tornesa a Villafamés, Castellón, 30-VIII- 1936).

109. Beato Modesto de Albocácer (Modesto García Martí). Sacerdote. (* Albocásser, Castellón, 18-I-1880 †13-VIII-1936).

110. Beato Germán de Carcagente (Jorge María Garrigues Hernández). Sacerdote. (*Carcaixent, 12-II-1895 †Carcaixent, junto al puente del Júcar, 9-VIII-1936).

111. Beato Buenaventura de Puzol (Julio Esteve Flores).Sacerdote. (* Puzol, 9-X-1897 † 26-IX-1936).

112. Beato Santiago de Rafelbuñol (Santiago Mestre Iborra). Sacerdote. (* Rafelbuñol, Valencia, 10-IV-1909 † Gilet, Valencia, 29-IX-1936).

113. Beato Enrique de Almazora (Enrique García Beltrán), Diácono. (*Almassora, Castellón, 16-III-1913 † Pedrera de Castellón) 16-VIII-1936).

114. Beato Fidel de Puzol (Mariano Climent Sanchis). Hermano. (* Puzol, Valencia, 8-I-1856 - Sagunto, Valencia, 27 septiembre 1936

115. Beato Berard de Lugar Nuevo de Fenollet (José Bleda Grau) Hermano. (* Lloch Nou de Fenollet, 23-VII-1867 †Genovés, 4-IX-1936)

116. Beato Pacífico de Valencia, lego (Pedro Salcedo Puchades). Hermano. (* Castellar, 24-II-1874 † Monteolivete, 12-X-1936).

Cinco religiosas capuchinas de la Orden de Santa Clara Monasterio de Agullent, incluidas en este proceso:

117. Beata María Jesús (María Vicenta Masiá Ferragud, (* Algemesí, 12-I-1882 - Cruz Cubierta de Alzira, 25 octubre 1936

118. Beata María Verónica (María Joaquina Masiá Ferragud) (* Algemesí, 15-VI-1884 - Idem).

119. Beata María Felicidad (María Felicidad Masiá Ferragud) (* Algemesí, 28-VIII-1890 - Idem).

Estas tres eran religiosas clarisas y fueron martirizadas junto con su anciana madre (n. 44) y otra hermana religiosa, agustina descalza (n. 122).

120. Beata Isabel Calduch Rovira (* Alcalá de Chivert, Castellón, dioc. Tortosa, 9-V-1882 † Cuevas de Vinromá, Castellón, dióc. Tortosa, 14 abril 1937). Del monasterio de Castellón de la Plana.

121. Beata Milagros Ortells Gimeno (* Valencia, 29-XI-1882 - Picadero de Paterna, 20 noviembre 1936). Del monasterio de capuchinas de la calle de Ruzafa, de Valencia.

122. Beata Josefa de la Purificación Masiá Ferragud. Agustina descalza (en el siglo: María Josefa Ramona). (* Algemesí, 1887). Martirizada el 25-X-1936 junto con su anciana madre (n. 44) y sus tres hermanas religiosas clarisas (n. 117, 118, 119).

CAUSA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
(JESUITAS) S.J.

(Decreto del 20 de diciembre de 1999)

Los Beatos Mártires jesuitas pertenecían al territorio de la Provincia de Aragón de entonces; eran siete padres y cuatro hermanos. A ellos se añade un laico, D. Luis Campos Górriz, antiguo alumno, congregante mariano y dirigente nacional de Acción Católica.

La Compañía de Jesús estaba legalmente disuelta en España desde 1932; los novicios y los jóvenes en formación, con sus profesores y formadores fueron acogidos por diversas provincias europeas y pudieron proseguir en ellas su formación. Un número apreciable de padres y hermanos continuaron viviendo dispersos y en clandestinidad, realizando sus ministerios con grandes dificultades y en medio de circunstancias adversas. A partir del comienzo de la guerra civil (julio 1936) la persecución religiosa se hizo más intensa y sus vidas estaban en peligro. De hecho, más de un centenar de jesuitas sufrieron el martirio durante esos años.

Entre los que la Iglesia se dispone ahora a beatificar había superiores de comunidad y operarios, enfermeros y electricistas, rectores y profesores de Colegios, un eminente profesor de Derecho Canónico, directores de Congregaciones Marianas, así como los que se dedicaban con especial predilección a los más pobres y a trabajar con la juventud obrera. Sabían que sus vidas estaban en peligro, se les ofreció ocultarse o huir, pero prefirieron permanecer consolando a sus hermanos, celebrando la eucaristía y el ministerio de conciliación. Testimoniaron su fidelidad a Cristo y a su Iglesia no ocultaron su identidad de religiosos y jesuitas, ofreciendo sus personas a seguir al Rey eternal en la pena hasta el derramamiento de la sangre.

123. Beato Tomás Sidar Fortiá (* Girona, 1866 - Cruz Blanca, carretera de Albaida a Gandía, 19-VIII-1936), superior de la residencia de Gandía.

124. Beato Constantino Carbonell Sempere (* Alcoi, 1866 - Tavernes de Valldigna, Valencia, 23 agosto 1936)

125. Beato Pedro Gelabert Amer (* Manacor, Mallorca, 1887 - Tavernes de Valldigna, Valencia, 23-VIII-1936).

126. Beato Ramón Grimaltós Monllor (* La Pobla Llarga, Valencia, 1861 - Tavernes de Valldigna, 23 agosto 1936).

127. Beato Pablo Bori PUIG (* Vilet de Maldá, Lérida, 1864 - Benimaclet, 29 septiembre 1936).

128. Beato Vicente Sales Genovés (* El Grao de Valencia, 1881 - Picadero de Paterna, 29 septiembre 1936).

129. Beato José Tarrats Comaposada (* Manresa, Barcelona, 1878 - Barcelona, 28 septiembre 1936).

130. Beato Darío Hernández Morató (* Buñol, 1880 - Paterna, 29 septiembre 1936).

131. Beato Narciso Basté Basté (* San Andrés de Palomar, Barcelona, 1866 - Paterna, 15 octubre 1936).

132. Beato Alfredo Simón Colomina (* Valencia, 1877 - Paterna, 29 noviembre 1936).

133. Beato Juan Bautista Ferreres Boluda (* L´Ollería, 1861 - Cárcel de San Miguel de los Reyes de Valencia, 29 diciembre 1936). Murió víctima de los sufrimientos padecidos antes de que llegaran los asesinos.

134. Beato Luis Campos Górriz, Congregante mariano y antiguo alumno de los Jesuitas (* Valencia, 1905 - Picadero de Paterna, 28-XI-1936).

CAUSA DE LA SOCIEDAD SALESIANA
DE SAN JUAN BOSCO (SALESIANOS) S.D.B.

(Decreto del 20 de diciembre de 1999)

Los Salesianos martirizados en la España republicana fueron 88, a los que se añaden dos Salesianas y cinco seglares Cooperadores. La mayoría fueron asesinados por separado o en grupos reducidos en lugares, situaciones y fechas muy diferentes, a causa de la dispersión obligada en diversos domicilios muchas veces en grandes ciudades. La mayor parte murieron sin ningún juicio previo, pocos con uno de mero trámite, y sólo nos consta un juicio formal en el Tribunal de Espionaje y Alta Traición de Barcelona: en él fue condenado a muerte el sacerdote don Julio Junyer Padern el 23 de marzo de 1938, sentencia que se cumplió al ser fusilado en los fosos de Montjuïe el 26 de abril de 1938.

La Provincia Salesiana Tarraconense en aquellas fechas abarcaba: Cataluña, Valencia, Baleares y Aragón. Un buen grupo de sus religiosos se hallaba en el Colegio Salesiano de Valencia, de la calle Sagunto, practicando los Ejercicios Espirituales que todos los hijos del Beato Don Bosco solían tener cada verano. Recordaremos primero a los salesianos sacrificados junto con el Provincial, después a los que sufrieron la muerte en Barcelona y por último a otros dispersos en otras diócesis.

El primer grupo de Salesianos martirizados está formado por nueve religiosos de la Comunidad de Valencia, detenidos todos ellos en julio de 1936 y ejecutados en lugares distintos:

135. Beato José Calasanz Marqués. Sacerdote, Inspector de la Provincia Tarraconense. (* Azanuy, Huesca, 23-XI-1872 † Valencia 29-VII-1936)

136. Beato Jaime Buch Canals. Coadjutor. (* Bescanó, Girona, 9-IV-1889 † El Saler de Valencia, 31-VII-1936).

137. Beato Juan Martorell Soria. Sacerdote. (* Picassent, Valencia, 1-IX-1889 †Valencia, 10-VIII-1936).

138. Beato Pedro Mesonero Rodríguez. Clérigo. (* Aldearrodrigo, Salamanca, 29-V-1912 † El Vedat de Torrent VIII-1936).

Los cinco que siguen, después de haber pasado algunos meses en San Miguel de los Reyes y en la Cárcel Modelo de Valencia, fueron fusilados en el Picadero de Paterna el 9 de diciembre de 1936.

139. Beato Antonio Marún Hernández. Sacerdote (* Calzada de Béjar, Salamanca, 18-VII-1885).

140. Beato Recaredo de los Ríos Fabregat. Sacerdote. (* Bétera, Valencia, 11-I-1893).

141. Beato Julián Rodríguez Sánchez. Sacerdote. (* Salamanca, 16-X-1896).

142. Beato José Giménez López. Sacerdote. (* Cartagena, Murcia, 31-X-1904).

143. Beato Agustín García Calvo. Coadjutor. (* Santander, 3-II-1905).

A la Comunidad Salesiana de Alcoi (Alicante) pertenecían:

144. Beato José Otín Aquilé. Sacerdote. (* Huesca, 22-XII-1901 † Valencia, 1-XI-1936).

145. Beato Alvaro Sanjuan Canet. Sacerdote. (* Alcocer de Planes, Alicante, 26-IV-1908 † Villena, 2-X-1936).

Pertenecían a la Comunidad Salesiana de Sarriá (Barcelona):

146. Beato Francisco Bandrés Sánchez. Sacerdote. (* Hecho, Huesca, 24-1V-1896 †Barcelona, 3-VIII-1936).

147. Beato Sergio Cid Pazo. Sacerdote. (* Allariz, Orense, 24-IV-1884 †Barcelona, 30-VII-1936).

148. Beato José Batalla Parramón. Sacerdote. (* Abella, Lleida, 15-1-1873 † Barcelona, 4-VIII-1936).

149. Beato José Rabasa Bentanachs. Sacerdote. (* Noves (Lleida), 26-VII-1862 †Barcelona, 8-VIII-1936).

150. 150. Beato Gil Rodicio Rodicio. Coadjutor. (* Requejo, Orense, 20-III-1888 † Barcelona, 4.VIII.1936).

151. Beato Angel Ramos Velázquez. Coadjutor. (* Sevilla, 9-III-1876 † Barcelona, 11-X- 1936)

152. Beato Felipe Hernández Martínez. Estudiante de Teología. (* Villena, Alicante, 14-III-1913 † Barcelona, 27-VII-1936).

153. Beato Zacarías Abadía Buesa. Clérigo. (*Almuniente, Huesca, 5-XI-1913 †Barcelona, 27-VII-1936).

154. Beato Jaime Ortiz Alzueta. Coadjutor. (* Pamplona, 24-V-1913 † Barcelona, 27-VII-1936).

155. Beato Javier Bordás Piferer. Clérigo. (* San Pol de Mar, Barcelona, 24-IX-14 †Barcelona, 23-VII-1936).

156. Beato Félix VIVET TRABAL. Clérigo. (* San Félix de Torelló, Barcelona, 23-I-1911 † Esplugues, Barcelona, 25-VIII-1936).

157. Beato Miguel Domingo Cendra. Clérigo. (* Caseres, Tarragona, 1-III- 1909 †Prat de Compte, Tarragona, 12-VIII-1936).

De la Comunidad Salesiana del Tibidabo, de Barcelona:

158. Beato José Caselles Moncho. Sacerdote. (* Benidoleig, Alicante, 8-VIII-1907 † Barcelona, 27-VII-1936).

159. Beato José Castell Camps. Sacerdote. (* Ciudadela, Menorca, 12-X-1902 †Barcelona, 28-VII-l936).

De la Comunidad Salesiana de la calle de Rocafort, de Barcelona:

160. Beato José Bonet Nadal. Sacerdote. (* Santa María de Montmagastrell, Lleida, 26-XII-1875 † barcelona, 13-VIII-1936).

161. Beato Jaime Bonet Nadal. Sacerdote. (* Santa María de Montmagastrell, Lleida, 4-VIII-1884 † Tárrega, 18.VIII.1936). Primo hermano del anterior.

De la Comunidad Salesiana de Sant Vicent dels Horts, Barcelona:

162. Beato Alejandro Planas Saurí Fiel laico, célibe. (* Mataró, Barcelona, 31-X-1878 †Garraf, 19-XI-1936) Conocido como El Sord, por lo que no pudo profesar salesiano, aunque lo fue por voluntad y dedicación.

163. Beato Elíseo García GarcíA. Coadjutor. (* El Manzano, Salamanca, 25-VIII-1907 † Garraf, 19-XI-1936)

De la comunidad Salesiana de Girona:

164. Beato Julio Junyer Padern. Sacerdote. (* Vilamaniscle, Girona, 30-X-1892 †Monjuic, 26-IV-1938). Condenado a muerte el 23-X-1938, por el Tribunal de Espionaje y Alta Traición, que manifestó su odio al sacerdote.

El 6 de septiembre de 1936 alcanzaron el Martirio en Barcelona dos Hijas de María Auxiliadora, del colegio de Santa Dorotea de Sarriá (Barcelona), unidas en su renuncia a la libertad para atender a una hermana enferma, unidas también al dar la vi Cristo:

165. Beata María del Carmen Moreno Benítez, f.m.a. (* Villamartín, Cádiz, 1885).

166. Beata María Amparo Carbonell Muñoz, f.m.a (* Alboraia, Valencia, 9-XI-1893).

CAUSA DE LOS TERCIARIOS CAPUCHINOS
DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES T. C.
(Decreto del 18 de diríembre de 2000)

Guiado por el Espíritu, el padre Luis Amigo dijo a sus seguidores: Vosotros, zagales del Buen Pastor, sois los que habéis de ir en pos de la oveja descarriada hasta volverla al aprisco. Y no temáis perecer en los despeñaderos y precipicios en que os habréis de poner para salvar la oveja perdida; ni os arredren zarzales ni emboscadas. Les confió así la misión de ser, entre los niños y jóvenes desadaptados, testigos del amor misericordioso de Cristo, que vino a buscar al que estaba perdido.

Y consciente, además, de que el amor se testifica desviviéndose por la persona amada, les invitó a que estuviesen dispuestos a sacrificar incluso la propia vida en el servicio a sus muchachos. Y al trasluz de la estampa del Buen Pastor, la vida de los diecinueve amigonianos beatificados cobra un significado especial. Algo similar sucede también con la vida de la laica amigoniana Carmen García Moyón. A mediados de aquel año 1936, obligados por las autoridades, tuvieron que abandonar muchas de las instituciones que regían en favor del menor desadaptado. La mayoría de sus co­munidades fueron dispersadas y sus bienes patrimoniales enajenados, cuando no destruidos.

Todos ellos, -con su actitud de dar libremente la vida y de afrontar los últimos momentos de pie, como María, y con las sandalias puestas, al estilo de quien no huye ante las dificultades- constituyen un acabado ejemplo de lo que significa ser zagal del Buen Pastor.

167. Beato Vicente Cabanes Badenas. Sacerdote. (* Torrente, 25-II-1908 †Bilbao, 30-VIII-1936). Después de haberle disparado cuatro tiros lo dejaron por muerto, pero pudo ser llevado al hospital de Basurto, donde murió.

168. Beato José Arahal de Miguel (Bienvenido María de Dos Hermanas). Sacerdote. (* Dos Hermanas, Sevilla, 17-VI-1887 †Madrid, 1-VIII-1936). Fue martirizado bárbaramente, abierto en canal y expuesto su cuerpo al público.

169. Beato Salvador Chullá Ferrandis (Ambrosio María de Torrente). Sacerdote. (*Torrente, Valencia, 16-IV-1866 † Torrente, 18-IX-1936).

170. Beato Manuel Ferrer Jordá (Benito María de Burriana). Hermano. (* Burriana, Castellón, 26-XI-1872 † Masía de Calabra Turís, 16-IX-1936).

171. Beato Crescencio García Pobo. Sacerdote. (* Celadas, Teruel, 15-IV-1903 † Madrid, 3-X-1936).

172. Beato Vicente Gay Zarzo (Modesto Modesto María de Torrente). Hermano. (* Torrente, Valencia, 19-I-1885 † Torrente, 18-IX-1936).

173. Beato Urbano Gil Sáez (* Albarracin, Teruel, 9-111-1901 † La Pobla de Vallbona, Valencia, 23-VIII-1936).

174. Beato Agustín Hurtado Soler (Domingo Miaría de Alboraya). Sacerdote. (*Alboraya, 28-VIII-1872 † Madrid, 15-VIII-1936).

175. Beato Vicente Jaunzarás Gómez (Valentín María de Torrente). Sacerdote. (* Torrente, Valencia, 6-III-1896 † Torrente, 18-IX-1936).

176. Beato Salvador Ferrer Cardet (Laureano María de Burriana). Sacerdote (* Burriana, Castellón, 13-VIII-1884 † Masiá de Calabra 16-IX-1936).

177. Beato Manuel Legua Martí (León María de Alacuás). Sacerdote. (* Alacuás, Valencia, 23-IV-1875 † Madrid, 26-IX-1936).

178. Beato Justo Lerma Marúnez (Francisco María de Torrente). Hermano. (* Torrente, Valencia, 12-XI-1886 - Torrente, 18-IX-1936).

179. Beato José María Llópez Mora (Recaredo María de Torrente). Hermano. (* Torrente, Valencia, 22-VIII-1874 † Torrente, 18-IX-1936).

180. Beato José Llosá Balaguer. Hermano. Benaguacil, Valencia, 23-VIII-1901 †Benisanó, Valencia, 7-X-1936).

181. Beato Pablo Martínez Robles (Bernardino María de Andujar). Hermano. (* Andujar, Jaén, 28-I-1879 † Masiá de Calabra, Turís, 16-IX-1936).

182. Beato Florentin Pérez Romero. Sacerdote. (*Valdecuenca, Teruel, 14-III-1904 †La Pobla de Vallbona, Valencia, 23-VIII-1936).

183. Beato José María Sanchís Monpó (Gabriel María de Benifayó). Hermano. (*Benifayó, Valencia, 8-X-1858 † Benifayó, 16-VIII-1936).

184. Beato Francisco Tomás Serer. Sacerdote. (* Alcalalí, Alicante, 11-X-1911 † Madrid, 2-VIII-1936).

185. Beato Timoteo Valero Pérez. Sacerdote. (* Terriente, Teruel, 24-I-1901 †Vicalvaro, Madrid, 17-IX-1936).

Unida a este grupo, en el proceso canónico, está también:

186. Beata Carmela García Moyón. Cooperadora laica. (* Nantes, Francia, 13-IX- 1888 † Torrent, 30-1-1937). Después de haber intentado abusar de ella, los milicianos la rociaron de gasolina y la quemaron viva.

CAUSA DEL SACERDOTE
DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
(Dehoniano o Reparador) S.C.I.

(Decreto del 18 diciembre 2000)

187. Beato Mariano Juan María de la Cruz García Méndez (* San Esteban de los Patos, Ávila, 1891 † Silla, 23-VIII-1936). Párroco en la diócesis de Ávila desde 1916. En 1926 ingresó en la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús.

CAUSA DE LOS HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS
F.S.C. Y RELIGIOSAS CARMELITAS DE LA CARIDAD

(Decreto del 20 diciembre 1999)

188. Beato Leonardo Olivera Buera, Capellán del Colegio de la Bonanova (Barcelona). (* Campo, Huesca, dióc. Barbastro, 6-III-1889 † El Saler de Valencia 23-X-1936). Sacerdote de Zaragoza. Había sido Párroco de Movera en Puente Gallego.

Los tres religiosos siguientes eran hermanos que formaban parte de la Comunidad del Colegio de la Bonanova y fueron martirizados juntos el 23 de octubre de 1936 en Benimaclet (Valencia).

189. Beato Ambrosio León (Pedro Lorente Vicente) (* Ojos Negros, Teruel, dióc. Zaragoza, 7-I-1914).

190. Beato Florencio Martín (Alvaro Ibáñez Lázaro) (* Godos, Teruel, dióc. Zaragoza, 12-VI-1913).

191. Beato Honorato Andrés (Andrés Zorraquim Herrero) Los dos religiosos siguientes formaban parte de la Comunidad de Cambrils (Barcelona) y fueron martirizados juntos en Paterna (Valencia) el 22 de noviembre de 1936.

192. Beato Elías Julián (Julián Tormo Sánchez) (* Torrijo del Campo, 17-XI-1900).

193. Beato Bertrán Francisco (Francisco Lahoz Moli) (* Campos, Teruel, 14-XII-1912).

Estas nueve religiosas formaban la comunidad del Colegio-Asilo de la Purísima, de Cullera (Valencia). Fueron asesinadas todas juntas en la playa del Saler, cerca de Valencia, el 19 de agosto de 1936, por un grupo de milicianos armados, que les habían obligado a subir a un camión con la excusa de trasladarlas a Valencia, después de haber asaltado el colegio y haberlas sometido a violencias.

194. Beata Elvira Torrentallé Parairede la Natividad de Nuestra Señora (* Balsareny, Barcelona, 29-VI-1883). Superiora de la comunidad.

195. Beata Rosa Pedret Rullde Nuestra Señora del Buen Consejo (* Falset, Tarragona, 5-XII-1864). Murió en el camino cuando la llevaban el 18 de agosto, para asesinarla.

196. Beata María Calaf Miracle De Nuestra Señora de la Providencia (* Bonastre, Tarragona, 18-XII-1871).

197. Beata Francisca de Amezúa Ibaibarriagade Santa Teresa (* Abadiano, Vizcaya, 9-III-1881).

198. Beata María Desamparados Giner Lísterdel Santísimo Sacramento (*El Grao de Valencia, 13-XII- 1877).

199. Beata Teresa Chambó Palés de la Divina Pastora (* Valencia, 5-II-1889).

200. Beata Agueda Hernández Amorósde Nuestra Señora de las Virtudes (* Villena, Alicante, 5-I-1893).

201. Beata María Dolores Vidal Cervera de San Francisco JAVIER (* Valencia, 31-1-1895).

202. Beata María de las Nieves Crespo Lópezde la Santísima Trinidad (* Ciudad Rodrigo, Salamanca, 17-IX-1897).

Las tres religiosas siguientes fueron martirizadas otros en lugaresy fechas:

203. Beata Ascensión Lloret Marcode San José de Calasanz (* Gandía, 21-V-1879 †7-IX-1936). Martirizada junto con su hermano Salvador, escolapio.

204. Beata María de la Purificación Ximénez Ximénez deSan José (* Valencia, 3-II-1871 - Benicalap, Valencia, 23-IX-1936). Martirizada junto con su hermana Sofía Ximénez (n. 56) y el hijo de ésta, Luis, y con la siguiente.

205. Beata María Josefa del Río Messade Santa Soffía (*Tarragona, 29-IV-1895 - Benicalap, Valencia, 23-OX-1936)

Las siguientes doce religiosas, de la Comunidad de la Casa de la Misericordia, fueron detenidas en la Cárcel de Mujeres y después cargadas en un camión con la excusa de llevarlas a una guardería de niños evacuados, y fueron martirizadas todas juntas en el Picadero de Paterna (Valencia), el 24 de noviembre de 1936.

206. Beata Niceta Plaja, Xifrade San Prudencia (* Torrent, Girona, 31-X-1863), Superiora de la Casa Misericordia.

207. Beata Paula Isla Alonsode Santa Anastasia (* Villalaín, Burgos, 28-VI- 1863).

208. Beata Antonia Gosens Sáez de Ibarrade San Timoteo (* Vitoria, 17-I-1870).

209. Beata Daría Campillo Paniaguade Santa Sofia (* Vitoria, 1 1-IX-1873).

210. Beata Erundina Colino Vegade Nuestra Señora del Carmen (* Lagarejos, Zamora, dióc. Astorga, 23-VII-1883).

211. Beata Consuelo Cuñado Gonzálezdel Santísimo Sacramento (* Bilbao, 1-I-1884).

212. Beata Concepción Odriozola Zabaliade San Ignacio. (* Azpeitia, Guipúzcoa, dióc. Vitoria, 8-II-1882).

213. Beata Feliciana de Uribe Orbede Nuestra Señora del Carmen (* Múgica, Vizcaya, dióc. Vitoria, 8-III-1893).

214. Beata Concepción Rodríguez Fernándezde Santa Magdalena (* Santa Eulalia de las Manzanas, León, dióc. Oviedo, 13-XII-1895).

215. Beata Justa Maiza Goicoecheade la Inmaculada (* Ataún, Guipúzcoa, dióc. Vitoria, 13-VII-1897).

216. Beata Clara Ezcurra Urrutiade Nuestra Señora de la Esperanza (* Mondragón, Guipúzcoa, dióc. Vitoria, 17-VIII-1896).

217. Beata Cándida Cayuso Gonzálezde Nuestra Señora de los Ángeles (* Ubiarco, Santander, 5-I-1901).

CAUSA DE UNA RELIGIOSA SERVITA

(Decreto del 18 de diciembre de 2000)

218. Beata María Guadalupe Ricart Olmos. Del Monasterio Servita del Pie de la Cruz, de Valencia. (* Albal, Valencia, 23-II-1881 † Silla, Valencia, 2-X- 1936). Su cuerpo fue hallado monstruosamente destrozado y desfigurado.

CAUSA DE LAS RELIGIOSAS DE LAS ESCUELAS PÍAS
(ESCOLAPIAS)

(Decreto del 28 de junio de 1999)

Este grupo está formado por seis religiosas de la Congregación de Hijas de María, Religiosas de las Escuelas Pías y dos exalumnas uruguayas laicas. Así pues, ocho mujeres dedicadas exclusivamente a la educación humano-cristiana de las niñas y jóvenes, a la promoción de la mujer, según su carisma, fueron martirizadas. Éstas son:

219. Beata María del Niño Jesús (María Baldillou Bullit). (* Balaguer, Lleida, dioc. La Seu de Urgel 6-11-1905).

220. Beata Presentación de la Sda. Familia (Pascuala Presentación Gallén Martí). (* Morella, Castellón de la Plana, dióc. Tortosa, 20-XI-1872).

221. Beata María Luisa de Jesús (María Luisa Girón Romera). (* Bujalance, Córdoba, 25-VIII-1887).

222. Beata Carmen de San Felipe Neri (Nazaria Gómez Lezaun). (* Eulz, Navarra, dióc. Pamplona, 27-VII-1869)

223. Beata Clemencia de San Juan Bautista (Antonia Riba Mestres). (* Igualada, Barcelona, dioc. Vich, 8-X-1893).

Estas cinco escolapias del colegio de Valencia, dada la situación persecutoria y antirreligiosa reinante en la ciudad, buscaron refugio en un piso de la calle de San Vicente, que el 8 de aosto de 1936 fue asaltado por unos milicianos. En un coche fueron llevadas a la playa del Saler, donde al amanecer de ese mismo día sellaron con su sangre su vida de fidelidad al Señor.

224. Beata María de Jesús (María de la Encarnación de la Yglesia de Varo). (* Cabra, Córdoba, 25-III-1891).

225. Beata Dolores Aguiar-Mella Díaz. (* Montevideo, Uruguay, 29-III-1897). De madre uruguaya y padre español.

226. Beata Consuelo Aguiar-Mella Díaz. (* Montevideo, Uruguay, 29-III-1898).

Madre María de la Iglesia y la laica uruguaya Dolores Aguiar-Mella desde finales de julio de 1936 vivían refugiadas en un piso en Madrid. Su hermana Consuelo Aguiar-Mella con su familia Después de haber pasado estos dos meses entre atropellos, registros domiciliarios, todo tipo de amenazas y persecución, el 19 de septiembre de 1936, Dolores fue detenida en la calle. Dos horas más tarde unos milicianos fueron a buscar a M. María de la Iglesia al piso donde estaba refugiada. Consuelo Aguiar-Mella, que momento se encontraba allí para conocer lo que había pasado con su hermana, la acompañó. Por su fe y convicciones cristianas, claramente manifestadas, las tres fueron detenidas y martirizadas a las afueras de Madrid. Dolores y Consuelo Aguiar-Mella Díaz son las primeras Beatas del Uruguay.

CAUSA DE UNA RELIGIOSA DE LA CONGREGACIÓN
DE RELIGIOSAS DE MARÍA INMACULADA
MISIONERAS CLARETIANAS

(Decreto del 18 de diciembre de 2000)

227. Beata María Patrocinio Giner Gomisde San Juan (Tortosa, 4-I-1874 - Portichol de Tavernes de Valldigna, 13-XI-1936). Por muchos años formadora de las jóvenes generaciones de claretianas y educadora en Carcagente. Fundadora de la comunidad y colegio en Puerto de Sagunto, Sufrió la primera persecución el año 1931. Entregó la vida por Cristo y su Evangelio ofreciéndola por la paz y reconciliación.

CAUSA DE DOS HERMANITAS
DE LOS ANCIANOS DESAMPARADOS

(Decreto del 18 de diciembre de 2000)

Las dos religiosas pertenecían a la Comunidad de Requena (Valencia) y fueron martirizadas juntas en el término municipal de Buñol (Valencia) el 8 de septiembre de 1936.

228. Beata Josefa de San Juan Ruano García (* Berja, Almería, 11-VII-1854).

229. Beata Dolores de Santa Eulalia Puig Bonany (* Berga, Barcelona, 12-VII-1857).

CAUSA DE TRES TERCIARIAS CAPUCHINAS
DE LA SAGRADA FAMILIA

(Decreto del 18 de diciembre de 2000)

La forma de vida que las identificó como Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia fue el seguimiento de Jesucristo como menores y penitentes, según los ideales de San Francisco de Asís y el espíritu legado por el Venerable Padre Luis Amigo, reflejado en las actitudes del Buen Pastor en la misión especifica de las obras de misericordia, corporales y espirituales, con los más pobres y necesitados.

La Sagrada Familia de Nazaret, desde su vida oculta y sencilla fue para ellas modelo de oración, humildad, vida de famila y disponibilidad a la Voluntad de Dios hasta el martirio.

En el ejercicio humilde de su apostolado fueron sorprendidas por la persecución religiosa, encontrando la muerte en Puzol y Gilet, localidades de la Provincia de Valencia (España), donde demostraron la solidez de su fe y la fidelidad a sus compromisos.

230. Beata M. Victoria Quintana Argos (Rosario de Soano) (* Soano, Santander, 13-V-1866 † Puzol, Valencia, 22-VIII­1936)

231. Beata María Fenollosa Alcaina (Francisca Javier de Rafelbuñol) (*Rafelbuñol, Valencia, 24-V-1901 † Gilet, Valencia, 27-IX-1936)

232. Beata Manuela Fernández Ibero (Serafína de Occhovi) (Ochovi, Navarra, dióc. Pamplona, 6-VIII-1872 † Pu

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